Mi Historia (2)

El destino, siempre te tiene reservadas muchas sorpresas.

Mi Historia II

Al entrar a la casa, se me hizo muy extraño el no ver a nadie y encontrarla en silencio, acostumbrado al barullo que hace la familia cuando se encuentran de vacaciones.

Desde hace algunos días, mi madre, había llegado a visitarnos, acompañada por mi única sobrina, hija de mi hermana y de la cual ya les he contado en mi primer relato hace algún tiempo.

Esta visita había sido algo extraña, normalmente mi madre no sale sin ser acompañada por mi papá y menos, mi sobrina nunca sale sin ser acompañada por mi hermana y en algunas pocas ocasiones, sin ser acompañadas de mi cuñado. Pero esta vez habían cambiado un poco las cosas.

Mi madre, desde hace algunos meses, me había sentenciado que ya era hora de dejar a mi padre arreglándose las cosas el solito y que me vendría a visitar, además que de paso les comentaré, que para mi madre, siempre fui el hijito consentido y aún me seguía mirando como su niñito nunca perdiendo la oportunidad para venir a visitarme. Pero bueno, siempre decía que mi padre por sus múltiples ocupaciones siempre ponía uno u otro pretexto para no sacarla ni siquiera a la esquina. Y que cosas, cuando hablaba con mi padre, me decía exactamente lo mismo. Que no era posible que mi madre se atuviera únicamente a salir con el, que tan fácil era nada mas tomar un avión y venirnos a visitar cuando ella quisiera. En fin cosas de padres.

Pero la realidad, es que mi madre, desde hace algunos años, había tenido problemas con la vista y si mas no recuerdo, desde joven había sufrido problemas con cierta carnosidad en los ojos y la cual, aunque se lo checara constantemente, le impedía tener una visión sana. Así que se había decidido, después de mucha insistencia por parte nuestra, a visitar un afamado oftalmólogo de por estos rumbos y le diera una buena revisión.

Para ello y después de haber tomado la decisión y para no viajar y sentirse tan sola, le había pedido a mi hermana la custodia de mi sobrina para estas vacaciones. Mi hermana gustosa le dijo que si, e inmediatamente me hablo y quedamos de acuerdo en que cuando mi cuñado saliera también de vacaciones, trataría de convencer a mi padre y se vendrían algunos días a visitarnos. Lo platicamos y se nos hizo un excelente pretexto para reunir a toda la familia y por nuestro lado, el poder vernos de nuevo; ya que tenia mas de un año en que no nos veíamos; y por ello, tampoco el jugar a nuestros muy particulares e íntimos juegos, como así les terminamos en llamar. Ya que, aunque los dos estamos con parejas, seguimos sin perder la oportunidad de que cada vez que nos vemos, nos disfrutemos el uno del otro con las mismas ganas de siempre.

Como siempre y hasta ahora, hemos sabido llevar esta relación tan morbosa y excitante nada mas para nosotros dos y nunca nadie, ni las personas mas allegadas a nosotros, se han percatado de la doble relación que mantenemos, tanto por los fuertes lazos familiares que nos unen por ser los dos únicos hermanos, como también por la forma tan disimulada, discreta y secreta en la que llevamos nuestra relación incestuosa, y la cual, aparte de disfrutarla enormemente, nos hace partícipes de un secreto y complicidad únicos, disfrutando así de nuestra sexualidad, dejándonos llevar por nuestros instintos, nuestros gustos, deseos y necesidades, sin estar dándole explicaciones a nadie.

El caso es que al llegar a la casa y oírla en silencio, pensé con ello, que habrían salido a algún lado, pero para quitarme de la duda grite un poco fuerte para avisar mi llegada y al no recibir respuesta y confiado en estar solo, me encamino rumbo a mi recamara, pensando en donde podrían haber salido.

Entro al baño y al abrir la puerta encuentro una visión del todo sorprendente. Veo a la Nena, como así le llamamos, completamente desnuda y siendo bañada por mi madre. Al momento que me ve entrar, mi sobrina, parada dentro de la tina hasta esos instantes, se sienta en ella inmediatamente, tratando de taparse su desnudes; no obstante sin antes haberme quedado con esa imagen en mis pupilas.

Note de inmediato un cuerpecito del todo espectacular. Unas piernas bien torneadas y unas nalgas de campeonato. El haber apreciado aunque sea por un instante, su virginal cuerpo de carnes rosas; con su maravilloso vientre completamente plano y lampiño, con unos volcancitos en donde habría, el día de mañana, unos grandiosos pedazos de carne y, aunque su cuerpo fuera de una niña de tan solo 12 años, no dejaba de ser una excelente y seductora imagen. Aunque realmente, dentro de los vestidos de niña que aún usaba, no se le notara ni te percataras en lo mas mínimo esa belleza.

En la familia, como sabrán, las mujeres, todas en general, han sido muy voluptuosas aún siendo muy pequeñas y mi sobrina en este caso, no había sido la excepción.

Mi reacción mas que por la impresión que por el susto, se me veía, supongo, reflejada en la cara. Mi madre parada junto a ella, también dentro de la tina; solo con una bata delgada, ya empapada por el baño, completamente ceñida a su cuerpo, me dejaba ver con toda claridad gran parte de su anatomía. Sus hermosos pechos, completamente desconocidas aún para mi, y sus pezones completamente transparentados y ennegrecidos a través de la delgada tela... caray... si que se le veían grandes.

Al ver la reacción de la Nena, mi madre voltea inmediatamente hacia la puerta y al ver que soy yo comenta:

Hola hijo... nos asustaste, en un momento pensé, por la reacción de esta chamaca, que se me había resbalado.

Hola madre – conteste- es que pensé que no había nadie... llame, pero nadie me contestó.

Yo trataba de no perder el control y pasar desapercibido la imagen que tenía al frente, ya que me sentía nervioso al estar mi madre frente a mi de esa manera y que no hacía nada por ocultar sus virtudes, o, que simplemente ni cuenta se había dado. Mientras tanto trataba de no verla mas que a los ojos, según yo con toda naturalidad. Y me continuo diciendo...

Pues nosotras no te oímos llegar ...

Bueno... y... ¿como están?... –pregunté-

Bien hijo, aquí como siempre –continuo diciendo- mande a bañar a esta chamaca y como vi que se tardaba tanto y yo también me tenía que duchar, entre y estaba jugando y mira... termine bañándola yo misma.

En ese momento reaccione y mire hacia donde estaba la Nena, abrasada a sus rodillas y viéndome con ojos de asustada desde esa posición.

En ese momento mi madre continua con su faena, como si yo no estuviera presente...

Y tu... levántate, no seas ridícula –dijo mi madre-, es tu tío, no me digas que te da vergüenza... vamos apúrate que no tengo tu tiempo.

Fue en esos momentos cuando desperté a la realidad, ella se empezó a levantar y aunque me moría por ganas de seguir viéndolas así, me hice el desentendido y me salí del cuarto de baño. Al ir hacia la recamara y sin quitarme esas imágenes de la cabeza, note que me había excitado de sobremanera al ver los cuerpos de esas dos mujeres.

Realmente, esas cosas no se ven todos los días, pensé. Y con ese pensamiento malsano en la cabeza, la verga ya se me había parado y me lastimaba con el pantalón, me la acomodé y me reí para mi mismo; menee la cabeza y pensé... que bárbaro a nadie respetas.

Pero al contrario de lo pensado, no me sentí tan mal. Me agrado nuevamente esa sensación de emoción y morbosidad mezcladas por una nueva travesura de ese tipo, desde que tuve, hace algunos años, esa misma sensación de mariposas en el estomago al estar haciendo algo indebido con mi propia hermana.

Me maldije por no haberme quedado un poco mas en el baño y seguir disfrutando de ese panorama... pero empecé a cavilar en muchas cosas: ... Bueno... ya tendré otra oportunidad. Es mas... pero no... no esta bien... dije entre mi... pero... sentí un hueco en el estómago nada mas de pensarlo... ¿y si me dedicara a espiarlas?... ¡carajo!!... como es posible que piense yo en eso!... pero... y... si me animara... ¿habría peligro?... ¿sería capaz?...

Por dios pensé, es mi madre y mi sobrina... y que hago si me descubrieran... ¿tendría algún buen pretexto?... ¿como lo haría?...pero por otro lado... no hace falta hacerlo, mira en estos momentos, así de fácil casi pude ver todo... claro, podríamos decir que fue casualidad... En fin mis pensamientos pecaminosos estaban entre el si y el no. Ya saben, todas esas moralidades y cosas que te inculcan desde niños y que, aunque quieras, te cuesta mucho trabajo deshacerte de ellas... Cuando dije... ¡Al diablo!...!Sería fantástico!, me podría echar unas muy buenas pajas a su salud.

Sentí un escalofrío, que me hizo temblar todo el cuerpo. Al fin y al cabo, estaban en mi casa; casi, casi a mi disposición... e igualmente, confían mucho en mi, nunca les pasaría por la cabeza algo así, además, si lo hacia con cautela y discreción, nadie se daría cuenta.

Estaba absorto en esos pensamientos cuando sonó el teléfono, lo contesté y era una de mis tías preguntando por mi madre. Después de los saludos y con la voz entrecortada, por haber tomado esa decisión y de la suerte de esa llamada, le grite a mamá que le hablaba una de mis tías por teléfono.

Ahorita salgo – me contesto-

Si madre!!... Ahorita viene tía... – le dije al teléfono-

Es mas, - oí de repente- pásamela... y ayúdame por acá.

Al momento, ni tardo ni perezoso y completamente emocionado, camino rápidamente hacía el baño, bajando la velocidad, casi al llegar a la puerta. Encontrándome a mi madre, ya fuera de la bañera en cuclillas y de lado, con su rodilla izquierda deteniéndose sobre el piso, tratando de secar con una toalla a la Nena.

Veo que la bata que trae puesta, aparte de la abertura central dejada por los botones, tiene una abertura por los lados, cosa que nunca había visto o, en la que nunca me había fijado; como tampoco nunca me había fijado y menos en detalle, en la generosidad del cuerpo de mi madre, que para mi propia satisfacción, en estos momentos de tanta suerte, se me estaba regalando.

Verle la parte completa de su muslo izquierdo y gran parte de su entrepierna derecha en una excelente perspectiva... una piernas de señora, o unas señoras piernas... regordetas pero muy apetecibles.

Me doy cuenta, que no lleva calzones, porque no se le marca nada al estar en esa posición sobre la tela. Trato de acercarme al frente de su cuerpo y tratar de vislumbrar "algo", en el centro de sus piernas, ya que por esa posición, era lógico que se le viera, claramente, su panocha. Me voy acercando con sigilo, mientras ella, ajena a todas mis miradas, seguía secando a mi sobrina y hablándole no se de que cosas. Me sigo acercando, lentamente, y empiezo a ver, mas allá de lo que cualquier hijo podría mirarle a su madre.

Es curioso, pero tengo muchos amigos y amigas que he hecho gracias a este gusto, con este mismo interés tan particular como es el incesto; que infinidad de veces, me habían preguntado si alguna vez había visto a mi madre de otra forma, así como lo había hecho con mi hermana.

Pero mi respuesta siempre había sido la misma, porque hasta en cierto momento, sentía un poco de rechazo natural nada mas de pensarlo. Pero después de tanto tiempo de no ver a mi madre, mas que como eso, como mi madre, se me hacia increíble el estarla observando ahora de esa otra forma tan particular, aumentado por ese placer y ese morbo, efectivamente por eso, por ser mi propia madre.

Por otro lado y tomándolo desde el punto de vista de mi madre, se moriría de la impresión si yo tratara de pasarme de la raya con ella, sería algo sin nombre, algo completamente impensado. Ya me imagino el escándalo. Como supongo les ha de pasar a muchos lectores en una situación parecida. Pero la morbosidad y la calentura son cabronas y cuando la cabeza de arriba se calienta, la de abajo no piensa. Por ello, ahora que podía, me daba tiempo para tratar de vislumbrar algo, por mas pequeño que fuera, únicamente con ese fin, de tratar de conocer un poco mas su anatomía, de disfrutarla aunque sea de esa forma. Dándome cuenta que es una señora bastante bien cuidada y porque no, bastante apetecible.

Ella es alta, tez blanca, no es gorda, aunque se le asoman unas leves llantitas. Tiene unos excelentes pechos, algo caídos por el peso y volumen, pero muy generosos. Unos grandiosos pezones prietos, que contrastan con la blancura de su piel, a simple vista por lo que me acabo de dar cuenta.

Utiliza unos sostenes, que aunque con pechos grandes, pasan desapercibidos para cualquiera y según la ropa que utilice; pero en casa, cuando se lo quita... que mas les puedo decir...

No tiene mucha cintura, pero entre sus tetas y sus nalgas, pareciera como que la tuviera. Sus piernas son regordetas, pero torneadas. En fin, algo para ser admirado.

Y su tesoro, que para decirlo de alguna manera, y que según palabras de mi propia hermana, es aún mas grande que la de ella y que la de sus propias hermanas. Imaginármelo así, hasta esos momentos, me costaba trabajo.

Cualquier rato de estos, le voy a comentar a mi hermana toda esta aventura, casi le veo la cara de sorpresa nada mas de decírselo.

Por lo demás, la que no la conozca, le costaría trabajo pensar en ella como abuela. Ya que siempre se a cuidado mucho a base de dietas y ejercicios.

El caso es que estaba metidísimo en observar aquel fabuloso tesoro, cuando al estar a pocos milímetros de llegar a mi objetivo, mi madre, ajena completamente al boicot que su propio hijo estaba tramando para violar su propia intimidad, se levanta; dejándome frío de la impresión, el coraje y la duda. Maldiciéndome por no haberme apurado tan siquiera un poquito mas.

Ya de frente, me conformo únicamente con ver nuevamente ese par de pezones, transparentados ya muy poco por la bata, casi seca por el calor de su propio cuerpo. Se encamina hacia mi, le doy el teléfono y me dice: termina de secar a la Nena y llévala al cuarto para que se cambie.

Me quedo mudo, con la verga casi a reventar y lleno de coraje. Volteo hacia mi sobrina, que esta enredada en la toalla e inmediatamente volteo a ver a mi madre que sale meneando sus fabulosas nalgas y diciendo no se que cosas a la interlocutora.

Me quedo paralizado... "Termina de secar a la niña y llévatela al cuarto para que se cambie"... se me quedaron sus palabras rebotando en la cabeza...

Me acerco a mi sobrina y me le quedo mirando con cara de sorpresa...

Oye tío, que tienes... parece que viste un fantasma –me dice-

¿Qué?... -yo todavía absorto con el coraje- porque me dices eso?...

Pues por la cara que tienes...

Que onda – le digo- y tu... ¿que no puedes sola?

Pues si – me contesta- pero mi abuela te dijo que me llevaras a la recamara, además que no traigo huaraches y me puedo resbalar...

A ver pues... – y al tratar de levantarla- pero si estas bien pesada y todavía empapada –le dije-... sécate y ahorita regreso por ti.

En esos momentos al darme la vuelta para salir de ahí e ir tras de mi madre nuevamente, para ver con que mas me puedo deleitar, logro vislumbrar entre la toalla de mi sobrina, parte de su panocha y sus piernas... al darme nuevamente la vuelta veo con admiración, que dentro de su inocencia, se quita la toalla delante mío y empieza a seguir mis indicaciones completamente desnuda, desinhibida y sin ningún tipo de reparo ni vergüenza hacia mi secándose todo su cuerpo. Me arrepiento inmediatamente de mi primer plan y me adelanto nuevamente hacia ella, e hincándome en frente suyo empiezo a secarla y le digo:

Haber pues... te ayudo...

Sale tiíto...

Oye –le pregunté-, ¿te puedo hacer una pregunta?

Si tiíto, ¿cual es?

Porque hace un momento que llegué y cuando me viste entrar, luego, luego te tapaste?

Hay tío porque me asustaste...

¿Te asuste?

Bueno... me asustaste y me dio pena...

Haaa... te dio pena –continué diciendo- pero... pena ¿porque?

Pues... porque estaba desnuda...

Aja – le dije- y ahorita... también estas desnuda y no te da pena...

Haa... pero no es lo mismo... –me contesto-

Como que no es lo mismo...

Claro... hace rato, me asustaste y por eso me dio pena, pero como dice mi abuelita... eres mi tío y contigo no debo de tener pena.

Claro... –le dije- conmigo no tienes que tener pena de nada, al contrario, en lo que quieras yo te puedo ayudar y es mas, -reafirme- tu también me puedes ayudar en muchas cosas...

De veras tiíto –me pregunto- ¿cómo en cuales?

Ahh –le dije- no se... en muchas... huyy!! –continué diciéndole- no te imaginas en cuantas cosas me podrías ayudar... Por ejemplo... –le dije- me acabas de decir que parece que vi un fantasma... ¿por qué me lo dijiste?

Pues por la cara que tenías...

A si??... y que cara era esa...

En esos momentos volteo a su cara para ver su reacción y me hace una carita, que hasta me hizo reír de su fisonomía. La voltea un poco de lado, abre aún mas sus ojos, al mismo tiempo que abre la boca.

Para esos momentos, le había terminado de secar toda su cabellera negra, que le llegaba un poco mas abajo de sus hombros. Observando de vez en cuando, la parte baja de su cuerpo, cada vez que le pasaba la toalla por su cabeza y le tapaba la cara, para no ser tan obvio.

En esos momentos sin decirle absolutamente nada, empecé a bajar, para según yo, seguirle secado todo su cuerpo; y al llegar a su cadera, le dije que subiera uno de sus pies a una de mis rodillas y que al mismo tiempo, se agarrara de mi cabeza para que no se cayera. Ahí mismo, empecé a secarle desde su pies, bonitos por cierto, hasta dentro de sus muslos, haciendo lo mismo con su otra pierna, sin quitarle la vista por ningún momento de su panocha, que para esos momentos ya la tenia a escasos 30 cm. de mi cara.

Era increíble en todo, seguía los mismos paso de las mujeres de la casa. Nunca había visto una panocha de una niña, pero no creía que todas fueran como esta. Sin ningún pelo, por obvias razones, pero con una vellosidad muy fina, afelpada así como aterciopelada, de vellitos transparentes. Con sus labios mayores abultados, un poco separados entre si y rositas; dejando ver, al centro de ellos, entrelazándose en su interior, sus labios menores, como una flor antes de abrirse. Algo increíble.

En ese momento, estaba tan embobado por esa imagen, cuando oigo que me dice...

Mira tiíto... tienes otra vez esa misma cara...

Cuando reacciono ante sus palabras, me doy cuenta que me ha estado observando todo el tiempo, volteo a verla a su rostro, y se me queda mirando con sus ojos muy abiertos por la duda y yo, nuevamente por reflejo, volteo a ver su panocha. Ella sigue mi mirada y se da cuenta que mi asombro viene por haber visto su rajada... en ese momento entra mi madre nuevamente...

Que... ¿siguen aquí?... rápido, sálganse... que me tengo que bañar. Por favor Israel, tráeme una toalla.

¿Que paso?... –pregunté-

Nada, que ya se me hizo muy tarde... me acaba de avisar tu tía que me consiguió una cita con el oculista. Que por cierto, tu me vas a llevar...

En esos momentos saco a mi sobrina de la tina, cargándola sobre mis brazos y la llevo directamente a la recamara, la pongo sobre la cama. Los dos en silencio, me da pena mirarla a los ojos, pero de reojo la veía que ella no me quitaba la vista de encima. Empiezo a oír la regadera en el baño, mi madre ya se metió a la ducha. Dejo atrás a mi sobrina y al salir de la recamara oigo que me llama, volteo y la veo parada sobre la cama. Se me queda mirando y en ese preciso instante se quita la toalla, quedando desnuda nuevamente ante mi mirada. Por instinto y propio reflejo, volteo a su panocha y le doy un vistazo rápido, al momento ella suelta una gran carcajada. Yo todo serio, le pregunto de que se ríe y me contesta que le gusta mucho la cara que pongo cuando ella esta desnuda frente a mi.

Me río con ella, le hago un seña con la mano de vas a ver; y ahora si, todo nervioso por la reacción de mi sobrina, salgo nuevamente hacia el baño. Ya con la toalla en la mano, llego a la puerta del mismo y le toco a mi madre. Me ordena pasar y dejar la toalla sobre el tocador. Es imposible para mi, verla en la ducha, ya que la cortina es gruesa y no deja pasar en absoluto ninguna imagen. Me da las gracias y salgo inmediatamente del baño.

Salieron las cosas mejor de lo que yo había pensado. Mi sobrina, había tomado como juego el mostrar su desnudes hacia mi. Pero yo no lo había planeado así y el que resultó ser mas cohibido fui yo, pero a la reacción de mi sobrina podría sacarle mucho provecho.

Esos días fueron normales, yo en el trabajo casi no tenía tiempo de estar en casa, así que no tuve oportunidad de seguir con mi plan. En las tardes o noches que llegaba temprano, ellas casi no estaban o teníamos muy poco tiempo para platicar o estar juntos. Recuerdo que en las pocas horas que lográbamos estar juntos a diario, como ver la televisión en las noches, por ejemplo, mi sobrina trataba de estar mucho tiempo a mi lado.

Lo pensé muchas veces y aunque mi sobrina seguía deleitándome sin pena ni recato alguno, supongo que por juego y peor supongo, sin ella misma darse cuenta, el inicio de su sexualidad, no me atreví en ningún momento a aprovecharme de su inocencia ni de su confianza en mi. Hasta ahora, no esta dentro de mis planes. Ya crecerá y tendré mas adelante otras oportunidades. El sexo entre familiares es por gusto y desinterés, pero con responsabilidad, respeto y convencimiento mutuo ; y si ella lo trae y le interesa, a buena edad, el tiempo lo dirá.

Por el contrario, con mi madre, se me había hecho una costumbre el tratar de observarla cada vez que tenía oportunidad. Que hasta eso, no me faltaban. En cualquier hogar, como en cualquier familia del mundo, existen una y mil formas de conocer a sus integrantes en ropas menores, y mi familia no era la excepción. Se hace tan común, el andar, aunque no desnudos, (gloriosos en su caso), con ropas ligeras tanto hombres como mujeres, sean hijos, padres, hermanos, etc. y siempre existen los descuidos. Que la forma de sentarte, que la forma de agacharte, que la puerta abierta, que antes de acostarte, que cuando duermes, que cuando te acabas de despertar, en fin, miles de ejemplos.

Lo que pasa es que no en todas las familias existen personas como nosotros, con nuestros gustos incestuosos, que nos agrada la visión y la morbosidad de sus propios integrantes.

Como todo, es cuestión de gustos.

Pero si no lo han hecho, los invito a que lo hagan, no se van a arrepentir, claro; hay que darse mañas para todo.

Una de esas visones mas espectaculares, fue en una ocasión en que ni soñando la hubiera podido disfrutarla tanto y que tendría un desenlace inimaginado.

Mi madre desde hace algunos días, había estado visitando constantemente al oftalmólogo, para, dentro de lo posible, le resolviera un problema que tenía con la vista y de paso le quitara los lentes que por tanto tiempo había usado. Como suele suceder en ese tipo de casos, necesitó una cirugía menor en cada uno de los ojos, a lo cual, se le dio la opción de que fuera en dos sesiones, primero en un ojo y después en el otro. Operaciones sencillas, pero delicadas.

Lo platico con nosotros y vimos la posibilidad de que mejor fuera en una sola sesión. Así el tiempo de rehabilitación seria de la mitad de lo pensado en un principio. Solo que existía el problema de que quedaría sin visión durante un periodo de tiempo relativamente corto, para su pronta recuperación, ya que le colocarían unas compresas, para en lo posible, no forzara en absoluto el nervio óptico.

Así que la familia decidió apoyarla en todo, pero recaería la responsabilidad únicamente entre mi sobrina y yo, ya que la llegada de mis demás familiares, se había pospuesto por un tiempo mas.

Nos pusimos de acuerdo y la cirugía llegó. Todo salió bien. Mi madre estuvo en rehabilitación por unos días. En ese periodo, ella se las ingenio para andar por la casa, casi sin la ayuda nuestra. Mi trabajo en esos días, lo controlaba desde la casa, así que estaba casi todo el tiempo al pendiente de lo que pudiera necesitar. Es ahí cuando la pude observar con mayor detenimiento, ya que como ella no me veía, podía estarle platicando y ayudando al mismo tiempo que observaba constantemente su anatomía. Ese par de días, ya conocía casi con exactitud todas sus formas sobre la tela, pero no se me había dado mas.

Como al tercer día de su rehabilitación, le tocaba revisión. Así que me dijo que se quería dar un buen baño y que por favor estuviera al tanto de lo que podría necesitar. Que había tratado de que la Nena le ayudara, pero como era muy pequeña no podría sostenerla en el caso de que se necesitara mas fuerza y que además, se había quedado dormida y no quería molestarla. Me pidió, que le preparara el baño, que le pusiera todo a la mano y que si ella me necesitaba me hablaría. La encamine, ella llevaba la misma bata de estar por la casa y que yo ya me conocía de memoria. La metí a la tina para que ella se duchara.

Le pregunte si ya no necesitaba nada y me contesto que no, me salí y al cerrar la puerta del baño, oí nuevamente que me llamo. Entré y le pregunte que pasaba, me respondió que donde le había dejado las toallas, las busque en su lugar, que normalmente están al alcance de las manos y no las vi, al parecer se había hecho costumbre. Busco por el baño y no las veo, le digo que voy por unas rápidamente. En el camino de ida y vuelta, que me llevo escasos segundos, me pasó una idea descabellada por la cabeza. Que si no la tomaba en esos momentos, nunca volvería a tener otra igual.

Llegue con las toallas en la mano y antes de entrar toque a la puerta para haber si podía pasar, me dijo que si. Las puse donde ella las podía alcanzar y le volví a preguntar que mas necesitaba. Me respondió que nada. Le pregunté que si quería le podía ayudar a quitarse por un momento las gasas de los ojos, para que se pudiera bañar con calma y me dijo que no podía hacerlo, que habían sido ordenes estrictas del médico, que no se las podía quitar para nada. Le volví a insistir que si necesitaba algo me gritara y vendría rápidamente. Me di la vuelta, me dirigí hacia la puerta, la cerré... pero me quede adentro.

La sangre se me congeló en ese momento, ya no había marcha atrás. Yo de frente a la puerta, dándole la espalda a ella, no podía creer que me hubiera animado. Estaba frío, no me podía mover. Aunque el baño es grande, pareciera que los latidos de mi corazón y mi respiración retumbaban por todo el cuarto. Antes de cualquier cosa, mis nervios, me estaban traicionando. Lo único que quería era abrir la puerta y salir despavorido de ahí. Pero me aguanté.

Con que no se le ocurra, pensé entre mi, siempre si quitarse las compresas que tenía en los ojos porque aquí mismo acaba todo. Tenía que continuar con lo que había empezado. Cerré mis ojos y con toda la cautela posible me empecé a dar vuelta, tratando de controlar mi agitación y mi respiración para que no se oyeran por todo el baño. Al voltearme comencé a abrir los ojos. La claridad del cuarto se me empezó hacer visible y vi que estaba donde yo la había dejado.

Estaba frente a mi, tenía las manos levantadas sobre su cabeza, haciéndose una forma de turbante con su pelo. Levanto una de sus manos hacia la regadera y a tientas, agarro una especie de bolsa plástica con resorte, esas que se ponen las mujeres para no mojarse el pelo. Se la estuvo acomodando por bastante tiempo. Cuando termino, se llevo las manos hacia el frente de sus ojos, y en ese momento, sentí que la tierra me tragaba. Con los dedos de cada mano, se empujo las compresas hacia su cara, como sobandose y/o calmándose, supongo algún dolor. En ese momento se jalo la bolsa plástica hacia los ojos y trato de tapárselos. Hizo varios intentos y no pudo. Después de un rato de estar en esa maniobra y de varios intentos, lo dejo.

En un momento que se me hizo eterno, con su brazo derecho, empezó a rascarse parte de su espalda, por encima de su hombro, y con el otro brazo por debajo de ella; al hacer ese movimiento, sus pechos se le levantaron enormemente.

No sabía que hacer, me empecé a sentir mal por estar aprovechándome de esta circunstancia y de su situación para espiar a mi propia madre. No era lo mismo ver por casualidad las cosas, que hacerlo con toda la alevosía y ventaja. Pero esos remordimientos pronto se me acabarían.

Al terminar con esa maniobra; se llevo las manos a su bata y empezó a desabotonarla, sin ninguna prisa, seguía frente a mi. Uno a uno vi desabrochando cada botón. Comenzando con los de arriba, y los cuales al irse liberando, me empezaron a mostrar sus grandes pechos, tapados aún por cada lado de la bata. Sin moverse de esa posición, y en vez de agacharse para alcanzar los botones inferiores, se fue jalando y levantando a la vez la bata poco a poco. Cada vez que alcanzaba un botón inferior, su anatomía se abría ante mis ojos expectantes. Sus piernas empezaban a ser mas visibles. Sus rodillas, sus muslos, su entrepierna. Hasta que logré ver el paraíso. Poco a poco empecé a vislumbrar su gran panocha, abultada, tapada por una pequeña tanga color blanca. Su ombligo, grande y profundo, su vientre desnudo. Todo era increíble. Al llegar al último botón, la tenía casi desnuda frente a mi. Por un instante la bata quedo completamente abierta , dejando ver completamente el centro de su cuerpo. Hasta ahora, todo me parecía como en cámara lenta, como si supiera que la estaban observando, si yo no hubiera estado seguro de que no era así. Termino y se la quito. Guau!!! Increíble... verdaderamente increíble...

Al quitarse la bata, fueron quedando a mi vista una por una, ese par de pedazos de carnes superiores. Su cuerpo quedo totalmente visible ante mi, no sabía que ver primero. Sus tetas eran enormes, blancas, con algunas venas entrelazadas sobre ellas, pecosas. Y sus pezones puntiagudos y las aureolas, bárbaro, casi prietas. Como si voltearas unas copas de vino al revez. Llegando casi a la mitas de sus pechos. El peso de tanta carne y la gravedad las hacía caer. Se las agarró y se las masajeo como sopesándolas, sus manos se desaparecían por instantes entre ellas, creo yo, que si hubiera querido, hasta a la boca le podrían haber llegado.

Mas abajo, una miniatura de tanga de color blanca, que se perdía entre sus generosas carnes, dejándome ver unos labios vaginales gordos, abultados, enormes. Una imagen espectacular e impresionantes a la vez. Agarró los hilitos del calzón y empezó a bajárselos. Entre cada maniobra que hacia, los senos, parecían globos de agua a punto de reventar, de un lado a otro, tratando de no perder el equilibrio. Es ahí, donde confirme lo que mi hermana alguna vez me dijo, que mi mamá tenía aún mas grande la panocha que cualquiera de las tías, aún de ella misma y que también se la rasuraba.

Algo que me impacto de sobremanera, es que al haberse quitado los calzones se los llevo a su nariz, aspirando, su propio aroma. Dio un pequeño paso de lado y los dejo sobre el buró, encima de las toallas. Casi inmediatamente con su mano derecha y arqueando un poco las piernas, se froto por completo toda su vulva con sus dedos, desde atrás hacia delante, como tratándose de encontrar algo. Al terminar ese movimiento, como si de imán se tratara, quedaron a mi vista sus grandiosos labios vaginales internos, colgando de su increíble panocha. Unos pedazos de carne colgando desde su interior. Se llevo la mano directo a su nariz, volviendo a oler su propio aroma. Volvió a levantar sus manos a la cabeza, para acomodarse el gorro que llevaba puesto.

Era increíble, ver así el cuerpazo de mi madre, completamente desnuda, sus pechos enormes, su cadera, su vientre completamente lampiño, su panocha gorda, colgándole esos preciosos pedazos de carne

Nunca había visto a mi madre completamente desnuda. Estaba absorto. Es impresionante ver el cuerpo de esa mujer, con esas dimensiones, aún siendo tu propia madre. Ella, ajena a todo lo que le rodeaba, empezó su baño normal. Levanto su brazo derecho y trato de cerrar la cortina, la jalo un par de veces y llego a media regadera. Se me perdió de vista por un momento. Yo estaba inmóvil, recargado aún en la puerta. Armándome de valor, camine unos pasos y por el lado que estaba aún abierto, seguí contemplándola, pero ahora de espaladas. Guau!!!, que nalgas. Unas caderas realmente grandes y gordas. La raya entre sus nalgas se perdía en el infinito. Abrió la regadera y empezó a mojar su cuerpo, tratando de que las gotas de agua no le llegasen a su cara. El agua al caer, empezó su ruido característico, ahogando el silencio que hasta ese momento nos rodeaba. El vapor, se empezó a adueñar de todo el recinto. Tomo el jabón y empezó a restregárselo por todo el cuerpo, su cuello, entre sus pechos, sus axilas, su cintura. Se perdía entre sus nalgas y su panocha, con una mano y con la otra. Ya para ese momento, mi verga estaba completamente hinchada dentro de mi pantalón, tenía una excitación increíble. Esa situación me tenía completamente loco. Inmediatamente y sin pensarlo, me empecé a quitar toda mi ropa, aprovechando el ruido de la regadera, ya que necesitaba tener afuera mi verga para tocármela libremente y masturbarme mientras observaba todo ese espectáculo. Tire con cuidado mi ropa hacia un rincón y ya completamente desnudo me empecé a jalar la verga, dura e hinchada como tenía tiempo que no me la notaba, rápido en instantes y lento en otros, desahogando mis mas bajos instintos por el espectáculo robado.

Mientras mi madre seguía enjabonándose, con toda la tranquilidad del mundo, me acerque donde había dejado su calzón, lo tome y sin dudarlo un momento busque alguna humedad o indicio de algo que me dijera que esa prenda había estado en contacto con la panocha de mi madre, y no vi absolutamente nada, estaba completamente limpia. Al no encontrar rastro alguno me lo llevé a la cara, directamente a la nariz. Trate de aspirar algún olor íntimo, pero de igual forma y para mi sorpresa, no tenía ninguno, era increíble, ninguno.

Se me hizo muy extraño, realmente yo me habría esperado encontrar algún olor característico de esta parte del cuerpo. Bueno si, había un pequeño olor, pero por lo nervioso de la situación, supongo, me era casi imperceptible. Estaba cavilando al respecto, cuando para mi sorpresa e inesperadamente, mi madre abrió la cortina de un jalón, voltee rápidamente y me encontré nuevamente con el cuerpo desnudo de mi madre solo que en esta ocasión a escasos 40 cm. de distancia. El corazón casi se me detiene del susto. Avente rápidamente el calzón en su lugar. Ya tendría después tiempo para investigar eso. Nunca entenderé porque lo hizo. Pensé que ya habría terminado de bañarse, pero noté que aún tenía algo de espuma jabonosa sobre su cuerpo. Cerro la regadera. Con el jabón en una mano y con mi rastrillo en la otra, subió su pie derecho sobre el borde de la tina y empezó a enjabonarse completamente su pantorrilla, pasando al mismo tiempo el rastrillo de arriba abajo, era increíble la maestría utilizada, que aún con los ojos tapados, se guiara únicamente por el tacto para hacer ese trabajo. Hizo exactamente lo mismo con la otra pierna. Únicamente se oía el paso del rastrillo por su piel, al estar rasurando los pocos pelos que podría tener.

Cada parte de su cuerpo me tenía hipnotizado, ver el bamboleo de sus pechos por todo su cuerpo, con los pezones completamente erectos, cayendo uno de ellos libre por su propio peso, mientras el otro estaba siendo aplastado por los muslos de sus piernas. Y su panocha, colgándole esos pedazos de carne... maravillosos. Mi verga, mi mano y yo, estábamos en un festín envidiable. Se empezó a enjabonar cada uno de sus muslos, dejo al borde de la tina el rastrillo y con las dos manos, pasándose el jabón de una mano a otra, enjabonaba cada parte de sus ellos, por los lados, al frente, atrás, tratando de sentir, supongo, alguna vellosidad, lo hizo exactamente igual con su otro muslo. Supongo que no se encontró nada, que ni falta le hacía.

Sus pechos vueltos locos por todos lados en cada movimiento seguían llamándome a tocarlos. Alcanza con su mano nuevamente la llave de la regadera y empieza a enjuagarse cada una de sus piernas, su espalda sus pechos. Veo que para mi madre, el baño, es un rito.

Cierra nuevamente la llave, toma nuevamente el rastrillo y se sienta en la tina, exactamente debajo de la regadera, recarga su espalada en la pared y abre completamente sus piernas, sentí que me desmayaba de la impresión, al tener de frente un panorama completo de toda su panocha. Era increíble el tamaño de eso. Levanta su pierna derecha y la sube al borde de la tina, al hacer eso, los labios de la panocha se abren completamente, dejándome a la vista todo su interior. No me aguanto y en ese preciso instante, aumento el ritmo de mi mano y exploto en una venida fantástica. Mojando con mi leche todo el piso.

Continuará.

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