Mi hermano y su marido: Capítulo 6

Durante el fin de semana con los amigos de su hermano y su cuñado, Rodri tiene por primera vez sexo gay

RODRI

Nunca había estado en aquella parte de la ciudad antes, donde se encontraba el chalet donde pasaríamos aquel fin de semana. Aquel par de horas que duró el trayecto desde la casa al chalet fue... interesante. Sí, mi hermano Tomás y yo teníamos una relación cercana y ya lo había pillado siendo follado por su marido un par de veces (algo difícil de evitar con los tres compartiendo un apartamento tan pequeño) pero esta vez follaron justo a mi lado, en el asiento trasero del coche, con sus dos colegas sentados delante y bromeando sobre el asunto.

Ver que sus amigos bromeaban sobre el tema y se reían me hizo reír a mí también, aunque tenía que hacerlo en silencio ya que mi hermano estaba hablando con mis padres. ¿Qué era sino gracioso? Bueno, en cierto modo era morboso también.

Sí, mi hermano era un puto cerdo, pero tuve la sensación de que el verdaderamente pervertido era mi cuñado Óscar. Parecía ser el que siempre apretaba las tuercas e iba un paso más allá. El que lo llevaba hasta el límite. Mientras se follaba a Tomás en el asiento trasero, no dejaba de abrir sus piernas, dándome pequeños golpes, demasiado involucrado en su misión de follarse a mi hermano como para darse cuenta.

Se que podía parecer un gilipollas, pero he de decir que admiraba los cojones que tenía. Visualiza lo que quiere y va a por ello, lo consigue. Aquello me hizo querer acercarme más a él, saber de él, incluso imitarlo en cierto modo.

Al dejar atrás un cartel que nos daba la bienvenida a la zona donde se encontraba el chalet, Santi nos dijo que ya casi habíamos llegado. Pasamos por un pequeño pueblo y, en pocos minutos, llegamos al chalet de los padres de Santi. Era más pequeño de lo que pensaba y tenía una apariencia bastante rústica, pero comparado con el piso que compartía con mi hermano y Óscar, eso era una mansión.

-La cocina y la habitación de invitados están abajo -dijo Santi dándonos un pequeño tour-. Rodri, espero que el sillón sea lo bastante grande.

-No te preocupes -Asentí. Ya que era la única persona soltera, me había tocado a mí el sillón, igual que en casa de mi hermano-. A estas alturas he olvidado lo que es dormir en una cama.

-El baño está arriba, al lado de la habitación principal -añadió Santi mientras su novio Roberto subía el equipaje a su habitación-. No es muy grande, pero espero que os guste.

-¿Estás de coña? Es increíble. Gracias por invitarnos. Yo voy a ir a mear -Óscar subió las escaleras, consiguiendo adelantarme para entrar al baño. Después del camino en coche, todos parecíamos deseando entrar al baño.

Óscar salió de nuestro piso con unos pantalones cortos y nada más, y poco después aquel era el uniforme que todos llevábamos. Vi a todos quitarse las camisetas y los zapatos, y yo los imité. Después de mear y pedir la contraseña del wifi, cada uno cogió algo para beber y nos fuimos al salón. Me senté en el sillón al lado de Tomás y Óscar, mientras que Roberto se sentó en un asiento individual y Santi se sentó sobre sus piernas.

-Un brindis por haber llegado sanos y salvos -dijo Roberto.

-Y un brindis por conocer a gente nueva -dijo Santi guiñándome un ojo.

-Brindo por eso -sonreí y di un sorbo-. Muchas gracias por invitarme, chicos.

Después de una semanas como un solitario graduado de la carrera, agradecía sentir que estaba haciendo amigos nuevos por fin.

-No las des -dijo Santi-. Eres guay para ser hetero.

-Gracias... ¿supongo? Creo que eso era un cumplido -reí.

-Dale un tiempo. Tal vez no sea tan hetero como crees que es -dijo Roberto, meciendo a su novio sobre sus piernas.

Sonreí y bebí de nuevo, viendo como ambas parejas se abrazaban, se besaban y pasaban sus manos por los cuerpos desnudos de sus respectivos novios.

-No lo considero ser gay o hetero -dije recordando lo que Rodri, la chica de la cafetería, había dicho: “me va todo el que me haga disfrutar de un buen rato.”

-Como la chica a la que conocí -añadí-. Digamos que acabamos saliendo, y nos gustamos mucho, y tres meses después de salir me dice que es trans y que tiene polla. No rompería con ella, es una gilipollez.

-Y si te quisiera follar, ¿la dejarías? -preguntó Santi.

-Si tú puedes aguantar que te follen tampoco debe ser muy difícil -le vacilé, haciendo que todos se rieran.

-Cabrón -se rió y se agarró el paquete-. Ven y te voy a enseñar lo que vale un pelo.

-Relajate cari -dije bromeando-, lo único que nos puedes enseñar es a aguantarla bien.

Todo el mundo volvió a reír, incluido Santi.

-Lleva mucho tiempo juntándose con vosotros -dijo Santi dirigiéndose a Tomás y Óscar-, le habéis enseñado demasiado.

Nos quedamos sentados durante una hora en aquel salón tan acogedor, dedicándonos a beber y hablar. Era genial, me recordaba a mi tiempo en la universidad, solo que no teníamos que esconder el alcohol.

Pasado un tiempo, ambas parejas comenzaron a ponerse más calientes. Todos estaban más ocupados besándose que hablando, y podía ver cómo sus manos iban al interior de los pantalones del otro de vez en cuando para calentar más el ambiente.

-Creo que deberíamos echarnos una siesta para aguantar esta noche -dijo Roberto, con sus manos acomodadas por la parte trasera de los pantalones de su novio, estrujándole el culo.

-Me sentaría genial una siesta -dijo mi hermano en un gemido, a mi lado, mientras su marido le daba besos en el cuello. Podía ver el empalme que tenía Tomás en los pantalones, necesitaría descargar más que una siesta.

-Vale, una siesta y después iremos a dar un paseo y a cenar por ahí -dijo Roberto mientras Santi se levantaba, ambos luciendo sus erecciones también.

Ambas parejas se fueron a sus respectivos dormitorios y yo me tumbé en el sofá. No estaba cansado. Estaba tentado de ir por mi cuenta a dar aquel paseo, pero la cobertura por aquella zona era bastante inestable y no quería arriesgarme y acabar perdido sin saber dónde coño estaba.

Después de un par de minutos mirando el móvil intentando encontrar algo entretenido en lo que malgastar el tiempo, podía oír a mi hermano y a Óscar dándole al tema en la otra habitación. Por los gemidos fuertes de “fóllame, joder”, podía adivinar que, efectivamente, Óscar se lo estaba follando otra vez.

-Dos veces en un mismo día -pensé-, no está mal.

Como de costumbre, ninguno de los dos parecía preocuparse por lo ruidosos que eran. Ya era incapaz de quedarme dormido, pero aquello era solo una distracción más. Miré hacia abajo y me di cuenta de que la polla se me había puesto dura al oír los sonidos de sexo salvaje entre otras personas.

-Necesito una ducha fría -pensé de nuevo, y me quité los pantalones cortos y fui hacia el baño desnudo.

Asumí que, al haber subido a follar, no había moros en la costa y no me encontraría con nadie en el camino. Lo que no sabía es que Santi estaba en el baño, y la puerta no estaba cerrada con pestillo.

-Vaya, buenas -dijo con una sonrisa cuando entré, viendo mi polla apuntar hacia el techo.

SANTI

Tomás y Óscar era dos de mis personas favoritas con las que pasar el tiempo. Roberto y yo no éramos amigos de ninguna otra pareja gay cuando los conocimos en un bar local gay. La intención era relacionarnos con gente del colectivo y ser solo amigos, pero no nos hizo falta mucho para ver lo sexualmente activos que eran Tomás y Óscar, y nos encantaba. Empezamos a jugar juntos, follando unos al lado de otros o cambiando parejas de vez en cuando.

Cuando me enteré de que el chalet se quedaba libre aquel fin de semana, mi plan era que los cuatros tuviéramos mucha diversión de la caliente y sexy. Tomás invitando a su hermano parecía algo que me jodería el plan, pero no quería decirle que no a mis amigos. Por suerte, Rodri me caía tan bien como su hermano, y no me molestaba tener a un buenorro alrededor.

Decía que era hetero, pero al parecer para los chavales de hoy en día eso significa “soy hetero pero me como una polla si me apetece”. Si el futuro pintaba así, esperaba no perdérmelo.

Cuando mi novio sugirió ir a echarnos una siesta por la tarde, sabía exactamente lo que estaba buscando. Podía sentir su polla dura bajo mi culo mientras me movía sobre sus muslos, hablando con el resto de chicos en el salón. Yo estaba igual de caliente después de aquel numerito que Óscar y Tomás habían formado en el coche. Si Rodri no estuviera ahí, estoy seguro de que habríamos follando en el salón nada más llegar, pero con él alrededor no quería tentar a la suerte. Al mismo tiempo, parecía tener la mente quizás demasiado abierta...

Cuando Roberto y yo subimos las escaleras, fui directo al baño para refrescarme rápido. Por alguna estúpida razón, se me olvidó echar el pestillo de la puerta. Menos mal que no estaba haciendo nada, tuve suerte. Y más suerte tuve de que el que entrase fuese Rodri, completamente desnudo y empalmado.

-Vaya, buenas -dije sonriendo sin intentar cubrir mi propia desnudez-. ¿No puedes dormir?

-Que va, venía a darme una ducha.

-¿Te mantienen despierto Tomás y Óscar o qué? -me reí. Los oía follar como monos incluso desde arriba. Parecía que gritaban cada vez más.

-Sí, pero eso ya es típico -sonrió, ignorando el hecho de que estaba delante de mí completamente desnudo y empalmando. Tengo que admitir que cada vez me gusta más el chaval.

-¿Por qué no te vienes con Roberto y conmigo a la habitación? Solo estamos viendo la tele -mentí.

-¿Qué estáis viendo, Dos pollas y media? -su sentido del humor no era demasiado bueno, no se puede ser perfecto en todo.

-Estamos viendo “Follándome al hermano pequeño de mi amigo”, la primera parte -devolví la broma sin gracia, mirándole fijamente a los ojos.

-Bueno, me doy una ducha y allí me tenéis.

No me hizo gracia tener que darle la oportunidad de que se le bajase la erección y que se pusiera ropa, pero no había mucho que pudiera hacer. Fui a la habitación y salté al lado de Roberto, que estaba también desnudo.

-Cambio de planes -le dije-. Rodri no puede dormir así que va a venir a ver la tele con nosotros.

-¿No querías que te follara? -preguntó mi novio, dándome un beso y apretando su dedo corazón contra mi agujero.

-Quizás todavía quiero.

Cuando escuchamos la ducha parar, Roberto cogió sus calzoncillos del suelo pero le frené en seco.

-Vamos a quedarnos desnudos -dije, y le sonreí con picardía.

Rodri pegó en la puerta y entró a la habitación. Se le había bajado la polla, pero me sorprendió que entrase desnudo. Su pelo largo, que tenía sujeto en un moño hasta ahora, le llegaba a la altura de los hombros, completamente empapado en agua. Tenía el pelo castaño claro, al igual que el de la polla.

-¿Qué estáis viendo? -preguntó y se tiró sobre la cama a mi lado.

-Un película de Marvel -dijo mi novio.

-Guay.

Pretendí prestar atención a las explosiones que ocurrían en la pantalla, mientras me acurrucaba al lado de mi novio y, suavemente, recorrí su torso y su brazo con mis dedos. “Esto mola”, pensé. Sí, mi lado sucio invitó a Rodri con la esperanza de que algo más sexual pasase, pero estar tumbado, en medio de dos buenorros, era relajante. Ni siquiera había notado que Rodri empezó a acariciarme el brazo.

-¿Qué? -preguntó cuando lo miré- He hecho de sujetavelas todo el día, necesito mimos también.

-Ven -tiré de él hacia mí y pasé mi brazo sobre sus hombros. Continué acariciando a mi novio por un lado, y ahora a Rodri por otro.

La cama no era tan grande como para meternos los tres. Nos manteníamos apretujados, cada vez más juntos, aunque tenía la sensación de que haríamos lo mismo aunque la cama fuese gigante. Mientras seguíamos manteniendo el contacto corporal, nuestras piernas rozaban juntas. Podía notar la energía sexual de aquellos hombres, inundaba la habitación. Cerré los ojos y me dejé empapar de aquella sensación, inspiré profundamente y cuando volví a abrir los ojos, estaba completamente empalmado.

Los mimos continuaron, sin que nadie hablase. Roberto lentamente acariciaba mi cuerpo con su mano izquierda, hasta que llegó a mi polla y le dio un apretón. Empezó a pajearme suavemente, de arriba a abajo. Cuando comencé a echar precum, cogió un poco con su pulgar y se lo llevó hasta la boca.

Los sonidos de Óscar y Tomás en el piso de abajo se hacían, cada vez, más fuertes, podíamos oírlos por encima del sonido de la tele. Tal vez se habían dado cuenta de que Rodri ya no estaba abajo, o simplemente les importaba todo una mierda. Después de una explosión más fuerte de lo normal en la tele, Roberto bajó el volumen y se pudo escuchar al hermano de Rodri gritar “Dios, revientame el culo!”.

Mis sentidos estaban despiertos, llenándome de placer. El sonido de los chicos follando. Ver a aquello dos tíos atractivos tumbados uno a cada lado de mí. La manera en la que la piel se sentía bajo mis dedos. El olor del champú de Rodri mezclado con el olor a macho de mi novio. El sabor a... me lamí los labios, me preguntaba a qué sabría.

Me incliné hacia mi izquierda, con la intención de besar a Rodri. Me moví despacio para darle tiempo de apartarse si quería, pero no lo hizo. Ambos cerramos nuestros ojos y movimos las lenguas en el interior de nuestras bocas, intercambiando saliva y lamiéndonos los labios.

Era maravilloso. Había besado a un montón de hombres, pero este fue especial. Tal vez porque era hetero, tal vez porque era el hermano pequeño de uno de mis mejores amigos, o a lo mejor porque estaba buenísimo. Sonreí cuando nos separamos, y estaba encantado de comprobar que mi beso le había despertado la polla.

Miré a Roberto, que sonreía incitándome a más. Tal vez Rodri me dejara chuparle la polla mientras Roberto me follaba. Fui a besar ahora a mi novio, y Rodri siguió acariciándome la espalda.

Apunté al bote de lubricante que estaba en la mesita de noche al lado de Roberto, y este me lo pasó. Nadie dijo nada. Había un acuerdo silencioso de lo que iba a ocurrir. Eché un poco de lubricante en mi mano y comencé a restregármelo por el culo.

Me moví para acercar el culo a Roberto cuando noté el brazo de Rodri alrededor de mi cintura. Suavemente me estaba empujando hacia el con su brazo derecho, mientras se pajeaba con el izquierdo. Lo miré y él dirigió la mirada a su polla, como diciéndome “es tuya”.

Me tumbé sobre mi estómago en mitad de la cama y levanté mi culo en el aire. Rodri pareció captar el mensaje. Se puso sobre mí, empujando un poco a mi novio a un lado, y meneó su polla un par de veces más antes de empezar a metérmela.

-¡Dios! -grité, rompiendo aquel silencio sepulcral.

-¿La has metido por el culo alguna vez? -susurró mi novio, mirando directamente a Rodri.

-No -susurró de vuelta Rodri.

-Tienes que hacerlo más lento -le instruyó mi novio, aún susurrando, como si nos estuviésemos escondiendo de alguien. Roberto me acariciaba la espalda mientras notaba cómo Rodri metía poco a poco toda su polla en mi culo, con cuidado.

-Ufff -solté en un gemido cuando la noté toda dentro.

-Ahí está -Roberto le dio una palmada en la espalda a Rodri.

A partir de ese momento, Rodri empezó a embestirme, empezando lento y suave y, gradualmente, aumentando la velocidad. Tal vez no tendría la polla más grande del mundo estando flácida, pero joder, era enorme cuando estaba empalmada. Por suerte, tenía razón cuando dijo que podía aguantar cualquier polla.

Me puse de rodilla, y cuando Rodri cogió el ritmo follándome a perrito, ahí es cuando las cosas fueron a mejor. Cogió un ritmo rápido, se le notaba confiado, dándole a mi hoyito lo mejor que había recibido recientemente.

-Mmmm joder -dije suavemente.

-Ya está relajado, puedes ir fuerte -dijo Roberto animando a Rodri-. No te preocupes por él, puede aguantarlo.

No hacía falta decírselo dos veces.

¡ZAS!

Me pegó un guantazo en el culo y comenzó a follarme más fuerte.

-¡Dios sí! -dije más fuerte esta vez.

-Sí, ¿te gusta? -decía gimiendo.

-Me encanta.

¡ZAS! Otro guantazo.

-¿Te gusta? -me tiró del pelo.

-¡Joder sí! -repetí, cada vez más fuerte, y escuchamos a Tomás desde abajo de las escaleras gritar “¡Joder sí!” también.

Me preguntaba si podían oírnos tan bien como nosotros los oíamos a ellos.

-Sí, claro que te gusta, te encanta -Rodri tiró de mi pelo más fuerte.

¡Otro guantazo!

Le daba guantazos a mí culo mientras cogía velocidad de nuevo, follándome todavía más agresivo. No lo esperarías de un chaval tan joven y mono como él, que parecía que no había roto un plato en su vida, pero estoy seguro que viviendo con Tomás y Óscar había aprendido algunos trucos.

Roberto había terminado de guiar a Rodri. Se puso de rodillas enfrente de mi y me metió la polla en la boca.

-Sí joder, fóllale la boca tío -gimió Rodri, mientras metía sus dedos junto a la polla en mi culo.

Todo aquel sonido que estábamos emitiendo era lo suficientemente fuerte como para que no se escuchara la tele.

-Sí, te gusta que te follen por el culo y la boca, ¿verdad, maricón? -gritó con confianza Rodri.

-Mhm -intenté asentir con la polla de mi novio en la boca y mi nariz hundida en su pubis.

-Claro que sí, cerdo de mierda -Rodri continuó diciéndome cosas mientras me follaba cada vez más fuerte.

-Estoy a punto -dijo Roberto después de un rato.

-Sí, joder. Yo también estoy a punto. Vamos a corrernos al mismo tiempo tío.

Ambos empezaron a follarme más fuerte en ambos extremos. Aunque Rodri me estaba reventando, el verdadero reto era aguantar la polla de mi novio en la boca sin arcadas y sin atragantarme. Cerré los ojos al notar que se me saltaban las lágrimas, y comencé a pajearme yo mismo, ya que había tenido la polla dura todo el rato.

-Me corro tío. Le voy a preñar el culito.

-Preñale tío. Yo también estoy a... joder, joder. ¡JODER!

-Dios tío dale de comer. Dios, trágate la leche maricón. Dios.

Mientras mi culo y mi boca estaban siendo rellenados de leche simultáneamente, yo solté mi corrida sobre las sábanas elegantes y caras de la cama de mis padres.

Pocos segundos después, una gran explosión inundó la pantalla del televisor. No pudimos evitar reírnos mientras nos dejábamos caer cada uno en su lado de la cama, pegados y sudando.