Mi hijo superdotado 5 embarazo inesperado
Después de varias semanas de relaciones sin control con mi hijo llego algo inesperado
Desde que salía con Carlos la llave del sexo que tenía mi hijo había sido completamente cerrada. Mi vagina solo la disfrutaba mi novio. Caros era muy apasionado y fogoso en la cama. Con un pene muy grande y venoso me hacía gozar y gritar cada noche que nos dábamos una escapadita al motel. Lo único que me pesaba y que no podía contener es que, cada vez que el me cogía yo pensaba en mi hijo. Es una locura y un pensamiento estúpido pero en ese momento me estaba enamorando de mi hijo. ¿Cómo puedo pensar en eso? -me pregunte-. No podía creer que fuera tan estúpida para enamorarme de mi hijo, alguien que ya no me respetaba y no se preocupaba por mí. Mi hijo se había distanciado de nuevo. Esta vez mucho más. Ya había pasado tiempo y le habían retirado los tornillos y las férulas. Con la rehabilitación había recuperado por completo su movilidad y cuando lo hizo me dijo que iba a jugar de nuevo. Yo me opuse rotundamente pero a él no le importo como es su costumbre. Estaba saliendo con muchas jóvenes cada semana y eso me ponía muy celosa. Los viernes por la noche traía a cualquier zorrita de antro que encontraba y por la madrugada la cogía en su habitación sin importar que yo estuviera en casa. No sé si lo hacía por vengarse o para provocarme pero, cada noche en esa habitación una chica nueva gritaba -me vengo, me vengo.
Mi relación con mi novio Carlos era muy bonita. Él era muy atento y servicial conmigo. Tenía solo cinco años menos que yo y me había dicho muy rápido que me amaba. Yo me sentía algo confundida al respecto pero trataba de entenderlo. Una noche de viernes mi hijo se quedó en casa porque estaba muy enfermo de la gripe. Esa noche subí para ver si necesitaba algo pero solo se limitó a decirme -estoy bien ma, puedes irte-. Mi novio Carlos me llamo esa noche unos minutos después.
-Hola mi reina como estas.
-Muy bien mi amor y tú ¿cómo estás?
-Extrañándote, te necesito en mi cama.
-Estás loco, que cosas dices.
-Anda mi amor, regálame una noche contigo, necesito estar dentro de ti, dentro de tu amor.
-Ok pero, ven a mi casa.
-¿Tu hijo no está?
-Si pero, no importa está enfermo y de seguro se quedara dormido temprano.
-Ok, como tú digas amor. Te veo en unos minutos negra, te amo.
-Ok aquí te veo.
Me prepare para la velada. Fui a ponerme una tanga y un bra rojo que me había comprado días atrás en una tienda de lencería sexy para él. La verdad es que yo tenía muchas más ganas que el pero no quería que se percatara de eso. Le prepare una cena sencilla, una pasta con tomate y espere a que llegara. Llego en una hora muy bien vestido con una camisa de seda roja y un pantalón negro ajustado que resaltaban su prominente paquete y su jugoso y enorme trasero que tantas veces había tenido el placer de devorar. Tenía la cabeza afeitada y una barba de candado muy espesa. Una piel de chocolate y una lengua jugosa y gruesa que daba los mejores besos franceses que había degustado en mi vida. Se acercó a mí y me tomo de la cintura besándome apasionadamente. Su lengua recorría cada muela de mi dentadura y como un taladro pretendía perforar mi garganta. Yo lo empuje un poquito porque había comenzado a excitarme y le dije-hay que cenar amor-. El me respondió-está bien-. Cenamos acompañados de una botella de vino y muchas risas e historias divertidas. Platicamos por horas y el vino me había vuelto un poco más cachonda y suelta con mi cuerpo. Me cerque a mi novio y le dije al oído -esta noche cógeme sin condón, quiero sentirte todo negro-. Él se calentó demasiado y me empezó a besar en el cuello. Yo sentía su lengua en mi cuello húmeda y resbalosa y sus labios succionando mi piel delicadamente mientras masajeaba con sus manos tan rasposas mis senos ajustados por el bra push up que había comprado. Me encantan estos melones negra -dijo resoplando con lujuria-. Pues vamos al cuarto para que te los comas entonces -respondí-. Le agarre fuerte el paquete y le dije -Yo me muero por comerme esta salchicha polaca-. Subimos al cuarto de huéspedes que estaba junto al de mi hijo apropósito. Quería que él me escuchara como venganza por lo que él hacía con esas jovencitas. Tire a Carlos en la cama y le rompí la camisa desabotonándola a la fuerza. El respiraba agitado y comiéndome con la mirada. Yo me quite la ropa y quede en brasiere. Carlos me beso el pecho por encima de mi bra y los masajeaba con sus manos. Yo le acariciaba la cabeza y sentía los vellos duros de su barba haciéndome cosquillas en mi busto. Cómeme la vagina ya -le dije al oído-. Él se quitó el pantalón y la ropa interior y me tiro a la cama. Removió mi tanga con la boca poco a poco hasta que finalmente la tuvo en su boca. Chupo el interior de mi ropa interior y su pene se puso erecto y duro como un tubo de acero. Estaba muy cachondo y no pensaba con mucha claridad, probablemente por el alcohol. Me tomo de la cintura y me volteo boca abajo con su gran fuerza. Me dio una sola lamida en mi vagina y se metió con fuerza y empuje en mi vagina. Yo grite -ay cabron-. El volvió a embestirme profundo, sus testículos campanearon golpeando la parte alta de mi vagina justo en mi clítoris. El no mencionaba una sola palabra solo me embestía como perro en celo. Su polla dolía porque aún no estaba muy lubricada.
-Mi amor ve más suave, no estoy tan mojada.
-Cállate, yo lo hago como quiero negra.
-Hazlo despacio o esta noche no hay más vagina para ti.
-Yo soy el que decide eso negra.
-Muy bien bájate.
-Tómalo entero negra.
El me tomo el cabello y lo jalo fuerte hacia atrás penetrándome brutalmente cientos de veces. Yo comencé a excitarme recordando a mi hijo, imaginando y casi sintiendo que era el empezó a gozar aquel sexo. Mi vagina de inmediato se humedeció y cuando vi en el espejo del buro que estaba junto a esa cama era mi hijo el que estaba detrás de mí y no mi novio. Yo jadeaba sacando la lengua y babeando por el deseo. Gritaba y gemía sin control haciéndolo muy fuerte. Estuvimos como media hora cogiendo rudo de perrito y le grite sácalo cabron y me frote el clítoris con mucha fuerza y mi vagina exploto en un orgasmo como si un rio hubiera nacido de ella. El colchón quedo empapado en unos segundos yo gritaba y frotaba con fuerza. Él se estaba masturbando y cuando termine de eyacular me agarro del cabello y me tiro encima boca abajo en ese gran charco orgásmico me la metió de nuevo y siguió cogiéndome. Mi vagina estaba aún sensible y él se movía muy intensamente. En un par de minutos otro orgasmo se avecinaba esta vez era el suyo. Yo empecé a sentir su respiración más acelerada y le dije -vente afuera hoy no te vengas adentro-. El me penetro más salvajemente y yo gemí y eyacule de nuevo el no saco su pene y eyaculo junto conmigo y dentro de mí. Estaba a punto de recostarse encima de mí y lo empuje -te dije que dentro no idiota-. Yo me levante al baño el cayo dormido por el vino y el sexo. Yo saque toda su semilla de mi vagina. Cuando salí del baño mi hijo estaba afuera esperando.
-Eres una puta, como es posible que te cojas a ese imbécil en la casa.
-Esta es mi casa, además yo no he dicho nada por las putitas esas que has traído.
-Eso ha sido para desahogarme porque ya no me has dejado chingarme esa concha pero... como veo que estas de puta pues te voy a tratar de esa manera.
-Tú no me vas a tratar de ninguna manera cabron.
-La única manera para que te separes de ese pendejo es si estas embarazada así que te voy a hacer un hijo.
-Estás loco cabron, no puedes embarazarme.
-Ahorita vas a ver como sí.
Me tomo del brazo con mucha fuerza y me jalo hacia su habitación. Sabes siempre he tenido esta fantasía de volver a probar leche de tus tetas, la primera vez no estaba consciente de ello así que esta vez quiero estarlo -dijo-. Estás loco hijo, él bebe tendría muchas posibilidades de nacer con alguna malformación -dije-. Eso no importa también hay probabilidades de que no sea así. Se quitó la ropa interior y dejo salir a la bestia enjaulada en aquella prisión de algodón ajustado. Esta noche te voy a coger como nunca -dijo-.
-Estoy enamorada de ti.
-¿Que?
-Te amo como hombre hijo.
-Ma, pensé que me odiabas por eso te cogía tan rudo y a la fuerza.
-No, de hecho lo disfrutaba pero ese no es el punto, te amo y mucho.
-Yo también estoy enamorado de ti, todas esas putas solo eran para olvidarte.
-¿Me lo juras?
-Sí, te lo juro por mi vida, estaba sufriendo mucho porque te acostabas con ese imbécil y no conmigo.
-Solo me acuesto con él para recordarte por su polla pero ni siquiera se compara amor.
-Esta vez no voy a hacértelo a la fuerza, hoy te voy a hacer el amor.
-Tal vez haya perdido la razón pero... quiero tener a tu hijo.
El no dijo nada, me beso muy apasionadamente pero esta vez sus besos eran diferentes. Podía sentir su cariño y calidez en cada uno de ellos. Acariciaba mi cuello y mi rostro mientras lo hacía. Yo lo masturbaba para mantener despierta a aquella bestia. Hoy voy a poner un bebe dentro de ti -dijo-. Hazme tu mujer -respondí-. Me tumbo en la cama aun besándome y acariciándome. Yo estaba en el paraíso. Mi hijo besaba tiernamente mi cuerpo entero, no quería dejar pasar ni un solo centímetro de mi anatomía pasando por mis pezones, mi cuello, mis orejas e incluso mis axilas. Yo lo detuve tomándolo del rostro con ambas manos y le dije -ya no puedo soportar más-. El me beso de nuevo y descendió a mi monte de venus. Lo beso con ternura y mi vagina saludo la proximidad de su rostro con un olor a hambre de pene intenso. Comenzó a comerme la vagina con un apetito voraz, yo no podía creer lo bien que se sentía, tenía mis ojos en blanco y mi cuerpo se arqueaba casi hasta el punto de doblegarse. Gemía como una prostituta y mi hijo no paraba ni un segundo el ataque tan intenso de su lengua. No tardó mucho en arribar un orgasmo brutal y húmedo que golpeo con fuerza la cara de mi amor hecho hombre. El trato de capturarlo con su lengua y bebió un poco yo gritaba y gemía intensamente. Mi hijo se acercó de nuevo a mi boca y me beso. El sabor de nuestras salivas y mi eyaculación en su boca se mezclaron en un solo núcleo que creaban nuestras bocas uniéndose. Te necesito dentro de mí -dije a su oído-. Mi hijo tomo su gran polla y la puso en mi vagina justo por fuera. Froto con ella mi clítoris y me dijo-te amo-. Me penetro delicadamente, sentí como cada centímetro de su polla entraba, sus venas las sentía en mi vagina, cada relieve de aquel monstruo dentro de mí, mi vagina lo reconocía de nuevo. Embarázame mi vida -dije a su oído nuevamente-. Te amo mami -dijo mientras me miraba a los ojos-. Cuando iniciamos y nos besábamos escuchamos un ruido, era la puerta del cuarto de visitas, Carlos estaba despierto.
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