Mi hermano, un delincuente juvenil en grande

Mi hermano quiere jugar como cuando éramos chiquitos.

Desde hace tres años mas o menos dejé el nido familiar y me largué a vivir sola. Tengo un lindo departamento de dos ambientes en el que hago lo que quiero sin padres revoloteando ni dando órdenes por doquier. Soy editora en un editorial y mi trabajo se divide entre mi casa y la oficina. Uso mucho la computadora, pero aquella mañana la muy turra se empacó y no quiso arrancar.

Puteé deseando que un golpe de alta tensión la hiciera reventar del todo. Después pensé que eso implicaría comprarme una nueva así que acaricié el monitor rogando porque no fuera mas que un virus. Llamé por teléfono a la casa de computación que habitualmente la arreglaba, pero allí me dijeron que estaban de vacaciones, que solo tenían un técnico y que demorarían quince días en arreglarla. Y una mierda, acoté para mis adentros. No podía esperar quince días, tenía trabajo caliente que hacer. Y esa casa, era la única que no borraba el disco rígido cada vez que quitaban un virus.

Llamé a otras casas de computación, pero todas me decían que no había seguridad de que se recuperara toda la información. Entré en pánico. Empecé a caminar por el departamento, yendo y viniendo tratando de encontrar la solución. Y solo se me ocurrió una cosa: llamar a mi hermano, ingeniero electrónico pero con mas conocimiento en computación que todo la sapiencia junta.

El problema es que hacía años que no me hablaba con él. Mi hermanito mayor, dos años mayor, es una especie de delincuente juvenil en grande. Ya tiene 30 años y sigue delinquiendo a su manera. Me dio vueltas por la cabeza la pelea que habíamos tenido y que nos llevó a distanciarnos. Pero comí mi orgullo y llamé por teléfono a la empresa en la que trabajaba

Hola?

Si, buenas tardes, con Esteban Paiva por favor.

Mire, en este momento se encuentra en una reunión, quiere dejarle un mensaje?

Si, por favor. Podría decirle que llamó la hermana? No es nada urgente –no era cuestión de que pensara que el llamado se debía a que nuestra madre había crepado. Solo que me llame cuando pueda.

Muy bien, se lo daré.

Gracias.

Adiós.

Adiós.

Casi caí de rodillas rogando a Dios y a todos los ángeles que el muy guarro se dignara llamarme. Dudaba que me devolviera el llamado, lo conocía demasiado. Su orgullo era mas grande que el mío. Pero calculé que en unos 4 días tendría la máquina arreglada, era negocio. Si fuera necesario echaría unas lágrimas gordotas que rodarían por mis mejillas al tiempo que me sorbía los mocos. Todo en pos de conservar el trabajo que adoraba. Por supuesto no llamó ni ese día ni el siguiente. El sábado llamé a su casa y me atendió el contestador. Me contuve para no rajarle una puteada y con la voz mas dulce que me salió le dije:

Hola? Esteban? soy Cecilia. Estás por ahí?

Esperé para ver si en una de esas se le ocurría levantar el auricular. Nada.

Bueno, te llamaba para ver como estás (mentira).... y porque tengo un problema con la computadora que no arranca, la necesito urgente y la casa a donde la llevo siempre, la arreglarían recién para dentro de 15 días. Estoy desesperada. Ya llamé a otro lados y no me aseguran, etc., etc.

Fue una perorata lastimosa; utilicé mis conocimientos histriónicos e hice esfuerzos para que mi voz se oyera lo mas angustiada posible. Hasta intenté llorar pero no me salió nada. Colgué el teléfono y me puse a practicar en caso de que fuera necesario. Pero nada, no salió de mis ojos ni una partícula de sal.

Anyway. Domingo 8 de la mañana tocan el timbre. Lo escuché pero ni me levanté. Volvieron a tocar y me puse la almohada sobre la cabeza. Otra vez tocaban pero ahora se le había quedado el dedo pegado al botón. Me levanté a las puteadas y atendí el portero.

¿QUIÉN ES?. Dije gritando.

EL TECNICO. Me respondieron de abajo en el mismo volumen.

Ya bajo.

Mierda, empezamos mal. Solamente a mi hermano se le podría ocurrir venir un domingo a las 8 de la mañana, solo a él. Me cambié rápido y me acomodé el pelo revuelto. Bajé y abrí la puerta. Hacía meses que no lo veía y estaba perdiendo las chapas. Estuve a punto de meter un bocadillo irónico acerca del tema pero me contuve. Debía tratarlo bien ya que habíamos comenzado mal.

Hola, como estás? Me dijo secamente cuando me daba un beso en la mejilla como si le diera asco.

Bien, gracias por venir. Vos como estás?

Como siempre.

Ah.

Respuesta reveladora el "como siempre". No me contuve y largué a rodar mi ironía.

Siempre delinquiendo?

Mirá, si me vas a empezar a joder desde temprano me voy.

Bueno, che, no te enojes, te estoy chicaneando nomás.

Subimos al ascensor y dijo:

Qué tiene?

Qué?

La máquina. Qué tiene?

Ah, si, no arranca. Lee lo del principio y después se queda negra con el cursor titilando en el costado. Seguro es un virus

Probablemente, si.

Entramos al departamento.

Ahí está la desveladora de mis noches, la señora máquina

Me miró como si no entendiera de lo que hablaba. Yo solo trataba de hacerme la simpática después de las ironías pero deduje que no quería que lo molestara con sanatas y me retiré decorosamente. Le ofrecí un café pero no quiso. Luego de estar unas cuantas horas dale que te dale con los discos me llamó:

Es un virus nomás, unas horas mas y lo arreglo.

Super

Pero te va a salir caro.

Qué?

Que el arreglo te va a salir caro.

Cuánto?

Tu cuerpo

QUEEEEEEEE?

Lo que oíste.

ESTÁS LOCO. TOMATELAS YA!!!! ANDATE . SOS UN DEGENERADO DE MIERDA. ANDATE AHORA MISMO, YA, DESAPARECÉ DE MI VISTA.

Empecé a zamarréalo para que se fuera. Hervía de la bronca. Lo agarré de los brazos y lo tironeaba tratando de sacarlo del departamento. Pero es muy grandote y no logré moverlo ni un centímetro. Traté de abofetearlo pero le pifié y caí encima de él, no sin antes dejarle un buen arañazo en la cara. Cerré los puños sin poder contener mi furia y los lancé contra su pecho. Le debo haber pegado unos buenos golpes porque lo oí quejarse, o hacía que se quejaba, no se. Mi furia no me permitía ni pensar ni ver ni oír con claridad. Se dejó golpear un poco mas, me agarró por las muñecas y me empujó a la pared levantándome los brazos por sobre mi cabeza.

Me encanta cuando te enojas.

Qué? Me vas violar, forro de mierda?

Que boquita que tenemos, eh?

De quien habré aprendido

Sin poder controlarse, lo vi en sus ojos, me dio un beso con la boca abierta cuando yo estaba en el trámite de cerrar la mía. Sus labios me generaron un hormigueo que nunca había sentido antes y luché por torcer la cabeza para evitar el contacto con la lengua que él intentaba meter a toda costa. Apoyó la cara en la canaleta de mis tetas y mordió la tela de la remera clavándome los dientes. Ya en esa situación el cerebro me carburaba a mil: si los brazos no me dieron resultado utilizaría las piernas. Así, con toda la fuerza que pude juntar, calculando esta vez para no pifiarle le di un buen rodillazo en las bolas. Y funcionó. Gritó e inmediatamente cayó al suelo retorciéndose del dolor y quejándose. Me lo quedé mirando desde arriba en un gesto triunfal. Alzó la cabeza y sin dejar de agarrarse los huevos, se arrodilló y empezó a reírse a carcajadas:

Sos increíble

Le tiré dardos con los ojos y empezó a guardar sus cosas dispuesto a irse. Tenía que bajar a abrirle y supuse que con el shot que había recibido se mantendría tranquilo durante el corto viaje en ascensor.

Por qué no?

Porque es un asco.

No es un asco. Vos lo sabés. Sentiste lo mismo que yo cuando te di el beso. Lo se. Te estremeciste.

Dejate de boludeces. No quiero hablar mas del asunto.

Lo miré de costado esperando que volviera a acosarme pero se quedó quieto. Y me miré al espejo. Tenía la cara radiante, no sabía si por la batalla campal que habíamos tenido o por el beso que mi hermano me había dado. Y se volvió él a mirarse al espejo. El ascensor ya había llegado y abrí la puerta tijera, ilegal claro, que nadie se había empeñado en cambiar. Yo tampoco, eso sí.

Voy a guardar mi rasguño como un trofeo de guerra.

Puse mi mejor cara de asesina serial, una buena técnica ampliamente practicada por mi para amedrentar empleados revoltosos, y moví mi brazo de atrás para adelante en señal de "andate".

Okey, ya me voy, ya me voy.

Cuando estábamos en la puerta, yo teniéndola y él mirándose los pies, como si eso lo inspirara, acotó:

Pensalo, si?

Esta vez le di un empujoncito suave para que saliera por completo del hall de mi edificio. Justo en ese momento llegaba el portero. Ay, Dios, lo que me faltaba. El tipo era un colgado de la palmera y por sobre todas las cosas un boludo.

Buen día, señora.

Beurffff

Dejé pasar al portero, Esteban salió, se giró y mientras cerraba la puerta con llave empezó a tirarme besos. El portero lo vio todo.

Su novio?

Ni me molesté en contestarle.

Parece que la quiere porque no deja de tirarle besos. Mire, señora, mire!!!!!!!

Si, si

Para que el portero se dejara de joder, le tiré un beso a Esteban, me di la media vuelta y subí al ascensor.

Llegué a mi departamento y me tiré en la cama. Ahora en lugar de un problema, tenía tres. La editora mas que restar había sumado y no tenía idea de cómo haría para resolverlos. La compu seguía sin funcionar, mi hermano me quería culear y yo me había estremecido con su beso. Y él se había dado cuenta, eso era lo peor de todo.

No tenía defensa alguna mas que la resistencia. Estaba segura de que se había ido de mi departamento, pero no del todo. Lo conocía y sabía que no se daría por vencido tan fácilmente. Entré en un maremagnun de imágenes en las que vi a mi hermano y a mi enloquecidos de pasión y fui al baño a darme una ducha. Fría. Mientras me bañaba centré mi atención en como resolver el tema de la computadora. Hoy no podría hacer nada. Mañana volvería a llamar a las casas de computación para tratar de resolver el problema.

A las 9 y media de la noche suena el teléfono

Hola?

Del otro lado estaban mudos.

Que mal, no me digas, desde cuándo?

Estática.

Y bueno, son cosas que pasan. No pensaste en visitar al proctólogo?

Una risa ahogada se escuchó y acoté:

Ah, bueno, voz tenés, visitá al proctólogo, en una de esas te hace hablar, entre otras cosas. Y corté.

Era habitual que llamaran y no me respondieran. Una vez al mes mas o menos recibía algunos de esos llamados. Durante un tiempo me pregunté quien cuernos podría ser.

Ahora, atando cabos caí en la cuenta que probablemente fuera mi hermano. Las llamadas habían empezado mas o menos desde que habíamos tenido aquella pelea. No podía creer que estuviéramos cayendo otra vez en el tema.

Es que la pelea había sido por esta misma cuestión. El muy bribón, ya con 27 años encima, me había planteado que jugáramos como lo hacíamos cuando éramos chicos. Nuestros juegos de la época de la niñez involucraban coches, muñecas, bolitas, fichuritas y exploraciones corporales.

Muchas veces el me había tocado la vulva y yo le había tocado el pitito pero decidí poner fin a ese juego cuando descubrí que el pitito dejaba de ser tal para convertirse en un pito hecho y derecho cada vez que él me arengaba a tocarlo. La pelea que tuvimos aquella vez no había involucrado ningún tipo de contacto físico, mas bien fueron gritos, míos básicamente. Pero ahora era distinto. Me había besado y yo me había calentado. Demoledor. Seguía dándole vueltas al tema en la cabeza cuando volvió a sonar el teléfono.

Hola

No puedo mas.

Era Esteban

Qué?

Que no puedo mas.

Cómo que no podés mas, que decís?

Que estoy recaliente, me dejaste recaliente.

Buscate una mina y dejame de joder.

Es que no quiero una mina cualquiera, te quiero a vos. Nunca la tuve así de parada, te lo juro.

Bueno, basta, corto.

Pajeame.

Qué?

Pajeame dale, juguemos, qué tiene de malo esto? Dale.

Tiene mucho de malo y vos lo sabés.

Por favor. Voy mañana y te arreglo la máquina.

En serio?

Si, por favor, esto nomás, dale.

Me quedé en silencio calculando riesgos, ventajas y consecuencias. Solo que me quedé en las ventajas. Después vería como afrontar los riesgos y las consecuencias.

La verdad es que nunca había pajeado a un tipo por teléfono. Mi primera vez al teléfono, pensé, y sonreí para mis adentros.

Cómo estas vestida?

Estoy en tanga y corpiño dispuesta para irme a dormir.

Sacate todo, quiero verte desnuda.

Ya está

Parate que quiero admirar tu cuerpazo.

Ya estoy parada.

Que lindas tetas. Tocalas y decime como son.

Son redondas, duras.

Y grandes

Si, grandes.

Rozo uno de mis dedos en ella. Te estás rozando?

Si.

Apoyo las palmas de mi mano sobre tus tetas para sentir su peso. Ahueco mis manos para agarrarme a ese par de tetas increíbles que tenés y las apreto para que toda su suavidad se extienda a mi palmas. Te gustan mis manos apretándote las tetas?

Si.

Las estas apretando?

Si.

Todavía no me las estaba apretando pero cada vez estaba costándome mas ignorar el tono de su voz y las palabras que arrastraba en una lenta cadencia; como si ellas se refregaran por todo mi cuerpo.

Y los pezones como son?

Rosados.

Tocalos

No aguanté mas su voz susurrante y las palabras lamiéndome el cuerpo en silencio y me toqué los pezones. Por arriba del corpiño, pero me los toqué.

  • Ahora mis dedos están recorriendo tus pezones. Los rodeo para verlos erguirse. Me concentro en ellos. Con los índices doy vueltas sobre cada pezón de tus tetas apenas rozando tu piel. Los estás tocando?

Si.

Ya están erguidos?

Aún no.

Apretalos pensando que es mi mano la que los apreta.

Y los apreté pensando que eran sus dedos los que estaban en mis tetas. Empecé a jadear.

Hummmm.

Te gustan mis manos sobre tus tetas?

Ahhhhhmmmmsiiiiime encantaan.

Hago bollito con tus pezones para ponerlos rígidos. Los apreto y retuerzo.

Huumahhhhhyy

Ahora estoy chupando de a ratos cada uno de tus pezones rosados y erguidos.

Ayyy,siiii hummmm, me esssstoy mojannndo

Tus jadeos me calientan, me hacen delirar. Es como si ya te estuviera gozando, apretando tus pechos, mordiéndolos, chupándolos, rodeándolos con mi lengua sin desperdiciar un metro de tu piel.

Hummmmmahhhh y que massss?

El sabor de tus tetas me vuelve loco, quiero morderlas y hacerte acabar varias veces, quiero hacerte gozar con solo mis manos, la lengua y mis dientes para después culearte por delante y por detrás

Ahhhhmmmmsiiiiisiiii.

Lamo todo tu cuerpo de arriba a bajo. Empiezo por tus pies, cada uno de tus dedos, los empeines, las rodillas, los muslos hasta llegar a sus partes internas. Me detengo allí a oler tu sexo, a sentir su calor. Mi lengua atraviesa tu clítoris en un latigazo y hago que desees que te penetre ahí mismo. Mi lengua y mis dedos juegan a meterse en tu vagina, apreto tus tetas y te hago sentir como nunca nadie te ha hecho sentir.

Sus palabras, su voz ronca y la recorrida que mis manos habían dado a mi cuerpo hicieron que me pusiera caliente por dentro y por fuera. La tanga y el corpiño eran insoportables por lo que tuve que dejar de explorarme para sacarme todo aquello. Volví a concentrarme en los pezones rígidos como piedras, mi bultito del placer, la voz ronca y los jadeos de mi hermano

Y vos? Como estaá?

Bien, muy caliente. Tus jadeos me la ponen como un misil.

Te pongo de espaldas y me siento encima tuyo

Ay, Dios.

Paso mis tetas por tu pecho desnudo para que puedas sentir toda su calidez y suavidad. Te abro los brazos y te muerdo la boca. Con mi lengua recorro tus labios, ahhh, me abro camino en tu boca y busco desesperadamente tu lengua que se enlaza a la mía.

Siiii,chupamessiiiiii

Muerdo tus labios y te hago desear mi boca. Estás aprisionado bajo mis brazos y el peso de mi cuerpo. Y te dejás hacer. Te ofrezco mis tetas, con los pezones duros pidiendo tu lengua. Siento tus dientes clavados en ellas y gimo, ahhhhhhhahhhhhh.

Ahhhhsiiiiiahhhhh

  • Te escucho gemir y me excito mas. Tu saliva, tu lengua y tus dientes me estremecen tanto que siento que estoy por acabar. Me salgo de ahí. Ya necesito que me penetres.

Ahh,ahhahihiiiihhahSssiiisisiiii

Paso mi lengua por todo tu pecho y voy directo a tu pija. La lamo pero ya necesito tenerla dentro. Te monto. La siento entrar.

Ahhhhksi,segui, seguí, seguí, montame montame.

Aaaahhh, siiiiiestá toda dentro. Me muevo como una posesa para sentirla toda dentro de mi y para que me hagas acabar.

Seguiiiiii, no parees que vooy a acabarrrr.... seguiiii, ahhhhahhh

Ahhahaaaahhhhh, voy a acabarrrrr en serio.....

Yo también, daleee, segui y tocaté, jadeá como si te la estuviera metiendo hasta el fondo, dale, dale...... no paresss, daleeee

Ahhahaaaaahhssiiiisiiii, voy a acabaaar sisss

Ya está cerca, ya viene, ya estoy, ya me voy

Ahhaaahhahhsiiisiii, te voy a coger hasta mataaarte, nunca en tu vida vass a encontrar otra pijaaa como la miaaa. AAAHHHH

AHHHHhSIIIIISIIIIISIIIIIIIISSIIIiisiiiiisii.

Quedamos en silencio disfrutando del placer y solo escuchando los ruidos de fondo en el teléfono. Suspiró.

Mañana paso a eso de las 7

Okey, chau.

Me dormí enseguida. Al otro día me levanté temprano porque debía ir a la oficina. En el baño me miré al espejo y me dije que no había sido tan duro. Es mas, había sido placentero. Y ya tenía uno de los problemas a medio resolver. Faltaba que viniera y arreglara la máquina. Pero me puse a pensar en los riesgos y en las consecuencias que el día anterior había dejado para hoy.

El panorama era siniestro. Estaba segura que él saldría ganando. Era terco como una mula y sin dudas volvería a sobornarme. Fui a la oficina y volví a casa a las cuatro de la tarde. Me sentía nerviosa e inquieta esperando a que se hiciera la hora de su llegada. Pensé en sus palabras, en sus jadeos y en los míos, en como me había hecho calentar, y en el instante de su orgasmo. Lo imaginé dentro mío haciéndome saltar. Basta ya. Mire el reloj: las 7 menos diez. Me cambié la ropa que llevaba por algo mas sexy, sintiéndome insegura de lo que debía o no debía hacer y esperé a que sonara el timbre. Era muy puntual, como máximo llegaría 7 y cinco. Pero no llegó ni a esa hora, ni a las 7 y media ni a las 8. Llamé por teléfono a su casa y me atendió la maldita contestadora. Estaba como loca. Fui a buscar el coche al garage del edificio para ir a verlo a su casa. Me hervía tanto la sangre que si era necesario le rompería la puerta.

No, mejor me pondría el cinturón de seguridad y me estrolaría con el coche contra su casa. El vive bastante lejos de mi departamento y utilicé ese tiempo para calmarme. Mejor conservar la calma. No podía demostrarle bronca ni nada de eso, aunque no hacía falta disimular, me conocía bien y sabía que yo estaría con la misma tensión que Bush a punto de apretar el botón rojo para hacer explotar a Irak. Llegué y vi su coche estacionado en el camino del garage. Me dieron ganas de darle un chuponcito con mi auto por detrás pero me contuve. Me bajé y toqué el timbre. La puerta se abrió enseguida.

Te estaba esperando, pasá.

Se giró dándome la espalda y no pude contener mi furia, me esforcé pero ya no pude. Otra vez me le tiré encima pero este avance fue desde atrás. Me le subí a cococho, le agarré las orejas y se las retorcí. El empezó a manotear para sacarme de encima y encontré un lugar disponible para con mi dientes clavar toda mi furia en su carne. Y le dolió.

La reputa madre. Estás loca o que mierda te pasa?

Volvió a manotear. Está vez logró agarrarme el brazo. En el bailongo metí las piernas entre sus piernas, trastabilló, al tiempo que me sentí volar por los aires con su mano todavía aferrada a mi brazo. Cuando volaba sentí que ninguno de los dos habíamos dejado de ser niños. Esta pelea no se diferenciaba de las que solíamos tener en aquella época. Solo habíamos crecido en altura, a mi me habían crecido las tetas, a él el pito y demás.

Caí de espaldas sobre el suelo. Me había sostenido del brazo en todo mi trayecto de vuelo experimental y eso menguó un poco el golpe. Pero ahora él estaba cayendo sobre mi. Cayó de rodillas y con el envión que traía siguió su ruta derechito hacia mi. Apenas sus manos tocaron tierra firme me agarró de las muñecas, que ubicó a ambos lados de mi cuerpo. Se incorporó y metía presión sobre ellas sin darme la posibilidad de moverme. El muy guacho, no soportaría otro golpe en las bolas por lo que con sus piernas hizo que abriera las mías. Y no me podía mover. Tenía su cara casi en mis tetas y temí que en cualquier momento fuera por ellas.

Así te quería agarrar. Por que te resistís? Ya no te podes resistir, de ningún modo, y lo sabés.

Voy a resistirme hasta el final.

Este es el final. Jaque mate.

Jaque mate una mierda. Soltame.

No.

Soltame o empiezo a gritar.

Giró la cabeza hacia un costado y atrás. Me torcí un poco para ver qué estaba mirando y vi que tenía levantada la falda de gasa mas o menos hasta el cuello.

Lindas piernas.

Soltame.

Había estado todo el tiempo en cuatro patas y no me tocaba pero ahora intentaba apoyarse completamente sobre mí. Empecé a forcejear un poco y al tiempo que el peso de su cuerpo se depositaba en el mío, sentí su dureza en mi pubis. Su cara se volvió una súplica y mi concha comenzó a palpitar. Ya no pude resistirme. Apoyó su cara sobre mi tetas y mordió la tela. Rozó con sus dientes por encima de la blusa escotada, a través de todo mi canal mientras me llevaba los puños aún cerrados por sobre la cabeza.

Me besó las tetas haciendo que mis pezones se pusieran de punta reclamando por mas. Empecé a sentirlo como lo había sentido la noche anterior, me dejé llevar y aflojé los brazos abriendo las manos. Deseaba tocar su piel, su pecho, meter mi lengua en su boca hasta cansarme. Ardía por cabalgarlo hasta que ni un jugo quedara dentro de mi.

Nos desvestimos tocándonos como hacíamos cuando chicos y su boca fue directamente a mis tetas. Las sentí explotar. Me mordía los pezones con rabia, ardor y pasión; sus manos eran un vaivén infernal entre mi clítoris y mis tetas. Estaba haciéndome arder de lujuria. Ya no podía aguantar mas sin sentirlo dentro mío. Lo empujé y lo monté mientras permanecía sentado en el suelo. El la acomodó para que entrara en mi vagina y con furia arremetió hacia arriba. Me hizo gemir, retorcerme, saltar, grité desde mis entrañas.

Acompañé con violencia sus embestidas deseando que me llenara toda y que también me vaciara por completo. Con todas mi fuerzas empujaba hacia abajo para que me taladrara sin piedad, chupándome desesperadamente las tetas, mordiéndolas, rozando con sus dientes en mis pezones. Mientras seguía con ese bombeo del infierno nuestras bocas abiertas se encontraron gimiéndole una a la otra. Era ahora él el que gritaba.

Estaba por venirse. Me moví mas rápido, hacia los costados, hacia abajo, clavándole las uñas en las espalda, mordí su hombro para que su orgasmo fuera mas intenso. El respondió mordiéndome las tetas, casi sin soltarlas y serruchándome a un ritmo vertiginoso. Puso las manos en mi culo y me atrajo hacia sí penetrándome con una profundidad que me hizo estallar en un orgasmo gigante. Aullé desesperada para que no saliera de mi y me siguiera bombeando hasta dejarme completamente saciada. Casi ni escuchaba sus jadeos pero sentí su semen hirviendo inundándome toda. Me aparte y chupé lo que quedaba de semen en su pija. Recorrí el glande con la lengua, escrutando para sorberme todo lo que quedaba en su agujerito. La puse entera en mi boca y empecé a lamerla con desesperación. La quería hinchada de vuelta, gorda para que pudiera volver a taladrarme con crudeza.

Lamí entre sus pliegues, llené de saliva aquella fuente inmensa de placer mientras iba hinchándose con rapidez. Mi lengua se transformó en un látigo de carne al tiempo que hacíaa entrar y salir su pija de mi boca, recubriéndola con saliva caliente. Seguí así, cada vez mas rápido, cada vez mas, mi cabeza subía y bajaba penetrando mi boca casi hasta la garganta. Jadeaba como loco y le toqué los huevos mientras acrecenté el ritmo de la mamada. Se arqueó y gimió con voz profunda.

Sus chorros de semen caliente se desperdigaban en mi boca y fui tragando todo lo que pude, mientras el resto se escurría por la comisura de mis labios. Me tiró de las piernas con violencia y su boca lamió los restos de semen que aún estaban en la mía. Bajó directamente a mi concha y empezó a chupar. Sentía su lengua inquieta, abriéndose paso entre mi labios vaginales hinchados, expandiéndome con sus dedos como una flor, metiendo y sacando la lengua de mi vagina, acariciando con ella mi clítoris. Pasó sus dientes por él, apenas razonándolos, haciéndome quemar por dentro, para luego morderlo. Una descarga de electricidad invadió mi cuerpo, sentí mis flujos corriendo por todo él, haciendo hervir mi sangre. Volvió a moderme el clítoris casi hasta llevarme al orgasmo y ahora un dedo había entrado en mi culo. Estaba excitadísma. Sacó el dedo y metió la cabeza de su pija ya parada en mi ano.

El dolor fue grande, pero estaba tan caliente que no me importaba el dolor, deseaba que me cogiera ya, que me reventara. No era mi primera vez por el culo, pero si dudas esta iba a ser la mejor. La metió mas adentro, y el dolor hizo que me arqueara hacia atrás, sus dedos buscaron nuevamente mi clítoris y ahora me lo retorcía como podía dándome todo el placer que fuera posible recibir. En cada empinada de su pija en mi ano sus dedos revolvían mi clítoris haciéndome vibrar. En el último envión sentí tal dolor que me quitó la respiración. Jadeé pidiendo que me perforara y empezó a bombar con mas fuerza. Me penetraba como si fuera la última vez en su vida, haciéndome arder y gozar por dentro. Casi la sacaba y metía por completo al tiempo que jadeaba y gritaba revolviéndome y regocijándome en él. Su pasión lo llevó al límite de aullar moviéndose en un saca y ponga tan rápido y violento que sentí explotar por dentro en un placer desconocido.

Otro orgasmo estaba haciéndome vibrar mientras mi hermano seguía traqueteándome por detrás. Ahora había alcanzado un ritmo infernal y ya no tenía voz ni para jadear. Me llevó a otro orgasmo al tiempo que lo sentí acabar, apretándome las tetas como aferrándose a un último suspiro de vida. Nos acurrucamos el uno en el otro y ya mas tranquilos después de aquel frenético traqueteo dijo:

  • En mi vida llegué a eyacular tres veces al hilo y debo confesarte que desde chiquito supe que vos eras la mujer que quería para siempre... Ahhh, me olvidaba, la máquina ya está arreglada, solo que me di tiempo para lograr lo que finalmente logré. Sigo siendo un delincuente juvenil en grande o ya alcancé la mayoría de edad como para ir preso?