Mi hija, la muy puta

Un padre descubre por casualidad que su hija es una puta y se excita viendola trabajar.

Basado en una historia que leí o escuche hace tiempo, no sé si realmente paso o se trata de una leyenda urbana. Espero que os guste:

Me llamo Juan, tengo 43 años, buen físico y hago suficiente deporte para mantenerme, soy ejecutivo de una importante empresa, bueno, importante después de la fusión. Mi mujer, Beatriz, que os voy a contar de ella, la conocí cuando tan solo tenia 17 años, yo tenia 18, nos casamos a los dos años y tuvimos a nuestra hija cuatro años después. Mi hija, Paula, pues acaba de cumplir 19, es una preciosidad, casi como volver a ver a mi mujer con su edad, la verdad al ser hija única la tenemos un poquito mimada, pocas veces le hemos negado algún capricho, eso sí, a cambio le exigíamos buenas notas.

Fue justamente después de firmar la fusión que mi jefe nos invito a los directivos que la habíamos materializado a una fiesta, yo no quería ir por que ya conocía el tipo de fiestas que le gustaba organizar a mi jefe, pero no hubo manera de negarme.

La fiesta era en la suite de un hotel con varios salones y dormitorios, súper-lujo.

Después de cenar en uno de los salones, pasamos a otro donde estaban las bebidas, entonces el jefe dijo aquello de "ya mismo empezara la fiesta", fui un momento al baño, justo en el momento en que tocaban a la puerta, cuando salí del baño la luz del pasillo estaba apagada, como desde el salón llegaba la luz suficiente no la encendí, escuche voces de mujeres en el salón, claro, ya había empezado la fiesta y una fiesta para mi jefe significaba putas, cuando estaba apunto de entrar en el salón vi que una de las putas era mi hija, retrocedí por el pasillo y me encerré en uno de los dormitorios.

Sentado en la cama me decía a mí mismo que no podía ser, debía ser una chica que se parecía a mi hija, yo había bebido más de lo que pensaba y la había confundido con ella, claro, por que iba mi hija a hacer aquello si no le faltaba nada.

Salí a la terraza, no demasiado convencido de lo que me estaba imaginando, desde la oscuridad de la terraza podría ver como aquella chica tan solo se parecía a mi hija, fui bordeando la terraza hasta llegar al ventanal que daba al salón de la fiesta, a unos tres metros del ventanal, alejado de la luz que salía por este para que no me viesen, desde la oscuridad espié el salón, había cinco chicas, es decir hubiésemos tocado a dos por puta.

La chica que yo quería ver estaba de espaldas a mí tonteando con dos de mis compañeros, las otras también estaban con dos, menos la que estaba con el jefe, que al no estar yo, se había quedado con una para él solo.

En circunstancias normales yo también estaría tonteando con alguna de las chicas, desde luego no haría nada con ellas, como máximo la dejaría que me hiciese una felación, más que nada por no desentonar en la fiesta. Pero si de verdad esa chica era mi hija yo no podía entrar en esa habitación.

Seguía de espaldas a mí, uno de los que estaba con ella la besaba en el cuello mientras le toqueteaba el culo por encima de la minifalda, el otro por como movía sus manos le estaba tocando las tetas, ella a su vez le estaba tocando el culo al que la besaba el cuello y le acariciaba el pecho al otro. Los otros hacían más o menos lo mismo con las otras chicas.

Pasado un rato una de las chicas se aparto de los que la acariciaban, las demás la imitaron, hicieron que todos los hombres se sentasen, supongo que en algún momento alguien había puesto música, desde donde estaba no oía nada, las cinco comenzaron a bailar frente a ellos, tenían ensayada una pequeña coreografía, se fueron girando para menear sensualmente el culo delante de mis compañeros. Ahora la tenia de frente y la veía claramente, era Paula, ya no me podía seguir engañando.

Sentí la tentación de entrar en el salón hecho una furia, soltarle dos bofetones a mi hija y llevármela de allí, pero siempre he sido un hombre muy cauto, pensé en lo que pasaría luego, que le tenia que decir a mi hija, con que cara volvería a mi trabajo y sobre todo como se lo podía contar a mi mujer, si Beatriz se enteraba de a que se dedicaba nuestra hija caería enferma. Creí que lo mejor seria volver a la habitación y permanecer encerrado hasta que acabase todo, luego hablar con Paula en casa y con tranquilidad, convencerla que dejase ese mundo.

Pero mis pies no se movían seguía clavado en la terraza, espiando como mi hija se iba despojando poco a poco de la camisa sin dejar de bailar, parecía que se divertía haciendo aquel streeptease, después de la camisa, otra vez de espaldas a mí, cayo la mini falda, luego el sujetador y por fin las bragas, las cinco quedaron totalmente desnudas casi al mismo tiempo, más o menos tenían la misma edad, seguro que ninguna pasaba de los veinte años y todas eran muy guapas, pero sin duda Paula era la más guapa, no por que lo diga yo, también mis compañeros era la que más señalaban y a la que parecían comerse con los ojos.

Siguieron bailando unos minutos y después se acercaron con movimientos sensuales donde estaban sentados mis compañeros, se arrodillaron frente a ellos y comenzaron a tocarles la entrepierna, incluso desde donde yo estaba se notaba el bulto que formaban sus pollas en los pantalones, me di cuenta de pronto que yo también estaba empalmado, me dio un poco de miedo haberme empalmado observando a mi hija, por que era la única a la que le prestaba atención.

Vi como fue desbrochando el pantalón de uno y otro, saco sus pollas y las masajeo durante un tiempo, la verdad no sabría decir si habían sido segundos o minutos, luego poco a poco fue desnudando a uno y otro entre besos, toqueteos y lametones. Me sorprendió ver que estaban muy bien coordinadas, ya que las otras cuatro también los habían desnudado por completo, por los gestos que les hicieron, y por que todos se levantaron obedientemente y se dirigieron a los baños, supongo que los mandaron a lavarse antes de comenzar con la fiesta, ellas también fueron a lavarse, recordé que había dejado cerrada la puerta de la habitación, por suerte disponían de otros tres baños y no creía que ninguno fuese a tratar de acceder por la terraza a esa habitación por que hacia bastante frío como para pasearse desnudo por una terraza.

La primera en regresar al salón fue justamente Paula, se acerco al ventanal y se quedo mirando a la terraza, por supuesto cuando se acerco yo busque el rincón más oscuro de la terraza detrás de unas macetas para que no pudiese verme, estaba divina ahí de pie completamente desnuda, llevaba los pelos del coño finamente recortados, tan solo una línea del grosor de un dedo coronaba su monte de venus, sus tetas firmes y altivas con unos pezones oscuros apuntando ligeramente hacia arriba, mi polla luchaba por salir de su encierro ante esa visión.

Pasado un rato apareció en el salón uno de mis compañeros, se acerco a mi hija por detrás y pasando sus manos por debajo de los brazos de Paula, que se había puesto con los brazos en jarras, le comenzó a sobar las tetas, estaba seguro que su pene debía estar rozando, o tal vez presionando, la raja del culo de mi hija, ella sonreía al parecer complacida por las atenciones a las que estaba siendo sometida.

Al cabo de muy poco tiempo fueron apareciendo todos los demás en el salón. Una de las chicas cogió un bolso grande y lo dejo abierto sobre una mesita al lado de los sofás, todos fueron ocupando los sofás formando de nuevo pequeños grupos con una chica y dos tíos, menos mi jefe que seguía solo con una, comenzaron de nuevo los besos lametones y caricias entre ellos. Paula estaba sentada, espatarrada, con un tipo lamiéndole el chocho mientras el otro la besaba desde las tetas hasta las orejas, pasando de vez en cuando por sus labios, tenia una mano en la cabeza de él que la lamía como animándole a que siguiese y lo hiciese con fuerza, mientras con la otra estimulaba el pene del otro, vamos que lo estaba pajeando.

Yo me había acercado al ventanal nuevamente, sin poder evitarlo, para ver lo que sucedía lo mejor posible, con cuidado de no ser visto.

El que Paula estaba pajeando se puso de rodillas sobre el sofá y le acerco la polla a la cara con la clara intención de que ella le hiciese una mamada, ella aparto enseguida la cara, le dijo algo y le señalo el gran bolso que su compañera había dejado abierto sobre la mesita, el tío obedientemente fue hasta el bolso y saco de este una caja de preservativos, mientras tanto Paula había apoyado las dos manos en la cabeza del que le comía el chocho y le decía algo, supuse que algo así como "que bien me lo chupas, sigue harás que me corra".

El otro tipo había sacado un preservativo de la caja, que dejó junto a Paula, y después de ponérselo volvió a acercar la polla a su cara, en esta ocasión ella en lugar de apartarse le agarro la polla y comenzó a lamérsela en toda su longitud, luego se la metió en la boca y comenzó a succionársela, debía hacerlo muy bien por que él había cerrado los ojos con una cara de placer muy explicita.

Él que le siguió a lo suyo hasta que pude ver como Paula convulsionaba la pelvis pegando su coño con fuerza a la cara del tío mientras con una mano lo apretaba con fuerza, luego se relajo y le soltó, ¡joder! ¡Acababa de ver a mi hija teniendo un orgasmo! ¡Y hasta en eso se parecía a su madre!.

Él tipo se levantó cogió un condón y después de colocárselo se acerco a mi hija, supuse que iba a follarsela, me equivocaba, también quería que se la mamase, mi hija al ver sus intenciones dejo la polla que estaba chupando, hizo que los dos se sentasen en el sofá y arrodillada en medio fue chupando y pajeando alternativamente las dos pollas que tenia para ella. ¡Vaya! ¡Que practica tenia! era capaz de mantener excitadas al máximo dos pollas a la vez, bueno dos no, tres, por que la mía estaba tiesa como un palo en mi mano, no podría decir en que momento me la había sacado del pantalón, de vez en cuando trataba de mirar a las otras chicas, queriendo convencerme a mí mismo que no estaba excitado por ver a mi hija, pero no lo conseguía, por cada segundo que miraba a las otras me pasaba al menos cinco minutos observando a Paula.

Uno de los que estaba con Paula de pronto note que se estaba corriendo, lo hacia en la boca mientras ella se la chupaba, aunque claro, toda su leche quedaría atascada en el preservativo, me sorprendí pensando que me hubiese gustado ver la cara de mi hija manchada por los chorros de leche, al otro no le faltaba demasiado para correrse, y de hecho se reflejo el orgasmo en su cara, a los pocos segundos de que Paula había comenzado a chuparsela, seguía masajeando lentamente la polla del que antes se había corrido, luego siguió masajeando con sus manos durante un tiempo las dos pollas.

Luego ella se apartó un poco, para volver casi al momento junto a ellos llevando algunas servilletas de papel, se arrodillo de nuevo junto a ellos les quito los condones y les limpio las pollas con las servilletas concienzudamente, seguro que no les quedo ni una gota de semen.

Una vez limpios hizo que se separasen, para sentarse entre los dos y seguir jugueteando con ellos, uno de ellos le comento algo al otro, el otro respondió y le hizo un gesto que yo entendí como que era una maravilla, enseguida el primero que había hablado se levanto hizo que Paula abriese las piernas y se zambullo entre ellas buscando con su boca el coño de mi hija, ella se echo a reír y, bueno, yo no sé leer los labios, pero estoy seguro que les dijo algo así como que si seguían así la harían perder el control, por supuesto que al oír esto el que estaba entre sus piernas pareció dedicarse a su tarea con mayor ahínco.

Fue genial ver de nuevo la cara que ponía Paula mientras le lamían el chocho, aunque de vez en cuando la cabeza del otro me la tapaba, mientras se ocupaba de chupar sus tetas, tuve que cambiar de lugar para tener una mejor visión. No sé, tal vez este tipo le chupaba el coño mejor que lo había hecho él otro, o tal vez fuese por que ella estaba más excitada, pero lo cierto es que parecía que Paula disfrutaba mucho más en esta ocasión, incluso le coloco las piernas sobre los hombros y con ellas tiraba de él queriendo sentir su boca aplastada sobre su coño. Cuando Paula comenzó con las convulsiones de su orgasmo yo también expulse chorros de leche, me la había estado meneando sin darme cuenta.

Luego de un rato de carantoñas entre ellos Paula le coloco un condón a uno de ellos, se sentó sobre él y lentamente fue meciéndosela, desde mi poción veía como aquella polla iba desapareciendo entre los labios del coño de mi hija, aunque no demasiado bien por que ella estaba de espaldas a mí, ella a la vez estimulaba con una mano la polla del otro. Todos los demás también estaban follando con sus putas, no tenia ni idea de si habían empezado al mismo tiempo o no, pero por lo que había visto casi seguro que sí, por que ellas con maestría iban dirigiendo la orgía desde que había empezado.

El polvo con Paula fue largo, no me extrañaba demasiado, después de haber hecho que se corriese una vez era normal que ahora durase, ella cabalgaba sobre la polla del tío como una consumada amazona, ¡joder! ¡Lo que debían estar disfrutando esos cabrones con mi hija! A pesar de estar en la terraza y de que hacia bastante fresco se me había vuelto a poner la polla como un garrote. Dentro él que follaba con Paula debía haberse corrido por que ella fue disminuyendo la velocidad de la follada, tal como hacia su madre cuando sentía mi leche, quedo cuando Paula se quito de encima lo dejo a un lado y sin perder un momento le coloco un preservativo al siguiente y se coloco sobre él, esta vez para mi regocijo se coloco dándole a él la espalda, y por lo tanto ofreciéndome a mí una visión inmejorable de sus tetas y su coño, esta vez se la metió de un movimiento rápido, pensé que debía estar próxima a correrse y no quería perder esa excitación, se meneaba arriba y abajo con los brazos extendidos hacia atrás apoyándolos en el respaldo del sofá, el tío la tenia sujeta por las caderas ayudándola a subir y bajar, su polla debía salir hasta casi escapar del coño de Paula y luego la hacia bajar hasta meterla toda. La cara de mi hija era todo un poema, la muy puta estaba disfrutando como nunca hubiese imaginado que pudiese hacerlo, de vez en cuando quitaba una de sus manos del respaldo y la llevaba a su coñito para estimular su clítoris, yo por mi parte me la estaba meneando de nuevo, sin poder ni querer evitarlo.

Me di cuenta del preciso momento en que Paula se corría, las contracciones de su coño al correrse debieron hacer que el tipo también se corriese, por que lo hizo casi al momento. Luego ella se dedicó a retirarles los condones y limpiarles las pollas, tal como había hecho la primera vez hasta dejarlas como si nada hubiese pasado, se coloco entre los dos y comenzó a jugar tiernamente con las dos pollas en sus manos, estaban flácidas y los tíos debían de estar agotados, por que tan solo le lanzaban una caricia de tanto en cuanto a Paula. Mire un momento a las otras y estaban haciendo lo mismo.

Con tiernas caricias fueron consiguiendo que todas las pollas fuesen ganando de nuevo en dureza, hasta alcanzar la suficiente como para colocarles de nuevo un preservativo, y de nuevo volver a excitarlas con sus labios para conseguir una nueva erección, cuando consiguieron tener todas las pollas duras de nuevo escuche, era la primera vez que escuchaba algo por lo que la chica debía haber gritado bastante alto, "Vamos a por el fin de fiesta".

Rápidamente descubrí que era para ellas un fin de fiesta para ellas, iban pasando de un tío a otro se metían la polla y le daban cinco o seis metidas y sacadas antes de pasar al siguiente, lo hacían casi como si de un ballet se tratase, en ningún momento había lío entre ellas y ninguno de los tíos recibía mas que otro.

Mi jefe debió encontrar muy acogedor el chochito de Paula, por que la segunda vez que ella paso por encima de él la agarró por las caderas y evito que ella se fuese, supongo que Paula tenia claro que aquel tipo que la sujetaba era el que pagaba por que otro le había hecho lo mismo poco antes y ella se había desprendido hábilmente de él, ahora sin embargo se quedo follando sumisamente con el que la sujetaba, a pesar de la cara de fastidio de los demás.

Yo me corrí viendo como mi hija follaba con mi jefe, luego poco a poco todos fueron descargando el semen que les quedase, entre los últimos mi jefe, lógico, estaba a punto de cumplir los cincuenta y los demás apenas rebasaban los cuarenta.

Luego las chicas, después de besar uno por uno a todos, se vistieron, recogieron sus cosas y se fueron, esta vez, supongo que por que ya habían cumplido y se iban a ir ni tan siquiera les habían quitado los condones.

Vi que ellos se los iban quitando y comenzaban a vestirse, entonces regrese en silencio a la habitación, como si tal cosa salí de ella y me dirigí al salón, procurando poner cara de recién levantado dije al entrar:

-Vaya, me eche un momento en la cama y debo haber echado una siesta de media hora.

-¡Joder! Pues para haber dormido media hora te has perdido una fiesta de dos horas y media. (dijo uno)

-¡Y menuda fiesta! ¡La rubita estaba de vicio! ¡Si ella quisiera le pondría un piso! (Exclamo otro. La única rubia de todo el grupo era Paula)

-¡Me cago en la leche! (Exclame) ¿Cómo me lo he podido perder?, soy un desastre en cuanto bebo un poco duermo como un lirón.

Todos rieron mi comentario, me despedí y salí de la habitación. Durante el trayecto hasta casa pensé que era una suerte que tan solo uno de ellos trabajase en la misma oficina que yo, los demás trabajaban en filiales de otras ciudades, por lo que el riesgo de que me viesen junto a mi hija y la reconociesen no era mucho. Por otro lado pensaba en que debía hacer con mi hija, como podía comentarle que la había visto durante aquella fiesta y que no estaba de acuerdo en que se dedicase a aquel tipo de negocios. Cuando llegue a casa y tras comprobar que Paula también estaba allí, caí rendido en la cama y en pocos minutos me dormí.

CONTINUARA ....