Mi hermano, travesti y gay, 01
Todos nosotros, de alguna manera, nos vimos envueltos en relaciones filiales que ya les contaré en su momento. Pero primero les diré que Luis fue el iniciador de esta maravillosa aventura de sexo entre la familia empezando conmigo.
Mi hermano, travesti y gay, transformo a la familia 01
Hola amigos, le comento que por el momento no entraré en detalles de quienes somos ni edades, solo les diré que mi familia está formada por mi padre: Eduardo, mi madre: mago, mi hermano menor: Luis, mi Hermana: Jazmín y yo: Jaime. Todos nosotros, de alguna manera, nos vimos envueltos en relaciones filiales que ya les contaré en su momento. Pero primero les diré que Luis fue el iniciador de esta maravillosa aventura de sexo entre la familia empezando conmigo.
Luis, fue el último hijo que tuvieron nuestros padres, y desde muy chico se fue a estudiar a un colegio religioso en donde se quedó casi siete años. La historia empieza cuando Luis tiene que regresarse a la ciudad para seguir estudiando y lo recibimos con gusto en la casa. Una pequeña fiesta de bienvenida fue organizada en donde la familia lo recibió con regalos y una gran cena. Una vez pasado el festejo, Luis nos invitó a que pasáramos unos días en la playa antes de que se integrara a la nueva escuela, pero por desgracia, que después fue fortuna, nadie podía ir, solo yo estaba libre y sin más le acepte la invitación, así que preparamos las maletas y esa misma noche partimos hacia la playa, que estaba a tres horas de distancia.
Llegamos al hotel, ya entrada la noche y sin reservación de por medio y el dependiente nos dio una habitación con una cama matrimonial ya que no tenía con camas separadas. Mi hermano se puso muy contento de que habíamos encontrado hospedaje y sin más nos dirigimos al cuarto. En realidad estábamos muy cansados del viaje y nos dispusimos a dormir. Fue ahí en donde empecé a darme cuenta que algo raro tenía mi hermano, ya que al empezar a desvestirse me di cuenta que como calzón tenia puesta unas pantaletas hechas de tela semitransparente y muy ajustada a su cuerpo, de tal forma que sus nalgas se le veían muy grandes y atractivas, casi como si estuviera viendo el cuerpo de una mujer. No tenía vello alguno ni en las piernas ni en su pubis y su piel se veía tersa. Él se movía de un lado para otro, sin quitarse las pantaletas y yo lo seguía con la mirada sin quitarle los ojos de sus nalgas. Reaccione hasta que mi hermano me llamo con voz alta…
- ¡Hey! hermano, despierta, estas como ido, que tanto le ves a mis nalgas? Que no te gustan o las tengo raras?- termino diciendo
- Es que nunca había visto nalgas de hombre con pantaletas y sí que me gustan como se te ven, parecen de señorita- le dije un poco apenado.
- -Pos ven, acércate y tócalas, siente como las tengo, no seas penoso- quedándose parado se volteó dándome la espalda y una vista más completa de su culo.
Yo me acerque y me senté a la orilla de la cama, casi a una palma de distancia de su culo, el cual empecé a tocar un poco con miedo y después con más firmeza utilizando las dos manos. Era una sensación muy bonita, sin querer cerré los ojos y empecé a disfrutar el toque de sus nalgas. Recorría de un lado a otro y de arriba abajo, apretando esas carnes que eran contenidas por la tela de sus pantaletas. Que rico, era un culo firme y grande. Mi hermano al sentir y ver mi reacción, se inclinó un poco de tal forma que amplio el área de contacto para que me diera más placer. Abrí los ojos fue cuando me di cuenta de lo hermoso que se le veía su culo, la transparencia de la tela me dejaba ver la raya divisoria de sus dos carnes y muy al fondo un pequeño círculo negro, la entrada del ano de mi hermano. En ese momento una de mis manos se posó sobre mi verga que se estaba poniendo dura y la apreté varias veces. Mi hermano movía sus nalgas de un lado a otro y cada vez las acercaba más a mi cara. De pronto moví mi cabeza a un lado y pude ver como mi hermano me estaba observando por el espejo del tocador, vi como en su rostro tenía una sonrisa de placer, en ese momento reaccione y me levante rápidamente alejándome de mi hermano. Él se desconcertó por la acción pero no dijo nada, y continúo arreglándose para acostarse.
Yo me sentía muy mal pero al mismo tiempo muy excitado, no sabía que decir y me movía nerviosamente alrededor de la cama, me tranquilizo el hecho de que mi hermano empezó a platicar sobre qué planes tenia para los días que estaríamos ahí. Más relajado me quite la ropa quedándome solo en trusa y me metí a la cama, pero con un pequeño bulto que aún mostraba mi excitación.
- Hermano, creo que necesitamos un baño antes de acostarnos para quitarnos el sudor y dormir a gusto, quieres que lo hagamos juntos como cuando éramos pequeños? – me dijo muy sonriente y con una expresión de convencimiento.
- Mejor ve tu primero y yo sigo, el baño es muy pequeño y no cabemos los dos – le dije muy suavemente.
Luis sin decir nada más, se metió a la regadera y después de unos minutos salió envuelto con una toalla, señalándome que ya podía entrar. Yo me apure a bañarme como si me urgiera estar de regreso con mi hermano, seguía un poco excitado por el recuerdo de las caricias que le di a las nalgas de mi hermano, algo andaba mal en mí. Cuando termino de secarme me doy cuenta que no tenía trusa limpia para ponerme y no quería dormir desnudo, casi nuca lo hacía, así que saliendo del baño le pregunte a mi hermano si traía una trusa adicional que me prestara. Él se levantó de la cama y me di cuenta que traía puesta otras pantaletas iguales a las anteriores pero de color azul pastel. Luis busco en su maleta y sacando unas pantaletas me las ofreció.
- Es lo único que tengo, póntelas y veras que bonito se siente- me dijo entregándome ese pedazo de tela muy raro para mí.
Con pena y agradecimiento me puse las pantaletas y en ese momento me di cuenta lo agradable que se sentía ese material en mi piel y sin darme cuenta empecé a acariciarme por donde estaba esa tela. Recorrí mis nalgas, como lo había hecho minutos antes con Luis, me toque la verga y como un resorte se me puso muy dura. Mi hermano me veía con una sonrisa y movía su cabeza como asintiendo que lo que estaba haciendo estaba bien, yo de inmediato, al darme cuenta, deje de acariciarme y me metí a la cama.
Ya acostados uno junto al otro, Luis me pregunto si me sentía cómodo con las pantaletas y yo le respondí que sí, que mucho, y le pedí perdón por haberme excitado de esa manera, tanto al acariciarle sus nalgas como cuando me acaricie yo mismo. Él se volteó de lado, dándome su cara y con una mano empezó a acariciarme el bulto que tenía detenido por la tela. Sentí como descargas eléctricas por todo el cuerpo, que hacían estremecerme casi sin control, levantaba la cadera para que mi hermano pudiera apretar más mi verga. Luis, no dejaba n un instante de mover su mano por todo el bulto. Estando en esas, mi hermano se acercó a mi oído y me dijo que me volteara para que quedara frente a él y me pido que con mi mano le acariciara sus nalgas. Así lo hice y el también empezó a acariciarme, con una gran destreza, tanto mis nalgas como mi verga. Ya no había paso atrás, estaba a punto de tener sexo con mi hermano, eso lo sentía, no quería pero al mismo tiempo la sensación de sus nalgas y de sus caricias no me permitió parar. Solo se oían los sonidos de placer que los dos emitíamos, no se dijo nada. En un instante, sin darme cuenta como lo hizo, mi hermano ya estaba acariciando mi verga con su boca, sobre la tela de las pantaletas. Me sentía todo mojado, por la gran cantidad de saliva que dejaba Luis por sus caricias. Con mis manos tome su cabeza y lo guiaba por donde sentía más placer. Siento como uno de sus dedos, ya mojado por saliva, trata de entrar por mi culo, quiero retirarlo pero el placer se acrecienta y empujo mis nalgas para encontrar el dedo y dejarlo entrar. En ese momento, Luis hace a un lado la tela y deja salir el pedazo de carne que muy tieso lo mete a su boca y lo mama con una suavidad indescriptible, siento como se traga todo lo largo de mi verga, entra y sale, su dedo se mueve rítmicamente en mi ano. Siento como mi verga empieza a crecer de tamaño, es seguro que ya se acerca mi clímax, pero Luis, por la experiencia que tiene, según me entero más adelante, siente en mi culo las contracciones y saca su dedo y deja de chupar, casi al mismo tiempo, se levanta y quitándose las pantaletas, se pone sobre y en frente de mí y con una mano toma mi verga y la dirige a su ano, que sin saber cómo estaba completamente lubricado y dilatado, así que mi verga se deslizo por las paredes de su esfínter hasta el fondo. Mi hermano dio un grito de placer y moviéndose frenéticamente hacia todos lados, mi verga no salía ni un instante, siempre estaba adentro de su ano. Con mi mano le agarro la verga, pequeña, lisa y sin pelos alrededor, de Luis y lo masturbo. El tiempo pasa y siento como ya es inevitable mi descarga de leche, el ano de mi hermano siente y se aprieta, como si fuera un órgano separado, empiezo a descargar dentro de Luis y al mismo tiempo la pequeña verga de mi hermano descarga su liquido llegándome a la cara, yo abro la boca para tratar que algo de su leche me llegue y así probar, por primera vez, el semen.
Ya descargados, mi hermano se recuesta sobre mi pecho, con su lengua limpia su leche de mi cara, ya limpia, se levanta, saca mi verga, aun medio dura de su culo, y la empieza a chupar hasta dejarla completamente limpia.
Hasta ahí la primera noche de sexo con mi hermano, no tenía idea de lo que se presentaría en los días siguientes en la playa y como cambio nuestra vida sexual en la familia.