Mi hermano: el amor de mi vida (2)

Como dos hermanos continuan descubriendo su sexualidad. El de 21 años y ella de 13. De la mano de mi hermano llego a saber cosas que no me imaginaban que existian.

En el capítulo anterior les conté como empezó esta hermosa historia hace mucho. Como la relación con mi hermano mi hermano avanzaba de lo mas tierno hasta lo mas osado y cómo yo iba conociendo mi cuerpo y la sexualidad poco a poco, ya que afortunadamente las cosas se iban dando de a poco.

Para resumir un poco, les cuento que mi nombre es Florencia, tengo 20 años y hace ya siete que disfrutamos con mi hermano una relación "prohibida". Como les conté anteriormente, los encuentros que teníamos juntos se daban prácticamente de improviso para mí y durante el primer año pasaban semanas entre encuentro y encuentro, lo que llena todo de un matiz mas misterioso para mi ya que nunca sabia lo que me deparaba el futuro ni que me deparaba.

Resulta que los días sucedían con normalidad una vez mas y yo ya había empezado el segundo año del secundario, mis amigas comenzaban a tener novios y comentaban sus andanzas en el baño de mujeres. Claro que a esa edad, lo único que habían echo es besarse apasionadamente y dejar que los chicos les toquen las tetas muy de vez en cuando. Yo por mi parte me mordía los codos, ya que con mi hermano habíamos llegado mas lejos pero si hablaba seguramente me tildaban de degenerada. Además era peor mi caso, ya que como mi hermano Daniel es un tipo muy apuesto y con el cuerpo de deportista, tenía muchas enamoradas entre las chicas de mi edad.

Bueno, pero no los quiero aburrir mas y voy a pasar a los hechos tal y como sucedieron. Como les decía, el otoño ya había comenzado y yo estaba expectante de que tengamos un encuentro nuevamente. Y todo sucedió a principio de abril. Estábamos cenando mi hermano, mi hermana y yo, cuando de repente el comienza a pasarme su pié descalzo por mi pierna, por debajo de la rodilla. Yo automáticamente me quede paralizada y continué comiendo sin levantar la vista de mi plato. La mesa donde estábamos cenando era para cuatro personas, o sea que con mucha comodidad llegaba él a tocarme con su pié. Mi hermana, como si nada pasara, siguió mirando la TV, y esto alentó a mi hermano a continuar con su juego. Yo estaba vestida ese día con una calza de licra, así que no paro hasta tocarme los muslos con su pierna totalmente estirado. Yo junte valor y acerqué mas la silla a la mesa, situación en la que quedo con su pié encima de ella y tocándome mi vagina por encima de la calza. Yo abrí un poco mis piernas para permitirle mas libertad de acción y la verdad es que esa vez fue una de las veces que mas excitada estaba, ya que estando mi hermana tan cerca me ponía mas caliente aún. Increíblemente mi hermano se mantenía inmutable y el muy osado le hacia preguntas a mi hermana, que por respuesta ella recibía un cállate porque estaba muy concentrada con su programa.

Finalmente el programa terminó y mi hermana se fue a dormir. Daniel y yo quedamos solos y el seguía con su pie dándome una especie de masturbación sobre mi calza. Yo a esa altura estaba comenzando a humedecer mi bombacha y creí que al instante que mi hermana se retirara el se iba a abalanzar sobre mi e iba a continuar ayudándome a descubrir mi sexualidad. Pero en cambio, me hizo la clásica señal de silencio, poniéndose el dedo indice sobre la boca, cosa que me desconcertó mucho, pero en ningún momento se detuvo en el toqueteo de mi vagina. En voz baja me susurro:

esperemos un poco a que tu hermana se duerma.

¿Qué va a pasar esta noche? – le respondí

Quien sabe, nunca sabemos – agregó

Yo estaba a mil, sabia mas que nunca que eso estaba mal, pero ya no lo sentía así

Y ya comenzaba a resultarme familiar esos encuentros cercanos, por mas que ese era solo el tercero que teníamos.

A los cinco minutos de estar tocándome con su pié yo ya estaba con los ojos cerrados y gastaba todas mis energias en aguantarme las ganas de gemir y gritar. Para evitarlo, mordía mi labio inferior y con mi mano guiaba su pié hacia los lados que mas placer me daba.

Por primera vez en nuestra relación, tome la iniciativa en algo. Tome su pié, lo corrí a un costado y me levante un poquito de la silla arqueándome sobre la mesa. Estando levemente levantada, me saque la calza y la deslicé hasta mis tobillos, lo mismo hice con mi bombacha. Daniel me miraba extrañado ya que hacía muy poco tiempo que mi hermana se había retirado a su habitación, pero con un susurro le dije:

Ahora tenes mas libertad de acción, además, si nos interrumpen, el mantel me tapa casi toda.

Y era verdad, tenia que estar prestando atención detenidamente para notar que yo no vestía nada de la cintura para abajo. Eso puso como loco a mi hermano que al instante en que me senté volvió tocarme con su pié derecho, el por su parte se quitó la media para que nuestra piel esté en contacto sin que ninguna prenda pueda impedirlo. Fueron 20 minutos los que Daniel estuvo masturbándome con el pié. De repente, deja de hacer lo que estaba haciendo y se introduce debajo de la mesa. Creo que en esos momentos ya no nos importaba nada, pero en el fondo sabíamos que mi hermana estaba durmiendo ya. Una vez debajo de la mesa, me corrió hasta la punta de la silla y mi vagina quedó justo a la altura de su boca. Comenzó besándome muy de a poquito mi botoncito, pero no tardó en abrir mis labios con los dedos de su mano e introducir por completo su lengua. Digo esto con total conciencia, pero de todos los hombres con los que estuve, mi hermano fue el que mejor me dio placer oral, además se notaba que lo hacía, y lo sigue haciendo por placer.

La verdad que no se cuanto tiempo habiamos estado tocándonos y el lambiendome ya que el placer me hacía perder los límites del tiempo. La cosa es que termine toda mojada y mordiendo una servilleta para no gritar en el momento del orgasmo. Luego de que yo acabara, el salió de debajo de la mesa e instantáneamente me beso apasionadamente. Pude probar por primera vez mis jugos ya que la boca de él estaba empapada con mis olores y mis sabores. Me agarró de la cintura y me llevó hasta la mesada, me sentó y me saco la camisa que llevaba y me saco el corpiño. Estaba completamente desnuda. Ahora no íbamos a tener pretexto si nos atrapaban allí, pero poco nos importaba. Yo sentía que si detenía todo en ese momento, no se volvía a repetir. Comenzó a chuparme los pezones, que a esa altura estaban como dos timbres. Los chupaba como lo hacen los bebes, como si quisiera sacar leche de mí. Por mas que me encantaba lo que sentía, se me vino a la cabeza la vez que me los mordisqueó de a poquito.

Mordelos como la otra vez – le supliqué al oído.

Por supuesto mi amor – me respondió él.

No puedo explicar lo que sentí en ese momento, no solo por el placer y el éxtasis que recorría mi cuerpo, sino porque sabia que con mi decisión de sacarme la calza y por pedirle que me muerda los pezones, me di cuenta que yo también tenia decisiones en este juego, no era una jugadora más, sino que podía armar mis tácticas de a poco.

Daniel, quiero probar algo nuevo

Linda, si fuese por mi, esta noche seria magica, pero es mejor que vayamos despacio y conociéndonos de a poco – me respondió.

Es que quiero saber todo ya, acordate que soy chiquita – le dije con picardia.

Y que es lo que sabes de sexo? – me preguntó mientras apoyaba su pera entre mis tetas y me miraba con mirada complice.

Nada, pero te tengo a vos de maestro.

Vamos a mi habitación. – Me dijo mientras me agarraba de la mano.

Como el era el único que estaba vestido, salió primero del comedor para ver si la puerta de la habitación de mi hermana estaba cerrada y como lo estaba, salí corriendo atrás de él, llevando todas mis ropas en la mano. Lo único que llevaba puesto eran unas sandalias, por lo demás, estaba completamente desnuda.

Cuando entramos a su habitación, que afortunadamente queda al otro lado del pasillo, Daniel cerro la puerta y prendió la tele. Comenzamos a besarnos con furia y nos dejamos caer en la cama. Toque su pene y note que estaba mas duro que nunca. Desabroche su jean y el se lo dejó caer hasta las rodillas y mas abajo también.

es hora de que yo te devuelva algo de lo que me diste – con miradfa cómplice le susurre.

Me arrodillé frente a su pene y comencé a besarlo en la punta. Yo jamás había visto a alguien chuparlo. Todo lo que sabía era por comentario de las chicas amigas mías que decían que eso le daba mucho placer a los hombres. Aunque en algún momento de mi vida, y mas cuando escuche sobre eso por primera vez, me jure que jamás lo iba a hacer, que era un asco, pero en ese momento no dude en ningún momento en hacerlo. Comencé besándoselo, luego puse dentro de mi boca su cabeza y me quede como inmóvil. Debo haberlo raspado con los dientes o algo, ya que el me miró y me dijo que me iba a enseñar. Por indicaciones de él, y recuerdo el ejemplo que me dio, comencé a chuparlo como si fuese un helado y luego a tratar de meterme lo mas que podía mientras le hacía como masajes con mi lengua. Mientras tanto, el puso mi mano sobre la base de su pene y con mis dedos índice y pulgar comencé a movérselo de arriba hacia abajo. El se sentó en su cama y se recostó. Yo seguí chapándoselo tratando de usar mi imaginación. Supongo que no debo haberlo echo mal, ya que no volvió a pedirme que parara. Y me gustaba hacerlo. En un momento, jadeando, me comenta:

Flor, para

Lo estoy haciendo mal?

No, lo que pasa es que estoy por acabar.

Yo lo mire intrigado por lo que agregó.

te acordas la otra vez que te manche toda la mano con una sustancia que salió de mi? Bueno, eso es acabar, cuando yo llego al extremo – dijo guiñándome un ojo pero sin dejar de jadear.

Pareciendo que no me había importado lo que dije, agache mi cabeza y continué chupando, no porque no lo haya oído, sino que yo era la que quería probar eso que salió de él. El había probado lo mío y yo lo sabia bien porque me beso luego de hacerme llegar al orgasmo. Por lo tanto proseguí. No es uno de los momentos mas gratos de mi vida sexual esa primera acabada en mi boca, ya que no creía que saldría eso con tanta fuerza y ni se me ocurrió que estaba calentito. La cosa que cuando el tiro ese primer chorro en mi, comencé a hacer arcadas y tuve que escupir lo que quedaba en mi boca. Mi hermano se asustó y enseguida me preguntó si estaba bien, y a continuación se desvivió por pedirme perdón. Yo tuve que salir corriendo al baño. Cuando volví a su habitación, el estaba sentado en la cama agarrandose la cabeza. La primera impresión que tuve es que el se había arrepentido de lo que había echo y que lo que vivimos los últimos meses no se volvería a repetir. Y eso yo no quería que pasara.

Me arrodillé delante de él, lo bese en los labio y le dije que estaba todo bien, y como por el susto no se había limpiado todavía, agache nuevamente mi cabeza y limpié su pene con mi lengua. Recién allí pude apreciar el verdadero sabor del semen. Y me gustó.

Estuvimos abrazados durante una hora mas o menos, en silencio. Por miedo de quedarme dormido allí y que al otro día nos vea mi hermana, lo bese en los labios y me fui a mi cama. Esa noche me acosté sabiendo que ya no era la misma, y el miedo que sentía al principio por no saber si estaba bien o mal lo que estaba haciendo cambió a ansiedad por saber lo que iba a venir.

Desde ese día de abril, mi curiosidad aumentó catastróficamente, y mis opciones para aprender o investigar por mi cuenta eran nulas, ya que internet en esa época no tenía y no sabía como conseguir una revista o una película.

Gracias por todos los mensajes que me dieron ánimo para continuar esta magica historia y seguro que pronto nos volveremos a encontrar para continuar esta especia de auto biografía.

Besos a todos:

Flor.