Mi Hermano menor... (2)

Historia que viene después de "Mi Tio y Yo". Después de la muerte de mi tío, mi padre le pidió a mi hermano menor que me hiciese compañía en la ciudad en la que estudio. Y aprovecho a seducirlo y llevarlo por el buen camino del sexo sin tabúes.

Link del capitulo anterior:

http://www.todorelatos.com/relato/125894/


Después del sexo oral a mi hermano, el me sacó una foto con su semen esparcido por mi cara y mis pechos y la guardó, me limpié con un repasador que había en la mesa ratona detrás de mí, el seguía sentado en el sillón, mientras que yo estaba arrodillada entre sus piernas. Lo miré, seguía erecto, y moría de ganas por probar esa pija, hacía bastante que no tenía sexo, y la verdad me estaba muriendo de ganas de sentirla dentro mío, así que le sonreí.

_Vas a seguir? -me preguntó-

_ Bueno, estas duro, y yo mojada, y la verdad tengo unas ganas de probar tu pija que no tenes una idea...

_ No se, que pasa si alguien se entera...

_ Creeme, nadie se va a enterar si no decimos nada.

_ Vos... Ya hiciste esto... Con alguien de la familia?

_ Jaja, te pensás que el tío me dejo su casa, su auto y vivir acá gratis solo porque era su sobrina? -Se quedo callado, y sorprendido, pero a la vez curioso-

_ Desde hace cuanto?

_ Desde siempre... Un tiempito antes de que vos nacieras...

_ QUÉ? Pero... eras... muy chica!

_ Yo no me quejé, y lo disfrute mucho... Y ahora te puedo decir que es lo mejor que me pasó en cuanto a sexo, es mas divertido, mas rico... Nunca te aburrís de este tipo de sexo... Podemos intentar un tiempo, si no te gusta, seguís con tu vida... Además te conviene, si tenes novia ya vas a saber que hacer...

No se negó, me miró aún dudando, pero no me detuvo cuando llevé mi mano a su pene y comencé a masturbarlo. La temperatura de este había bajado, estaba tibio y seco, así que con la lengua, me dispuse a jugar. Lo lamía de arriba hacia abajo, desde los huevos hacia la punta, a penas si tenía vello en ellos. Me encantaba, mientras con una mano me ayudaba a lamerlo, con la otra me masturbaba por debajo de mi vestido, mis fluidos habían empapado mi totalmente mi tanga. Así que me paré frente a él, mi vestido se había deslizado dejando uno de mis pechos al descubierto y el otro no, me saqué la tanga, y me acomodé sobre él.

_ Voy a meterla...

Dije, y con un brazo rodee su cuello, mis piernas se encontraban abiertas al rededor de las suyas, mis pechos daban directamente a su cara, comencé a bajar mi cadera en torno a su pene, y con la mano que tenía libre lo agarre para que me fuese mas fácil meterlo. Lo puse en la entrada de mi vagina, y bajando lentamente las caderas para no lastimarlo lo fui metiendo lentamente, podía escuchar su respiración, era agitada, tal vez asustado, o ansioso, era su primera vez, y debía hacerlo bien, para que pudiéramos seguir haciéndolo. Una vez adentro, comencé a moverme, esa posición me iba a cansar mucho, pero era la mas cómoda, ya que no sabía moverse aún. Comencé con movimientos lentos y duros. Hacía tiempo, un par de meses que no sabía lo que se sentía tener un pene dentro mío, así que podía sentirlo muy duro dentro mío, rico.

Mis movimientos se hicieron mas fuertes, y su respiración se volvieron gemidos, suaves, y temerosos gemidos. Supongo que así habré reaccionado yo en mi primera vez, pero no podía saberlo. Iba a guardar cada expresión suya en mi mente. Estaba colorado, y sudoroso. Con los dos brazos le rodee el cuello, me acerqué a su oreja, y gemí a su lado, empecé a jugar con mi lengua, y a darle pequeñas mordidas, podía ver su piel de gallina. Me detuve, me tire sobre la esquina del sofá y me puse en cuatro agarrándome la pierna y dándole paso a que el la metiera.

Se levanto tembloroso, se paro detrás de mi, y con algo de torpeza volvió a meterla. En esa pose sentía mil cosas, el placer se esparcía por todo mi cuerpo, empezó moviéndose lento, y con cada embestida subía el ritmo, como por inercia lo hacía inconscientemente, por instinto puro, me agarro de las caderas, y aún con algo de miedo. Pero con los segundos el miedo desaparecía y se convertía en pasión. Pronto, sentí un cosquilleo en mis piernas que subía lenta y placenteramente hasta llegar a mis caderas y se extendía por mi cuerpo, haciéndome llegar al orgasmo...

_ Voy a acabar!

Le dije, pero no me hizo caso y siguió embistiendome provocando el mejor orgasmo que había tenido en años. Y lo tenía mientras el seguía embistiendo. Cuando me recuperé de tal placer, me safé de sus manos, lo empuje nuevamente en el sofá pero esta vez quedó acostado. Me puse sobre él, volví a meterme su pene y comencé a moverme, no iba a parar hasta que llegara a su propio orgasmo, y su semen me llenara. No pasó mucho cuando empezó a balbusear.

_ Vo-voy a acabar... Vo- a cabar...

_ Hacelo adentro, quiero saber que tan rico es tu semen... -Le dije sonriendo, y volvió a mirarme asustado-

_ Pe-ro ggg- no

A penas podía hablar y fue ahí cuando sentí como su rico semen se esparcía dentro mío y me llenaba. Me quedé ahí, sobre él, sintiendo como su pene latía aún dentro mío, y aún duro.

_ Estas... Loca! Eso esta mal...

_ Vos no te preocupes, yo se que hacer...

Podía sentirlo, todavía estaba duro, y era la segunda vez que acababa. Los maduros me encantan, pero con ellos nunca podía tener tanta pasión seguida sin que se cansaran. Volví a moverme, no iba a desaprovechar esta oportunidad, tal vez no se repetiría. Y la iba a disfrutar al máximo.

_ Ey, no- todavía estoy sensible.. que- basta...

_ Por qué? Yo todavía quiero más...

_ Es... raro... se siente extraño...

_ Ya se va a sentir bien otra vez...

Seguía moviéndome mientras el se estremecía, su piel otra vez estaba de gallina, por el movimiento que hacían mis caderas sobre las suyas. Su pene en ningún momento dejo de estar duro, y dentro mío podía, mis movimientos eran suaves, hacía círculos con mi cadera, y el solo gemía mientras en su cara se veía puro placer. En ese momento se me cruzaron mil maneras de darnos placer mutuo, y como sería nuestra vida a partir de este momento, un nudo en el estomago detuvo mis pensamientos cuando por un segundo pensé que el no podría separar el sexo de los sentimientos pero inmediatamente pensé que tampoco sería nada malo, ya nos queríamos antes, y nos queremos ahora. Perdida en mis pensamientos noté que mi cuerpo había comenzado a moverse más y más rápido, haciendo que sus gemidos suaves se volvieran alterados. Pero no me decía nada por ende me puse en posición, y comencé a sacudir mi cadera con rapidez. Haciendo que su pene entre y salga una y otra vez, se me estremecía todo el cuerpo por la velocidad y lo profundo que entraba en cada embestida. Podía sentir como mi vagina se lubricaba con cada movimiento. Y me divertía viendo las caras que ponía, él mantenía los ojos cerrados gran parte del tiempo, pero cuando los abría los mantenía fijos en mis pechos, que se movían al ritmo de mi cuerpo. Podía sentir como mis músculos comenzaban a dolerme de tanto movimiento, así que paré. Me levante, lo agarré a él y lo lleve hasta la mesa, donde me senté, me subí un poco el vestido, y sentada pero reclinada para atrás subí mis piernas a la mesa, dejándome la entrepierna totalmente al descubierto, y el por primera vez me miró allí. Se acercó, le sonreí y puso su pene nuevamente en la entrada de mi vagina, pero esta vez sin dudar metió su pene de un tirón, haciendo que me llenara de placer. Sin perder más tiempo, volvió a embestirme que mucha fuerza, cada embestida me llenaba mas de placer, ya no se lo veía tímido, ya no se lo veía preocupado, se lo veía decidido a proporcionarme todo el placer que yo desee, hoy y cada vez que queramos. Pude sentir nuevamente como mi vagina se comenzaba a contraer, y como desde la punta de mis pies un adormecimiento se iba subiendo por el cuerpo y me llevaba nuevamente al orgasmo. Gemí con fuerza, pero él no se detuvo, y siguió con fuerza y rapidez, quería decirle algo, quería estimularlo con palabras, pero estaba tan envuelta en placer que no lograba siquiera coordinar pensamientos. Y fue cuando lo sentí, su pene latía con fuerza, dando lugar a la salida de su semen, salía tanto, y tan rico, que no quería que lo sacase. Pero luego de unos segundos inmóvil, lo sacó, se lo veía mas flácido, pero no totalmente dormido, aún latía. Se tiro en el sillón, y apoyó sus pies en la mesita ratona, tirado la cabeza hacia atrás, yo me acerqué y me senté a su lado.

_ Y?

_ Y qué?

_ Fue una linda primera vez?

_ Fue genial! Lastima que no se la voy a poder contar a nadie...

_ Jaja eso es la mejor parte... Vas a querer que se repita?

_ Si no estuviera tan exhausto, en este momento volvería a garcharte...

_ Genial! Pero primero deberíamos bañarnos... estamos sucios... jaja


Nota Final: Espero que le guste la segunda entrega de esta serie de relatos, y espero que me lo hagan saber en comentarios o por mail. Gracias