Mi hijo, mi cuidador 4
Llega el día en que me retiran las vendas
- Mamá... venga mamá, despierta...
Empecé a abrir los ojos mientras notaba el contacto de los labios de mi hijo en mi cuello y su mano acariciando mis tetas. Ya hacía varios días que David empezó a dormir conmigo. Cada noche dormíamos desnudos abrazados el uno al otro. Cada mañana desde entonces me follaba nada más despertar.
- Mmm, buenos días cielo.
- Buenos dias.- Me besó en los labios.- ¿Estás contenta?¡Hoy te quitan las vendas!
- ¡Si! Muy contenta. ¿Qué hora es? ¿Nos vamos preparando?
- Tenemos tiempo aún.
Empezó a acomodarse sobre mi cuerpo y mis pezones se pusieron duros al instante. Mi hijo empezó a agarrármelos y después mamó mis tetas con ansia mientras mi coño se iba humedeciendo. David siguió bajando por mi cuerpo y abrí instintivamente mis piernas cuando noté su aliento sobre mi entrepierna. Temblé cuando sus dedos empezaron a acariciar mi coñito mientras recibía sus besos entre mis muslos acercándose lentamente. Cuando su lengua entró en contacto con mi raja solté un buen gemido y miré hacia abajo para ver a mi hijo tumbado boca abajo entre mis piernas y pasando su lengua una y otra vez por mi clítoris. Me mordí el labio admirando su culo en aquella posición y volví a dejar caer mi cabeza sobre la almohada y dejarme llevar por el placer. Poco después, David me sujetó los muslos con sus manos y me abrió las piernas todo lo que pudo para empezar a enterrar su lengua en mi coño. Empezó un mete y saca muy placentero para después enterrar su lengua lo más profundo que pudo y moverla dentro de mi provocándome cada vez gemidos más audibles hasta que empecé a gritar y a correrme mientras mi hijo me lamía el coño.
David se levantó de la cama ante mi sorpresa y me ayudó a levantar.
- Venga vamos a prepararnos que tienes que tener ganas de librarte de esos vendajes.
- La verdad es que si, vamos.
Me quedé un tanto extrañada de que mi hijo no me hubiera follado aquella mañana, a saber sus intenciones.
La ducha fue una ducha normal. Yo restregaba mi culo contra su empalmada polla mientras me enjabonaba pero nada. Luego me vistió con unos vaqueros y una camiseta, me dio de desayunar y pidió un taxi para ir al hospital.
Cuando me retiraron las vendas casi me echo a llorar al vermelas tan rojas pero el médico me dijo que era algo normal. Luego me hizo unas serie de pruebas de sensibilidad y me dijo que estaban perfectas, que podía hacer vida normal y que con las manos al aire libre pronto recuperarían el color. Le dí las gracias y salí al encuentro de mi hijo.
Le conté a David todo lo que el doctor me había dicho mientras él me tocaba las manos con cuidado, luego me las besó y me dio un abrazo mientras me decía lo contento que estaba por mi.
- Bueno, ¿volvemos a casa?.- Le dije ansiosa ya que estaba deseando follármelo como Dios manda.
- Pues... La verdad es que había pensado que podríamos bajar a nuestro rincón.
Le sonreí mientras le miraba. La verdad es que tenía un buen recuerdo de ese sitio.
- Vale...¿y qué vamos a hacer ahí?
- Quiero que me hagas una buena paja.- Me contestó acercándose a mi y susurrándome al oido.
¡Así que por eso no me había follado! Se ve que llevaba tiempo esperando este día para que le pajeara y quería estar bien cargado.
- Me parece bien. Vamos.
Cuando llegamos a la escalera del garaje hundí mi lengua en la boca de mi hijo. Empezamos a enrollarnos mientras yo le iba desabrochando los vaqueros. Era una gozada poder volver a usar las manos para el sexo. Cuando lo abrí introduje mi mano dentro de sus calzoncillos y agarré por primera vez su polla. David no pudo más y se liberó del beso para bajarse los pantalones hasta las rodillas.
- Quitatelos.
- ¿Qué?
- Quítate los pantalones y los calzoncillos del todo.
- Pero mamá, vaya a ser que entre alguien...
Estábamos en una escalera de emergencia que daba a la calle, era raro que alguien entrara allí pero podía pasar. Este pensamiento sólo me calentaba más.
- Así puedo hacerte una paja para que te corras. Si haces lo que te digo vas a descubrir lo que es hacer una paja de verdad, tu decides.
Por supuesto hizo lo que le dije. Se desnudó completamente de cintura para abajo mientras yo reía y me sentaba en los escalones. Se giró hacia mi y me puso la polla delante de la cara. Se me hizo la boca agua, pero mi hijo quería una paja y eso iba a tener.
- Muy bien, coloca tus manos detrás de tu espalda y déjame hacer a mi.
Cuando estuvo en posición empecé a acariciar su polla con una mano y sus huevos con la otra. Le miraba a los ojos mientras lo iba preparando y sonreí al ver lo que estaba disfrutando de algo que no había podido tener este tiempo. Al poco, agarré bien su polla y empecé a meneársela lentamente, disfrutando de cómo su capullo se iba poniendo brillante y de los gemidos ahogados de mi hijo. Me escupí copiosamente en la mano y la froté por su tronco y seguí con la paja. David parecía a punto de explotar así que paré de masturbarle. Le miré a los ojos mientras pasaba la lengua por la mano con la que le estaba masturbando.
- ¿Preparado? Ya sabes, no puedes moverte de como estás.
- ¿Cómo que preparado?
Sin darle tiempo a más agarré su polla apuntándola directamente a mi cara y empecé a masturbarlo todo lo rápido que me era posible.
- Oh. Joder, mamá... si, si...
Vi como se elevaba sobre las puntas de los dedos de los pies y como los músculos de las piernas se tensaban cuando mi hijo llegaba a la corrida. Entonces le solté la polla y le agarré los huevos apretándolos suavemente.
- ¿Pero qué...? - Empezó a decir David.
Volví a agarrar su polla y volví a menear mi brazo con rapidez pajeando a mi hijo mientras observaba su polla goteando líquido preseminal. Estuve atenta a las señales y volví a soltar su polla y a agarrar rápidamente sus huevos.
- Oohh, joder mamá, no puedo más...
- Claro que puedes amor.
Repetí el proceso tres veces más. Mi hijo sudaba por el esfuerzo y el placer y su polla estaba durísima. cada vez que la soltaba rebotaba arriba y abajo. Volví a cogerle la polla por última vez y volví a pajearle con maestría. Mi hijo estaba que reventaba, un par de minutos después ya empezaron las señales de que iba a correrse, seguí masturbándolo mientras le miraba el cipote. Escuché como resoplaba y se tensaba muchísimo, le sacudí la polla un par de veces más y la solté. Pero esta vez no le agarré los huevos y me quedé inmóvil delante de su rabo. Su polla dio un par de sacudidas delante de mi cara arriba y abajo al habérsela soltado de golpe y un trallazo impresionante de semen impactó en mi mejilla y mi cuello. Sonreí mientras seguía mirando la polla de mi hijo y poco después un segundo impacto de leche caliente me dio directamente en la cara. Los chorros de semen no paraban de salir, otro más me dio en la boca, otro en el pelo,otro cayó en mi camiseta sobre una teta y otro más sobre la manga del brazo con el que le pajeaba. Me lamí el semen de mis labios mientras miraba a mi hijo que se había dejado caer de espaldas sobre la pared.
- Guau, mamá, eso ha sido... ha sido...
- Jajaja, ¿que te parecen mis pajas?
- Joder, ha sido genial.
- Pues venga, vístete que ya hemos tentado mucho a la suerte.
David empezó a vestirse mientras yo sacaba unos pañuelos de mi bolso y limpiaba el estropicio como podía. Lo peor fue el pelo y la camiseta, que era roja y blanca y se veían muchísimo las manchas de semen. Lo dejé por imposible y pensé en la vergüenza de salir a la calle y subirme en el taxi. Pero no lo había podido evitar. Una amiga me habló de este estilo de paja y me pasó unos videos y desde entonces me fascina ver la cantidad de semen que logro sacar.
Volvimos a entrar al hospital y fuimos rápido a la salida. Mientras esperábamos al taxi ya vi las primeras miradas sobre mi ropa. No sabía si ellos imaginaban lo que era pero en mi mente estaba segura de que todos sabían que era semen. También vi al taxista mirarme demasiadas veces por el retrovisor pero yo ya hacía como que no me daba cuenta. Total, nadie se iba a atrever a preguntar.
- Al fin en casa.- Dije cuando entramos.- Voy a quitarme esta ropa y darme una ducha.
- Pero mamá - Dijo David agarrándome de la cintura y pegándose a mi espalda.- Ese es mi trabajo.
Empezamos a besarnos mientras mi hijo me iba desnudando allí mismo. Fuimos a la ducha y volvimos a ducharnos juntos mientras nos tocábamos y besábamos. Durante la paja no lo había hecho, pero allí en la ducha agarré bien el culo de mi hijo con las dos manos mientras metía mi lengua en su boca. Estaba deseando hacerlo.
Al salir de la ducha le agarré de la mano y lo llevé a mi dormitorio. Esto es lo que yo quería desde que el médico me había quitado las vendas, follarme a David con todas mis armas.
Se tumbó en la cama y yo gateé por ella con las tetas meneándose ante su mirada y le agarré la polla. Bajé la cabeza y empecé a lamer y besar su cipote mientras le pajeaba suavemente. Después empecé a hacerle una mamada profunda mientras le escuchaba gemir de puro placer. Entonces decidí probar algo que me vuelve loca, me encantan los hombres que me dejan que juegue con su culo. Metí los brazos bajo sus piernas y se las abrí y levanté. Me saqué su polla de mi boca y le miré. Mi hijo me estaba mirando fijamente, seguramente sabiendo lo que iba a hacer. Empecé pasando mi lengua y mamando sus huevos mientras le seguía mirando a la cara y luego, lentamente, fui bajando pasando mi lengua por su perineo hasta la entrada de su ano. Pasé la lengua tímidamente un par de veces viendo su reacción. Estaba con los ojos como platos deseando que siguiera. Coloqué mi boca en su culo ye empecé a chupar con ansia y a meter mi lengua en su ano todo lo que podía. Después de un rato me separé y sonreí al ver su culo y la zona de la sábana llena de babas. Agarré su polla y empecé a masturbarlo lentamente mientras dejaba caer saliva sobre mis pechos. Me metí un dedo de mi mano libre en la boca y empecé a acariciarle el ano con él. Mi hijo se tensó un poco pero me dejaba hacer. Yo dibujaba círculos con mi dedo en la entrada de su culo mientras meneaba su polla hasta que empecé a meterlo poco a poco. Mi hijo volvió a echar la cabeza hacia atrá dejándome hacer. Empecé a penetrar su culo con mi dedo sin dejar de pajearle. Pronto lo tuve entero dentro y empecé a jugar con un segundo dedo.
Mi coño estaba ya encharcado ye staba deseando empalarme en aquella polla incestuosa. Pero seguí jugando con su culo un poco más. Mi hijo se dejaba, sólo soltaba algún gruñido cuando le molestaba a lo que yo administraba más saliva. Pronto tuve los dos dedos dentro y sonreí pensando en todo lo que iba a hacer con el culo de mi hijo. Empecéa poco a poco, pero luego aceleré el ritmo de la paja y de la follada de su culo. Sólo unos cuantos envites a ver como reaccionaba. Quedé sumamente satisfecha y saqué los dedos dejando ese culo delgado para otra ocasión. Me subí a horcajadas encima suya y sujeté su polla pegándola con su abdomen para frotar mi coño empapado sobre ella adelante y atrás mientras mi hijo me sobaba las tetas y me pellizcaba los pezones.
Después de un rato, me levanté un poco, agarré su lubricada polla, la coloqué en la entrada de mi coño y me dejé caer empalándome en ella mientras soltaba un buen gemido.
- Joder David, que gusto. Que ganas tenía de montarte.
Desde que empezamos a follar, siempre lo hacíamos en misionero y unas pocas de veces en perrito. Yo no me fiaba de subirme encima con las manos así, pero ahora iba a gozarlo.
Empecé a moverme sobre su polla mientras pasaba mis manos por su cuerpo. Me apoyé en su torso y empecé a mover el culo dándole a mi hijo una buena follada con la que me corrí en cuestión de minutos. Poco después me incorporé y empecé a cabalgar sobre él mientras veía como hacía esfuerzos por no correrse y dejarme sin un segundo orgasmo. No tendría que aguantar mucho más, yo estaba sobreexcitada como nunca lo había estado. Seguí clavándome su polla con fuerza mientras gemía sin parar y miraba mis tetas rebotando una y otra vez.
-Joder, mamá, joder...
- Espera David, aguanta un poco cariño.- Le dije mientras le daba una pequeña bofetada por hacer algo para evitar que se corriera.- Dios, David que polla tienes, voy a correrme. Aguanta cariño, déjame correrme.
Mi hijo se portó y yo empecé a gritar mientras me dejaba caer con fuerza y me clavaba hasta el fondo su polla y me dejaba caer sobre su pecho mientras notaba los chorros de semen llenar mi interior. Yo jadeaba sobre su pecho bien satisfecha mientras él me acariciaba y suspiraba profundamente.
Cuando me moví y su polla salió de mi noté como el semen caliente corría entre mis muslos. Estaba claro que estimulando a mi hijo durante mucho rato conseguía unas corridas espectaculares.
- Guau mamá, vaya día...joder...
- Tranquilo campeón, que sólo son las dos. Y yo estoy sumamente cachonda...
Se metió una teta en la boca y empezó a mamar con ansia mientras yo sonreía y me preparaba para lo que quedaba de día.
Continuará...
Elenasaga6@gmail.com
Perdonad la larga ausencia. Ya he vuelto e intentaré escribir más seguido. Mil besos.