Mi hijo y yo cogiéndonos a mi hija

Parecía que yo no era la única que sentía cierta atracción por las tetas de mi hija

Después de volver a mi hijo Oscar mi semental principal me volví más puta yo, a tal grado de querer experimentar más cositas, entre ellas probar mi lado lésbico y mi hija con su cuerpo me tentaba bastante, entonces ahora les contaré como mi hijo y yo violamos a mi hija Ana, esto prácticamente empezó una tarde casi noche cuando mi hijo y yo estábamos en la sala, estábamos normal, viendo la televisión, en eso llegó mi hija, ya saben, mediana, buenas piernas, un buen culo para sus recién 19 años cumplidos la semana pasada y unas muy buenas tetas, llegó con una minifalda y medias, usando un suéter entallado que hacía resaltar muy bien sus mamilas, mi hijo estaba algo enojado por la hora que era, ellos no la llevaban bien que digamos, eran de esos hermanos problemáticos.

-¿Dónde chingados estabas Ana? De seguro de puta con alguien.

-Cállate mejor, a ti ni te importa saber a dónde voy o con quien, es mi pedo no el tuyo.

-Oye no le hables así a tu hermano.

Seguido de esto se metió a su cuarto no sin antes ser observada por mi y noté que también por mi hijo, viéndole el culo mientras se pasaba la mano apretándose la verga.

-Perdóname mamá es que esta pinche escuincla se pasa de lista a veces y ya me está hartando.

-Tranquilo, no necesitas dar explicaciones, vamos a ver la televisión.

La noche pasaba y después de un rato de una charla normal, mi hijo empezó a soltar la sopa

-Mira, te voy a decir algo mamá, pero no quiero que me juzgues ni me veas mal.

-No hijo, sin problemas, dime qué pasa.

-Pues mira, ya somos grandes por así decirlo, sabemos que pasa y uno tiene necesidades, tu y yo no cogemos diario, y mira, ahí te va, mi hermana, se la pasa por la casa con shortcitos o minifalda y blusitas y apenas cumplió los 19, ya es legal, la carne es débil y pues ni modo que desaprovechar.

Yo me quedé un rato sorprendida pero con el cuerpecito que se carga mi hija, yo también estaría con ganas al verla todos los días.

-La verdad si me la quiero dar, pero no sé cómo, quería saber si tu tienes alguna idea, ya ves que poco nos falta para agarrarnos a madrazos.

-Pues mira, puede que tenga un plan pero más que un plan es un “algo” déjame empiezo a idearte algo que puede funcionar y mañana te digo para que sepas como estará el asunto.

Mi hijo aceptó y después de un rato, le di un rico beso y me fui para mi cuarto.

Al día siguiente más o menos al medio día ya que mi hija se iba a la escuela en la tarde, hablé con mi hijo.

-¿Qué pasó, qué se te ocurrió anoche?

-Ahí te va.

Le mostré un frasquito que había comprado.

-Esto es yumbina, es un estimulante bien fuerte para el deseo sexual de las mujeres, con esto te vas a poder coger a tu hija, sólo es cosa de echarle unas gotas en una bebida y de inmediato se va a poner bien caliente, en ese momento empiezas con los roses o con un masaje y se la estarás metiendo.

-Muy bien, lo haré, pero necesito otro favor, quiero que tu te la cogas conmigo, para saber que tan efectiva es esta madre.

-No pues con gusto hijo, más que nada para que veas que no te estoy choreando.

Aunque yo también me quería coger a mi hija, bien, llegó la noche y mi hija llegó, mi hijo no le reclamó nada para que todo fuera más fácil, aunque ella no lo veía con buenos ojos y mi otro hijo Daniel se había ido ver a su abuela y regresaría hasta el otro día.

-¿Qué carajos vamos a cenar o qué?

-Tranquilízate, ahí tengo jugo de naranja e hice huevos, ahorita te sirvo.

-Bueno, voy al baño.

En ese momento sabíamos que debíamos trabajar, así que servimos la cena y a su vaso de jugo le echamos bastantes gotas de yumbina para que no fallara, se llegó la cena, cenamos, estábamos viendo que se tomara todo el jugo mientras veíamos de reojo sus tetas, parecía vaca la niña, casi como yo.

Terminando de cenar parecía que la yumbina ya estaba trabajando ya que veíamos como ella cruzaba las piernas mientras se acariciaba la entrepierna y se ruborizo, se levantó de la mesa y dijo que se iría ya a su cuarto.

Esperamos más o menos como media hora para que se concentrara bien la yumbina así que decidimos que yo entraría a su cuarto primero y después de un rato el dependiendo del ambiente para cogérnosla.

Nos acercamos a su cuarto y abrí la puerta rápidamente para encontrarme a mi hija tomándose fotos sólo con una tanga rojita y una playera que sólo le tapaba las tetas

-¿Qué chingados estás haciendo Ana?

-Se toca antes de entrar mamá, y qué te importa lo que esté haciendo, son unas fotos nada mas.

-No, que fotos ni que la chingada.

La tomé de las greñas y el me senté en el borde de la cama para ponerla sobre mis piernas boca abajo, acariciándole el culo mientras la regañaba para después empezar con las nalgadas, era una nalgada y una manoseada en el culo, sus mamilas se asomaban un poco con cada golpe.

-¿Te gusta andar de puta eh? ¿te gusta que te hagan sentir como una puta? Exhibiéndote, te ha de encantar que te cojan, te ha de encantar la verga

-Déjame, es mi pinche problema.

-Ah es tu pinche problema entonces.

La tomé del cabello otra vez para que se levantara y yo con ella, nos pusimos en frente del espejo y la agarré con una mano de sus manos y con la otra le levanté la blusa hasta dejar descubierta las tetas, le quite el sostén y de verdad que eran grandes para su edad, con unos ricos pezones pequeños y estaban llenas de venas, muy jugosas, empecé a golpearlas y a retorcerle los pezones, ella soltaba pequeños quejidos y gemidos pero no decía nada, sólo me miraba con odio.

-Mira nada más, si ya no eres una niña, ya estás desarrolladita, con estos melones has de tener a media escuela tras de ti.

-Pues si, pero son unos niños, no saben cómo tratar a una mujer, son igual de inútiles que tu.

-Ah, me estás llamando inútil.

Seguido de esto, dejé en paz las tetas de mi hija que ya estaban rojas y medio moreteadas por los golpes, metí mi mano debajo de la tanga para sentir mejor a mi hija.

-¿Qué estás haciendo loca? déjame ya

-Pero si ya estás mojadita de aquí abajo, parece que te gustó como te agarré las tetas de zorra que tienes, a ver si con esto dejas de llamarme inútil, cabrona.

Entonces lo que hice fue, ya que mi hija estaba velluda de la vagina, tomé sus pelos con la mano y los jale hasta arrancar los que pudiera, mi hija gritó por el dolor y soltó algunas lágrimas y le mostré los pelos que pude arrancarle.

-Si me vuelves a llamar inútil voy a quitarte todos así.

Mi hija sin decir nada más que con mover la cabeza me dijo que si, volví a meter mi mano en su tanga pero ahora directo a su vagina, empecé a acariciarla mientras besaba a mi hija del cuello, ya que estaba mojada fue fácil empezar a meterle los dedos, a lo que mi hija respondía con gemidos y solita iba abriendo las patas para que yo entrara sin problemas.

Sus gemidos eran más notables, cierto jugo le escurría de entre las piernas, empecé a sacar la mano empapada y hacia que mi hija me chupara los dedos para otra vez metérselos, solté sus manos y empecé a manosear y golpear sus tetas, tomé su mano e hice que la pusiera sobre mi vagina para que ella también empezará a sentir lo que se iba a comer.

-Mira como me mojas también perra, mostrando tus tetas y tu panocha no haces más que provocar, eres un instrumento para dar placer y vas a recibir tu castigo por eso.

Le hice señas a mi hijo para que entrara y mi hija al ver que entró puso cara de asombro y miedo, cómo preguntándose qué es lo que haremos con ella.

-Ve nada más estas chichotas, parece vaca.

Decía yo mientras las golpeaba y le retorcía sus pezones a lo que ella hacia expresiones de odio y asco, entonces le dije a mi hijo que se las mamáramos, entonces me acerqué y mi hijo también y cada uno de una de sus tetas las empezamos a mamar como niños recién nacidos, ella nos veía con desprecio mientras se sostenía la blusa para que no nos estorbara, nosotros empezamos a morderle las tetas casi arrancándoselas, soltaba quejidos de dolor, para esto mi hijo y yo le metíamos los dedos hasta dejarla empapada otra vez.

-Ahorita vengo, voy por unas cosas a mi cuarto, mientras tu sigue aquí con ella.

Fui a mi cuarto y mi hijo se quedó a seguir alimentándose, regresé rápidamente y traía una caja negra algo mediana, le ordene a mi hija que se pusiera de rodillas pero ella decía con molestia que no, al ver que no me obedecía, le di una patada en la panocha para que se doblara del dolor.

-¡Hijos de la chingada ya déjenme!

-Cállate perra, a mi no me vas a estar llamando así, ten hijo, espósala.

Le di unas esposas que había sacado de la caja para que mi hija estuviera más inmóvil, le dije que no la dejara levantarse, entonces saqué de la caja una especie de vara, me acerque a mi hija y ella me veía con odio mientras yo veía a mi perra.

Después de cambiar miradas me dispuse a hacer lo que quería, tomé vuelo con la vara y empecé a golpear las tetas de mi hija, ella sólo gritaba y lloraba mientras rogaba que me detuviera, pero yo con una sonrisa y de mi hijo también, disfrutábamos de la escena, queriéndose retorcer del dolor, mi hijo tomó una tanga del cajón para ponérsela en el hocico y no se escucharan tanto sus gritos.

Nos turnábamos para golpearla, estuvimos así un buen rato hasta que vimos que estaba a punto de sangrar, ya tenían muchas marcas de golpes y mi hija dejó de llorar pero veíamos también cierta humedad ahí abajo.

-Bueno princesa, ahora te toca mamar a ti

Le dije mientras me quitaba los pantalones y la tanga y le mostraba mi vagina, a lo que mi hijo hizo lo mismo, mi hija parecía sorprendida, viendo lo que se iba a tragar.

Nos acercamos a ella, ella ya sabía que tenía que hacer así que empezó a meterse solita a la boca como perra hambrienta la verga de su hermano y a mamar, parecía que la yumbina estaba funcionando, le escupía para que le entrara bien a la perra mientras nos veía a los ojos, lamiendo como si lamiera una paleta, después la jale de las greñas para que también se encargara de mi panocha y vaya que sabía complacer a una mujer.

Mientras ella se encargaba de su verga y mi vagina con su boca, nosotros masajeábamos sus tetas, retorcíamos sus pezones hasta que gimiera.

-Muy bien zorra, levántate.

La puse de pie, y ella seguía jalando la verga de mi hijo y metiéndome los dedos, y con saliva en la boca le di un beso al que ella atendió muy bien, después de terminar de besarme, jalo de la verga a Oscar y lo besó también, parecía que ya sabía que no era más que un instrumento de placer para nosotros, dejó de besarlo y nos llevó hacia su cama.

-Espera, tengo un disfraz para ti, lo compré para esta ocasión.

Fui rápido a mi cuarto y traje unas medias blancas, una minifalda de colegiala y unos tacones blancos de punta, Ana se puso eso rápidamente y vaya que se veía puta, los tacones le levantaban aún más el culo que tenía, de inmediato la comenzamos a nalguear.

Se subió a la cama y se puso de a perrito abriéndose el culo para que viéramos su ano y vagina inflada por querer verga, le dije a mi hijo que se la cogiera mientras ella me mamaba la panocha y así empezamos los 3, Ana recibiendo verga de su hermano mientras me comía el chocho, después cambiamos, mi hijo me daba verga mientras me comía a mi hija.

Estuvimos cogiendo cerca de una hora con diferentes posiciones para terminar en éxtasis los 3, mojando la cama de mi princesa a más no poder y terminar abrazados.

-Bueno mis bebés, ahora si ya no se van a pelear, es mejor hacer el amor que la guerra, pueden coger cuando quieran aquí en la casa, ya sólo me falta su hermano jejeje pero con el veré después ya que es el menorcito, para que seamos una familia bien unida, los amo.

Les di un apasionado beso a cada uno en la boca y me levanté para bañarme, ellos dijeron que iban a coger otra vez pero yo ya estaba algo golpeada por la noche y tenía que trabajar al otro día, tuvimos algunos incidentes con el sexo y mi hija tuvo que abortar una vez y desde entonces mis hijos se la cogen con condón solamente.

Bueno mis bebés, ya van 2 de mis 3 hijos, ahora sigue el último pero eso será después, y si quieren platicar conmigo por correo, besos.