Mi hija se confiesa

después de haberla visto cojiendo con dos extraños la espere en casa, la enfrenté y ella me contó casi todo.

MI HIJA SE CONFIESA.

Cuando Paola entró yo la esperaba sentada en unos de los sillones de la casa. Cerró la puerta con llave y se fue en dirección a su habitación.

-De dónde venís?-le pregunté. Ella se dio media vuelta y me vio.

-Ay ma, me asustaste. Que hacés ahí?

-Te estaba esperando. Quiero saber de dónde venís.

-Salí con Pablo, te dije que iba a salir con él.

-No, me dijiste que ibas a la casa de una de tus amigas-al darse cuenta de que había metido la pata Paola se puso muy nerviosa. No pensé que fuera a ser tan fácil-Es la primera vez que lo haces?

-Que te miento?

-No. Te pregunto si es la primera vez que vas a ese edificio abandonado a estar con hombres- sus ojos se abrieron a más no poder.

-No se de que me hablás.

-No me mientas más. Te vi salir de ahí y cambiarte en una plaza. Sacarte una peluca colorada y cambiarte la ropa.

Ya resignada se acercó más a mí y se sentó en un sofá frente a mí.

-Me gusta mucho el sexo- me confesó sin anestesia- No es la primera vez que lo hago.

No terminaba de salir de mi asombro ante su confesión.

-Quienes eran los tipos con los que estabas?

-Conocidos de Pablo. Ellos me dieron algunas clases de apoyo por algunas materias que me estaban costando.

-Me imagino que Pablo no sabe nada de todo esto.

Antes de cada respuesta suya se anteponía un pequeño silencio.

-Si, el sabe todo. Es mi novio porque se lo pedí. No quería que nadie en el barrio hablase mal de mi. Si me veían con él pensarían que estábamos juntos. Pero lo quiero, es muy bueno conmigo.

-Con él también cojes?

-Si.

-Con él fue tu primera vez?

-Si.

-Y qué pasó después para que llegaras a esto.

-No se. Me empezó a gustar mucho. Un día...

-Que? Dale hija, teneme confianza, soy tu madre.

(le pedí a mi hija Paola que ella misma relatara con sus palabras todo lo que sucede una vez que descubre lo mucho que le gusta el sexo)

Cada vez que nos veíamos con Pablo terminábamos teniendo sexo. Un día fui a su casa y él no estaba. Laura (la mamá de Pablo) me dijo que si quería podía esperarlo en su pieza. Fui hasta allá y como la computadora estaba prendida me puse a tontear un rato. Estaba conectada a internet. Habían varias ventanas con páginas porno abiertas. Me dio mucha risa. Habían fotos de mamadas, de dobles penetraciones, de acabadas. Estaban buenas, me estaban calentando un poco. Abrí una ventana y era su cuenta de correo electrónico. Estaba en un mensaje con fotos que le había mandado Rodrigo, su mejor amigo. Las vi y salí de ahí. Me fui hasta la bandeja de entrada y me puse a ver sus "asuntos". Uno de esos mensajes decía "Te enteraste lo de la vieja de Paola?". Sin dudarlo abrí ese mensaje y lo leí. Rodrigo le contaba a Pablo que había escuchado hablar a su mamá que mi vieja se cruzaba muy seguido a la casa de Lorenzo. Lorenzo es un vecino nuestro, todos lo conocen como Loro. Mi vieja y él estuvieron saliendo un tiempo pero terminaron. A mi no me caía muy bien, me parecía muy mirón. Mi vieja me había prometido que no iba a volver a salir con él. Cuando Rodrigo se enteró de esto fue a espiar por el patio la casa de Lorenzo, ya que el patio de la casa de Rodrigo da al patio de la casa de Lorenzo. En fin, Rodrigo decía en el mail que como estaba tan caliente con mi vieja fantaseaba que a lo mejor podía verla cojiendo con Loro. Una noche esperó y esperó hasta que escuchó ruido y se asomó. Mi vieja estaba en la pileta con Loro isn la parte de arriba del bikini chupándole la pija. Viste Pablo que no sos el único del barrio que se cojió a esa viejita puta? Decía el mail. No lo podía creer. Mi novio y su mejor amigo fantaseaban con mi mamá, la consideraban una puta y encima mi novio... se la había cojido!!! Salí de su habitación y él justo venía por el pasillo. Me quedé inmóvil viéndolo hasta que se acercó a mi, me tomó del brazo y nos metimos a su pieza. Me empezó a abrazar y a dar besos.

-Para, salí- del dije empujándolo.

-Qué pasa? No te hagas ningún drama, mi vieja recién se va. Nos dejó solitos.

-Tu vieja se fue y vos te cojiste a la mía?

-Qué?-me dijo él riéndose. Le mostré el mail de Rodrigo y apenas lo vio, sin leerlo se dio cuenta de todo-La puta que lo parió-dijo y se sentó en su cama.

-Te la cojiste-le dije en tono de afirmación.

-Si, es cierto.

-Te la seguis cojiendo?

-No! Fue un par de veces nada más.

-Un par de veces nada más??!!!!

-Para, pará. Que planteo me venís a hacer si vos cojes con el que querés? Salis con tus amigas y terminas clavada por cualquier nabo.

-Estamos hablando de mi vieja boludo.

Después de decirle eso salí de su habitación y de su casa. Fui hasta la mía, mi mamá todavía no había llegado. Me encerré en mi pieza y ahí me quedé dormida. Al otro día tenía que ir al colegio. Me levanté más temprano de lo habitual para no encontrarme a mi mamá. Cuando salía de mi casa, mi vecino Lorenzo se iba a trabajar. Me quedé mirándolo hasta que subió a su auto y se fue. Cuando salí del colegio llamé a mi mamá para avisarle que me iba a la casa de una amiga y que llegaría más tarde. Efectivamente fui a la casa de mi amiga y allí me quedé hasta que se empezó a poner de noche. Después me fui hasta la casa de Lorenzo. Cuando llegué tuve cuidado de que nadie me viera y golpeé la puerta. Enseguida vino él a abrirme. Grande fue su sorpresa al verme ahí parada. Lo saludé y le pregunté si me invitaba a pasar. Cuando estuve adentro él me preguntó.

-En qué te puedo ayudar Pao?

Lorenzo (Loro) es un hombre mayor, tiene casi la misma edad que mi mamá. Divorciado dos veces y sin hijos. Tenía fama de Don Juan. Él y mi mamá habían salido por tres o cuatro meses. Era atractivo, en cierta forma. No era de esos hombres con barriga, se mantenía en forma aunque siempre decía que no practicaba ningún deporte. Tenía el cabello blanco y negro y se veía muy fuerte, sus manos eran bien grandes.

-Quiero saber si te seguis cojiendo a mi vieja-le pregunté sin rodeos. Se vio muy sorprendido por mi afirmación y no dijo nada. Después de retomar el aliento me invitó a sentarme.

-Porqué no te sentás y yo preparo algo para que tomemos? Querés?

El se fue a la cocina como huyendo de todo. En ese momento no supe que más hacer. Le repetí lo mismo a gritos desde la sala, esta vez con forma de interrogación. No hubo respuesta. Me levanté un poco la pollera del colegio y me bajé la bombacha que traía puesta hasta que cayó a mis pies. Saqué uno de mis pies por uno de los agujeros de la pierna y la otra la dejé como estaba. Loro volvía de la cocina sin decir nada y con la cabeza gacha. Cuando vio mi bombacha en mis pies se frenó de golpe. Levanté ese pie y le tiré la bombacha. Pegó en su estómago y cayó al piso. Me acerqué a él.

-Todavía me acuerdo cómo me mirabas cuando íbamos a la pileta veces o cuando yo salía de la ducha o a la mañana cuando pasabas la noche en casa y yo me levantaba medio dormida a desayunar... con poquita ropa- le decía mientras lo tocaba. Acariciaba su rostro, su rostro firme y rasposo por su barba. Llevaba una camisa negra con un botón desabrochado y se veían algunos de sus pelos en su pecho. Podía olerlo. Olía como ninguno con los que había estado, olía a macho, a hombre. Acaricié su pecho y me acerqué a su boca con mis labios, rozándolo apenas- En ese tiempo no me gustabas, me parecías una mierda, pero ahora que veo que te seguis cojiendo a mi vieja... me calentás Loro- mi mano izquierda bajó hasta su entrepierna y apreté con fuerza su verga mientras lo besaba mordiendo sus labios también. El me apartó con fuerza agarrando de los brazos.

-Ya está Paola, te fuiste al carajo. Es mejor que te vayas.

-Que pasa? No te gusto Loro? Tu chota se está poniendo dura y no piensa lo que acabas de decirme. Tu chota se calienta.

Me acerqué otra vez a él. Me puse de espaldas y me afirmé contra él. Me incliné un poco y paré mi culo y lo refregué contra su pija que se estaba poniendo muy dura. Me puse otra vez recta y tomé una de sus manos y la puse en uno de mis cachetes. Sus manos ásperas se quedaron ahí tocándome suavemente. Inmediatamente me di media vuelta y nos besamos apasionadamente. Sus manos fueron hasta mi culo y se perdió la suavidad. Ahora apretaba mis cachetes con fuerza como estrujándolos. Su lengua rozaba mis labios y se encontraba con mi propia lengua. Nuestra saliva también se juntaba, todo se iba poniendo más húmedo. Mientras las manos de Loro seguían en mi culo, las mías abrieron su camisa y empecé a besar su pecho repleto de pelos. Sus manos levantaron falda y dejaron al descubierto mi juvenil orto. Una de mis manos fue otra vez hasta su pija. Ahora estaba muy dura. La saqué del pantalón tan rápido como pude y la sentí en mi mano. Estaba tan caliente. La empecé a pajear un poco. Me acercaba a ella con mi cuerpo y me aprisionaba bien. Por fin, ni pude más y bajé mi vista para verla. Cuando la vi en mi mano mi conchita empezó a gotear. Sin pensarlo me agaché un poco y empecé a tragarla. La mamaba rápidamente. Loro gemía y repetía "no Dios". La lamía como un helado. Tiré el cuero para atrás y vi su cabeza roja y algo húmeda. Me puse de rodillas, abrí mi boca bien grande y la fui metiendo toda de a poco. Toda su chota se perdió en mi boca. Tengo esa "habilidad" de que puedo tragarme una pija, claro si no es exageradamente grande, quedando solamente los huevos afuera. Cuando Loro vio que me la había tragado toda se hizo un poco para atrás y agarró su verga apuntándola para otro lado.

-Te va a saltar?-le pregunté.

Apenas pudo hacer un gesto afirmativo con la cabeza. Todavía de rodillas me acerqué hasta él y le agarré la verga apuntando hacia donde él apuntaba. El sacó su mano. Quería ver su acabada bien de cerca. La leche le saltó y fue a parar a un par de cerámicas más allá en el piso. Lo seguí pajeando un poco más y me volví a meter su pija en la boca hasta dejarla bien ensalivada, quitando todo resto de semen. Loro me ayudó a levantarme y me empezó a comer las tetas y con una de sus manos se fue debajo de mi faldita y me empezó a tocar la concha.

Dos de sus dedos abrían mis labios vaginales y esto me hacía estremecer por completo. Un tercer dedo entró en la labor jugando con mi clítoris y metiéndose muy poco por mi conchita que derramaba líquido sin poder parar. Mis gemidos y quejidos le hacían ver me gustaba sobremanera su trabajo. Su mano salió de mi conchita para ir por mi muslo hasta mi colita. Su otra mano la acompañó y mientras nos empezábamos a besar apasionadamente él apretaba ambos cachetes de mi culo. Me fue empujando hasta la sala y me tiró en el sofá. Se puso de rodillas frente a mi y me hizo abrir las piernas apoyándolas en una mesita que estaba ahí. Otra vez sus dedos jugaron con mis labios. Acercó su cara a mi entrepierna y sentí los latigazos de su lengua en mi conchita primero y después más arriba en mi clítoris. Con sus dedos jugaba todo alrededor y también en mi clítoris.

Ante mis alaridos de placer me dijo que no gritara tanto y volvió a su labor. Ahora usaba también sus dientes y mordía mis labios y rozaba con ellos mi clítoris. Le pedí que no parara y en ese momento se paró, agarró su pija casi desde los huevos y la acercó a mi conchita. Jugueteó un poco rozándome con ella y después sí la clavó. La fue metiendo de a poco y yo sentía cómo mi dilataba concha se abría para recibirla. Cuando estuvo toda adentro me mordí los labios imaginado lo que vendría. Él se vino hasta mi y me besó. Pude probar de sus labios el sabor de mis jugos vaginales. Empezó un movimiento de mete saca lento y viendo que me gustaba y que lo aguantaba aceleró su ritmo hasta que se podía escuchar el golpeteo de sus huevos cerca de mi culo y el choque de nuestros cuerpos exagerado por mi humedad que también se mezclaba en ese hermoso sonido. Al cabo de unos minutos más y sin preguntar acabó dentro mío con una última y fuerte embestida y un grito. Salió de encima mío y se fue a un costado del sofá, se recostó ahí y lo seguí acostándome sobre su pecho sudado. Nos quedamos así un rato más y después me ayudó a salir de su casa para ir a la mía y mentirle a mi mamá sobre el lugar en el que había estado... una vez más claro.

Eso fue lo que me contó mi hija, claro que sin tantos detalles, aquella noche. Mi boca abierta hablaba por sí sola. No supe qué decirle, si retarla o qué hacer y la mandé a su cuarto a dormir.

-Claro, vos podés ser todo lo puta que quieras pero yo no- me dijo mientras se iba a su cuarto. Pasaron dos días y ni siquiera nos hablamos. Por fin tomé la posta y le expliqué cómo habían sido las cosas con Pablo. En forma de broma le dije aquello de que me había sorprendido lo bien que me había cojido y al comentárselo a él que me había dicho que tenía una gran maestra y ahora sabía quien era. Sonrió tímidamente y empezamos de a poco a hablar las cosas. Le dije que era un camino complicado el que podía tomar, que podía cometer errores que luego lamentaría.

Ella me dijo que se cuidaría y que sólo trataba de disfrutar. En su forma de hablar y de pensar me reflejaba yo cuando tenía su edad. Entendí que no era nada tan grave. Era una chica lo suficientemente madura como para entender los peligros. Le pedí que ante cualquier duda me consultara sin temor, que teníamos que reforzar la relación y hacerla más honesta. A la semana siguiente llegó a casa con un piercing en la lengua. Me dijo que a los hombre les gustaba eso en la lengua cuando les chupaban la pija. Casi me caí al suelo escuchándola hablar con tanta sinceridad.

Si quieren pueden escribirme a mi mail ; pame_laputa@hotmail.com . O bien al de mi hija Paola; paoloba_82@hotmail.com .