Mi hermano y su marido: Capítulo 5
Rodri se va de viaje con su hermano, su cuñado y dos amigos de estos. En el coche, las cosas se calientan, y óscar se folla al hermano de Rodri justo a su lado.
Aquí os dejo el quinto capítulo de "Mi hermano y su marido".
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¡Disfrutad!
RODRI
-¿Rodri? ¡Rodri! -gritó el camarero.
Me acerqué y eché mano del vaso de plástico, cuando noté los dedos de alguien rozando mi mano. Una chica estaba aguantando el vaso al mismo tiempo que yo.
-Es mío -dijimos los dos a la vez.
-¿Descafeinado con leche de almendra y caramelo? -dijo el camarero, leyendo la nota que iba pegada al vaso.
-Vaya, perdona, resulta que sí es tuyo -sonreí y le dejé que tomase el vaso.
-Rodri. Negro con canela -dijo el camarero.
-Y ese debe de ser el tuyo -dijo la chica sonriendo mientras yo cogía el café-. Joder, negro. Tienes que necesitar mucha cafeína para aguantar eso.
-La necesito -dije sonriendo.
La persona que estaba detrás de mi avanzó en la cola, empujándome y haciendo que quedase más cerca de aquella chica.
-Me llamo Aurora -debió ver mi mirada de confusión ya que Aurora no tenía nada que ver con Rodri-. Me dicen Rodri por mi apellido, Rodriguez.
Ah coño -solté una carcajada-, el mío es más simple, yo soy Rodri de Rodrigo.
-Bueno, Rodri de Rodrigo... encantada de conocerte -dijo sonriéndome antes de marcharse hacia su mesa. Noté un brillo especial en sus ojos, eran marrón oscuro.
Me quedé pensativo hasta que alguien se chocó conmigo. Me di cuenta de que necesitaba apartarme del medio y dejar de molestar a la gente, aquella mañana la cafetería estaba a reventar. Miré alrededor por si había alguna mesa libre. Imposible.
Todas las mesas estaban ocupadas, por una o dos personas. La cafetería estaba hasta arriba de gente, hasta el punto en el que extraños compartían mesa para tener un sitio donde sentarse. Tomando esto como pretexto, era la oportunidad perfecta para aprovechar y sentarme con la otra Rodri.
-¿Te importa que me siente contigo? -pregunté mientras tiraba de la silla libre.
-Claro que no -dijo sonriente.
-No te molestaré si estás ocupada -le dije al ver que estaba leyendo un libro. “Pechugas y huevos” de Mieko Kawakami, leí en la portada.
-¡Para nada! -dobló una esquina de la página donde se quedó y cerró el libro-. Entonces... Rodri de Rodrigo, ¿vives o trabajas por aquí?
-Trabajo cerca, empecé la semana pasada.
-Qué bien, ¿y cómo te va de momento?
-La verdad es que muy bien. La gente es bastante amable. Por primera vez desde que me mudé tengo la sensación de que estoy haciendo algo con mi vida.
-Que suerte la tuya -rió-, yo soy todo lo contrario. ¿Significa eso que te has mudado por aquí cerca también?
-Sí, estoy viviendo con mi hermano y su marido hasta que encuentre algo para mí.
-Pfff, ¿viviendo con familia? Eso puede ser jodido.
-Puede, pero para mi hermano y para mí no. Siempre nos hemos llevado genial.
-Genial entonces.
-¿Y tú qué? -dije antes de darle un sorbo al café.
-Yo soy escritora.
-¡Hostia, mola! ¿Te habré leído en algún lado?
-No a menos que te gusten la erótica gay.
De primeras pensé que estaba bromeando, pero al ver que lo decía completamente en serio sonreí.
-No es mi género preferido -bromeé-. Pero le preguntaré a mi hermano y su marido, a ver si te conocen.
Ambos tomamos un sorbo de nuestras bebidas, mirándonos en una especie de ligoteo visual. Al menos por mi parte.
-No quiero ser descarado pero... ¿te van los tíos, las tías,...? -me lancé al río.
-Me va todo el que me haga disfrutar de un buen rato -dijo mientras jugaba con un mechón de pelo.
Pasamos la media hora siguiente hablando y conociéndonos mutuamente. Aurora se había mudado a la ciudad hace seis meses, así que teníamos mucho de lo que hablar cuando se trataba de experiencias similares, especialmente lo difícil que era hacer nuevos amigos.
-Ya ves -dije-. Conocí a un chaval en el gimnasio con el que he estado quedando de vez en cuando. Excluyéndolo a él, solo me relaciono con mi hermano y mi cuñado. Todo el mundo en mi trabajo me saca mínimo veinte años.
-Unas personas que conozco van a celebrar una fiesta el finde que viene, ¿te apetece venir?
-Me encantaría -contesté emocionado-, pero mi hermano y mi cuñado se van de fin de semana con un par de amigos y dije que iría. Pero a lo mejor todavía puedo echarme para atrás...
-No, no. Ve y diviértete. Ya quedaremos cuando vuelvas.
-¿Lo prometes? -pregunté como un niño pequeño y estiré mi meñique.
-Lo prometo -entrelazó su meñique con el mío mientras sonreíamos.
OSCAR
-Roberto y Santi vienen ya -dijo mi marido mientras leía el móvil.
-Menos mal que hicimos las maletas anoche -dije antes de bostezar y estirar los brazos y las piernas.
Era un jueves por la mañana, y todos habíamos coincidido en coger días libres para pasar aquel fin de semana juntos. Los padres de nuestro amigo Santi tenían un chalet a las afueras de la ciudad que solo usaban para ir de vacaciones, así que Santi decidió invitarnos.
-Me alegro de que no les importase que Rodri venga -dijo Tomás. Estábamos tumbados en la cama en direcciones contrarias. Comenzó a masajear mis grandes pies.
-Por supuesto que no -dije-, cuantos más mejor. Me recuerda a los viajes que hacía con mi padre y sus amigos mientras crecía . Siempre eran divertidos -mi polla se despertó con el recuerdo, y la apreté un poco con mi mano.
-¿Cómo están tus padres?
-Están bien, hoy visitan a mi hermana. Me han preguntado si pueden venir a vernos pronto.
-Claro que pueden. Tu padre se ha puesto buenorro, ¿ha estado yendo al gimnasio?
-Sí -dije tentando a mi marido-. ¿Quieres polla de papá?
Empecé a pajearme con la mano derecha, empalmandome rápido. Llevé mi mano izquierda hasta la cabeza de Tomás, y tirando de su pelo lo arrastré hasta mis huevos, donde enterré su cara.
-Mmmm sí -gemí, mientras que me lamía y olía los cojones. Abrí mis rodillas lo máximo que pude, mi marido lamía desde mis huevos hasta mi culo, para volver después a mis huevos y trabajosamente meterse ambos en la boca. Me masturbaba mientras él me comía las pelotas, hasta que se cansó y decidió empezar a lamer la punta de mi rabo, que estaba sensible de tato frote. De pronto, su móvil vibró.
-Roberto y Santi están abajo -dijo mientras me meneaba la polla y leía el mensaje-, ¿quieres que terminemos rápido?
-No, déjalo. Vamos a avisar a Rodri y bajamos.
Me levanté, empalmado como estaba me puse unos pantalones cortos de deporte sin nada debajo y cogí mi equipaje de mano.
-Espera -le dije a mi marido-, antes de irnos...
Saqué la pequeña llave del candado de mi bolsillo y le liberé de la jaula que tenía alrededor de la polla. La guardé.
-Eres libre este fin de semana.
Comenzamos a besarnos, mis manos apretando sus glúteos desnudos, y las suyas agarrando mi polla todavía empalmada. Habría seguido así toda la mañana, pero teníamos que salir e irnos.
No tenía puesto nada más que los pantalones cortos y unas chanclas. Iba sin camiseta y sin calzoncillos. Iba a ser un trayecto largo y quería ir lo más cómodo posible. Con nada más que un pantalón de deporte y con un calentón del quince, era extremadamente obvio que iba empalmado, y me daba igual. Bajando las escaleras, mi polla se movía de lado a lado, dándole un espectáculo a los vecinos que nos encontramos mientras bajábamos.
-Venga, entrad -dijo Roberto impacientemente desde detrás del volante, estacionado en el bordillo. Santi estaba sentado a su lado, dejando el asiento trasero a nosotros tres. Por suerte era un coche grande.
Me metí y me senté en el medio, con Tomás a mi derecha y su hermano en mi izquierda.
-¿Qué os ha llevado tanto tiempo? -Preguntó Roberto, mirando hacia atrás.
-Estábamos ocupados, ¿de acuerdo? -sonreí con picardía. Se dio cuenta de mi polla y sonrió también.
-Seguro que lo estabais -dijo, y puso el coche en marcha.
Roberto y Santi eran nuestros amigos con los que jugábamos a menudo. Los habíamos conocido
en el bar de Tomás incluso antes de que comenzara a trabajar allí. Como tal, fuimos cualquier cosa menos tímidos frente a ellos.
El clima era abrasador, incluso con el aire acondicionado encendido. Fue una buena idea no llevar mucho puesto. Sin embargo, una idea menos buena fue sentarse en el medio, ya que era la persona más alta allí. Traté de ponerme cómodo, abriendo mis largas piernas. y empujando a Rodri y Tomás a extremos opuestos del coche, retrocediendo. contra las puertas. Parecían menos cómodos, pero ninguno de los dos dijo absolutamente nada.
-Rodri, es agradable finalmente conocerte -dijo Santi desde el asiento del copiloto. Se dio la vuelta para sonreír a Rodri, luego sonrió y me guiñó un ojo. Roberto y Santi eran súper guapos. A finales de los 20 años, su transición de lindos twinks a hombres guapos iba de maravilla.
-Encantado de conocerte también -dijo mi joven cuñado desde mi izquierda, mientras mi rodilla chocaba con la suya-. Y gracias por invitarme.
Mientras todos en el coche charlaban, comencé a jugar distraídamente con mi bolas. Es algo que tendía a hacer mucho, especialmente cuando usaba pantalones cortos de baloncesto o pantalones de chándal. Eso, combinado con el balanceo del coche, propició que mi polla permaneciera completamente dura todo el tiempo. Pronto había una mancha visible de precum en mis pantalones cortos, mancha que mi marido notó, y agarré mi polla para darle un apretón sobre la fina tela.
-No hay de que -dijo Santi, mirando el camino de frente.
-Estamos felices de tenerte. ¿Tenías algún otro plan?
-Bueno, una chica me invitó a una fiesta -dijo Rodri, mientras su hermano comenzó a acariciarme la polla.
-Ooh, hay una chica -dijo Santi.
-No me lo has dicho. ¿Cómo se llama? -Tomás preguntó, todavía acariciándome, mirando a Rodri.
-En realidad, su nombre es Rodri también. Flipante, ¿verdad?
-Siempre he querido follar con otro Santi -dijo Sawyer-. Ponerme a gritar mi nombre follando. '¡Oh, Santi! ¡¡Oh joder sí, fóllame Santi!! -hizo ruidos porno irritantemente exagerados.
-Estoy seguro de que gritas tu propio nombre follandode todos modos -bromeé, mientras mi marido sacó mi polla y mis cojones fuera del pantalón, dejando la goma debajo de estos, luego me incliné y puse mi polla en su boca justo cuando nos metimos en la carretera principal. Roberto miró el espejo retrovisor y me guió el ojo sonriendo.
Santi y Roberto continuaron interrogando a Rodri durante los siguientes veinte minutos. Durante todo este tiempo, Tomás siguió chupando y acariciando mi polla. Al principio lo hizo suave y lentamente, luego comenzó a ir cada vez más rápido, haciendo ruidos audibles, como arcadas y succionando las babas que se le caían. A medida que se movía para sentirse más cómodo, yo también me moví, empujando mi pierna aún más contra Rodri.
Mientras esto sucedía, Rodri charló con nuestros amigos desde su esquina y apenas se movió hasta que sintió que su teléfono vibraba.
-Es mamá -anunció, y contestó-. Hola mamá -dijo, y habló con sus padres durante unos minutos mientras su mi hermano me chupaba la polla.
-Quieren hablar con vosotros -dijo Rodri.
Ya que Tomás tenía la boca ocupada fui yo quien cogió el móvil.
-¡Oye, Angela! ¿Qué tal? -dije, agarrando a su hijo mayor por el pelo y empujando mi polla profundamente en su garganta hasta que se atragantó y babeó.
Intercambié cortesías con mi suegra durante un par de minutos, hasta que pidió hablar con Tomás.
-Hola, hola mamá -dijo, tragando y limpiando saliva y líquido preseminal de su mentón-. ¿Cómo estás?
Durante esto, tuve una idea. Tomé a Tomás por la cintura y traté de guiarlo a mi regazo. No fue fácil, sentado en el asiento trasero de un coche, pero con algunos movimientos, como si estuviéramos en un puzzle, lo conseguimos. Luego, tiré de la parte posterior de sus pantalones cortos, me lamí los dedos y los puse en el agujero de su estrecho culito, empujando lentamente.
-Estamos bien, mamá. Ya estamos llegando al chaaa-aa-let -la voz le titubeó a Tomás al notar mis dedos penetrándole el culo.
Roberto y Santi me miraron por el espejo retrovisor, sonriendo, y yo les guiñé un ojo.
Abrí mis piernas todavía más, casi rozando los 180º, mientras intentaba meterle la polla a mi marido por el culo conforme iba hablando al teléfono con su madre, y después con su padre. Rodri seguí a mi lado, en su sitio, quieto.
Después de movernos un poco en el asiento, por fin conseguí meterle la polla a Tomás. La zorra de mi marido comenzó a cabalgarme, botando de arriba a abajo tanto como le permitía el techo del coche, inclinándose hacia delante, entre los asientos delanteros.
-No papá, no tenemos barbacoa. Te mandaré una foto si encontramos alguna.
-Ohh, vas a comer mucha carne este finde -bromeó Roberto sin apartar la vista de la carretera.
Un par de minutos más transcurrieron y yo ya estaba listo para rellenar a mi marido. Tomás había empezado a trabajarme la polla aquella mañana, en la cama, antes de salir, y ahora iba a obtener su recompensa. Empecé a gemir como si fuese un toro en una arena, y comencé a taladrarle fuertemente el culo a mi marido, haciendo que el coche entero temblase un poco.
-Vale. Sí, tendremos cuidado. Adiós papá, te quiero.
Cuando Tomás dijo eso, mi orgasmo comenzó y empecé a disparar lefa en el fondo de su agujero. Un trallazo tras otro y tras otro.
-¡Me cago en la puta! -Tomás gritó tan pronto como terminó la llamada. Pasó el teléfono de vuelta a su hermano. Todavía estaba disparando leche dentro de su culo.
-¡Hostia puta! -repitió, con los ojos rodando y poniéndolos en blanco del placer mientras se corría.
Miré al retrovisor, donde vi los ojos de mi marido como si estuviese drogado, y vi la mirada de Rodri observándonos atentamente. Le guiñé un ojo y le lancé un beso a través del espejo.
FIN DEL RELATO
La SEXTA parte, que será publicada la semana que viene, ya está en mi patreon. Si queréis leer los relatos con antelación y tener acceso a relatos exclusivos que no serán publicados aquí, y muchas más ventajas, no dudéis en visitar el enlace que está en mi perfil de autor.
Además he publicado una nueva serie: "Los mejores amigos de papá". En esta serie, Óscar, protagonista de "Mi hermano y su marido" rememora los viajes que hacía en su adolescencia con su padre y los amigos de su padre, donde el principal pasatiempo era el sexo. Esta nueva serie está disponible en los niveles Cachondos divertidos y Pervertidos atrevidos.
¡Muchas gracias por leerme! Si tenéis alguna duda o algún comentario, siempre podéis dejarmelo aquí abajo o escribirme a juanmg121@outlook.es
¡Un beso!