Mi hermano me llevó al éxtasis...otra vez
Después de meses sin verse, Javi y Jorge vuelven a tener una sesión de sexo que les transporta al séptimo cielo.
MI HERMANO ME LLEVÓ AL ÉXTASIS...OTRA VEZ
Hola Javi, soy yo, Jorge, tu hermano. Me gustaría verte y hablar contigo. Ya se que no me porté bien. Lo siento, pero necesito verte. Me sentía encerrado en un círculo del que necesitaba salir. Necesitaba otro horizonte. Necesitaba aire. Creo que ahora estoy bien. Vivo con Fran, no se si te acordarás de él, era del equipo.
Todo está bien, pero necesito verte. Por favor, contéstame. Un beso muy fuerte. Tu hermano que te ama.
-.JAVI.
- El hijo puta de mi hermano no había dado señales de vida en meses. Yo sabía por mis padres que le iba bien, pero a mi ni me había llamado ni enviado un correo, ni nada. Me había dejado abandonado. Mis noches y amaneceres eran solitarias y le necesitaba pero no podía rebajarme a suplicarle por lo que...con mi capacidad de seducción, le convencí a mi hermano pequeño que ocupara la cama de Jorge y así estaríamos juntos. No tengo que deciros que no me costó mucho seducirle. Le convencí que durmiera conmigo y al poco tiempo le fui convenciendo de hacernos pajas mutuas, hasta que, víctima de la ebullición de sus hormonas y de la inexperiencia, cayó en mis manos...y en mi polla. Pero no era comparable con el cuerpo, la fogosidad, la entrega y la pasión que Jorge había demostrado conmigo.
Jorge sería Jorge...para siempre.
Le hice esperar mi respuesta varios días, aunque me costó hacerlo. Pensar en él, en su cuerpazo, en sus gemidos cuando le follaba, en sus corridas monumentales, hacía que me follara a Sebas como a una perra. El lo agradecía...no os cuento cómo...pero, lo que yo realmente quería no estaba entre mis manos ni entre mi polla., l
Al fin, le llamé. Fue una conversación escueta; yo estaba indignado y el avergonzado. Al final quedamos en casa de Fran.
Llamé a la puerta y él me abrió la puerta. Me quedé mirándole un instante. Tan guapo como siempre, algo más delgado, se había dejado una barba corta color avellana, como su pelo y todo el vello de su cuerpo, camiseta blanca, jeans gastados, chanclas havaianas rojas. En fin...para mojar calzoncillo.
Hola- me dijo con media sonrisa.
¡¿Qué?! - le respondí en un tono de lo más borde. - ¿Qué quieres?.
Javí...quiero hablar contigo...pasa por favor.
Se acercó para abrazarme y yo me separé para que no me tocara.
Javi, por favor...
Déjame en paz. No eso que querías...
Me agarró del brazo y cerró la puerta. Se me quedó mirando y los ojos se le llenaron de lágrimas. - Los siento, Javi...de verdad...lo siento...perdóname.
Volví a separarme de el, pero Jorge era más fuerte que yo y me abrazó. No quise mover un músculo, pero el me abrazó con fuerza puso su cabeza en mi cuello y comenzó a llorar desconsoladamente - Javi - me decía entre llantos - Por favor, Javi...perdóname...necesitaba irme, pero te quiero tanto....no sabes como te quiero....
Mis defensas fueron bajando. No podía soportar ver a ese hombre llorar así, tan fuerte, tan grande, tan frágil. Mi querido hermano mayor llorando sobre mi hombro sin poder contenerse, fue más de lo que podía soportar. Le abracé y le acaricié la cabeza. Entonces el se desmoronó y gemía abrazándose a mi como una tabla de salvación. Yo le abracé más fuerte porque le quería con toda mi alma,
Si, me había hecho daño, mucho daño, lo se, pero el rencor no es buen compañero de viaje, del viaje de la vida. Su amor y ternura sólo me daban paso a esos mismos sentimientos. Le apreté la cabeza sobre mi cuello y me entró tal congojo que no pude más que sollozar en su hombro.
Jorge me abrazó más fuerte (el abrazo del oso), y yo le besé el cuello. Se apartó para mirarme. Tenía los ojos enrojecidos y las mejillas cubiertas de lágrimas, me sonrió tímidamente y me besó.
Javi, te quiero con toda mi alma, perdóname, pero tenía que hacerlo.
Me has hecho mucho daño Jorge, mucho. Me dejaste sólo sin dar ninguna explicación. Pensé que era mi culpa, que te había hecho daño...Jorge...no sabes lo mal que lo he pasado...- Ahora era yo el que lloraba.
No por favor...no llores...por favor...- mientras me decía esto me besaba, me secaba las lagrimas - Javi, por favor...- me cogió la cara con las dos manos (fuertes, poderosas y cálidas) y acercándome a su cara, me besó en los labios. Un beso de amor, nada sexual, un beso con el que quería desechar todo lo negativo que hubiera, un beso con el quería reencontrarse con el amor de su hermano. Y yo le correspondí, porque le amaba y el me estaba pidiendo que le correspondiera, y así lo hice.
Nos abrazamos y nos besamos un largo rato hasta que nos calmamos. La nueva sensación de notar como su barba me rascaba me ponía.
Pasa - me dijo - siéntate, ¿quieres tomar algo?, creo que lo necesitamos. ¿Te hace un gin-tónic cargadito y bien frío?.
Me hace.
-.JORGE.
- Llevé los gin-tónic y me senté en el sofá junto a mi hermano. Brindamos y bebimos. Me acomodé junto a él, pasé mi pierna sobre la suya y me acerqué frente a el, hasta que nuestros cuerpos se encontraron. Brindamos y bebimos para refrescarnos la boca. Lo miré y lo besé en los labios ahora fríos, abrimos las bocas y nos lamimos las lenguas.
Necesitábamos frescor después de la congoja anterior. Le abracé, posé mi cabeza sobre su hombro y el comenzó a acariciarme el pelo. Ese fue un momento de auténtica felicidad. Si hubiera tenido dinero en ese momento, me lo habría llevado a donde quisiera para estar así, solos, juntos y felices. No pedía más, pero no podía ser.
- Niño...no sabes lo que te he echado de menos.
- ¿A mi o a mi polla?
- Eso, en este momento, es una grosería, pero sí...a ti y a tu polla - y le apreté la entrepierna.
- Esto si que es una grosería - Y me pellizcó un pezón.
Comencé a reírme y le contagié. Reíamos y nos abrazábamos como adolescentes, hasta que nuestras cabezas se juntaron. Nos miramos y nos besamos.
- Si supieras cómo te quiero - le dije, y le besé. Ahora con pasión.
Metí mi lengua en su boca para encontrarme con la suya, nos mordimos los labios y volví a sacar la lengua para que la diera lametones y me la chupara.
Me estaba empalmando a lo bestia y por lo que tenía entre las manos, el también.
- Vamos a mi cuarto
- Vamos
Cuando llegamos, nos quitamos la ropa le miré el cuerpo, estaba algo más fuerte, más definido, más hombre, y su pollón seguía igual de tremendo, le abracé y le morreé a la vez que le apretaba hacia mi para sentir que nuestros miembros se juntaban, se abrazaban y se humedecían entre si.
- ¿Sabes que se te está poniendo un cuerpo muy bonito?. ¿Vas al gym?.
- Si, Sebas me convenció.
- El muy cabrón.
-¿Cómo?
- Nada...solo son celos.
- ¿Vamos a la cama?.
- Vamos
Nos tumbamos, miraba sus ojos, su cuerpo y su cipote (Menudo cipote se marcaba mi hermanito, ese manubrio que necesitaba que me taladrara y me hiciera sentir lo que no había conseguido nadie).
Le acaricié el pecho, que ya se estaba desarrollando, le apreté los pezones para excitarlo, se los mordí para sentir que se ponían erectos, le olí el cuerpo (necesitaba volver a sentir el olor de mi hermano), y bajé hasta su cetro, que ya estaba en su zenit y soltando el jugo que era placer para mi y bebí de él como si de un elixir se tratara y me convirtiera en un ser de placer sexual infinito.
Me di la vuelta para mamarle la verga a conciencia dejando mis genitales y mi culo a su disposición. Le mamé y me tragué su cipote hasta donde cupo mientras tiraba de sus huevos hacia abajo para que su polla se engrandeciera más, si era posible, que su capullo se hinchara y que su líquido fluyera.
Mientras, el jugaba con mi escroto, mi perineo mi ano. Mordía, chupaba, apretaba, lamía y metía los dedos. Gracias a mis meses de putero, tenía la entrada dilatada y sus dedos babosos entraban y salían sin esfuerzo, pero dándome un placer extremo.
-.JAVI.
- Mis dedos ensalivados entraban en el culo de mi hermano con una facilidad pasmosa. Le mordía y lamía el escroto, me metía sus cojones en la boca, le acariciaba y lamía el perineo mientras le metía los dedos por el recto, que el recibía como perra en celo, abría el culo y lo hacía boquear para que entraran mis apéndices (hasta cuatro entraron sin dificultad). Mientras, Jorge me estaba haciendo una mamada de campeonato mientras gemía de placer por la penetración a la que era sometido.
Le dejé sin chupete porque me incorporé y le dije - Ya va siendo hora, te voy a follar.
Jorge quedó a cuatro patas, abrió lo más que pudo las piernas, se sujetó las nalgas para dejar su entrada a mi disposición y dijo - ¡Entra!...fóllame
Me lubriqué con la crema que había en la mesilla y entré sin contemplaciones, de un golpe, lento y suave, pero de una sola vez.
Jorge gimió de placer, no hubo dolor (lo hubiera notado) , llegué hasta el final, hubo un momento de tensión cuando llegué a su segundo esfínter pero mi falo pasó fácilmente el impedimento hasta que mis huevos tocaron lo suyos. Gimió largamente de placer.
-.JORGE.
**- Fue una entrada triunfal.
El rabazo de mi hermano entró de una sola embestida, lenta pero segura hasta el final, hasta que noté sus cojones ente mis piernas. No pude reprimir un gemido de placer. Eser rabo era único. Me incorporé para buscar su boca que encontré y mientras me deleitaba notando su tronco insertado en mi orto, me deleitaba también con el placer de lamernos las lenguas.**
Comenzó a moverse dándome placer. Yo quería buscar ese éxtasis que, como él nadie me había dado, pero quería esperar, quería disfrutarlo primero, quería sentir como me hacía suyo, como disfrutaba follándome. Después de tantos meses le debía ese placer.
Gemía cada vez que la insertaba como si fuera lo que más le gustaba y respiraba al sacarla, yo abría mi culo para que entrara toda su longitud y grosor y lo cerraba para darle placer en la salida...y gemía....y gemía y yo tambíén gemía de auténtico placer, no solo del placer de la follada, que ya era demasiado, sino del placer de que fuera mi Javi quién me lo estuviera proporcionando, con su cuerpo sobre el mío, abrazándome el pecho, los brazos y los sobacos. Acariciándome los muslos, los huevos, la polla, que me dolía de lo dura que la tenía, con el capullo a punto de reventar y no lo hacía gracias a que se drenaba sin descanso.
Ya no pude aguantar y me decidí a buscar la muerte por sexo. Me puse de rodillas, bajé el cuerpo hasta que mi pecho y cabeza encontraron la cama...y empujé hacia atrás elevando unos centímetros el culo, buscando que su capullo encontrara mi botón mágico.
...Y lo encontró, vaya si lo encontró... o logré encontralo yo...¡DIÓS!....que sacudida...Allí estaba... eso era...Me tensé...no se si perdí la consciencia....pero fue un placer sin igual...a mi tranca se la bajó la erección para dar paso a una corrida suave, lenta, sin contracciones, de manar leche.
Penetración....puntazo....corrida...así una y otra vez...el notaba que me estaba dando en la mitad del placer y lo hacía para que yo lo consiguiera.
Penetración...puntazo...corrida....El hijo puta, cuando sabía que me tocaba el punto, me mordía el cuello, el hombro o la oreja y me apretaba los huevos...provocándome un estado de excitación difícil de explicar.
Era El Maestro de sexo...o del mío por lo menos. No había otro como el.
Estaba en tal grado de calentura que no podía ni volverme a besarle. Todo mi placer se alojaba en ese punto que me hacía desfallecer. Y el seguía implacable buscando el momento en que yo me convulsionara y mi culo le mordiera su nabazo y lograr su gran corrida...
...Tuve la gran corrida seca... me tensé, mi ano, mi perinéo y mis huevos se contraían sin soltar ya nada de lefa, mis convulsiones anales apretaban la polla de Javi con rabia, él me abrazaba y me mordía como una fiera mientras yo se la comía...y se corrió con un mugido que parecía un toro herido...Metía y metía el rabo a cada contracción y gemía a lo bestia.
Eramos dos hombres poseído por el placer anal más bestia que se puede pedir. Las fibras musculares de nuestro cuerpo parecían husos de hilo a punto de romperse, nuestra venas no estallaron de milagro, agarraba a Javi su culo con fuerza y el mis genitales como si no quisiéramos separarnos nunca, como si fuéramos uno para siempre.
Y caímos desmayados en la cama.
.-JAVI.
- Me desperté recordando el gran orgasmo que había tenido horas antes. A mi lado, mi espectacular hermano dormía. Era una auténtica delicia ver a un hombre así dormido como un niño, le miraba y no me cansaba. ¡Que guapo era el cabrón!, y dormido más, con ese gesto dulce que da el sueño aún a los más cabrones...el no lo era por supuesto. Le acaricié y el se removió entre sueños.
No daba crédito a la corrida que habíamos tenido. Había sido apoteosica. La follada había sido buena, muy buena pero cuando noté que Jorge buscaba su punto, y lo encontró, y comenzó a gemir como un animal herido, yo me envalentoné. Verle en ese estado me excitó de tal manera que le embestía hacia el lugar que le hacía feliz para lograr que tuviera el mejor premio de su vida...y vaya si lo logré, no solo el suyo sino el mio.
El orgasmo de Jorge fue la hostia y notar sus espasmos en mi polla, como me la abrazaba, me la comía, me la apretaba, como sus descargas se transmitían a través de mi capullo hasta llegar a los huevos y hacerlos estallar, aquello no está escrito...de verdad...La unión que alcanzamos entre los orgasmos fue lo más maravilloso que me ha pasado nunca.
Le miraba y le acariciaba con una devoción nunca sentida.
Se fue despertando y se estiraba como un perro después de una siesta (Me comería vivo a este cabrón), tensando toda su musculatura y enseñando sin pudor toda su desnudez y los vellos de sus axilas y de sus genitales. Un auténtico espectáculo.
Le besé los labios - Vamos a ducharnos ¿Vale?.
Oímos una voz desde la puerta, era Fran.- Yo creo que os vendría bien porque huele a sudor y sexo por toda la casa...y ventilar la habitación, por favor.
Comenzamos a reírnos mientras nos levantábamos y nos dirigíamos al baño...No, en el baño no hubo sexo, sólo aseo.
.-JORGE.
- Me quiero a quedar a vivir contigo- me dijo Javi
- ¿Qué?
- Quiero quedarme contigo.
- Eso no puede ser.
-¿Porqué?
- Primero, porque esta no es mi casa sino la de Fran. Segundo, porque no tienes dinero y yo muy poco. No podría mantenerte. Y tercero, porque no les puedes hacer eso a los padres...ni a Sebas, ahora que te lo tiras y se habrá enganchado a ti.
Mi hermano se enfurruñó - Pero no quiero volver a perderte.
- Javi, nunca me vas a perder. Te quiero demasiado para dejarte, pero tienes que volver a casa. Me verás las veces que quieras.
- ¿De verdad...?
- De verdad - Y le di un casto beso en los labios.
Después de tomar algo, Javi se dispuso a irse, le dio un beso a Fran y le dijo medio en broma - La próxima vez apúntate.
- No se si me apetece. No se si querré.
Javi con un desplante de chulería le contestó - Querrás - y se fue lanzándome un beso desde la puerta.
Abracé a Fran y le di un beso. Le miré con cara de guasa.
-¿Qué?- me dijo
- Querrás. Te digo yo que querrás.
Un abrazo fuerte a todos mis lectores. karl.koral@gmail.com