Mi hermano y su marido: Capítulo 4

Rodri queda con su nuevo mejor amigo, Iván, y le ayuda a descargar su leche, mientras que Tomás y Oscar follan en la cama de Rodri

Aquí os dejo el cuarto capítulo de "Mi hermano y su marido".

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¡Disfrutad!

RODRI

La primera semana viviendo con mi hermano Tomás y su marido Óscar pasó muy rápido. Resulta que todas las cosas por las que me preocupaba antes de mudarme con ellos, como compartir un piso tan pequeño, estar molestando todo el dia, etc., no eran un problema. De hecho, me preocupaban más otras cosas, como dónde se encontraba la mejor cafetería del barrio, en que zona se trabajaba mejor, cómo conseguir una rutina en el gym que funcionase para mí, etc. Y luego estaba una cosa bastante grande para mí: cómo hacer amigos siendo adulto.

En cuanto a Tomás y Oscar, estábamos bien. Sí, los veía en pelotas por la casa, pero eso no era nada escandaloso, y menos en verano. Sí, también los había oído follando todas las noches, pero era algo de esperar de dos personas que se acababan de casar, especialmente con su edad. Sin embargo, escucharlos me recordaba lo divertido que sería tener a alguien con quien follar en vez de simplemente pajearme, y me hacía desear encontrar a alguien con quien tener ese tipo de relación.

El domingo antes de mi primer día de trabajo, desperté el último, con Tomás y Oscar sentados ya en la cocina. Oscar estaba en la mesa sentado, solo en calzoncillos, bebiendo café y desayunando cosas ricas en proteína. Mi hermano estaba en suspensorio de rodillas al lado de su marido.

Me pilló un poco por sorpresa verlo de aquella manera, pero no dije nada.

-Buenos días.

-Buenos días -me respondía Oscar, acariciando la barbilla de mi hermano como si fuese un cachorro-. ¿Cómo has dormido?

-Muy bien, gracias. Tengo que asegurarme de tener todo lo que necesito para mañana.

Después de esto comenzamos a hablar sobre trabajo. Me eché una taza de café al mismo tiempo que Oscar chasqueó los dedos, haciendo que mi hermanos se apoyase con los codos en el suelo, dándole el culo a su marido. Mientras hablaba conmigo, Oscar aguantaba su taza con la mano izquierda y empezó, sin dudarlo un solo segundo, a meterle un dedo en el culo a mi hermano con la mano derecha.

Me quedé ahí de pie, escondiendo mi sonrisa con la taza de café mientras daba un trago.

-¿Qué planes tienes hoy? -me preguntó mi hermano mientras que dos y hasta tres dedos de su marido entraban a lo más profundo de su culo.

-Voy a quedar con un amigo nuevo. Tú lo conoces. ¿Te acuerdas del chaval de la sauna cuando fuimos al gimnasio el otro dia?

-Oh -dijo Tomas y levantó la cabeza para mirarme. Hicimos contacto visual mientras Oscar metía un cuarto dedo en el culo de mi hermano, haciéndolo temblar por un segundo.

-Se llama Iván -continué hablando-. Intercambiamos números cuando salimos de la sauna y hemos estado escribiéndonos desde entonces. Me cae bien, tiene 21 como yo, y ha vivido aquí toda su vida. Pensé que estaría bien tener un guía local.

-Desde luego. Deberíais ir... ahhrgh... deberíais divertiros -dijo mi hermano mientras Oscar metía todo lo que podía de sus dedos en el culo de mi hermano. Veía una mezcla de dolor y placer en la cara de Tomás, pero un segundo después todo el dolor se había ido y parecía haber llegado al cielo.

-Bueno, tengo que irme -dije, terminándome el café-. Me voy a duchar y me voy a casa de Ivan. Os veo esta noche.

Cuando terminé de ducharme, al salir del baño, vi a Oscar todavía sentado en la mesa con Tomás de rodillas, esta vez chupándole la polla bajo la mesa.

-¡Bienvenido! -dijo Ivan mientras abría la puerta con una gran sonrisa en la cara.

Iba desnudo de pies a cabeza. Nos dimos un abrazo y una palmada en la espalda, y entré a su apartamento.

-¿Tus compañeros están fuera?

Sabía, por los mensajes y llamadas que intercambiábamos, que Ivan vivía con dos compañeros de piso.

-No, están en sus habitaciones. Ven, te voy a enseñar la mía.

Me llevó por el pasillo hasta su habitación, agachando la cabeza en cada marco de cada puerta para no chocarse. Era muy alto.

Su habitación era pequeña y tenía muy poco espacio, a pesar de que solo tenía una mesa con una silla, una cama y un pequeño armario. Se sentó en la cama y yo me senté en la silla delante de él.

-Perdón, no tenemos salón -dijo riéndose-, así que nos sentamos aquí o en la cocina.

-No pasa nada. Ahora mismo vivo con el sofá de mi hermano, así que te entiendo.

-Vivir en una ciudad grande es así -sonrió de nuevo. Sus ojos eran preciosos-. ¿Quieres algo para beber?

-Vale, es domingo así que una cerveza no me vendría mal.

-Emm -dijo dubitativo-. No bebo, así que no tenemos alcohol en casa, pero si quieres puedo bajar en un momento a la tienda de abajo y comprarte cerveza.

-No no no, da igual. También me gusta el agua -sonreí.

Vi a Ivan salir de la habitación, su espalda y su culo estaban mucho más desarrollados que los míos a pesar de tener la misma edad. Lo vi regresar con dos vasos de agua, su polla con el capullo descubierto se movía de lado a lado. Cerró la puerta al entrar y se sentó de nuevo en la cama.

-¿A tus compañeros no les importa que vayas en pelotas? -pregunté lo obvio, ya que quería romper el hielo en vez de quedarme en silencio, y el nudismo parecía el tema más simple del que hablar.

-Que va, les da igual. Además, ya sabes cómo es compartir piso.

-Sí, compartí piso con otros universitarios hasta hace unas semanas y no escondíamos nada -sonreí.

-Yo no fui a la uni, así que no he compartido con universitarios, pero tiene que ser divertido.

-Pues sí, tiene cosas buenas y cosas malas, pero era MUY fácil hacer amigos y tener vida social allí. Tengo que admitir que ahora estoy súper perdido, en el “mundo real”.

Esto era más personal de lo que normalmente llegaría a sentirme con una persona a la que estaba empezando a conocer, pero algo en Iván me hacía sentir seguro y preparado para abrirme a él. Además, por triste que suene, tras despedirme de mis amigos de la universidad que eran como hermanos para mí, estaba desesperado por hacer un nuevo mejor amigo.

-Sí, puede ser duro -dijo Ivan-, especialmente cuando eres nuevo en algún sitio. Pero no te preocupes, conocerás a gente pronto.

Más pronto que tarde, la conversación dio un giro para hablar de mi hermano. Iván asumió que era mi novio cuando nos vio en la sauna juntos, pero le corregí en un mensaje diciéndole que Tomás era mi hermano.

-Lo he visto de vez en cuando en el gimnasio -dijo Iván-. Es difícil de no fijarse en él en los vestuarios con sus... accesorios.

-Oh, ¿la jaula en la polla? -me reí.

-Sí, no sabía si lo sabías, así que no quería mencionártelo directamente.

-Lo sé. Mi hermano y yo estamos bastante unidos, siempre lo hemos estado. Y él y su marido parecen estar en una... relación interesante.

-¿Rollo dom y sub? -preguntó Iván.

-Para ser sinceros no sé qué es eso.

-Su marido es el más dominante, y tu hermano es el sumiso. Le pone ser el que tiene que obedecer y al que le dicen qué hacer -Iván sonaba como un experto en el tema.

-No sé cómo tomarme eso -admití.

-Suena raro si nunca lo has probado, pero es algo normal, sobre todo entre hombres gays. Además siempre es con consentimiento mutuo, así que no te preocupes.

-Entonces... ¿tú también lo has hecho? -pregunté, esperando no pasarme de la ralla.

-Hasta ese punto no. Por ejemplo, a mí me pone más esto -dijo señalándonos a los dos.

-¿El qué?

-Uno estar desnudo y el otro completamente vestido. Me gusta que estés sentado con toda la ropa puesta y yo, mientras tanto, totalmente en pelotas.

-Así que, ¿ahora mismo te estás poniendo cachondo? -instintivamente miré hacia abajo y vi su polla endureciéndose.

-Sí, pero también me gusta que nos podamos sentar y hablar sin que sea nada sexual. Como amigos.

Sonreí al escuchar la palabra “amigos”. Unos minutos más tarde, me moví para sentarme a su lado en la cama. Iván rápidamente se puso duro del todo y se mantuvo así todo el tiempo, pero lo ignoramos.

Hablamos en aquella situación cerca de media hora, hasta que decidimos bajar y comprar algo para comer.

-Tío, ¿puedo preguntarte algo antes de irnos? -dijo, y tuvo una sensación que me decía hacia dónde iba aquella pregunta.

-Sí -contesté.

-¿Puedo pajearme antes de ir a comer? -dijo, tumbándose en la cama-. Necesito correrme.

-Vale -sonreí.

Vi cómo Iván se tumbaba completamente en la cama mientras yo me sentaba a los pies de esta. Puso el brazo izquierdo bajo su cabeza y usó la derecha para empezar a masajearse la polla.

-Tú te puedes hacer una si quieres también -me propuso.

-No me apetece -contesté. Para entonces, estaba empezando a empalmarme debajo de los vaqueros, pero por algún motivo no me apetecía sacármela.

En vez de pajearme, prefería ver a Iván cascándosela él solo. Empezó muy lento, pero pronto cogió ritmo y empezó a pajearse más rápido, de vez en cuando soltaba algún gemido, y veía cómo con su mano libre se pellizcaba los pezones o tiraba de sus huevos. La luz que entraba por la ventana brillaba directamente sobre su cuerpo.

-Joder, me encanta hacer esto -dijo mientras seguía tirando de sus cojones.

Intercambió los brazos un par de veces, pajeandose y sobándose los huevos. Parecía que estaba a punto de correrse, pero no conseguía encontrar la postura exacta.

De pronto, sentí la necesidad de ayudarlo. Estiré el brazo y agarré sus huevos, apretándolos un poco. Inmediatamente puso los ojos en blanco y gimió.

-¡Dios! -dejó escapar, pajeándose con ambas manos ahora, mientras yo tiraba suavemente de sus huevos- Dios tío, que bien lo haces. Gracias.

Sonreía y seguí sobándole los cojones. En menos de un minuto, Iván empezó a soltar lefa por todas partes, su estómago, sus manos y mi brazos. Noté el calor de la corrida contra mi piel, pero aún así no solté los huevos.

-Aaahh -se echó hacia delante, intentando recuperar su respiración. Después, se sentó justo en frente de mi. Se acercó a mi hasta que quedamos nariz con nariz. Noté su respiración y vi el sudor resbalando por su cara. Mi mano seguía tocándole los huevos.

-Gracias -dijo en un suspiro-. Me ha sentado genial. Gracias.

Lo miré a los ojos, el olor de sus sudor me llevó de vuelta a la sauna donde nos conocimos. Entonces, se inclinó hacia delante y me plantó un beso. Sus pelotas seguían en la palma de mi mano, pero en vez de apretarlas, ahora las estaba acariciando.

Me besó durante unos quince segunda, suavemente pero con pasión, nuestras lenguas entrando y saliendo de la boca del otro. Cuando nos separamos, Iván sonrió mirándome.

-Vamos a por algo de comer -dijo.

OSCAR

-¿Ves? No pasa nada. A tu hermano le parece todo bien.

Estaba sentado en la mesa después del desayuno, hablándole a mi marido mientras me chupaba el rabo.

-Lo sé -dijo él, sacándose la polla de su boca para contestar. Siguió pajeandome mientras hablaba, de rodillas en el suelo-. Sabía que no le parecería mal, pero hasta a mí me sorprende lo bien que se lo está tomando.

-Bueno, siempre habéis tenido una relación cercana, ¿no? .pregunté, a pesar de que ya sabía la respuesta, poniendo mi pulgar en los labios de Tomás para limpiarle un poco de mi líquido preseminal.

-Si, sobre todo de niños, creciendo juntos y compartiendo cuarto y todo.

-Cuéntame sobre la vez que le enseñaste lo que era hacerse una paja.

Mientras dije eso, me levanté y le di indicaciones a Tomás de que se levantase también. Lo cogí en brazos, sus brazos alrededor de mis hombros y sus piernas alrededor de mi cintura, dejando mi polla entre sus glúteos, y fui hasta el salón mientras Tomás hablaba.

-Bueno, Rodri tenía 9 o así, yo ya estaba en el instituto. Empezó a empalmarse todo el rato. Yo me daba cuenta cuando se cambiaba de ropa o estaba en calzoncillos, estaba empalmado todo el tiempo. Así que le pregunté si sabía lo que era una paja, y me contestó que no. Así que decidí decírselo.

-¿Le enseñaste cómo hacérsela? -pregunté, aunque también sabía la respuesta.

-No, pero se lo expliqué con muchos detalles. Le dije lo que era una erección y cómo hacerse una paja. Y que con el tiempo empezaría a correrse.

-Joder -dije mientras lo tiraba sobre el sofá. Rodri no lo había arreglado esta mañana, así que sus sábanas y los calzoncillos en los que había dormido seguían ahí-. Te voy a follar justo aquí -dije rugiendo.

-¿Sí? ¿En la cama de mi hermano?

-En la cama de tu puto hermano.

RODRI

Pasé el día entero con Iván. Después de comer, dimos una vuelta andando. Uno de sus compañeros de piso trabajaba de taquillero en un cine, así que nos dejó entrar gratis a ver una peli. Después de eso, Iván me llevó a un buffet libre que le gustaba, y los dos comimos hasta que no podíamos más.

Cuando llegué a casa, era ya hora de irme a dormir si quería levantarme a tiempo para empezar a trabajar.

En el apartamento, lo primero que noté fue lo arrugadas y sudadas que estaban mis sábanas. Lo segundo, noté que mi hermano y su marido estaban follando en su habitación. La cosa es que necesitaba sacar mis cosas de la habitación para mañana.

-¡Joder! Joder -escuché a mi hermano gritar dentro de la habitación mientras estaba al otro lado de la puerta, y pegué.

-¿Sí? -preguntó Óscar

Abrí la puerta.

-Perdón, es que necesito coger mi ropa para mañana y así no os despierto temprano -dije.

-Entra -dijo mi cuñado sonriendo.

Por supuesto, yo tenía razón y los dos estaban follando. Tomás estaba tumbado de espaldas en la cama, sus pies sobre el pecho de Oscar, mientras que Oscar y su cuerpo musculado estaban sobre mi hermano reventándole el culo.

-Ya que estás aquí -dijo Oscar-, ¿me puedes dar la llave que está en el bolsillo de mis vaqueros?

-Claro -dije mientras cogía los vaqueros a los que estaba señalando, encima de una montaña de ropa en el suelo. Con la puerta y las ventanas cerradas, la habitación apestaba a sexo.

Saqué la pequeña llave del bolsillo y me acerqué hasta Oscar. Cuando hice esto, hice contacto visual con ambos.

-Gracias -dijo Oscar y rápidamente abrió la jaula que tenía mi hermano en la polla. La polla de Tomás creció como si hubiese estado esperando la oportunidad. Oscar empezó a embestir más profundo, y en un segundo la polla de mi hermano estaba a reventar.

Me giré y fui hasta el armario para sacar mi ropa. Mientas buscaba lo que quería, escuchaba los gritos de mi hermano.

-¡Joder! ¡Dios sí! ¡DIOS! -gritaba, incapaz de controlarlo ahora que su polla estaba libre- ¡Sí, sí, sí! -continuaba gritando. El sonido de los huevos de Oscar dando guantazos en el culo de mi hermano era inconfundible. Las embestidas, los golpes, los gemidos, todo cada vez más rápido y fuerte.

-¡Joder! ¡Fóllame! ¡Dios, me corro! -mi hermano gritaba a pleno pulmón, se había corrido a escasos centímetros de mi.

Me giré sin pensarlo, cautivado por el sonido del orgasmo. Vi a Tomás respirando agitadamente, probablemente sintiendo todavía los efectos del orgasmo. Se agarraba a la espalda de su marido, cuya polla seguía dentro de él. Oscar levantó la mirada y me vio analizando la escena, una sonrisa de cabrón se le dibujó en la cara y me guiño el ojo.

-Mierda -dejó escapar en un susurro mientras ponía los ojos en blanco.

Me quedé de pie ahí viendo como mi cuñado preñaba el culo de mi hermano, aguantando la ropa para mi primer día de trabajo.

FIN DEL RELATO

La QUINTA parte, que será publicada la semana que viene, ya está en mi patreon. Si queréis leer los relatos con antelación y tener acceso a relatos exclusivos que no serán publicados aquí, y muchas más ventajas, no dudéis en visitar el enlace que está en mi perfil de autor. Además he publicado un nuevo relato: "Kahba (Puta)". En este relato Steve es violado por su suegro y su cuñado al romper un trato que hicieron. Lo podéis encontrar en mi patreon también, en el nivel de Perversos Atrevidos.

¡Muchas gracias por leerme! Si tenéis alguna duda o algún comentario, siempre podéis dejarmelo aquí abajo o escribirme a juanmg121@outlook.es

¡Un beso!