Mi hijo y su cámara de video. 2ª parte

Mi hijo vuelve con su cámara

MI HIJO Y SU CAMARA DE VIDEO. 2ª PARTE

Empezó un nuevo curso para mi hijo. Aunque mi marido y yo seguíamos follando, la verdad es que fingía que disfrutaba bien. A ver, seré sincera, me corría con él, pero no era lo mismo que follar con mi hijo, el cual me había llevado al cielo cada vez que lo hacíamos, tanto como su padre lo hizo cuando éramos novios.

Pese a que él tenía varias asignaturas, no dejaba de satisfacer mis más bajos instintos. Bueno, me estoy enrollando bastante. Mi historia, la segunda parte de este relato comenzó una mañana de diciembre.

Recibí un email de un lector ya que me gusta compartir mis experiencias en una pagina de relatos y dejo mi correo electrónico para que me escriban.

Esa mañana estaba sola en casa y al leer el correo me empecé a excitar.

Abrí mi bata y bajé mi sujetador. Comencé a acariciarme suavemente los pechos. Mis pezones no tardaron en ponerse duros. Los apretaba y luego los volvía a soltar alternativamente.

En esto que decidí contestar al correo, con una mano eso si, jeje, mientras con la otra seguía tocándome.

El móvil sonó vibrando. Era mi hijo que me escribía un whatsapp y me decía que estaba pensando en mi en ese momento. Me contaba que se había metido en el baño y que se estaba haciendo una paja pensando en mi y contando las horas para que terminaran las clases y que pudiéramos vernos.

Decidí hacerme una foto de mi pecho desnudo y mandársela inmediatamente.

En unos minutos recibí su respuesta. Me decía que acababa de correrse y que no había podido hacerse una foto de su polla eyaculando porque casi se le cae el móvil a la taza al llegar al orgasmo.

Yo sonreí y le contesté diciendo que no pasaba nada, y que prefería ver su polla erecta frente a mi que por fotografía.

En ese momento sonó el aviso de un nuevo email a mi correo. Era mi lector que me contaba lo mucho que se excitaba pensando en mi e imaginando como me lo hacia mi hijo.

Al leer el mensaje de mi hijo y con ese correo me puse húmeda a no más no poder. Me levanté de la silla porque sabia que terminaría manchándola con mis flujos. Mis bragas estaban por los tobillos. Puse una toalla encima y me senté de nuevo.

Estaba tan húmeda que directamente me introduje sin dificultad el dedo meñique en mi vagina. Con la otra mano acaricié mi clítoris y fui alternando entre el dedo en mi vagina y el clítoris.

En unos minutos estaba súper caliente y a punto de correrme. Solo me dio tiempo a ver el ultimo correo de mi lector y estallé en un orgasmo tremendo. Todo mi cuerpo se estremecía mientras me corría y temblaba de arriba a abajo.

Ya calmada pude ver lo húmeda que había quedado la toalla mientras mis bragas seguían en mis tobillos. Estaba sudando como si hubiera salido a correr. Bueno, en realidad me había corrido, pensé riéndome.

Me levanté con cuidado de no caerme y me fui al baño donde tiré las bragas y el sujetador al cesto de la ropa sucia.

Me lavé bien las manos y luego la cara y me peiné un poco.

Cuando volví al salón decidí responder a mi lector.

Me mandaba otro correo pero esta vez adjuntaba una foto de su polla. Estaba erecta y descapullada como a mi me gustaban.

Le respondí que me gustó la foto, pero que prefería la polla de mi hijo.

No tardó en volver a responderme diciendo que le mandara una foto mía. Lo pensé durante un momento y me dije: ¿Por qué no?

Caí en que estaba desnuda y de momento no quería que viera tanta carne, así que me fui a nuestra habitación y me puse un conjunto de encaje rosa y con el móvil me hice una foto donde solo le enseñaba mi pecho y otra tumbada en la cama para que viera mis piernas y mi bragas y se las envié.

No tardó ni dos minutos en responder. Me decía que se había puesto muy cachondo y que iba a meneársela. Sonreí y apagué el portátil. Mi hijo no tardaría en llamarme.

Quedamos a comer a las 2 en un restaurante del centro. Me daba morbo contarle lo de nuestro lector.

Como ya me había cambiado la ropa interior, solo tuve que ponerme un vestido rojo que tenia bastante sexy.

Me maquillé un poco y me puse un perfume muy sensual que le encantaba a mi hijo y me dispuse a salir.

Antes de salir por la puerta, me acerqué al salón y cogí el móvil que me había dejado olvidado en la mesa. Me di cuenta de que tenia un nuevo correo de mi lector. Decía que se había corrido pensando en mi y que estaba buenísima. Qué cuantas veces me follaba a mi hijo y si mi marido sabia algo. Quise dejarle con la intriga y no le respondí al mensaje. Salí de casa y me fui directamente al restaurante.

Cuando llegué mi hijo estaba en la puerta. Nos dimos dos castos besos como si no fuéramos amantes y entramos en el restaurante.

El camarero nos puso en una mesa en un rincón muy tranquilo. Nos trajo las cartas y se marchó.

Escogimos un buen vino y unos aperitivos para ir abriendo boca. Cuando nos quedamos de nuevo solos mi hijo habló.

-Como te he echado de menos mamá. En la facultad no hago otra cosa que pensar en ti.

-Debes centrarte en tus estudios hijo. Solo deséame cuantos estemos juntos, jajajaja. No pude evitar reírme.

Antes de terminarnos los aperitivos, miré a un lado y a otro del restaurante y me quité un zapato y llevé mi pie hasta el paquete de mi hijo. Como nadie nos miraba empecé a masturbarle con mi pie. El mantel era lo suficientemente largo para que nadie pudiera ver lo que estaba haciendo.

La cara de mi hijo era un poema por lo que estaba disfrutando, pero a la vez no podía hacer ni un gesto que diera a descubrir lo que su mamá le estaba haciendo en este momento.

-Mamá, para, no puedo más. Voy a correrme otra vez y esta no será encerrado en el baño de la facultad. Será delante de toda esta gente en este restaurante finolis.

Volví a sonreír y seguí con el masaje. Su polla abultaba bajo el pantalón y entendí que debía estar gozando y sufriendo a la vez por el calentón.

En ese momento apareció de nuevo el camarero.

-¿Han escogido ya lo que van a tomar los señores?

Paré de masturbar a mi hijo y pedí una ensalada como primero y un chuletón para compartir.

-Yo tomaré una ensalada igual que mi… estuvo a punto decir madre, pero se dio cuenta a tiempo. Mi secretaria.

Cuando se fue, le di un puntapié suave en el tobillo.

-¿Secretaria? ¿Eso soy para ti? Jajajaja. La situación me hacia mucha gracia.

-No sabia como llamarte. Perdona mamá.

-Anda, le dije, ve al baño y límpiate el sudor de la cara. Imagino que también habrás manchado algo los calzoncillos.

-Seguro. Noto unas gotas en la punta del….

Y diciendo esto se fue al baño.

Cuando volvió ya no estaba empalmado y se sentó de nuevo. Ya nos habían servido las ensaladas.

Me atreví a hablarle del lector.

-Si, al parecer le gustó mucho mi relato.

-¿Has escrito un relato de nuestros polvos y lo has publicado en una pagina de relatos eróticos?

-Pues si.

-¿Y al menos habrás cambiado nuestros nombres, no?

-Eso no. Dejé nuestros nombres reales. Total, no dije de donde somos ni donde vivimos, la gente lo tomará como una invención. Pensé que se iba a enfadar pero no fue así.

Le pedí que se acercara a mi y le enseñe la foto de la polla que me había mandado el lector.

-Gasta buena tranca, me dijo. Un poco más pequeña que la mía.

-¿Te da morbo que se haya pajeado con unas fotos de tu madre?

-Me pone a mil. Dijo y entonces me cogió desde atrás de los hombros y me plantó un beso en la cabeza.

Una señora mayor con el pelo muy rizado se nos quedó mirando y luego bajó la cabeza y la movió de un lado a otro como diciendo, vaya dos, en publico y no tienen vergüenza.

Un rato más tarde acabamos de comer pendientes de las miradas que nos dirigían los otros comensales disimuladamente. Ni siquiera pedimos postre. Queríamos irnos lo antes posible de allí.

Cuando llegamos a casa subimos en el ascensor comiéndonos la boca apasionadamente. Abrimos la puerta y tiramos los abrigos al sofá. Seguimos besándonos por toda la casa y entonces nos fuimos a su habitación.

Nos desnudamos, pero antes me hizo un gesto y fue a buscar su cámara.

La puso en el trípode y la encendió.

-Ahora vamos a lo nuestro.

Me cogió en brazos y se sentó al borde del colchón. Quería hacerlo conmigo encima.

Pero antes me calentó aun más. Después de chuparme los pechos, me comió el coño como siempre solía hacerlo. Yo estaba húmeda como esa mañana y le tumbé sobre la cama y le chupé los pezones hasta ponérselos duros y luego bajé a su polla y le hice una buena mamada.

Con el rabo a cien, más aún, me alzó de nuevo y yo me dejé caer lentamente sobre su polla hasta clavármela del todo.

Comencé a cabalgarle cuando en ese momento sonó el móvil. Era el aviso de email nuevo y como estaba tirado en la cama junto a él le pedí que me lo pasara y leí el correo. Decía:  ¿Lola estas cogiendo con tu hijo?

Yo sonreí al verlo pero seguí cabalgándole. No pude evitarlo y se lo dije.

-Mmmmm, me contestó.

-¿Te pone cachondo que un desconocido desee a tu madre?

-Siiiii, joder, me pone mucho. ¿Como se llama?

-Según su correo se llama Walter.

-Contéstale y dile como follamos.

Le contesté parando un momento de follar y luego tiré el móvil de vuelta a la cama y seguimos.

-Aaaaaaah, mamá, Walter te pone ¿eh?

-Siiiii, pero tu me pones más.

-¿Quién te folla, eh?

-Me follas tu, cabrón, pero dame más duro o tendré que hacerlo con él.

No podía más de la excitación y el deseo y entonces mi hijo me giró, me puso a cuatro patas y me la metió por el culo.

-Ahora di su nombre.

-Walter.

-Dilo otra vez.

-Walter, Walter, joder, cabrón que gusto me das.

-Aaaaaah, aaaaah.

Por sus gemidos mi hijo estaba a punto de correrse. Yo me agarré al cabecero de la cama y noté entonces como eyaculaba en mi culo soltando todo su semen caliente.

Siguió bombeando después de correrse y entonces noté que llegaba mi orgasmo.

-¡Walter! Grité a voz en grito. ¡Walter, me corro, me destrozas el culo, cabrón! ¡Walteeeeeeeeeeeeer!

El cabecero tembló como en un terremoto y finalmente me corrí.

Mi hijo siguió bombeando un poco más y después de unos minutos de mi orgasmo terminó saliéndose de mi.

Yo estaba agotada y me tumbé boca arriba. Mi hijo hizo lo propio al lado mío.

Apoyó su cabeza en mi pecho y me dijo:

-Luego le escribes al tal Walter y le dices como follando con tu hijo te has corrido gritando su nombre. Eso le pondrá a cien.

Nos reímos los dos. Miramos la cámara que había sido testigo y había grabado nuestro polvo.

Tenia dos correos nuevos de Walter. En uno me decía si ya habíamos acabado y en el otro era la respuesta a mi ultimo correo.

-Me he hecho otra paja pensando en ti y en como cogías con tu hijo, me decía.

Aunque vivía en otro país, Íbamos a tener que incluirlo en nuestros polvos.

Nos dormimos juntos y así amaneció otro día. El fin de semana se aproximaba.

Mi marido llegó el viernes pronto, a eso de las 2 de la tarde. Comimos y recogimos la mesa. Después yo le hice un gesto a mi hijo dándole a entender que íbamos a follar su padre y yo.

Él me miró resignado y asintió con la cabeza sin que su padre lo viera.

Mi marido estaba muy excitado. Nos desnudamos rápido y nos comimos a besos.

Le dije que lo hiciéramos en silencio por si nuestro hijo nos oía y porqué además en su momento ya le había dicho yo que gimiera más bajo mientras se pajeaba.

El no me hizo caso y después de comerme el coño con ganas, me penetró sin más.

-Mmmmm, gemí. Estás muy caliente.

-Si cariño, me gusta joderte así a lo bruto.

-Aaaaah, joder, que gusto.

Me bombeaba con fuerza e intenté taparme la boca para que no nos oyera mi hijo.

-No te preocupes por José. Ya tiene edad para saber que hacen sus padres. Dijo mi marido.

-Si, si, gemía yo, aunque me daba mucho corte.

Siguió penetrándome fuerte, con muchas ganas. Mi coño escurría mientras yo estaba en el cielo. Entonces nos pusimos sentamos en la cama, yo encima de mi marido y este siguió dándome bien fuerte y yo acabé clavándole las uñas en la espalda.

No pude evitar un gemido bien alto al llegar al orgasmo.

Después de correrme, mi marido me tumbó boca abajo en la cama y siguió follándome en esa postura hasta que se corrió como un loco. Gimió y gritó hasta que terminó de bombear.

Más tarde me enteraría de que mi hijo tuvo que ponerse unos cascos con la música a todo volumen para no oírnos.

Pasaron unos días en que mi hijo y yo no habíamos vuelto a follar. Unos días antes de navidad mi marido llegó a casa con unos billetes de tren donde nos invitaba a pasar las fiestas en un hotel de la costa. Nos comentó que había conseguido una buena oferta para estar allí desde nochebuena hasta año nuevo y que le habían asegurado que el hotel estaría con muy poca gente en esas fechas.

Mi hijo aceptó encantado antes de que yo pudiera decir algo. Después me comentaría que podríamos estar juntos en el viaje. Al preguntarle yo por su padre, que como nos las apañaríamos, me dijo que lo tenía pensado porque fue él el que se lo había propuesto a su padre.

Llegó por fin el día de salida. Miré el móvil y vi que mi correo estaba casi lleno de mensajes de Walter donde me preguntaba todo el rato si seguía cogiendo con mi hijo y como tenía el coño.

Sonreí para mis adentros y subimos al tren.

Era un coche cama. Tenían pensado que el viaje durara un poco más para llegar el 24 de diciembre por la mañana.

Arrancó el tren con un traqueteo y me caí sin querer encima de mi hijo porque estaba intentando colocar una de las maletas que llevábamos. Mi hijo me sonrió.

Por supuesto llevaba su cámara de video para hacer, nos dijo, unas grabaciones por el camino y en el hotel.

La noche cayó pronto. Nos reunimos en el coche restaurante los tres y nos dispusimos a cenar. Mi hijo me miraba disimuladamente de reojo ya que estaba sentado a mi derecha.

Cuando terminamos de cenar estábamos cansados, o eso pensaba yo, y nos fuimos a dormir.

Yo dormía en la litera de abajo y mi hijo en la de arriba y mi marido enfrente nuestro.

Serían las dos de la madrugada, cuando mi hijo me despertó.

-¿Mamá? ¿Estás despierta?

-Si cariño. Tu padre ronca.

-Mejor aún. Déjame bajar.

De un salto y sin hacer ruido cayó abajo. Sin darme tiempo a reaccionar se metió en mi litera y se puso detrás mío.

-Tu padre puede despertarse, le dije.

-Tranquila, lo haremos en silencio.

Me bajó las bragas y me metió un dedo por el coño.

-Ummmm. Hijo no seas brusco.

-Mamá estoy muy caliente. Hace días que no te follo.

-Házmelo con cariño tesoro.

-Si.

No tuve que esperar más. Su polla inundó mi coño y enseguida empezó a entrar y salir de mi.

Yo miraba todo el rato a mi marido por si este se despertaba, porque aparte del movimiento que hacia atrás y adelante por las embestidas de mi hijo a él se le veía perfectamente.

Mi hijo se movía como loco y gemía bajito. Entonces parecía que fueran a descubrirnos pero no, era que mi marido se daba la vuelta en su litera poniéndose de espaldas a nosotros. Mucho mejor, pensé, así aunque se despertara no vería nada.

Unos minutos más tarde mi hijo se corrió dentro de mi. Pero yo todavía no había llegado al orgasmo.

Cuando él se salió, su semen manchó las sabanas. No me importó. Yo me giré para ponerme de cara y le dije que aún no había terminado conmigo.

El sonrió y me besó apasionadamente. Se agachó y comenzó a comerme el coño como nunca. Yo le agarraba la cabeza y poco después estallé en un tremendo orgasmo.

Ya recuperamos y acostados los dos en la litera le pregunté porque sabia que estaríamos juntos.

-Porqué le propuse a papá dormir en la litera de arriba. Tanto si era aquí como en la de enfrente él terminaría durmiendo en la de abajo, así que siempre estarías tu debajo de mi.

-Qué picaron. Le dije. Volví a besarle y el volvió a subir a su litera. Finalmente nos dormimos.

Al día siguiente nos despertarnos y tras asearnos, fuimos a desayunar.

Más tarde descubriría que volvía a tener lleno el correo de sus mensajes.

Si os ha gustado y queréis comentar, escribidme a:  predicador111@hotmail.com