Mi hermoso clítoris (4)

Mi adorado clítoris está muy solicitado, aunque yo no se lo dejo lamer a cualquiera… Primero la mujer que me lo quiera saborear tiene que pasar una entrevista rigurosa y si me convence entonces mi clítoris es todo suyo, puede hacer con él lo que quiera

Soy estudiante de medicina, estoy ya en último curso y tengo un secretito bien guardado que poca gente sabe…  para pagarme los estudios alquilo mi sexo por un módico precio… Pues sí, se me ocurrió el día que me di cuenta que mi clítoris causaba estragos en las mujeres…

Tengo un clítoris según mis lamedoras, muy rico y sabrosito; es enorme y rosadito, es precioso, y con solo mirarlo entran deseos de metérselo en la boca y hacerle de todo, mordisquearlo, chuparlo, lamerlo, succionarlo y sentir como aumenta de tamaño y se endurece en la boquita… Me hubiera gustado ser contorsionista para llegar a comérmelo yo también.

Mi adorado clítoris está muy solicitado, aunque yo no se lo dejo lamer a cualquiera… Primero la mujer que me lo quiera saborear tiene que pasar una entrevista rigurosa y si me convence entonces mi clítoris es todo suyo, puede hacer con él lo que quiera…

Os voy a contar algunas experiencias muy gratificantes que he tenido hasta ahora… Hubo una vez, una hermosa mujer con unos sensuales labios gruesos y suavecitos y una lengua incansable que me hizo disfrutar de lo lindo…

Cuando me levanté la falda y me abrí de piernas para mostrar mi mercancía, por cierto no llevaba braguitas, y ella me vio lo que asomaba por allí abrió los ojos como platos, no podía creerse lo que veía, era impresionante, y todo para ella, así que no perdió el tiempo y fue directa a disfrutar de mi conchita mojadita bien depiladita, de mi fabulosa protuberancia de placer famosa y sabrosita y de mis juguitos deliciosos.

Me lo comió todo tan bien que me corrí 3 veces seguidas y le regalé todos los jugos que pude; la verdad es que se los ganó, me hizo sentir tanto placer que se lo recompensé con varias corridas abundantes y desde luego que las disfrutó, se lo bebió todo, no dejó ni una gota… Tengo que decir que si se portan muy bien con mi cosita yo soy muy agradecida… Ella quería más y más, pues con sus manos en mis glúteos y su boquita bien pegada a mi sexo no se separaba ni un segundo, era feliz con mi botoncito atrapado en su boquita,  y no quería soltarlo. Entonces yo le dije:

  • Mi amor, ya no hay más líquidos ni flujos, me has dejado seca mi vida, otro día más, ok?

  • Un poquito más por favor…- me suplicaba…

Y siguió chupando. Yo estaba de buenas, así que le dejé saborear mi cosita un ratito más… No os he dicho que puedo correrme muchísimas veces, soy insaciable… así que al cabo de un poco ya estaba otra vez preparada para volver a darle lo que más quería. Ella no se cansaba nunca de lamer mi conchita, ni de jugar con mi hinchadísimo y apetitoso clítoris, lamiéndolo y mordisqueándolo suavemente como un caramelito, para luego meterme su lengüita en mi vaginita que por cierto ya estaba chorreando demasiado néctar, y como no, estallé de puro placer en su boquita. Le chorreaban líquidos por la comisura de los labios, ya no le cabían en la boca, la estaba inundando de mis jugos, parecía que no se acababan nunca, como una fuente que no para de manar agua, y entonces yo le susurré:

- Cariño no quiero que te atragantes… respira un poquito…

Pero ella seguía tragando y tragando mis deliciosos juguitos sin parar, se mojaba toda la carita en ellos y al final con la lengua se relamía gustosa, no quería desperdiciar ni una gotita de su manjar preferido.

  • Ahora ya sí, mi amor, se acabó por hoy… Me ha encantado correrme en tu boquita tan calentita, eres magnífica, una de mis favoritas…

  • Gracias mi vida, ya sabes que me encanta comértelo todo, eres deliciosa, me tienes hechizada desde el momento que he visto tu maravilloso clítoris asomando imponente y erecto entre tus piernas diciéndome: “cómeme”. Ya no deseo saborear otra cosa que no sea tu vulvita con tus exquisitos jugos.

  • Cielito no te preocupes, que para ti siempre voy a tener juguitos, nunca vas a pasar hambre…

  • Eso espero, los necesito como el aire que respiro… tu sexo me vuelve loquita…

  • Lo sé mi amor, lo sé…

En otra ocasión, me alquilé a dos mujeres a la vez… Imaginaos dos lenguas chupando, mordisqueando y lamiendo a la vez… Una gozada! Os lo aconsejo, quien no lo ha probado no sabe lo que se pierde… Mientras una lengua me succionaba mi imponente clítoris, la otra me lamia el ano y se introducía bien profundamente en mi vagina… obligándome a emanar más y más flujos que salían disparados a borbotones, chorros de flujos resbalaban por mis muslos y todavía no me había corrido…

Me untaron con mermelada de fresa por toda la conchita, y se la comían como posesas. Yo ya solo hacía que segregar jugos que se mezclaban con la mermelada y saliva, y este manjar era rápidamente tragado por mis dos hermosas princesas de traviesas boquitas, que no paraban quietas y me volvían loquita… Al final no pude aguantar más y me corrí… fue impresionante el orgasmo que me provocaron, casi me desmayo del gustito, noté hasta que se me nublaba la vista y casi perdía el conocimiento… fue apoteósico!!

Las dos querían tragárselo todo y yo les decía:

  • Tranquilas preciosas,  tengo juguitos para todas, creedme…

  • Sí, sí, sí!! yo los quiero!! - contestaban las dos al unísono…

Y era verdad, con mis corridas se podía alimentar a un regimiento, tenía líquidos de sobras para todas, aunque estuvieran muy hambrientas… Así que se estuvieron un buen rato comiéndome todo, lamiéndome de arriba a abajo, en círculos, de todas las maneras posibles, como buenas chicas; tenían toda la cara empapada de mis flujos y no se cansaban nunca de chupar y tragar y lo hacían de una manera tan delicada y suave que me provocaron otro orgasmo más, y otro… Que delicia!! Cuando empezaron a insistir que querían más les dije:

  • Preciosas, es que no puede ser, lo tenéis que entender, tengo a más gente esperando y ellas también tiene derecho a comérmelo todo, verdad?

  • Sí, si, claro tienes razón amor… pues danos hora para mañana ya!!

Por hoy aquí se acaban mis andanzas lujuriosas. Otro día os cuento más anécdotas, tengo muchísimas… ;)