Mi historia con mi madre
Cuento la historia de mi relación con mi madre, es cómo ocurrió... (Me gustaría subir la foto de mi madre)
Tras el divorcio de mis padres, mi madre que tenía en aquel entonces tenía 37 años (más abajo subiré una foto de mi madre en bikini y es una foto real de ella), mi hermana 5 años y yo que tenía 14 años, nos fuimos a vivir a casa de mi abuela.
Mi abuela nos ofreció la antigua habitación de mi tío, para dormir los tres teníamos una cama pequeña, de 90 cm, al ser tan pequeña no entrabamos bien los tres, así que tuvimos que amoldarnos a la situación, mi madre y mi hermana dormían en la parte alta de la cama, mientras que yo lo hacía en los pies (los pies de mi madre estaban a la altura de mi cara, mis pies quedaban a la altura del cuello de mi madre y a la cara de mi hermana, llegando sus pies a la altura de mis corvas).
Dormíamos bien pues sentía el calor que desprendía mi madre, un calor que me hacía olvidar los problemas del divorcio, un calor sin maldad, que me ayudaba a dormir.
Un día jugando en el habitación donde dormíamos, tiré de un cajón del armario y lo saqué, cuál fue mi sorpresa al encontrar un tesoro inesperado.
Eran unas revistas porno, por aquel entonces y aunque no lo creáis (ahora tengo 38 años) no había visto una mujer desnuda ni en fotos, abrí las revistas y lo que vi hizo que mi pequeño pene se pusiese duro, viendo esas revistas aprendí a masturbarme, descubrí un mundo de placeres.
De día empecé a ver a mi madre de otra manera. A ella le gustaba ir cómoda por la casa, normalmente llevaba un camisón blanco, corto que dejaba ver sus braguitas que normalmente era también blancas, no llevaba sujetador pues no le hacía falta, tenía las tetas bien puestas, con un pezón que siempre que miraba de reojo estaba de punta.
Por la noche, en la cama me costaba mucho conciliar el sueño pues me venían a la mente los cuerpos de las mujeres de las revistas y el de mi madre, además empecé a darme cuenta de los olores, el olor a mujer que desprendía mi madre.
Una noche ya no pude contener más mi curiosidad, ¿cómo sería la vagina de una mujer? ¿cuál sería su tacto, su olor, su sabor?. Sabía que no estaba bien que tuviera estos sentimientos por mi madre, pero era más el deseo que la razón y me arme de valor a dar un gran paso.
Dormíamos como he descrito antes, esa noche mi madre tenía su pierna izquierda apoyada en mi cadera izquierda, son sus tobillos cerca de mi cara.
A oscuras y sin levantar la sabana, rozando con las puntas de los dedos fui tocando a mi madre, primero los tobillos, la rodilla, los muslos, hasta que llegué al filo de las braguitas, por encimas de ellas acaricié el culo de mi madre, fui entrando entre sus muslos y toque una zona en el que las braguitas estaban muy calientes... En ese momento mi madre se movió, dando una pequeña patada en la cara, me asusté pues pensé que mi madre se había despertado, me quedé un rato sin moverme a ver si mi madre me reñía o me decía algo, pero no dijo nada seguía dormida.
Me armé otra vez de valor y volví a poner mis dedos en esa zona caliente de las braguitas, por lo que aprendí en las revistas porno esa zona tenía que ser el coño de mi madre, empecé a meter el dedo por el filo de la braguita, lo que toqué era una zona muy caliente y húmeda, con pelitos rizados al rededor. Metí más el dedo, metiéndolo un poco dentro del coño de mi madre, lo saqué de esa "cueva" y fui recorriendo aquella "raja" desde el ano, pasando por los labios superiores, llegando hasta un "garbancito" que tenía muchos pelitos al rededor, cuando lo toqué mi madre pegó un suspiro muy fuerte profundo, me volví a quedar quieto pero esta vez sin sacar mi dedo de donde lo tenía, volví a acariciar ese "garbancito" lo que hizo que mi madre volviera a suspirar, ¿le estaba gustando?... Seguí acariciándolo y mi madre empezó a jadear, nunca antes había escuchado a mi madre hacer esos ruidos, pero me estaba dando la impresión que le estaba gustando, así que proseguí con las caricias en ese punto, mi madre movía levemente las caderas hacía delante y hacia a tras, en un momento dado el cuerpo de mi madre se tensó pegando un suspiro profundo y dejó de mover las caderas. Volví otra vez a la entrada de su coño y para mi sorpresa estaba empapado, introduje mi dedo esta vez un poco más profundo, ahora se deslizaba más fácil, tanto que sin esfuerzo introduje todo el dedo, lo moví palpando cada parte del interior de ese coño.
Cuando saqué el dedo me lo llevé a la nariz, olía de una forma... que hizo que instintivamente me lo llevara a la boca, estaba viscoso, mojado... pero lo chupe cómo si fuese un caramelo y sin ni siquiera tocarme, me corrí en los calzoncillos.
Después de esa noche ya no volví a mirar a mi madre igual. Al día siguiente mi madre estaba cómo si nada hubiera pasado, y yo la miraba con deseo...
CONTINUARA...
Me gustaría que me dejarais escrito en la sección de comentarios que os ha parecido y si debo de seguir contando mi historia. Un saludo y GRACIAS.