Mi historia con mis hijos 11
Venga compadre, lo voy a poner como tienen al Pipe y Gustavo se subió al escritorio; Ian levantó una de las piernas y la puso en su hombro, la otra la agarró y la colocó haciendo una L y el ano de Gustavo se abrió para Ian.
MI HISTORIA CON MIS HIJOS 11
El negocio de Ian y Gustavo estaba en buen auge; sus hijos además de estudiar en la UNAH, llevar buenas notas; comenzaron a ayudar más en el negocio debido a que ya estaba siendo hora de contratar más empleados.
Gustavo redactó un anuncio en donde solicitaban dos jóvenes para el área de ventas y bodega.
El día de las entrevistas, llegaron una cantidad impresionante de muchachos a buscar trabajo.
La selección fue ardua, tenían que lidiar con un chico cada media hora; los clientes, los pedidos, los despachos de la bodega…
Un trabajo agotador, casi no se daban abasto.
Acordaron que el Lunes siguiente que comenzaba quincena comenzarían los nuevos chicos.
Y los chicos nuevos estaban esperando en la puerta al llegar Gustavo a abrir, ambos saludaron con efusión al Jefe.
Cómo era para ayuda en bodega y despacho de ventas, los chavalos fueron escogidos por su fuerza física y destreza en los números, para lo cual tenían un cuerpo desarrollado y mostraron gentileza.
Tras entrar y comenzar a ordenar todo, Gustavo les indicó que terminarían de llenar las formas y presentar los documentos faltantes de ambos; ese mismo día.
Treinta minutos después, llega Ian con Sean y los dos empleados con que ya contaban; Carlitos y Julito.
Estos traían una carga de cajas desde la casa de Ian, que serían puestas en la bodega y allí comenzarían su entreno.
Ian, les indicó a los nuevos que ayudaran a su hijo y que después de él y de Gustavo; sus hijos tomaban el mando en el negocio al no estar ellos presentes, que estos actuaban en calidad de Sub-Gerentes.
La bodega, que quedaba en el mismo plantel; solo que por la parte de atrás, era muy amplia aún para la cantidad de artículos que tenía, había variedad y en cantidades optimas para surtir a los clientes.
Pronto estarían recibiendo más producto y de allí el apuro a tener más personal.
Tras haber enviado a los chicos a la bodega, Gustavo llama a Ian a la oficina y le muestra cómo funcionan las cámaras de seguridad; tanto de la tienda, cómo las de la bodega.
Miraban muy bien todos los ángulos y niveles de la bodega y lo mejor, había sonido de habiente.
Hicieron pruebas de acercamiento y vieron a Sean tomando apunte de cada producto como era debido, a Carlitos, Julito y los dos nuevos descargando para su clasificación y posterior ubicación.
Ian quedó encantado con el sistema que Gustavo había instalado, en eso le dice Gustavo a su compadre y socio: “Te tengo un regalito aquí mismo” y en ese instante comenzó a salir en una de las pantallas, el montaje que habían tenido los chicos el día que Carlitos y Julito llegaron a recibir el producto junto con Sean.
Tras comenzar a ver como Sean se montaba a Pipe el ayudante del camión que había traído las cosas y como los chicos se culeaban a Pipe y dejaban que su vástago los montara, dándoles duro y parejo en esos culazos; Ian comenzó a sobar su verga que pugnaba en su pantalón y con la otra mano se aferraba a la mesa de trabajo viendo la pantalla y sintió, como Gustavo comenzaba a besarlo en el cuello.
Ian, está embelesado con el video en que muestra a su hijo teniendo sexo con los chicos de la oficina y con Pipe; el cargador que su otro hijo se había cogido el día de su mudanza.
Podía apreciar, el buen cuerpo y proporción de la verga de Sean y como un hombronazo del porte de Pipe era enculado y sometido por esos tres chavales.
Sabía muy bien lo que Pipe estaría gozando en ese momento y con su pensamiento en la herramienta de Sean dentro de Pipe, Ian comenzó a sentir como Gustavo se había metido debajo del escritorio y le desabotonaba sus pantalones y comenzaba a sacárselos.
Gustavo, estaba muy empecinado en comerse ese trozo de carne palpitante y caliente que su compadre tenía.
Había disfrutado sobre manera con esa troza en su culito y quería saborearla con intensidad.
Rápidamente, Gustavo tenía media salchicha en la boca y el resto pujando por entrar.
En un esfuerzo casi sobre humano, Gustavo que no estaba acostumbrado a esos menesteres; logro que todo el falo de Ian se metiera en su boca y parte de su garganta.
Ian, sintió como su verga penetraba la faringe de Gustavo y como causaba arcadas a su compadre.
Miró hacia abajo y vio lagrimas en los ojos de Gustavo y este mirando a Ian hacia arriba embozó una sonrisa en lo que pudo porque su boca estaba totalmente ocupada por todo su vergajo que la llenaba a plenitud.
Ufff compadre, dijo Ian; si que estas aprendiendo a mamar bien rico, no pares y síguele.
Gustavo, tomó esas palabras muy en serio y continuó su suculenta mamada en la que no solo estaba dando placer a su socio y compañero de trabajo; sino, que él mismo estaba aprendiendo a disfrutar de las mamadas profundas.
Esa pija de su compadre Ian era gruesa, larga y sabrosa; despedía un néctar divino.
Ni la vez que mamo a aquellos chicos, sintió un sabor tan exquisito como en ese momento.
Ian, continuaba viendo el video y Gustavo ya tenía sacado el pantalón y bóxer de Ian.
Ahora eran las bolas de Ian las que disfrutaban de un suculento meneo que más bien pareciera que cenarían huevos revueltos.
Gustavo, succionaba ese par de bolas por separado, juntas.
Las engullía casi a lo más hondo de su boca y luego jugueteaba con su lengua al hacerlas rebotar dentro de su cavidad bucal.
Ian estaba en las nubes, a ratos cerraba los ojos y su mente se concentraba en el trabajo bucal de su compadre.
Habría pasado cualquier cosa, habría podido entrar alguien, haber un terremoto y él ni se hubiera dado cuenta; por la exquisita mamada que estaba recibiendo.
Por su parte, Gustavo; estaba completamente entregado a realizar la mejor mamada posible.
Estaba poniendo todo su deseo de ser mamado, para poder mamar a su amigo, socio y compadre.
En la mamada de huevos estaba, cuando su lengua se dirigió al perineo y ejerció presión en el.
Ian, reaccionando de forma autómata; abrió sus piernas para permitir a su amigo que le presionara con más libertad y fuerza en esa zona tan exquisita.
La lengua de Gustavo presionaba y lamía todo por allí.
Pero, cuando Gustavo vio que Ian había abierto sus piernas; instintivamente su lengua se embarcó en la búsqueda de un tesoro más preciado, su ano.
El ano de Ian, era una fruta muy preciada por Gustavo; pensaba mucho en ella y ahora la iba a degustar con todas sus fauces.
Compadre, que rico mamas; que ganas me han dado de cogerlo viendo este video de los chicos, está riquísimo como se cogen al Pipe.
Venga compadre, lo voy a poner como tienen al Pipe y Gustavo se subió al escritorio; Ian levantó una de las piernas y la puso en su hombro, la otra la agarró y la colocó haciendo una “L” y el ano de Gustavo se abrió para Ian.
Gustavo, estaba muy excitado y su culito había perdido fuerza de tanto meterse los dedos mientras mamaba a su compadre, el padre de sus sobrinos preferidos.
Sus dedos habían hecho un buen trabajo y la cabeza del pene de Ian comenzó a entrar.
Puedo sentirte dilatar mis esfínter y siento una descarga eléctrica que viene de tu verga Ian.
Yo también siento delicioso como se siente que me vas acariciando con tu entrada la cabeza de mi verga.
Es fenomenal, que rico culito tienes y pensar que siempre estuvo allí y no sabía que podía usarlo.
Oooooohhhh Ian, dame duro; bien duro compa que quiero que me la saque por la boca de lo hondo que me la metas.
Plas plas plas, sonaban los cojones de Ian al pegar en las sabrosas nalgas de Gustavo; que rico papi, dame más.
Ven voltéate y abre las piernas estando de perrito, quiero darte nalgadas hasta que las tengas bien rojitas y te pique.
Y así Ian, comenzó a meter la verga nuevamente dentro del culito de Gustavo y este a cada metida le daba una sonora nalgada.
Ya estaban bien rojitas las nalgas de Gustavo y el plash se escuchaba en toda la tienda.
Sin sacarle la pija, Ian agarró a Gustavo de la cintura y lo bajo del escritorio; lo jaló y todavía con su riata adentro de su socio, se sentó en el escritorio haciendo que Gustavo se empalase el mismo con su verga.
Ian, se recostó en el escritorio y Gustavo seguía con su profundo penetrar; eran como brincos los que daba para que ese leño de carne entrara hasta lo más profundo posible.
Luego, Gustavo se doblo hacia adelante hasta alcanzar el suelo; Ian se incorporó y tomándolo de las caderas continuó su mete y saca fogoso y profundo, cada vez que sacaba su verga lo hacía hasta la corona del glande y luego empujaba de un solo todo su falo hasta que las nalgas de Gustavo, topaban con su pubis.
Ian, fue empujando poco a poco a Gustavo hasta quedar ambos tendidos en el suelo y Gustavo pudo sentir el frio del piso en todo su cuerpo; a la vez que Ian lo montaba abruptamente con fuerza de macho.
En eso estaban, cuando atrás de ellos escuchan la voz de Carlitos el asistente: “Perdón, Don Gustavo; su esposa se está estacionando en frente”.
Ambos hombres, apresuraron su forma de vestirse y al terminar de acomodarse la faja Ian y Gustavo sus zapatos; entro su mujer a la tienda y Gustavo salió de la oficina que estaba impregnada de olor a hombre y a sexo.
Ian, quedó dentro de la oficina en la computadora en donde podía ver a su hijo y a los muchachos trabajar.
Allí mismo, terminó de ver el video de su hijo cuando tenía a Pipe bien clavado.
Ian, esperó estar un poco más calmado y salió de la oficina; estaba Carlitos atendiendo a una clienta.
Al quedar ellos dos solos, Ian; agradeció a Carlitos por su gesto de avisarles y le preguntó: ¿ En qué momento entraste a la tienda?
Don Ian, es que su hijo Sean me mandó a traer unos marcadores y les escuché desde que entré y me asomé en el momento en que usted estaba sentado en el escritorio y como estaban de espaldas no pudieron verme.
En eso estaba viéndolos, cuando la comadre se iba aparcando.
Gracias, te agradezco todo; espero perdones lo que tuviste que ver.
No, no se preocupe; lo comprendo muy bien.
¿Y eso porque?
Le diré, es que Don Gustavo es un hombre con un cuerpazo y un trasero que dan ganas de comérselo.
Jajajajajja jajajaja se rió Ian, la neta que está bien bueno el compadre.
Solo espero que no le vayas a decir nada a la comadre, sería un gran problemón.
No, para nada Don Ian; eso muere con migo.
Gracias nuevamente Carlitos.
Pero ve a llevarle los marcadores a Sean, te ha de estar esperando.
Ok, ahora mismo.
Cuando Carlitos iba pasando frente a Ian, Ian no se pudo contener de darle una nalgadita a Carlitos que no dijo nada y solo lo volteó a ver.
Ian, por su parte; pudo sentir lo duro y grande que era ese glúteo.
Al rato, entró Julito y comenzó a colocar unos artículos que trajo en una caja.
Ian, se fue a la computadora para ver que hacían en la bodega y vio a Sean que estaba mamando la verga de Carlitos y se la tragaba toda.
Carlitos y Sean, estaban en una esquina de la bodega; detrás de unas cajas y los dos nuevos no podían verlos.
Los chicos nuevos, estaban ordenando un estante y no se percataban de lo que ocurría a sus espaldas.
Sean, giró a Carlitos de tal forma que el trasero del chico quedó al nivel de su propia boca y comenzó a darle un suculento lameteo en toda la raja del culito.
Carlitos, solo atinaba a apoyarse en la pared y con los ojos cerrados hacía hacia atrás su cabeza.
Sean, le tomó de la verga y comenzó a pajearlo a la vez que con la otra mano él hacía lo propio en su hermosa y sabrosa pija.
Estaban así, cuando Sean comienza a levantarse sin dejar de pajear a Carlitos.
Con lo lubricado que le dejo el culito, su pija se perdió en el interior de Carlitos como si nada.
Carlitos, apretó fuertemente su boca para no soltar ruido alguno.
Su cara al principio que lo penetraron, fue de dolor y luego comenzó a sentir gusto y deseo de más verga por su trasero.
Los chicos nuevos, no se percataron de nada y continuaban en sus labores.
Atareados con la colocación del producto estaban Francisco y Armando que comenzaban a sudar y sudar.
Francisco sin decir nada, se quitó la camisa, para no curtirla de sudor y polvo.
Su dorso bien formado por los trabajos duros que había realizado anteriormente, quedó expuesto y Armando al ver a su colega sin camisa; hizo lo propio y también se quedó con el dorso desnudo.
Ian, hizo un acercamiento con una de las cámaras y pudo ver que ambos chicos habían sido una estupenda elección; espaldas anchas, bíceps gruesos y fuertes, pecho bien formado, estrecha cintura y nalgas bien paraditas y se miraban duras por lo apretado de sus jeans.
Sean, estaba por acabar y Carlitos se urgió a agacharse y tomar ese coctel sabroso que su jefecito le estaba regalando.
Por su parte, Carlitos; también estaba a punto de acabar y Sean aprovecho y colocándose en cuclillas tomó directo de la fuente, unos abundantes y gruesos chorros de pura leche masculina.
Bien habían terminado de succionarse uno a otro, se compusieron sus ropas y volvieron con los otros dos chicos.
Estos estaban terminando de arreglar el estante.
Como las cámaras tenían micrófono, tanto podían escucharse las conversaciones de los que estaban en la bodega; como hablar por ellos para hacer algún anuncio o llamado.
Ian, había estado escuchando la conversación de Francisco y Armando y ambos se contaban sus proezas sexuales en el momento en que Sean y Carlitos regresaron.
Sean, les indicó que al terminar de colocar todo; el día de trabajo terminaría y que si querían, podían asearse en el baño del fondo de la bodega.
Sean, se marchó y dejó a los tres chicos terminando el trabajo.
Llegó a la tienda por unos botes de agua para los chicos y al momento se devolvió a la bodega.
Los chicos ya habían terminado y Sean al no verlos se dirigió a los baños para darles el agua.
Cuando Sean entró, pudo ver que ahora solo vestían unos bóxers ajustados y los tres se veían espectaculares.
En eso estaban y Sean les brindó los botes a cada uno.
Estaban charlando, de que allí había un buen ambiente de trabajo; que les había gustado el primer día y esperaban que Sean les diera su aprobación.
Sean, estaba sudando; Francisco y Armando creyeron que era por lo trabajado y le dice Francisco: Sean, ¿Usted asumo que tiene ducha en la oficina o se ducha también aquí?
A Sean, le pareció graciosa la pregunta y les dijo que en realidad ese baño era una nueva ampliación y que hoy lo iban a estrenar ellos.
Pero si está sudando a mares, debería acompañarnos jefe.
Mmmmmmmm ok, realmente estoy bien sudado.
Pero solo Carlitos sabía el motivo real, él mismo podía testificarlo con la irritación que sentía en la entrada de su agujerito y solo se sonrió mirando a Sean.
Las duchas eran cinco y no tenían separación ni cortina, había un par de sanitarios que solo tenían división en medio y en los laterales, un par de lavamanos y una banca algo larga.
Los chicos se quitaron sus bóxers y Sean comenzó a quitarse la ropa también.
Las vergas de Francisco y Carlitos eran muy similares, eran algo larguitas y gorditas al centro; la de Sean era larga y gruesa en toda su plenitud, aún estando en reposo y la de Armando, se miraba algo pequeña, pero gordita.
Había una peculiaridad en todos ellos y era que ninguna tenía pelos en el pubis ni axilas.
Las piernas de todos eran peludas, menos Sean que siempre fue lampiño y los chicos: Francisco, Armando y Carlitos además tenían unos traseros bien peludos.
Francisco y Carlitos fueron los primeros en entrar, se colocaron en las duchas del centro y Sean con Armando en las siguientes.
Todos charlaban de lo más ameno y comenzaron a enjabonar sus cuerpos, Sean que estaba al par de Francisco que tenía 21 años, pudo ver como metía su mano en el medio de las nalgas para asearse mejor y pudo observar como el abundante pelo en el medio de ellas se embadurnaba con el jabón.
Luego fue el turno de la verga y tomando más jabón del dispensador al medio de las duchas, comenzó a frotar su pecho; bajando hasta su verga que fue tomada en toda su longitud y con un suave masaje también terminó llena de espuma blanca.
Sean, pasó por atrás de Francisco para tomar jabón líquido del dispensador y sin él quererlo; Francisco se movió de tal forma que la verga de Sean que colgaba como péndulo, rozó la raja y la nalga de Francisco.
Francisco, dio un pequeño brinco al frente y dijo un “perdón”.
No, disculpa tú; es que iba a tomar jabón y creo que me pegué mucho.
No hay cuidado jefe, eso ocurre.
Si viera cuando estuve en la naval, allí a cada rato pasaba en las duchas.
Ahhh estuviste en la naval dijo Sean.
Sí, respondió Francisco; solo fueron dos años; pero necesitaba más dinero y allí pagaban muy poco.
¿Y voz Armando, también estuviste en la naval? Preguntó Carlitos.
No, que va; Yo nunca he estado en el ejército ni nada parecido.
Todos estaban enjabonados y pronto el agua limpiaba sus cuerpos del sudor del día y de la rica cogida rapidita que dieron Carlitos y Sean.
La ducha fue rápida, pronto todos se despedían con un “hasta mañana”.
El negocio se cerró y marcharon a casa, Sean le fue contando a su padre lo ocurrido en los baños y le dijo: “tienes que ver el video de las duchas, esos chicos que escogieron están que son un bombón”
Los nombres, tienen algunos cambios por seguridad de los implicados.
LUDAVAGI
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