Mi hijo olvidado 2.
En esta casa todo empieza a complicarse. Los deseos de las mujeres por Pablo le dan una vida de lujuria que irá aprovechando poco a poco... una a una.
Mi hijo olvidado. Hormonas, perversiones y sexo maduro.
[Hija]
Me he despertado con la sensación de tener mi chocho sucio. Después de masturbarme pensando en mi hermano Pablo, me quedé completamente dormida y ni siquiera me limpié. No sé si me excita más el que esté tan bueno o que sea mi hermano. La verdad es que ambas ideas me hacen sentir el deseo de que él sea el primero que me ame. Me ducharé y después iré a desayunar.
¡Hola abuela! - ella está sentada en el salón, esperándonos para ir todos a desayunar a la cocina. Le doy un beso.
¡Hola hija! Tus padres ya están levantados... - me encanta la sonrisa que tiene hoy – Ve a ver si Pablo está despierto para que baje a desayunar...
Ahora mismo, abuela...
Subo las escaleras rápido. Espero que no esté despierto y poder verlo en su cama dormido. Tal vez pueda hacerle algo mientras duerme, no sé, un beso o una caricia... ¿Y si duerme desnudo? ¿Podré ver su cuerpo? Aquí está su habitación, abriré despacio para no despertarlo. ¡Ajá, aún duerme! Entro y cierro sin hacer ruido. Parece que está desnudo y la sábana cubre sólo su sexo. ¡Dios, qué bueno está! ¡Qué excitante verlo en esa postura! Bocarriba, con un brazo doblado y el otro en su costado, sus piernas abiertas y desnudas, ese pecho con esos pectorales y esos pezones que me lanzaría ahora mismo a chupar... ¡Mi sexo se está mojando sólo con verlo! Me echaré junto a él para mirarlo de cerca.
Y si le robo un beso mientras duerme... Siento todo mi cuerpo vibrar por esta sensación de espiar a mi hermano mientras está dormido. Rozo levemente con mis labios los suyos. Lo miro de arriba abajo, quiero echarme sobre él y frotar mi cuerpo contra el suyo... Su pene tiene que estar bajo esa sábana, la levantaré y miraré. Agarro la tela y empiezo a levantarla. ¡Para, se mueve un poco! Vuelve a estar quieto... Mejor la tocaré por encima de la tela. ¡Joder, puedo sentirla bajo la tela y parece enorme!
¡Eh ¿qué pasa?! - mierda se despierta.
[Pablo]
He abierto los ojos y me encuentro a mi hermana junto a mí, en mi cama... ¿Qué hace? Parecía que me tocaba y creía que era mi abuela Esperanza... Menos mal que no le he metido mano.
¡Vamos dormilón, te estamos esperando para desayunar! - qué bonita es la jodía esta. Guapa, con un cuerpo maravilloso e inocente, justo lo que muchos pervertidos sueñan - ¿Te puedo dar un beso?
¡Claro hermanita! - le acerco la cara para besar su mejilla. Quedo sorprendido cuando me da un leve beso en los labios.
He mandado la foto de ayer a una amiga y ya me tiene envidia por tener un hermano como tú... - me abraza y echa su cabeza sobre mi pecho - ¡Creo que nos vamos a llevar muy bien! - sube su pierna sobre mi cuerpo y la pone sobre mi polla - ¡Me encanta tener un hermano! - de nuevo me da otro beso en los labios y después se levanta - ¡Vamos, arriba! - agarra la tela que hay entre mis piernas y empieza a tirar, no me da tiempo y quedo desnudo delante de ella - ¡Oh Pablo! - sus ojos se clavan en mi polla - ¡Perdona, no sabía que estabas desnudo! - parece que lamenta lo que ha hecho, pero ni me tapa ni deja de mirar mi polla, sin duda lo ha hecho adrede.
¡No te preocupes hermana! - me levanto desnudo, sin preocuparme de ella – camino por la habitación y mi polla se bambolea de un lado a otro con cada paso que doy, ella no deja de mirarme - ¿Has visto alguna vez a un hombre desnudo
¡Tan grande no! - era evidente que mi polla era lo que ella deseaba ver y lo había conseguido, permanecí desnudo y delante de ella para que la observara bien - ¿No es muy grande? - me preguntó con la boca entreabierta.
Puede ser... - tomé mis calzoncillos que estaban por el suelo después de que nuestra abuela me los quitara y me puse el pantalón - Voy a darme un baño... ¿Me ayudas?
¿A bañarte? - en sus ojos se encendió el deseo y se sonrojó.
¡No hermana! - lancé unas carcajadas – A bañarme no, a buscar una toalla... - me acerqué a ella y le hablé al oído - Pero si necesito frotarme la espalda, te llamaré... - la rodeé por la cintura con un brazo y besé suavemente sus labios.
[Hija]
Mi sexo vibraba al ver el cacharro que tenía mi hermano. Lo había imaginado y deseado que me hiciera el amor, pero aquel tamaño me daba miedo y a la vez me excitaba, tenía que buscar información para hacerlo por primera vez con semejante tamaño. Lo seguí por el pasillo, mirándolo, su ancha espalda, su culo marcado en aquellos pantalones...
¡Hola hijos! - la voz de mi madre me sacó de mis lujuriosos pensamientos - ¡Id abajo y desayunamos!
Antes, si no os importa, voy a darme una ducha ligera... - mi hermano se acercó a mi madre y la besó en la mejilla, sentí algo parecido a celos – Esperanza iba a darme una toalla...
¡Ah, vale! - siguió su camino hacia su habitación y yo seguí a mi hermano hasta entrar en el baño - ¡No tardes mucho!
Llegamos a la puerta del baño y mi hermano me dejó pasar, entró él y cerró la puerta. Mi corazón se agitaba por lo que había hecho. Caminé al armario y saqué una toalla. Se la entregué y lo miré tímidamente, me sentía cohibida allí encerrada sola con él.
¡Gracias hermanita! - se acercó a mí, me abrazó y me besó en la frente – Si te necesito te llamo. - se separó de mí y empezó a desnudarse.
Quedé quieta, no podía moverme, deseaba ver como se desnudaba y se duchaba. Se quitó los pantalones y quedó en calzoncillos. En ese momento me hubiera tirado detrás de él para morder su prieto culo.
No me importaría que te quedaras... - su sonrisa me excitó, me estaba provocando a conciencia – Incluso te dejaría bañarte conmigo, pero si nos vieran papá y mamá... ¿Qué pensarían? - me marché corriendo de allí.
[Abuela]
Estaba preparando el desayuno para mi familia, de pie junto al fuego. El polvo que había echado con Pablo la noche anterior me tenía alterada. Todo se me caía, no daba pie con bola. Mi hijo llegó a la cocina, me besó y se sentó en la mesa para esperar.
¡Hola mamá! - me dijo al besarme - ¿Cómo has dormido esta noche? - se me resbaló un plato e hizo un gran ruido - ¿Estás bien?
¡Sí hijo, sí! - le respondí intentando controlarme – Es que hoy tengo los dedos fatal... - no sabía que decir para justificar mi torpeza, y desde luego no le iba a decir que la follada de Pablo me había vuelto loca. Llegaron mi nieta y Rocío y pusimos todas las cosas en la mesa.
Nos habíamos sentados los cuatro en la mesa esperábamos a Pablo. Al momento llegó y como una tonta, mi corazón se aceleró al verlo. Tenía una camiseta muy ajustada que marcaba su musculoso cuerpo y un pantalón corto que marcaba lo que a mí me había vuelto loca la noche anterior.
¡Perdonad el retraso! - le dio un beso a Rocío, otro a mi nieta y después se acercó a mí para besarme - ¡Gracias abuela por la comida! - deseé girarme y comerle la boca allí mismo, pero estaban todos y todo tenía que ser normal.
¡Nada hijo! - lo miré mientras se sentaba en un lado de la mesa junto a mi nieta - ¡Una comida es fundamental para estar feliz!
[Jorge]
Por dentro me divertía ver como mi madre y Pablo intentaban simular que todo era normal. Los había visto follar la noche anterior y eso de “la comida” seguro que era referencia a la comida de polla que le hizo mi madre a él y la comida de coño que le devolvió generosamente Pablo. Como fuera, mi madre estaba distinta aquella mañana, más torpe en sus acciones, pero tenía un brillo que hacía tiempo que no tenía. Miré a mi mujer que disfrutaba de la compañía de su hijo olvidado y mi deseo era que estrecharan tanto sus lazos filiares, que llegaran al incesto para poder verlos. Lo único que me tenía un poco más en guardia, era el incesante e inocente cariño que mostraba mi hija hacia aquel joven. Si imaginar aquella tremenda polla entrando en mi mujer me excitaba, imaginarla entrando en el inocente coño de mi hija me enervaba.
¡Qué os parece si después de desayunar nos bañamos todos en la piscina! - interrumpí las conversaciones de todos y entre ellos se miraron – Hoy hace un estupendo día de sol y las coquetas mujeres de la familia pueden ponerse morenas para prepararse para la fiesta de Esperanza.
Me parece bien, pero tengo un problema... - dijo Pablo entre la algarabía de las mujeres – No tengo bañador...
Bueno... - dije para burlarme de ellas – No creo que les preocupe mucho. Las tres están siempre tomando el sol totalmente desnudas...
¡Jorge, no digas tonterías! - mi mujer me abofeteó suavemente en el hombro - ¡Qué pensará mi hijo si el primer día que está con nosotros nos ponemos todos desnudos! - “¡Y si supieras que la primera noche se ha follado a mi madre!” pensé en contestarle, pero me contuve.
¡No te pongas así! - le dije para suavizar la conversación - ¡Era una broma!
Sería un honor ver a estas tres preciosas mujeres desnudas... - el bribón sabía agasajarlas – Pero como bien dice mamá, no sería apropiado ya que apenas nos conocemos.
¡Pues yo quiero broncearme mis tetas! - dijo la caprichosa de mi hija, y eso era una de las cosas que temía de mi hermosa y sensual hija.
¡Cariño, no lo hagas mientras esté aquí Pablo! - le dijo mi madre - Aún queda tres meses para la fiesta, tendrás tiempo...
Para Pablo puedo buscar algún bañador de los míos... - les propuse y todos estuvimos de acuerdo.
Tenía en mente el bañador perfecto para él. Tenía uno ajustado, tipo slip, que de seguro le marcaría la enorme polla que la noche anterior le clavó a mi madre... Tal vez Rocío se fijará en él, hacía mucho que no teníamos sexo y debía de necesitarlo, con lo que guardaba su hijo, seguro que se le despertaría como se le despertó a mi madre. Mi único miedo era mi hija...
[Pablo]
Hubiera deseado que la primera proposición de Jorge, la de que todos estuviéramos desnudos, se hiciera realidad. Ver a esas tres mujeres desnudas tenía que ser lo más excitante del mundo. A la abuela ya la había visto y tocado desnuda. Mi afición por las maduras me hizo apreciar la belleza de aquella mujer que, a su edad, mantenía un hermoso y sensual cuerpo. En mi madre no me había fijado como mujer, bonita y poco más era lo que pensaba de ella. Pero desde las palabras de su marido, cada movimiento y cada curva de su cuerpo no escapaban de mi vista.
Estaba en mi habitación esperando que alguien me diera el bañador para ponérmelo. Me había quitado la camiseta y tenía los pantalones puesto. Por la puerta entró mi hermana con el bañador en la mano. Me lo entregó y se apoyó en el dintel de la puerta mirándome.
A mí no me importa desnudarme delante de ti... - le dije.
A mí tampoco me importaría volver a verte desnu... - se calló al momento y se marchó cuando nuestra madre la llamó desde su habitación.
Cerré la puerta y me desnudé por completo. Me puse el bañador que estaba muy ajustado, sin llegar a quedarme chico, me marcaba mucho mi polla. “Bueno, todo lo que puede pasar es que a las tres les guste ver el escaparate.” Me puse el pantalón corto que me había quitado antes y salí en dirección al jardín trasero donde estaba la piscina. Por el pasillo me crucé con la abuela, me miró y una sonrisa lujuriosa se dibujó en su boca. Entró en su habitación.
¡Pablo! - la voz de la abuela me llamó y me volví de inmediato entrando en su habitación - ¿Podrías bajarme esta cremallera del vestido para poder ponerme el bañador?
¡Claro! - contesté y cerré la puerta tras de mí - Desde que he visto ese vestido he deseado bajar esa cremallera...
Ella me daba la espalda para ofrecerme la cremallera. Llegué hasta ella y la giré con fuerza, abrazándola con firmeza. Nos miramos a los ojos. No dijimos nada. Nuestras bocas se fundieron en un profundo y apasionado beso. Mis manos recorrían todo su cuerpo, agarrando su redondo culo, sus tetas.
¡Para cariño! - me empujó para separarme - ¡Esta noche tendremos más, pero ahora sólo bájame la cremallera!
La bajé y le di un suave beso en la nuca que hizo temblar sus piernas. Se giró, me beso suavemente en los labios y con “¡Vete!” me encaminé a la puerta. La abrí y al otro lado estaba mi madre pasando por el pasillo. Me frené en seco cuando la vi, como si me hubiera pillado haciendo algo malo. Miró hacia el interior y la abuela estaba medio desnuda. Sus ojos mostraron extrañeza y algo de preocupación.
¡Menos mal que estaba Pablo! - dijo la abuela al ver a mi madre en el pasillo – Llevo un rato llamando a tu hija para que me bajara la cremallera y ya estaba desesperada.
¡Vale mamá! - fue la única respuesta de mi madre y siguió caminando por el pasillo.
Yo la seguí. El mal ya estaba hecho. Tener sexo con la abuela por la noche y el despertar que me dio mi hermana por la mañana, fue suficiente para despertar mis ansias de sexo. Miraba el cuerpo de mi madre que caminaba delante de mí. Desde lo alto de su espalda llevaba un pareo translúcido que me dejaba apreciar su redondo culo que apenas cubría las bragas del bikini, sus cachetes se agitaban con cada paso que daba y mi polla empezaba a despertar al encontrar una nueva víctima para mi incontrolado deseo de follar con maduras. Era mi madre. Nunca la había visto hasta el día anterior, pero la abuela y mi hermana ya habían soltado a la bestia que se ocultaba en mi interior. Aquello acabaría mal, follaba con la abuela, mi hermana deseaba verme desnudo y mi madre empezaba a atraerme. Sólo temía la ira de Jorge, se estaba portando muy bien y yo deseaba follar con al menos dos de las mujeres que vivían bajo su techo.
[Rocío]
Mi hijo se ha asustado cuando me ha visto en el pasillo. No he criado a este hijo y no lo conozco como para saber si no será un pervertido... Tiene un cuerpo espectacular, es guapo... Seguro que será el castigo de todas las mujeres de su edad... Pero Esperanza estaba muy contenta cuando Pablo salió de su habitación, además pude notar cierta irritación rojiza en los labios de mi suegra... ¡¿No se lo estará tirando?! Él va detrás de mí, no sé, pero me siento observada... ¿Y si fuera un pervertido al que le gustan las mujeres maduras? ¡Joder, estoy pensando en esto y me siento cada vez más caliente! ¡Qué me pasa!
¡Mamá! - me ha tocado el hombro y me he estremecido. ¿Qué me pasa? - ¡Gracias por el tiempo que estoy pasando con ustedes! - me ha abrazado y me ha dado un beso en la mejilla, eso no importa, pero mi cuerpo ha reaccionado, mis pezones se han puesto erectos... ¡Hace tanto que no me toca un hombre! - En cuanto encuentre un piso, os dejaré tranquilos...
¡Puedes quedarte el tiempo que necesites! - está despertando deseos que llevaba tiempo sin sentir... ¡No quiero que se vaya!
[Jorge]
Ahí llegan madre e hijo... Mi mujer no sospecha que su adorado hijo es un folla vieja. Seguro que ya está pensando cómo meter su polla en el coño de su madre, se le nota que es un pervertido... Y eso me viene bien para mis propias perversiones. Desde aquí puedo ver perfectamente cómo actúan. Eso es cariño, quítate el pareo para que tu hijo pueda ver tu maduro cuerpo y se ponga caliente, que verás cuando él se quite ese pantalón y te muestre lo que guarda debajo.
¡Qué cabrón! No le quita ojo al cuerpo de su madre... ¡Eso me pone caliente! A ver si se quita ya los pantalones y a ver cómo reacciona mi mujer.
¡Ven hija, siéntate aquí! - no, mi hija ha llegado y su madre la ha llamado para que se siente en la tumbona junto a ella.
El cabrón del niño se acerca a ellas y se pone delante, hablando mientras se desabrocha el pantalón, directamente a la cara de ellas. ¡Cómo intente algo con mi hija, lo mato! ¡Sólo debe follar a mi mujer! Ahí está, deja caer los pantalones al suelo y muestra cómo de ajustado le queda el bañador... Siempre algo bueno y algo malo. Mi mujer lo mira, pero mi hija también... ¡Eso no puede ser!
[Pablo]
Mientras le comento lo ajustado que está el bañador que me han dejado, puedo observar que mi madre se pone nerviosa mientras le hablo de lo ajustado que me queda y paso los dedos para que vea cómo es mi polla. Mi hermana ya la ha visto, pero mi madre está nerviosa mientras les muestro y marco lo que tengo.
¡¿Te parece apropiado lo que estás haciendo?! - la voz de la abuela Esperanza suena por mi derecha. No la he visto venir, pero ella ha visto todo lo que he hecho – Tu hermana es aún muy joven para ver esas cosas...
¡Oh, perdonad si he abusado de vuestra confianza! - tal vez me haya confiado demasiado. No debo actuar así en público, y menos estando por los alrededores Jorge...
[Jorge]
¡Mi madre lo ha fastidiado! Sé que ese es un pervertido al que le gustan las viejas... Que su madre le atrae, es evidente. Tal vez mi madre esté marcando su territorio, tal vez lo quiera sólo para ella... ¡Lo siento mamá! ¡Tiene que follarse a mi mujer y yo lo tengo que ver! Iré con ellos.
¡Oíd, ahora que está Pablo podemos jugar a batallas de caballo en la piscina! - si él coge a su madre en sus hombros, tal vez estrechen su vínculo - ¡Venga, la abuela hará de jueza!
Mi mujer no parece muy dispuesta, pero la agarro por la mano y la pongo bajo la ducha para irnos a la piscina. Tiro de ella hasta que los dos caemos en el agua. Ella me mira con cara de pocos amigos, pero ya la tengo donde quiero. ¡Oh, no! Siempre esta niña. Mi hija a agarrado a Pablo de la mano y hace lo mismo que yo le he hecho a la madre... ¡Va a estropear mis planes!
¡Venga! - ahora a hacer que mi mujer se suba en su hijo – Esperanza, tú conmigo y ellos dos juntos... - mi hija no ha puesto buena cara, pero se acerca - ¡Vamos Pablo! ¡Coge a tu madre en los hombros! - me sumerjo en el agua y meto mi cabeza entre las piernas de mi hija, la levanto y miro que hacen los otros.
[Abuela]
Me sentaré en el filo de la piscina para ver a estos cuatro. Pablo es un hombre que tiene un cuerpo maravilloso, y su polla es magnífica. Noto que mi nieta se excita al verlo. Lo que no entiendo es la actitud de mi hijo, lo noto divertido con la presencia de Pablo... ¡¿Qué estará tramando?!
[Pablo]
¡Jorge, deja que me acerque mucho a tu mujer y en breve te saldrá una bonita cornamenta! Mi madre parece que no tiene muchas ganas de jugar, pero el cornudo de su marido me está dando la oportunidad de calentar el sensual cuerpo de mi madre, no desaprovecharé la oportunidad. Debajo del agua no podré ver, así que mis manos me guiarán para ponerme bajo mi madre.
Mamá, abre un poco las piernas para que me coloque debajo de ti. - he puesto mis manos en su cintura y he notado que ha intentado separarse - ¡Voy!
Aunque debajo del agua no vea bien, estoy viendo su culo, su redondo y hermoso culo que apenas puede tapar las bragas de su bañador... ¡Qué ganas de darle un mordisco en esos cachetes! Tengo mis manos en sus caderas, bajo por sus muslos y aprovecho para acariciar su piel. Me excito al ver sus piernas separadas y deseo meter mi cabeza entre ellas, con la boca hacia su coño para comérselo antes de que la levante en mis hombros. No puedo hacer eso, me reprimo y siento sus muslos en mis hombros, su coño en mi nuca. Me agacho y hago fuerza con las piernas para levantarla.
[Rocío]
¡Joder, por algo no quería hacer esto! Antes he visto la polla de mi hijo marcada en su ajustado bañador... Mi cuerpo ha vibrado cuando inocentemente nos mostraba lo ajustado que le quedaba el bañador de mi marido. Jorge nunca tuvo un pene demasiado grande y no se le marcó. El de mi hijo tiene que ser grande para que le quede tan ajustado. Y ahora él me acaricia los muslos para colocarse entre mis piernas. ¡Sí hijo, date la vuelta y besa el coño de tu madre! ¡Joder, qué estoy pensando! ¡Eso no puede ser!
Me ha elevado sobre sus hombros en un momento. Es fuerte y siento sus músculos bajo mis piernas y mi culo... ¡Mi coño está sobre su nuca! Sin poder evitarlo me siento caliente... Empezamos a jugar y mi sexo se frota contra su cabeza. ¡Hace tanto tiempo que no hay un hombre entre mis piernas!
Caigo al agua y sus fuertes manos me agarran. Se deslizan por mis piernas hasta dejarme libre y después me agarran por la cintura para sacarme a flote. ¡Aprisióname entre tus brazos!
¡Uno a cero! - grita el cabrón de mi marido que no me satisface desde hace tanto tiempo - ¡Otra vez!
Sí, otra vez me metía a este hombre entre las piernas. Las manos de mi hijo se apoyan en mi culo y después en mi muslo... ¿Me habrá tocado el culo queriendo? Otra vez su cabeza presionando mi coño... ¡Creo que mi coño se está mojando!
[Pablo]
¡Vamos mamá, esta vez vamos a ganar! - le grito a mi madre mientras sujeto sus piernas y me acerco a los otros.
Siento en mi nuca el calor de su cuerpo... o tal vez sea el calor de su maduro coño. No lo sé, pero me encanta tocarla descuidadamente. Antes le he tocado el culo y ahora lo volveré a hacer. Ya se ha agarrado a su hija, ahora pongo las manos en su redondo culo y me doblo a un lado. Todos hemos caído, pero ahora le haré un ataque.
Bajo el agua, la agarro por una mano, tiro de ella para sacarla y la abrazo por la cintura, bien agarrada, para que no quepa ni siquiera una gota de agua entre nuestros cuerpos. Sabía que lo haría. Gira la cabeza algo sorprendida. He apoyado mi polla contra su culo mientras la sujeto con fuerza contra mi cuerpo.
¿Estás bien mamá? - sigo abrazada a ella y mi polla empieza a coger dureza.
¡Sí hijo, sí, sí! - se aparta de mí.
Esta es empate, el que gane la siguiente gana... - dice Jorge sin sospechar mis caricias a su mujer.
De nuevo me sumergí, me coloqué bajo ella y pasé mi cabeza entre sus piernas. Giré la cabeza y besé uno de sus muslos. Ella movió la pierna al sentirme. La levanté y después de una lucha con nuestros contrincantes, perdimos, cayendo al agua.
[Rocío]
No sé qué me ocurre. Mi hijo me saca del agua y después me abraza con demasiado... cariño. ¡No lo puedo evitar! Me abraza por la cintura y pone su polla contra mi culo... Mi coño reacciona y siento que se está mojando. Pero eso no puede ser... Es mi hijo... Pero la verdad es que hace tanto tiempo que no me toca ningún hombre... A él lo conozco de apenas hace unos días... ¡Joder, de nuevo pone su polla contra mi culo! ¡Sí, frótala contra mí! ¡No puede ser, muevo mi culo contra la polla de mi hijo! ¡Tengo que salir de aquí!
[Abuela]
¡Ese niño cabrón trama algo con mi nuera! ¡Ni se vaya a pensar que ya no tendré más su polla! Y ella parece que le gusta, la tiene abrazada y seguro que restriega su polla contra ella. ¡Ese niño es un pervertido! ¡Un pervertido que folla de maravilla! Mira su cuerpo mojado, esos músculos, su polla marcada bajo la tela del bañador. Tengo que hablar con él para saber cuál es su juego.
Voy al baño... - Pablo ha dicho que va al baño. Ahora hablaré con él mientras estos tres están tirados en el césped.
Está en este baño, no hay nadie cerca, entraré rápido.
Abuela ¿qué haces aquí? - el cabrón me pregunta cómo si no le hubiera visto tontear con mi nuera.
¿Qué estás haciendo con Rocío? - ni se preocupa por lo que le digo - ¡Estabas sobándola en el agua! - y ahora se ríe, es un cabrón.
¡Venga abuela! - se acerca a mí mirándome con esos ojos - ¿Tienes celos de mi madre? - estoy enfada y mi cara se lo muestra.
¡No estoy celosa! - cada vez está más cerca de mí - Es la mujer de mi hijo y no quiero que estropees su matrimonio... - me giro para no mirarlo y sus manos me agarran por la cintura... ¡Para por favor!
[Pablo]
Parece que la abuela tiene miedo de compartir mi polla con otra. ¡Mejor! Ahora quiero follarme a las dos a la vez. Me acerco a ella, mi polla ha crecido pensando en las dos. La rodeo por la cintura con mis brazos y pego mi polla contra su culo. Aparto el pelo de su cuello y la beso con suaves mordiscos. Su cuerpo se agita, su culo se mueve buscando un roce más intenso con mi polla que crece cada vez más. La giro y la miro a los ojos, está caliente y sé lo que le tengo que dar. Mi polla asoma por el filo del bañador. Ella baja la mirada y su lengua moja sus labios, como relamiéndose por el dulce que se va a comer. No tengo que decirle nada. No tengo que guiarla. Se arrodilla y me baja el bañador. Mi polla está tan dura que bota delante de sus ojos, pidiendo que se la trague por completo. Su mano la agita y mi polla palpita de placer. Su lengua empieza a lamer toda la longitud de mi endurecido falo y acaricio su cabeza. Ella abre su boca y se traga mi glande.
Mientras chupa sobre mi glande, imagino el cuerpo de mi madre. No puedo aguantar más. La retiro de mi polla, la levanto y la giro contra el lavabo. ¡Te voy a clavar toda mi polla en tu coño!
[Hija]
Pablo ha ido al baño, seguro que habrá ido al de la planta baja y yo sé dónde puedo verlo mientras orina... Colocaré esta caja bajo la ventana que da al interior y me asomaré con cuidado, a ver si le puedo ver su maravillosa polla.
¡Oh, qué pena! Esta de espalda. Puedo ver ese culo prieto que de buena gana le daría mordiscos con lo duro que lo tiene... Pero... ¿Qué le pasa? ¡No puede ser! ¡La abuela está delante de él! Le está...
¡Te voy a clavar toda mi polla en tu coño! - se la estaba mamando y ahora se la va a follar - ¡Sé que te gusta mi polla!
No puedo creerlo. Mi abuela le estaba haciendo una mamada y ahora se la folla. ¡Dios, se la está clavando entera! Nunca hubiera imaginado que mi abuela aún sintiera deseos por un hombre, pero menos por un joven como mi Pablo... ¡Joder, verlos me está poniendo cachonda! ¡Sí, mi mano en mi coño me alivia esta excitación! Ver a mi hermano follando me pone muy caliente... Tengo que ser la siguiente que tenga esa hermosa polla. Tengo que hacer lo que sea.
[Pablo]
¡Joder, me encanta el culo de mi abuela! Le clavo toda la polla y su culo se agita. Me pone tan caliente que voy a correrme en un momento. Pero ella parece que aún no tiene un orgasmo, por rápido que la folle, ella apenas gimotea.
He separado los cachetes de su culo, la penetro despacio y miro cómo le entra. Puedo ver su ano, como se agita con cada penetración de mi polla. Me encanta ver sus labios vaginales dilatados por el grosor de mi polla. Sus flujos mojan toda mi polla y las incesantes penetraciones ha conseguido que se vuelvan en un líquido blanquecino. Empujo de golpe y mi polla entra completamente, hasta que mis huevos chocan contra ella. La saco despacio. Dejo caer saliva y acierto en su redondo ano.
Miro su cara en el espejo. Aunque no se ha corrido, muestra el placer de sentir mi polla llenando toda su vagina. Otro empujón. Me mira en el espejo. Pongo el dedo gordo de mi mano sobre su ano, lo acaricio suavemente mientras mi polla sigue entrando y saliendo con suavidad. No dice nada, pero su cara muestra lo que le gusta que juegue con su ano. Paro mi polla, sólo mi glande está enterrado entre sus labios vaginales. Ella me mira esperando más. Mi dedo presiona su ano y comienza a entrar. Nos miramos, sus ojos muestran sorpresa ante el empuje de mi dedo. La penetro una vez más suavemente mientras mi dedo se hunde en su ano. Sus ojos se cierran, se muerde el labio inferior. ¡Ahora es el momento!
[Abuela]
Este cabrón no tiene suficiente con destrozarme el coño con su enorme polla, ahora su dedo se ha clavado en mi culo. ¡Oh Dios, qué bueno! ¡Joder, me la ha clavado por completo! Siento su polla en lo más profundo de mi ser. ¡Sí, dame más! Su polla me llena por completo y ese maldito dedo no deja de jugar con mi ano... ¡Me voy a correr! ¡Sí, sí, dame más! Me está follando tan fuerte que no puedo aguantar más... ¡Me corro!
¡Sí abuela! - me susurra entre jadeos mientras empotra su polla en mi vagina y su dedo entra y sale de mi culo - ¡Vamos, córrete! - agarrada al lavabo apenas puedo sostenerme en mis piernas, me tiemblan, me corro y no puedo gritar - ¡Sí, vamos! ¡Sí, sigue un poco más!
[Hija]
¡Joder! Mi abuela se está corriendo con la follada que le está dando mi hermano. Yo también quiero esa polla. Mi dedo se agita sobre mi clítoris mientras veo cómo mi abuela tiene ese tremendo orgasmo. Sus piernas tiemblan y apenas se puede sostener. Pablo la agarra por su culo y no deja de follarla enloquecido. ¡Sí, siento que me voy a correr! Le saca la polla y mi abuela se retuerce de placer agarrada en el lavabo. Él agita su polla apuntando al culo de mi abuela, la sostiene para que no se caiga. ¡Dios, un gran chorro sale de su polla! Le llena la espalda. Empiezo a sentir mi orgasmo. Y ahora le clava de nuevo la polla y sigue corriéndose en su vagina. ¡No puedo más! Mis piernas tiemblan y un calambre de placer recorre todo mi cuerpo, desde mi coño, siento un tremendo placer al ver follar a mi hermano y mi abuela.
[Pablo]
¡Joder, qué bueno! Sigo con la polla clavada en su coño, aún siento los espasmos que da en su vagina. Nos hemos corrido y ahora estamos cansados. La agarro con las pocas fuerzas que me ha dejado esta corrida. Poco a poco nos recuperamos, no incorporamos y mi polla abandona su coño, su caliente coño.
¡Gracias hijo! - me abraza y me besa como agradecimiento.
¡De nada abuela! - le agarro el culo con mis manos y nuestras lenguas juegan de una boca a otra.
Nos acariciamos entre jadeos, recuperando las fuerzas. Esperanza es una mujer de sesenta y cinco años, pero aún tiene un cuerpo que me pone muy excitado. Disfruto acariciando su culo redondo mientras ella pasa sus manos por mi espalda. De momento suena un ruido por la ventana. Nos separamos y sin decir nada, le limpio el esperma que tiene en su espalda, se coloca bien su bañador y sale con cuidado del baño. Me lanza un beso antes de cerrar la puerta. Tengo que follar a mi madre, pero a esta abuela nunca la dejaré de follar.