Mi Historia II. Comienza el fin de semana

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Mi Historia. Introducción.

https://www.todorelatos.com/relato/160360

Mi Historia II. La llegada.

https://www.todorelatos.com/relato/160551/

Me desperté. Había dado una pequeña cabezada no sé en momento pero Yurena se había cambiado de sitio y ahora estaba entre mi hija y yo, dándome la espalda con su culo a solo un pequeño alcance de mi mano. Me tuve que controlar las ganas de tocarlo, me había follado a mi secretaria esta mañana pero a Yurena desde el fin de semana pasado no había podido tocarla y me tenía loco perdido. Mi polla empezó a crecer y tuve que respirar hondo porque ya de por si se me marcaba en el bañador, pensar en ese culo podría ponerme en un compromiso con mi hija.

Y ahí estaban las dos, charlando en voz baja, creerían que aún estaba dormido, ypasándose un cigarro de liar una a la otra.

Me incorporé, me puse de pie y automáticamente mi hija asustada tiró el cigarro al suelo. Yo me agaché, lo cogí, le di una calada.

-Si crees que eres mayor para fumar, lo eres para hacerlo delante mía. Le dije mientras le devolvía el cigarro.

-Culpa mía, Alex. He sido yo quién le he ofrecido compartirlo. Intervino Yurena.

-La responsabilidad es del que acepta no del que ofrece. Le contesté a Yurena mientras le guiñaba un ojo.

-(Ja, Ja, Ja...) Se rió con ganas Yurena. Amor, tú sabes que eso no es del todo cierto. Pues no me has ofrecido tú cosas que yo he aceptado y la culpa era de los dos... Y no digo más que tú hija se va a morir se vergüenza. Dijo Yurena riéndose un poco más.

Miré a mi hija y estaba ruborizada, sin querer levantar la mirada para encontrarse con la mía y con el cigarro consumiéndose entre sus dedos.

-¿María? Que te quemas... Le dije señalándole la mano.

-Ah, ¿dónde lo dejo? Preguntó buscando a un lado y a otro algún cenicero.

-Dámelo a mi, mi niña. Que tú padre no tiene ceniceros en casa para que me cueste fumar aquí. Le respondió Yurena levantándose y quitándole el cigarrillo de entre los dedos. Se metió para adentro hacia la cocina.

-¿Has llamado a tu madre para avisarla que has llegado bien? Le pregunté a mi hija.

-Le he dejado un whatsapp. Me respondió.

-Mira María, no quiero tener ningún problema con tu madre, ¿me entiendes? Si tienes que llamarla cada dos por tres para decirle que todo va bien y que todo es fenomenal, lo haces. A la primera llamada de tu madre gritándome porque tú no la tengas contenta, te llevo al aeropuerto que como has podido comprobar está a 20 minutos de aquí. ¿Comprendido? Le pregunté con cara de pocos amigos.

-Tranquilo, que a mamá la sé manejar. Me dijo con cara de chula.

-Hija, a tu madre no la maneja ni Dios, menos una niña que se cree una mujer porque se ha vuelto "malota". Ya me contarás estos días que has hecho para tenerla así de contenta. Le contesté.

-Ya te lo digo. No me importa que lo sepas porque tú solo eres mi padre por papeles. He estado estudiando poco, he estado mucho de fiesta, follando mucho y haciendo por primera vez en mi vida lo que me sale del coño ¿Has tomado nota, Papá? Me soltó de un tirón.

A esto creo que se le llama K. O. técnico, ¿no? Me dejó sin palabras, no sólo porque eran muchas cosas que procesar, también porque había poca cosa que pudiera decir. Y esto lo debió de ver en mi cara porque sonrió irónicamente con una mueca de desprecio, se volvió a poner los AirPods y se puso a mirar el atardecer que se dibujaba en el horizonte. Que era un padre solo por papales tenía poca réplica por mi parte, era verdad no había ejercido como tal y poco le podía importar ahora mi opinión sobre lo que hacía o dejaba de hacer. Lo de estudiar poco, estar siempre de fiesta y follar mucho era lo de menos, lo normal en una chica de 16 años y yo a su edad había vivido más cosas que ella diez mil veces. Que le iba a decir, ¿que eso no se hace?

-¿Chicos? Habrá que ir pensando en la cena. Interrumpió Yurena entrando en la terraza, gracias a Dios.

-¿María? Le hice una señal para que se quitara los cascos. Yurena pregunta por la cena ¿Te apetece salir a cenar o pedimos la cena? Le pregunté.

-No me apetece salir, estoy muy cansada. Pedid lo que sea. Me da igual. Respondió secamente.

-No hay problema, mi niña. Pedimos algo de cena. Me apetece Sushi ¿te gusta? Le dijo dulcemente. La verdad es que Yurena estaba siendo un encanto con María. Mi hija ni se imaginaba lo hija de puta y cabrona que podía llegar a ser.

-Sushi está bien, pero me gustan más los maki que los nigiri. Respondió.

-Pues venga cariño, ¿pides la cena a Sushi Amore? Me dijo Yurena. Y tú María ¿Por qué no aprovechas y te duchas? Te acompaño que te dejo un bikini para que te lo pruebes. No puedes ir por Tenerife con ese bañador que llevas. Y mañana vamos de compra. Cuando Yurena se ponía a mandar la gente solo obedecía.

María se levantó y se fue a recoger ropa para cambiarse después de la ducha y Yurena la siguió para recoger el bikini de nuestra habitación. Cogí el teléfono y llamé al Japo, pedí Sushi variado para tres y uno más de maki, pagué por Bizzum porque no estaba seguro de tener efectivo por casa. Al ser Viernes y cerca de las 21 horas me dijeron que tardarían una hora por lo menos y eso que estábamos a dos calles de ellos.

Me giré y vi terminar atardecer. No podíanegar que algo se estaba moviendo en mi interior por la llegada de mi hija, su actitud hacia mí y cómo era su vida en Madrid. No la podía culpar, fui egoísta en mi separación. Me podía engañar a mi mismo diciéndome lo difícil que me lo puso mi ex, que hice todolo que pude y que fui un desgraciado porque todo el mundo estaba en mi contra. Pero no, lo que sentí huyendo a Tenerife fue alivio de poder recuperar mi vida anterior, lejos de compromisos matrimoniales y de la responsabilidad de ser padre.

Joder, las 21:30. Me había quedado abstraído con mis pensamientos.

Fui hacia mi habitación para ducharme y cambiarme y cuando pasé por el baño del pasillo lo vi abierto sin nadie y oí hablar dentro de la habitación de María. ¿Todavía estaban de cháchara? Toqué a la puerta.

-Chicas daos prisa, la cena llega en media hora. Dije tras la puerta.

-¡Voy! Gritó Yurena desde dentro.

Entré en mi habitación y busqué algo cómodo para ponerme. Elegí un pantalón de lino y una camisa holgada, hacía una noche un poco bochornosa. Y cuando me disponía a entrar en el baño de mi habitación entró Yurena.

-Le he estado tocando un poco el coño a tu hija. Me soltó con cara de pilla.

-¿Qué? ¿Cómo?¿Por qué?... Balbuceé.

-Tranquilo solo ha sido un poquito. Dijo sonriendo y acercándose a mi. Le he dado el bikini para que se lo pruebe y se ha quedado esperando a que me fuera. Entonces le dije:

-Y empezó a quitarse el bañador. Tiene unos buenos melones la cabroncita, y unos pezones grandes y rosados. Y ahí abajo, vaya pelambrera tiene...Se puso mi bikini negro de Dolce & Gabanna que pensé que con su piel tan blanca le quedaría genial y además a juego con el que tú llevas ahora.Y así era, le quedaba espectacular. De tetas le queda perfecto, tenemos más o menos las mismas. Es más culona que yo pero la parte de atrás le queda super sexi, metiéndose un poco por el culo. Entoces me acerqué a ella.

-Le dije mientras le ceñía las tetas, le metí el bikini por el culo y le acaricié los pelos que le sobresalía del bikini. Se puso roja como un tomate, la pobre.

-Le tuve que ayudar, le temblaban las manos. Me agaché para sacarle la braga por los pies, y noté cierto aroma al pasar por su coño, cierto aroma familiar... me incorporé y entrelacé mis dedos por su pelambrera.

-Y me bajé con la otra mano mi tanga para que echara un vistazo a mi coño y vaya si lo hizo. Entonces tocaste en la puerta y a tu hija casi se le sale el corazón por la boca.

<¡Voy! Será mejor que te vayas a duchar, nos vemos ahora mi niña>

Yurena se acercó más a mi y puso mano derecha en mi boca y nariz, mientras me cogía la polla por encima del bañador. Polla que estaba a punto de alcanzar los 20 cm de siempre. Polla que ya estaba babeando dentro de mi boxer negro Dolce & Gabanna, manchándolo de fluido preseminal.

-¿A qué te resulta familiar este aroma? Me susurró al oído mientras acariciaba los dedos por mi nariz. Dime Alex ¿a qué huele tú hija? Ya te lo digo yo. La zorrita de tú hija se ha puesto muy cachonda mientras la tocaba y se estaba mojando. Si no llegas a llamar a la puerta... Y dejó la frase sin terminar, mientras ahora era ella quién olía sus dedos y después los chupaba mientras se iba poniendo de rodillas y sacaba mi polla del bañador.

-Joder, cabrón. Cómo me gusta que te pongas así de burro por esto. Eres un puto cerdo y yo una puta guarra. Me dijo mirándome a los ojos desde abajo y meneando mi polla para terminar de ponerla en su plenitud.

-Calla zorra y chúpamela de una vez. Te voy a pintar la cara de lefa por guarra. Le dije mientras le cogía del moño y empujaba mi polla por su garganta.

A Yurena le pone mucho que le follen la boca, la pone muy burra y salida. Y empecé a empujar hasta el fondo y a culear como si fuera su coño o su culo. Se la sacó y empezó a refregársela por la cara recogiendo sus propias babas y a pajearme fuerte.

- Te sabe la polla a culo ¿no te la has lavado después de reventarle el culo a Estefanía? Eres un guarro, menos mal que a mi me pone cerda éstas cosas.

Y recogiendo babas con su mano derecha para que le sirviera de lubricante, me metió el dedo corazón de la mano derecha por el culo mientras aumentaba el ritmo de la paja. No me importó que me hiciera un poco de daño con la uña.

-¡Me voy a correr, cerda! Ahhhh...me corro, me corro... Ahhhh. Anuncié en susurros.

Y empecé a pintarle la cara de lefa. El primer chorreón le dió en el ojo derecho, el segundo salió un poco más lejos volando y así sucesivamente le fue cayendo la lefa por la frente, mejillas, boca abierta, cuello y tetas. Parecía que no me hubiera corrido en días, en semanas. Fue bestial.

Las 21:50 marcaba el reloj de la mesilla, y nosotros sin ducharnos, sin cambiarnos y la cena a punto de llegar. Yurena se levantó y me dió un morreo dulce y guarro al mismo tiempo, entró en nuestro baño mientras iba recogiendo la lefa por todas partes y llevándosela a la boca. Tocaron a la puerta y ahora fui yo a quien casi se le sale el corazón por la boca.

-Están llamando a la puerta. Dijo mi hija desde fuera ¿Abro?. Preguntó.

-Sí María por favor, nosotros no hemos terminado. Debe de ser la cena que llegan antes. Está pagada. Habrá algunas monedas o billetes pequeños encima del mueble de la entrada para que le des propina al repartidor. Le dije intentando recomponer mi tono de voz.

Qué había pasado, no me había corrido así en mucho tiempo. Y pensado en eso me metí yo también en el baño.

......Mientras, María se dirigía a la puerta. Cogió un billete de 5 euros y abrió. Allí se encontró con un chico alto con aspecto de marroquí de unos 20 años que la miró de arriba a bajo. María se dió cuenta en ese momento que quizás no era muy adecuado las mallas y el top tan ajustado que se había puesto para la cena pero no esperaba tener que ver a nadie.

-¿Un pedido de Suchi Amore?Dijo el chico.

-Sí.Contestó María tímidamente.

-Está pagado, cógelo.Le ofreció el pedido el chico

-Gracias, y esto es para tí.Cogiéndole la bolsa y ofreciéndole los 5 euros.

-Vaya, muchas gracias. Además de ser un bombón eres muy generosa.Le dijo el chico mientras le guiñaba un ojo, se daba la vuelta y se metía en el ascensor.

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