Mi historia 9

Abriendo y cerrando capítulos.

Nunca puedes estar seguro de alguien, de algo y mucho menos de lo que podrías estar sintiendo. La vida podría jugarte una buena broma, podía estar divirtiéndose contigo o simplemente debías quemar esa etapa para estar preparada para otra totalmente diferente y nueva. La cantidad de cosas que pasaban por mi cabeza en ese momento eran alucinantes, por un lado tenía a Antonella que era una mujer preciosa, llena de entusiasmo, educación… Pero lo que me preocupaba sobre manera era esta nueva etapa de sadismo que me colocaban los vellos de punta, me hacían sentir como un conejillo con el que experimentaban una y otra vez, siendo sincera no sentía lo mismo por ella, no la veía como al inicio…

Por otro lado y no menos importante estaba Marta, con su arrolladora personalidad, sus comentarios sarcásticos, su inteligencia desmedida y su amplio conocimiento por mis tácticas de seducción la hacían una mujer sumamente enigmática y diferente. Pongámoslo de esta forma, ella era él sol y yo un planeta sediento de calor, frío y helado por dentro, tan frío que ni siquiera Antonella podía calentar, lo cual significaba que cada vez que estaba cerca de Marta me sentía cálida, cómoda y completamente distinta. Era como si con Marta fuera una persona y con Antonella fuera otra diferente, dos polos opuestos que chocaban al estar cerca.

Apenas eran las doce del mediodía, tenía tiempo suficiente para ordenar mis pensamientos, mis documentos, mi ropa y hasta mis sentimientos. Ese día me sentía vibrante, me sentía con una fuerza extra que sólo podía ser expulsada sonriendo y dejándome llevar por el momento.

Saque de mi mesita de noche la llave pequeña que me había entregado días antes el señor Antonio, esa llave me resultaba tan extraña, como si con ella respondiera a todas las preguntas albergadas en mi interior. Me dirigí a la casa de Antonella, toque un par de veces, pero nadie salió y recordé que guardaba una llave en el matero junto a su puerta. Introduje la llave, la gire y entre a su departamento, para mi sorpresa y decepción escuchaba como gemidos y suspiros salían del cuarto principal.

Mi cuerpo estaba estático, mi ritmo cardiaco se había elevado considerablemente y mi lengua empezaba a dormirse por la ira que se acumulaba en mi sistema. Suspire un par de veces antes de que me desmayara y no consiguiera observar las personas que emitían sonidos de placer. Di pasos lentos, pasos que se me hacían enormemente pesados y que me acercaban más a la verdad, estuve a centímetros de la puerta que se encontraba medio abierta y de pronto empuje con un poco de fuerza, no quería que se enteraran de que yo estaba ahí siendo observadora de esa gran asquerosidad.

Para terminar de matar mis sentimientos mis ojos fueron punto clave de la revelación, en la cama estaba Antonella boca arriba, con las piernas abiertas sujetas a las patas de la cama, totalmente desnuda y encima de su vagina se encontraba mi compañera de clases, Jessica. Ver aquello me hizo sentir ganas de vomitar y lo peor era que seguían con su frenética situación.

Me apoye en el marco de la puerta, me cruce de brazos y con un gesto de hostilidad me aclaré la garganta y justo ahí logre captar la atención de Antonella y su acompañante.

Yo: Hermoso momento lleno de lujuria, profesora.

Gire sobre mis pies y escuchaba como Antonella gritaba que la soltará rápido, escuchaba como peleaba con Jessica y yo simplemente camine hasta el cuarto donde se encontraba mi caja, caja que días antes Antonella me dijo que me pertenecía. Era de color negro con decoraciones doradas y bastante enorme, parecía en todo caso un baúl.

Antonella: Emily, por favor tienes que escucharme. Nada de esto estuvo bien, fue una completa equivocación, yo sé que falle.

Yo: Basta Antonella, no me apetece ni siquiera saber que existe. Te agradezco mandes las pinturas a la oficina del señor Antonio, por lo demás ni te molestes en mencionarlo. Que la sigas pasando bien.

Antonella: Detente, tú eres mía y siempre serás mía. Ni se te ocurra acostarte con alguien más, no voy a permitirlo.

Yo: ¿Ahh si? ¿Y qué harás para impedirlo? ¿Me atarás a la cama? Pues tendrás que atarme, encerrarme y colocarme grilletes. Esto se acabó y por favor no te acerques nunca más a mí.

Mi postura era de absoluta molestia, de rencor, de decepción y de asco. Quería arrepentirme de haber estado con una persona así, pero ya era muy tarde para arrepentimientos. Contuve mis lágrimas, sostuve mi orgullo y cerré la puerta de su casa sin hacer ruidos, pero dejando claro que nunca más volvería a pisar ese suelo.

El camino hacia mi cuarto era largo, quizás tanto que mis piernas me temblaban, me sentía débil y recordé a Marta, no podía fallarle, no después de haberme ayudado a ganar la carrera. Me senté en la cama, suspire un par de veces y me aferre a la poca fortaleza que me quedaba por dentro. Vi la caja y tome la decisión de colocarle fin a este capítulo tan largo en mi vida.

Abrí la caja y en ella se encontraba un pendrive de color azul oscuro, lo observe un par de segundos y fui por mi laptop, introduje el pendrive y vi como mi sistema abría la carpeta automáticamente. Para mi entera sorpresa habían alrededor de 24 carpetas, supuse que eran archivos, pero cuando iba abriendo uno a uno las carpetas me quede petrificada, habían entre 50 a 60 fotos por cada carpeta que abría y un archivo de Word al final… Decidí abrir el Word para percatarme de lo que había dejado…

Revise un poco las fotos y todas eran de mí, de cuando era niña, de mis eventos del colegio, de algunas veces que fui reina de carnaval, de mis obras en los teatros locales, de mis presentaciones musicales. Ver aquello me colocaba un nudo enorme en mi garganta, pensaba en todo el tiempo que desperdiciamos juntos y que estuve siempre culpándolo de no haber estado conmigo ni siquiera un domingo por  la tarde. Suspire un par de veces, limpie mis lágrimas y me dispuse a leer lo que aquel documento albergaba.

Para mi hija Emily, de su padre y gran admirador.

Si llegas a leer estas palabras es porque estoy muerto y dejarte una carta con mi puño y letra era cosa imposible debido a que mi letra es indescriptible. Hija, querida hija, eres y serás por siempre la única hija que he tenido y lamento en el fondo de mi alma no haber podido dedicarte el tiempo que merecías, no podido disfrutar de momentos felices y amargos a tu lado. Lamento no haber sido tu pañito de lágrimas cuando sufriste tu primera decepción amorosa, sabes que aunque estuve ausente siempre logre verte a distancia, sabes que trataba de acercarme, pero agentes exteriores me limitaron. Tuve problemas bastante graves con la bebida y encontré en la pintura un escape a todos mis problemas y vicios. Decirte que te extraño es poca cosa, anhelo estar vivo y reparar el daño que cause, pero ya estoy muerto. No hay lugar para lamentaciones, he decidido dejarte mis obras de arte, puedes venderlas o quedártelas, la decisión es por completo tuya.

Hay una en específico que hice para ti y se llama “Mi encanto”, conseguirás paz, alegría y la respuesta a cualquier duda si la ves con la perspectiva adecuada. Antonio es un fiel amigo mío, apenas le deje saber de ti consiguió tu dirección exacta y arreglo todo para que tu fueras mi heredera universal. Quizás ya hayas conocido a tu hermanastra Antonella, te pido de corazón mantengas distancia con ella, es una mujer muy especial, pero tiene problemas de personalidad que afectan todas sus relaciones y que han traído muchos problemas a su madre.

Por ahora espero cumplas mi deseo de que te quedes con mis pertenencias, encontrarás un archivo con la ubicación de mi tráiler donde guarde mis objetos más preciados para ti, utilízalos y permite que mi alma descanse por fin. Recuerda Emily, nunca es tarde para pedir perdón. Desearía estar contigo justo ahora para secarte las lagrimitas de esos ojos tan preciosos, siempre fuiste mi debilidad, tanto tú como tú madre.

Con amor, papá.

Recosté mi cuerpo a la cama y me fui en lágrimas, lloré y lloré hasta que sentí que por fin lo perdonaba, muy dentro de mí le dije que podía irse en paz, que lo amaba y que aunque nunca aceptaría mi orientación sexual estaba segura de que ahora le parecía la cosa más normal del mundo justo ahora. Sentí como me había quitado un peso enorme de encima, como mis hombros se relajaban y tomaba una nueva seguridad en mí, en ese instante supe que ninguna mujer volvería a minimizarme ni hacerme sentir débil.

Eche un vistazo a la puerta y vi como Fernando se acercaba a mí con su carita de perro, me abrazo con fuerza y me deje querer, me deje arrullar por él.

Fernando: Por fin podrás dejar ir ese feo sentimiento de rencor hacia tu papi, tranquila mi niña, esta es una nueva etapa.

Yo: Ohh Fer, no sabes cuánto había querido cerrar esta página de mi vida.  Él y yo no hablábamos de mi padre, pero sabía perfectamente mi pasado por las largas conversaciones con mi madre y como era muy delicado prefería mantenerse al marguen con esos temas, era perfecto y tenerlo había sido una tremenda bendición.

Fernando: Esta no es la única página que vas a cerrar, también tienes que arrancar, quemar y botar la página de la perra de Antonella, vi salir de su departamento a la tetona de Jessica y esas dos sí que no estaban estudiando y tú lo sabes. Decía todo con aire de sufrido, como si a él lo hubiesen engañado, eso me causaba risa.

Yo: Ya Fer, eso es clavo pasado. Hace rato encontré a esas dos en la habitación dándose duro. Nos reímos con fuerza y empezamos a ver las fotos que mi padre me había tomado, en unas aparecía distraída y en otras como que sabía que alguien me observaba a distancia.

Fernando: Si que eras bonita pedazo de algodón. Me tiro la laptop y empezó a hacerme cosquillas, que placentero era reírnos a carcajadas luego de tanto. Ya vengo, voy a prepararte una tortica tres leches.

Yo: Tan bello mi Fer. Por cierto, tengo una cita con Marta…

Fernando: Si, ya la abu me contó de tu nueva aventurilla, te lo tenías bien guardado mujer. Gracias por el dinero, ellos lo necesitaban mucho Emi.

Yo: Lo sé bobo, por eso lo hice. Me voy a arreglar, me queda sólo una hora para encontrarnos en el bar.

Fernando: Apúrate chica y vienes para delinearte los ojos esos, así te ves provocativa. Colócate la chaqueta de cuero que esta frio el día.

Como siempre, Fernando tenía razón, esa chaqueta aparte de abrigarme me quedaba de perla.  Me veía exquisita con esos pantalones oscuros ajustaditos, una camisa blanca pegada a mi cuerpo y mi chaqueta negra, cualquiera que me viera tendría ganas de comerme, incluso yo tenía ganas. Me puse unos tacones cómodos y sacudí un poco mi cabello para que se soltara en hondas, un poco de pintura roja a mis labios y fui a ver qué estaba haciendo Fernando, tenía que darme el visto bueno a mi atuendo.

Fer: ¡Mujer! Dios mío, vas a matarme. Te ves espectacular, si fuera hetero te salto encima de una vez y te follo hasta que te duela el culazo tan bello que llevas ahí, ven para darte el toque final.

Me delineó los ojos, me colocó sombra pastel en los parpados y un poco de rubor en mis mejillas.

Fer: Listo, ahora sí… A por Marta, que esa mujer sí que lo vale.

Yo: Ya maricon, no olvides guardarme mi pedazo de torta en la nevera. Te amo guapo. Le lance un beso y el hizo como si lo atajara en el aire y se lo colocara en el pecho, ahí estaba mi mejor amigo levantándome el ánimo y siendo el mejor compañero del universo.

Fui por el auto de Fernando y me dirigí al bar donde había quedado con Marta unas horas antes… Ya el lugar estaba lleno de gente, conocía al portero y me dejo entrar apenas cruzamos miradas, gracias a Dios porque la cola era enorme. Unas cuantas mujeres voltearon a verme, pero fui incapaz de devolverles el gesto, estaba ocupada pensando en la loca de Marta.

Vi como todos estaban gritándole a la bartender y me hice un poco de espacio para captar su atención.

Yo: Carla, sírveme un mojito bien cargado, por favor. Le sonreí con agrado, esa chica era una de las pocas personas con las cuales me sentía cómoda al momento de contarles mis pesares y podría decirse que éramos amigas hace un par de años.

Carla: Vale linda, dos segundos. Me lanzo dos besos, giro en su sitio y empezó a prepararme el trago. Todos quedaron observándome unos con agrado y deseo y otros con rabia quizás.

Mientras tanto di un vistazo a mí alrededor, aunque había llegado justo a las 5 no encontraba a Marta así que suspiré y volví a colocar mi atención en Carla. Puso mi trago frente a mí y me hizo señas de que luego lo apuntaba. Decidí hacer un recorrido por el sitio a ver que encontraba, ya que es uno de esos lugares gays donde están abiertos a conocerte si eso deseas. Escuche cómo de pronto cambiaban un Tecno a una de mis canciones favoritas “We found and love” de Rihanna y me fui a la pista solita a bailarla, no me importaba si me miraban feo, lo único que deseaba era sentir aquel ritmo tan delicioso.

Empecé a mover mi cuerpo lento, luego más acompasado y me di la espalda para no sentirme tan observada y de pronto sentí como un cuerpo y un perfume invadían mi espacio.  Me dejé llevar un poco por la situación y para mi entera sorpresa era Antonella quien sujetaba con fuerzas mi cuerpo al de ella.

Me aleje casi golpeando a la pareja que estaba detrás de mí y ella volvía a acercarse. Hui de la pista de baile y cuando estaba por llegar a la barra sentí una mano suave que capturo la mía. Mis ojos se posaron en el rostro de Marta, iba adecuadamente vestida para la ocasión, una chaqueta de jeans, un vestido corto y zapatillas altas. Ver aquella mujer me hizo perder el aliento y sentir su mano caliente en la mía que estaba tan fría era una nueva descripción de “divino”.

Marta: La gente baila por allá. Me señalo con la mano libre a la pista. Además apenas estamos llegando. ¿O es que crees que soy una chica cualquiera que apenas te ve se le mojan las bragas?

Yo: Deja de pelearte conmigo. Le dije con ganas de establecer la paz, apreté su mano y la atraje a mi cuerpo. Nunca te he tratado como a una cualquiera, así que no quiero que se te mojen las bragas tan rápido. Sonrío por mi comentario y se apartó un poco de mi cara.

Vi como Antonella llegaba hasta donde nos encontrábamos hablando y empujo con fuerza a Marta.

Antonella: Ella anda conmigo, así que regrésate por donde viniste. Mi boca quedó abierta y mi cuerpo reacciono.

Yo: Disculpe señorita, ella es mi cita esta y las noches que vengan así que le agradezco se retire. Marta que parecía un tigre enjaulado paso sus manos por mi cadera y me puso en medio de sus piernas con un abrazo bastante íntimo, sino fuera por la incomodidad del momento juraría que ella estaba disfrutando de tenerme así.

Marta: Así es, ella es mi novia así que fuera antes de que te saque con mis propias manos. Era una verdadera amenaza y vi en el rostro de Antonella pánico absoluto.

Antonella: Esto no ha terminado, es tan solo el inicio Emily, que te quede claro. Tan pronto como apareció, desapareció entre la gente sin dejar rastro.

Yo: Para que estés enterada, yo salía con ella unos días antes.

Marta: Yo estoy enterada de eso y más, así que por favor ni te molestes en explicarme. Estas siendo sincera últimamente tontica, eso suma puntos. Me dio un golpe en las costillas y ahí volvía a aparecer la Marta obstinante, loca y extraña que tanto me hacía suspirar.


Hasta aquí el relato de hoy, disculpenme por haber tardado tanto en subirlo... Es que me encontraba lejos de mi hogar.

HombreFX: Estaba preocupada pensando que no habías querído seguir leyendo la historia. Besos guapo, espero esté nuevo capitulo te encante.

Una vez más tengo que agradecerles profundamente por esos correos tan hermosos, por estar pendientes de mi y sobre todo por motivarme a seguir continuando con esta historia que es tan complicada y loca...

Besos desde Venezuela.

Emilyzapata72@gmail.com