Mi hermanito 8 - Al acecho

Caminé hasta mi taquilla y escuché una risita burlona, un fuerte golpe sonó en los vestuarios, como si alguien golpease una taquilla con fuerza, me di la vuelta y salí corriendo.

Mi hermanito - Capítulo 8 ''Al acecho''

(Edición remasterizada) [2021]

Mi madre se acercó al frigorífico, cogió una botella de agua y comenzó a beber de ella, nosotros, por nuestra parte intentamos disimular la erección, me senté en la silla de la cocina y me apoyé en la mesa, terminando de comerme el sándwich.

-Bueno, ¿Me vais a decir qué hacéis aquí tan tarde? -preguntó mi madre metiendo la botella dentro del frigorífico y cerrando la puerta.

Mi hermano fingía llenar un vaso de agua y beber de ella como si tuviese sed.

-Bueno, salí un poco tarde del entreno y como tenía hambre me hice algo de cena. -dije.

-Yo solo vine a por un poco de agua, me vuelvo a la cama. -dijo mi hermano tras beber agua y dejar el vaso en la encimera.

-Pues venga, a dormir. -ordenó mi madre.

Mi madre se marchó y nosotros nos fuimos a nuestro cuarto, me duché con rapidez y me puse el pijama, me eché en la cama y cerré los ojos intentando coger el sueño.

Entonces escuché el sonido de mi puerta abriéndose con lentitud, miré y pude ver a mi hermano en bóxer entrar en mi cuarto y cerrar la puerta.

-¿Qué haces aquí? Quizás mamá sigue despierta. -dije con voz susurrante temeroso de ser descubiertos.

-Shhh. -mi hermano carraspeó que me callase-. Calla, no se enterarán si no hablas.

Mi hermano Rubén se acercó a mi cama, donde yo estaba tumbado, se arrodilló y me miró con una sonrisa, alargó sus manos y me bajó el pijama, acercó su boca a mi polla y se la tragó, me la comenzó a mamar, chupaba y lamia con intensidad, me hacía una mamada espectacular, increíble, yo guiaba su cabeza mientras notaba su lengua a través del tronco de mi pene, no podía aguantar mas y sin avisar me empecé a correr en su boca, lejos de disgustarse empezó a succionar mi pene tragándose mi corrida por completo.

-Uff..., deliciosa tu leche hermano, eres perfecto. -dijo Rubén relamiéndose.

Se subió a la cama y comenzó a lamer todo mi cuerpo, levantó la camiseta de mi pijama y lamió mi pecho, mis pezones, mis axilas, todo..., todo mi cuerpo estaba lleno de saliva suya, hasta que llegó a mi boca y nos fundimos en un ardiente beso.

-Hermano, fóllame... -me pidió Rubén jadeando, ante mi sorpresa, solo pude afirmar con la cabeza.

-¿Quieres ser follado por mí? -pregunté juguetón.

-Sí, por favor, fóllame, quiero saber que se siente ser follado por tu hermano. -confesó muy excitado.

-Fuiste un nene muy malo, mereces un castigo. -dije burlonamente.

-Lo he sido, he sido un niño muy malo, castígame hermano. -Rubén se quitó el bóxer y se puso a cuatro, yo me moví acercándome a la mesita y sacando un bote de lubricante que tenía guardado.

Me terminé de desnudar, me puse detrás de él y sujeté con fuerza su cintura, empecé a ponerle lubricante en su ano rosado y también en mi polla.

-¿Estás preparado para tu castigo, hermanito? -le pregunté mientras con mi polla restregaba el lubricante de su culo.

Afirmó con la cabeza, nuestras respiraciones eran muy agitadas, con cierta dificultad empecé a penetrar el culito de mi hermanito, él posó su cara en la almohada inclinándose más y dejando su culo a mi disposición.

Seguí penetrándolo despacio hasta que se la introduje toda, podía notar sus tripas, estaba en lo más profundo de mi hermanito pequeño.

-Ya esta dentro, ¿Estás bien? -pregunté.

Mi hermano afirmó con la cabeza y comenzó a mover su culo, ya quería que lo continuase follando, y cumplí su deseo.

mientras comencé a moverme dentro de mi hermanito, pensé en toda la situación, una situación que yo mismo busqué, estaba en mi cama fallándome a mi hermanito pequeño, él estaba aquí, a cuatro dejándose follar por su hermano mayor, y lo disfrutábamos.

La saqué hasta la mitad y la volví a introducir lentamente, la sacaba y la metía, la sacaba y la metía, cada vez mas deprisa, Rubén se pajeaba mientras yo me lo follaba ahora con mayor velocidad.

Sujetaba con fuerza su cintura para poder clavársela bien profundo, mis embestidas eran casi frenéticas, mis huevos chocaban con sus nalgas, era delicioso, placentero, estaba ya por correrme.

-Ahhh, no pares hermano..., si..., así..., castígame... -decía mi hermanito extasiado.

-Ahh..., ¿Te gusta ehh hermanito? Si yo sabia que te gusta la polla, ahhh..., ¿Qué se siente ser sometido por tu hermano mayor eh?

-Si...,me encanta..., soy reputo, tu puto, sólo tuyo y de nadie más, dame todo, no te detengas... -su voz era cada vez más quebradiza, estaba a punto de correrse, lo notaba.

Seguí envistiéndole con fuerza hasta que me detuve por completo.

-¿Porqué te paras? -preguntó con enojo.

-Date la vuelta, quiero ver la cara que pones cuando te folle y me corra dentro de ti. -dije caliente.

Saqué mi polla de su culo y se giró boca arriba, levanté sus piernas y las puse en mis hombros, podía ver la cara de mi hermanito roja y como su cuerpo temblaba de excitación.

Apunté mi polla a su ano y volví a metérsela hasta el fondo.

-Ahhh, joder que culo tienes, tan apretado..., ufff.

-Es tuyo Tomi, solo tuyo, lo tienes para ti, gózalo. -decía mi hermano justo cuando empezó a correrse encima, podía ver como se manchaba su cuerpo de su propia leche.

Tras ver eso y sentir como su culo se contraía y me presionaba mi polla, no pude aguantar más y comencé a correrme sin parar dentro de mi hermanito

-Mira como te corres puto, te gusta tanto que te folle tu hermano que te corres sin apenas tocarte, como lo puto que eres. -decía sin darme cuenta que estábamos levantando la voz demasiado.

Se levantó hacia mi y comenzamos a besarnos mientras mi leche llenaba las entrañas de mi hermanito pequeño, fue algo indescriptible, delicioso, lo acababa de dejar marcado por dentro con mi semen caliente, mi hermanito ahora era mío, solo mío.

Mi madre siempre decía que la leche era buena, que debía tomarla todos los días, y en abundancia, así que le hice caso y me acerqué al cuerpo de mi hermanito y lamí toda la leche que había en su piel, sin dejar ningún rastro de su corrida, estaba simplemente deliciosa, la saboreé y la tragué toda con gusto.

Mi hermano se abrazó a mí y dormimos juntos esa noche, abrazados, felices.

-¡¡Más arriba Tomi!! -me ordenaba el entrenador-. ¡¡Debes golpear el balón más arriba!!

Estaba en el entrenamiento de fútbol, ya habían pasado dos meses desde que mi hermanito salió del Internado, estaba más feliz que nunca, nuestro amor era único y puro, o al menos..., eso creía...

Oliver salió disparado y a ras de suelo robó el baló a Joaquín, que cayó al suelo sin poder hacer nada, Oliver me avisó con la mano hacia arriba y me lanzó un pase por el aire, salté para golpear el balón con la cabeza pero se me adelantó Guille, que era muy robusto y alto, su cabeza chocó con la mía.

-¡Auch! -me quejé, cayendo al suelo de culo, por su parte, Guille logró despejar el balón sin si quiera preocuparse por mi.

Oliver, el míster y algún chico más se acercó a mi posición con preocupación.

-¿Estás bien? -preguntaba el entrenador mientras con su mano miraba el chichón de mi cabeza-. Está sangrando, ve a la enfermería y que te curen la herida.

Me levanté con dificultad y miré a Guille con enojo, ni se disculpó, salí del campo de entrenamiento y me dirigí a la escuela, con mi mano intentaba percibir cuán de grave era la herida.

Pude ver mientras entraba en la escuela que en la valla que cercaba la misma había un chico mirándome, me fijé y me miró con seriedad, era bastante alto, pelo ondulado de color negro y llevaba ropa oscura, con una sudadera que le colgaba, le estaba grande.

Nuestras miradas no dejaban de chocar entre sí hasta que lo perdí de vista al entrar en la escuela, caminé a la enfermería, donde Laura, una profesora de guardia, me atendió, ella era en realidad profesora de Inglés, pero a veces la veía por las tardes rondando la escuela, ¿Supongo que también era enfermera?

-Los chicos sois demasiado brutos. -afirmaba Laura mientras me curaba.

-Auch, me duele. -me quejé.

-No seas un bebé, ya eres mayorcito. -Laura me apretó con fuerza el parche de tirita que me puso en la frente-. Cuando estés en casa ponte algo de hielo.

En ese momento vi a un chico cruzar la puerta, desde la enfermería podía ver como una sombra en los pasillos de la escuela se alejaba de donde estábamos, ¿Alguien me espiaba?

-Listo, puedes marcharte. -dijo Laura mientras se levantaba de la silla donde sentada me había atendido.

Mientras recogía los enseres que usó para curarme, me levanté de la camilla donde estaba sentado y caminé hacia la salida, me asomé con cuidado, pero no había nadie.

-¿Qué haces? -Laura me miraba con el ceño fruncido.

-¿Eh? Nada..., mmm, bueno, me voy a casa, ¡Gracias! -me despedí y con paso rápido entré en los vestuarios, todo estaba en silencio, solo se escuchaban los gritos de mis compañeros de equipo a lo lejos, en el campo.

Caminé hasta mi taquilla cuando escuché una risita, una risita burlona, me giré sobresaltado pero no había nadie.

Respiré hondo y me quedé en silencio intentado escuchar si había alguien más en los vestuarios, pero no escuché nada.

Me volví a dar la vuelta y abrí mi taquilla, saqué mi ropa y me comencé a desnudar con rapidez, quería salir de allí, me sentía observado, como si alguien me vigilase, me sentía acechado.

Terminé de cambiarme y al cerrar la taquilla, un fuerte golpe sonó en los vestuarios, como si alguien golpease una taquilla con fuerza.

Sobresaltado, sujeté con fuerza el neceser donde llevaba mi equipación de fútbol, escudriñé con atención por todos lados, pero no veía a nadie, comencé a dar unos pasos de donde provino el ruido, entonces vi una taquilla medio hundida, alguien golpeó esa taquilla.

¡¡Alguien me estaba siguiendo!!, ¡¡No era mi imaginación!!

Con prisa me di la vuelta y salí corriendo chocándome con Rubén a la salida, ambos caímos al suelo de culo.

-¿Pero qué haces? -preguntó mi hermano llevándose la mano a la cara, le di con mi hombro.

-¿Y tú? ¿Qué haces aquí? -pregunté mientras me levantaba y él hacia lo mismo.

-Vine a recogerte, ¿Huías de alguien?-Rubén comenzó a mirar hacia los lados intentando buscar a alguien.

-¿A recogerme? Si aún queda media hora..., ¿Huir? No, además, ¿Qué haces? -pregunté al ver su sospechosa actitud.

-¿Qué? Ah, pero quería verte entrenar, y de paso observar que el violador del entrenador no te tocaba. -dijo sin dejar de mover su cabeza intentando buscar a alguien.

-No, me refiero a que, ¿Qué haces?, ¿A quién buscas? -volví a preguntar.

-¿Yo? A nadie. -mintió Rubén, que me dio la espalda para ir hacia el campo de fútbol.

-¡Oye!, ¡Espera!, ¿A dónde vas? -corrí hasta ponerme a su lado y me di cuenta que seguía mirando a su alrededor-. Te noto raro...

Rubén se detuvo y me miró con tristeza mientras con una mano secaba el sudor de su frente.

-¿Nos vamos a casa? Me encuentro regular...

Observé a mi hermano y efectivamente algo le pasaba, podía ver como de su frente bajaba un sudor poco común con el frío que hacía.

-Vale, vámonos a casa...

De camino a casa hubo silencio, mi hermano estaba raro, e intenté saber que le pasa.

-Rubén, ¿Hay algo que quieras decirme?

-¿Eh? -mi hermano se giró sin detener sus pasos-. No, nada, ¿Por qué?

-No sé, es que estos días estabas un poco más distraído que de costumbre, pero hoy estás rarísimo, de verdad que hoy tuve un día muy raro.

-No es nada, los exámenes, la vuelta al pueblo, son muchas cosas..., ¿Un día raro por qué?

-Por nada, es sólo que me sentí hoy observado, creo que alguien me acecha, no sé, quizás sea... -mi hermano se detuvo, su mirada era blanca-. ¿Qué pasa? -le pregunté.

-¿Por qué dices que alguien te acecha? ¿Le has visto? -preguntó nervioso, su actitud había cambiado completamente.

-Pues...

-¡Hola! -una voz proveniente de detrás de uno de los árboles a nuestra izquierda llamó nuestra atención, giramos y pude ver al chico que me observaba en la valla de la escuela-. Disculpad, quizás lo de acechador sea culpa mía.

El chico caminó lentamente con una sonrisa en su rostro, apreté mis puños a la defensiva, algo no me gustaba de él, entonces pude observar como la pierna derecha de mi hermanito comenzó a temblar.

Volví mi mirada al chico que se detuvo cerca de nosotros, con las manos dentro de los bolsillos de su sudadera, las piernas abiertas y una mirada amenazante, el chico observó a mi hermanito y le saludó.

-I am back, Rubén.

(Continuará...)

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Creado (2019), revisado y editado (2021) por @TomiXuak

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