Mi historia con Jairo Anaya
Yo no buscaba nada, pero llegué a el. Jamás imaginé que el podría llevarme a los limites de todo placer conocido por el ser humano.
Conocí a Jairo en un bar al sur de Guadalajara, era más bien un antro o un club de Banda, todos los asistentes iban vestidos al estilo vaquero; pantalones de mezclilla, camisa a cuadros, botas y sombrero. Era la primera vez que salía desde que había terminado con mi ex novio Aldair.
Si bien me sentía un poco triste por la ruptura, tenía muy en claro que de ese momento en adelante me iba a divertir mucho y cuando hablaba de divertirme no me refería a conocer chicos y pasar con ellos las noches, sino a salir con mis amigos, divertirme y ect.
Ese día estaba muy agobiada por el hecho de haber tenido una semana muy pesada en el trabajo, y mis hermanos me convencieron de que sería una estupenda idea ir a bailar, les dije que estaba aburrida siempre de ir a los mismos lugares que mejor buscáramos otro sitio. Uno de mis hermanos me dijo que habían abierto un Antro de Norteño-Banda y que el único requisito que pedían era ir vestido a lo cowboy.
Se me hizo algo súper interesante! Así que accedí gustosa. Ese día me esmeré mucho en mi arreglo, Me puse unos jeans a la cadera, súper ajustados, y una camiseta a cuadros mostrando el estómago. Unas botas que me llegaban debajo de la rodilla y por su puesto el clásico sombrero vaquero, peiné mi larga cabellera castaña con dos atractivas trenzas.
Nos pusimos de acuerdo con sus novias y otros pocos amigos y fuimos al dichoso antro. Sonaba la canción “Ese botecito” interpretada por un grupo de banda llamado “Los hijos del pueblo” yo no era muy adepta a esa música, pero como tenía ritmo comencé a mover un poco los hombros desde donde estaba sentada.
Todos mis amigos y hermanos iban en pareja, yo era la única sola, pero eso no me importaba yo solo quería divertirme aunque fuese bailando sola. Yo seguía muy concentrada en mi cerveza y en la música que ahí sonaba, pensaba en nada importante, solo en que me luciría con mis mejores pasos pero recordé que jamás había bailado banda en mi vida!
Así que murieron mis ganas de bailar sola jaja. Después de varios minutos, sentí una mirada insistente, cuando por inercia voltee hacia un lado del antro…lo vi, a Jairo.
De inmediato no me impactó tanto verlo, aunque si debo reconocer que lo encontré bastante atractivo: alto, unos 1,80, fornido, piel blanca, barba de candado y unos ojos verdes realmente hermosos. Estaba mirándome tímidamente desde su mesa, yo lo vi de pronto pero desvié la mirada desinteresadamente, realmente no iba en busca de nada esa noche. Pero el no paró de mirarme.
Varios chicos me habían pedido bailar pero yo siempre me negaba, quería estar ahí escuchando la música y tomándome unas cervecitas. Mis amigos se habían levantado a bailar y me dejaron sola en la mesa. Y ahí estaba yo, perdida en mis pensamientos cuando de la nada, apareció el, delante de mi con una sonrisa un poco tímida:
-Hola, puedo acompañarte?
-Oh..Hola, claro, toma asiento, por favor
-Muchas gracias, la verdad es que he venido a disculparme contigo
-Disculparte? Por qué?-le dije realmente sorprendida.
-He sido un grosero, en toda la noche no te he quitado los ojos de encima
Me sonrojé mucho al oir eso hasta que le contesté.
-Bueno pues, yo te disculpo, no hay problema
Ambos reímos
-Mi nombre es Jairo Anaya, es un placer conocerte- dijo extendiendo su enorme mano
-Me llamo Alexandra Barragán, el placer es mío- respondi dándole la mano, el la estrechó y la besó.
No se pero sentí un escalofrió recorrer todo mi cuerpo…
-Me concederías el honor de bailar conmigo?- Me dijo
-Oh..cuanto lo siento! No se bailar banda, me da miedo hacer el ridículo
-No temas, yo te enseñaré
Acto seguido me tomó de la mano y me llevó a la pista de baile. Mi blanca piel parecía traslucida con las luces inestables del antro, parecíamos como dos fantasmas blancos en aquella luminosidad. Me tomo por la cintura y me dijo que me “montara” a su pierna izquierda, a lo cual obedecí. Comenzamos a bailar lentamente y después más rápido, me indicaba los pasos y yo seguía su ritmo y minutos después ya éramos los reyes de la pista! Bailamos toda la noche, platicamos y demás.
Luego llegó la hora de irme y antes de eso me dijo “me darías tu teléfono? Me encantaría volver a verte” me quedé pensando…no tenía más de 15 días que había terminado mi relación y la verdad no me sentía preparada para conocer a alguien. No quise ser grosera, ya que él se había portado como un caballero conmigo, decidí zafármela mas sutilmente y le dije: “dejémoselo al destino”
Después de esa noche me olvidé completamente del asunto, volví a mi rutina, a mis cosas del trabajo y no volví a pensar en él. Ni por la mente me cruzó el regresar a aquel antro, no es muy mi ambiente y lo tomé solo como un escape. Pasó un mes, y mis hermanos llegaron de nuevo a sonsacarme para salir juntos por ahí
-Alex, habrá una charreada…vamos!- me dijo Saúl, mi hermano mayor
-No me gustan esas cosas, ya lo sabes así que no iré
-Vamos no seas amargada!- dijo mi hermano menor Rodrigo- te vas a divertir, además…hay alcohol en alta!
-Bueno….pensándolo bien si quiero ir jajaja
Nos pusimos de acuerdo con otros amigos y fuimos a la charreada, yo no soy mucho de esos ambientes pero igual quise pasarla bien. Cuando llegamos al rodeo ya había comenzado el espectáculo, lo admiré con atención, estuve ahí como una media hora más o menos y después me dio sed. Le dije a una de mis amigas que fuéramos a comprar algo de tomar y me acompañó.`
Estábamos en donde vendían las bebidas, cuando voltee a ver a mi lado y era el…Jairo!! Lo miré con cara de sorpresa y el también. No esperaba volver a verlo nunca y menos ahí.
-Por fin te vuelvo a ver…hermosa, no sabes cuánto te he buscado!
-Oh…Hola! Ya ves? Te dije que lo dejáramos a la suerte.
-No sabes que gusto me da verte, sigues igual de guapa
-Muchas gracias, tu tampoco te quedas atrás…mira te presento a mi amiga Martha
-Mucho gusto Martha- le dijo a mi amiga saludándola de beso
-Y que has hecho?- le pregunté
-Pues lo de siempre, trabajar e intentar dar contigo, fui muchas veces a ese antro con la esperanza de volver a verte
-Lamento no haber podido regresar
-No te preocupes, ahora ya estás aquí.
Y así seguimos todo el rato platicando, ya ni pusimos atención al espectáculo. Cuando llego la hora de despedirnos me pidió mi número y yo accedí a dárselo, había pasado un rato muy grato con él y me quedaron ganas de volver a verlo.
A la mañana siguiente me envió un SMS dándome los buenos días y diciendo que se la había pasado muy bien y que le encantaría que nos viéramos pronto, yo quería darme a desear así que le dije que no podría pronto, que hasta el próximo fin de semana, el aceptó gustoso.
Pasaron los días y platicábamos mucho por mensajes, concertamos una cita para un viernes en un conocido restaurante de la ciudad. Ese día me arreglé muy bien, un vestido strapple negro y unas zapatillas de tacón alto, para poder estar a su “altura” el igual llegó muy elegante. Me llevó a un restaurante de comida italiana, ya que en nuestras pláticas le dije lo mucho que me gustaba esa comida.
Platicamos de nuestras vidas, de lo que nos gustaba, y de cosas triviales, tomamos un café después de cenar y cuando vimos el reloj aún era temprano: las 11:00 el me pregunto si me apetecía ir a tomar un trago a lo cual yo accedí.
Me dijo que en su casa, tenía unas botellas de vino añejo muy bueno, siendo que a mí me fascina el vino! Le dije que estaba encantada de ir a probarlo. Nos fuimos a su casa. Íbamos camino allá cuando platicamos de muchas cosas, me dijo que le gustaba como me quedaba ese vestido, ya que con el cuerpo y la piel tan lindos que tenía parecía que estaba echo especialmente para mí.
No puedo negar que ese comentario me encantó, pero también me excitó un poco. Yo veía sus manos al volante y pensaba como sería tenerlas sobre mis piernas…deseché la idea de inmediato.
Llegamos a su casa, era pequeña pero muy linda. Aparcamos el coche a la entrada y subimos la escalinata. Al entrar a su hogar, comprobé que era un hombre sumamente ordenado, la tenía limpia y con un aroma muy rico. Me pidió que me sentara mientras iba por la botella de vino, le pregunte si podía poner un poco de música a lo cual me respondió que sí
Después de poner la música, el ya estaba de regreso con la botella de vino y dos copas, me ofreció ponerme cómoda en su sofá y yo obedecí. Me quité las zapatillas y levante un poco las piernas para ponerlas sobre el sofá, el se acercó a mi con las copas para ofrecerme una, al mismo tiempo que me decía:
-Puedo sentarme junto a ti?
-claro que si!- respondi bajando las piernas del sofá.
-Oh no..no te molestes, puedes poner tus piernitas sobre mis muslos, no hay problema
Yo me estremecí, el delicadamente me tomo por los tobillos y colocó mis piernas sobre sus muslos. Lo miré tímidamente y sonreímos.
-Brindemos, por ti, por una mujer hermosísima que tengo la fortuna de que me haga compañía en esta noche.
-Oh..muchas gracias.
Brindamos
Seguimos platicando de cosas triviales, mientras el comenzó a acariciar la planta de mis pies; le dije que eso me causaba muchas cosquillas que mejor parara. Pero siguió acariciándome la pantorrilla, yo sentía muy rico
-Tienes una piel exquisita, Alexandra.
-Y tú tienes unas manos milagrosas, has conseguido relajarme
-Ahh sí? Entonces me permitirías darte un masaje?
No me dio tiempo de contestar, ya que el comenzó a acariciar mis piernas muy lentamente, mientras se aproximaba más a mí. Yo empecé a sentir un calor inexplicable que me subía directo a las orejas, me sonrojé demasiado. El me miraba fijamente y sonreía
-Así te gusta corazón?- pregunto con una voz muy tierna
-Me encanta…podrías avanzar un poco más?- contesté muy excitada
-Sería un placer para mí, hermosa
Siguió recorriendo mis piernas con sus manos tan grandes, yo sentía un calorcito en medio de ellas. Llegó a mis muslos por debajo del vestido y comenzó a acariciarlos muy despacio, se acercó más a mí, lo suficiente para que estuviéramos cara a cara y comenzó a besarme muy rico, yo me colgué de su cuello y el me atrajo hacia sí.
Lo tumbé en el sofá y me puse sobre él, seguimos besándonos y sus manos se deslizaron debajo de mi vestido buscando mis nalgas, sentí como las tocaba, las acariciaba muy despacito y suave, luego las apretaba fuerte, eso sin dejar de besarme como lo hacía. Yo comencé a desabotonarle la camisa y a besarle el pecho como desesperada; subió aún más sus manos a la altura de mi espalda, acariciándola con ansiedad.
Fue inevitable, no dijimos ni una sola palabra, nuestras miradas de complicidad lo dijeron todo, me cargo en sus fuertes brazos hasta su alcoba. Tenía una hermosa cama Queen Size con dosel y un pabellón preciosísimo, me recostó en ella y comenzó a quitarse la ropa. Yo intenté hacer lo mismo pero me dijo
-No, quiero desvestirte, concédeme ese honor
Asentí, estaba extasiada. Quedó completamente desnudo ante mí, y yo no podía dejar de admirar su enorme verga, me estremeció y me excitó demasiado. Me despojó del vestido y quedé solo en ropa interior, se aproximó a mí y volvió a besarme muy rico y suave; yo lo enrede con mis piernas pero él me jaló e hizo que me sentara sobre él.
Comenzó a besar mi cuello, mi hombro, muy despacio y delicioso, sus manos por mi espalda desabrocharon mi brassiere, yo acariciaba sus cabellos claros y el me dedicó una mirada cautivadora
-Que hermosa eres, mujer, no puedo creer que te tengo aquí en mi cama
-Esta noche soy solo tuya…
Y comenzó a besarme las tetas, a apretarlas, morder y chupar mis pezones como lo haría un bebé. Yo acariciaba su espalda, su cabeza, mientras el chupaba muy rico mis tetas, quería volverme loca, no había experimentado una sensación parecida.
Me recostó de nuevo en la cama y comenzó a besar mis pechos nuevamente, en medio de ellos y fue descendiendo hasta llegar a mi vientre, lo besó muy apasionadamente y siguió bajando hasta llegar a mi tanga, sentí un escalofrío súper delicioso cuando paso su enorme lengua sobre mi conchita, por encima de la tanga, no pude evitar lanzar un grito ahogado, era mucho el placer que estaba experimentando.
El con mucho cuidado me quitó la tanga, y con ternura comenzó a tocar mi conchita con la yema de sus dedos, yo me retorcía del placer y lanzaba gemidos descomunales
-Te gusta que te toque así, mi amor?- preguntaba con voz amorosa
-Mmmmm si si si no pares bebé…- contesté con la voz temblorosa
Siguió tocándome muy despacio hasta que comenzó a aumentar el ritmo y a frotarme cada vez más fuerte, yo pegaba estruendosos alaridos que debieron oír los vecinos posiblemente. Introdujo uno de sus dedos al interior de mi vagina, yo me incorporé al sentirlo, apoyada en mis antebrazos para poder ver mejor lo que él estaba haciendo.
Metió 1, 2,3,4 dedos en mi vagina, yo no podía soportarlo, sentía muy rico, él me estaba llevando al límite de todo placer conocido hasta entonces por el ser humano. Lo miré furtivamente, y el entendió que había llegado el momento de intimar más. Introdujo muy rico su lengua en mis labios vaginales, yo no pude soportarlo y comencé a gritar y a gemir muy fuerte, pero él no desistió y siguió succionando la carne de mi conchita, haciendo muchos ruidos.
Mordía mi conchita muy rico y succionaba todos sus jugos, siguió y siguió un largo rato ahí abajo, yo había perdido la voz y quizá la conciencia, jadeaba y jadeaba como una perra en celo, me estaba enloqueciendo, y él lo disfrutaba junto a mí. Después de unos pocos lengüetazos más, estallé en un increíble orgasmo! El continúo lamiendo, chupando, bebiéndose mis fluidos hasta que ya no quedó nada.
Cuando me recuperé de aquella deliciosa y excitante sensación, me reincorporé y me lancé sobre él, besándolo muy apasionadamente, el rodeo mis caderas con sus manos y acaricio mis nalgas mientras nos besábamos muy frenéticamente. Comencé a hacer lo propio, quería devolverle todo ese placer que me había causado y yo sabía perfectamente cómo hacerlo.
Empecé jalando y estimulando su verga, muy suave y aumentando el ritmo cada vez, el cerraba sus hermosos ojos pero de vez en cuando los abría para verme. Lo mejor de todo fue cuando comencé a lamer la puntita de su verga muy rápido con mi lengua, me encantaba el delicioso sabor, comencé a chuparla muy suavecito pero súper sensual. Me la introduje toda a la boca, y comencé a mamársela muy muy fuerte.
Al principio jadeaba, jadeaba sin parar, pero a medida que yo iba aumentando el ritmo de la mamada comenzó a gemir y a hacer todo tipo de ruidos extraños, después a gritar cuando comencé a morderlo y a mamársela sin control. Se la jalaba, la chupaba, mordía, le hice de todo pero él me detuvo a tiempo
-Espera amor, no me hagas venir aun, quiero entrar ya en ti
-Como tú digas bebé
Se acercó a mí y me beso en los labios muy muy rico, yo no quería dejar de besarlo, era tan deliciosa la sensación de sentir su lengua en mi boca…Me pidió que me pusiera en 4 y obedecí como niña buena. Acto seguido acaricio mis nalgas con sus enormes manos, sentir pasar su rasposa lengua por cada una de ellas, las chupaba muy rico, mientras con su dedo estimulaba mi clítoris, yo no cabía en mi misma del placer.
-Estas lista mi amor?
-Listisima papi!
Sosteniendo mis caderas, comenzó a meter lentamente su verga en mi conchita, empezó a meterla suave, con una cadencia asombrosa, ambos comenzamos a gemir, a jadear, era una sensación deliciosa, le pedí un poco más de fuerza y el me complació. Con sus manos en mi cintura comenzó a darme durísimo, yo comencé a gritar desesperadamente, sentía todo tipo de sensaciones desconocidas, me encantaba tener su verga dentro de mí.
Comenzó a nalguearme y yo sentía muy rico, le pedía más y más y más! No quería que ese momento terminara
-Así te gusta mami? Te gusta que te de duro? Tienes un culo hermoso mamacita, quiero darte hasta que me canse!
-mmmmmmmmmmmmmm dame más duro papito, me encanta tu verga, la tienes durísima!!!
-La tengo asi por ti bebé! No sabes cuando he deseado tenerte así como ahora…mmm
Siguió bombeándome hasta el cansancio, después me pidió que lo montara y lo hice, tomo con ambas manos mis tetas, y comencé a brincar encima suyo, primero lento y suave, después más fuerte y rápido, mis tetas daban un bamboleo delicioso, y el las sostenía con las manos, para después llevárselas a la boca, estuvimos así muchísimo rato.
Después hicimos un 69, era la primera vez que yo lo intentaba y me terminó gustando como no tienen idea, era como hacer un infinito con nuestros cuerpos, la energía que yo tomaba de él y la que él tomaba de mí a través de esa posición tan placentera.
-Quiero entrar en ti de nuevo, hermosa, podría?
Sin contestarle le ofrecí la entrada una vez más, me recosté en la cama y el sobre mí, subió mis piernas a sus hombros y comenzó a penetrarme despacito pero aumento considerablemente, yo me sentía agotaba pero aun con ganas de seguir, jadeaba y gemíamos muy rico los dos, cerré los ojos, me sentía en las nubes y el volando conmigo.
-Bebé ya estoy por acabar y tú?- me dijo entre jadeos
-Ya amor, estoy a punto!!! Ya acaba, termina dentro de mí!- contesté frenética
Siguió penetrándome más y más duro, hasta que sentí algo caliente que iba entrando con fuerza en mí, se había venido en grandes cantidades, a borbotones! El soltó un gemido inmenso que junto con el mío se quedó suspendido en la oscuridad de la noche. Nos habíamos venido juntos y fue muy hermoso.
Tomo mi cara entre sus manos y comenzó a besarme con pasión desmedida
-Quédate conmigo esta noche, Alexandra, ha sido la mejor de mi vida
-Si me lo pides de esta forma me quedaré.
Nos besamos por largo rato y después me recosté sobre su pecho, nos cubrimos con el edredón y nos quedamos profundamente dormidos.
Un tenue rayo de sol me despertó por la mañana, tantee a mi alrededor y no sentí cuerpo alguno, pero un delicioso aroma a café y mantequilla me hizo abrir los ojos, frente a mi había una pequeña mesita de desayuno, con un plato de hot cakes recién hechos, un café negro humeante, un platito de fruta, jugo de naranja….y una hermosa rosa.
Yo no sabía bien si lo de la noche anterior había sido un sueño, hasta que lo vi, a Jairo, estaba parado frente a mí, sonriéndome y sus ojos que me derretían. Lentamente se acercó a mí y me besó.
Continuamos esa hermosa y apasionada aventura, pero eso ya forma parte de otro relato.