Mi historia con Luisa – Parte 01

Primera entrega de mis historias con una novia de hace unos años con la que aprendí de tríos, cuernos consentidos de parte y parte, entre muchas otras cosas que vivimos juntos.

En primer lugar aclaro que esta historia la empecé a contar hace un tiempo en otra web, pero por diversas razones la dejé inconclusa. Era mi primer intento de publicar y no me sentí del todo a gusto con la manera como lo hice en esa ocasión. Ahora pretendo revisarla, corregirla y completarla, y que sea el primer paso para publicar de varias de mis experiencias. Espero además que escribir se convierta en un ejercicio entretenido y excitante, y que me permita tener relación con los lectores.


Hace varios años descubrí los relatos eróticos y ello me ha llevado a abrir la mente de muchas maneras, a fantasear muchas cosas y a llevar muchas de esas fantasías a la realidad. Empezaré con mi historia con Luisa porque creo que es el germen de muchas cosas que vinieron luego. Evidentemente yo ya tenía experiencias previas que espero contar también en esta web, pero con Luisa fue un antes y un después, con ella viví y aprendí muchas cosas en el sexo que me marcaron y que iremos repasando poco a poco.

Cuando me conocí con Luisa yo tenía 28 y ella 23 (ya de eso hace casi 10 años), ella era estudiante (en una universidad de la que no daré detalles) y yo era empleado de la misma universidad. Concretamente me encargaba del área de comunicaciones de la Facultad en la que Luisa era estudiante. No me detendré en describir muchos detalles la relación, pero sí decir que desde el comienzo nos entendimos muy bien en el sexo, ella era muy ardiente y creo que ayudó a sacar lo mejor de mí y viceversa. La verdad es que éramos una muy buena pareja, atractivos los dos (sin exagerar, pero sin falsas modestias), apasionados los dos y con ganas de vivir muchas cosas juntos. Creo de las cosas más importantes en una relación y en el sexo es la comunicación, entenderse totalmente con la otra persona, explorar juntos las fantasías de ambos y descubrir incluso cosas que antes no se planteaban, eso fue lo que empezó a pasar.

Al cabo de unos meses de andar juntos y de tener sexo desenfrenado cada que podíamos empezamos a incluir conversaciones sobre fantasías. No fue inmediatamente porque creo que ambos, especialmente ella guardábamos cierta prevención y no decíamos todo lo que pensábamos, pero al ir ganando confianza y sentir que no pasaba nada si expresábamos abiertamente cualquier fantasía nos fuimos abriendo más. La primera fantasía que surgió fue algo que tal vez es muy típico, o no tanto, no sé, pero que en ese momento fue muy estimulante, y es que ella me confesó que no era lesbiana pero muchas chicas le parecían sexies y que eso le daba curiosidad. Que algún día le gustaría tener sexo con una mujer, aunque fuera sólo por probar. A mí evidentemente me gustó que me lo contara y a partir de ahí, mientras yo le daba verga le hablaba de eso, le decía que si le gustaría hacer un trío. Ella me decía que sí, que le encantaría chuparle la vagina a otra chica mientras yo le daba verga a ella desde atrás, o que le gustaría ver como yo penetraba a la otra chica mientras ella miraba. Incluso me dijo que le gustaría tener sexo con una chica mientas yo sólo miraba, o estando ellas dos solas, pero que yo lo supiera y estuviera de acuerdo.

Hablábamos de eso y muchas otras cosas y así durante varios meses. Todo fue un proceso, no hacíamos nada con otras personas aún pero estaba sembrado el gusanillo del morbo y la curiosidad. Ese tipo de situaciones se hicieron habituales, de hecho hablábamos de las compañeras de ella en la facultad que nos gustaban a ambos, eso nos daba mucho morbo. También hablamos mucho del pasado de cada uno. A ella le costó un poco al principio pero finalmente en medio de la excitación también me contó muchas cosas que había hecho con sus anteriores parejas sexuales. Curiosamente le costaba más contarme experiencias del pasado que alguna fantasía que tuviera en ese momento. Creo que no quería que la juzgara pero especialmente no quería hablar sobe detalles de experiencias con otros hombres, porque hasta ese momento las fantasías de las que hablábamos incluían otras mujeres, pero no hombres.

Cuando decía que en un momento dado empezamos a plantearnos cosas que antes no hubiéramos considerado me refiero por ejemplo a que todas esas confesiones y fantasías me llevaron a preguntarle qué otros hombres le gustaban, o si tenía fantasías con uno o varios hombres diferentes a mí. Esta parte no fue fácil, de mi parte porque era extraño que me excitara pensar en eso (ahora después de leer tantas historias de cornudos lo veo normal, pero en esa época me sentía raro) y por parte de ella supongo que pensaba que yo me iba a enojar.

Me decía que no, que no le gustaba nadie en particular y que me quería solo a mí. Que no pensara en eso, pero yo ya tenía mucha curiosidad y cuando me la cogía y sentía que estaba muy excitada le volvía a preguntar, le deba verga desde atrás mientras le metía dos dedos en la boca y le decía que si no le gustaría tener dos vergas para ella, que uno le diera por la boca y otro por la vagina, y estando así la penetraba más le daba mucha verga y le insistía, le decía que quería que se soltara y que me dijera todo lo que sentía y lo que deseaba, que yo no me iba a enojar, que estuviera tranquila, que ella era mi putica y que así la quería, que me encantaría verla gozando como una verdadera puta.

Lo cierto es que finalmente, después de las reticencias iniciales, en medio de la excitación me decía que sí, que sería muy rico, que le gustaba sentirse como una puta, que le gustaría arrodillarse en medio de dos hombres y mamar dos vergas y hacer muchas cosas más.

Luego, abrazados en la cama después de disfrutar, ya más calmados, me pregunta con algo de temor si de verdad haría esas cosas. Yo le decía que sí, que me excitaba mucho con esas ideas. Que en parte me sentía raro, pero que ya que estábamos en confianza, siendo sincero tenía que decir que sí, que me gustaba pensar en muchas cosas perversas y verla desenfrenada en medio de dos hombres era una de ellas.