Mi historia con el joven Javier 18ª parte
A la mañana siguiente tras levantase Matías somete a Esperanza a una sesión de castigo por haber estado con los amantes que él la obligo a estar. Después de comer, se presentan Andrés el dueño del bar con su sobrino Antoñito, este último será desvirgado y estará por primera vez con una mujer siendo esta Esperanza. Tras el encuentro con el chico Matías deja a Esperanza descansar y tras el descanso la posee de nuevo para terminar el capitulo siendo poseída Esperanza de nuevo por el caballo Lucero.
Recordareis que tras entregarme Matías a su amigo Nicanor el gitano, este me posee varias veces e incluso me lleva a un bar de un conocido suyo y me prostituye con un negro y un anciano. Luego cuando me recoge de nuevo Matías hacemos el amor hasta las 5,00 de la madrugada quedándonos dormidos por el cansancio desnudos uno en el brazo del otro hasta la mañana siguiente en que ocurre lo que ahora les relato.
Cuando desperté a la mañana siguiente, me encontraba desnuda en la cama de matrimonio de la casa de Matías, mire a mi alrededor y no le encontré. Yo notaba dolorido mi coño de tanto exceso de la noche anterior, pues con los afrodisiacos no controlaba y había estado salida, muy salida y caliente toda la noche y me habían follado varios hombres y por todos los sitios y agujeros de mi cuerpo. Al poco tiempo oí a Matías entrando por la puerta de la habitación con una bandeja en la que traía unas tazas y jarra con el desayuno, y se acercó a mí dándome un beso, colocó la bandeja en una de las mesillas y comenzó a acariciarme con mucha delicadeza todo mi cuerpo desnudo diciéndome:
“Querida, te quiero, gracias por hacer ayer todo lo que te dije incluso entregarte a mis amigos. Pensarás que como es posible si te deseo tanto que pudiera entregarte a todos los hombres que te entregue ayer, pero es que Esperanza como te he dicho en otras ocasiones me excita mucho pensar que perteneciéndome te están poseyendo otros hombres, no sé si es porque soy un cornudo por culpa de mi mujer que me engaño al casarnos (como ya te he contado) y desde entonces aunque me molesta a la vez me excita pensar que a la mujer que me gusta y quiero la puede o se puede entregar y ser poseída por otros hombres, no sé cómo explicar lo que siento, pero la verdad es que al final esto me excita muchísimo y cuando de nuevo estoy contigo deseo hacerte el amor como un loco y a la vez castigarte por haberte entregado a otro, aunque haya sido con mi consentimiento. Eso es lo que por ejemplo me está pasando ahora mismo, pero bueno primero tomate la infusión que me ha insistido el señorito Javier que no pase un día de los que estés conmigo que no la tomes y una vez que te la tomes desayuna y come un poco, son ya las 12 de la mañana”
Diciendo esto me acaricia la cabeza y me da un beso en mi boca, luego desliza su mano hasta mi pecho que acaricia y cogiendo uno de mis pezones me le da un pequeño pellizco y me le retuerce un poco haciéndome un poquito de daño, luego me le suelta y me dice:
“Venga come mujer, que tienes que reponer fuerza que anoche y esta madrugada con las cabalgadas que te han dado has debido de perder bastante. ¿Cómo tienes tu potorro? ¿Te escuece o duele?”
Yo le contesto:
“No, la verdad es que para la paliza que le metí ayer no me duele, estoy un poco cansada, pero eso después de todo el ejercicio realizado durante la tarde, noche y madrugada es lo más normal”
Cojo la taza con la infusión y me la bebo. Luego en otra taza me echo el café con un poquito de leche y cojo un trozo de bizcocho que me ha traído, al cogerlo me dice Matías:
“Es casero, lo ha hecho Inés, para esto la puta golfa tiene buena mano, cómelo te gustará”
Mientras desayuno, el no deja de acariciar mi cuerpo, mi pelo, mis pechos e incluso lleva su mano a mi coño, me le acaricia, aprieta y me comienza a masturbar el clítoris, diciendo:
“Joder Esperanza, que potorro tienes, lo que daría por tenerle conmigo todo los días y poder visitarle como mínimo una vez al día, que pena que hoy sea el último día que me perteneces. No quiero que te vayas, quédate algunos días más aunque ya no pueda poseerte como ahora, pero por lo menos te vería y estaría cerca de ti”
Yo le contesto:
“No estés triste, de todas formas hoy es viernes y el domingo ya me marcho por la mañana. Puedes visitarme en Madrid, cuando quieras, y si quieres poseerme ve a la casa de Marisa, aunque si me llamas con tiempo a lo mejor puedo arreglarlo para que no tengas que ir siempre a casa de Marisa y pagar, sino irnos tú y yo solos a un hotel o decírselo a Javier y juntarnos los tres para disfrutar en su casa. Venga no estés triste estas horas que me quedan de ser completamente tuya, disfruta y aprovecha para hacer conmigo lo que se te antoje, tenemos 9 horas completas para nosotros, vamos aprovecharla y no pensar en que esto se va a acabar”
Dejo la taza en la bandeja y le doy un beso en su boca, traspasándole lo que tengo en mi boca, que él se traga. Yo me aparto de él y continuo desayunando, hasta que termino lo que me ha traído, la verdad es que el bizcocho de Inés esta riquísimo.
Después me dice:
“No te vistas, sigue así desnuda y ven, túmbate boca arriba en la cama”
Hago lo que me dice, el sale de la habitación y vuelve también desnudo y con unas cuerdas en la mano. Luego se acerca a mí y coligiéndome una muñeca y luego la otra me las ata una a cada lado del cabecero de la cama quedando completamente abierta de brazos y enseñando todas mis axilas llenas de pelos. Luego hace lo mismo con mis tobillos atándomelos, abiertos a tope mis piernas, uno a cada extremo de los pies de la cama, quedando completamente expuesta y abierta toda mi almeja y quedando a su completa voluntad.
Luego se pone de rodilla entre mis piernas y se tumba encima de mí, sin apoyar los codos, soportando mi cuerpo todo su peso. Me abraza llevando sus manos bajo mi espalda y acercando su cara a la mía comienza a pasarme su lengua por toda mi cara, llenándomela de su saliva, hasta llegar a mi boca dándome un beso, me mete la lengua dentro de mi boca y recorre con ella cada rincón de mi cavidad bucal, incluso se esfuerza por hacerla llegar a mi garganta provocándome una arcada. Al ver que esa caricia de su lengua me ha dado arcada, me aprieta con sus brazos más a su cuerpo quedándome prácticamente pegada por completo a él, mis pechos aplastados al máximo.
Luego saliéndose de mi boca, lleva la suya hasta mis pechos que con sus manos acaricia y estruja con fuerza, comienza a succionar mis pezones para acabar dándolos pequeños muerdos. Después desliza acariciándome una de sus manos a lo largo de mi cuerpo, cuando llega a la altura de su sexo se agarra este y lo lleva apuntar a la entrada de mi coño, cuando esta apenas entrada la puntita de su capullo, da un empujón fuerte, introduciéndose de golpe dentro de mi almeja y comenzando un frenético mete y saca. Al poco tiempo me empiezo a calentar y deseo abrazarle y tocarle con mis manos, pero al estar atada no puedo, entonces le digo:
“Matías, cariño, desátame las manos quiero abrazarte y acariciar tú cuerpo, quiero sentirte, me estas poniendo con tu follada muy caliente, te deseo, te deseo, sigue, sigueeee”
El entonces sin dejar de bombear en mi potorro (como él llama) me dice:
“De desatarte nada, puta, que te has acostado con otros, ahora sufre el no poder sentir tus manos ni pies libres, toma polla mujer infiel, adultera, toma, pobre de tú marido, la cornamenta que tiene, le tiene que impedir pasar por las puertas, pues con todos los que has follado y le has engañado tiene que tener unas cuernas más grande que las del mayor ciervo que pueda pisar la tierra, toma, toma mi polla, siiii, como me gusta follarte Esperanza, siiiii, que placeeerrr, te quieroooooo,siiiii te quieroooooo, quedate conmigo , quedate conmigo, quiero tenerte a tíiiiiiiii no a la golfa y guarra de Inéeessss, siiiiiiii ahhhhh, siiiiii”
Yo ya más salida y caliente que una zorra, y a punto de llegar al orgasmo le digo:
“Siiiiiii, siiigueeeee, asiiiiiii que bien me lo estas haciendooooo, como noto en mi coño tu gorda pollaaaaaa, no pareeeess que me vieeeennneeeee , que me vieneeeee el orgasmooooooo, aaaaahhhh,siiiiiii ooohhhh, puschssss, puchssssaaa, aahhhhhhhh me corroooooooooo, sigueeeee, sigueeeeee me corroooooooo, correteeeee , correteeee túúúúuuuuuu dentro de míiiiiiiiiii, quiero sentir tu corrida en mi vaginaaaaaa, siiiiiiiiii correteeeeeee………”
El animado por mis gritos, continúa su mete y saca cada vez más deprisa, cuando yo estoy en mi segundo orgasmo siento como el se tensa y me empieza a inundar mi coño con su corrida a la vez que grita:
“Tomaaaaa, tomaaaaa, mi lecheeeee me corrroooooooo, es tuyaaaa , te quierooo Espeeeerannnnzaaaaaaa, siiiiiiiiiii, ahhhhhhhhhh oooohhhhhhhh que placeeerrrrrrr, me corroooooooooo………”
Según acaba de decir esto, sin sacar su miembro de mi vagina se deja caer sobre mi pecho sudoroso, mojándome todo mi cuerpo y acercando su boca a mi cara me da una serie de besos para acabar con uno largo en mi boca y me dice:
“Gracias Esperanza, te quiero y te deseo, eres la mujer con la que más he gozado y mejor he estado en mi vida”
Diciendo esto se levanta de mi lado y cogiendo una esquina de la sabana se limpia su polla y sale de la habitación dejándome allí en la cama atada, yo entonces le digo:
“Matías ¿dónde vas?, no me desatas, no me dejes aquí así, ven, ¿dónde vas?”
Él desde la otra habitación me contesta:
“No te preocupes, enseguida vuelvo, aún no hemos terminado”
Yo en mientras tumbada y atada en la cama, noto como los flujos míos y la corredura de Matías salen, parte del interior de mi sexo, y comienzan a correr por mis piernas. Al cabo de unos minutos aparece de nuevo Matías, continua desnudo, con una vela en la mano y un mechero y con varias pinzas de la ropa. Se acerca a mí y me dice:
“Mira Esperanza, ayer tarde y noche me has sido infiel, follaste con mi amigo Manolo, y después por la noche con Nicanor y a los que él te entregó, incluso me ha dicho que le pedias que te follara y que te llevara donde hubiera más hombres para que te poseyeran, eres una golfa, puta asquerosa y por eso aunque yo te lo mandara, me fuiste infiel y te voy a castigar por ello. Te diré lo que te voy hacer como castigo: Te dejaré caer cera caliente sobre tus pechos, tu barriga, tu potorro y las partes de tú cuerpo que se me ocurra. Pero no temas no te quedarán marcas, pues te la echaré desde suficiente altura para que llegue lo suficientemente calienta para que sufras pero que no queme tú piel. Esto lo he aprendido al cabo del tiempo tras haber castigado de esta forma bastante veces a Inés, al final me di cuenta que si la vela la ponía como a 60 centímetro o más de su cuerpo la hacía daño pero no la quemaba la piel y no la quedaban marcas. Para que sufras un poco más, por si la cera no es suficiente te pondré estas pinzas en tus pezones y pechos y después quizás cambiemos de posición y continuemos con el castigo, depende de cómo este y se desarrolle la sesión”
Diciendo esto dejó las pinzas en un lado de la cama y cogiendo la vela la encendió con el mechero, dejo un rato que comenzara a derretirse la vela y luego colocándola como a 60 centímetros de mis pechos la volcó dejando que la cera derretida comenzara a caer sobre mis pezones y sobre mi pecho. Al sentirla en contacto con mi cuerpo, no pude reprimir un grito de dolor, era terrible me quemaba, me producía daño, un daño terrible. Él se reía y me decía:
“Chilla, chilla ahora, igual que chillabas ayer de placer ahora, pedazo de puta, golfa, chilla de dolor, perra asquerosa”
Fue pasando con la vela por todo mi cuerpo, desde mis axilas hasta incluso por la zona de mi sexo que cayó sobre mi pelambrera, el dolor era terrible, era tal que las lagrimas al final se me saltaron, al estar atada de pies y manos no podía moverme para esquivar la cera. Luego cuando acabó con la vela cogió las pinzas y me las fue colocando en mis pezones y pechos, también me dolía pero era un dolor más suave que el que había sentido con la cera. Cuando acabó de colocarme las pinzas comenzó a darme tortazos sobre mis pechos todos llenos de pinzas de la ropa. Ahora el dolor sobre esta parte de mi cuerpo era más fino que solo con las pinzas. Luego acercando su mano a mi sexo comenzó a masturbarme, haciéndome pasar del dolor a un placer nunca sentido anteriormente, a la vez que me masturbaba me daba besos por mi cara, boca, la zona de los pechos libres de pinzas para ir recorriendo con su lengua y besos todo mi cuerpo hasta llegar a mi sexo, cambiando su mano por su lengua, me hizo una comida de coño que hizo que me corriera en varias ocasiones. Después me desató y abrazándome me dijo:
“Perdóname por el daño que te he causado, pero tu infidelidad de ayer tiene que tener un castigo y eso es lo que estoy haciendo, te quiero. Voy a quitarte las pinzas”
Yo le dije:
“Matías, yo te perdono, pero me ha dolido muchísimo, si lo hice es porque tú me lo mandaste y querías, caso contrario no lo hubiera hecho, el dolor ya es lo de menos pues luego me has compensado con la masturbación y comida de coño que me has hecho, pero tengo miedo a que me dejes marcas”
Entonces comenzó a quitarme cera de algunas partes de mi cuerpo y me dijo:
“Tranquila, mira no ves como no queda marca, y de las pinzas dentro de un rato ya no te quedará señal, no obstante luego a la hora de comer te daré en tus pechos con la pomada que te di ayer para aliviarte y verás cómo no queda marca alguna. Respecto a lo que dices que lo hiciste por que yo te lo mande, ya lo sé y al ver cómo te entregabas a otros me dio mucho morbo y me provocó un gran placer, pero a la vez me daba rabia de verte gozar con otros. Ahora túmbate en la cama boca abajo, voy de nuevo atarte y continuar con tu castigo, pues aún no hemos terminado”
Yo entonces mirándole le dije:
“Aún más, no te parece bastante que quieres seguir haciéndome daño”
El entonces cogiéndome de la cara, me escupió a ella y dándome un empujón me tiró sobre la cama y me dijo:
“Me has sido infiel, guarra asquerosa y tengo que darte tú castigo, además me perteneces y tienes que hacer todo lo que yo quiera y te ordene, ese es el trato con tú hombre, pues él estará haciendo lo mismo con mi mujer, así que túmbate boca abajo, que vamos a continuar”
Yo hice lo que me decía, entonces volvió atar mis muñecas y tobillos a los laterales de la cama dejándome de nuevo totalmente abierta de brazos y piernas. Luego fue a la sala y volvió con dos cojines, los cuales metió bajo mi barriga con el fin de dejar mi culo alzado. En esta posición dejaba mi sexo totalmente expuesto, desde atrás se me debía de ver totalmente ofrecido y abierto. Él entonces volvió a coger la vela, la volvió a encender y de nuevo volvió a dejar caer cera derretida sobre mi espalda y culo, luego con la palma de su mano comenzó a darme con todas sus fuerzas azotes sobre mi culito hasta que me hizo saltar las lagrimas y me le puso más colorado que un tomate, podría decir que a punto de tomar el color morado. Después se subió a la cama y colocándose entre mis piernas apunto su polla de nuevo tiesa sobre mi sexo penetrándome y comenzando un mete y saca que a medida que pasaba el tiempo lo hacía más violento y seguido. Cuando llevaba un rato follando mi almeja, yo ya estaba disfrutando de nuevo y cuando estaba cerca de mi orgasmo le decía:
“Si, si mi amor, eres único, como me haces pasar del dolor más fuerte al placer más alto, continua, continua no pares, no pares noto como me llega el orgasmo, siiiiii, no pareessss…….”
Cuando estaba a punto, el cabrón se salió de mi sexo y sin preparar ni nada mi culo apunto su gorda polla al agujero de mi ano y de un empujón se dejo caer sobre mí, metiéndome toda su herramienta en mi culo y apoyando su cuerpo sobre mi espalda comenzó de nuevo a bombear con un mete y saca perforándome mi culo hasta que tubo completamente dentro toda su polla. Llevó una de sus manos a mi clítoris y mientras me follaba el culo me masturbaba, haciendo que de nuevo me volviera el placer y comencé a correrme como él quería, como la perra que a él le gustaba que fuera. Él a sentir mi corrida en su mano aceleró su embestida y cuando yo estaba en lo más alto de uno de mis orgasmos sentí como me llenaba todo mi culo con su corrida. Permaneció dentro de mi culo y tumbado sobre mi cuerpo hasta que se le bajo y se le puso blanda en que se salió de mí. Luego me desató y comenzó a quitarme la cera que tenía por todo mi cuerpo. Como la de las axilas y pelambrera de mi coño si quería quitarla me haría daño cogiendo una tijera me fue cortando la zona de mis pelambreras (tanto de las axilas como de mi sexo), donde había caído la cera, quedando esta zona un poco descargada de pelos pero manteniendo aun bastante.
Después se tumbo a mi lado y me dijo:
“He pensado lo que me dijiste de prostituir a Inés en casa de tú amiga Marisa y creo que sí lo voy hacer, pero en principio será durante una semana al mes y algunos fines de semana que yo pueda librar aquí, quiero probar y no precipitarme”
Yo entonces le dije:
“¿Y ella consentirá?”
Él no dándome tiempo a continuar me dijo:
“No te preocupe ella hará lo que yo la diga y quiera, pues sabe qué caso contrario tendrá su castigo”
Yo entonces le digo:
“Mira, como socia del negocio que soy, tendremos que firmar un contrato (igual que hice yo cuando entre a trabajar allí), donde aparte de prostituirse tendrá que dar permiso a poderla grabar en video y utilizar las grabaciones como queramos y además si tú quieres la podemos poner también a grabar películas porno, por las que cobrarás un buen dinero. Si tú quieres cuando este con algún cliente lo puede hacer sin preservativo y cobrar un plus, o hacer cualquier servicio extra y cobrar un plus por ello. Lo que también firmaremos es un compromiso de que caso de que quede embarazada se prestará a firmar una series de películas porno durante todo lo largo del embarazo e incluso el parto y pos parto, esto también te puede reportar buenos beneficios. Si tú quieres y por la edad ya no queda embarazada podemos hacer que quede preñada a través de una inseminación artificial, bien con tu semen o con el que queramos, con esto quedaría preñada y podría grabar este tipo de películas, que por cierto yo estoy haciendo ahora. Piensa todo esto y antes de que yo marche el domingo me dices si aceptas o no y caso de que aceptes, te puedes presentar con ella la semana siguiente para que la tengamos a prueba y así aprovechas, por si te apetece estar conmigo, mientras ella la prostituyes, ¿te parece buena idea?”
A él se le ilumino la cara con esta última sugerencia mía, y me dijo:
“Me parece una buena idea, seguro que aceptamos, nos veremos la semana que viene en Alcobendas no lo dudes. Y a propósito me ha dicho Nicanor, que para poder prostituirte en el bar de Andres tuvisteis que aceptar que tú desvirgarías a su sobrino (el hijo de su hermana) y que el chico con los nervios no se atrevió”
Yo le digo:
“Si es verdad, el chaval estaba tan nervioso que no se atrevió, pero yo sé que se quedó con las ganas, pero bueno nosotros no nos negamos cumplimos con él trato, él fue el que no se atrevió. Bueno él se lo perdió”.
Eran la 1,30 de la tarde, cuando acabamos de toda la sesión de castigo, entonces Matías me dijo:
“Mira Esperanza, yo tengo que hacer un recado, mientras ponte algo por encima, si te apetece y si quieres ponerte ropa interior abre el cajón de la ropa interior de Inés que tiene en esa cómoda. Después con lo que tenemos en la cocina y la nevera mira si puedes hacer algo para comer, yo vuelvo en media o una hora, entonces comeremos y ya te diré que hacemos esta tarde. Es probable que venga con alguien más para comer, por tanto haz un poco más de comida que harías si fuéramos los dos solos.”
Le vi salir de la habitación y al oír la puerta de la casa, me pasé mi mano derecha por mi chocha , la cual estaba completamente empapada, y me la lleve a mi nariz, olía fuerte como a pescado y a semen del que acababa Matías de depositar dentro de mí. Mi primera intención fue lavarme pero pensando en lo que me había dicho Javier, de que quería que no me lavara desde que me poseyó él hasta que Matías me devolviera de nuevo a él y de esa forma oler y si le apetecía hasta saborear los flujos y restos de las corridas de los amantes que hubiera tenido, opté pos secarme con las sabanas los flujos y semen que me corría por mis piernas abajo dejando mi sexo como estaba, es decir sin limpiar.
Después me levanté, me dirigí al cajón de la cómoda que me había indicado Matías y cogí unas bragas blancas normales ( que también me llegaba prácticamente casi hasta mi ombligo y me la puse, para evitar que los caldos que tenía en mi coño se salieran, después cogí un sujetador también blanco , grande pero transparente de encaje. Luego fui al armario, donde Inés tiene su ropa y cogí otra camisa similar a la que había tenido el día anterior y me la puse, pero no me abroche los botones, tenía calor y total Matías si volvía ya me había visto y tenido desnuda y si venía con alguien cuando llamaran o los sintiera me la cerraría y abotonaría.
Después me dirigí a la cocina y miré que podía hacer de comida. Preparé una ensalada e hice a la plancha unos filetes que había encontrado en el frigorífico. Luego esperé a que llegara Matías que no tardo mucho. Cuando entró, venía solo, entonces le pregunté:
“No decías que probablemente vendrías acompañado, ¿Qué ha pasado?”
El sentándose me dijo:
“Era Andres, el del bar, y ahora tenía gente en el bar y no podía venir, vendrá a las tres de la tarde, tengo que tratar unos asuntos de trabajo con él. Bueno que tenemos para comer, estas preciosa con esa camisa abierta y desabrochada que deja entrever tus hermosas tetas, al moverte se te ven los pezones, me estas poniendo caliente, pero dejemos eso y comamos, porque si nos liamos …..nos vamos a quedar sin comer”
Diciendo esto nos sentamos en la mesa uno frente a otro y nos servimos la ensalada y los filetes, yo me abro de piernas para estar más a gusto y veo como Matías me mira dirigiendo su mirada hacía la zona de las bragas, en la que se notaba un buen cerco mojado de todo los líquidos que tenía depositado en mi vagina desde que se corriera hacía dos días Javier dentro de mí por última vez. Entonces, se quita su zapatilla y lleva su pie derecho bajo la mesa a mi entrepierna comenzándome a acariciar con él, por encima de las bragas, mi almeja, esto me calienta y me gusta, para hacerme un poco la seria le digo:
“Matías, déjalo estar, vamos a comer que luego tendremos todo el tiempo que tú quieras para que me toques mi sexo y hagas con mi cuerpo lo que quieras, pues si sigues yo no respondo, me estas poniendo muy caliente…..”
Él me hace caso y retira el pie, esto no lo esperaba y la verdad me disgusto un poco, pero como la que se lo había dicho era yo, y el pobre con el pequeño retraso mental que tenía no se dio cuenta que lo que quería es que siguiera, me tuve que aguantar.
A mitad de comida, se levanto y fue al dormitorio y volvió con las pastillas de afrodisiacos en la mano y me dijo:
“Te vas a tomar una ahora, para que cuando te devuelva al señorito Javier, si él te quiere dar otra ( y conociéndole creo que será lo que haga) la puedas tomar sin peligro alguno, si Javier me pregunta si te he dado los afrodisiacos, le diré que te los he estado suministrando cada 4 ó 6 horas y que el último te lo he dado a las 4 de la tarde, por supuesto no le devolveré las que sobren, me las guardaré para posibles encuentros contigo, pues quiero que cada vez que estés conmigo, bien sea pangándote o sin pagar, estés a tope de caliente y me hagas disfrutar al máximo.”
Diciendo esto me dio la pastilla para que me la tomara y yo le dije:
“Matías, no hace falta que me la tome, yo me entregaré a ti con todas mis fuerzas y las veces que quieras, no notaras la diferencia de si he tomado la pastilla o no, no me des más pastillas, a Javier le decimos que me la he tomado y ya está”
Él me contesta:
“No esta vez, si te la tomas, quiero que estés caliente toda la tarde, quiero que las últimas horas que estés conmigo seas un volcán, de modo que no se hable más y tómatela de una puta vez”
Estábamos tomando el postre, cuando llamaron a la puerta, me fui a levantar para abrir, cuando levantándose Matías me dijo:
“No deja voy yo, pero abróchate que Andres no te vea nada, ya con las piernas tiene bastante y con eso ya se pondrá como un verdadero verraco”
Se dirigió a la puerta y abrió, en efecto era Andrés, pero para mi sorpresa venía acompañado de su sobrino. Entraron y se dirigieron hacia donde yo estaba y Matías le invitó a sentarse, diciendo:
“Andrés, sentaros mientras acabamos de comer y luego tratamos nuestros asuntos, os parece”
Ellos así lo hicieron y cuando acabamos de comer, yo recogí la mesa y mientras esto hacía ni Andres ni su sobrino me quitaban ojos, me estaban desnudando con la mirada, se les veía la cara de deseo que tenían. Entonces yo me fui a la cocina a recoger y limpiar los cacharros y ellos tres se quedaron en el comedor comenzando hablar de sus asuntos. Cuando acabe fui donde ellos y al sentarme me dijo Matías:
“Mira Esperanza, me ha contado Andres el trato que hicisteis ayer Nicanor y tú para que Antoñito (su sobrino) aquí presente se estrenara con una mujer y que ese estreno fuera contigo, pero que el niño se puso nervioso y al final no quiso. Después cuando marchasteis le dijo a su tío que no lo había hecho por que le dio vergüenza pero que lo estaba deseando. Entonces Andres me ha dicho que si no tenía inconveniente aunque ahora tuviera que pagar que si podías iniciar en el terreno sexual a Antoñito y de paso hacerlo también con él. Yo le he dicho que lo de Antoñito que no se preocupe que lo harás y sin cobrar, lo suyo ya veremos, por tanto coge al chico y entraros en mi dormitorio, nosotros os esperamos aquí, no tengas prisa haz que el chaval tenga un buen recuerdo de ti y del día en que perdió su virginidad. Mira son las 15,20 de la tarde a las 17 (las 5) si no habéis terminado entramos nosotros y os avisamos”
Dándome una palmada en mi culo me indico la puerta del dormitorio, cogí a Antoñito de la mano y nos entramos en el dormitorio, cerro por dentro y nos quedamos solos el chico y yo. Parecía que mi destino era desvirgar a todos los chicos que se me cruzaran, ya lo había hecho con Javier, con Eduardo y ahora con Antoñito. Yo sentía que el afrodisiaco ya me comenzaba hacer efecto, pues notaba un calor en mi entrepierna que me comenzaba a extender por todo mi cuerpo. Entonces acercándome a Antoñito le dije:
“Entonces, ayer estabas deseando de hacerlo conmigo y no te atreviste por vergüenza, no te di yo mi número de teléfono para que me llamaras si te apetecía. No hacía falta que se lo hubieras dicho a tu tío, si me hubieras llamado también me habrías conseguido, no que ahora probablemente tras hacerlo contigo tenga que hacerlo también con Andres, mientras que de la otra forma hubiéramos podido estar más tiempo junto. De verdad es la primera vez que vas a estar con una mujer, y la primera vez que vas a ver ( si exceptuamos ayer que me vistes a mi) a una mujer desnuda de verdad, porque supongo que fotos si habrás visto”
Él entonces bajando la cabeza me dice:
“Si señora, tenía su teléfono, pero me pasaba lo mismo no me he atrevido a llamarla. Y si es la primera vez que voy a estar con una mujer y también ayer al verla a usted fue la primera vez que veía a una mujer de verdad desnuda. Antes la había visto en fotografías y en películas.”
Entonces acercándome a él, le cogí de la mano y nos dirigimos a la cama, nos sentamos en ella y le dije:
“Tranquilízate, estas muy nervios, no te pasará nada, tú sigue mis indicaciones y veras como disfruta y que bien te lo pasas. Tienes o quieres algo especial que te haga o prefieres que te lleve yo y hagamos lo que yo crea necesario. Te diré que si tienes aguante, y creo que al ser joven lo tendrás, me vas a poseer por todos mis agujeros, ¿quieres?”
El me dice:
“Lo que usted quiera, yo la iba a pedir que me dejara a parte de follarla darla por el culo, pero ya me acaba de decir usted que si yo tengo aguante lo haremos por todos los lados, de modo que me pongo en sus manos y seguiré todas sus indicaciones”
Yo cogiéndole la cara con mis dos manos le di un beso en su boca, metiéndole un poquito mi lengua y jugando dentro de su boca con ella. Se no taba que no tenía experiencia, pues no sabía besar. Luego me salí de su boca y le estuve dando besitos y haciéndole caricia con mi lengua en sus labios. Él me abrazaba y trataba de acariciarme torpemente, se le veía con prisas, entonces le dije:
“Tranquilo, déjate hacer, no tengas prisa, tenemos todo el tiempo que queramos, pues si no hemos terminado cuando entren esos dos les diremos que se marchen y seguiremos tú y yo hasta que acabemos, por tanto tranquilo y sin prisa, tú haz lo que yo te diga y déjate llevar por mí”
Me acerque a él y le dije:
“Déjame ver que podemos hacer”
Al yo decir esto él se retiró un poco pero lo tranquilicé un poco y logré que volviera a arrimarse a mí, con cierta intriga combinada con lujuria tomé su pantalón por la cintura y cogiendo el cinturón lo desabroché, ya mi mente divagaba comenzaban a subírseme los efectos del afrodisiaco, parecía de las ganas que tenía como si hiciera mucho tiempo que no veía una verga de carne y hueso y ahora estaba a punto de mirar la verga de este joven (casi niño) e inocente sobrino del dueño del bar, desabroché el botón de su pantalón (que se escondía tras el cinturón) tiré de este y del calzoncillo hacía abajo, ante mí apareció un falo enorme que al ser liberado se irguió apuntando al techo, grité de sorpresa y admiración, Antoñito era portador de una maravilla de verga lo suficientemente larga para sobrepasar la altura de su ombligo, un grosor impresionante terminaba en un capullo gordo y rosado completamente cubierta de venas hinchadas que bombeaban sangre para mantener erguida aquella maravilla, en la base guindaba un gran saco donde se ocultaban sus testículos, igual de grandes y hermosos que su verga, jamás pensé que este niño tuviera una verga de semejantes dimensiones de pronto pensé en las pollas de Javier pues era de dimensiones parecida a las suyas, pero allí estaba la verga majestuosa de este fenómeno erguida e imponente.
No había señal de vello alrededor de su sexo signo irrefutable de su juventud, aquella imagen hizo que mi vagina produjera una cantidad exagerada de líquidos, y le dije:
“Pero mira que pollón tienes (exclamé a los cielos, esto lo avergonzó) no te avergüences, por el contrario debes sentirte orgulloso por tener esa verga así”.
Mi mente no daba el cómo aquello se podía mantener tan bien erguido, estirando mi mano rocé el inmenso capullo lo que hizo que Antoñito diera un suspiro, entonces le volví a preguntar:
“De verdad aún no has conocido mujer”
Él me contestó:
“No señora, nunca he estado con una mujer, y que tenga el pene tan grande y largo me viene de familia, de mi padre, le llamaban el trabuco precisamente por el tamaño de su pene”
Aquella respuesta me provocaba aún más lujuria pues yo sería la primera mujer en sentir su vigorosidad. Entonces le dije:
“Te gustó mi cuerpo cuando lo vistes ayer”
El aún un poco asustado me contesta:
“Pues sssí…”
Yo le digo:
“Quieres aprender a hacerlo, bueno yo te voy a enseñar, quieres que me desnude, te gustaría que empezásemos.”
No dejándome acabar me dice con un tono entusiasmado.
“SSSssssí”
“Me levanté y desabrochándome la camisa , me la abrí mostrándole el sujetador blanco transparente, me fijé en su polla que dio un respingo, después me deslice la camisa muy despacio por mis hombros dejándola caer al suelo , después llevándome mis manos a la espalda me desabroche el sujetador y cogiéndolo con una de mis manos lo arroje al piso dejando mis pechos completamente al aire desnudos, luego mirándole me fui bajando muy lentamente las grandes bragas hasta que me quede totalmente desnuda, (al hacer esto la habitación se lleno de un fuerte olor a pescado o coño sucio, como consecuencia de no haberme lavado durante los dos días anteriores esa parte de mi cuerpo) miré mi sexo totalmente lleno de pelos estaba hinchado de la excitación y del trato de estos dos últimos días, jamás lo había visto así hinchado y húmedo a tal punto que sentí como mis líquidos bajaban por mis muslos, me acerqué a él tomando sus manos las puse sobre mis pechos, lo fui guiando los movimientos de sus manos sobre ellos y diciéndole lo que tenía que hacer, hasta que logró tomar ritmo en sus masajes, su pollón topaba con mi abdomen, lo rocé lentamente con mi barriguita, entonces me dijo:
“Qué hermosos son, como me gustan, los he visto muchas veces en las revistas, pero nunca pensé que al tocarlos se sintiera esta sensación”
Mientras decía esto no dejaba de acariciar mis pechos. Yo continuaba acariciándole por su espalda y otras partes de su cuerpo y restregándome el mío sobre el suyo, notaba que se estaba excitando por la dureza cada vez mayor de su pene. De pronto se abalanzó con su boca en pos de mis pezones, esta sensación me hizo vibrar de éxtasis, al contacto con ellos , parecía que aun recordara su infancia cuando tomaba del pecho de su madre, en esto no tuve que guiarlo lo hacía tan natural y tan perfecto, con una mano tomé lo que pude de su verga para comenzar hacerle una pequeña masturbación, mientras con la otra le acariciaba, de vez en cuando untaba parte de mis jugos sobre su verga, de pronto su polla empezó a palpitar y no pudiéndose aguantar se corrió soltando grandes cantidades de semen blanquecino que fueron a dar a mis pechos, a mi cara y al suelo, tal fue la cantidad que me encontraba completamente bañada en su leche el color de su semen hacía contraste con mi morena piel (consecuencia del sol tomado en la piscina a lo largo del verano que acaba de terminar) y sin soltar mis pechos decía:
“Aaahhhh, Esperanzaaaaa, que, que gustooooooo, oohhhaaaa me corroooooo, no aguantoooo mááássssss……..que placeerrrrrr.”
Aún después de aquella impresionante corrida su verga se mantenía recia y dura, entonces le dije:
“Ven acuéstate”
Él me obedeció tiernamente, al acostarse su verga fue a dar a su pecho, mientras yo distribuía su semen por todo mi cuerpo como si fuera aceite de bronceado aderezada en su semen inicié una serie de poses para mostrarle a mi joven amante la belleza de mi cuerpo. Le mostraba cada parte de él, haciendo hincapié en las zonas más exuberantes, como mis pechos, muslos, e incluso mi ya incipiente barriguita de embarazada que dentro de pocos meses alcanzaría su máximo volumen, él me halagaba con piropos como, que pechos tan grandes y ricos tienes, mira que nalgas, que muslos tan grandes, lo deleité una y otra vez, mis muslos se aflojaban como gelatina para luego endurecerlos como piedras. Cuando miré a mi bajo vientre una vez más me sorprendí del tamaño que habían alcanzado mis labios mayores parecían los pétalos de una gran rosa, y ni qué decir de mi clítoris totalmente expuesto como una gran bolita que ambos luchaban por sobresalí de mi pelambrera, todo mi sexo se mostraba en su gran magnitud adornado con venas hinchadas por todo lado, yo misma me excité al mirarme en un espejo que había en la habitación, mi cuerpo brillante por el semen de Antoñito se veía majestuoso.
Voltee a mirar a mi joven-niño que continuaba admirándome mientras su mano a duras penas rodeaba su capullo en un vaivén pausado, y le dije:
“Sabes que estoy preñada de tres meses, ¿te excita hacerlo la primera vez con una mujer y encima que este embarazada?
El me contesta:
“Si me excita, me excita todo en usted, me tiene loco, estoy deseando de poseerla”
Entonces me acerqué a la cama, no podía aguantarlo más quería sentir aquello dentro de mí, lentamente trepé en la cama estando a su lado lo besé tiernamente, él respondió a mis besos de manera nerviosa, mi mano acompañó a la suya en su misión de acariciarle su tranca, la piel delicada de su verga adornada por sus inmensas venas mostrando toda la virilidad juvenil de mi niño-amante, entonces le dije:
“Túmbate en la cama boca abajo y separa un poquito las piernas, solo lo suficiente para que yo pueda entrar mis mano entre ellas”
Así lo hizo, y entonces yo me subí sobre su cuerpo pasando muy despacio y acariciando con la pelambrera de mi coño todo su culo, subiendo hasta su espalda, rozándola esta con mis pezones y pechos en una caricia que se notaba que le gustaba, de vez en cuando abría mis piernas para que mi coño se abriera y él pudiera notar la humedad de él sobre su piel para luego cerrarlas de nuevo y volver a la caricia con mi pelambrera vaginal. Luego metiendo entre sus piernas mi mano le cogí sus huevos que acaricie con delicadeza subiendo mi mano a lo largo de toda su verga y comenzando una caricia masturbadora sobre ella a la vez que no dejaba de acariciarle con mis pechos su espalda y la parte de su culo con mi sexo. Notaba que se excitaba y de nuevo como se le endurecía su verga, entonces le pregunté:
¿Te gusta lo que te hace esta madurita preñada, dime, dímelo, quiero saberlo?
Él con voz entrecortada por el placer me contesta:
“Siiii, me gusta, me encanta, me está dado un placer muy grande, sigueeee por favooor”
Yo entonces, corto mis caricias y le digo que se dé la vuelta. Él me hace caso y vuelvo hacerle las mismas caricias que le había hecho antes en su parte trasera haciendo coincidir mi rajita con su polla, con esta caricia juego durante unos minutos, luego acerco mi boca a su polla cojo su glande y empiezo a lamerle, a jugar con su frenillo, esto le vuelve loco, sigo y me meto todo su capullo en mi boca y comienzo hacerle su primera mamada por una mujer a la vez que con mi mano le masturbo el resto de su tieso instrumento, noto que se excita y que pronto alcanzará el orgasmo y se va acorrer , pero yo no quiero eso , entonces paro de pronto y le digo:
“Por ahora ya basta de estas caricias, no quiero que te vuelvas a correr, necesito que lo hagas dentro de mi coño, ven te voy a enseñar cómo se hace, tú déjate hacer”
Aparté un poco su pene, obtuve un poco de resistencia por su rigidez y tamaño, abriendo mis piernas me posé sobre su pecho, solté su verga, ésta dio un golpe en mis nalgas, pude sentir el roce de aquella maravilla contra mi trasero, me deslicé hacia adelante un poco dejando que su verga volviera a caer lentamente, en su caída su capullo rozó con mis labios, un cosquilleo me recorrió el cuerpo de pies a cabeza, en la medida en que mi cuerpo aclamaba por sentirse poseído la cantidad de mis jugos iba en aumento.
No soportaba más las ansias con dificultad tomé su capullo, levantándolo lentamente lo ubiqué entre mis labios mayores, poco a poco fui retrocediendo, la entrada de aquel inmenso capullo fue difícil y lenta la del resto de su verga lo fue más aún, apenas su capullo había logrado entrar y mi cuerpo ya se estaba estremeciendo por un incontenible orgasmo que se me avecinaba (no sé si sería por los efectos del afrodisiaco o por la excitación que me producía ese chaval casi un niño), mi respiración se volvió torpe, las cosas me daban vueltas en mi cabeza, casi sin fuerzas caí sobre el pecho de Antoñito diciéndole:
“Ooohhhhh, sssiiiiii que placeeer , sigueeeee, no pareeeess metemelaaaa asiiiii, siii lo estás haciendo muy bieeeennnnnn, me vuelves locaaaa me está viniendo un orgasmooooo y no puedoooo evitarloooooo…..”
En unos pocos segundos recuperé mis sentidos, jamás había sentido algo igual en mi vida, ni siquiera con Javier ni ninguno de mis clientes bajé mi cabeza para ver cuánto de la verga se había introducido, grande fue mi sorpresa cuando vi que aún faltaba parte y más aún ver la inmensa venida que había tenido pues la verga de mi amante estaba empapada en mis jugos hasta su cintura se hallaba bañada en ellos, y ya yo recuperada comencé de nuevo la tarea de ir introduciéndome hasta que la pude tener toda dentro, luego comencé a cabalgarle como si yo fuera una amazona y el mi caballo semental, le decía:
“Te gusta, te gusta, muévete tú también, no pareees , sigueee, asiii, asiiiii, que bien lo estás haciendo, aprende , aprende que con la polla que tienes vas hacer muy feliz a todas las mujeres que quieraasss , sigueees , ooohhhh me mataaass de placeeer , me vieeeneee de nuevoooooooo, quiero que tú también te corrassss , jodemeeeee asiiiiii, soy toda tuyaaa, tu putaaaa, tu profesoraaaa, todoooo lo que tú quieraaaaasssss”
De nuevo me corrí y a la vez notaba que él también comenzó a correrse dentro de mí y me decía:
“Siiii, me gustaaaaaa, lo hago biennn la gusta señoraaaaa, oooohhhhhh, no aguantoooooooo, máááá´sssss me esta vieniendooooooo, me corroooooo de nuevooooooo, la quieroooooooo, siguaaaaa, siguaaaaaaa no pare ahoraaaaa, me está volviendo locoooooooo, aaaahhhhhhhhh……”
Mi orgasmo había sido tan grande que me había quedado sin fuerza mi cuerpo volvió a desfallecer. Mi joven amante en menos de 10 minutos me había provocado dos orgasmos descomunales, caí rendida al lado de Antoñito. Este extrañado por mi reacción y cansancio me preguntó lo que me pasaba, si estaba mal, entonces le dije:
“No mi amor, es que tienes una verga a parte de grande divina y yo nunca he tenido algo así dentro de mí, mira como me has dejado, más cansada que con cualquier polvo de los que me echaron ayer.”
Su cara de asombro me sorprendió y nos reímos con mi comentario, él continuaba a pesar de su corrida con su pene aun tieso y pidiendo guerra, entonces le dije:
“Veo que aún tienes ganas, vamos a descansar cinco minutos y luego continuamos, quiero darte lo que tanto ansiabas al entrar : darme por el culo, te lo has ganado y creo que todavía aguantas y que te correrás de nuevo dentro de mi culo, si no fuera porque tengo ya bien estrenado mi culo no te dejaría , pues tienes un polla que nos va a costar que me entre entera, no me explico cómo a tú edad y sin seguir ningún tratamiento la puedes tener tan enorme”
Diciéndole esto alargue mi mano y cogiendo su polla comencé a acariciarlo, mientras descansaba. Él entonces tomando la iniciativa, se abrazó a mí y comenzó a besar todo mi cuerpo, al llegar a mis pechos me los beso, me los lamio y acarició y mojándose su dedos me pellizcaba y jugaba con mis pezones. Luego bajo su mano a mi coño y comenzó a tocármelo, en principio torpemente, hasta que le indique como se hacía. Pronto aprendió y concentrándose en mi clítoris me dio un masaje y me hizo una masturbación que de nuevo me pusiera a cien. Era tal mi estado de nuevo de excitación que no pude esperar que pasaran los cinco minutos y levantándome y adoptando la postura de cuatro patas le dije:
“Colócate entre mis piernas, coge tus manos y llévalas a mi coño, úntatela bien de mis jugos y tu corrida y con ella bien mojada de nuestras correduras me das bien en el agujero de mi culo y tú en todo lo largo de tu polla y sobre todo de tu capullo. Una vez que hayas hecho esto dirige tu instrumento hacia mi ano y trata de ir introduciéndolo poco a poco y despacio por mi agujero, ten en cuenta que lo tienes muy grande y si lo haces a lo bruto nos haremos los dos daños. Para poder hacerlo mejor, una vez que hayas introducido tu puntita agárrame fuerte con tus dos manos por mis caderas y ves empujando de mi culo hacía ti y comienza despacio un movimiento de mete y saca, al principio despacio y después cada vez más rápido, veras como si sigues los pasos que te he dicho disfrutamos los dos. ¿Lo has entendido?
Él muy contento me contesta rápidamente:
“Si, si lo he entendido, estoy deseando, tenía tantas ganas de darte por el culo, desde que te vi la primera vez y si hubiera tenido que elegir entre metértela por delante o por aquí hubiera elegido esto, tu culo me vuelve loco y más viéndole y tocándole al natural, desnudo, es divino”
Dicho esto se coloco detrás de mí y siguió todas las indicaciones que le había dado. Al entrar el capullo en mi ano sentí un poco de dolor, a mí más que el grosor de la polla (era bastante más delgada que la de Matías, y esta me había entrado) era lo larga que era, pues seguro que si la entraba entera me llenaría todo mi recto. Una vez que tuvo metido su capullo, yo me lleve mi mano derecha a mi clítoris y comencé a acariciármelo para que si me doliera la penetración con el placer que me daba mi caricia aplacar un poco el dolor. El fue atrayendo mí cuerpo hacía él despacio y su gran rabo se fue introduciendo poco a poco dentro de mi ano, cuando sentí sus cojones tocando mis nalgas le dije:
“Ahora mi niño, comienza a moverte despacio, como te he dicho y a medida que veas que se comienza a deslizar sin dificultad ves aumentando el ritmo de la follada, de tu mete y saca, empieza ya quiero sentirla deslizarse por ni recto y quiero sentir en su interior tu corredura”
Él me hizo caso y comenzó a entrar y salir al principio despacio para luego ir aumentando el ritmo del mete y saca, al principio agarrado a mis caderas, luego comenzó a medida que se iba calentando a acariciarme mi cuerpo, siguió al final soltó mis caderas y con una mano me agarró mi pelo como si fuera la rienda de una yegua y con la otra me daba palmadas en mi trasero que a medida que la intensidad del placer iba aumentando también aumentaba la dureza de los azotes. Esto y la caricia que yo me estaba haciendo en mi clítoris, me comenzaron a provocar un orgasmo tras otro, y le decía:
“Si siiii, asiiiiiii, me gustaaaa, dame por el culoooooo, cabronnnnn como lo haces , te gustaaaaa dar por el culo a esta maduraaaa preñadaaaa, sigueeee sigueeee cabalga el culo de tu yeguaaaa, asiiii, dameee,dameeee mássss me corrooooooooo, me coroooooo, me están viniendo un orgasmo tras otrooooooo, sigueeee, cabronnnnn , no pareeeess, no quiero que pareeeesss, correteeee dentro de mi culoooooo, quiero que te corrras y me llenes todo mi culo de tu lecheeeee.. siiiii, oooohhoooooo que placeeerrrr…….”
El a mis gritos se excitaba más y más, y seguía dándome azotes en mis posaderas, su mete y saca ya era frenético, parecía que nos hubiéramos vueltos los dos locos, yo porque no paraba de tener un orgasmo tras otro y él porque se le estaba acercando su orgasmo, de pronto noto que me tira fuerte de mis pelos hacía él y comienzo a sentir como se corre dentro de mi culo a la vez que me dice:
“Siiiiii, asiiiiiiiii, asiiiiiiii me gusta , ereeessss mi yeguaaaaaa, mi putaaaaaaaa, mi putitaaaa maduraaaaaaa, siiiii, me vieneeeeeeee, me vieneeeeee, me corrooooooo, aaaahhhhhh…..oooohhhhoooooo, tomaaaa tomaaaa toda mi lefaaaaaa, tomalaaaa dentrooooo de ese culo de putaaaaa que tieneeeeeeeeeesssss……….”
El no aguantando más por la intensidad de su orgasmo se deja caer sobre mi espalda cayendo los dos uno encima del otro sobre la cmna, sin aún sacarla de mi culo. Así permanecimos como tres o cuatro minutos, hasta que con mucho cuidado la fue sacando de dentro de mí, saliendo cuando la tubo fuera, gran cantidad de semen por el agujero de mi ano.
Luego nos tumbamos en la cama y él me dice:
“Señora Esperanza, ha sido fantástico, me ha encantado, gracias por todo, me ha enseñado muchas cosas, me gustaría volver a estar otra vez con usted aunque fuera pagándola, ¿podría ser?”
Yo le digo:
“Mira yo el domingo marcho para Madrid, pues vuelve mi marido de viaje y debo estar con él, dado que él no sabe nada de todo esto que hago ni que ejerzo de prostituta en casa de mi amiga Marisa. Yo no sé si podré volver por aquí pero si quieres pasar un rato conmigo y tienes la oportunidad de ir por Alcobendas puedes pasarte por casa de Marisa y allí me encontrarás, mira la dirección es esta…… y mi teléfono ya le tienes”
Él me dice:
“Gracias, no tardaré mucho en estar con usted en Alcobendas, pues vivo en un pueblo de Madrid (me dijo cual era, y la verdad estaba cerca de donde yo ejercía la prostitución). Pero ahora le pediría una última cosa, si puede ser”
Yo le digo que es:
El contesta:
“Me gustaría comerle el coño, debe de ser divino”
Yo le contesto:
“Mira Antoñito, a mí también me gustaría que me lo comieras, pero está muy sucio y no puedo lavármelo, dado que mi amante quiere que así sea, que cuando Matías me entregue de nuevo a él tenga el coño sin lavármele y que contenga todas las corridas de todos los hombres que os habéis corrido dentro de él y mis jugos. Pero te prometo que si es verdad que vas a verme a Alcobendas será lo primero que te deje hacerme, de acuerdo.”
Él con cara de apenado, me contesta:
“De acuerdo, si no puede ser hoy la emplazo para cuando nos veamos la próxima vez”
Eran ya las 5,10 de la tarde, Matías y el tío de Antoñito no tardarían en subir, de modo que le dije:
“Antoñito, vamos a vestirnos tu tío y Matías no tardaran en subir y no quiero que nos vean desnudo. Tú me has poseído muy bien y me ha gustado, me has dado una buena paliza, de modo que diré a tú tío que no lo haré con él, lo siento si quiere tenerme y probarme tendrá que ir a Alcobendas a casa de Marisa, ja,ja,ja,……”
Él se ríe igual que yo y comenzamos a vestirnos de nuevo los dos. No habrían pasado 5 minutos cuando entraron Matías y Andrés, que preguntaron cómo había ido, yo fui a contestar pero se me adelanto Antoñito diciendo:
“De maravilla, no creo que pudiera tener mejor estreno ni mejor profesora, nos hemos dado ambos una buena paliza pero creo que ha valido la pena, pues hemos disfrutado a tope. No creo tío que la señora tenga ganas ni fuerza de hacer nada con usted, pues la he dejado bien……”
Entonces soy yo la que le corto a él y dirigiéndome a Andres le digo:
“Miré su sobrino tiene razón, estoy agotada pues nos hemos entregado los dos a tope y no puedo hacer nada con usted, pues tal como estoy no le haría disfrutar como se merece. Lo que si podemos hacer si usted quiere es que me visite en Alcobendas en la casa de putas de Marisa, allí le aseguro y prometo que le haré disfrutar como nunca ninguna mujer lo ha hecho”
Él un poco contrariado, me da las gracias y me dice que nos veremos en casa de Marisa. Echando la mano sobre el hombro de su sobrino, salen los dos de la habitación marchándose, Matías les acompaña hasta la puerta.
Cuando entra Matías le digo:
“Mira Matías es verdad que ese chaval me ha dado una buena paliza, he disfrutado con él como nunca lo había hecho, incluso más que con el propio Javier, te importa que descansemos por lo menos entre una y dos horas y luego hagamos un encuentro de despedida entre los dos, pues no me apetece que me entregues a nadie más, quiero que las últimas horas que te pertenezca sea solo tuya, me apetece estar mucho contigo y que tú puedas entrar dentro de mí lo deseo tanto, ¿podrá ser?”
Matías mirándome me dice:
“De acuerdo, quédate en el cuarto y trata de dormir y descansar un poco. Pero antes tomate la última pastilla de afrodisiaco (me dio un vaso de agua y la pastilla) dentro de un rato te despertaré y te amaré como te mereces mi amor, te quiero”
Así fue, él salió de la habitación y yo me quedé descansando como una hora. A la hora entró Matías me despertó y de nuevo hicimos el amor. Él lo hacía como si se fuera acabar el mundo, con las ganas que llevaba, no duró ni un cuarto de hora, vertiéndose dentro de mí como ninguno de los días anteriores lo había hecho, me echó tal cantidad de semen que no me cabía en mi coño. Al ver que no tenía fuerzas para continuar durante un buen rato y dado que yo estaba aún con la calentura del afrodisiaco que me había vuelto a dar cuando terminé con Antoñito, cogió de nuevo y me llevo a la cuadra donde cogiendo otra vez a Lucero, de nuevo me entrego a él. Después de esto no quiso poseerme más, pues quería que mi coño se cerrara de lo dilatado que el caballo me lo había dejado para cuando de nuevo me entregara a Javier estuviera en perfectas condiciones. Él se tumbo en la cama a mi lado y me estuvo besando y acariciando, masturbándome y no dejando que la calentura se me bajara, hasta que llego la hora de ir de nuevo al encuentro con Javier.
Voy a terminar esta entrega, pues me estoy alargando demasiado, en la próxima seguiré contando cómo se realizo de nuevo el intercambio de mujeres y lo que sucedió después.
Como siempre estoy dispuesta a recibir vuestros comentarios y correos y si me queréis contar algo especial o saber de mí no dudéis en escribirme a mi correo J.trujicornu@hotmail.com
Cornoturga