Mi historia (25: Enero 2003)
Tras el mes de Diciembre tan movidito llega la boda de Mike y con ella la vuelta dura al trabajo sin olvidar a mis chicas y, en especial, a Rocío. Ya solo nos quedan cuatro meses para la boda.
- Semana del 6 al 12 de Enero
El día de Reyes al despertarme vi a Rocío a mi lado y no pude dejar de pensar en la tarde noche del día anterior y el trío con Raquel. Rocío era la mujer ideal. No solo me permitía que tuviera mis pequeños líos con algunas mujeres sino que además estaba dispuesta a participar en el placer conmigo. Y todo ello manteniendo, de puertas para afuera, la imagen de mujer perfecta. Guapa, inteligente, trabajadora y todo lo que uno puede desear en una mujer. No entendía como podía haber tenido tanta suerte. Tras un rato pensando en ella noté como abría los ojos, me miraba y me sonreía.
Feliz día de Reyes dijo Vamos a ponernos en pie que tenemos un día duro
Lo cierto es que tenía razón. Lo primero era darnos nuestros regalos. Luego teníamos que ir a casa de María a comer y a dar los regalos a sus hijas, a casa de Raquel a merendar para darle el regalo a la peque y terminar en casa de mis padres para intercambiar regalos tras cenar con ellos. Rocío y yo fuimos al salón y, tras preparar un café y cortar algo de roscón, pasamos a entregarnos los regalos. Habíamos quedado en solo tres regalos para un total de entre dos mil y tres mil euros cada uno. Era mucho mas de lo que gastaba una pareja normal pero mucho menos de lo que podíamos gastar. Aun así a Rocío le parecía que debíamos ser una pareja lo mas normal posible y mas teniendo en cuenta que en la boda nos íbamos a gastar una pasta. Como el año anterior empezamos dando un regalo al otro alternativamente. Empecé yo y la dí su primer regalo. Era un vestido precioso, para trabajar, de una marca de lujo. Ella lo primero que me dio fue unos zapatos de una marca italiana que nosotros comercializábamos. Mi segundo regalo se asemejaba a su primero en que también eran para los pies. Se trataba de unas botas de la marca Céline. Una marca francesa de lujo no muy conocida pero de magnifica calidad y una calidad-precio decente. Su segundo regalo fue una PDA de la marca Palm. En aquella época en la que aun no usábamos blackberry y el iPhone era ciencia ficción este aparato era de gran ayuda. Mi secretaria podía actualizar mi agenda y cuando llegaba al despacho lo sincronizaba y llevaba siempre mi agenda al día en el bolsillo. Me encantó. Su tercer regalo fue un bolso de Loewe, serie limitada que se comió la mitad de mi presupuesto. A ella este regalo le encantó pues para ir a trabajar le iba genial. Mi tercer regalo fue un traje de Hugo Boss que me sentaba muy bien. No hacía falta ni cogerle los bajos. Me vendría bien para reuniones pues era gris marengo. Mi color preferido cuando no era necesario ir de negro. Yo jugué con mi Palm mientras ella modelaba con sus tres regalos de una sola vez. Tras un ratito en casa nos fuimos hacía casa de María para comer con ella, su marido y sus tres hijas. Dimos los regalos a las niñas. Marta tenía dos años recién cumplidos y ya disfrutaba los regalos. La pequeña Celia, que aún no había cumplido su primer año no se enteraba. A Elena, la niña adorada por Rocío, que tenía ocho años, la regalamos un juego de hacer experimentos de química, una muñeca y ropa. María nos volvió a echar la bronca por regalarla demasiado pero Rocío no se podía controlar. Adoraba a esa niña. Tras la comida la sobremesa fue corta pues nos fuimos a casa de Raquel a darle el regalo a su hija que, teniendo pocos meses, tampoco se enteraba. Pero nos hacía ilusión. Al entrar saludé a Raquel, que vino a abrirnos la puerta, con un casto beso tras el trío del día anterior. Rocío y ella se dejaron de tonterías y se dieron un beso con algo de lengua aprovechando que José Carlos estaba con la niña en el salón. Yo sonreí y ambas me tocaron el culo y me sacaron la lengua sonriendo.
Estais piradas dije
Piradas por ti me dijo Raquel al oido suficientemente fuerte como para que o oyera Rocío pero no lo suficiente como para que lo oyera José Carlos en el salón.
Pasamos con ellos la tarde y nos fuimos rápido a casa de mis padres para cenar con ellos y entregarles sus regalos. Primero charlamos un rato con ellos y luego cenamos como una familia bien avenida. Tras la cena es cuando llegaron los regalos. Ellos me regalaron a mi ropa y a Rocío otro cuadro ya que le gustó mucho el que la regalaron la vez anterior. Nosotros a ellos les regalamos un fin de semana en un spa de los pirineos en primavera. Para que lo usaran antes de la boda y fueran relajados. Tras pasar un rato con ellos, a eso de las once nos volvimos a casa. Al llegar nos metimos en la cama y empezamos a besarnos. Mientras nos besábamos nuestras manos luchaban por ocupar el cuerpo del otro. Ella llevaba un pijama de invierno que, a pesar de no estar pensado para ser sexy, en ella quedaba bastante bien. Rápidamente tiré de su parte inferior del pijama y conseguí tirarlo lejos dejando su parte superior como si fuera un babydoll. Ella me besaba y llevó su mano a mi entrepierna mientras yo jugaba directamente con su chumino. Nuestros besos eran profundos y yo la tumbé sobre la cama quitándola la parte superior del pijama y bajando sus bragas. Ya sin bragas y con ella tumbada en la cama, baje mi cabeza y empecé a hacerla una mamada. La sujetaba contra la cama mientras ella gemía, se tocaba las tetas y, a ratos, se mordía la mano para no gritar. Agarraba mi cabello y me apretaba con el coño. Tras un rato así me lancé hacia arriba y la besé en la boca como un loco mientras mi pijama, con una erección imposible de ocultar, se pegaba a su coño. Ella levantó un poco mi culo y me empezó a bajar un poco el pantalón sin dejar de acariciar mi culo. Ya sin el pantalón ella se giró y acabé yo tumbado en la cama boca arriba. Tras un par de besos llenos de pasión ella se lanzó a mi polla. La besaba y lamía mientras me pajeaba. Su dedicación a la mamada me hizo empezar a gemir con mucha intensidad. Cuando ella se cansó de mamar, y es que ese día ella mandaba, se puso sobre mi y la ayudé a enfocar mi polla a su coño. Empezó a cabalgarme erguida sobre la cama. La cama se movía de manera bestial y pronto se agachó sobre mi para besarme. Tras un rato de beso volvió a erguirse y aumentó la pasión de la cabalgada. La cama se movía como si fuera de agua y sus tetas, a pesar de ser muy firmes, no podía evitar que las fuerzas a las que estaban sometidas, por la intensidad de la cabalgada, hicieran que estas se moviera. Seguimos un buen rato follando así hasta que, en un momento en que bajó su intensidad, la giré sobre su eje y la dejé a ella tumbada sobre la cama. Me puse sobre ella y empecé a follarla estilo misionario. El misionario es un estilo que a muchos les parece rutinario. A mi también. Excepto si se hace con mucho amor o mucha pasión. Esa noche fue con mucha pasión y el colchón se movía a lo loco. Cuando nuestras bocas no estaban unidas ella gemía y yo gruñía. Nos seguimos besando un rato y bajamos el ritmo de la follada para convertirla en una mezcla de amor y pasión. Aceleré momentáneamente el polvo y ella se corrió a lo bestia. Yo no estaba listo para su corrida y no me fui con ella. Tras acabar su polvo me salí de ella y la besé. Toque sus tetas y la puse de lado. Me puse detrás de ella de lado y empecé a penetrarla con movimientos muy cortos y frecuentes aun con ella penetrada. Yo gemía y tenía ganas de correrme tras la corrida de ella y la nueva posición pero me apetecía que ella también se corriera. Mientras masajeaba sus tetas ella sonreía. La giré un poco mas y la tumbe boca a bajo y, desde atrás, volví a penetrarla. Me eché por encima de su hombre derecho y la besé mientras ella giraba la cara. Seguí un rato de esa manera y cada vez estaba mas cerca de correrme. Bajé el ritmo un ratito mientras la besaba hasta que, por sorpresa para ella, la di un último beso y la volví a penetrar a lo bestia. En ese momento estaba ya a punto de correrme y se lo hice saber. Medio minuto mas de polvo y acabé en su coño. Tras la segunda explosión de semen en su coño ella volvió a correrse. Caí rendido sobre ella y nos besamos. Poco a poco me salí de ella y me tumbe junto a ella. Me abracé y acabamos dormidos.
El martes fue un día de oficina normal. Marga y yo estuvimos viendo como iba todo en su rama del negocio pues se iba dos semanas de luna de miel con Mike empezando la semana siguiente. Salí pronto de la oficina para pasar la tarde con Rocío pues la semana siguiente volvía a tener masters. Esa noche Rocío y yo no hicimos nada especial. Simplemente pasamos la tarde en casa hablando, leyendo y haciendo vida de pareja en tranquilidad.
El miércoles Marga y yo nos reunimos con Alberto para que el también viera los temas de ella y me pudiera ayudar a reemplazarla esos días que estaría de luna de miel. El viernes siguiente inauguraríamos la primera tienda de ropa infantil y ella no estaría. Ella y Mike se ofrecieron para retrasar una semana la luna de miel. Yo me negué pues ya estaba todo encarrilado y entre Alberto y yo seríamos capaces de dar los últimos retoques junto con Marisa y Gloria. Esa noche Rocío y yo fuimos a cenar a casa de María. Simplemente porque María y Rocío se querían ver.
El jueves fuimos Alberto, Marga y yo a ver la tienda y pasamos allí todo el día. Por la noche Rocío y yo cenamos en un restaurante y acabamos haciendo el amor con pasión.
El viernes era la boda de Mike y Marga por lo civil. Al ser por la mañana solo fuimos Raquel y yo a la ceremonia pues éramos los testigos. De todas formas tampoco entraba mucha gente en el salón donde se casaron. En la boda estuvimos Raquel y yo además de bastante familia de Marga y algunos familiares de Mike que vinieron de Estados Unidos. Tras la boda nos fuimos a tomar unas cañas todos y luego ya nos separamos pues esa noche sería la celebración mas grande a la que asistiríamos ya todo el grupo de amigos así como las amigas de Marga y un mayor número de familiares. Me fui directamente a casa donde esperé la llegada de Rocío para prepararnos e ir al hotel donde, en uno de los salones, se celebraba el banquete de bodas. Cuando llegamos ya estaban María y Arturo. Habían ido con Elena pero a las otras hijas las habían dejado con los abuelos. Según iban llegando los invitados nos dieron un cóctel bastante bueno. Cuando ya estaban todos entraron los novios y fue la revolución pues todo el mundo fue a saludarles. Raquel y yo nos apartamos un poco ya que les habíamos felicitado ya y no era plan de agobiarlos mas aunque nuestras parejas si fueron a felicitarles. Una vez todos terminaron de felicitar a la pareja nos fuimos sentando en las mesas y disfrutamos del estupendo banquete que nos ofrecieron. Tras la cena las copas y el baile que duró hasta las tantas. La vedad es que lo pasamos todos muy bien. Para mi fue un gran día. Ver que Mike, que era mi socio y uno de mis mejores amigos, pasaba página y cambiaba a una mujer que, ya antes del divorcio, no me caía especialmente bien por una chica a la que adoraba y que pensaba que iba a ser muy importante para nuestro negocio. Se liaron y casaron en poco mas de un año pero eran, para mis ojos, una pareja ideal. A las cinco de la mañana Rocío y yo llegamos a casa y nos fuimos directamente a dormir.
El sábado nos levantamos muy tarde. Por suerte no teníamos planes y tras levantarnos nos fuimos al VIPS a comer pues no estábamos con ganas de hacer la comida. Por la tarde estuvimos en casa tranquilos y ya en la noche nos fuimos al cine a ver una peli y a cenar. A las doce de la noche ya estábamos en casa haciendo el amor.
El domingo quedamos con Antonio y Laura que acababan de llegar de su luna de miel. Nos estuvieron contando como les fue todo. Estuvieron en Nueva York y luego en el Caribe. La comida fue en casa de ellos y lo pasamos muy bien. Éramos los únicos invitados. Lo cual en cierto modo era lógico. Yo era el mejor amigo de Antonio y Laura era la mejor amiga de Rocío. En mi vida tenía otros grandes amigos, como Mike, pero si tuviera que elegir uno no dudaría en elegir a Antonio. Por suerte no es obligatorio tener un solo amigo. Estuvimos con ellos desde la hora de comer hasta pasadas las doce de la noche. Y es que el tiempo pasaba volando con ellos. Nos fuimos a dormir nada mas llegar a casa ya que, al día siguiente, volvíamos a la realidad.
- Semana del 13 al 19 de Enero
El lunes Alberto, Raquel y yo nos pusimos a trabajar duro. Mike y Marga estaban de vacaciones y teníamos que hacer nuestro trabajo y suplirles a ellos. Quedamos en que yo supliría a Mike y Alberto y Raquel ayudarían en el lanzamiento de la primera tienda de moda infantil que era ese viernes. Por la mañana estuve viendo los reportes de la semana anterior dela empresa que dirigía Mike, nuestra joya de la corona, y por la tarde me reuní con los equipos de ventas y proovedores para que me dieran una idea de que teníamos pendiente para las dos semanas en las que sustituía a Mike. La reunión fue muy productiva. Estaba Raúl, el novio de la amiga de Rocío, que ahora era nuestro subdirector de ventas. Por la noche volví a ver a Raúl. Esta vez en una cena con los amigos de Cuenca de Rocío pues era el cumpleaños de Mónica. Una de sus dos mejores amigas de Cuenca. La llegada de María y Raquel a su vida la habían alejado un poco de ellas pero aun eran buenas amigas. Estuvimos comiendo en la casa que compartían Mónica, Teresa, Raúl y Pedro. Era raro para mi pero de los cuatro solo trabajaba Raúl y compartir piso era una buena idea. La vida de estudiante que yo ya había dejado tan atrás que ni la recordaba.
El martes volvía Rocío al masters. Ya solo quedaban dos meses y medio y tenía ganas de que acabara y poder vernos cuando quisiéramos. Volví a refugiarme en la oficina y a echar horas a lo bestia. Ese día no salí de la oficina hasta las nueves y media cuando me fui a casa a preparar la cena para Rocío y para mi. Como casi todos los días que tenía masters, ese día no hicimos el amor.
El miércoles era el cumpleaños de Mariano. Trabajé hasta las siete de la tarde con la gente de la empresa de importaciones y, a esa hora, me fui a buscar a Rocío a su oficina. Una vez juntos fuimos a casa de mis padres para cenar con ellos. La celebración de su cumpleaños sería el sábado en la cena pero nosotros, como "familia" mas directa cenaríamos juntos ese día. Estuvimos un rato hablando todos juntos en el salón pero Mariano y yo pasamos un momento a su despacho para ver unos números de la empresa que compartíamos. Mientras mi futura mujer y la que hacía el papel de mi madre en mi nueva vida hablaban de nuestra boda. Cuando Mariano y yo terminamos de hablar pasamos a cenar los cuatro. Tras la cena Rocío y yo entregamos a Mariano nuestro regalo. Unos palos de golf que Mike me dijo, antes de irse de luna de miel, que eran revolucionarios. Me lo agradeció mucho y aprovechó para invitarnos a que ambos empezáramos a jugar al golf. Todos nos reímos pues era claro que quería que alguien le acompañara pues a Manuela no le gustaba nada. Manuela en el club jugaba el tenis, iba al spa o se quedaba de charla con sus amigas en la casa club pero el campo de golf ni lo pisaba. A eso de las once y media de la noche volvimos a casa y nos fuimos directamente a la cama pues era tarde para ponernos a hacer el amor.
El jueves volví a refugiarme en la cueva de mi despacho. Pero a las ocho vino a rescatarme María. Estaba mirando números cuando entró vestida con un traje de falda y chaqueta negra y camisa blanca. Un conjunto de ejecutiva no muy habitual en ella que generalmente vestía mas informal. Se sentó enfrente mía y me miró con ojos juguetones. Yo la sonreía y ella mientras se tocaba el pelo y se desabrochó un botón de la camisa tras quitarse la americana. No era una mujer con unos pechos enormes, mas bien medios incluso tirando a pequeños pero sus tetas se veían bastante apetecibles a través del escote. Se levantó, se acercó a mi y me besó con pasión. Nuestras manos jugaban con el cuerpo del otro y yo llevé mi mano a su camisa. Empecé a desabrocharla pero solo llevaba un botón desabrochado cuando ella me paró y se agachó. Dio un beso a mi polla por encima del pantalón y, con una destreza increíble, me bajó pantalones y calzoncillos hasta los tobillos. Agarró mi polla y con maestría empezó una deliciosa paja con mamada. A ratos me pajeaba y cuando lo dejaba se metía un buen trozo de mi polla en la boca. Siguió en esas y con mi polla en su boca siguió desabrochándose la camisa. Tras un rato de mamada ella se soltó para quitarse la camisa y el sujetador y yo aproveché para quitarme mi camisa y terminar de quitar mi pantalón. Ya casi desnudos ella siguió con su combinación de mamada y polvo. Rápidamente la quité la falda y la subí sobre mi mesa. Aparté su braguita y, con ella acariciando mi cabeza, comencé a chuparla el coño. Estuve un buen rato haciendo eso hasta que ya me molestaba la braga y decidí quitársela. Alterné durante un rato mis chupadas a su coño con penetraciones de mi dedo corazón en su coño. No se cuanto tiempo estuve así pero debió ser bastante y ella acabó corriéndose con mi cara en su coño. Tras correrse ella cogió algo de aire y dijo
Ha sido brutal, como siempre. Ahora te necesito dentro.
Y empujándome sobre mi butaca ella se subió en mi y apuntó mi polla a su conejo. Una vez con ella dentro, y dándome la espalda, empezó a follarme como una loca. Subía y bajaba y gemía a la vez que me pedía más y decía que yo era su hombre. Sabía que, cuando decía eso, en realidad pensaba que yo era una polla con patas pero no me importaba. Sabía que, al menos como amigo, me quería. Tras un rato se levantó y se echó sobre la mesa. Yo empecé a follarla por atrás penetrando su coñito en una posición que, desde su embarazo, la encantaba. En esa posición podía follarla a todas las velocidades y besarla mientras lo hacía. Para María un beso en medio del polvo era muy importante y siempre se los daba. Seguí penetrándola con dureza, agarrado a sus tetas, y la follé un rato mas hasta que volvió a correrse y, con el masaje de su coño, también me corrí yo. Tras la corrida mutua nos besamos y ella se despidió para volver a casa. Era ya tarde para seguir currando y me fui a casa a ducharme y preparar la cena para Rocío. El polvo de María me había dejado con ganas de mas pero Rocío los días de masters rara vez tenía fuerzas para echar un polvo.
El viernes Raquel y yo mantuvimos con Alberto y Ana la reunión mensual. Para la reunión del cierre anual esperaríamos a la vuelta de Mike de su luna de miel. Los números fueron en Diciembre en general buenos. Todas las empresas estuvieron en beneficios y algunas, como la importadora de calzado, batieron récords de beneficios. Nuestra joya de la corona no batió récord de beneficios pero por primera vez facturó mas de un millón de euros en un mes. Tras la reunión me fui a comer con Raquel y Alberto. Raquel se fue tras la comida con su marido y su hija mientras que Alberto y yo fuimos para el centro comercial donde estábamos abriendo nuestra tienda de moda para niños. A las ocho llegaron ya todos los de nuestro grupo. Compré ropa a las dos hijas pequeñas de María y a la hija de Raquel. Mientras Rocío dedicaba su tiempo a Elena. Cuando los demás nos quisimos dar cuenta ya le había comprado dos vestidos y un par de conjuntos a esta. María la miró con ojos de echarla la bronca por mimar a su hija. Rocío la contestó con una mirada a medio camino entre pedir perdón y el saberse una niña mala. Estaba yo solo con Rocío cuando se acercó María
Ya te vale dijo María algo enfadada Me la estas mimando
Lo siento dijo Rocío Cuando te he visto mirarme me he dado cuenta pero estaba tan encantada con tu hija que me he dejado llevar. Sabes que te quiero y no pretendo entorpecer la educación de tus hijas
Lo se, cariño dijo María Pero no puedes seguir así. Si sigues voy a tener que evitar que estés con ella a solas y sabes que no quiero.
Lo se dijo Rocío - Además, tus hijas son las mejor educadas del mundo. Me costaría estropearlas aunque quisiera.
María la sonrió y la dio un beso en la mejilla. Me encantaba ver que mi futura mujer y una de las mujeres mas importantes de mi vida, junto a Manuela y Raquel, se llevaban así de bien. A eso de las nueve y cuarto nos fuimos todos a cenar al restaurante que teníamos en el centro comercial. Mientras las mujeres juntaban mesas y se sentaban con las niñas, José Carlos, Arturo, Alberto y yo fuimos a por toda la comida. Esa noche, al estar con niños acabamos en casa a las diez de la noche. Tras descansar un rato en el sofá Rocío y yo nos fuimos a la habitación donde hicimos el amor con toda la ternura posible.
El sábado Rocío y yo fuimos a casa de mis nuevos padres a comer. Esa tarde noche era la celebración del cumpleaños de Mariano y nosotros decidimos ir antes. Para todo el mundo yo ya era el hijo de Mariano y nos parecía a todos normal que comiéramos con ellos ese día. Y si a alguien no le parecía normal era su problema. La comida fue genial y hablamos mucho de la boda pero pronto tras esta nos pusimos a ayudar al servicio de Mariano y Manuela con la celebración de la cena. Los primeros invitados empezaron a llegar a eso de las siete y media de la tarde con los últimos hacia las ocho y media. Mariano y Manuela decidieron invitar a Raquel y Mike y sus parejas así como Antonio y Laura como socios y mejor amigo de "su hijo". Mike y Marga no fueron puesto que estaban de luna de miel pero Raquel y José Carlos y Laura y Antonio si. En la fiesta había unas cuarenta parejas. Rocío y yo pasamos mucho tiempo con nuestros amigos pero a ratos teníamos que atender a parejas amigas de mis padres que se interesaban por nuestra ya cercana boda. Por suerte Raquel y José Carlos y Antonio y Laura se conocían bien de reuniones y cumpleaños que Rocío y yo organizábamos y se podían dar charla mutuamente. La gente se fue progresivamente entre medianoche y las tres de la mañana. Rocío y yo nos quedamos esa noche a dormir en casa de Mariano y Manuela.
El domingo nos levantamos tarde y desayunamos con Mariano y Manuela. Ccon ellos y, a eso de las siete de la tarde, nos fuimos para casa. Pasamos el resto de la tarde tranquilamente en casa y, tras cenar y ver un poco la tele, nos fuimos a la cama a follar.
- Semana del 20 al 26 de Enero
Mike seguía de luna de miel con Marga esa semana. Alberto, Raquel y yo nos repartíamos el trabajo todo lo bien que podíamos. Yo además ese día tenía reunión de cierre de año con mi asesor, Rubén. Sabía que ese año había sido bastante desastroso. Los tipos de interés habían sido mas bajos que en 2001 y las bolsas tanto europeas como americanas habían caído por encima del 20%. Ese año, gracias a la ayuda de Rubén tuve un comportamiento en mi cartera muy conservador con solo un 30% expuesto a la renta variable. Ayudaba también que Rocío no solo fuera asesora sino que fuera una buenísima asesora. No se metía en el trabajo de Rubén pero si aportaba ideas y, sobre todo, en nuestras conversaciones muchas veces salía el comportamiento de los mercados y eso me mantenía informado. Aun así, las caídas fueron tan grandes en la bolsa que perdí un 6,53%. Y puesto que tenía algo mas de ocho millones de euros invertidos mi cartera se había infravalorado en algo mas de quinientos mil euros. Son cosas normales. Ya llegarían momentos en los que me tocaría ganar dinero. Tras la reunión con Rubén volví a la oficina y pasé una tarde currando a lo bestia para poder dejar a Raquel y Alberto con cuanto menos trabajo posible pues al día siguiente no pisaría la oficina. A las ocho Rocío pasó por la oficina y nos fuimos juntos a cenar. Tras cenar volvimos a casa e hicimos el amor.
El martes me fui al aeropuerto a primera hora de la mañana para coger el puente aéreo a Barcelona. Esa tarde tenía una charla en la Pompeu Fabra pero antes tenía que visitar a unos clientes de nuestra empresa de importaciones aprovechando que estaba por allí y comer con mi amigo Pablo. La reunión con los clientes era mas de seguimiento que otra cosa y salí muy bien de ella. Por otro lado la comida con Pablo fue increíble. Lo pasamos genial y fue una pena tener que acabarla pronto pero el debía volver a trabajar y yo ir a la charla. La charla en realidad era una charla a dos con un empresario catalán que importaba bebidas. Tras esta tomamos un cocktail en la universidad y me fui al aeropuerto para coger uno de los últimos vuelos del puente aéreo. Cuando llegué a casa Rocío ya estaba preparándose para irse a la cama y yo la imité. Ya en la cama la abracé y caí dormido junto a ella.
Miércoles y jueves fueron días de total monotonía. Con Mike y Marga fuera el trabajo se acumulaba y Raquel, Alberto y yo trabajamos como bestias esos días. Yo hice un esfuerzo extra pues me sentía mal por haberlos dejados tirados el martes. Rocío pagó mi esfuerzo en el trabajo y es que llegué ambos días a casa casi a las once. Pero tenía suerte y es que Rocío era muy comprensiva. No sería comprensiva si lo hiciera todos los días pero entendía que, casa cierto tiempo, era lógico que tuviera que echar horas. A cambio teníamos un ritmo de vida increíble.
El viernes estaba currando con la misma intensidad pero quería llegar a casa para cuando Rocío volviera del masters. A las siete seguía en la oficina. Y la gente se había ido hacía ya cuatro horas pues teníamos jornada intensiva los viernes. Estaba metido en mi mundo, mirando números, cuando llego Raquel. Entró en mi despacho sin llamar y echó el pestillo. Ella se acercó a mi y sin dirigirme una palabra se arrodilló delante de mi. Me miro a los ojos y mientras lo hacía me desabrochó el cinturón y me bajó pantalones y calzoncillos a la altura de los tobillos. Cogió mi pene y se lo llevó a la boca.
Hola preciosa dije mirando como metía y sacaba mi pene de su boca - ¿No vas a decir nada?
Hola
Y volvió a meterse la polla en la boca casi hasta el fondo. Una vez con toda dentro empezó a mover la boca a lo largo de mi polla pero solo unos centímetros. En esencia seguía con toda mi polla dentro. Tras un rato con ella totalmente metida y moviendo un poco la cabeza se la sacó completamente y me miró. No dijo nada pero llevó su mano a la boca y empezó a pajearme con fuerza. Tras la corta mamada mi polla ya estaba muy erecta pero fue poner sus manos sobre ella y ya estaba yo totalmente listo. Siguió un ratito con la paja. A veces, tras pajearme unas cuantas veces juntaba mi polla a mi cuerpo y pasaba la lengua por toda la extensión de mi pene. Siguió con esa rutina y tras sacudírmela un par de veces se la volvió a meter en la boca aunque, esta vez, no se la metió del todo. Su mano agarraba mi pene de la parte de abajo del tronco y ella se metía la polla en la boca hasta justo la mano. La mamada que comenzó me volvió loco. Su mano acompañaba su boca y cuando sacaba su boca esta se movía hacia mi capullo. Igualmente, cuando volvía a meterse la polla en la boca la mano volvía a su posición original. En definitiva era una mamada y una paja al mismo tiempo. Siguió durante un rato así parando, cada cierto tiempo, para hacerme una paja normal o pasar la lengua a lo largo de toda la extensión de mi pene. Cada cierto tiempo se daba golpecitos con la polla en la boca y volvía a su combo de mamada y paja que ya me estaba volviendo cardíaco. Tras un rato con ella volvió a la paja simple mientras me miraba a los ojos y, cada cierto tiempo me besaba o chupaba los huevos. Mi cara debía dejar claro que estaba cerca de correrme puesto que ella incrementó durante un rato la fuerza de la paja. Se metió la polla en la boca y se agarró a mi cuerpo para que esta entrara y saliera de su boca con toda la fuerza. Se empezó a tocar las tetas mientras seguía con una mano en mi cuerpo para que yo follara su boca. Tras un ratito dejó esa penetración de boca mas fuerte y volvió al combo de mamada y paja sabiendo que yo ya estaba a punto de explotar. Tras mamármela un ratito mas exploté en ella. En su boca. La llené la boca con cinco o seis corridas y ella se lo trago todo. Una vez acabó se levantó y me sonrió.
He hablado con tu mujer y me ha dicho que llevas dos días llegando a casa a las once por el curro dijo Esta es mi forma de agradecértelo
Mi futura mujer dije con una sonrisa.
Aun no os habéis casado pero ya es tu mujer - dijo con una sonrisa.
Y levantándose se fue. Yo decidí vestirme e irme a casa a esperar a Rocío para cenar con ella.
El sábado Rocío se fue al masters y yo me fui a jugar al fútbol con Antonio. Este año estábamos jugando mucho menos y yo lo notaba algo en mi barriga. Era poca cosa, seguía siendo plana pero no era perfecta. Pensé que para mi boda debía estar perfecto para mi preciosa mujer y tendría que, para ello, visitar el gimnasio. Tras el partido fuimos a tomar unas cañas. A eso de las tres de la tarde se unieron Laura y Rocío y nos fuimos a pasar la tarde juntos. Cine, compras y cena. Tras la cena copas y tras las copas de vuelta a casa donde hicimos el amor.
Mike nos citó a todos ese domingo para ver el video de su luna de Miel con su recién estrenada esposa. Al día siguiente el y Marga se incorporaban tras el viaje. Rocío y yo fuimos los primeros en llegar a su casa y estuvimos hablando de la boda y la luna de miel. Poco a poco fueron llegando el resto de nuestros amigos y pasamos a comer. Todo muy bien. Todos lo pasamos bien y Rocío y yo acabamos cenando con ellos. María, Raquel y sus familias se fueron antes por las niñas. Nosotros al final nos fuimos hacia las diez y al llegar a casa hicimos el amor con pasión.
- Semana del 27 de Enero al 3 de Febrero
Mike, Raquel y yo quedamos en el VIPS a desayunar el lunes. Así le contamos a Mike como había ido el mes de Diciembre ya que estaba en su luna de miel cuando mantuvimos esa reunión. El resto del día fue bastante normal y volví a la rutina de mi trabajo. Aproveché la tarde para reunirme con Mariano y que me contara como iba nuestra empresa en común. Aprovechamos que estábamos juntos para cenar con Rocío y Manuela en un restaurante de Madrid y volvimos a casa a eso de las doce. Cansados nos fuimos a la cama sin hacer el amor.
Martes y miércoles fueron días monótonos de trabajo y en ambos cené con Rocío en casa. Mike y Marga estaban de vuelta y, de repente, me sentí como sin mucho trabajo que hacer. Ambos días trabajé mucho con Alberto y Marga en nuestros negocios que no eran de importaciones pues teníamos que ver el planning anual para la apertura de nuevas tiendas. En principio correspondía la decisión a Marga pero nos gustaba que Alberto pudiera aportar feedback igual que Marga lo hacía en las empresas competencia de Alberto.
El jueves me levanté pronto pues viajaba a Barcelona, con Raquel y Marga, para una comida de negocios con un agente inmobiliario de Barcelona. La idea era ir viendo como estaba el mercado en Barcelona para, en un futuro, abrir allí tiendas y restaurantes. Llegamos pronto por la mañana y aprovechamos para visitar a algún antiguo cliente como visita de cortesía. La comida fue bastante productiva y comentamos no solo los centros comerciales abiertos en ese momento sino también cuales estaban programados en la zona metropolitana de Barcelona para los años siguientes. A nosotros nos gustaban mas los negocios en centros comerciales que a pie de calle. Tras la comida volvimos al aeropuerto y nos dimos cuenta, hablando los tres, que Barcelona era un mercado muy interesante pero que, para entrar bien en el, deberíamos montar una oficina en Barcelona. Hablando vimos como esa oficina podría ser compartida por nuestras empresas de importaciones y llevar allí la parte comercial. Al llegar a Madrid eran ya las siete y nos fuimos cada uno a nuestras casas directamente. Yo llegué pronto pues Rocío no salía del masters hasta las diez. Para hacer tiempo estuve leyendo un libro de gestión que me había recomendado Mariano. A eso de las diez menos cuarto empecé a preparar la cena para tomarla con Rocío cuando esta llegara. Tras cenar vimos un poco la tele y nos fuimos a la cama a descansar. Nada de sexo que estábamos ambos bastante cansados.
El segundo viernes del mes no pudimos hacer el repaso anual pues Mike estaba de luna de miel. Así lo dejamos para este último viernes. Además de a Ana, que presentaba las cifras, invitamos a Alberto, Marga y María a entrar en la reunión para que supieran el estado de la empresa y cuanto habíamos ganado ese año. María seguía estando algo incómoda en estas reuniones pero mi intención era que, poco a poco, fuera perdiendo ese nerviosismo. En 2002 tuvimos nuestra agresiva política de compra de empresas de importación de calzado y complementos. Ese año jugamos con el dinero casi al milímetro y el beneficio final fue de apenas veinticinco mil euros. Generalmente nos repartíamos Mike, Raquel y yo el 10% de los beneficios pero, como para nosotros repartirnos poco mas de 2500 euros era ridículo decidimos ese año no hacer reparto y dejarlo en caja. En 2002 ganaron dinero nuestra empresa de importación de comidas, la inmobiliaria y nuestra empresa de diseño. El resto perdieron. Principalmente por las grandes inversiones que hicimos. Una vez se fue Ana, que solo hacía las exposiciones, hablamos de como iba todo el tema de las empresas nuevas y ninguna parecía ir mal. Algunas tardarían mas de lo esperado en recuperar las grandes inversiones que significaban pero todas, en condiciones normales, ganaban dinero. Marga, Raquel y yo comentamos lo de la oficina de Barcelona y quedamos en mirarlo para hacerlo mas en serio para mediados de 2004. Tras tomar un par de decisiones de menor importancia dimos por terminada la reunión y yo me fui a buscar a Rocío a su oficina, a eso de las tres, para irnos a Cuenca. Llegamos sobre las ocho, tras parar a comer tranquilamente en el camino, y nos recibieron los padres. Ese fin de semana estábamos solos pues Diana tenía que estudiar para unos exámenes y la cuñada de Rocío estaba ya a poco de salir de cuentas. Esa noche Rocío y yo fuimos a tomar algo con sus amigas de Cuenca pero pronto, a eso de la una y media de la mañana, nos fuimos a la cama.
El sábado teníamos que ir a la finca donde se realizaría la boda para ver las distintas cuberterías, manteles, fundas de las sillas, flores para las mesas y todo ese tipo de cosas. Algunas eran gratis o, mejor dicho, no llevaban recargo, mientras que algunas cosas mas elaboradas si lo llevaban. Estuvimos casi toda la mañana viendo las distintas opciones y, al final, tendríamos un recargo de 5500 euros sobre el precio de alquiler de la finca. Pero Rocío y yo ya estábamos hartos de mirar el dinero. Era nuestra boda y la queríamos perfecta. Sin ir a lo loco pero si algo nos gustaba lo cogeríamos. No íbamos a coger lo mas caro por ser mas caro. Es mas, las sillas que elegimos eran las standard. Pero si algo no nos gustaba, como la cubertería, no nos importaba pagar algo mas. Tras la elección nos fuimos a casa de los padres a comer y a pasar la tarde en familia. Una vez mas esa noche nos fuimos a tomar algo con su pandilla. Esa noche si aguantamos algo mas y volvimos a casa de los padres a las tres de la mañana.
El domingo Rocío y yo nos levantamos y, tras pasar la mañana con los padres, les invitamos a comer en un restaurante de la zona. Tras la comida volvimos a Madrid para descansar. Llegamos a eso de las ocho de la tarde y fuimos directamente a casa. Pusimos una peli en el DVD y pedimos comida china para cenar. A las once estábamos cenados y la peli recién finalizada. Era tarde para poner una peli mas y pronto para irse a la cama. Mientras miraba si echaban algo en la tele acariciaba el pelo de Rocío que estaba tumbada en el sofá con su cabeza en mis muslos. Rocío aun llevaba puesto el vestido que había llevado todo el día. Era verde oliva de tejido tweed con tirantes finos, muy apropiado para el invierno. Las botas marrones, planas, que había calzado todo el día estaban ahora en el suelo del salón junto al sofá. Empecé a acariciar su pelo y ella giró su cabeza hacia mi para así sonreírme. La devolví una sonrisa y me agaché un poco para besarla en los labios con dulzura. El beso fue escalando de la dulzura al amor hasta llegar, tras un par de minutos, a la pasión desbordada. Yo acariciaba su cabello mientras ella hacía lo propio con el mio y me agarraba del cuello. Tras un rato de beso pasional la cogí de la mano y la llevé a la habitación donde ella se sentó en la cama. Yo permanecí de pie y ella me sonreía con cara de niña traviesa dejándome ver sus piernas. Pronto empezó a acariciarme la polla por encima del pantalón mientras su otra mano acariciaba mi pecho y jugaba con mi polo. Yo la sonreí y me aparté un poco.
Te dejo seguir tocándome si me enseñas tus pechos.
A ella pareció divertirle el juego pues inmediatamente sonrió y empezó a bajarse los finos tirantes sin apartar sus ojos de los míos ni un solo segundo. Se quitó los dos tirantes y mostró un precioso sujetador negro que levantaba la copa de sus senos y convertía a estos en aun mas apetecibles. Me tendió una mano y cuando se la di dijo:
Siéntate y podrás verlas mejor.
Así lo hice y pase una mano por su espalda para sujetarla a la vez que mis ojos abandonaban los suyos y se perdían en la belleza de su canallillo. Mirando a sus tetas empecé a acariciarlas mientras ella con su mano jugaba por mi espalda y nuca. Me ofreció un beso y fui a tomarlo pero justo cuando iba a juntar mi boca a la suya ella se apartó hacia atrás a la vez que sacaba la lengua con la que apenas rozó mis labios. Sonrió juguetona y sacó pecho indicándome que debía seguir con el masaje. Baje mi boca a estos y empecé a chupar ambas tetas por encima del sujetador antes de sacarlas y dedicarme con pasión a dar placer a sus pezones. Ella me agarraba del cuello y del cabello para que siguiera y no estaba en mi mente dejar de hacerlo. A ratos se reía y se tocaba el cabello. Volví a besarla pero de nuevo se apartó sacándome la lengua. Como no necesito que me den muchas pistas entendí que debía seguir con mi comida de tetas y así fue. Durante unos minutos no dejé de jugar con ambas. Lamiendo, mordiendo, chupando y succionando pero siempre alternando una con otra y con mis manos jugando en las tetas y muslos de Rocío. Ella empezó a gemir y a mover su cuerpo para darse aun mas placer con mi boca en sus tetas. Pude darla un beso en su cuello pero su boca aun era prohibida y jugaba a lanzarme la lengua sin tocarme la boca. Sin dejar mi boca sus tetas llevé la mano izquierda a su entrepierna y empecé a jugar a meter un par de dedos en su, en ese momento, bastante húmeda cueva. La toqué todo lo que pude en su entrepierna y esto debió romper sus barreras pues pude por fin besar sus labios y juntar nuestras lenguas. Tras un beso relativamente corto me puse de pie y baje mis pantalones y calzoncillos hasta la altura de los tobillos. Inmediatamente tras hacerlo Rocío agarró mi polla y empezó a introducirla en la boca. Se la metía todo lo que podía, casi hasta los huevos y luego sacaba la polla de la boca para dar lamidas a toda la extensión de mi pene. En algunas circunstancias no se la metía del todo y lo que hacía era mover su boca a lo largo de una parte de mi pene con gran velocidad. Cada cierto tiempo ella soltaba mi polla, me agarraba del culo y se erguía un poco para besarme. Tras un buen rato de mamada me quité del todo los pantalones y me agaché para volver a besar sus tetas sacando de ella unos maravillosos gemidos. Tras esa nueva chupada de tetas ella volvió a la mamada aunque esta vez se dedicó sobre todo a jugar con mi capullo con mamadas y lengüetazos. Tras un rato así la eché sobre la cama y abrí sus piernas metiendo yo mi cabeza en su entrepierna para pasar a chupar su conejo. Lo chupé apartando como podía la tanga que llevaba puesta pero, una vez me harte, se la terminé quitando. Tiré el tanga al suelo y aproveché a quitarme el polo quedando yo ya totalmente en bolas y ella aun con sujetador y su vestido casi como un cinturón. Me volví a tirar a su coño y la hice una comida de coño con toda mi intención sacando de ella cada vez mas gemidos y notando la humedad de su conejo empezar a aumentar. Tras un rato así ella se corrió con mi boca en su conejo. Sus espasmos al principio fueron bastante fuertes. En el momento en el que ella se calmó yo introduje dos dedos en su coño sacando de ella un grito de sorpresa. Tras dos o tres metidas y sacadas de dedo me terminé de subir a la cama y, abriendo sus patas, acerqué mi polla a su coño. En ese momento algún diablo se apoderó de mi cuerpo pues empecé a penetrarla con una fuerza a la que no estábamos acostumbrados. Ella no tardó mucho en gemir y yo, tras unos minutos de penetración, ya estaba a punto de correrme. Para alargar un poco mas el polvo, de manera un poco artificial, me salí de ella y la hice ponerse a perrito para pasar a follarla en esa posición. Ella cada vez gemía mas fuerte y yo la agarré de sus tetas para ayudarme con la fuerza que estaba haciendo. En esa situación la di unas cuantas nalgadas mas y me corrí en su interior. Corrida que fue recibida por ella con su segundo orgasmos del día. Rodé hasta mi lado de la cama y ella rápidamente se unió a mi. Puso su brazo en mi pecho y, en breves momentos, ambos caímos dormidos.