Mi hijo olvidado 4

Todos tenemos perversiones, los hijos, las hijas, las abuelas, las madres y los padres.

Mi hijo olvidado. El cariño de un padre, el amor de una madre.

[Pablo]

Me he despertado. Son las nueve de la mañana. Hoy es domingo y mañana tendré que empezar a trabajar en la nueva empresa... ¡¿Tendré a una jefa madura a la que poder mostrar mis cualidades?! ¡Bueno! Le mostraré mis cualidades si las dos Esperanzas no acaban conmigo. Follarme a la abuela está bien, pero cuando se junta con la nieta.... Espero que hoy me dejen descansar. Pero lo que no puedo evitar tampoco, es la excitación que me produce mi madre. Sé que ella está muy ilusionada con tener de nuevo al hijo que abandonó, pero es tan sensual que nada más verla no me salen sentimientos de hijo...

[Rocío]

¡Qué dolor de cabeza! Ayer me tomé más copas de la cuenta y ya no estoy para esas cosas. Pero gracias a las copas pude hacer una nueva amiga, Claudia, la mujer del que quiere hacer negocios con mi marido. No sé cómo empezó todo, pero acabamos hablando de nuestros hijos. Le conté que nos habíamos reencontrado Pablo y yo después de tantos años y ella, que estaba más borracha que yo, me confesó que se tiraba a su hijo. Aquello me puso tan caliente que cuando Jorge se durmió, no tardo ni cinco minutos, fui a la habitación de mi hijo y lo miré desde la puerta. Por suerte entraba algo de luz por la ventana, y aunque no lo veía bien, sólo con ver la magnífica forma de su cuerpo fue suficiente para conseguir correrme con apenas unas cuantas caricias en mi coño.

Tengo sed... Iré a la cocina a beber agua. No puedo evitarlo. Miraré otra vez en la habitación de Pablo... ¡Me va a matar! Está desnudo y medio tapado. Así de lado, veo su redondo culo... ¡Me iba ahora mismo a mordérselo! Lo taparé para que no lo vea mi hija... A su edad se puede emocionar al ver su cuerpo.

Desde cerca es mejor. Lo taparé rápido para quitar esta tentación. Pero la tentación es todo su cuerpo. Así, despacio para que no se despierte. ¡Oh, dios!

  • ¡¿Qué haces?! - me ha cogido por el brazo y me ha tirado en la cama - ¡Oh mamá, perdona! Estaba soñando algo raro y he reaccionado de esta forma.

  • ¡Bueno hijo, no importa! - le estoy viendo la polla. ¡Es enorme! No puede ser, me pongo caliente al ver a mi hijo – Ya me voy y te dejo tranquilo...

  • ¡No mamá! - me ha abrazado... no es propio de un hijo, pero me estoy poniendo demasiado caliente - ¡Quédate un ratito aquí!

  • Pero hijo... - se ha pegado tanto a mí que puedo sentir su polla en mi cadera – Esto no es apropiado...

  • ¡Venga mamá! - me habla suavemente en el cuello y me está excitando, tengo que irme – Nunca he podido compartir la cama contigo de niño, déjame disfrutar un poco de mi madre ahora... ¡Sólo cinco minutitos!

Es tan fuerte que me es imposible deshacerme de él. Espero cinco minutos y me voy... Tenía sed, pero prefiero aguantar para disfrutar de esto.

[Pablo]

Creí que era la abuela que venía a despertarme, pero mira por donde he casado una presa que me interesa más... Ha consentido estar aquí conmigo un poco, creo que está por la labor de tener sexo. Atacaré muy despacio para no asustarla.

  • ¡Hueles muy bien mamá! - a ver cómo reacciona.

  • Ayer me eché perfume, pero no creo que aún me dure... - hundo mi nariz en su pelo y aspiro, muevo mi mano sobre su barriga y la acaricio.

  • ¡Sí, aún hueles! - le beso suavemente en la mejilla. Ella pone su mano sobre la mía para que pare de acariciarla. Le doy otro beso en el cuello y sus dedos aprisionan mi mano. ¡Le gusta! - ¡Me encanta sentir a mi madre junto a mí! - le doy algunos besos más en el cuello.

[Rocío]

¡No puedo resistir esto! Me agarra con su fuerte brazo, está pegado a mí y dándome besos en el cuello... Debería de enfadarme y dejarlo, darle un par de azotes por ser un “niño tan malo” e irme, castigándolo por hacer esas cosas a su madre... Pero no puedo evitarlo... Siento su cuerpo y el mío se agita excitado, mi vagina ha reaccionado a sus besos y ha empezado a mojarse. No puedo hacerlo, pero deseo girar mi cabeza y que su boca bese la mía, ni siquiera debería tener estos sentimientos, pero no puedo evitarlo... Hace tanto tiempo que no posee un hombre mi cuerpo que, aunque sea mi hijo, deseo tenerlo entre mis piernas. ¡No puedo más! Suelto su mano y me acaricia suavemente por la barriga... Me dejo llevar, me pierdo en la excitación que me produce Pablo, mi propio hijo...

[Hija]

Tengo ganas de ver a mi hermano. Después de lo de ayer, he pasado toda la noche entre sueños y pesadillas sexuales... Desde tener un orgasmo, hasta que nos pilla mi madre follando. Me he levantado demasiado caliente y quiero verlo. Todos están durmiendo. Iré sin hacer ruido a su habitación. Abriré despacio para verlo.

¡Vaya con mi madre! Ya está con él, abrazados... Y ella no parece estar enojada mientras él pega su cuerpo al suyo. ¡Tengo que unirme a ellos!

  • ¡Buenos días! - Je, mi madre a botado por el susto de verme llegar.

  • ¡Hola hermanita! - sí, hermanita, pero bien pegado que estabas a mamá.

  • ¡Hija! ¿Qué haces aquí? - tal vez lo mismo que tú, buscar el cuerpo de mi hermano...

  • Me he despertado y no sabía a dónde ir... - más bien sabía dónde y con quién.

  • ¡Ven aquí hermanita! - sí, me subo en la cama y me coloco al otro lado de mi hermano. Me abrazo a él, me encanta sentir su cuerpo.

  • ¡Mamá! - me hago la sorprendida al tener su cuerpo cubierto por la sábana lo justo para no ver su hermosa polla - ¡Está desnudo! - la miro como si pensara algo sucio entre ellos - ¿Qué estabais...? - me callo para dejar la duda en mi madre que veo que su cara se vuelve rojiza por la vergüenza.

  • ¡Nada! - veo que de la vergüenza pasa a los nervios, como si la hubiera pillado en un acto inmoral - Sólo hablábamos... nada más... - se levanta rápido de la cama y se dirige a la puerta - ¡Levantaos, voy a la cocina a beber!

Mi madre se marcha. Paso mi mano bajo la sábana y le agarro la polla mientras le doy un beso en los labios.

  • ¡Buenos días hermano! - mi lengua juega con la suya en su boca.

  • ¡Hola hermanita! - se gira hacia mí y su mano me acaricia la pierna mientras mi mano va consiguiendo que su polla crezca poco a poco – Es mejor que te marches o habrá muchos problemas. - me vuelve a besar en los labios y me empuja suavemente para que me levante. Me marcho lanzándole un beso desde la puerta.

[Rocío]

¡¿Qué puede pensar mi hija al pillarnos a los dos en la cama de Pablo?! Espero que no le comente nada a su padre. Tener a Pablo tan cerca de mí me ha puesto muy caliente, tanto qué si no nos interrumpe Esperanza, no sé hasta donde hubiera llegado. Pero cuando ha descubierto que su hermano estaba desnudo, me he sentido muy avergonzada, no tanto por lo que hacíamos, como por el hecho de lo que yo deseaba que me hiciera. No puedo sentirme excitada por él, por mi propio hijo, pero eso no puede ser, tengo que alejarme de él sin que parezca que no lo quiero... ¿Cómo lo haré?

[Abuela]

¡Qué está pasando aquí! Primero veo salir a mi nuera de la habitación de Pablo y después a mi nieta. Espero que ese degenerado no haya tenido sexo con ellas... Si va a tirarse a las otras, yo también quiero mi parte... ¡Ahí sale él! Va al baño... No hay nadie por aquí, iré a interrogarlo. Entro en el baño y él está orinando. Cierro la puerta con el pestillo y él me sonríe.

  • ¡Hola abuela! - me encanta verlo con esa polla colgando, siento que se me mojan las bragas.

  • ¡Hola cariño! - me abrazo a él por detrás mientras orina. Paso una mano por su cintura y agarro su polla para ayudarlo.

  • ¡Gracias abuela! - tiene las dos manos libres y las lleva atrás para acariciar mi cuerpo – Ya he terminado... - le sacudo un poco la polla para que salgan las últimas gotas y no me paro en eso, continúo acariciando su polla a todo lo largo. Siento que se está poniendo más dura por momentos - ¡Qué me gusta los cariños que me hace mi abuela!

  • ¡Y a mí me encanta esto! - agito su polla. Se gira obligándome a soltar su polla.

  • Es mejor que salgas, las otras dos ya están despiertas y si te ven aquí se puede liar gorda... - me besa en los labios y me lleva suavemente a la puerta.

  • ¡Eso digo yo! - me freno en seco y lo miro desafiante - ¿Qué hacían las otras dos en tu habitación?

  • ¡Nada, habían venido a darme los buenos días! - lo miro incrédula.

  • ¡Seguro! - agarro su polla por encima de los pantalones - ¡Esto es mío y si lo vas a usar con otras, yo quiero jugar también! Mi nuera es una reprimida a la que mi hijo no satisface. ¡Ten mucho cuidado con tu madre! ¡En cuanto te descuides te folla!

  • ¡Vamos abuela! - sonríe y me parece ver que eso le hace feliz, es un pervertido - ¡Eso no puede ser verdad!

  • ¡No te fíes por si acaso! - sigo andando hacia la puerta, abro y salgo tras mirar que no había nadie en el pasillo.

[Pablo]

¡Por fin se fue! La abuela no me da ni un descanso. La he follado todos los días que he estado aquí, pero parece que tiene más energía que yo. Lo que me ha gustado es el comentario que me ha hecho sobre mi madre. “Una reprimida a la que su marido no la satisface”. Si necesita sexo, su hijo le dará todo el amor que necesite, para eso está aquí, para hacerla feliz.

[Rocío]

Voy a despertar a Jorge. ¿Dónde estará mi hijo? No puedo quitármelo de la cabeza. Subo los escalones y mis pensamientos se van a él, no sé qué hacer. No puedo tener sexo con mi hijo, qué pensarían todos si lo descubriesen, qué pensaría mi hija, tan inocente. Seguro que ella piensa en el amor idílico más que en el sexo. Si se enterara de que su madre está caliente por su propio hijo, puede que le afectara psicológicamente. ¡Tengo que controlarme!

¡Oh, la abuela sale del baño! Mejor, me estoy orinando y no puedo aguantar hasta llegar a mi habitación...

  • ¡Buenos días! - la he saludado y le he dado un pequeño susto.

  • ¡Oh, hola hija! - me sonríe - Voy a la cocina para hacer el desayuno...

  • ¡Vale, avisaré a Jorge! - sigue su camino.

¡Uf, no puedo más! Abro la puerta y la cierro. Corro al inodoro, me bajo las bragas y ahí va... ¡Qué alivio! Menos mal que estaba cerca este baño. Me seco con un papel mi coño que estaba ya mojado desde que he estado con Pablo en la cama. ¡Tengo que arreglármelo! Ya tengo los pelos de mi coño descocados... ¡Uf, si me toco un poco el clítoris podría masturbarme un poco! Mi dedo se desliza despacio entre mis labios vaginales... ¡Qué bien sienta esto!

  • ¡Hola mamá! - ¡Joder! Pablo está metido en la ducha – Perdona que te haya asustado... - me coloco la ropa rápidamente, asustada y avergonzada.

  • ¿Por qué no me has avisado antes? - no sé ni lo que decirle.

  • Te he visto tan apurada que no quería molestarte... - está desnudo y su polla cuelga tan excitante... ¡Pero no, no mires eso, míralo a los ojos! - Cuando te has levantado y te has mirado tu.. Tu... Tu sexo, pues ya he decidido avisarte. - me ha visto cuando empezaba a masturbarme... ¡Qué vergüenza!

  • ¡Y tápate! - no, no lo hagas, aunque te lo pida tu madre, déjame seguir viendo esa maravilla - ¡Te parece bien estar desnudo delante de mí!

  • A mí no me importa, pero si tú no quieres me tapo... - se pone la cortina de la ducha por delante y ya lo no puedo ver su...

  • ¡Ah, estás aquí! - ¡Ya se va a liar! Ahora entra mi marido en el baño y Pablo desnudo en la ducha - ¡Oh, él está en la ducha! - ya empieza, espero que no piense en cosas raras. No dice nada, me mira y mira a mi hijo... ¡Tengo que buscar una excusa!

  • Me ha pedido una toalla e iba a dársela... - creo que eso servirá...

  • ¡Ah, bueno! - parece relajarse – Entonces iré al baño de abajo... ¡Os veo en la cocina!

Espero que mi marido salga y cierre la puerta. Le acerco una toalla a Pablo por seguir con la mentira que le he contado a mi marido. Me tiemblan las piernas. Otra vez se ha descubierto, me muestra su cuerpo y no puedo dejar de mirar esa hermosa polla... ¡A los ojos, mira a los ojos! Me repito y así lo hago. Me sonríe divertido. Imagina que estoy incómoda al verlo desnudo, pero no imagina que lo que estoy es excitada al verlo.

  • ¡¿Has visto lo qué has conseguido?! - intento recriminarlo, pero él sigue sonriendo - ¿Te hace gracia? ¿Qué habrá pensado mi marido de mí?

  • Nada mamá. - mis ojos vuelven a mirar su polla. Me parece que se le está poniendo erecta – Le has dicho que me ibas a dar una toalla y eso es lo más normal del mundo entre un hijo y una madre. - lo que no es normal es que no pueda apartar mis ojos de tu polla que cada vez está más grande.

  • Pues aquí te dejo la toalla y te esperamos en la cocina para desayunar... - me marcho pues si sigo aquí un poco más, acabaré haciendo algo de lo que me arrepentiré toda mi vida.

Salgo por la puesta. Suspiro y siento mi sexo completamente mojado por la lujuria que me ha provocado ver a mi hijo desnudo. No puedo sucumbir a la calentura que me provoca Pablo, pero no sé cómo resistiré el tenerlo tan cerca de mí sin satisfacer mis necesidades de mujer... ¡Jorge es un cabrón por no tenerme satisfecha!

[Pablo]

¡Joder, qué coño más bonito tiene mi madre! Le he mostrado mi polla y ella no podía apartar sus ojos. Creo que la abuela tiene mucha razón, mi madre necesita que la satisfagan ya. Y el marido entra, me ve en la ducha con su mujer al lado y se cree la historia de la toalla... ¡Este pobre es un canelo!

[Jorge]

Creo que la cosa va funcionando... Al encontrarme a mi mujer con su hijo en la ducha, al ver que él estaba desnudo, tapado por la cortina de la ducha, pero desnudo, me he excitado y mi esperanza de que se la folle ha aumentado. Ya lo ha hecho con mi madre y espero que mi hija no haya sucumbido. Creo que es un pervertido al que le gustan las mujeres mayores, así que creo que mi hija estará a salvo.

  • ¡Buenos días! - llego a la cocina y las saludo, a mi hija y a mi madre.

  • ¡Hola hijo! Siéntate y te pongo el desayuno... - mírala, desde que Pablo llegó a casa está más alegre, sin duda follar con él le sienta bien. No me importa que tenga contenta a mi madre, se lo merece.

  • ¡Hola papi! - me sentaré al lado de mi niña bonita. Es guapa como su madre y está echando un cuerpo bastante excitante. Espero que no salga tan caliente como su abuela - ¿Has dormido bien? - me encanta cuando me abraza y siento su joven cuerpo.

  • ¡Sí hija! - no sé si será por el tema de mi mujer, pero me siento excitado con mi hija...

  • ¡Buenos días a todos! - aquí está ella... Estoy deseando que tu hijo te meta mano, y poder verlo.

  • ¡Hola! - aquí está el macho que folla a mi madre...

  • ¡Hermanito, siéntate junto a mí! - no me gusta que ella muestre tanto interés por Pablo. Con el cacharro que tiene entre las piernas cualquiera sabe el daño que le haría.

  • ¿Quién se viene a la piscina a después de desayunar? - a ver si mi mujer estrecha los lazos más con su hijo.

  • Yo voy a descansar en el salón... - bueno, mi madre ya tiene bastante sexo y tendrá que descansar.

  • Papi, yo voy, pero déjame que tome el sol sin la parte de arriba... ¡Por favor! - mi hija todo lo que quiere es enseñarle su cuerpo al hermano.

  • ¡No Esperanza! - tengo que quitarle esa idea de la cabeza – Pablo estará incómodo mientras estés desnuda...

  • Por mí no te preocupes... - sí claro, a ti no te importa ver a mi hija desnuda – Dentro de un rato me iré a la ciudad a dar una vuelta... - mejor, mejor, pero...

  • Rocío... ¿No habías quedado con tu amiga? - a ver si lo lleva y se conocen más “íntimamente”.

  • Sí... - venga cariño, sé que tu hijo te pone caliente - ¡Vale, lo acercaré!

¡Estupendo! A ver si no me defrauda Pablo y seduce a mi mujer. Yo disfrutaré de la vista de mi hija y sus hermosas tetas... ¡Soy su padre! ¡Cómo puede gustarme ver el cuerpo de mi hija!

[Pablo]

Esto es genial. La ciudad está a más de veinte minutos de aquí. En ese tiempo, junto a mi madre, podré intentar ver si ella está vulnerable a mi acoso. Ahí viene... ¡Está preciosa!

  • ¡Vamos! - la sigo hacia el coche, me encanta como se menea su culo mientras camina.

Nos metemos dentro y me ajusto el cinturón. Su falda no es muy corta, pero al sentarse le hace unos muslos excitantes. Va circulando y mirando hacia la carretera, me fijo en todo su cuerpo, en sus redondas tetas, en su cuello, en su boca... ¡Me gusta todo de ella! Llegué aquí buscando una madre y he encontrado a la mujer que más me ha excitado de todas las maduras que he conocido. Estiro el brazo y pongo mi mano en su nuca, empiezo a acariciarla.

  • ¿Qué haces? - hace un movimiento de la cabeza como si quisiera que no la tocara.

  • Te estaba mirando... - no aparto mi vista de ella y parece que se siente nerviosa.

  • ¡Pues déjalo ya! - su sonrisa quiere ser amable, pero parece más de nerviosismo - ¡Estoy conduciendo!

  • ¡Perdona! - retiro mi mano, pero sigo mirando todo su cuerpo - ¡Nunca imaginé que pudiera haber una madre tan bonita!

  • Deja de decir tonterías... - ya si está nerviosa.

  • No son tonterías... - le haré un pequeño ataque, me inclino un poco hacia ella y le hablo al oído - ¡Si no fueras mi madre, ya te hubiera intentado seducir!

  • ¡Calla idiota! - se agita en su asiento, aunque tiene que guardar la postura para controlar el coche.

  • ¡No me callo! - su boca muestra una sonrisa que ya no sé si es de alegría, de nerviosismo o de no saber qué hacer ante la situación - Tengo que confesarte una cosa mamá... - me mira por un instante con miedo – Nunca le he confesado a nadie que mi debilidad son las mujeres maduras...

  • ¡Vale hijo, me parece muy bien! - su cuerpo se sigue agitando sobre el asiento – Pero yo soy tu madre...

  • Sí, lo sé... - hago como que me siento apenado, mirando hacia el otro lado por la ventanilla - ¡Y eso es lo que me mata! - mi voz suena triste – Si me hubiera criado a tu lado, seguramente no sentiría este... - simulo que no se explicar mi sentimiento - ¡No sé, desde que te vi el otro día te siento más que una madre! - sigo con mi obra de teatro y finjo querer bajar ya del coche – ¡En cuanto puedas, deja que me baje del coche!

  • ¡Aquí te vale! - miro el lugar y la verdad es que no sabía si estaba muy apartado o no. Paró el coche y abrí la puerta, puse un pie en el suelo y me volví para mirarla.

  • ¡Perdona todo esto mamá! - me acerqué a ella en un movimiento rápido y sin que ella lo esperara y le di un suave beso en sus labios. Me bajé sin mirar atrás, pero seguro que estaría sin saber que hacer.

[Rocío]

¡No puedo creer lo que me ha dicho mi hijo! ¡Todavía estoy temblando! A ver si veo a Claudia y puedo tomarme algo para calmar mis nervios. Siempre pensé que volver a estar con mi hijo sería algo maravilloso, un sueño... Pero en vez de eso, se ha convertido en una pesadilla. Él se siente atraído por mí, pero lo malo es que mientras me lo contaba, me sentía tan excitada con la idea de tener algo con él que no podía refrenar la excitación que estaba sintiendo. Allí está Claudia.

  • ¡Hola hija! - me mira de arriba abajo - ¿Te pasa algo?

  • ¡Ahora te lo cuento, pero vamos a un bar ya! - caminamos y me tiembla todo el cuerpo.

Entramos en el primero que nos encontramos. Está casi vacío. Nos ponemos en una mesa, en un lateral del bar, apartadas del ventanal que da a la calle.

  • ¡¿Te ha pasado algo con el chaval que me dijiste que era tu hijo?! - la miro y ve mi cara de preocupación - ¿Qué te ha hecho? - bajo la mirada y no sé cómo contarle la conversación que tuvimos en el coche... Y peor aún, confesarle que yo también me sentía atraída por él.

  • Es difícil de decir... - no sé cómo empezar, ella me mira con preocupación - No me ha hecho daño, ni quiere hacérmelo... Es que lo he traído a la ciudad en el coche y me ha confesado algo que me a turbado...

  • ¡¿Qué pasa hija?! ¡¿Se muere?!

  • No, no es nada de eso... - la agarro la mano y la miro a los ojos – Claudia, me ha confesado que se siente atraído por mí...

  • Pero... ¿Atraído de...? - con los dos brazos hace un gesto de follar.

  • ¡Sí hija, sí! - dudo si confesarle mis sentimientos – Y lo peor... lo peor... - en ese momento Claudia de una carcajada tremenda y continúa riendo mientras la observo pasmada.

  • ¡Joder Rocío! - la miro sin saber que decirle ante sus risas - Creía que era algo más malo... Si es mayor de edad y después de tantos años sin veros, es como un extraño. Además, siempre te quejas de que tu marido no te da lo que necesitas... ¡Aprovecha la oportunidad y así le das una lección al tonto de tu marido!

  • ¡Pero es mi hijo! - le digo para que no me empuje hacia el abismo.

  • ¡Vamos a ver! - si algo me gusta de Claudia, es que es una mujer decidida ante las cuestiones que se le presentan – A ti te gusta ¿no?

  • No es exactamente eso de gustar... - estoy confundida con el ánimo que me da mi amiga - Más bien es que lo veo y me pongo... me pongo....

  • ¡Cómo una perra salida! - a veces que sea tan directa me aturde, pero tiene razón - ¿Y está bueno?

  • ¡No seas asquerosa! - pero la verdad es que tiene un cuerpo que cuando lo veo...

  • ¿Está más bueno que ese? - me señala a un hombre que entra por la puerta del bar.

  • ¡No puede ser! - me encojo como si quisiera esconderme. ¡Es Pablo que acaba de entrar por la puerta!

  • ¡Es él! - mi amiga la va a liar, lo sé - ¡Hola, oye, aquí! - yo no quiero ni mirar de la vergüenza que siento - ¿Tú eres Pablo?

[Pablo]

¿Quién es esa mujer que me llama? ¡Está muy buena! ¡Anda, si está con mi madre! Esa debe ser la amiga.

  • ¡Hola! - le tiendo la mano - Sí, soy Pablo, el hijo de Rocío. - le doy un beso a mi madre en la cara y ella lo acepta un poco rara... ¿De qué habrán hablado para estar así? - me siento junto a mi madre y Claudia comienza un interrogatorio... Si no estuviera mi madre, seguro que en un rato Claudia estaría a cuatro patas y yo clavándole mi polla en el coño.

[Jorge]

¡Qué bien se está aquí en la piscina! Ahí viene mi dulce hija. Ya tiene casi dieciséis años y tiene el cuerpo de una mujer. ¡Ala! No recordaba que tuviera unas tetas tan bonitas, creo que le han crecido desde la última vez que se las vi... ¡Claro, ha pasado ya un año!

  • ¡Papi! - me encanta que me llame papi - ¿Te importa si viene a bañarse mi amiga Laura?

  • ¡No hija! Tus amigas pueden venir cada vez que quieras...

Es raro lo que me está pasando. No sé si será por la presencia de Pablo en la casa. Desde que está aquí, se ha tirado a mi madre y yo lo he visto. Eso me ha hecho pensar en que me excitaría que él se tirara también a mi mujer. Pero ahora me preocupa el sentirme excitado con mi hija. Tal vez no sea nada, sólo que la presencia de Pablo y las locuras de mi madre me despierten la lívido. Cerraré los ojos e intentaré olvidarme del cuerpo de mi hija. Casi me estoy durmiendo...

  • ¡Papá, papá! - la voz de mi hija me ha despertado - ¡Aquí está Laura! - Oh, esta es Laura... También ha crecido y está hecha toda una mujer.

  • ¡Hoja Laura! - le saludo y la verdad es que no puedo apartar los ojos de ese triangulo de diminuta tela que tapa su coño.

  • ¡¿Te importa si ella también toma el sol sin la parte de arriba del bikini?! - sin pensarlo mis ojos se fijan en sus tetas cubiertas por dos triángulos de tela que no pueden contener tanta carne. ¡Son grandes!

  • A mí no me importa... Pero ¿crees que es apropiado? - me excito pensando en ver esas tetas tan grandes...

  • Es que en su casa no la dejan... - vaya y tiene que hacerlo aquí para ponerme caliente – Si a ti no te importa...

  • ¡Haced lo qué queráis! - digo como si no me importara, pero no me pienso perder nada de la exhibición que me ofrezca esta chiquilla.

Las dos se van unos metros más allá de donde estoy. Esperanza corre con sus pechos libres y los puedo ver botar con cada paso que da. Laura corre igual, pero botan más por el mayor volumen que apenas puede contener su bikini... ¡Esto me va a gustar! me pongo como si me fuera a dormir, pero no me pierdo detalle de Laura.

[Hija]

  • Laura, no sé porque te gusta mi padre... - desde el año pasado, ha estado insistiendo en que buscara una forma de poder mostrar su cuerpo a mi padre. Nunca me ha explicado el motivo por el que le pone caliente.

  • Yo tampoco, pero hoy voy a enseñarle mis dos razones para que se lance sobre mí... - y lo más raro es que siempre ha sido una chica tímida, nunca ha tenido nada con ningún chico y le pone mi padre, un hombre mayor.

  • Creo que nos está mirando, disimulando como si estuviera dormido. - muchas veces me lo ha hecho para controlarme sin que yo lo supiera, con el tiempo he sido capaz de reconocer cuando lo hace – Ponte mirando hacia él para que te las vea bien...

[Jorge]

¡Venga Laurita! Quítate ese diminuto bikini y muéstrame esas redondas tetas. Sí, así. ¡Joder, cómo me gustan esas aureolas oscuras, pequeñas y redondas! Eso, eso... Colócatelas bien, amasándolas... ¡Quién pudiera hacerte eso! ¡No pares!

[Hija]

  • ¡Venga Laura! - tiro de su brazo para que no sea tan evidente que quiere poner a mi padre caliente - Échate en la toalla junto a mí... ¡No seas tan descarada o lo asustarás!

  • ¡Vale, vale! - ella también se pone caliente mostrándose, lo noto – Es que estoy loca porque me toque tu padre...

  • ¡Pues no te vas a creer lo que te voy a contar! - la miro y pongo mis manos indicando una distancia.

  • ¡¿Eso qué es?! - sonrío y abro los ojos para desvelarle lo que es.

  • ¡Mi hermano la tiene así de grande! - abre la boca de asombro y noto que se pone caliente.

  • ¡¿Se la has visto?! - sé que lo que le voy a decir ahora no se lo va a creer, pero tengo que alardear de lo que pasó la noche anterior.

  • ¡Se la he visto y la he restregado por mi raja! - abre la boca y parece que se le vaya a desencajar.

  • ¡¿Lo has hecho con él?! - muevo la cabeza para indicarle que no - ¡¿Entonces?!

  • Ayer me comió el coño y después me subí en él para masturbarme, frotando mi coño contra su polla...

[Rocío]

Llevamos dos horas aquí. Claudia ha acaparado a mi hijo y no deja de hablarle. Tal vez ella me sirva para que él muestre interés por ella y se olvida de mí. Pienso esto y siento un calor por mi interior. Me enfado. ¡No puede ser para esta guarra! Sin darme cuenta, siento celos sólo con pensar que pudiera quitármelo.

  • ¡Uy, qué tarde es! - recojo las cosas de la mesa y empiezo a levantarme.

  • ¡Déjalo que se quede! - me dice la guarra de Claudia. Está tan caliente desde que se separó, que podría follárselo en los baños del bar.

  • ¡No, tenemos que irnos! - cojo a Pablo de la mano - ¡Anda, la abuela habrá hecho la comida!

  • ¡Bueno Claudia! - se acerca a darle un beso a mi amiga - ¡Nos vemos otro día!

Hemos pagado y ya me lo llevo al coche. Es raro, pero no quiero que caiga en manos de Claudia... Lo peor es que no es para protegerlo de ella, sino por los celos que sentido al pensar que ella pueda tirárselo y quitármelo. Entramos en el coche, Claudia está fuera y golpea en el cristal. Abro y ella se acerca a mí para hablarme al oído.

  • ¡Fóllatelo, estás loca por él! - me susurra, me da un beso y se marcha riendo. La veo marcharse.

Arranco el coche y conduzco nerviosa. Pablo va callado, no dice nada. Tomo las curvas y la excitación me posee. ¡Me estoy volviendo loca! Freno y me meto por un carril de la derecha que lleva a un lugar entre los árboles, fuera de la vista. Freno, paro el coche y me quito el cinturón. Pablo me mira sin saber qué me pasa. Me lanzo contra él y le beso la boca apasionadamente, descontrolada por la lujuria que me invade. ¡No puedo aguantar más!

Nuestras lenguas juegan de boca en boca. Mis manos recorren todo su cuerpo. Le desabrocho el cinturón de seguridad y me abalanzo sobre él para seguir besándolo. Abro mis piernas con dificultad y me pongo a horcajadas sobre su polla, su deseada polla que deseo esté totalmente dura. Jadeamos y nos acariciamos, sin hablar. Nuestros cuerpos lo dicen todo. Froto mi coño mojado contra él, contra su polla que está dentro de su pantalón. ¡No puedo más!

  • ¡Sácatela y métemela! - estoy enloquecida, no puedo controlarme.

Me levanto un poco y levanto mi falda, le muestro mis blancas y mojadas bragas. Él se desabrocha el pantalón y se lo baja junto a sus calzoncillos. Su enorme polla bota preparada para unirse a mi coño, para entrar de nuevo por donde salió. Aparto con una mano mis bragas y su polla se dirige a mi coño. ¡No puedo más! Me dejo caer y siento como su glande separa mis labios vaginales e inunda mi vagina. Doy un suspiro de placer.

  • ¡Sí mamá! - agarra mi culo y la amasa, empujándolo suavemente para que toda su polla entre en mí - Desde el primer día que te vi he deseado hacer esto...

No lo puedo escuchar. Sus palabras me vuelven loca y siento que estoy a punto de correrme... Tanto tiempo sin tener sexo y ahora esta maravillosa polla de mi hijo me está dando todo el placer que necesito. Lo abrazo y lo beso frenéticamente. Sus manos siguen amasando mi culo. Empiezo a cabalgarlo. Su polla va dilatando mi vagina y los flujos que lanzo hacen que entre en mí con más placer. Dejo su boca y me abro la camisa sin dejar de moverme sobre su polla. Sus manos acarician mis tetas por encima del sujetador. Lo miro, disfruta de mi cuerpo lo mismo que yo gozo de su polla. Gemimos y nos agitamos, dándonos placer. Baja las copas de mi sujetador y mis pezones están a su alcance. No tarda en mamar, como cuando fue un bebe, pero ahora me da más placer.

  • ¡Sí hijo, sí! - aplasto mi culo contra él y siento que su polla me llega hasta el fondo, llenando mi vagina por completo - ¡Mama las tetas de tu madre!

Tengo su polla completamente hundida en mi vagina. Muevo mis caderas y siento el roce del endurecido falo contra mi clítoris, sus huevos contra mi culo. Me agito y siento que me voy a correr, no puedo parar, no quiero parar... Mis caderas se agitan frenéticamente y siento que el orgasmo me va a llegar, no puedo aguantar más.

  • ¡Me corro, me corro! - le digo entre gemidos entrecortados.

  • ¡Sí mamá! - me dice mamá y me siento más excitada, no puedo más - ¡Yo también me voy a correr! - Esas palabras consiguen desbordarme.

Un tremendo placer invade mi cuerpo. Echo la cabeza atrás y siento un orgasmo bestial. Mi boca gime sin control mientras él agarra mi culo y lo agita para seguir follándome. Me voy a desmallar al sentir como mi hijo me folla. Hacía tiempo que no tenía esta sensación, pero sentir los chorros de su caliente semen en mi interior me provocan otro orgasmo. Caigo sobre él, deshecha por el placer. Siento su polla convulsionando dentro de mi vagina, lanzando todo su esperma. Me besa el cuello, me acaricia el cuerpo. No quiero que acabe nunca esta sensación. Quiero que me haga el amor todos los días.

  • ¡Te deseo mamá! - me susurra al oído.

  • ¡Y yo a ti, hijo! - No sé si lo amo como hombre, pero ha conseguido arrancar mi deseo reprimido de mujer que llevaba muchos años dormido.

Me recompongo el sujetador y la camisa. Me pongo un poco ordenado los pelos mientras su polla aún está en el interior de mi vagina. Me levanto y coloco mis bragas en su sitio, siento que se mojan al salir parte del esperma de mi hijo. Me siento en mi asiento y lo miro. Su enorme polla está menguando, pero aún está algo erecta. Se recoloca la ropa, me mira, me sonríe y me besa dulcemente en los labios. Arranco y conduzco hacia casa. No decimos nada, pero él acerca su mano y la pone en mi muslo. Bajo mi mano y agarro la suya. Con cariño volvemos a casa para comer con nuestra familia. Tenemos que darnos tanto amor como el que no nos hemos podido dar todos estos años de separación, tanto para llenar el hueco que dejó mi marido en mi cama.