Mi hermano mi esclavo 1 - La cena

Esta serie de relatos trataran sobre la experiencia que tuve de hacer a mi propio hermano, mi esclavo y como me aproveche de algo que a nuestros padres no les hubiera gustado saber para cumplir mis propias fantasías. Yo tenía 20 años y él tenía 18 cuando sucedió esto.

Prologo

Esta serie de relatos trataran sobre la experiencia que tuve de hacer a mi propio hermano mi esclavo y como me aproveche de algo que a nuestros padres no les hubiera gustado saber para cumplir mis propias fantasías. Yo tenía 20 años y él tenía 18 cuando sucedió esto.

Comenzare esta historia describiéndome a mí y describiendo a mi hermano, en lo que respecta a mi soy de estatura media más o menos mido 1.73, tengo el cabello largo, lacio y de color castaño, mi piel está muy ligeramente bronceada porque me cuido mucho de no exponerme al sol, no es que sea muy muy guapa pero me gusta mi cuerpo, tengo unas caderas un poco anchas de modo que mis manos quedan un poco más afuera que mis hombros y unos pechos, que aunque no son realmente grandes, siento yo que tienen el tamaño necesario para llamar un poco la atención. Mis ojos son de color café oscuro, pero según los chicos mi mejor atributo es mi sonrisa, dicen que resalta toda mi belleza y bueno yo les creo un poco jajaja pero dejemos de describirme y pasemos a mi hermanito.

Mi hermanito era muy tierno bueno, yo así lo siento, él era bastante ingenuo aunque muy guapo, siempre tenía novias nuevas, aunque no parecía que tuviera relaciones con ellas, él tiene el cabello castaño, es un poco más bajito que yo y es delgado, no esta tan marcado, pero se ve bien, sus ojos son color miel que me encanta, me hubiera gustado mucho tener unos ojos así, mis amigas me hablan muy seguido sobre los ojos de mi hermano y yo les sonrió y les digo que lo sé, tal vez fue todo eso lo que me atrajo de él, o tal vez solo fue que me dio la oportunidad de cumplir mis fantasías con el pero bueno, creo que ya es una descripción  lo suficientemente buena como para que nos logres imaginarnos a mí y a mi hermano de una forma sensual, así que pasare a escribir la historia.

Capitulo 1 - La cena

Esta historia comenzó el día en que descubrí a mi hermano teniendo relaciones, y supongo que dirán que eso no es para tanto y en realidad tendrían mucha razón, no hubiera dicho nada si lo hubiera visto con alguna chica en el sofá, o masturbándose viendo alguna película porno, el problema fue que lo que vi sí que fue algo fuerte, mi hermano estaba recibiendo sexo oral y no de una chica, sino de Willis, y ¿quién es Willis? pues "Willis" es nuestro gran danés, mi perro le estaba lamiendo el pene a mi hermano!

Esa tarde tuve la suerte de salir temprano del colegio, llegue a la casa sin hacer mucho ruido y en lo único que pensaba era en calentarme un plato de sopa y tirarme en el sillón a ver la tele, pero lo que vi a entrar a la sala me dejo perpleja, todavía pasaron 15 segundos antes de que David notara mi presencia, él estaba tumbado en el sillón con la cabeza hacia atrás, tenía un bote de miel en la mano y a Willis lamiéndole la miel del pene, en ese momento me quede helada y seguramente no hice ningún ruido, hasta que al parecer David noto que Willis quería más miel y tuvo que abrir los ojos. Lo que paso a continuación fue un escándalo,  David dio un brinco y se apresuró a ponerse el pantalón, su rostro que solo unos instantes antes disfrutaba de una mamada canina y tenía un color rojo intenso, se había puesto blanco como la nieve en solo segundos, cuando David se terminó de poner la ropa se fue corriendo a su cuarto mientras yo, aun en shock trataba de acomodar los sucesos y descubrir cómo fue que me  halle en esa situación.

Me calenté mi plato de sopa, me tire en el sillón y trate de actuar como si nada hubiera ocurrido, a mi lado vi las marcas de la mamada de Willis y las limpie de modo que nadie se diera cuenta de que lo que paso ahí, trate de pensar en otras cosas, pero la imagen de Willis dándole sexo oral a mi hermano volvía cada vez con más frecuencia, no voy a negar que me entro una verdadera curiosidad por el placer que se podía obtener de Willis, después de todo lo cuidamos mucho, yo incluso lo beso, además los perros como el mío tienen una lengua que parece que hubieran sido hechos para eso, en ese momento me di cuenta de en qué estaba pensando y no podía creer lo que me pasaba, me estaba excitando haber visto a mi perro darle una mamada a mi hermano!

Después de unas dos horas oí a mi hermano bajar las escaleras, pensé que no querría ser notado así que no volteé a verlo, pensé que si actuaba normal podríamos hacer como si nada hubiera pasado, pero para mi sorpresa mi hermano no bajo para tomar algo de comer, sino para pedirme que no le dijera lo ocurrido a mis padres, me suplico de verdad que no se los dijera, yo tenía muchas dudas, de hecho cuando me di cuenta de lo que hacía, solo buscaba la oportunidad para pedirle que me contara sobre su experiencia, quería saber de verdad que se sentía tener la lengua de un gran danés lamiéndote los genitales. En ese punto yo ya estaba muy excitada y sentía que le podía preguntar cualquier cosa, y le hubiera preguntado si no fuera porque mis padres acababan de llegar a la casa gritándonos saludos y diciendo que la cena había llegado.

Los primeros minutos de la cena fueron muy normales, mi padre me pregunto por la escuela -me fue muy bien papi- respondí -hoy salí temprano-, en ese momento David me miro a los ojos con una cara de espanto y yo le sonreí, la mesa era para 4 personas y era cuadrada, yo quede sentada enfrente de

David con mis padres a los lados. En ese momento mi mama noto la palidez de David.

-hijo, tienes que comer más te estas poniendo muy pálido- dijo mama

-si e, te ves muy verde ¿qué te pasa?- le dije con un tono amable y una sonrisa insinuante

En ese momento David me miro como tratando de ver que tramaba, y valla que tramaba algo, en ese punto yo estaba cada vez más excitada, solo pensaba en cómo aprovecharme de la situación, -nada, no pasa nada- respondió David tratando de desviar la atención de él, y dos segundos después volvió a mirarme, pero esta vez no trato de encontrar una explicación, esta vez solo me miro completamente sorprendido. Bajo la mesa estaba mi pie derecho acariciándole los genitales por encima del pantalón.

No me había logrado contener, la tentación era demasiada, poco antes me había zafado el zapato del pie esperando a que me decidiera a hacerlo y por si fuera poco estábamos usando un mantel largo, así que mis padres no podrían notar mi pierna bajo la mesa.

-Pues sí que te ves raro e, y casi no le has bajado nada a la sopa- le dije para poner la atención de mis padres sobre él.

-¿e?, no no, es solo que tuve un día cansado- Dijo mirándome como tratando de explicarse por qué lo hacía.

-¿Por qué? ¿Qué paso?- continúe haciéndole preguntas

En este punto comencé a sentir el bulto de David levantarse y le sonreí de una manera muy pilla sin que mis padres lo notaran. De vez en cuando me miraba mientras se apresuraba a acabarse el plato de sopa, sus mejillas comenzaban a verse cada vez más rojas y de vez en cuando se movía tratando de esquivar mi pie, pero eso solo me excitaba más.

De verdad se apuró a terminar de cenar, y cuando termino estaba a punto de levantarse cuando mi mama le dijo que se esperara, que habían traído pastel de helado, (a mi hermano de verdad le gustaba ese pastel y sabía que si se negaba a coger un plato de verdad levantaría sospechas). -claro mama- dijo mi hermano y por unos instantes su rostro fue de desaliento. Yo no perdía el tiempo ni las oportunidades para humillarlo.

-Es lo que te hacía falta verdad- le insinué con una sonrisa

-¿Qué?, a… si si la tarta- respondió David -esta rica-

-Pues claro que la tarta! - conteste riendo - de verdad parece que la disfrutas…- y termine esa frase con una sonrisa

David solo asintió con la cabeza, yo seguía masturbándole con mi pie cada vez más fuerte, había logrado bajarle un poco la bragueta y ahora frotaba mi pie sobre su calzón, yo le miraba sonriendo porque sabía que le gustaba y por qué también sabía que unas horas antes no había logrado correrse en el hocico de Willis y necesitaba descargarse, ahora de verdad estaba segura de que le tenía a mi merced y que podría hacer con mi hermano lo que quisiera.

Mientras frotaba con fuerza mi pie contra su pene llego un momento que David me miro con los ojos bien abiertos, mostrando un verdadero asombro en su rostro, después desvió la mirada hacia su plato… él estaba realmente avergonzado. En ese momento sentí unos fuertes espasmos sobre el pene de David, trato de contenerse y parecer normal pero aún así yo pude notarlo, de verdad le había gustado y en ese momento se estaba corriendo, yo sabía que durante el orgasmo sus genitales serían más sensibles y aunque el rostro de mi hermano parecía suplicarme que parara, yo puse todavía más empeño en que los movimientos de mi pie fueran perfectos y duros, sentí en mi pie el calzón mojado de mi hermano y como su corrida había lubricado aún más sus genitales, yo aproveche todo eso para humillarlo un poco más y frotarle más duro.

Seguí acariciándole los genitales hasta que termino la cena aunque ya muy suavemente, supongo que David esperaba el momento en que pudiera salir sin que mis padres le vieran la bragueta abierta y la mancha de humedad en el pantalón, de cualquier forma yo ya había logrado lo que quería, tenía a mi hermano a mi merced y sabía que él no podía hacer ya nada.

Tome mi plato y fui la primera en levantarme de la mesa, quería subir a mi cuarto y tirarme a la cama, de verdad necesitaba tocarme… Solo pensaba en qué clase de experimentos aria con mi hermano.

Esa misma noche, cuando ya mis padres estaban dormidos, me levante, tome mis pantuflas y me dirigí al cuarto de David, entre sin hacer ruido, me acerque suavemente a su cama y me senté un lado de él, entonces, con una mano le acaricie los cabellos suavemente y la otra la deslice suavemente  hacia sus genitales para acariciarlos, entonces David abrió los ojos, me miro con odio por unos instantes, estuvo apunto de mostrar su enojo, pero pronto comprendió quien mandaba en ese momento, entonces bajo la mirada y me dejo tocarlo.

-Hola cariño- le dije al oído…