Mi historia con -el pija-

Era el chico mas desagradable del barrio, pero un día de verano supe que su sobrenombre era justificado; su verga era descomunal y además me amaba.

MI HISTORIA CON EL PIJA

Serafín Madriguera, alias El Pija, siempre fue el tipo mas repelente y desagradable de mi barrio. Ahora tiene 19 años y prontuario policial , mide como un metro setenta y ocho cenímertros, pesará unos ochenta kilos, y además de un cabello rubio largo y desprolijo , anchas espaldas y fuertes piernas, tiene una pija enorme, o eso decían, de cómo 24 cms de largo, que le ha dado el apelativo por el que se le conoce en estos últimos tiempos.

Nada tenemos en común , pero el Pija me ha hecho la vida imposible desde la escuela primaria, en la que me pegaba para sacarme las galletitas marca Manon que mi madre me compraba. Me robaba los útiles, hoy una goma, otro dia , la escuadra, mañana los lápices de colores, y mis padres me decían descuidado, olvidadizo, hasta desagradecido y mal hijo por no valorar las cosas que me compraban y no cuidarlas. Y todo por El Pija. Lo odiaba, lo maldecía , lo despreciaba..... Pero no podía hacer nada, el tipo era mas grande y más fuerte que yo, y varias veces que habíamos peleado me había vencido por knock out, pateado la cabeza y hasta escupido..

Tampoco su familia escapaba de la calificación de ser "los peores del barrio", padre borracho consuetudinario y violento, madre ignorante y peleadora, y un montón de hermanos de todas las edades y tamaños , ladronzuelos, mal educados, siempre sucios. Su casa era muy humilde, se venía abajo y hasta olía mal.... Mi tia decía que olía en consonancia con el apellido, a madriguera , a zoológico, a circo con animales.

Muchas veces, sabiendo que me esperaba en alguna esquina, cambiaba de ruta para evitarlo , para no exponerme a sus burlas, a sus robos, y últimamente protegerme sexualmente.

Aquel verano yo había tenido mi primera experiencia gay en Córdoba, con un compañero de universidad y me había gustado enormemente. Como todo aquel que se ha reprimido mucho, yo me había soltado con todas las ganas y había tenido sexo con varios más. Me gustaba el sexo con hombres, la fuerza de otro par, la urgencia, la pasión desenfrenada, y a veces oficiaba de pasivo en otros como activo: me convertí sin querer en un adicto a la verga, un comilón , un puto , vió?

Aunque no soy afeminado , pensaba que mi opción sexual se dejaba traslucir de algún modo a aquellos que tienen un radar especial para detectarla. Sospechaba que El Pija siempre pendiente de los más mínimos detalles de los demás, para aprovecharlos, podría darse cuenta, y lo eludía de todos los modos posibles. .

Pensando que todavía estaba en el reformatorio, tuve la mala idea de pasar cerca de la calle donde vive el Pija, cuando fui a comprar un billete de lotería para mi abuelo, que se le había antojado un número . Elegí ese camino porque era el más corto a la casa de la lotería, porque hacía mucho calor , era un día de enero y harían unos 32 grados centígrados de temperatura.

Venía distraído cuando el Pija me vió y se acercó con su cara amenazadora y su ropa en desorden, la misma cara desafiante y odiada, el mismo andar confiado y arrogante, hola puto- me dijo-. Puta tu madre –contesté con bronca-. Fue cuando me puso un pie y me hizo caer sobre la calle de tierra, y con un pie sobre mi pija, me empezó a apretar los huevos con sus zapatos gruesos de goma, que acá llamamos borcegos o borceguíes que usan los militares.

El dolor era insoportable y aunque no quería darle el gusto de quejarme , traté de incorporarme y escapar, el no me dejó y me dio un puñetazo en un ojo y luego me levantó tirando de mi cabello largo, me dio un par de golpes más y ya dueño de mis movimientos, me llevó hasta un galpón cerca de su casa donde su padre y hermanos solían desarmar autos que los vecinos decían eran robados.

Cuando pude ver algo en la oscuridad del lugar, noté que mi camisa estaba toda rota y que sangraba de la nariz. Me sequé como pude con un pañuelo y el perfume de colonia que le había puesto, me permitió neutralizar el olor pestilente que tenía el lugar.

Ahora te tengo putito- me dijo- mientras sus manos grandes de uñas sucias, recorrian mi pecho suave y lampiño, mis hombros , mis brazos , mi cuello, y me sacó la ropa no obstante la resistencia , fue alli cuando el di un par de trompadas fuertes que parecieron no afectarle. Quedé desnudo , para sus ojos inyectados en sangre , para sus manos que me recorrían aviesas, y acarició mi culo y me puso un dedo en el orto y me pasó la mano por la pija por los huevos por las piernas, y luego de sacarme mis zapatos, beso uno a uno los dedos de mis pies, en un acto de adoración que en ese momento no entendí.

Con un ojo en compota, mi cuerpo lastimado por sus golpes, mis huevos doloridos , el había vencido mi resistencia. Además ese deseo que tenia de el, un deseo oscuro por un ser que me repelía y me atraía a la vez, ese deseo maricón que invadía mi carne mientras el me toqueteaba como si me violara, como si por fin pudiera vencer mi virginidad. Buscó mis tetillas con su boca y me las chupó como si fueran pijitas erectas y tentadoras, y lamió mi ombligo y mis pelos del pubis y mi pija y mis huevos y el interior de mis muslos, y lo hacía en silencio , como si estuviera extasiado e incrédulo de tenerme. Llegó a mis nalgas lampiñas, a la raya de mi culo gordito y suave, a mi hoyito deseoso que lamió con deleite por largos minutos y me fui abriendo para mi abusador, para mi violador, para el hombre que mas me disgustaba, el Pija.

Unos pasos y una voz de hombre interrumpieron sus acciones,. El corrió en parte una cortina oscura de tela y salió hacia donde venían los pasos y la voz. Era su padre, con su voz de borracho autoritario y violento:

No compraste el vino , Serafín –dijo el viejo- dónde tenés la cabeza pedazo de idiota, .siguió.

Te dije que hicieras la comida , que tu madre estaba indispuesta y no moviste un dedo, haragán de mierda.- siguió el viejo.

Pero tuve que lavar la casa, limpiar el baño, lavar la ropa.- se defendíó el Pija.

Haragán, y encima mentiroso, no hiciste nada de lo que te pedí, y ya sabés que me pongo mal y no puedo detenerme. –siguió el viejo-

No me pegue papá, dijo El Pija, pero el viejo no le hizo caso y le pegó con todas sus fuerzas , haragán no servis para nada y encima sos puto , o crees que no se que en el Reformatorio te cogían todos, marica de mierda.

Escuché eso y me quedé perplejo. El Pija puto? El Pija comilón?, ironías del destino, a veces quien dirige este mundo se burla muy especialmente de algunos.

Lo escuché llorar, oí como se lavaba en la pileta del otro extremo del galpón, y como casi arratrándose se acercó a la cortina donde yo estaba escondido y temblando. Cuando se metió en donde yo estaba, me levanté del catre donde me había tirado, y así en bolas como estaba, lo acosté y con mi camisa hecha trizas, fui hasta la pileta , la moje y le limpié las heridas, sangraba de la nariz y tenía la boca lastimada . Yo también me limpie, y en ese momento pensé que éramos dos boxeadores que habíamos perdido por puntos, los dos eramos perdedores en un mundo mas violento , en el que cada uno esconde lo que siente para no parecer débil, y me acosté a su lado y le saque la ropa, y el me pasó un brazo por los hombros y yo lo acerqué a mi, y con su boca hinchada buscó la mía, nos besamos y con mi cuerpo molido por los golpes busque el suyo, y el me siguió besando con una dulzura que no conocía, y yo le besé las heridas y le besé su famosa pija y sus huevos y su culito y aunque al principio me detuvo su olor , ese olor suyo de siempre, el deseo pudo mas, y se la chupé como pude, con su fuerte olor a queso, con su tamaño descomunal, y cuando estuvo a punto de acabar me bañó con su leche todo el cuerpo y me chupo de la cabeza a los pies, hasta dejarme limpio de su leche.

Luego me besó mi pija por primera vez, y la lubricó con su semen y comenzó a chupármela con mucha suavidad y dulzura, como nunca lo hubiera imaginado y en ese momento El Pija, la pesadilla de mi infancia y juventud, me pidió perdón por tantos abusos y me dijo que siempre me había amado pero no lo quería reconocer.

Ahora no se que hacer, quiero esa pija enorme de El Pija en mi orto pero no se si la podré aguantar, y además quien diría, nos estamos enamorando, como nunca lo hubiera imaginado antes.

galansoy

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