Mi hijo está cachondo
Empiezo una relación incestuosa con mi hijo sin muchos problemas de moral debido a mi calentura.
Comenzaré señalando mis características físicas. Soy morena de pelo largo. Ojos marrones. Buen trasero y buen busto. Mido 1.67 cm. Tengo 39 años y tuve mis hijos a temprana edad pero me conservo bastante bien.
La historia que leerán a continuación es real y me he visto en la necesidad de compartir mi experiencia para poder librarme de un gran tabú que me molesta y sé que en muchos lugares sucede ¿Y por qué no con algo de morbo?
Estoy casada y tengo tres hijos. Dos gemelos; Dos gemelos; uno que se llama Mario y la otra Vanesa de 18 años y un hijo mayor de 20. Uno de los gemelos es con quien inicié una relación incestuosa hace un par de meses y me está dando mucho placer escribir esto ya que hacía mucho que no me sentía tan emocionada y excitada.
Mientras me bañaba para ir al jardín donde trabajo me vino a la mente mi familia, mi hijo Mario, me había dado cuenta que ya se estaba haciendo un hombre, es más fortachón que mi hijo mayor , Estaban, que es algo flaco y alto, no tan atractivo como Mario. Traté de no pensar mucho, pero era imposible, una madre se da cuenta del atractivo de sus hijos.
El día en mi trabajo fue como todos. En el camino de regreso a mi casa decidí no cocinar y compre algo de comido para la cena. Al llegar, dejé la comida para que se sirvieran y yo me fui a descansar al dormitorio porque estaba agotada. En cuanto entré a la habitación, una mano me tapó la boca y la otra me puso contra la pared. Era mi marido que andaba caliente. Empezó a quitarme la blusa y me subió la falda. Él se encontraba desnudo y sin más, metió su pene en mi vagina. No me resistí y empiné un poco el culo para facilitar la penetración. Luego de unas embestidas mi esposo se corrió adentro. Todo fue muy rápido y yo aún no había lubricado lo suficiente. Lo que acabo de relatar es la rutina en mi casa. Mi esposo solo se preocupa por tener sus orgasmos y todavía es precoz. Tiene un gran pene pero no sabe satisfacerme.
En la noche, como casi todas, fui al baño con mi celular y ver imágenes de penes para masturbarme ya que mi marido no logra darme orgasmos. Al salir en medio de la noche me encontré con uno de mis hijos que había ido a la cocina por un vaso con agua, cuando lo vi, por algún motivo, baje la mirada para ver la parte de sus genitales ya que andaba en calzoncillos y vi que tenía una erección terrible. Como andaba medio dormido solo me dio las buenas noches mientras caminaba delante de mí y se dirigía a su habitación. Toda la noche no dormí bien porque pensaba en mi hijo y no le di muchas vueltas. Al amanecer había decidido que convertiría en mi amante a Mario. No es que sea una mala madre pero sé que a esa edad los muchachos andan muy cachondos por todo, no creo que sería algo difícil. Lo que me incomodaba eran los principios morales que dictan que una madre y un hijo no pueden tener sexo. En ese instante sabía que si nadie lo sabría no le afectaría a nadie, también.
Fui a trabajar como de costumbre y aunque algo cansada intenté planear algo para quedarme a solas con mi pequeño Mario.
Mi esposo trabaja toda el día en la oficina de arquitectura, Mario y Vanesa estudian toda la mañana y mi otro hijo, Esteban, estudia por la noche y trabaja en la mañana. El único que Mario se encuentra en la casa solo son los domingos porque toda la familia va a la Iglesia menos Mario porque él no cree en esas cosas. Yo tampoco soy religiosa y solo acompaño a mi esposo para fingir que me interesa.
Lo tenía todo planeado. El domingo fingiría que estoy mal para no ir a la Iglesia y quedarme con Marito y seducirlo.
El día esperado llegó y al amanecer le dije que mi esposo que fuera con los chicos a la iglesia, que yo no podría asistir porque me encontraba algo cansada y con un dolor terrible de cabeza. El iluso de mi marido aceptó y se fue con Vanesa y Esteban dejándome a Mario hasta el medio día.
Cuando salí de mi cuarto fui al cuarto de mario inmediatamente para ver qué hacía y no lo encontré, luego fui a la sala y vi a mi hijo sentado en el sillón viendo un canal pornográfico y con el pene erecto haciéndose un paja de los más tranquilo, era el mejor momento para aprovechar, entré instempestivamente y lo sorprendí, el solo atinó a taparse el pene con una cojín y apagar el televisor.
-Mamá, pensé que estabas en la iglesia.
No fui porque estaba mal, pero ahora estoy mejor. Veo que aprovechas nuestras ausencias para hacer cosas.
No…mamá, disculpa…
Es normal en los chicos de tu edad masturbarse porque…
Ya no sigas por favor, no quiero hablar de esto.
está bien, más bien vamos a la cocina para desayunar.
-ya
Cuando desayunábamos intenté tocar nuevamente el tema de la masturbación pero el me dijo que prefería hablar con su padre porque le daba un poco de vergüenza conversar conmigo. Yo me acerqué a su silla y sin muchas tonterías de lo que está bien o no…puse mi mano sobre su pene y empecé a mansajear. Mi hijo me miró sorprendido pero no hizo nada más, solo mirar mientras yo le decía:
-Mira, marito, es normal que te masturbes viendo mujeres. Incluso yo me masturbo viendo hombres con sus penes erectos.
Luego saqué su miembro que estaba con un poco de líquido seminal y empecé a masturbarlo lentamente.
- No tengas miedo, marito, disfruta de lo que tu mami te está haciendo.
- Sigue, mamá, sigue, más rápido.
- No te vayas a venir rápido, Marito.
Empecé a masturbarlo más rápido y no se contuvo eyaculó encima de la mesa y luego cayó semen por mi mano. Con una servilleta limpié todo y lo cogí con mi mano dirigiéndonos a la habitación. Estaba con su pene un poco flácido. Una vez en su habitación me eché en su cama, me saqué el pijama y me abrí de piernas.
-Empieza, Marito. Has visto mucho porno, sabes lo que tienes que hacer.
-Mamá, no te reconozco pero me gusta.
El muy cachondo se tiró como una fiera y empezó a lamer mi vagina, Yo me tocaba las tetas y metía un dedito para estimular mi clítoris. El metía sus dedos y chupaba toda mi lubricación, era delicioso. Yo empujaba su cabeza contra mi concha y restregaba su cara contra mis labios vaginales, el respondía gimiendo.
En un arrebato se levanto , agarró su verga erectar y la condujo hacía mi concha y la metió rápidamente. Yo lo paré inmediatamente auqnue estaba como loca porque no quería que me dejara emberazada. Él en su intento de cogerme sacó un condón de su mesa de noche, me obligo a ponérselo, estaba como loco por que me tiró el condón en la cara y dijo:
- Ahí tienes, pónmelo antes que te mete mi verga sin protección.
- Ya, papi, pero me vas tirar bien.
Entré en el juego porque me excitaba más, Mario siempre me respetaba pero en ese isntante estaba poseído y solo quería meter su herramienta en mi conchita. Le puse el condón y comenzó a empujar toda su verga. Una y otra vez mientras yo ponía mis piernas en sus hombros, era una delicia.
-Toma, mamita, toma. ¿Te gusta el pene de tu Marito?
- Sí, sí, sí, No pares, sigue por favor, No te vengas.
-Te voy a reventar, puta.
Empezó a tratarme con desprecio, pero no me importaba porque estaba logrando lo que quería, un buen orgasmo. Todo se hacía más rápido y mientras me metía el pene comencé a hacerme unos dedos. Sentía que me orinaba y trate de contenerlo pero no pude. Expulsé un líquido en toda la cara de mi hijo y este no se detuvo, siguió embistiéndome hasta correrse dentro de mí pero en el condón. Yo sentí mucho placer y emoción. Cuando Marito termino se recostó encima y así estuvimos un buen rato desnudos, sentía como su polla(como dicen en España) se hacía más pequeña dentro de mi vulva. No nos dijimos nada. Nos quedamos dormidos.
Escuché un ruido que me despertó y sabía qué era, fui al baño rápidamente e hice como si me duchaba. Mi hijo se puso la ropa y fue al encuentro de mis demás hijos y su padre. Al salir, con la toalla en el cuerpo, fui a la cocina donde vi a mi marido con la servilleta con el semen de Mario. Me quedé helada.
Continuará…
Diana_plop@outlook.com