Mi hijo y mi sobrino me hicieron su puta

Nunca pené disfrutar de una rica cogida con mi hijo y con mi sobrino. Coger con ellos aparte es una cosa y coger con ellos al mismo tiempo, es fantástico.

Hola a todos. Este domingo hubo algo inimaginable. Algo que aún no dejo de pensar. Y es que sucedió lo más inesperado por parte de mi hijo y mi sobrino. No se con exactitud si en algún momento hubiera querido experimentarlo pero vaya que fue una gran sorpresa y una aventura muy encantadora y quisiera compartirla con ustedes.

Como dije, este domingo 15 de Octubre, se organizó una reunión familiar como la gran mayoría hace por el día que es. Al ser un día “especial”, quise vestirme elegante pero igual de aspecto joven. Aunque mi edad es de 44 años, aún sigo teniendo un cuerpo bien cuidado. Culo parado, pechos firmes, y curvas que a pesar de los años aún se me notan. Todo esto gracias al deporte que realizó los fines de semana como ya lo eh mencionado en mis relatos. Para los nuevos, mido 1:75, soy delgada, obvio. Piel blanca y cabello ondulado. Y bueno, al revisar mi closet, decidí por vestir como una jovencita. Si hago ejercicio para lucir bien, al menos tenía el derecho de darme el gusto. Y lo hice. Era un vestido ajustado de color azul con blanco que solo me llegaba hasta la mitad de los muslos, pero que hacía que me resaltaran más mis atributos y la forma de las curvas de mi cintura. Me peiné de modo que con mi propio cabello me quedara una corona con dos tiras entrelazadas y con el cabello suelto. Me delineé los ojos, y me retoqué los labios. Me puse unas sandalias tipo botín del mismo azul del vestido. Me miré en el espejo para revisar como había quedado, y justo entro Jorge, mi hijo.

-          Perdón, perdón.

-          Pasa. Ya estoy vestida.

Se acerco a mí.

-          ¿Cómo me veo?

-          Buenísima, dijo apretando mi nalga derecha.

-          ¿si?

-          Claro. Tienes un culo hermoso.

-          Gracias.

Salió sin decir nada más. Mi hijo y yo mantenemos una relación de madre e hijo y de amantes. La relación a sido más cercana de lo que debería ser y de la que no me arrepiento de nada. Él es un chico de 20 años, alto, delgado, piel blanca, y muy pervertido. Y eso lo hace para mí el mejor. Continuando con el arreglo de mi cuerpo, me acerqué a mi tocador y me puse unos aretes en forma de flores color blanco, y unas pulseras. Durante la mañana y al medio día, mis hijos Jorge y Carolina barrieron y sacudieron la sala, el comedor, y la cocina. Al dar la una de la tarde, llegaban mi hermana con su esposo y sus dos hijos. Charlamos y esperamos a los demás. Treinta minutos más tarde tocaron a la puerta y eran mis primos con sus familias y dentro de ellos estaba Damian. Para los que no han leído antes mis relatos, él y yo ya hemos tenido nuestros momentos. Saludé a cada uno, y al saludarlo a él, lo abracé.

-          Hola, Damian.

-          Tía, hola

-          Te extrañé, le susurré con un volumen de voz que solo él o escuchara.

Le di un beso en el cachete y me sonrió. A unos minutos más llegaron mi mamá y mi papá, y los padres de mi esposo. Al estar todos, platicamos un rato. Tomamos vino, comimos botanas. Durante la plática miraba a Damian. Vestía con una camisa semi ajustada color blanca y un pantalón café con combinándolo con unos mocasines azules. El es un chico de 24 años. No es feo y tiene cuerpo atlético. No todo musculoso pero las veces que eh tenido la oportunidad de tocarlo y demás, admiré el abdomen y los brazos marcados. Lo cual eso a mi me excita demasiado. Aparte tiene un buen culo que estoy segura que sus amigas le manosean cuando pueden. Al tomar un sorbo de su refresco, me miró fijamente. Lo seguí. Parecía que sólo estábamos él y yo. Quité la mirada y vi hacia la derecha encontrándome con la de Jorge. Me miraba serio. Bajé la mirada y regresé a la conversación. Tomé vino. El corazón me palpitaba rápido. Sólo esperaba que no pensara lo obvio, pero era imposible.

Fui a la cocina a prepararme un refresco con un poco de alcohol para relajarme. Mientras servia la botella en el vaso alguien se me acercó por detrás.

-          ¿crees que no me doy cuenta de lo que haces?

-          ¿de que hablas?, le pregunté fingiendo que no sabía nada

-          No te hagas pendeja, si vi lo que hiciste.

-          Simplemente lo vi como a todos.

-          No te quieras pasar de lista.

Me advirtió y se fue. No había duda de que le dieron celos. Y a la vez eso me temía. A que se enterara de lo qué pasó entre Damian y yo, la última vez que vino a la casa. (A los que han leído mis relatos, sabrán de lo que estoy hablando. Para los que no, les pido que lean mis anteriores relatos). Terminé de servirme y regresé a la reunión. Al volver, Jorge y Damian reían. No me molestaba que convivieran, pero estaba nerviosa a que Jorge le preguntara algo en relación conmigo. Mi hija platicaba con sus primas. Tomé mi celular y abrí la conversación de Damian.

-          “hola”, escribí y miré a él de reojo.

Revisó su celular. Jorge fue a la mesa por botana.

-          “hola, tia”. Oye, que hermosa estás”

-          ”jaja gracias”.

-          “Te ves bien buena”.

-          “Tú igual te vez bien”.

-          “¿A que se debe que me escribes?”

-          “ pues…quería que visitáramos la recamara de enfrente”.

-          “¿Ahorita?”

-          “Después de comer”.

Salió de la conversación. Miré a él. Jorge se acercaba. Me levanté y avisé:

-          ¡¡a comer!!

Todos se levantaron y cada quién tomó su asiento. Caro se sentó junto a mí y del otro lado mi hermana. Comíamos y platicábamos. Al terminar, esperamos para que se nos bajara la comida y seguir con el postre. Una hora de platica era suficiente para mandar mi señal. Al tener a Damian frente a mi le guiñé el ojo derecho y me paré. Podía estar segura de que nadie vio nada. Estaban charlando cómodamente. Tomé mis platos y fui a la cocina. Los dejé y camine hacia mi recámara. Miré hacia atrás y vi que Damian venía detrás de mí. Seguí caminando hasta entrar a mi cuarto. Salí por la puertaventana que tenía la recamara y que daba al patio. Continué caminando dirigiéndome a la recámara de huéspedes. Abrí y entré. Espere unos 3 segundos para que llegara. Entro y cerró. Caminó hacia mí. Estiré los brazos para recibirlo. Me levanto la falda a la cintura y me cargó. Rodeé su cintura con mis piernas y lo besé.

-          Te extrañé, le dije.

-          Yo igual, preciosa. Dios, estas lindísima.

-          ¿si?

-          Si, tía.

Me comía la boca con su gran beso. Sus manos me agarraban el culo. Después de un buen tiempo de no volver a tenerlo en mis brazos, tuvimos el descaro de reencontrarnos en esta reunión familiar. Lo solté y me arrodillé. Desabroché su pantalón tan rápido como pude, al igual que el bóxer. Su verga estaba semierecta. La froté un poco hasta conseguir que se endureciera y me la metí a la boca.

-          Que rico, tía!! Mmmm!!! Cométela!!

-          ¿te gusta como te la mamo?

-          Si!!

Me acariciaba el cabello. Metía y sacaba esa verga de mi linda y hambrienta boca. Me agarró de la parte de atrás, arriba de la nuca y me la empujó hasta adentro. Dios, me penetraba hasta el fondo. Bajaba mi garganta y atravesaban mi campana. Mis ojos se llenaron un poco de lagrimas. Me la sacó.

-          Espera!! Voy a vomitar!!, dije tosiendo.

-          Ven, otra vez.

No pude evitarlo. Me gustaba que me la metiera toda.

-          Trágatela, tía!!

El momento era perfecto. Justo cuando empezaba a disfrutarlo abrieron la puerta. Miré a ella espantada y vi que era Jorge. Mis ojos se agrandaron de la sorpresa. Saqué su miembro de la boca y me limpié.

-          ¡¡Jorge!!, grité espantada.

-          ¿no te vieron?, Damian le preguntó a Jorge.

No puede ser. Sabía él que Jorge vendría.

-          ¿Qué está pasando?, pregunté seria.

-          Estabas muy urgida, ¿verdad?.

Preguntó mi hijo con un tono burlón, acercándose y apretándome el cuello ligeramente.

-          Jorge espera, mira. Tranquilo.

Me levanté. Damian nos veía y reía un poco.

-          Tranquila, no te haré nada malo, dijo serio y relajado, como si no le molestara que hacia cosas pervertidas con su primo.

-          Escucha, por favor.

Estaba espantada. Tenía miedo.

-          Ssshhh, ssshhh, tranquila.

-          Tranquila, tía. No te vamos a lastimar.

Jorge me soltó del cuello y se empezó a desabrochar el pantalón.

-          Ya que estás tan dispuesta. ¿Por qué no me la chupas a mí también?.

Estaba estupefacta. No sabía que hacer. No captaba lo que pasaba.

-          Agáchate.

Me arrodillé sin dejar de verlo. Estaba con el miembro erecto, listo para chuparlo.

-          Vamos.

Lo acercó a mi boca. Acarició mis labios con su glande. Damian se masturbaba tranquilamente. Abrí la boca tímidamente. De la nada me dio una cachetada que me hizo girar la cara. Dios, me ardió horrible. Estaba furioso pero intentaba calmarse.

-          Tranquilo, no te pases de listo, le dijo Damian.

-          Si bien que le gusta. Es bien puta. ¿O no mamita?.

Giré la cara a su posición normal. Sin duda no podía hacer nada. Ese golpe, me dio a entender que aún faltaba más. Tragué saliva y la chupé.

-          Métetela bien, mamita.

Abrí bien la boca y le di un gran bocado.

-          Eso!! Lengüetéala!!

Succioné y lengüetee su glande.

-          Aaahhh!! Que rico!! Cométela bien, preciosa.

Las manos de Damian me peinaban apartándome el cabello de la cara. Me formaba una coleta hacia arriba. Ver la verga de Damian y no hacer nada, era algo que no va conmigo, así que la tomé y la empecé a chupar también.

-          Que rico, tía.

Chupé una y luego otra. Aunque suene estúpido pero me turnaba.

-          Te gusta mamar mucho, ¿verdad?, pregunto Jorge.

-          …ajá.

No paraba de chuparlas. Las lubricaba bien de mi saliva. Las escupía y recogía mi liquido espeso.

-          Ven acá, dijo Jorge levantándome.

Mi hijo se paró detrás de mí y me bajó el cierre del vestido hasta la cintura. Desnudó mi espalda y descubrió mis hombros hasta que mis pechos salieran del vestido.

-          Mira que ricas chichotas, dijo Damian.

Desabrocho el seguro que estaba en medio de las dos copas y mis pechos salieron. Los agarró y pegó su cara para olerlos.

-          Que ricas huelen.

Jorge terminó de bajarme el vestido hasta que la prenda cayera sobre mis pies dejándome únicamente con el calzón tipo vedetina. Jorge se agachó y metió su cara en mi culo para olfatearlo. Dio un gran respiro.

-          Dios, que ricura de culo. Te huele de maravilla.

Reí solamente. Me excitó tanto que puse la mano sobre su cabeza y la presioné hacia mi trasero. Damian mientras apretaba mis pechos los comenzó a chupar. Lengüeteó mis puntas. Me las jalaba con sus lindos labios. Me excitaba tanto lo que me hacían.

-          Que rico las chupas. Sigue.

Lo acaricié de la cabeza. Tomé mi pecho derecho con la mano izquierda, diciéndole:

-          Abre la boca.

Al hacerlo presione mi pecho y deslicé mis dedos hacia mi punta consiguiendo que saliera un chisguete blanco.

-          Dios, que delicia. Dame más, tía.

-          ¿si?, ¿te gusta?

-          Si.

Lo volví a hacer y mi pecho expulsó ese líquido nuevamente.

-          Sabe muy rico. Dulce.

Jorge jugaba mi culo con sus manos. Masajeaba mis glúteos. Juntaba y separa mis nalgas haciendo que esa prenda se me metiera y rosaba mi agujero.

-          Déjame ver ese rabote.

Me bajó el calzón y separó mis nalgas para verme todo el culote.

-          Mira que cosas más rica.

Después de alagar mi trasero, me dio una larga lamida en el ano.

-          Mmm!!! Sii!!! Jorge!!

-          Que rico te sabe el culo, mamá.

-          Sii!! Me gusta!!!

No podía negarlo. Me encantaba lo que estaban haciendo conmigo. Damián chupándome las tetas y bebiéndolas, y Jorge comiéndome el sucio culo.

-          Que rico!! Chúpalo!! Me encanta!!

-          ¿si? ¿te gusta que te chupen el hoyo?

-          Sii!!

Con mis dedos de la mano derecha me frote la vagina. Jugaba con mis pliegues. Me metí el dedo medio. Froté mi clítoris hasta endurecerlo. Damian succionaba muy rico mis tetas. Lo disfrutaba tanto. Retiré mis dedos de mi concha y se los di a probar a mi sobrino.

-          Chúpalos.

-          Claro, preciosa.

Abrió bien la boca y se metió todos mis dedos. Los chupó y los lengüeteó.

-          Mmm sii!! Chúpalos!!

-          Te saben ácidos y ricos, tía!!

-          ¿y te gustaron?

-          Claro.

Mi hijo se levantó y me dio una nalgada en el glúteo derecho, siguiendo de una rica penetracion en el ano con sus largos dedos.

-          Dios santo!!! Aaahh!!!

-          ¿te gusta, mamita?, me preguntaba muy pedo a mi oído derecho.

-          Sii!! Me gust!!

-          Y te gusta ser bien puta, ¿verdad?

-          …sii!! También!!

Mordí mi labio inferior tras esa rica penetración. Sus dedos entraban muy rico. Penetro varias veces mi agujero a un ritmo de desesperación y rudeza.

-          ¿asi te gusta?

-          Sii!! Siento rico!!

Damian dejó mis pechos y bajó a mi estomago besando mi ombligo, mi pelvis, hasta llegar a mi zona. Su boca me dio una chupada riquísima que hizo retorcerme.

-          Que rica la tienes.

-          Chupa!! Anda!!

Acerqué su cabeza a mi entrepierna y empezó a lengüetear mi clítoris.

-          Dios santo!! Aaahhh!!!

-          ¿te gusta, tía?

-          Sii!!

Jorge sacó sus dedos lentamente de mi culo y los apoyó sobre mi boca.

-          Chúpalos, preciosa.

Abrí la boca y los probé. Sabían ácidos. Tenían un sabor raro. Damian se quitó los pantalones y todo y se recostó acercándome a él. Me subí a la cama sobre él. Jorge se apresuró a quitarse su pantalón.

-          Métetela, tía.

Sonreí y lo hice. Escupí mi mano derecha y froté su verga. Resbalé su punta sobre mis pliegues y me la metí.

-          Aaahhh!!! Que rico!!!

-          Sii!! ¿Te gusta mamarla?

-          Si, tía!! Bríncame!!

Lo hice lentamente. La tenía durísima. Disfrutaba de como me entraba. Se acercó Jorge y se subió a la cama quedando detrás de mí.

-          ¿quieres que te rompa el culo?, me preguntó en voz baja.

-          Si.

Apoyó su punta sobre mi agujero y la fue enterrando hasta meter su glande. Apreté el ano. Siguió adentrándola lentamente metiéndome cinco centímetros de su verga. La sacó. Escupió su mano y se la frotó. Volvió a insertarlo y la enterró con fuerza hasta llenarme el culo.

-          Que rico, dije excitada.

Su tremenda vergota había llenado mi agujero.

-          Que rico te entra, mamita.

-          Ajá.

Empezó a empujarla y a sacarla. Mi hoyo apretaba ese largo y duro miembro.

-          Brinca, tía. Vamos.

Empecé a saltar mientras Jorge seguía enterrándome el pito.

-          Aaahhh!!! Que rico, mamá!! Me aprietas la verga con tu rico rabote!!

-          ¿te gusta mucho?

-          Siii!!!! Se siente sabroso!!

Me toqué. Apreté mis pechos logrando que mis puntas brotaran pequeñas gotas blancas.

-          Que rico te sale.

Apreté mi seno derecho y con el indice izquierdo recogí una gota para luego acercárselo a la boca. Atrapó mi dedo y lo chupó.

-          Que rica sabe. Ojalá pudieras darme otra vez como lo hacías antes.

-          Aaahhh!!!, gemí ante la penetración de Damián.

-          ¿sientes rico, tía?

-          Si!!

-          ¿Qué te parece esto, mamita?

-          Rico!! Me gusta!!

-          ¿te gusta que te llenen?

-          Sii!!

Sus manos cubrieron mis senos. Me los apretó y al mismo tiempo me enterró su vergota.

-          Sii!! Así!!

-          Que rico te entra!! Tienes bien profundo el hoyo.

-          ¿si?

-          Si. Espero que no me manches de tu mierdota.

-          Cállete.

Saltaba el miembro de Damian. Sentía riquísimo. Me abrazó Jorge, rodeando mi estomago con su brazo izquierdo, y con su mano derecha empezó a rascarme él clítoris.

-          Dios!! Sii!! Así!!

-          ¿sientes rico?

-          Sii!!

Cerré mis ojos para disfrutar y dejarme llevar por el placer. Retiró su vergota de mi culo. Sentí una sensación agradable y rica. La apoyó en mi orificio y la metió nuevamente.

-          Aaahhh!!! Que delicia, mamá!!!

-          Sii!!! Me gusta mucho!!

-          Tienes el agujero bien abiertote.

-          Si.

-          Que rico meterte la lengua, me susurró muy excitado.

No dije nada y seguí disfrutando de su largo miembro. Lo sacaba y lo metía. Podía sentir como se estrechaba mi agujero cada vez que me lo metía. Rosaba mis paredes anales hasta llegar al fondo. De mi sobrino ni que decir. Meter y sacarlo me generaba mucho placer. Los dedos de mi hijo jugaban mi clítoris muy rico. Formaba círculos alrededor de él. Me incliné hacia Damian de modo que quedé en cuatro. La verga de Jorge se salió de mi culo. Se subió montándose sobre mí y me la metió hasta adentro haciéndome gritar. Me agarró del cabello y me jaló de modo que mi rostro apuntara hacia el techo.

-          ¿te gusta así, mamá?

-          …sii!!!

Me la sacó y me la enterró con fuerza.

-          Aaaahhh!!!

-          Cállate, si bien que te gusta, pendeja, me regañó Jorge, jalándome fuerte el cabello.

Damian retiró su miembro de mi vagina y se salió debajo de mí. Se recostó sobre las almohadas con las piernas abiertas y la verga bien paradota. La tenía tan erecta que le bailaba de un lado a otro. Tragué saliva y resbalé mi lengua desde su huevos hasta su punta y chupe su glande succionando al mismo tiempo.

-          Eso, tía Isabel. Chúpala toda.

-          ¿me la meto toda?

-          Si. Hazlo.

Abri bien el hocico y me la metí hasta que atravesara mi campana. La succioné varias veces como su fuera una rica paleta.

-          Aaahhh!!! Que delicia!!! Chupala!!

Jorge me dio una fuerte nalgada y golpeó mi vagina con la palma de su mano.

-          Tienes bien rica la concha. Sin vellos y apretada.

-          Cógeme!! Métemela!!

La resbaló de arriba hacia abajo. Colocó su punta y la metió lentamente.

-          Aaahhh!!! Que ricura!!, dijo gimiendo.

Su pene entraba lentamente hasta que sus huevos chocaran con mis pliegues.

-          Que larga esta.

Damian estiró sus brazos para agarrar mi cabeza y bajarla para que me entrara su miembro. Tomó el control y empezó a cogerme la boca.

-          Eso, tia!!! Comete mi vergota!!! Se siente bien!!

Mi saliva escurría de mi boca. Podía imaginar como se me despintaba la boca. Metía y sacaba. Mi hijo me cogia igual de rico. No dejaba de azotarme el culo. Me ardía pero me encantaba que me golpeara.

-          Que sabroso culo tienes, mamá.

Escuchó que se chupo los dedos y los metió en mi ano.

-          Aaa!!!

-          Ssshhh!!!

Sus largos dedos se adentraban en mí. Dios, me fascinaba como me cogían los dos. Retiró sus dedos y me dio una fuerte nalgada. Me sacó la verga y sólo sentía su rica lengua lamiéndome el culo.

-          Mmmm!!! Que rico culote, mamita!!

-          Me gusta!! Chúpalo!!

-          Claro que si, hermosa!!

Metía su lengua en mi agujero. Era una sensación chistosa y rica.

-          Tia, me quiero venir!!

-          ¿si?

-          …si!!

-          Está bien!! Hazlo!! Dame semen!!

-          Que rico te escuchas!! Aaahhh!!!

-          Sii!!! Dame!!! Me encanta tragarme tu rica leche!!

-          Sii!!! Dilo más!! Vamos!!!

-          Lléname la boca, corazón!!! Vamos!!! Me encanta tu vergota!!

No dejaba de chuparla. La lamía toda. La succionaba. Tenía tantas ganas de tragarme su semen. Me la sacó y empezó a jalársela como loco.

-          Dios, tía!!! Ya!! Abre bien la boca!! Dios!!! Si, si, siiii!!!! Aaaahhhh!!! Que ricooo!!!

Mi boca recibió esa gran cantidad de semen. Su verga expulsaba su leche, salpicándome la cara. Le salían chisguetes de semen cayendo sobre mi lengua.

-          Puta madre!!! Que ricoo!!! Siii!!! Aaahhh!!!

Una vez terminando, limpie ese miembro volviendo a chuparlo. Me trague su rico semen. Sabia salado. Se notaba exhausto.

-          Ven acá, dijo Jorge jalándome a la orilla.

Me sentó justo al borde de la cama con mis pues en la orilla del colchón.

-          Ahora me toca, susurró en mi oreja derecha.

Acarició mi ano con la punta de su verga y la bajó a mi vagina justo para penetrarme.

-          Aaahhh!!! Que delicia!!!, gimió.

-          Sii!!! Más rápido!!! Aaahhh!!!

-          ¿mas duro?

-          Sii!! Más!!!

Me agarró de la cintura y me empezó a coger con ganas haciéndome disfrutar al máximo

-          Sii!! Así!!! Que rico!! Aaaahhh!!!

-          ¿te gusta, mamita? ¿te gusta que te coja así?

Su voz me decía lo gran excitado que estaba.

-          Sii!!! Me encanta!!! Métela!!!

Chupe mi dedo medio cubriéndolo de saliva y luego me lo metí en el culo.

-          Esoo!! Métetelo bien!!

-          ¿te gusta que lo haga? Aaaahhh!!

-          Sii!!! Te vez rica haciendo eso!!! Aaahhh!!! Que rico!!!

-          Siii!!! Sigue!!! No pares!!!

Mis ojos se entrecerraban. Era mucho placer el que sentía.

-          Dios, que rico!!! Sigue metiéndola!!

Damian estaba recostado observándonos.

-          Sigue!! Sigue!! Me encanta!!! Más rápido, hazlo más rápido!!

Le pedía muy excitada.

-          Lo que tu digas.

Siguió metiéndolo con desesperación.

-          Si, si, así!!! Rayos!!! Que rico!!! Más, más!!! Aaaaaaaaahhhhhh!!!!! Mierda!!!!

Dios mío, tuve un riquísimo orgasmo. Al soltar ese gemido desafinado, una sensación recorrió todo mi cuerpo. Me retorcí. Pude sentir como mi vagina había expulsado un chisguete combinado de un esplendoroso placer.

-          Ven, ven, dijo metiéndola nuevamente y abrazándome.

-          Jorge!!!

-          ¿Qué pasó, mamita?

-          Aaahhh!!!

-          Ya acabaré, tranquila.

Metía y sacaba.

-          Aaahhh!!! Ya casi, mamá!!

-          Si!! Vente!! Termina adentro!!

Damian se jalaba su miembro. A pesar de haber eyaculado, se le notaba mucha excitación aun. Jorge no paraba de cogerme. Pasó sus manos de mi cintura a mis pechos y los apretó. Mis senos expulsaban chisguetes de ese líquido dulce y blanco.

-          Que rico te sale, dijo.

-          No las aprietes.

-          ¿Por qué no?

-          No me siento cómoda

-          No me importa.

Los apretó haciendo que salpicara la colcha y las piernas de Damian.

-          Que delicia. Que rico beberlas.

Aunque le pedía que nos siguiera, me excitaba cada vez más. Me cogía con más ganas. Parecía loco.

-          Que rico, que rico

-          ¿ya terminarás?

-          Sii!! Ya casi!! Dios!!

-          Vamos, mi vida!!! Lléname la concha!!

-          Sii!!! Eso quiero!! Aaahhh!!!

Me abrazó fuertemente sin parar.

-          Aaahhh!! Mamá!!! Sii!!! Que rico!! Me vengo, me vengo!! Aaaaaaahhhh!!! Siiii!!! Que ricura!!!

Bombardeaba mi vagina de su espeso semen. Su verga pulsaba y expulsaba ese líquido. Le salía una buena cantidad de semen. Gemía con ganas. Damian no dejaba de masturbarse. La tenía muy parada.

-          Aaahhh!!!, gemía mi sobrino.

-          Voy al baño, dijo Jorge retirándome su miembro.

El rostro de Damian reflejaba mucha excitación.

-          Ven, ven.

Se levantó de la cama y me recostó boca abajo. Se subió sobre mí y metió su verga en mi culote.

-          Aaahhh!!! Sii!!! Está bien abiertote tu culo, tía.

-          Sii!!

-          Deja que me venga, ¿si?

-          …ajá!!

Aunque ya mi agujero estaba estrecho aún disfrutaba de su miembro. Me llenaba todo el ano. Me la sacó y me escupió el hoyo para luego volver a meterla. No paró de penetrarme. Lo hacía rápido.

-          Aaahhh!!! Tía!!! Que rico siento!!

-          ¿si?.

-          Sii!!! Dios!!! Me vengo!!! Voy a terminar ya!!!

-          Está bien!!! Hazlo!!!

-          ¿si?

-          Si, corazón!!!

-          De acuer..do!!! Aaahhh!!! Que sabroso!!! Siii!!!

Faltaba poco para que terminara dentro de mí. De un segundo a otro me cogio con ganas.

-          Aaahhh!!! Si, si!!! Mierda siii!!!! Aaaaaahhhhh!!!! Que ricooo!!! Dios!!!

Su verga expulsó su leche llenándome el culo. Dios mío. Ambos terminaron adentro. Me sentía tan sucia, tan cerda pero no podía negarlo. Me fascinó como me cogieron los dos. Se bajó de mí. Jorge salió del baño y entró él. Al ponerme de pie sentí como el semen de los dos me escurría por dentro. Entre al baño sin tocar y me senté en la taza. Damian se limpiaba con una toalla pequeña. Pujé para que saliera todo ese líquido espeso de mi trasero. Me metí los dedos para hacerlo rápido. Salió mi sobrino del baño, sonriéndome. Retiré mi dedo cubierto de semen. Bastante había hecho que no me atrevi a chuparlo. Me limpié y salí. Ambos ya estaban vestidos.

-          Necesito que se vayan ustedes primero, dije.

-          Está bien.

-          Oigan, si les preguntan dónde estuvieron, digan que fueron a hacer una recarga de celular y que vieron a un amigo, o no se, inventen algo.

Termine de vestirme. Revise mi cara y el rímel cubría mis mejillas. Me lavé la cara y salí del cuarto para volver a mi recámara. Me volví a retocar un poco pero sin rímel. Unicamente me pinte los labios. Al regresar a la reunión, la mayoría estaba platicando.

-          ¿Dónde estabas?, preguntó mi hija Caro.

-          Estaba al teléfono, ¿Por qué?

-          Te perdí.

-          Pues aquí estoy.

Resumiendo ese día. Al parecer nadie se enteró de nada. Mi hijo y Damian actuaron como si nada. Al final del día, dejamos todo botado y cada quién se fue a su recámara. Justo cuando iba a cerrar los ojos, vibró mi celular.

-          “tia, quiero decirte que hoy fue el mejor domingo de todos.”

-          “Jaja ¿aun no te duermes?”

-          “Claro que no. Sólo estoy pensando en lo qué pasó”.

-          “Bueno, pues…si. Igual me gustó lo que hicimos”

-          “Que bueno. Ojalá y se repita. O al menos tener un momento a solas contigo para cogerte de muchas formas”.

-          “Jaja pues será en otra ocasión. Y no sabría decirte cuando”.

-          “Ya habrá algún día. Bueno hermosa, descansa. Y cuídame ese culo rico que tienes. Un beso en tu concha y en tu agujero”.

-          “Jaja ya duérmete pervertido. Un beso. bye”.

FIN.