Mi historia con mi madre 2 (Con la foto)
Cuento la historia de mi relación con mi madre, es cómo ocurrió...
Continuación del relato anterior...
Después de esa noche todo cambió en mi vida, la forma en que miraba a mi madre... la deseaba, cada vez que se agachaba me ponía detrás de ella para verle las bragas o me ponía delante de ella para verle el canalillo.
Cada noche que podía la tocaba, no lo hacía tanto cómo a mi me hubiera gustado pues no me daba miedo que se despertara y se enfadara.
Las revistas porno de mi tío ya no me calentaban, cada erección era en honor de mi madre.
Un día mientras mi madre se estaba duchando cogí la braga limpia que se iba a poner, era de algodón, con un lacito pequeño por delante. Cogí la braga y la puse en la almohada y comencé a rozar mi polla por ella, como si me estuviera follando a mi madre. Cuando ya estaba a punto de correrme la cogí y me corrí en el interior de la braga, en el trozo de tela que iba a estar en contacto con el coño de mi madre, la puse chorreando pues creo que nunca antes había echado tal cantidad de semen. Tras unos segundos empecé a preocuparme... ¿Y si mi madre lo notaba y se enfadaba conmigo? o algo peor ¿si se quedaba embarazada? (como ya dije era un imberbe en asuntos de mujeres).
Tantas fueron mis miedos que cogí papel higiénico y me dispuse a limpiarla, pero escuche cómo mi madre iba a salir del baño lo que hizo que no pudiera limpiar bien, sabía que había dejado no solo la braga húmeda si no que también restos de semen.
Mi madre entró al dormitorio con una toalla rodeando su cuerpo, yo estaba en el suelo jugando pero mirándola de reojo, cogió la braga y se la puso, debió notarla húmeda pues tocó su entrepierna y puso una cara "rara", se olió la mano y no dijo nada se puso el camisón y salió del dormitorio regalándome una sonrisa.
Mi madre era una mujer muy pudorosa y religiosa, se que solo tuvo un novio y llegó virgen al matrimonio.
Por las noches cuando mi abuela y mi hermana se quedaban dormidas, mi madre y yo nos quedábamos hablando de muchas cosas...
Una de esas noches estábamos hablando de pasajes de la biblia, empezamos a hablar sobre las metáforas que en ella había como que en la biblia se dice que es pecado comer cerdo porque es un animal que trasmite enfermedades al hombre o que el vino también es pecado pues el alcohol nos hace ser otra persona... no sé cómo salió el tema, no lo recuerdo bien, pero mi madre me hablo del pecado que era yacer entre familiares. Hablando del tema llegamos a la conclusión que la biblia condenaba esas acciones por el problema de la consanguineidad, pero lo que más turbado me dejó fue la conclusión de mi madre, en resumen me vino a decir que con condón no había pecado...
Tras decirme eso me metí en el baño alegando que me hacía pis y me eche una paja, tras la cual seguía con la polla dura así que me tuve que echar dos pajas más, para así bajar mi calentura. ¿Que había querido decir mi madre con lo que me dijo?. Esa noche no pude dormir pensando en lo que habíamos hablado.
Al día siguiente mi madre se comportaba con normalidad, yo seguía mirándola de reojo cada vez que podía para poder mirar su lindo cuerpo.
Por la noche y tras que nos quedáramos solos volvimos a nuestras charlas de la "vida"... No sé cómo mi madre sacó el tema, pero terminamos hablando de mujeres, mi madre me dijo que las mujeres eran muy malas, que tenía que tener cuidado con ellas, que había mujeres que tentaban a los hombres para quedarse preñadas y así "cazarlos". Yo la escuchaba y asentía con la cabeza pero sin entender el fondo de lo que quería decirme. Pero me dejó helado cuando me dijo:
"El día que necesites desahogarte cómo hombre yo te llevo a una prostituta, de esa forma no correrás peligro de que cualquier mujerzuela te cace, lo malo que te peguen alguna enfermedad... Mejor el día que tengas instintos de hombre dímelo a mí, soy tu madre y nunca querré nada malo para ti."
Esas palabras me dejaron de hielo, no sabía que responder, lo único que fui capaz de hacer fue asentir con la cabeza. Me corrí en los calzoncillos al escuchar eso, pero estaba tan cortado que no pude decir nada.
Al día siguiente otra vez mi madre estaba igual que siempre, cómo si la conversación de la noche anterior hubiera pasado.
Pero de mi mente no se podía apartar la pregunta de que si mi madre me estaba pidiendo que me la follara, era imposible que eso fuera así, pero... ¿por qué ahora me hablaba de estas cosas cuando ella siempre ha sido tan pudorosa y recatada?.
Cada vez que salía a la calle y le decía adiós a mi madre, nos dábamos un piquito en los labios, esa tarde quise dar un paso más a ver qué pasaba.
Cuando iba a salir a la calle mi madre vino conmigo hasta la puerta y mientras que nos dábamos el piquito saqué mi lengua y no solo rocé sus labios si no que la introduje en su boca, solo un poco. Esperaba una reacción de enfado, pero mi madre me sonrió y me dijo que no tardara.
No tardé nada, a los 5 minutos ya estaba de vuelta, mi madre se sorprendió al ver que había vuelto tan rápido, a lo que yo le dije que no había ningún niño en la calle, tras decir eso le di un abrazo fuerte lleno de alegría a mi madre y nos dimos otro pico, otra vez introduje mi lengua en su boca y esta vez note cómo por un instante nuestras lenguas se rozaban.
Desde ese día buscaba la ocasión de que nos diéramos un pico, para rozaba sus labios o meter mi lengua dentro de su boca por unos instantes... y en alguna ocasión mi madre rozaba mi lengua con la suya.
CONTINUARÁ...
Me gustaría que me dejarais escrito en la sección de comentarios que os ha parecido y si debo de seguir contando mi historia. Un saludo y GRACIAS.