Mi hijastra 2
Como terminé de follar a mi hijastra
...su mano en la entrepierna. Me quedé mirando fascinado a esa preciosidad mientras se masturbaba con mi polla enterrada en su boca.
-Me toca cariño-le dije mientras la le quitaba el short con manos impacientes, todavía con mi pene en su boca, se resistía a soltarlo, pero necesitaba ver ese coñito. Apareció ante mi en todo su esplendor, un poco de bello oscuro parecía señalarme el camino. Me quedé fascinado mirändola, ese cuerpo joven, perfecto, ese vientre plano, pero sobre todo ese coñito sonrosado, ya hinchado por la excitación, y brillante por la humedad de sus fluídos.
Quería comer esos pechos como dos frutas maduras, pero su coñito parecía llamarme. Ahí estaba ella, con las piernas bien abiertas, uno de sus dedos jugando con el clítoris, y esa mirada, entre desafiante y burlona.
No lo pensé más, enterré mi cara entre sus piernas perfectas, agarrándola de las caderas, levantándola levemente para poder introduci mi lengua en la entrada de su vagina, saboreando su jugo, para después lamer freneticamente su clítoris, arrancándole un suspiro de placer.
-Si papi, que bueno, me gusta
Aceleré mi ritmo, ayudándome de dos dedos para abrir bien los labios y así poder acceder a su clítoris. Sus gemidos aumentaban de intensidad rapidamente. Empezó a convulsionar, anunciándome la proximidad de su orgasmo.
-Si, joder, me corro, no pares, más rápido-dijo mientras agarraba mi cabeza, enterrándola más a fondo entre sus piernas. Apenas podía respirar, mi lengua jugaba en la cavidad húmeda de su vagina. Mi nariz frotaba su clítoris.
Noté un chorro caliente empapar mi lengua, se estaba corriendo con un suspiro de placer, pero para mi no era suficiente, quería que gritara de placer, así que agarré su pecho derecho y lo retorcí con fuerza. Un grito, mezcla de dolor y placer se escapó de su garganta.
-Ahh!!!Joder!!,que coño haces...-empezó a protestar, pero yo ya me había incorporado y acallaba sus protestas con un beso, mientras la atraía hacía mi, penetrándola de una vez. Su coño estaba tan lubricado que me enterré hasta el fondo, convirtiendo sus protestas en un sonoro gemido de placer.
Comencé a penetrarla violentamente, con una mano en su cadera y otra agarrada a su pecho maltratado. Ya no protestó, sólo me miraba como retándome a sacársela, con sus coloradas de excitación, el pelo pegado a su frente perlada de sudor, era una diosa, y me la estaba follando.
Aburrida de ser sumisa, me empujó con sus manos, tirándome boca arriba sobre la alfombra. Me cogió tan de sorpresa que mi cabeza golpeó contra el suelo con un sonoro "toc".
-Te gusta mi coñito, papi, te gusta?-me preguntó mientras se colocaba con las piernas abiertas encima de mi cabeza, las manos en la cadera, desafiante.
-Me encanta nena, lo follaría hasta reventarlo.
Con una sonrisa en sus labios se puso en cuclillas sobre mi cara.
-Si lo quieres, lámelo.
No hizo falta que lo repitiera dos veces, agarrándola por las nalgas, comencé a lamer ese coñito empapado de sexo, pasando mi lengua a todo lo largo de su raja. Que rico, que hermoso. Ella mientras miraba al techo, agarrándo sus pechos con ambas manos. Su corrida me llegó de improviso, empapando todo mi rostro.
-Aggh, !!, papi, eres un comecoños increible.- y sin mediar palabra echó su cuerpo hacia atrás, agarró mi pene palpitante y se lo introdujo de golpe.
No pude evitar soltar un grito de placer, al sentir mi miembro tan a dentro de sus entrañas. Estaba en el paraíso, viendo a esa diosa cabalgar sobre mi verga al límite de excitación.
Inclinándose sobre mi me besó en la boca, sin parar de cabalgarme, aumentando su ritmo. Busqué con mis manos su trasero, tanteando la entrada de su ano, empecé introduciendo un dedo lentamente, al no recibir muestra de rechazo por su parte fuí sacándolo i metiéndolo rítmicamente.
Su cabalgada aumentó el ritmo, yo introduje dos dedos, al principio ligeramente, para después enterrarlos más profundamente.
-Ahhh!!Dios, me duele!!-protestó. Pero la conocía, y sabía que me estaba provocando.
-Pues pienso meterte algo más grande por ahí, si quieres.
Acercó su boca a mi oido, y casi en un susurro me dijo:
-Si tu no lo haces, encontraré quien lo haga.
-Joder nena, mira que eres puta-le grité mientras me la sacaba de encima de un empujón.
Empezó a reirse, desnuda, en el suelo.
-Venga papi, dame una lección. Castígame.
-Como quieras, ahora verás.-repliqué.
Agarrándola de la cintura la puse boca abajo, levantando su trasero, agarrando sus manos a la espalda, con la cara contra el suelo.
Agarré con la mano libre mi polla tiesa, introduciéndola en su vagina empapada, mientras con mi dedo pulgar hurgaba en su culito hambriento, escupiendo sobre el para lubricarlo. Saque mi pene de su coño y empecé a introducirlo en su ano lentamente, pero estaba muy cerrado.
-Joderr!!, duele -gritaba María.
Necesitaba relajarla un poco, si no sería imposible. Todavía con la punta de mi pene dentro de su ano empecé a masajear su clítoris con violencia, como a ella le gustaba. El efecto fue inmediato, empezó a gemir de gusto, jadeando con la cara contra el suelo. Cuando le vino el orgasmo, noté relajarse su ano, momento que aproveché para metérsela hasta el fondo, de una sóla embestida.
-AHHH!!!,duele, jodeeer, que dolor.-gritó, mientras sus ojos se anegaban en lágrimas.
Me asusté de verás, pensando que le habría desgarrado el ano. Mi polla no es descomunal, pero sus 19 cms y sobre todo su grosor, hacía que me temiera lo peor.
-Lo siento nena, ahora te la saco-le dije asustado.
-Si me la sacas te mato, fóllame el culo, reviéntamelo, me encanta.
-Pero no te duele?-le pregunté alucinado con su respuesta, porque podía ver claramente sus ojos llorosos.
-Claro que me duele, pero la sensación de sentir tu polla dentro de mi es increible. No pares.
Alentado por sus palabras empecé a moverme, introduciendome más profundamente si cabe. La agarré por el pecho con un brazo, mientras mi otras mano buscaba su sexo, bombeándole el culo al mismo tiempo.
Sus jadeos crecieron en intensidad, su cuerpo se derrumbó sobre mi polla como un muñeco al llegar el orgasmo. Yo también estaba a punto de reventar.
-Nena, me voy a correr en tu culito.
-No papi, quiero que te corras en mi coño, tomo pastillas no te preocupes, quiero sentir su leche en mis entrañas-diciendo est se separó de mi, desprendiéndome de su culo con un sonoro "ploff".
-Vamos papi, ven, préñame-me dijo tumbándose delante mía con las piernas abiertas.
Me eché sobre ella, introduciendome dentro de ella suavemente, estaba empapada. Sus brazos me rodearon, pude sentir sus pechitos apretarse contra mi, sus caderas moverse debajo mía, buscando mi pene, buscando sentirme. Nuestras bocas se unieron en un beso deseperado. Notaba su excitación, nuestros cuerpos pegajosos, su vientres arquearse debajo mía. Una última arremetida profunda, intensa.
Grité, claro que grité de extasis, inundando su interior.
Nos quedamos inmóviles, respirando el aliento del otro. Un ultimo beso, un suspiro, mientras notas latir su corazón acelerado. Me separo, sintiendo una nostálgia inmensa al hacerlo, pero con la promesa de volver a subirse a esa noria, de volver a sentir el paraiso.
No tendré que esperar mucho, ya está otra vez sobre mi, besándome. Empiezo a subir otra vez, al cielo.
Espero os haya gustado. Lamento el corte, pero era un relato muy largo, no quería dejarme nada. Espero vuestros mensajes a mi correo, cuanto más excitantes mejor. Gracias.