MI HISTORIA con mis HIJOS, 6

La excitación de Ian, hizo que con sus piernas bien trenzadas alrededor de las caderas de Gustavo; su culo se presionara más contra esa tranca de carne bien dura y todo el glande de Gustavo le entrara de una vez.- Su esfínter apretó la corona del glande y luego la soltó...

MI HISTORIA con mis HIJOS, 6

Ian y Sean, llegaron a su casa y dormido por el cansancio estaba Tom en el sofá de la sala; después de una noche de fiesta, se veía hermoso, estaba solo en una calzoneta tipo pescador, “grabando el programa” como digo Yo, porque el tv estaba encendido y el dormido, jajajajja.

Su cuerpo estaba destacando, debido al ejercicio; su estómago estaba formando un hermoso lavandero, sus brazos se tonificaban y ponían más gruesos, sus pantorrillas se miraban enormes y sus pies hermosos; desnudos como estaban, destacaba su amplio arco y un talón grueso y fuerte, sus dedos largos y bien formados.

Acababa de llegar a casa Ian, cuando recibió un msg de Gustavo; “Ian, tenemos que hablar por la tarde; te avisaré donde y que hora luego”

Mmmm  ese msg lo dejo pensativo.

Ya sabría que querría Gustavo.

Tanto él como Sean, comieron y se fueron a descansar sin despertar a Tom.

Alrededor de la una de la tarde, Ian; recibió otro msg de Gustavo: “te espero en el bar de Fátima a las 3:00 p.m.”

Se levantó Ian y después de un reparador baño, en el que tras comenzar a enjabonarse todo el cuerpo; le tocó el turno a su cola y….uchchchch   que dolorcito el que sentía y cómo no, fue un par de buenas purrungas las que le entraron, ese par de bates; estuvieron alojados allí mismo al mismo tiempo y fue una buena cogida la que le pegaron.

Cómo lo disfrutó el Ian, nunca había estado en esa situación; ni aun siendo él el penetrador.

Se vistió con un par de jeans azul, ya desteñido; que le quedaban un poco ajustados y lo hacían sentirse más sexy, era el sentir sus pompas un poco más ajustadas y tenía unas áreas medio rotas por el uso, una camisa de hilo, mangas cortas que dejó por fuera y que apenas llegaba a mitad de las nalgas y esto hacia resaltar su trasero, un par de sandalias de cuero de esas que son de dedo y unos bóxers pequeños de los ajustados que tapaban un orificio que estaba exactamente en uno de sus glúteos y listo.

No tardó en encontrar a su amigo Gustavo, estaba en un bar muy humilde de esta mujer Fátima; ella los quería mucho y coqueteaba con Gustavo y con él por igual, ella quería que tanto Gustavo como Ian; se la cogieran bien rico, ya se los había dicho a ambos por separado.

Gustavo al ver entrar a Ian, sus ojos se fueron de arriba para abajo y volvieron a recorrer a su amigo; nunca lo había visto como un ser sexual, él es su amigo y esos sentimientos de quererlo como tal no cambiarían, pero su cuerpo reaccionaba diferente ahora que lo había visto gozar con otros hombres y él mismo había gozado con aquel chaval a lo máximo.

Se dieron la mano como si nada y saludando a Fátima con la mano desde la mesa se sentó frente a Gustavo.

¿Qué hondas, para que soy bueno? Preguntó Ian.

Pues te diré Ian, te  llamé porque necesito que hablemos de lo ocurrido en casa; Yo nunca había tenido siquiera un pensamiento gay y mira todo lo que hice.

Ian, lo quedó viendo y le dijo: Gustavo, Yo he sido un macho bien puesto y tú lo sabes; así como Yo se que tu eres todo un toro con las mujeres.

A mí me ha estado ocurriendo algo a lo largo de varios años y te lo voy a contar todo; así te haces una idea de cómo sucedieron las cosas.

Ian, comenzó a narrar a su amigo de toda la vida lo ocurrido primero con sus hijos al estar él solo con ellos.

Luego lo de la bañera con Sean y después lo de Tom.

Gustavo, tenía la boca abierta de todo el detalle que su amigo le estaba dando y para colmo y culpa suya; tenía una reverenda carpa en la calzoneta que llevaba, para más desgracia; era una de esas de tela ligera, de las que usan en los clubs de futbol y debajo solo llevaba unos bóxers de esos sueltos que no impedían para nada que su miembro varonil se destacara, aun estando sentado.

Fátima, tenía el ojo clavado en aquel par de sementales que ella tanto deseaba; lástima que estaban retirados de su puesto en el bar que no escuchaba lo que hablaban y a eso sumado la música del ambiente.

Pero, Fátima; pudo ver que Gustavo tenía una carpa en su calzoneta del club Manchester United , que le indicó que algo picante se estaban contando ese par de pícaros; ¡!!qué supiera lo que se traían entre platica y platica ambos!!!!.

Alguna reventada a una mujer de parte de Ian, pues sabía que Gustavo estaba casado y que muy pocas veces le había faltado a su esposa y esa era la razón por la que ella no había disfrutado de ese macho.

Gustavo, llevó su mano a su verga; quería y tenía la necesidad de palparla, necesitaba apretarla un poco, sobre todo; cuando Ian le dijo: “y fue cuando levanté las caderas y al bajar, el dedo gordo de Sean me entró por el culito, fue grandioso”.

Allí, Gustavo alucinaba con ser él quien recibiera ese dedo dentro del culo; ser él quien sintiera como era estar así de caliente y dejarse hacer cualquier cosa que su hijo quisiera hacerle.

Muchas veces, Gustavo; había visto desnudo a Sean, muchas veces le vio al cambiarse para las prácticas y no había pensado que fuera un hombre tan sexual.

Volvió con su mano a tocar su verga ya bien parada y la acomodó de modo que no fuera tan notoria la parazón que le causaba escuchar a Ian, relatándole los por menores de sus vivencias.

Sin pensarlo, más bien; pensó en voz alta y dijo: “Ian, que me gustaría haber estado y ser Yo en tu lugar”.

Se llevó la mano a la boca, sus ojos se abrieron y no sabía qué hacer.

Ian, le escuchó claramente y entendió que lo dijo en voz alta; cuando debería ser un pensamiento.

Ian, no se inmutó; le dijo: “Gustavo, después de lo que pasó; se que Sean estará encantado de poder darte un poco del placer que ha podido darme a mí”

Gustavo, sentía que su cuerpo era otro; que él no estaba teniendo esa conversación tan abiertamente gay con su casi hermano Ian y sobre todo, que era de tener sexo con su “sobrino”.

Las rondas de tragos continuaron llegando, en una de esas estaban cuando Gustavo se levantó para ir a orinar y al llegar al urinario; se topo con uno de los parroquianos del lugar.

El tipo, era un hombre de 45 años, aproximados y todavía andaba con ropa de trabajo de una panadería local que es 7 días a la semana y su jean de trabajo estaba todo lleno de un polvo blanco y al estar más cerca comprobó que olía a harina de panadería.

Gustavo, sacó su verga por el lado de una pierna de la calzoneta y esta brincó como resorte de tal manera que el tipo lo volteó a ver y luego miró la verga y luego lo volteó a ver nuevamente.

Gustavo, con algo de pena; le dice en son de disculpa: “es que mi amigo me está contando una aventura que tuvo”.

El tipo, le vuelve a ver la pija a Gustavo y le comenta que no tiene porqué preocuparse; que donde él está sentado ya escuchó toda la narración de Ian.

Gustavo, sintió que el mundo se le vino abajo; este tipo los había escuchado, sabía que estaba caliente por haber estado con otros hombres y que su amigo le decía como su hijo se lo podía coger.

Gustavo, con la verga parada en la mano y este tipo indicándole que los había escuchado completamente; quiso que el tipo no pensara mal, se revolvió su cabeza con cualquier pensamiento; que el tipo los iba a delatar diciéndoles maricones o a saber qué cosas.

En eso estaba Gustavo, cuando el tipo de la panadería le dijo: “tranquilo amigo, Yo no voy a decir nada; solo agáchate un poquito aquí y me callo la boca”.

Gustavo, entendió perfectamente que lo que el tipo le pedía era una  mamada.

El panadero, posó su mano en la nuca de Gustavo e inició una leve presión para que bajara y Gustavo; solo torció su cuerpo de modo que agachó la cabeza hasta la entrepierna del panadero y con una mano tomando la verga del panadero la dirigió a su boca y comenzó a mamarlo.

Olía a orín y un poco de mescla de sudor y jabón, al principio le dio un poco de asco; pero a medida que sintió como la verga del panadero que estaba flácida aun, iba tomando tamaño en su boca, apretando su lengua y forzándolo a abrir un poco más y más, cada vez su boca; se abría, para darle cabida a esa riata que nada tenía que envidiar a su reciente amante de la piscina.

Gustavo, estaba nervioso; cualquiera podía entrar y sorprenderlo mamando al panadero.

El panadero, intuyó que Gustavo temía eso; pues Gustavo a cada rato levantaba la cabeza para mirar hacia la puerta y el panadero le dijo que descuidara, él vigilaba; a él no le gustaría que lo vieran que lo había puesto a mamar ya que él tenía su mujer e hijos y él no era maricón.

La mano del panadero ahora hacía presión en la nuca de Gustavo, para que se metiera la pija lo más dentro posible; inclusive, Gustavo sintió como  el glande de esa verga traspasó su campanilla y le causó unas arcadas y un poco de tos.

Pero volvió a su labor, la verga del panadero ya estaba bien tiesa y mediría unos 16 centímetros de larga y era delgada en la base, pero a medida se acercaba a la cabeza engrosaba muchísimo.

Ya eran como 3 minutos de mamadas, el panadero estaba sobando las nalgas de Gustavo y metió su mano para acariciarlas a piel viva.

Gustavo quiso enderezarse, el panadero no se lo permitió ya que con su mano lo apretó de tal forma que volvió a meterle la verga hasta la garganta; pero esta vez, Gustavo la recibió sin arcadas, Gustavo con una de sus manos se afianzó en la nalga del panadero y pudo sentir que era una nalga dura, algo pequeña, pero bien dura, paradita y bien peluda.

Las nalgas del panadero eran peludas, los dedos de Gustavo llegaban hasta la raja ya que sus manos son grandes y pudo sentir como un colchoncito de pelos que rellenaban la raja del panadero.

Gustavo, al sentir el culo del panadero; volvió a sentir que su propia pija comenzó a crecer nuevamente.

Por los nervios había bajado, pero ahora; se estaba tranquilizando y el panadero lo estaba cogiendo por la boca, ya no era una mamada; era una cogida en la boca ya que la verga del panadero entraba completa y llegaba a su garganta y Gustavo aprovechaba a respirar cuando la sacaba casi completa para volver a meterla hasta adentro.

Los dedos del panadero llegaron a la raja de Gustavo y este los sintió, no le molestó sentir como buscaba su agujerito; arqueó un poco su espalda para facilitar la llegada del panadero a su gruta hasta ayer virga.

Sintió un poco de escozor en el anito, un dedo del panadero estaba por entrar en él; estaba haciendo presión con su dedo cuando sintió como de un solo le entró como dos pulgadas de grueso dedo en el interior de su culo.

Brinco y se separó de la deliciosa verga que estaba mamando.

Con una mano se limpió las babas que salían de su boca y solo miró a la cara al panadero y este sin mediar palabra y sin sacar su dedo de su trasero; con la otra mano que puso en el hombro de Gustavo lo empujo de modo que Gustavo quedó de frente al urinario y tuvo que apoyar sus manos en la pared.

El panadero, con su dedo ahora completamente enterrado en el trasero de Gustavo; escupió en su otra mano y sacando el dedo de un solo, embadurnó la raja de Gustavo con saliva y procedió a tomar su verga; para luego restregarla en la raja de su compañero de urinario.

Gustavo, sintió el vacio en el agujero de su culo al salir ese dedo; pero inmediatamente, pudo sentir la presencia de la chalámpa del panadero que ahora se sentía más gruesa que cuando estaba en su boca y sintió como se le restregaba en toda la raja del culo.

Gustavo, le dijo al panadero que pararan; que ya era mucho tiempo allí y que alguien entraría.

El panadero, le dijo que no; que él vigilaba y que ya le faltaba poco por acabar.

Los ojos verdes del panadero se enfocaron en los ojos de Gustavo, era una mirada autoritaria; no le estaba pidiendo permiso, le estaba comunicando con esa mirada que allí se lo iba a coger y ya.

Gustavo, no dijo más nada y solo sintió cuando de un empellón le metieron esos casi 20 centímetros, esa pija ya había crecido a su tope y grosor.

El mismo ahogó su berrido por el dolor que le causó esa estocada y por instinto dijo a mover su cadera hacia adelante, para zafarse de este invasor.

Tarde, el panadero ya lo tenía bien agarrado de las caderas y de un jalón lo volvió a penetrar hasta el fondo; haciendo que sus huevos chocaran contra las nalgas de Gustavo.

Las envestidas eran largas, fuertes y profundas.

No pasaron ni dos minutos, cuando sintió Gustavo; como el panadero se tensaba y emitía unos gruñidos guturales y en su interior podía sentir como esa pija vibraba y lo salpicaba todo por dentro con un líquido bien caliente que lo estaba haciendo que disfrutara de esa aventura clandestina en el urinario de la cantina.

Gustavo, había perdido la noción de cuánto tiempo había transcurrido ya; estaba todo sudado, sus piernas ya no las sentía por la posición y los embates del panadero.

El panadero, dejaba caer; pequeñas gotas de sudor en las nalgas y espalda de Gustavo, al detener toda actividad el panadero, limpió su propio sudor de la frente con su camisa y sacando un pañuelo de su bolsillo trasero limpió su propia verga de los restos del semen depositado en el interior de Gustavo.

Gustavo por su parte, con una gran vergüenza que lo acogía a él; tomó papel higiénico y limpió su trasero, comprobando que de allí, escurría una gran cantidad de semen fresco aun.

Más papel y vergüenza lo acogieron al ver como el panadero salió del urinario y quedó allí adentro, con la calzoneta a media pierna y él terminando de limpiarse en espera que nadie entrara.

Rápido, terminó como pudo y recolocándose las ropas; limpiando el sudor de su frente con la camisa, como lo hizo el panadero, salió.

Gustavo, sentía que todos lo miraban; que todos sabían que se lo habían cogido allí mismo, en el urinal de la cantina.

Llegó a la mesa donde estaba Ian y este le dijo: “Te tardaste, tenías la vejiga llena”.

Este comentario le recordó  que no había orinado para nada, que ahora no solo tenía la vejiga llena; sino, que también tenía el recto completamente lleno de semen, sí; de semen del panadero que estaba a su espalda sentado y que los podía escuchar.

Gustavo, terminó el trago que tenía en la mesa y le dijo a su amigo que se fueran, que irían a otro lado.

Ian, aceptó; sin saber los motivos de la urgencia de Gustavo por salir.

Por suerte, la camiseta de Gustavo era de las largas y tapaba todo su trasero.

Al salir de allí, Gustavo le dijo a Ian: “Me acaban de pisar, como lo escuchas; el panadero que estaba sentado atrás de mí en la cantina me cogió en el urinario”

Ian, escuchaba esto y no podía creerlo.

Me estas vacilando verdad, no puede ser; ¿a qué horas te cogió?

No te fijaste, que él salió del urinario primero que Yo.

Si, pues…., Pues nada; el muy cabrón nos escuchó todo y ….. (Gustavo narró lo ocurrido en el urinario a Ian)

Por la puta madre, ese pendejo te gozó; ni Yo te he gozado para que ese cabrón abuse de ti.

No la manches voz también Ian, siento el culo todo abierto; ese cabrón me dio unas bombeadas que sentía que me entraba hasta el estómago.

Vamos a tu casa, necesito asearme Ian, dijo Gustavo.

Ok, vamos; allí me terminas de contar con mayor detalle.

Los dos amigos fueron a la casa de Ian, no había nadie; los chicos afuera supuso Ian.

Entraron al cuarto de Ian y Gustavo se desnudó frente a su amigo, Ian le indicó que entrara al baño y lo siguió; Gustavo comenzó a contarle a mayor detalle todo.

Ian, a medida Gustavo le narraba lo ocurrido; se fue empalmando y jugaba con su verga dentro de su ropa.

Gustavo le pregunta a Ian si sabía cuánto habían estado allí en el urinario.

Gustavo se voltea y mira que Ian, prácticamente está masturbándose por sobre la ropa.

Ian, le responde que unos 10 minutos.

Pero deja de tocarse, con la esperanza que Gustavo no lo haya visto.

Gustavo, si lo había visto; pero no dijo nada.

Cuando Gustavo le volvió a dar la espalda a Ian, este vio un pequeño hilo rojo que salía del trasero de su amigo.

Ian, le dijo a Gustavo lo que estaba mirando; Gustavo se sobresaltó, entonces Ian le dijo: “Ven amigo, quiero revisarte”

Gustavo, no dijo nada; salió de la regadera y se posó tal como había hecho en el urinario, ambas manos en la pared y su trasero levantado.

Ian, con ambas manos abrió el trasero de Gustavo y lo observó.

En efecto, había un poco de sangre allí; el panadero lo había lastimado al penetrarlo tan bruscamente.

Ian, tomó un poco de papel y lo limpió; luego le dijo que trataría abrirlo un poco para ver si alcanzaba a ver algo adentro.

Gustavo, se puso nervioso y accedió a la sugerencia de Ian.

Ian, con sumo cuidado; con sus dedos dilató un poco el agujero de Gustavo, pero era imposible, Gustavo lo cerraba fuerte y el mismos Gustavo posando la cabeza en la pared; utilizó sus manos para abrirse el culito.

Ya un poco más relajado, Gustavo logró abrir lo suficiente y con la ayuda de una lámpara de mano; Ian, logró ver un poco el interior de Gustavo.

En efecto, había un poquito de sangre allí; pero no se miraba que estuviera vertiendo, más bien, lo que logró ver; era aparentemente todo lo que había salido.

Gustavo por su parte, estaba bien nervioso; su amigo le abrazó y depositó la cabeza de Gustavo en su hombro y abrazándolo suave pero firmemente le consoló.

Gustavo, lloraba como crío; Ian, lo consolaba.

A Ian, no le importó que Gustavo lo mojara con los restos del agua en su cuerpo.

Ian, instó a Gustavo a que se hiciera una limpieza interna; para luego revisar si en verdad no seguía sangrando y era una ruptura superficial.

Gustavo dijo que estaba bien, pero él no sabía cómo.

Ian, le dijo que él le ayudaría y se desvistió completamente; colocó a Gustavo agachando la cabeza casi en el suelo de la ducha y levantándole la colita, se ayudó de la manguera de la regadera eléctrica, colocándole un poco de crema en el ano, le introdujo una porción pequeña de la manguera para que el agua tibia entrara en el trasero de Gustavo.

Nunca había tenido una situación ni similar Gustavo, pero se dejaba hacer por su amigo que él sabía lo quería y mucho.

Ian, tras unos momentos en que dejaron que el agua entrara en el trasero de Gustavo; le dijo que ya era suficiente y sacó la manguera de allí y Gustavo dejando descargar en el sanitario ese líquido luego de una lavada previa, volvió a dejar que Ian lo examinara como lo había hecho antes.

Ian le anunció que no miraba nada de sangre, que todo había salido ya.

Gustavo, tuvo una sonrisa inmediata; abrazó a su amigo, pero esta vez de felicidad.

Ian y Gustavo, se metieron a la regadera para asearse correctamente; Ian, enjabonó la cabeza de Gustavo y con cariño el resto del cuerpo.

Gustavo se dejaba consentir por su amigo, nunca habían compartido un baño; esta era la época de muchas primeras veces se pensó Gustavo.

Las manos de Ian, pasaban por su espalda, sus glúteos y lo hacían con suavidad en esa parte en especial; sabía lo que su amigo había pasado y con un poco más del jabón líquido en su mano, Ian; metió sus dedos en la raja de Gustavo y este abrió un poco más sus piernas para dar más paso a esa mano amiga que lo frotaba y acariciaba con cariño de hombre.

Ian, por su parte no estaba pensando en el trasero de Gustavo sexualmente; estaba ayudando a su amigo del alma a recuperarse de un abuso.

Bajó por la parte trasera de sus piernas y frotó todo, las pantorrillas y levantó su pié, para limpiarlo consensudamente.

Luego Ian, hizo girar a Gustavo y desde abajo comenzó a frotar las piernas de Gustavo; subió por esos troncos de piernas y llegó al área del pene y sin inmutarse, frotó el escroto con suavidad, luego el pene que estaba flácido y como si estuviera haciéndole una paja, descorrió varias veces el prepucio y lo retrajo nuevamente.

Lo estaba bañando como lo haría un padre con su hijo, hacía muchos años; que Gustavo no se sentía tan atendido en un baño como ahora.

Las manos de Ian lo acariciaban ahora en el estómago y el pecho, sus axilas y el cuello.

Gustavo, tenía los ojos cerrados y se dejaba hacer; era sabroso lo que estaba experimentando junto a Ian.

Luego de escurrirse el jabón del cuerpo de Gustavo, fue Gustavo el que emprendió la tarea de bañar a Ian por completo.

De la misma forma, primero la espalda y fue bajando, luego el frente y subiendo por las piernas de Ian estaba; cuando notó que la verga de Ian estaba cobrando cierto tamaño y grosor.

No era una erección, pero se estaba poniendo camuliano ese pene.

Es un pene muy lindo se pensó y al estar frotándolo para limpiarlo, el pene de Ian si tomo todo su esplendor y quedó justo frente la cara de Gustavo y este no lo pensó dos veces y engulló el rabo de su amigo y casi hermano de toda la vida.

Ian se sorprendió un poco al inicio, no se esperaba esa mamada.

Gustavo, se dejó llevar por el instinto de agradecimiento a alguien que le acababa de demostrar que lo quería.

Hasta el momento, ese era el mejor vergajo que Gustavo sentía haber tenido en su boca.

Su longitud, su grosor le parecían ideales; las manos de Gustavo fueron a parar a las piernas de Ian, mientras solo con la boca le procuraba el mejor trabajo bucal que él supiera dar.

Era una mamada lenta, pero succionaba como si en eso se le fuera la vida.

Ian, sentía que Gustavo le estaba dando una mamada de campeonato; que esa mamada era memorable, indescriptible realmente.

Cuando Gustavo se separó un momento, Ian lo volteo a ver y solo pudo sonreírle con la mirada más tierna que pudo; cómo diciéndole a Gustavo, GRACIAS.

Gustavo, volvió a su tarea de mamar a Ian; mientras el agua aun corría por sus cuerpos y los bañaba con su tibieza.

Ian, se tiró al piso cual largo era y dejó que Gustavo continuara con su tarea de mamar su deliciosa verga.

Gustavo, ahora tenía al frente un pedazo de verga bien tieso y bajo el miró un colgajo de huevos que se le ofrecían frescos y saludables.

Gustavo no perdió el tiempo y engulló uno a uno en su boca y los paladeó, pudo sentir su tamaño y peso, su robustez.

Luego, con su lengua bajó al perineo y lo lamió, lo apretó con su boca al tiempo que lo succionaba y blandía de arriba y abajo en su pequeño tamaño, pero no grosor; ya que era el mismo de la verga de Ian y se perdía en su camino hacia su interior y dejaba a merced de la boca de Gustavo el ano de Ian.

Ian, de tanto placer que estaba recibiendo; fruncía y abría su ano de forma autómata.

Era un capullo que intentaba abrirse y se cerraba al temor de lo que encontraría.

Gustavo, subió con su boca lamiendo y succionando todo a su paso hasta llegar a la boca de Ian.

Ian, recibió ese beso con la mayor de sus furias y deseos.

Tenía entre sus brazos a su amigo y casi hermano de toda la vida, se habían visto crecer prácticamente.

Ian, pudo sentir el peso de Gustavo sobre su cuerpo, sentía como la verga de Gustavo había cobrado tamaño y sentía ese peso extra en su vientre.

La verga de Gustavo, daba brincos que hacía que ambas vergas chocaran y se dieran sus propios besos.

Ian, levantó sus piernas y rodeó las caderas de Gustavo e instintivamente; Gustavo con un leve movimiento de sus propias caderas, posicionó su pene en la entrada del culo de Ian y pudo sentir como ese orificio se fruncía y abría al sentir el contacto del glande de la pija de Gustavo.

Gustavo, retrocedió su cuerpo unos milímetros para que su glande si quedara en la mera entrada de ese culito y la dejó reposar unos instantes allí; mientras su boca se apoderaba del pezón de Ian y lo mordía.

Ian, lanzó un quejido de dolor y lujuria, por su pezón mordido.

Levantó su cabeza y con sus manos, atrajo la cabeza de Gustavo; lo besó y volvió a besar.

Estando ambos unidos por los labios, Gustavo fue haciendo presión en el orificio anal y su glande se comenzó a abrir paso por tan estrecho conducto.

La excitación de Ian, hizo que con sus piernas bien trenzadas alrededor de las caderas de Gustavo; su culo se presionara más contra esa tranca de carne bien dura y todo el glande de Gustavo le entrara de una vez.

Su esfínter apretó la corona del glande y luego la soltó, para que con la fuerza retenida en la tranca de Gustavo; esta entrara hasta el fondo y de una sola arremetida, los huevos de Gustavo toparan con las nalgas de Ian.

Ian, volteo los ojos en blanco; pero no de dolor, sino; de placer.

Un placer hasta ese momento alcanzado por su ser.

Sintió, uno y cada uno de los centímetros de esa riata entrando, perforándolo y hacerlo vibrar en todo su ser.

Gustavo, comenzó su movimiento de caderas en el cual ensartó una y otra vez a Ian, ambos bufaban de gozo y placer.

Aún estando bajo el chorro de la tibia agua, podían sentir como sus cuerpos sudaban por la calentura del ejercicio sexual impuesto, del ritmo frenético que se imponían.

La espalda de Ian, era una sola ondulación de gusto para encontrarse contra cada arremetida de la verga de Gustavo y esta a su vez; realizaba mayor penetración, mucho más profunda una de la otra y Gustavo comenzó a hacer movimientos rotatorios de la verga, dentro del culo de Ian y podía sentir como las paredes arrugadas del recto de Ian lo acariciaban en su glande.

Era como sentir un sabroso guante de felpa que lo apretujara y soltara a la vez.

Con un movimiento de brazo, Gustavo colocó a Ian en 4; sus manos tomaron las caderas de Ian y lo apretaban contra su pelvis y volvían a arrastrarlo hacia sí.

Las metidas de pija eran fenomenales, Ian; llevó su mano a su verga, Gustavo no se lo permitió.

Fue Gustavo, quien tomó la verga erecta de Ian y al ritmo que él se lo pisaba; Gustavo lo pajeaba.

Luego de eso, no fue mucho lo que Gustavo duró, comenzó a inundar a Ian con sus descargas y flipeó al sentir que su pelvis casi se hundía en el trasero de Ian, por la posición en que estaban, era algo grandioso.

Gustavo terminó de descargar sus pelotas en el trasero, en el recto de Ian y se cayó casi desmayado sobre su espalda.

Ian, sintió el peso del cuerpo de Gustavo por unos instantes y gracias a que estaba bien puesto en sus 4 extremidades lo pudo soportar.

Gustavo gruñó, se enderezó y dejo que Ian se moviera; la pija de Gustavo; medio dura aun, salió del culito de Ian; dejándolo con la sensación de vacío.

Gustavo, vio como el ano de Ian; continuaba abierto después de haber sido deliciosamente usado por él.

Ian, no había terminado aun y Gustavo lo recostó contra la pared y comenzó a darle una sabrosa mamada, mamada que acompaño con un rico masaje de huevos y acariciaba la entrada del ano con un dedo.

El agua continuaba cayendo, la verga de Ian le estiró un poco; indicando que pronto descargaría y Gustavo se aferro más a ella y succionó hasta que Ian jadeó y descargó en su boca, todo ese manjar que es la esencia misma de un hombre.

El semen inundaba la boca de Gustavo, este engullía como podía y logró tomarlo todo, ni una gota derramada; sentía la sensación agridulce del semen, la textura viscosa y sabrosa al paladar.

Levantó la mirada con la pija en la boca aun e Ian le sonrió nuevamente.

Con sus manos, Ian levantó la cabeza de Gustavo y se besaron, tierna y largamente.

Se levantaron y salieron.

Ambos anudaron una toalla a la cintura y salieron del baño.

Se tendieron en la cama, Ian; recostó su cabeza sobre el pecho de Gustavo y así permanecieron unos minutos sin hablar, cada uno en sus pensamientos.

Ian, repasaba todo lo ocurrido en el baño y Gustavo analizaba lo vivido en las últimas 48 horas.

Abrazados así, los agarró el sueño; ya era de noche cuando Gustavo despertó por un ruido que venía de la cocina, era un sonido a trastos de cocina.

Supuso que los chicos acababan de llegar.

En eso estaba, cuando en la puerta se muestra Tom; lo mira que está intentando levantarse con cuidado para no despertar a su papá.

Gustavo, en la expresión de su cara; denotaba que estaba queriendo explicar a Tom lo que miraba.

Tom, muy bajito le dice: “tranquilo Tío Gustavo, Yo se que ustedes se quieren mucho; además, Sean; ya me contó lo ocurrido”

Para Gustavo fue un choque fuerte, un alivio al mismo tiempo.

Salieron del cuarto hacia la sala y Tom abrazó a su Tío Gustavo calmándolo y diciéndole que eso era normal.

Gustavo no daba crédito a sus oídos, a lo maduro de la actitud de Tom al respecto y lo sabroso que se sentía el abrazo de tan hermoso hombre.

Ya saben lo de nos nombres y lugares bla bla bla… por los interesados.

Gracias a los que han escrito y valorado los relatos, espero seguir recibiendo esos comentarios y correos.

Hasta pronto,

LUDAVAGI

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