Mi hermano y su marido: Capítulo 2

Rodri sale de fiesta con su cuñado y su hermano, y cuando llegan a casa la cosa se calienta

Aquí os dejo el segundo capítulo de "Mi hermano y su marido".

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¡Disfrutad!

RODRI

Me levanté por la mañana gracias al sonido de una batidora. Abrí los ojos lentamente y tomé unos segundos para acordarme de que estaba en el salón del piso de mi hermano.

Me levanté y me estiré, antes de darme cuenta de que tenía una erección de buena mañana bajo mis calzoncillos.

-Buenos días -dijo Óscar mientras venía desde la cocina-. Siento haberte despertado.

-No te preocupes -le dije en un bostezo-. Me acosté temprano anoche -era imposible que no hubiese notado mi erección, pero no dijo nada al respecto.

-Yo acabo de venir de correr y me he hecho un batido -dijo todavía cansado de correr. Lo miré de arriba a abajo. Estaba empapado en sudor y vistiendo nada más que los tenis de correr y un par de pantalones cortos de baloncesto, con la cintura demasiado baja.

Había un montón de tíos atléticos en mi universidad (yo incluido, hasta cierto punto), pero al ser entrenador personal, el cuerpo de Óscar estaba a otro nivel. Era imposible no mirarlo fijamente y analizar su tableta y sus hombros anchos, independientemente de si te gustaban los tíos o no. Admiraba su físico mientras se estiraba delante de mí.

-No te preocupes -dije-, tengo que acostumbrarme a levantarme temprano, antes de que empiece el trabajo la semana que viene.

-He traído bollos para desayunar -dijo mi cuñado mientras se bebía el batido.

-Genial, ¡gracias! Voy a ir a mear rápido y desayuno.

Fui al baño, meé con la erección casi inexistente a esas alturas y me cepillé los dientes. Cuando salí y fui a la cocina, mi hermano Tomás ya estaba ahí también.

-Me voy a duchar -dijo Óscar y le dio un beso a mi hermano.

Yo me senté en la mesa, mientras que Tomás preparaba todo para el desayuno. El sol entraba por la ventana y calentaba la habitación, lo cual me encantaba. Mi hermano y yo estábamos los dos en calzoncillos, y tenía su cadena alrededor del cuello. Desde la mesa, noté rápidamente la puerta de la habitación abrirse y a Óscar salir andando hacia el baño desnudo.

-¿Tienes planes para hoy? -preguntó Óscar unos minutos más tarde cuando estábamos todos en la mesa, comiendo y tomando un café.

-Mmm, creo que voy a dar una vuelta para ver el barrio, y ver que hay alrededor. A lo mejor me meto en Tinder y quedo con alguna vecinita -dije sonriendo.

-Ahora tienes oportunidades -dijo Tomás-. Hace unos años este barrio era en un 90% hombres gays. Después vinisteis y...

-¿Lo arruinamos todo? Como representante de la comunidad heterosexual, pido disculpas -dije de broma-. Prometo mantener mis cosas de hetero controladas para que no os asusteis.

-Por favor, hazlo -dijo Óscar sonriendo-. Esta casa es MUY gay.

Acto seguido alargó el brazo y agarró a mi hermano por la cadena, tirando de ella y acercándolo para darle un beso largo.

El resto del tiempo que duró el desayuno, los dos estuvieron dándome consejos y diciéndome lugares que debería visitar por la zona. Cómo y por dónde moverme. Hablamos un poco sobre cómo vivir en un piso de estudiantes es comparado a la vida real fuera de la universidad. Pronto fue momento de Óscar para ir al gimnasio a trabajar.

-Trabajo esta noche -dijo mi hermano Tomás-, y Óscar suele venir a pasar la noche allí conmigo mientras bebe y baila. Deberías venir.

-Parece divertido -contesté.

-Genial, te veo luego entonces -Óscar se levantó, me dio unas palmadas en el hombro, un largo beso a mi hermano y se marchó.

Volví a entrar en el baño para darme una ducha antes de salir. Al igual que la habitación de mi hermano y mi cuñado, el baño era un desastre también. Había ropa por el suelo, en el lavabo, en la ducha, etc., en su gran mayoría ropa interior, cuchillas, cepillos de dientes y una larga lista de cosas. Había un gran número de condones y varias botellas de lubricante. Estaba sorprendido de que siguiesen usando condones, ya que estaban casado, pero al menos ya sabía dónde conseguirlos si los necesitaba.

TOMÁS

Durante el desayuno estaba muy contento al ver cómo los tres congeniábamos bien. Debería saber ya que no tenía que preocuparme por Rodri y por cómo conviviríamos. Era un tío guay, y siempre habíamos tenido muy buena relación. Compartimos habitación durante muchos años. ¡Yo fui el que le enseñó lo que eran las pajas!

Parecía que había madurado mucho en la universidad. A su edad yo todavía no había salido del armario. Pero parecía que con el tiempo las cosas eran más fáciles para los chavales gays, al menos los que tenían suerte. Mi hermano conocía a un montón de gays que estaban fuera del armario de los cuales estoy seguro de que yo podría aprender cosas aún siendo mayor que ellos.

Mientras tomábamos el desayuno y hablamos del tiempo y de los mejores lugares para tomar un café en el barrio, estaba encantado por lo “normal” que parecía todo.

Si Rodri nos escuchó follando anoche, no nos dijo nada al respecto y no se mostró incómodo. Intenté disimular lo máximo que pude mientras mi marido me follaba, pero era casi imposible hacerlo. Además, posiblemente Rodri se quedaría con nosotros más tiempo del planeado, y era irreal pensar que no nos iba a escuchar nunca haciéndolo. Nos gustaba follar siempre que teníamos oportunidad, varias veces al día, así que más le valía ir acostumbrándose.


Esa noche, Rodri y Óscar seguían fuera de casa mientras yo me preparaba para ir al trabajo. Me metí en la ducha, dejando la puerta del baño abierta como suelo hacer siempre, para que el pequeño baño sin ventanas ni ventilación no se convirtiese en una sauna.

Como siempre, presté especial atención a mi cuello, que de estar rodeado del collar todo el día podía irritarse, y a mi polla, que la tenía en encerrada en una pequeña jaula.

Mi marido no solo tenía la llave para el collarín, sino que también la tenía para mi jaula. Solo podía correrme con su permiso. Anoche, me folló con la jaula puesta y no me dejó correrme, lo cual me ponía muy cachondo. Sabía que cuando me dejaba hacerlo merecía la pena. Además, siempre follaba muy duro, pero anoche tuve la impresión de que extra fuerte solo para que gimiera y gruñese lo suficientemente fuerte como para despertar a mi hermano. Me encantaban las cosas que se le ocurrían a aquella mente perversa. En la ducha, comencé a empalmarme mientras pensaba en la noche pasada, hasta que las barras de la jaula impidieron que mi polla creciese más.

Me tomó unos cuantos minutos secarme bien, y de pronto Rodri entró corriendo al baño.

-Vaya, lo siento, no sabía que estabas aquí -dijo, levantando la tapa del váter-. Necesito mear, demasiado café.

Durante lo que duró meando, me miró y vi sus ojos fijados en la jaula que llevaba en la polla por uno o dos segundos. Continuó meando como si no hubiese visto nada y no dijo ni una palabra, pero estoy seguro de que la vio. ¿Le digo algo?, pensé, pero decidí ignorarlo también.

-¿A qué hora salimos hoy? -preguntó abrochándose el pantalón y lavándose las manos mientras yo estaba desnudo, secándome con la toalla.

-Mi turno empieza en media hora. Tú y Óscar podéis venir más tarde. El bar está a pocos minutos de aquí.

OSCAR

“De relax con nuestro nuevo compañero de piso” decía el mensaje que me acababa de llegar. Lo abrí y era una foto de mi marido con su hermano, casi desnudos llevando solo calzoncillos, y abrazados en nuestro salón.

-Joder -pensé y me lamí los labios.

Era el primer día del hermano pequeño de mi marido viviendo con nosotros. Su madre lo acababa de dejar por la mañana. Mientras yo estaba trabajando, los dos hermanitos parecían haber estado bebiendo y poniéndose cómodos juntos.

Miré de nuevo a la foto. Los dos estaban buenísimos. Llevaba tiempo entrenando a Tomás, y ya se le empezaba a notar. Rodri era un poco más pequeño, pero muy guapo.

Empecé a ponerme cachondo delante de un cliente que estaba haciendo sentadillas en el suelo, y tuve que recolocarme la polla en mis pantalones cortos. A mi marido le esperaba una follada brutal cuando llegase a casa, pensé.

Crecí con dos hermanas, así que siempre había estado celoso de la relación que mis amigos tenían con sus hermanos, como de mi marido con su hermano. Sabía que se sentían cómodos el uno con el otro estando desnudos, hablando de sexo o de pajearse. No había ningún tabú.

Hasta este día, todavía sentía celos de los tíos que habían tenido una infancia así. Tal vez por eso le sugerí a Rodri que viniese a nuestra casa y se quedase con nosotros, para vez a los dos actuar como hermanos en primera persona.


La siguiente noche, Rodri y yo fuimos al bar donde Tomás trabajaba.

-¿Dónde está el sitio? Tomás me ha dicho que está a un par de minutos de casa -preguntó Rodri cuando salimos del piso.

-Sí, está literalmente al girar la esquina. Así es como encontró el trabajo, estábamos aquí todo el tiempo y nos hicimos amigos del dueño.

Llegamos al bar en nada de tiempo. El bar tenía una bandera arcoíris ondeando sobre la puerta. Estaba a tope, en los años anteriores, los bares gays estaban cerrando en todos lados, por lo que los pocos que habían se llenaban corriendo.

Saludé desde lejos a mi marido y cuando me vio salió de la barra. Estaba sirviendo copas sin camiseta de nuevo. Tan pronto como terminó de servir a dos chicos que estaban pidiendo, le cogí de la cadena que puse alrededor de su cuello y lo arrastré hacia un beso encima de la barra.

-¿Cómo está mi niño? -le grité por encima de la música- ¿Ganando muchas propinas?

-Está siendo una buena noche, ¿Qué queréis? ¿Dos gintonics?

-Sí, a Rodri le gusta eso, ¿no?

Cogí nuestras bebidas, le di un pico a Tomás y volví con Rodri, que estaba de pie al lado de una pareja de osos comiéndose la boca.

-¡Un brindis! Por mucha diversión ahora que estás aquí -dije en su oído.

-Por muchos buenos momentos -contestó sonriéndome.

Sabía que todo el mundo en el bar pensaba que Rodri era gay y que yo estaba intentando ligármelo. Todo el mundo que era un cliente habitual sabía que aunque Tomás y yo estábamos casados, nos gustaba jugar con otras personas también.

Durante las próximas horas, Rodri y yo hablamos (tanto como pudimos oír por la música, bailamos (no bailaba mal para ser hetero) y bebimos tanto como pudimos. Vi a varios tíos tontear con mi marido y meterle propinas en los pantalones, lo que hizo que me sintiese orgulloso.

-¡Por eso lo hace sin camiseta! -dijo Rodri al darse cuenta del truco.

Tomás se bebió un par de copas mientras servía, y luego se unió a nosotros cuando su turno había acabado, una hora antes del cierre del bar. Quería ponerse al día con nuestro nivel de borrachera así que pedimos chupitos hasta que estuvimos los tres borrachos y riéndonos de cualquier tontería durante toda la noche.

Mi marido no se puso la camiseta en ningún momento mientras hablaba con nosotros. Metí mi mano dentro de sus pantalones, apretando sus glúteos, mientras hablábamos con su hermano pequeño y agarraba mi copa con la otra mano. Cuando Tomás y Rodri empezaron a hablar, dejé que mi dedo índice encontrase el camino hasta la raja de mi marido, y luego hasta su agujerito. Mientras hablaba, empecé a presionar el dedo contra su culo hasta que entró. Me encantaba escucharlo hablar tratando de controlar su voz, mientras hablaba con su hermano teniendo un dedo dentro del culo.

Tardamos más de la cuenta en volver a casa cuando cerró el bar, ya que Tomás y yo parábamos cada dos por tres para liarnos.

Tres segundos después de entrar a nuestro piso, ya estábamos todos en calzoncillos. Rodri fue a prepararse el sofá y mi marido y yo entramos a nuestra habitación.

-Ven aquí -dije tirando de él.

-¿Puedo ducharme primero? -preguntó-. Me siento un poco pegajoso.

Bajé sus calzoncillos y le hice girar. Le di unos cuantos guantazos a su culo prieto y lo mandé a ducharse. Un rato después decidí unirme a él. Dejé caer mis propios calzoncillos al suelo y fue al baño desnudo.

Me metí en la ducha con mi marido, dejando la puerta y la cortina de la ducha abiertas. Empezamos a liarnos y a comernos las bocas, hasta que tenía la polla dura. El alcohol estaba haciendo que fuésemos incluso más agresivos y escandalosos que de costumbre. Me pellizcaba los pezones y yo hice lo mismo, haciendo que se estremeciese.

Estaba cachondo, y listo para follar. Le di la vuelta y comencé a meterle un dedo por el culo, pero duré muy poco hasta que lo sustituí por mi polla.

-¡Aaargh! -gritó de placer.

Solo habíamos follado por un par de minutos antes de que su hermano entrase al baño.

-No os cortéis por mí -dijo tranquilo-. Solo he venido a cepillarme los dientes.

Sonreí. Tomás no dijo nada mientras mantenía los ojos cerrados.

Rodri empezó a cepillarse los dientes, mirando al espejo, donde también podía vernos a nosotros.

Empecé a follarme a su hermano fuerte.

-¿Tienes planes para mañana? -le pregunté desde la ducha, por encima del sonido del agua cayendo y mis pelotas chocando contra el culo de su hermano.

-La verdad es que no -contestó Rodri, con su boca llena de pasta de dientes. Ambos nos miramos a los ojos a través del espejo-. Daré una vuelta otra vez, no tengo mucho que hacer.

-¿Por qué no te pasas por el gimnasio? Te puedo conseguir un mes gratis sin quieres.

Escupió la pasta de dientes y se enjuagó la boca.

-¿De verdad? -se giró, mirándonos ahora a los dos en la ducha. Continué follándome a Tomás, apretando su correo, mientras hablaba con su hermano y mantenía el contacto visual con él-. Eso sería genial -contestó al fin.

-Por supuesto, sin problema -dije yo, embistiendo más rápido y con más fuerza a Tomás, que gemía ya sin controlar sus quejidos. Noté mis cojones contraerse y mi polla lista para correrse-. Te mandaré un mensaje con la dirección. Si te pasas entre las nueve y las diez, puede enseñarte todo.

-Gracias tío, te lo agradezco. Os veo mañana, buenas noches.

-Buenas noches -dijo Tomás, girándose y dejando escapar un “adiós” entre gemidos mientras su hermano se iba.

-¡Dios! ¡Dios! ¡DIOS! -comencé a gritar y gemir para un segundo después empezar a correrme en lo más profundo del culo de Tomás.

FIN DEL RELATO

La tercera parte, que será publicada la semana que viene, ya está en mi patreon. Si queréis leer los relatos con antelación y tener acceso a relatos exclusivos como la serie "Un año entre tío y sobrino" (los primeros cinco capítulos están subidos en mi perfil) o "Perverso" (relato exclusivo de patreon donde un padre descubre su lado más perverso de la mano de su hijo pequeño) no dudéis en visitar el enlace que está en mi perfil de autor.

¡Muchas gracias por leerme! Si tenéis alguna duda o algún comentario, siempre podéis dejarmelo aquí abajo o escribirme a juanmg121@outlook.es

¡Un beso!