Mi hermano cree que no sé que me cogio ebria.
Vamos de vacaciones mi hermano, su novia, mi novio y yo y en una borrachera, el unico consciente es mi hermano, y saca provecho de la situación
Hola mi nombre es Carolina, y lo que les voy a relatar me paso estas vacaciones pasadas de semana santa. Bueno yo tengo 18 años y estoy en la universidad. Soy morena clara, ojos aceitunados, cabello negro y lacio que uso hasta los hombros. Mido un metro sesenta y seis centímetros. Me gustan mucho mis piernas, pues son largas y bien torneadas por el baile que me gusta mucho y practico casi a diario. Mis caderas son pronunciadas y mis pompas paraditas y redondas; pero lo que más me gusta de mi son mis pechos, redondos, firmes y suaves. Sólo les diré que desde los 15años de edad uso brasiere copa C.
Bueno estoy en la universidad, en el segundo año, mi hermano estudió en la misma universidad, pero se graduó el semestre pasado; así que tenemos muchos amigos en común. La novia de mi hermano, Azucena, también estudia en la misma universidad y se gradúa este año. Mi novio Edgar va en mi mismo curso. No teníamos planes para las vacaciones, pero por cuestión de trabajo de mi papá, mi mamá y él no pudieron usar el tiempo compartido que tienen, en una playa que está muy cerca de Puerto Vallarta, que se llama Guayabitos.
Nos cedieron sus vacaciones y nos fuimos los cuatro. El hotel es pequeño, pero muy bonito, pero en nuestra suit, sólo había dos camas matrimoniales. Decidimos ubicarnos, dos niñas en una y dos niños en la otra, pero no lo cumplimos terminamos niño y niña. Así que mi novio y yo teníamos que encontrar tiempo para hacer el amor sin que Julio y Azucena estuvieran en la recamara, y viceversa. Pero un día, el tercero, mi hermano entro a la recamara justo cuando yo me encontraba cabalgando a Edgar y apunto de tener un orgasmo increíble, que de hecho si tuve. Salí tapada con la sabana para hablar con Julio.
No te preocupes Caro.- Me dijo.- Yo no me voy a molestar por algo tan normal. De hecho debí tocar, pero yo pensaba que estaban en la playa.
La conversación termino muy bien. Pero lo que me llamó la atención fue ver el enorme pene de mi hermano erecto dentro de su traje de baño, fue en ese momento cuando note que las tetas se me veían perfectamente detrás de la sabana que yo usaba para cubrirme, según. Además seguramente se excitó viendo las tetas de su hermana brincando libres mientras gemía y era penetrada, creo que lejos de que le hubiera molestado el hecho de que yo no hubiera detenido mis movimientos al verlo entrar, le excitó.
Por las noches yo podía oír los gemidos ahogados de Julio y azucena, al hacer el amor, en la cama contigua a la nuestra, y doy por hecho que ellos oían los de Edgar y míos, Tal vez eso fue lo que despertó el deseo y la curiosidad de mi hermano por mí. La noche del quinto día. Salimos a un bar que estaba como a 45 minutos del hotel, pues esas playas son bonitas para descansar, pero no hay mucha vida nocturna. Mi hermano no toma así que fue el conductor designado. Yo estaba algo ebria, al igual que mi novio; pero azucena se veía bien, y mi hermano completamente sobrio. Como a eso de las doce de la noche empezó un concurso en el bar, donde ponían retos y los que lo hicieran, ganaban bebidas.
Uno de los concursos consistía en que dos mujeres se besaran, yo ni siquiera lo había considerado, pero cuando el de el micrófono pregunto quines lo harían, Azucena se levantó, me tomó de la mano y me llevó al centro de la pista. Fuimos la única pareja, así que bailando, nos dimos un beso cachondo que duró un minuto, con lengua y todo, y Azucena, disimuladamente aprovechó el baile para disfrutar de mis caderas y mis nalgas. Yo nunca había hecho algo así, pero la verdad me gustó. Me alivié mucho al llegar a la mesa y comprobar que ni mi hermano ni mi novio estaban molestos, al contrario sonreían y nos aplaudían como todos los demás. Nuestro premio fueron dos cubetas de cerveza. Eso fue lo que provocó todo. La verdad, nuestro plan era regresar temprano pues al siguiente día tomaríamos un tour para bucear y ver algunos peces.
El plan cambió pues ahora nos teníamos que tomar 20 cervezas más. La última vez que yo vi mi reloj, eran la 1:30am y no supe a que hora dejamos el bar, ni supe como lo dejamos. Recuerdo vagamente el regreso al hotel. De repente abría los ojos y veía la carretera, pero no sabía donde estábamos. También recuerdo un toqueteo de mi novio en las piernas, muy rico, así que abrí las piernas y lo disfruté. Fueron varios minutos, en los que terminé muy húmeda, y gemía de placer sin ocultarlo, pero me imagino que no demasiado alto. Tuve un rico orgasmo, y me volví a dormir, eso me ayudó a reaccionar un poco.
Todo fue confuso, pero lo entendía desde el principio. Llegamos al hotel, pero fue por primera vez que me di cuenta de lo que pasaba. Yo estaba en el asiento de adelante con mi hermano, y Edgar y azucena, estaban atrás, igual o más ebrios que yo. ¿Quién me había estado tocando de esa forma tan rica? ¿Julio? Fue mi hermano quien me estuvo masturbando, antes de que perdiera el sentido.
Me quise levantar del asiento, pero no pude, todo me empezó a dar vueltas, así que regresé a mi posición en el asiento. Me sentía extraña, pero curiosamente no me sentía molesta. Giré la cabeza y noté que Julio sacaba a Azucena cargando; al parecer no estaba en condiciones de caminar.
¿Ya llegamos?- Dije torpemente.
Sí.
No puedo caminar.
No te apures ahora vengo por ti.
Julio se tardó mucho en regresar o por lo menos eso sentí. Al llegar de regreso al auto, Julio acomodó a Edgar en el asiento de atrás y bajó poco un vidrio, el que estaba de mi lado. Luego me tomó por las piernas y la espalda y me levantó en brazos. (Yo vestía una blusa de tirantes, de color rosa y bastante escotada, una falda delgada y corta de color café claro con blanco y tacones. Cuando mi hermano me llevaba cargando por el pasillo desierto del hotel, me giró en sus brazos y me cargó sobre su hombro como un costal, así que mis nalgas quedaban a la altura de su cara. Noté que mientras caminaba, puso su mano sobre mis nalgas dentro de la falda.
Estaba consiente de la situación, aunque seguía sintiendo que todo me daba vueltas. Mi hermano me había masturbado y ahora me manoseaba las nalgas. Pensé en reñirle, pero había sido algo increíble la forma en la que me tocó, además con todo ese alcohol trabajando en mi cuerpo decidí fingir que estaba perdida y no ser consiente de lo que pasaba, y averiguar hasta donde quería llegar. Si pasaba un límite, lo detendría.
Entramos y me puso sobre la mesa de la cocineta. Me recargo sobre ella boca abajo. Mi abdomen, mi pecho y mi cara estaban sobre la mesa, y mi culo quedaba parado hacía él y mis pies bien apoyados en el piso. Sentí que levantó mi falda y comenzó a acariciar mis nalgas sobre mis bragas blancas, las cuales eran de estilo brasileño, es decir, que no es tanga, pero aun así solo me cubrían la mitad de las nalgas, dejando mucho a la vista.
Luego se agachó y comenzó a besar mis piernas, no sé si besar sea la palabra correcta, las lamió y mordió. Era una sensación increíble, de inmediato mi cachondes se disparó. Mi hermano subió de mis pantorrillas a mis muslo y repitió su dosis de lengüeteadas. Sentía su aliento caliente en mis piernas cada vez más cerca de mis nalgas y de mi vagina. Me besó las nalgas y frotó mis piernas de una forma tan apasionada, y frenética. Después se calmó un poco, me levantó por el vientre, y bajó un poco mis bragas. Me dejó en la misma posición y siguió bajando mis bragas por las piernas, hasta sacarla sólo por una y las volvió a subir por la pierna donde las dejó metidas. Por lo visto a mi hermanito le excita la ropa interior femenina.
Contempló mi culo un buen rato y luego empezó a desvestirse hasta quedar completamente desnudo. Por desgracia yo solo podía ver un pedazo de su cuerpo por la posición. Escuché como se comenzaba a masturbarse, como deseaba verlo. Luego presiono su verga contra mis nalgas y mi vagina, sin intención de penetrarme, sólo me estaba dando unos arrimones, que por la forma en la que respiraba estaba gozando mucho. Pero después vino lo más delicioso, esto nadie me lo había hecho desde que perdí mi virginidad a los 14 años, tenía un novio de 19, que le encantaba hacer lo que mi hermano me hizo.
Julio se agachó sentí su aliento en mis nalgas, en mi vagina, creí que me la chuparía, pero luego sentí la humedad y el calor de su lengua rozando mi ano, luego el roce se convirtió en presión. Un chorro de humedad invadió mi vagina, mi humedad producto del tremendo placer que me producía mi hermano al chupar mi ano de esa forma tan intensa. Su lengua luchaba por abrir mi ano, lo recorría. Cada milímetro de mi ano era un receptáculo de placer, y él no se olvidaba de ninguna parte. Tomó mis nalgas con sus manos y las abrió para ayudar a su ansiosa lengua. Yo no pude evitar gemir, lo cual lo desconcertó un poco, pero al ver que no me movía siguió con lo suyo. Mi primer orgasmo de la noche llegó cuan do él soltó una de mis nalgas para introducir dos dedos en mi vagina. Mi ano y mi rajita, tenía años sin sentir esa maravillosa combinación. Mi vagina se llenó de líquido una vez más y mis gemidos se volvieron un poco más intensos, pero esta vez no se detuvo.
Luego me tomó en brazos y me llevó hasta la cama que estaba libre. Me tiró viendo al techo, me quitó la blusa y se quedó parado un rato viéndome casi desnuda. Se Sentó frete a mí y comenzó a masturbarse. Yo lo miraba a través de las pestañas. Luego tomó mi sostén y lo subió dejando libres mis tetas, las cuales frotó, besó lamió y mordió de una forma magistral. Me sacó el sostén totalmente y se sentó sobre mi vientre con las piernas abiertas, sin apoyarse en mi, sino en sus rodillas, se acomodó y puso su verga completamente erecta y chorreando líquido en medio de mis tetas, las presionó hacía el centro, lo que hace unos minutos hacía mis sostén ahora lo hacían las manos de Julio, comenzó a moverse como si estuviera cogiendo. Por primera vez tenía una perfecta vista de su pene, era increíble, enorme y gordo, como deseaba comérmelo, chuparlo hasta hacerlo explotar en mi boca.
Mis tetas lo tenían hipnotizado, lo cual es una reacción común en los hombres. Se levantó y las besó de nuevo, luego bajó a mi vientre y luego a mi vagina. Sus dedos y su lengua me invadieron llenándome de placer, sus labios apretaban mi clítoris y lo estiraban, era un experto, mi hermano, era el mejor amante que tenía hasta ahora, y yo no tenía que hacer nada. Logró meter tres dedos en mi vagina. Mis gemidos eran tremendos, fingía estar perdida, gozar pero no saber por qué, pero la verdad es que esa borrachera ya había desaparecido. Se recostó sobre mí y me besó, yo no respondí aunque deseaba hacerlo. Este era el límite en el que lo tenía que parar, pero no pude, mi hermano estaba a punto de penetrarme. Abrió mis piernas y las levantó para ponerlas sobre sus hombros, tomó su verga con la mano y la guió hasta la entrada de mi rajita, y lentamente la fue insertando en ella. Cuando la tuve completamente dentro me tomó de la tetas y empezó a moverse de atrás hacia delante, ni lento no rápido, pero firmemente, era un placer inmenso ser cogida por mi propio hermano. Luego me giró y siguió cogiéndome, mientras jugaba con mis nalgas, dándome pequeñas nalgadas, a las que yo respondía con ricos y largos gemidos. Se recostó completamente sobre mí y sus embestidas sobre mi cuerpo se volvieron más intensas. Me besó y esta vez no pude evitarlo y le respondí besándolo yo. Tuve una excelente idea.
Si Edgar. Que rico.-
Eso lo libero y nos besamos apasionadamente, ahora el pensaba, que yo creía que era mi novio. Yo gemía y lo tocaba, recorrí su espalda y sus nalgas con mis manos. Un tremendo orgasmo me invadió desde el fondo de mi vientre y se expandió por todo mi cuerpo. Mi hermano sacó la verga de mi vagina, pero pronto la tuve frente a mi cara, la introduje toda en mi boca, y comencé a darle la mamada más increíble que he dado en mi vida, y los gemidos de mi hermano lo probaron. Después de un par de minutos explotó en mi boca, y aunque quise no pude tragarlo todo, y se escurrió por mi boca. Como despedida, me puso boca abajo y siguió chupando mi ano por un buen rato hasta darme otro rico orgasmo. Luego se levantó y yo me quedé dormida.
Cuando desperté, Edgar estaba a mi lado. Seguramente Julio lo trajo cargando y lo desvistió para que yo no sospechara nada. Fui cogida por mi hermano, no diré que no siento culpa, pero el placer fue increíble. ¿Qué debo hacer? Puedo olvidarlo, o puedo llegar "ebria" a casa este próximo viernes que mis papas se van de fin de semana. ¿Qué opinan?