Mi Historia

El principio de mi comportamiento, y las primeras experiencias antes de la pubertad.

MI HISTORIA (1).

El principio de mi comportamiento, y las primeras experiencias antes de la pubertad.

INTRODUCCIÓN.

Esta es una serie de relatos que, más que una explicación a mi comportamiento, son mis anécdotas y fantasías sobre un tema muy especial para mi; Mi deseo desmedido por niñas y niños (en menor medida). Los relatos son en parte reales y en parte ficción, la mayoría de los participantes son reales y como dicen en las películas, los nombres de los actores fueron cambiados para proteger su identidad. Pero lo que si es real es mi comportamiento y deseo sexual a los menores. No lo cuento esto para ser criticado, lo veo como un desahogo personal. Para empezar a identificarme soy "T", y así empieza todo.

Los primeros recuerdos son vagos, pero si considero que recibí un poco de ayuda para convertirme en lo que soy ahora. Los primeros años de mi vida recuerdo que viva en forma alternada en casa de mis padres y en la de mis abuelos. Con ellos supongo que tuve mis primeras experiencias. Ahí vivían mis abuelos una pareja ya mayor pero que no considero que fueran ancianos, cuatro tíos solteros (dos mujeres y dos hombres), y una tía más casada con su marido y sus hijos (mis primos). Recuerdo perfectamente que jugaba horas con un primo en especial "Paco". Otro de los recuerdos que llegan a mi mente es que su papá no me caía nada bien. Me daba miedo acercarme a los cuartos que ellos ocupaban cuando el estaba en casa. No recuerdo su nombre pero si que cuando lo veía me parecía como un hombre lobo.

Un día fui a buscar a mi primo, y cuando vi a su papá salí corriendo, me dio tanto miedo que le dije a mi primo que luego lo buscaba para jugar, pero no lo hice. Es más un día me caí de la escalera y le dije a mis abuelos que mi primo me había pegado, a lo que ellos me dijeron que no volvería a jugar mi primo conmigo, a sí fue. No parece importante esta parte del relato, pero es como lo siento, y en adelante puedo decir que me llene de muchas experiencias de placer.

AMOR FILIAL – GAY.

La primera experiencia que tuve en verdad fue con mi hermano "Carlos", yo tendría alrededor de 9 años, y mi hermano tendría 5 años. Un día que nos quedamos solos en casa de mis padres estábamos jugando a cualquier cosa, y no se como se me ocurrió que jugáramos a los prisioneros. Teníamos un pequeño ropero donde podíamos meternos y encerrarnos sin ningún problema, parecía divertido pero le dije a mi hermano que lo teníamos que hacer desnudos. Mi hermano no entendía porque, así que le explique que los prisioneros y esclavos tenían que estar desnudos para que no pudieran escapar. Le pareció lógica mi explicación así que nos desnudamos y no metimos al ropero. Estábamos sentados uno frente al otro a media oscuridad, ya que las puertas no cerraban herméticamente y dejaban pasar un poco de luz. Nos sentamos sobre una cobija un poco áspera de color rojo me parece, y eso me provocó una erección, que tal vez por mi tamaño no era espectacular pero si evidente, lo que hizo que mi hermano tuviera suficiente curiosidad y lo tomará con su mano para investigar un poco mi asunto.

Puso su mano en la parte inferior de mi pene, y casi al instante me pregunto por que estaba así. Yo le dije que porque sentía bonito. Cuando me soltó le dije que siguiera haciéndolo y yo le iba a hacer lo mismo para que también sintiera lo mismo. Tome su pequeño pene al mismo tiempo que el tomaba el mío y nos frotamos mutuamente. Se sentía muy bien, sentados uno frente al otro acariciándonos, casi a oscuras podía ver la mirada de mi hermano sobre mi pene. No se si por instinto, o por alguna otra razón baje la mano a sus testículos. Aún recuerdo que la pequeña bolsa arrugada entre mis dedos, los frotaba suavemente como si fuera una pequeña bola de algodón. Esto le produjo a mi hermano una gran fuente de placer, ya que apretó los labios y tiro con mayor fuerza mi pene.

Baje más la mano para tratar de averiguar que otras cosas podíamos sentir los dos, enfilando el dedo medio por delante, más haya de sus nalgas. Cuando fui sorprendido por su pequeño ano, que se sentía como un ombligo, aunque más grande y más cerrado. Lo palpe con el dedo con la fuerza con que uno aprieta una tecla. Mi hermano apretó los ojos, la boca y por supuesto mi pene, que ya más que frotarlo lo apretaba rítmicamente. La sensación si que producía placer. Supongo que por puro instinto introduje mi dedo medio en el ano de mi hermano hasta la segunda falange. Mi hermano solo pudo decir un tremendo "Ahhhhhhhhh", soltando mi pene y agarrando con ambas manos la mía con fuerza, tratando de que la quitara de su ano. Un instante después me soltó y cayó sobre su espalda con pequeños espasmos en todo el cuerpo. Al terminar los espasmos le saque el dedo.

Unos momentos después abrió los ojos, resoplando y me dijo, que sintió unos grandes escalos fríos. Miramos su pequeño pene todavía erecto y escurría un líquido transparente y espeso. Yo le pregunte si le dolió cuando le metí el dedo, respondiéndome que no, que la sensación fue como una gran comezón, y luego todo lo demás. Yo aún tenía mi erección y se me imagino como podía terminar. Le propuse que nos bañáramos para ir a dormirnos.

Nos salimos del pequeño ropero y nos metimos en la regadera. Nos lavamos todo el cuerpo, mientras yo me lavaba mi pene, este de inmediato se levanto. En ese momento le dije a mi hermano que le ayudaba a lavarse, el un poco aturdido por lo que paso, acepto mostrándose un poco nervioso. Enjabone su espalda y su pecho, lo hice muy suave, acariciándolo y dando algunos abrazos. Luego lo enjuague y me agache para tener su pene y nalgas a mi altura. El no decía nada, solo se me quedaba mirando y apretaba los labios, como si se reprimiera un grito, pero no intento apartarme de él. Tome su pene y lo lave muy suavemente. Su pene lo podía ver de frente y con más claridad, era un pequeño miembro rosado del que sobresalía su cabeza, era muy suave pero comenzaba a presentar nuevamente rigidez, como si se tratara de un caramelo.

Mientras agarraba su pequeño miembro, él se abrazaba a si mismo. Luego lo enjuague, y fue mientras lo hacia que se me ocurrió… tomé su pene en una mano y me lo lleve a la boca, y empecé a chuparlo como se fuera una mamila. Fue tan sorprendente para él que tardo unos instantes en reaccionar. Solo pudo decir "No, No…. Ahh", en varios momentos solo decía "Ahh". Le pase la lengua en algunas oportunidades, lo que hizo que se doblará, y abriera las piernas. En la última ocasión se quedo agachado con las piernas abiertas. Aproveche el momento y me coloque atrás de él.

Me puse a ver su pequeño ano que le dio tanto placer cuando lo toque. En verdad parecía su ombligo, pero muy apretado, esta vez lo sobe con dos dedos unos momentos, cuando comencé a ejercer presión sobre él con un dedo, se retiro y me dijo "Ya no, por favor", pero eso si, no dejaba de jalarse su pene. Yo no podía aguantar un momento más de excitación, y me decidí en terminar en nuestra recamara. Le dije que esta bien, y que nos iríamos a dormir.

Lo envolví en su toalla, como si fuera un pequeño taco, yo me cubrí con mi toalla como si fuera una capa. En cuanto entramos en el cuarto, lo abrace por la espalda, lo levante y acosté en la cama, pero solo medio cuerpo, él boca a bajo y sus piernas colgando del borde de la cama. Le levante la toalla y descubrí sus nalgas, estaban tan blancas que parecían pequeñas pelotas de fútbol. El no decía nada, solo gruñía tratando de levantarse. Yo rápidamente deje caer mi toalla, le abrí las nalgas con las dos manos y le puse mi pene en la entrada de su ano. Le solté las nalgas y le empuje mi pene. Realmente no puede meterle todo, pero como dicen con la puntita basta. Puede sentir como mi pene se incrustaba en su agujero con cada arremetida que daba. Lo abrace y nuevamente empezó a jadear, y a quejarse con pequeños "No… Ahh…". Baje mi mano y me encontré que su pene nuevamente estaba erecto. Era tan pequeño que sentía que cabía en mi mano. Yo acelere los movimiento y lo apreté más fuerte, podía sentir que venia una gran lluvia. Y de repente una gran sensación me invadió, desde el pene que tenía enterrado en el ano de mi hermano, hasta los pies y cabeza. En ese momento mi hermano solo soltó un grito ahogado, casi como cuando un niño puja cuando hace un berrinche.

Me quede acostado sobre él un rato. Cuando su respiración se normalizo, le dije que no podíamos decirle nada a nuestros padres, ni a nadie, de lo que hicimos, el solo movía la cabeza en forma afirmativa. Al fin me pare, al voltearlo nuevamente su pene hizo de las suyas, nuevamente con el líquido transparente y espesó, pero en mayor cantidad, lo se que con la toalla y lo vestí, yo hice lo mismo y nos acostamos cada uno en la suya.

Esa fue la primera experiencia que tuve, y la única con mi hermano, aún que apenas empezaba mi pequeño viaje al universo de placer sexual.