Mi hijo Ángel, mi demonio. 2ª parte.
Después de follar con mí pequeño, lejos de sentirme arrepentida o culpable descubrí para mí sorpresa que mí hijo supo follarme cómo no me esperaba, sin complejo ninguno, cómo un hombre adulto.
Después de follar con mí pequeño, lejos de sentirme arrepentida o culpable descubrí para mí sorpresa que mí hijo supo follarme cómo no me esperaba, sin complejo ninguno, cómo un hombre adulto.
Sabía que Luisa se lo llevaba de dos a tres veces por semana, con la excusa de ayudarlo, para utilizarlo cómo su amante, enviciando a mí hijo, haciendo que de semana en semana, actuara con más seguridad, pero también con más descaro y desparpajo, Ángel se expresaba mejor cada vez, eso era cierto, evolucionaba mejor y más rápido sí, uniendo a esto que mi hijo me miraba a cada momento, cómo un hombre mira a una mujer...con un deseo en la mirada, que me tenía excitada y nerviosa todo el día.
Con cualquier excusa Ángel me abrazaba fuerte, notando cómo el enorme bulto de su polla se clavaba encima de mí coño, poniéndome más excitada de lo que quería reconocer.
Además me besaba a menudo en los labios, me lamia la oreja de forma zalamera, no pudiendo evitar que mí coño se humedeciera de jugos, por cómo el mocoso se frotaba a cada instante.
Después de comer llamarón a la puerta y al abrir Luisa venía a llevarse a mí pequeño. Hoy quería darle una nueva lección de lenguaje oral, según me comentó.
Al acabar de tender la colada, movida por los celos, o por el morbo de pensar que pudiera estar pervirtiendo a mí hijo, no pude evitar asomarme al tragaluz de la terraza desde donde podía divisar el dormitorio de la vecina.
La habitación estaba en penumbra y me costó distinguir algo. Cuándo la vista se acostumbró a la oscuridad, descubrí que estaba toda desnuda boca abajo, sin ver nada más.
Pasados unos segundos, descubrí que la muy guarra tenía a mí pequeño debajo, estaba enseñándole a hacer el sesenta y nueve. Ángel tenía la boca encajada en el chocho de la vecina, haciéndola correrse rápidamente por cómo la lamia de bien el coño.
No contenta con esto, hizo que mi hijo se echará en la cama, sentándose la guarra en la cara de mí hijo, enseñándolo a comerle el chocho y la pipa, mientras no le soltaba la polla, poniéndosela bien dura...
—. Así cariño, lame el chocho de la tita cómo te he enseñado, mete tu lengua toda dentro anda nene...AAAHHH...sí, así pinta el chocho a la tita anda cariño, AAAHHH...no pares lame ahí ese bultito, así sí, ahí eso es lame la pipa de la tita...mmm...AAAHHH...chupa la pipa entre tus labios mí vida, OOOHHH...sí así muy bien cómo el helado que te da tita, cógela entre los labios cariño...OOOHHH así comete la pipa bien rico cariño...OOOHHH, me corrooo...toma la leche de la tita...aaahhh...sí me corrooo cariño...Ooohhh que bien me comes el chocho nene.
Nada más correrse en la boca de mí hijo, se sentó encima de la polla de mí pequeño, haciendo que la follara así por el culo, corriéndose los dos a los pocos minutos volviéndola loca de placer.
Durante los dos días siguientes, estuve excitada cómo nunca lo había estado, además Ángel me comía con los ojos cómo platos, aunque yo tenía la culpa en parte, pues iba por casa con una braguita de blonda que dejaba ver mí oscura y abundante pelambrera, dejando escapar por los lados, los pelos del chocho de forma obscena.
Después de comer llamó a la puerta la vecina, le dije que necesitaba esa tarde a Ángel, ella puso cara de contrariada pero no dijo nada. Nada más irse me vestí con un baby-doll verde de gasa muy vaporosa, que lo enseñaba todo.
Salí así a la cocina a darle a mí hijo su helado favorito, sin bragas ni sujetador. Mi hijo me devoraba toda, pero sobre todo el chocho, por cómo se me veía la pelambrera. Mientras lamía el helado lentamente, no me quitaba ojo de encima, notándosele un bulto enorme en el bóxer, que yo no podía dejar de mirar a cada instante, muy a mí pesar.
No podía quitarme de la mente, cómo mí hijo había sabido comerle tan bien el chocho a la guarra de la vecina. Con estos pensamientos tenía el chocho empapado, impregnando el aire de la cocina del olor de mí coño húmedo, mí hijo se dio cuenta por cómo me miraba mí pelambrera, dándole unos lengüetazos al helado que me tenían loca.
No quería reconocerlo pero estaba deseando que mí hijo me comiera el chocho cómo había hecho con la vecina, y que volviera a follarme. Una parte de mí me decía que no estaba bien utilizara a mí hijo para mí propio placer. Sin saber de dónde me salió la voz me oí decirle a mí hijo —.Mamá va hacer la siesta cariño...si quieres puedes venir hacerla conmigo, pero no me despiertes que tengo mucho sueño...—. — Sí mamá tengo muchas ganas de hacer la siesta contigo...—Ángel me respondió con un brillo en la mirada que me hizo estremecer, viendo cómo se acariciaba el enorme bulto de su polla al responderme.
Ángel vio que tenía mí mirada clavada en el enorme bulto de su bóxer, haciendo que me sintiera con la boca reseca por la excitación, notándome sonrojada hasta las orejas.
Fui hacia la alcoba notando cómo mis caderas se movían solas de forma provocativa. Bajé la persiana dejando la habitación medio en penumbra, notando cómo mí coño chorreaba jugos, impregnando la alcoba.
A los cinco minutos entró Ángel, haciéndome yo la dormida, ocultando la cara en la almohada, tratando de ocultar la vergüenza y excitación que me producía a la vez, mostrarme así a mí pequeño.
Ángel con un desparpajo que no esperaba se quitó el bóxer, pegándose a mis nalgas haciéndome notar cómo le latía la polla, notando su dureza y quemándome la piel.
Yo estaba dándole la espalda, con los muslos entre abiertos enseñándole a mí hijo, la pelambrera húmeda y los labios abiertos por el deseo. Mi hijo dándose cuenta de cómo yo estaba, me frotó la polla contra las nalgas haciéndomela sentir con más fuerza, a la vez dejó caer su mano entre mis muslos medio abiertos, acariciándome los pelos del chocho y hurgándome con un dedo el coño, notando cómo mis labios estaban empapados, aprovechándolo él para hurgarme el chocho cómo quiso, metiéndome el dedo hasta el fondo.
Ángel dándose cuenta cómo me tenía de excitada, metió el dedo por todo el coño, sin prisa ninguna, sabiendo tocarme muy bien, haciendo que le empapara el dedo con mis jugos, mí chocho le apretaba el dedo más fuerte a cada instante.
Teniéndome así, mí pequeño froto con más fuerza la polla contra mis nalgas, notando que estaba dura cómo una barra de carne, excitándome más al notar su polla encajada entre mis nalgas. Ángel hundió su cara en mí melena oscura oliendo mí cabello con deseo, mientras yo intentaba no me ollera sollozar y gemir, pegando más la cara a la almohada.
El descarado para excitarme más me metió otro dedo en el coño, mientras lamia la oreja susurrándome al oído con voz zalamera, cómo si supiera que yo no dormía—Mamá tienes el coño muy mojado de jugos...te lo voy a comer muy rico, cómo el helado que me has dado, mamá guapa, que bien te meto los dedos en el chocho, hasta el fondo.
Ángel me metía y sacaba los dedos cómo si me follara, soltando yo más jugos a cada momento, por lo bien que me tocaba el mocoso, haciendo un chapoteo muy guarro y lascivo, excitándome más de sentirme así de húmeda. Después de hacerme correr y que le empapara los dedos intentando yo, no me oyera gemir ocultando la cara en la almohada, mí pequeño se coloco entre mis muslos lamiendo los jugos de la canaleta del culo al coño, cómo si fuera un perro, con lengüetazos lentos recorriendo cada pliegue.
Separé algo los muslos cómo si estuviera soñando, aprovechando el descarado la ocasión para cogerme el culo con las dos manos. Teniéndome así lamio los muslos por dentro, bebiéndose los jugos que chorreaba mí chocho con parsimonia, haciéndome sentir cada lametón poniéndome más caliente a cada instante.
Yo estaba loca de excitación, sintiendo la lengua de Ángel cómo lamia toda la pelambrera, cómo si su lengua fuera una brocha, pasándola por mis abiertos labios y mí pipa, que no podía estar más hinchada y dura. A la vez mí hijo sabía manosearme el culo con un vicio impropio de un chico de su edad. A cada lametón me sentía más excitada, sollozando contra la almohada, apretando los puños en la sabana, notando cómo mí chocho chorreaba jugos cómo una fuente, sin poder evitar que mí coño se moviera solo, buscando el contacto de la lengua de mí hijo.
Teniéndome cogida así cómo si fuera su manjar me levantó en vilo por las nalgas, para poder comerse mejor mí chocho todo abierto, metiéndome toda la lengua, haciéndome sollozar cómo si me matara, notando su lengua cómo me devoraba cómo si fuera un hambriento, haciéndome correr en su boca, frotando el coño en la boca de mí hijo, sin ningún pudor. Perdí la cuenta de cuantos orgasmos conseguí sintiendo cómo su lengua lamia cada pliegue de mí chocho ofrecido.
Ángel teniéndome así cogida con las nalgas en vilo, encajo su boca en mí ofrecido chocho, pasándome toda la lengua de arriba abajo, igual que hizo con Luisa la vecina dos días antes.
Sin ninguna prisa lamió mis hinchados y abiertos labios, bebiéndose mis jugos cómo si fueran un néctar exquisito. Sin poder resistir la excitación ni disimular más con Ángel, agarré la cabeza de mí hijo, y froté mí chocho todo ofrecido contra su hábil boca que me estaba matando de placer, por cómo sabía lamerme el ladrón, volviéndome loca de placer.
A cada lametón yo gemía de gusto cómo una guarra, haciéndole ver cómo me tenia de entregada y excitada—Slurppp...—Aaahhh...—Slurppp...—Ooohhh...mmm—Slurppp...—Aaaggg...sí—Ángel excitado por mis morbosos gemidos y por cómo yo le frotaba el chocho contra su boca de forma compulsiva y morbosa, me cogió la pipa entre sus labios, estirándola y chupándola cómo si fuera un caramelo.
Al sentirme comida así de bien, froté con más intensidad mí chocho contra su boca, abriendo mis muslos al máximo, perdiendo el control por cómo me comía tan bien la pipa, corriéndome en su boca sin parar, incitándolo a que no parase de hacerlo, hablándole de forma lasciva y morbosa
—Aaahhh...aaahhh...oh cariño...aaahhh...aaahhh...sí...ooohhh...oooggg toma mí chocho aaahhh...que lengua tienes nene...Ooohhh...sí comete mí chocho así—
Ooohhh mamá que chocho tan rico que tienes mmm...tienes la pipa muy hinchada...mmm—Ooohhh....sí....ooohhh...sí chupa mí pipa así cariño...ooohhh...me matas de placer...oooggg...oooggg...mi pipa si cométela todaaa...más sí...me corrooo sin parar, que bien me comes la pipa ¡¡ LADRÓN!! ...toma mis jugos cariño...ooohhh...no paro de correrme.
Mi hijo viéndome tan excitada con todo mí chocho encajado en su boca, se puso de pie en la cama, y sin soltarme me clavo toda la polla en mí abierto coño de una embestida, arrancándome un gemido cómo si me matara, al sentir su polla clavada en el fondo de mí coño, follándome así, casi en vertical— ¡¡ AAAHHH...AAAHHH...!! En esa postura con mis muslos hacia arriba totalmente abiertos, notaba la verga de mí pequeño clavarse más adentro que nunca. Ángel también lo notó haciéndomelo saber, que así me la clavaba mucho más y mejor—OOOHHH MAMÁ...—OOOHHH CARIÑO...—ASÍ TE LA CLAVO TODA...OOOHHH MÁS RICO...—AAAHHH CARIÑO ME LA ESTÁS CLAVANDO TODAAA...SÍ—QUE CHOCHO TAN RICO TIENES TÓMALA TODA ASÍ...HASTA LOS HUEVOS...OOOHHH...
En esa postura tan obscena veía cómo mí hijo me empalaba con su gruesa verga, dura cómo una piedra, notando cómo me llenaba todo el coño, sacándola del todo para clavármela toda en cada embestida, arrancándome mi hijo gemidos y sollozos morbosos en cada clavada, empapándole la polla de mis jugos y pidiéndole que no parara de follarme así de bien—AAAHHH...AAAHHH...CÓMO ME FOLLAS ASÍ, ME LA ESTÁS CLAVANDO TODAAA ....AAAHHH SÍ, FOLLA EL COÑO DE MAMÁ ASÍ, MÉTEMELA MÁS CARIÑO...OOOHHH.
Excitado por mis gemidos mí hijo me la clavó toda, hasta que nuestras pelambreras se unieron, notando sus huevos en los labios de mí coño, frotando mí hijo su pelambrera con la mía, de forma muy excitante, notando su polla toda clavada follándome cómo nunca me había follado antes nadie.
A cada embestida mí coño soltaba jugos sin parar, haciendo un chapoteo la polla de mí hijo al clavármela, que me excitó hasta la locura.
Yo estaba disfrutándolo sin pudor ninguno, incitándolo a que no dejará de follarme, perdiendo casi el sentido de cómo me la clavaba de bien—. Aaah...Aaah...nadie me ha follado así nunca cariño...Oooh. noto tu polla en el fondo del chocho mí vida...cómo follas a mamá...AAAH...AAAH se te está poniendo más gorda, llename de leche cariño, folla así el chocho de mamá...¡¡LADRÓN!! me corrooo, lléname de leche...AAAH...AAAH...me matas de placer, me corrooo sin parar— ME CORROOO MAMÁ, TOMA MÍ LECHE MAMÁ GUAPAAA...ME CORRO EN TU COÑOOO SÍ TÓMALA TODA YAAA...
Después de esta tarde, la relación con mí pequeño cambió, volviéndome una mamá más perversa y dominante para placer de ambos, espero contároslo en una próxima ocasión.
Un saludo desde España.