Mi hijo me come el culo antes de dormir

Mi hijo me complace con su boca antes de que ambos nos vayamos a dormir.

Hola a todos, mi nombre es Isabel, y el día a de hoy quiero platicarles sobre lo último que me sucedió. Tengo 45 años, y aunque ya estoy algo mayor, hago lo mejor posible para mantenerme en buena forma. Como en todos mis relatos, menciono que los fines de semana hago ejercicio, cuando puedo claro. En cuanto aspecto, soy de complexión delgada, tez blanca, pechos de tamaño mediano y trasero en buena forma. Gracias a los ejercicios lo mantengo redondo y levantado. No compro ni fajas ni jeans que levantan el trasero afortunadamente. Soy de cabello ondulado y color negro. Tengo dos hijos. Carolina y Jorge. Ella tiene 20 y él 25. En cuanto a mi esposo, viaja demasiado así que ya se imaginarán. En fin. Este último día de la semana, día viernes, pasó algo inesperado y vaya que lo necesitaba. El trabajo y los clientes cansan. Pero bastante. Es una de las razones y diría la principal por la cual me he ausentado algo de tiempo de la página.

Este viernes qué pasó, mi día fue muy agotador por lo que al llegar a la casa que fueron como las 8:30, estaba a punto de desmayarme. Al entrar a la casa, me olvidé de mis hijos y me dirigí a mi recamara. Caminando muy agotada al llegar a la cama, me aventé. Dios, fui un alivio tan exquisito que quería quedarme allí y no moverme hasta el otro día. Pasaron cuando mucho 20 minutos y me levanté para cambiarme. Me desmentí y busqué algo para dormir. Un short blanco de algodón y una blusa gris. Me puse mis sandalias y fui a la cocina. Al no oírlos, los llamé de un grito. Carolina respondió con un, “ahora voy”, mientras que de Jorge no recibí ninguna respuesta. Al ver a mi hija le pedí que me ayudara a poner la mesa mientras que yo les hacía la cena. Al tener todo listo, nos sentamos las dos.

  • ¿y tu hermano?
  • me dijo que volvería tarde.
  • No me mandó un mensaje, ¿a dónde fue?
  • Iba al cine.
  • Vaya, y yo preparándole. Bueno, lo guardo y ya mañana que se lo coma.

Al terminar de cenar, lavé unos trastes y me despedí de Caro. Miré la hora. 10:40. Él aún sin llegar y ya era tarde. Abrí la aplicación de WhatsApp y le envié un mensaje.

  • “¿te falta mucho por llegar?

Dejé el teléfono y arreglé mi cama. Me acosté y encendí la tele. Mientras cambiaba canal por canal, sonó un mensaje.

  • “no mucho, ahora llego”
  • no tarde, vente con cuidado. Te amo”
  • te amo, hermosa.

Una sonrisa se formó en mi rostro. Al ser ya tarde para mí, programé la tv y me acomodé para dormir. Un ruido de una puerta hizo que abriera los ojos y pensé en Jorge. Miré la hora y marcaban las 12:15. De la nada se encendió la lampara que estaba junto de mí. Afortunadamente mi rostro no estaba frente a ella.

  • llegué, me avisaba Jorge enterrando su cara en mi cuello.
  • ¿porque tan tarde?, le pregunté medio dormida.
  • Había un choque y avanzaban poco los carros.
  • ...está bien.

sin apartarse de mi cuello y yo acostada boca abajo, aprovechó para tocarme la espalda y la cintura.

  • hueles rico, mamá.
  • ¿...si?
  • Si. Me preguntó si así olerá de rico tu trasero.
  • No creo.
  • ¿Quieres que lo revise?
  • No, Jorge. Hoy no.
  • ¿...porque?
  • ...Porque no creo que huela bien. Fui al baño en el trabajo y no me bañé al llegar
  • no importa, yo te lo lavo sin ningún problema.

Sin dejar más tiempo, quitó la sábana que me cubría toda la parte de arriba y besó mi espalda por encima de mi blusa.

  • Me gusta tu aroma, me alagó.

Mientras respiraba y me besaba, fue bajando al mismo tiempo. Sus manos acariciaban mis muslos. No quería sentirme nerviosa, pero lo estaba, y más cuando estaba por llegar a mi trasero. Sus manos apretaron ligeramente mis muslos y los fue subiendo lentamente hasta meterlos en mi short. Subió hasta tocar mis glúteos por encima del panty. al llegar al resorte de mi short sentí que apartó su cara. Dos segundos después y sin imaginarlo, la enterró en mi trasero dando un profundo y fuerte respiro.

  • que rico te huele. Que bueno que no te bañaste, dijo al apartarse.
  • ...No digas eso, dije

Sacó sus manos de mi short y lo empezó a bajar enganchando sus dedos en el resorte. Al jalarlo, la cintura del short rosó mis redondos glúteos. Tragué un poco de saliva de lo nerviosa que estaba por lo que él quería hacer. Sin duda lo permitiría, me encanta que lo haga, solo el no estar muy limpia me hace sentir un poco incómoda. Al atravesar mi trasero, lo siguió bajando acariciando mis muslos y mis piernas. Levantó mis pies y me lo quitó por completo. Al no tenerlo todo el día, era obvio que no tenía mal olor.

  • que lindo culo, dijo plantando sus manos en uno cada de mis glúteos y enterrando la cara para respirarlo por segunda vez.

Dios, hacerme eso, me excitaba mucho. Tener su cara metida en mi trasero es una de las cosas que más disfruto, y que no tenga problema con mi olor, mucho más.

  • Que rico, mamá.

Sacó su carota para luego empezar a quitarme el panty lentamente. Dios, aunque me sentía en confianza, me sentía aún nerviosa. Ese trapo delgado que cubría mi culo, rosaba mis glúteos descubriéndolos por completos.

  • mira esto, dijo con un tono suave.

Di un respiro y esperé a que hiciera lo que fuera a hacer. Mi panty había llegado a mis muslos. Se detuvo y tomó mis nalgas para frotarlas. Apretaba delicadamente. Masajeaba mis glúteos. Al hacerlo, los separaba dejando que sus ojos vieran toda mi zona íntima.

  • dios, que rico culote tienes, mamá.
  • ¿...si? Pero...huele mal.

Sentir su respiración sobre la blanca piel de mi trasero, me decía como se acercó para olfatearlo.

  • no huele tan mal. Y así fuera que importa. Olería con todo gusto hasta lo que te sale por aquí.

Las cosas que me decía eran tan repugnantes, pero sin duda aumentaban más mi excitación. Seguía masajeando mi trasero formando círculos con mis glúteos.

  • me encanta como se abre y se cierra tu agujero.

Al separar mis nalgas, lo hizo tan fuerte que a podía sentir como mis esfínteres se estiraban más haciendo que mi ano se estrechara.

  • Tiene tiempo de no comerme este culo, mamá.
  • ¿...quieres hacerlo?
  • Si tu me dejas, si.
  • ¿Aunque este sucio y huela mal?
  • claro.

Sin duda deseaba que lo hiciera. Lo que había hecho con anticipación había encendido lo que en realidad soy.

  • solo déjame olerlo un poco más, dijo excitado.

Sin soltar mi trasero, metió nuevamente su rostro plantando su nariz en mi sucio ano y lo respiro fuertemente. No podía creer lo sucio que era. No tenía ningún problema con mi olor sin duda. Al contrario, me cerró la boca y me demostró lo mucho que le encanta.

  • espera.
  • ¿Que pasa?, preguntó sin apartarse.
  • solo saca la cara.
  • ¿Porque?
  • ...porque...porque me quiero tirar un gas.
  • Tíratelo.
  • Pero quítate y luego sigues, por favor
  • solo hazlo, quiero olerlo.
  • por dios, no. No me voy a sentir cómoda.
  • Vamos, hazlo. Tíratelo.

Dios mío, no me sentía a gusto. Me daría mucha pena hacerlo con él aunque esté de acuerdo. No tenía otra opción, así que me relajé lo más que pude y dejé que saliera. Mi estómago gruñía.

  • vamos, mamá, hazlo.
  • ya va a salir.

Apreté los labios y el ano para pujar un poco.

  • dios, dije justo cuando salió haciendo ese ruido peculiar.
  • Que rico te huelen, dijo mientras se dedicaba a oler.

Paró de hacerlo y subió sobre mí recargando su pecho sobre mi espalda y me susurró:

  • me fascinó ese rico aroma, mamá.
  • ¿...si?
  • Si.
  • ¿A que olía?
  • A tu rica mierda.

La forma en cómo me lo dijo fue tan linda, que lo amé más de lo que ya lo amo. Al tener la cabeza sobre la almohada y mirando hacia la derecha comenzó a besarme ese lado. Besó mi oreja, mi mejilla, mi mentón la comisura de mi labio. Mientras hacía eso, uno de sus dedos comenzó a rascar mi ano. Usaba su yema y su uña para acariciar mi agujero. Después de 10 segundos de rascar ese lugar, comenzó a empujar metiendo su dedo lentamente. Di un profundo respiro y apreté mi trasero.

  • tranquila, Relájate.

Me calmé y lo obedecí. Su dedo siguió adentrándose más rosando mis paredes anales. Sabiendo en ese momento que era su dedo medio, aún faltaba por meterlo por completo ya que la mitad estaba dentro de mí.

  • ¿te gusta?, preguntó con un tono cariñoso.
  • ...si, contesté con los ojos cerrados disfrutando de cada segundo que pasaba.

Siguió empujando.

  • aaahhh, solté un ligero jadeo.
  • que linda te oyes, mamita.
  • ¿ah?

Estaba hundida en el placer que me generaba su largo dedo.

  • ...no lo metas tanto, ¿si?
  • ...¿porque no?
  • ...porque estoy sucia...y no quiero mancharte.
  • pero yo quiero que lo hagas.

Contestarme eso me dejó sin palabras y aumentó mi lujuria aún más.

  • ...no digas eso
  • ¿cuál es el problema?
  • ...Que me gusta y...me excita.
  • Que hermoso, ¿no?

Sin verlo venir, penetró más el dedo hasta meterlo por completo.

  • dios!!!, dije en voz alta.
  • Que rico agujerote tienes. Ojalá mi lengua pudiera llegar a dónde estoy ahora.
  • ...si...que rico, a completé muy excitada.

Su boca vagaba por el lado derecho de mi cuello. Olía y besaba. Lo lamía

  • te amo, mamá. Eres increíble.
  • ...te amo, mi amor. Me encanta todo esto.
  • Creí que no
  • si.

Mientras nos alagábamos, su dedo rascaba el interior de mi culo. Escarbaba muy rico.

  • ¿...te gustó oler mi culo?
  • Me fascinó, hermosa.
  • ¿...y lo otro?
  • Mucho más.
  • ¿...te gustaría olerlos más seguido?
  • ¿Tu quieres?
  • Me excitaría mucho que lo hicieras.
  • Dios, mamá, te amo, te adoro.

De la nada sacudió su dedo y su mano fuertemente haciendo temblar mi trasero.

  • sii!! Así!! ¡¡Que rico!!, dije.
  • Tu culo, mamita. Lo tienes súper rico.
  • ¡¡No pares!! ¡¡Hazlo más fuerte!!, le pedí.

Dios, mientras más fuerte lo hacía más se metía su largo dedo.

  • Jorge!! Sii!! Así, mi amor!!
  • Te vez hermosa, mamá!!
  • Sácalo, saca tu dedo!!
  • ¿Para que?
  • Quiero!! Quiero chuparlo!!
  • Claro que si!! Hazlo, hazlo!!

Lo sacó en menos de un segundo y lo subió a mi cara.

  • huélelo, primero, me ordenó untándolo en los orificios de mi nariz.

Lo excitada que estaba bastó para que yo aceptara y lo complaciera, pero sobre todo para que disfrutara aún más. Sin duda olía a mierda, pero me gustaba.

  • ¿te gusta cómo huele?
  • ...si. Huele rico.

Tomé su mano y llevé el dedo a mi boca.

  • eso, pruébalo.

Cerré los ojos y lo empecé a lamer. Lo limpié con mi lengua. Tenía un sabor amargo y ácido. Retiró su dedo y acercó su boca a la mía para besarme. Al estar acostada giré lo más que pude la cabeza para disfrutar de su lindo beso. Metió su lengua y la rosó con la mía. Acarició mis dientes superiores. Combinamos nuestra saliva muy a gusto. Se apartó lentamente y al soltar mi boca, solo le dije:

  • métela así en mi culo
  • ¿si?, ¿eso es lo que quieres?
  • ...si.

Descubrió mi hombro derecho y lo besó. Regresó a mi cuello y empezó a subir mi blusa desnudando poco a poco mi espalda, mi estómago y mis pechos. Al subirla hasta mis axilas, lo ayudé a sacar mi brazo izquierdo y luego el derecho y a lo último la cabeza. Aventó la blusa aun lado mío y volvió a besar mi hombro empezando un camino con su boca hacia la parte central de mi cuerpo. Besó mi espina dorsal y comenzó a bajar en ella. Cada beso era un rose de caricia que me hacía sentir deseada y segura de lo que sentía por mí.

  • me encanta tu piel, mamá.
  • ¿Mucho?
  • Muchisimo.

Al llegar a mi cintura sus manos tomaron mi trasero y lo abrieron. Paró de besarme.

  • mira que ricota estás

Un segundo después de admirar mi trasero, resbaló su lengua lentamente sobre mi sucio agujero.

  • ...que rico, dije
  • te sabe riquísimo, mamá.
  • ¿Si?, hazlo otra vez, anda, le pedí.
  • todas las veces que quieras, hermosa.

Cerré mis ojos y acomodé mi cabeza sobre la almohada para dedicarme sólo a disfrutar de su rica lengua. Lo hacía tan bien. La pasaba una y otra vez. Levanté un poco el culo.

  • eso, levántalo.
  • no te detengas.
  • Para nada.

Separó con fuerza mis dos nalgas haciendo que mi entrada se estrechara. Estiré el brazo derecho y recargué mi mano sobre su cabeza, diciéndole:

  • come mi amor!! cómele el culote a la puerca de tu mami!!
  • claro que si!!
  • ¿te gusta mucho? ¿Te gusta cómo apesta?
  • Sii!!! ¡¡Me encanta tu sabroso aroma!!
  • ¿Y mis pedos? Aaahh!!! sii!! ¡¡Que rico lames!!
  • me fascinan!! ¡¡Huelen muy rico!!
  • ¿Si? ¿Quieres oler otro?
  • Me excitaría, mamá. Claro que si.

Dios, estaba tan excitada que me disponía a hacer cualquier porqueria. Que oliera el aroma de mi culo y le gustara me dio la confianza de ser más pervertida.

  • quiero tirarme otro.
  • Hazlo, si.
  • Pero no pares de chupar. Sigue.
  • No, mamá. Hazlo, vamos.

Apretaba y pujaba ligeramente. No sabía que tanto iba a ser. Apreté el ano, y dije:

  • aquí va

Sin desagrado ni nada, seguía pasando su lengua. Sólo pujé y liberé ese aire.

  • que rico, aroma.
  • ¿Te gustó?, pregunté riendo.
  • Mucho.

Quité la mano de su cabeza y junto con la otra las llevé a mi trasero para ahora yo abrírmelo.

  • déjame ayudarte para que estés más cómodo.
  • Eres increíble, mamá.
  • mete tu puta lengua, anda.

No lo dudó para nada y lo hizo.

  • aaahhh!!! ¡¡Que rico!! ¡¡Métela más!!

La endureció y la empujó.

  • te amo, mi amor. Métela no la saques.

Santo dios, me fascinaba tanto como la metía. Mi propio hijo me penetraba el culo con la lengua.

  • soy tan afortunada, dije.

Prefirió seguir dentro de mi trasero que contestarme, y eso me encantó.

  • ..jorge

Sacó su lengua.

  • dime, mamá.
  • Quiero tirarme otro.
  • tírate los que quieras.
  • ¿si?
  • Claro
  • ...sólo una cosa.
  • ¿qué pasó?

Hacer tan poco pero muy pervertidas cosas, me incitaron a probar algo más.

  • quiero que metas toda tu lengua y no la saques
  • ...siempre y sea dentro de tu ricote culo, cuando quieras.

Sonreí de lo enamorada que me tenía. Apoyó sus manos sobre las mías e insertó la punta de du lengua en mi agujero.

  • aaahhh!!! ¡¡Que rico la metes!!
  • sabes tan rica, mamá. Te la metería todo el tiempo.
  • si, quiero eso. Hazlo cuando quieras, mi amor, dije muy excitada.

Su rica lengua se introducía en mi culo una y otra vez. Disfrutaba de mi sabor.

  • no te detengas, síguela metiendo más!!

Apreté el culo para evitar que ese aire saliera antes.

  • quédate ahí, no la saques.

Esperé unos segundos y puje haciendo que mi sucio y maloliente aire chocara con su lengua haciendo ese peculiar sonido. La retiró y dijo:

  • que rico, mamá!!
  • Dame un beso, le pedí.

Subió sobre mí y me besó metiendo su lengua recorriéndola por todos lados. Su beso tenía un sabor amargo, pero lo disfruté. Soltó mi boca y regresó a mi culo para abrirlo.

  • puja, me ordenó.

Sin pena lo obedecí. Justo cuando lo hice tapó mi entrada con su boca y succionó con fuerza.

  • ¡¡¡Dios santo!!! Jorge!!!

Hizo algo totalmente inesperado, pero demasiado rico para mí. Succionó mi trasero como si quiera absorber lo que tuviera dentro.

  • que rico!! ¿quién te enseñó a ser así?, le pregunté

Paró y me Respondió

  • tú, mamá.

Atrapó nuevamente mi trasero con su boca y succionó por segunda vez.

  • aaahhh!!! ¡¡Que rico lo haces!! ¡¡Pero... no lo hagas tan fuerte!!
  • ¿porque?
  • ...porque...me saldrá eso.
  • No importa. Que salga.
  • ...estás loco.

Hablarme como lo hacía, me volvía loca. Que se atreviera a succionar eso me causaba mucha repugnancia, pero me generaba mucho placer.

  • ¿te gusta mucho el culo de tu mami?
  • sii!! ¡¡Me encanta!!
  • me encanta como me lo comes!! Aaahhh!!!

En cada succión que daba, pujaba. Apartó su boca y lengüeteó mi estrechó ano parando a la vez para decirme lo siguiente.

  • que mal....que...ya....es....tarde
  • ¿porque lo dices?

se detuvo.

  • porque debemos dormir.

Se aparto por completo de mi trasero y me tapó nuevamente dejándome totalmente desnuda y húmeda de su saliva. Se arrodilló aún lado mío y enfrente de mi lámpara.

  • no te vayas, le rogué.
  • vengo cansado, mamá. Pero te lo compensaré.
  • eso espero, le contesté mirándolo a los ojos y con la cabeza recostada sobre la almohada.

Se acercó y plantó su boca sobre la mía. Toda su cara tenía ese aroma de mi trasero, pero sin duda su boca era la que olía más

  • hueles a trasero, le dije.
  • dormiré así, no quiero lavarme la boca

Sonreí.

  • te amo, dije.
  • te amo, mamá. Descansa.
  • tu igual.

se enderezó, apagó la lampara y salió de mi recámara.