Mi hermanito 30 - El colegio

Llega el final de la segunda trama, tras esto, Rubén me explicará que le pasó en el Internado, cuando estuvo allí algo cambió en él, ¿Qué ocurrió exactamente?

Mi hermanito - Capítulo 30 ''El colegio''

-No lo haré, volveré, te lo prometo. -dicho esto entré y dejé a Cristian atrás, avancé un poco hasta lo que parecían unas escaleras que descendían hacia abajo.

Fui descendiendo con temor, eran bastante profundas, al llegar al fondo escuché ruido, me asomé pero no había nadie, solo una gran sala antigua, con mucha hierba y signos de no haber sido usada en muchos años.

A los lados habían dos grandes habitaciones, derecha e izquierda, tomé el camino de la derecha, abrí la puerta y miré dentro, parecía una especie de morgue, estaba repleta de paneles metálicos donde se suponen que van los cadáveres, en medio, dos camillas y material, se me hizo un nudo en la garganta.

Entré y vi a Miguel tumbado en la cama, estaba muy herido y tenía un ojo ensangrentado, intenté desatarlo pero no podía.

-Esto fue lo que viví en el dentista, llegué tarde...

-No te preocupes, Tomi, tú no podías evitar lo que ya sucedió, pero puedes evitar lo que sucederá. -Miguel me miró triste.

Asustado al ver que estaba consciente intenté de nuevo con fuerza desatarlo, pero era inútil.

-Las llaves deben estar por aquí. -eché un vistazo a los papeles que habían allí, fotos de chicos, de edades similares a las nuestras, pero de diferentes épocas, como si escogiesen a dos o tres chicos por año. En las fotos estaban atados, con ojeras en los ojos y con signos de violencia, debajo, su nombre, edad y una cifra, un precio.

Las solté en cuanto escuché pasos, con miedo me metí debajo de una de las camillas, con las sábanas que habían encima no podrían verme.

Dos personas entraron.

-Estoy seguro, son dos, uno de ellos es el hermano de Rubén. -la inconfundible voz del director de la escuela, ¿Por dónde entró el director?

-¿El rubito? Por ese pagarán un buen precio... -una voz familiar conversaba con él.

-Joder que sí, ya tengo ganas de catarle. -dijo el director, que hablaba con una voz desconocida pero familiar.

-¿Qué hacemos? -dijo la voz familiar.

-¿Nada? Están atrapados, asustados, y nosotros somos tres, no dejes que te vuelvan a sorprender, de aquí no escaparán, ¡Tenemos chicos para varios años, alegra esa cara! -el director sonaba muy convencido.

-Pero si amanece y no los encontramos... -la voz familiar sonaba preocupada.

-Tienes razón, no podemos echarlo todo a perder, vamos, cojamos a esos cerdos y terminemos con esto. -dijo el director ahora enfadado.

Sus pasos se alejaron hasta que dejé de escucharlos, me levanté y Miguel no estaba, ni la sangre, nada, no había nada. ¿Otra alucinación? ¿Qué significaba? Salí despacio, en la mesa había diferentes materiales, cogí lo que parecía era un bisturí y lo metí en mi bolsillo.

Avancé hasta la salida y me asomé por si acaso, no había nadie, tenía miedo de ser descubierto, pero también de que descubrieran a Cristian.

Di varios pasos hasta la puerta de enfrente y la abrí lentamente, me asomé y ahí estaban, tres chicos atados con cadenas, amordazados y con los ojos vendados, uno de ellos era Jacob, aterrado me acerqué a Jacob, le quité la venda de los ojos.

-¡Ya estoy aquí! -iba a quitarle la mordaza cuando apareció alguien por detrás, giré y vi a Luis.

-¡¿Qué haces tú aquí?!

-Peter escapó de la policía y lo seguí hasta aquí... -Luis me miró con temor-. ¿Qué está pasando?

-Es una larga historia, ayúdame a desatarlos, por cierto, ¿Has visto a mi hermano?

-No, ¿Está aquí? ¿¡Qué está pasando!? -Luis parecía asustado y su cara no dejaba de mirar a los chicos atados-. Debemos llamar a la policía. -dijo Luis.

-Sí, pero antes debemos encontrar a mi hermano y a Miguel.

-¿Miguel? -preguntó Luis.

-Sí, un amigo. -dije.

-Mira, tú quédate y vigila, voy a buscar a tu hermano. -dijo Luis.

-¿Qué? ¡No podemos dejarles así!

Luis me ignoró y cerró la puerta tras de sí.

-No os preocupéis, os sacaré de aquí, lo prometo, no tardaremos. -Miré a Jacob, a los otros dos chicos, también de la escuela, los que Juny quiso que ayudásemos.

Fui detrás de Luis, abrí la puerta y sentí un leve pinchazo en mi abdomen, Luis me acababa de apuñalar, me llevé la mano a la herida, no me la había clavado muy profunda, pero me dolía, lo volví a mirar.

-¿Por qué? -lo miré a los ojos, Luis me cogió de la cara y me empujó contra la puerta tirándome al suelo. Jacob, el único que podía mirar la escena observaba con horror y miedo, aún amordazado.

-¿Por qué? No hay uno de por sí, pero, digamos que podría decirse que os la tenía jurada a ti y al cabrón de tu hermano, bueno y por dinero, sabes, esto da mucho dinero, yo era el rey del Internado, me encargaba de escoger chicos para mi tío...

-¿Tu tío? -mascullé con dolor.

-Sí, el director es mi tío. -dijo Luis orgulloso-. Pero tu puto hermano llegó al Internado y lo jodió todo.

-¿Qué hizo? -pregunté intentando ponerme en pie.

-Eso ya da igual. -dijo Luis acercándose.

Me intenté levantar pero la herida me lo impedía, Luis me sujetó y me tiró a un colchón, me sometió con facilidad a pesar de resistirme, me ató con las cadenas y me amordazó.

-No voy a vendarte los ojos como al resto, quiero que veas lo que pasará.

¡Déjale en paz! -En ese momento entró Rubén y de un empujón tiró a Luis al suelo, haciendo que su cabeza se golpeara contra la pared cayendo sin conocimiento.

-¡¿Estás bien?! -mi hermano sacó las llaves de su bolsillo y me quitó las cadenas.

Luis se levantó enseguida mirando con rabia a Rubén.

-¡Que ganas te tenía pequeño hijo de puta! ¡Esa barra te la voy a meter por tu puto culo!

Luis se lanzó contra mi hermano, que logró esquivarlo, pero al ser mas alto y tener las manos más largas logró darle en la cara, Rubén intentó arremeter contra Luis con la barra, pero éste la detuvo y de una patada lanzó a mi hermano contra el suelo, que me miró con temor y miedo, se fijó en mi herida, sabía que estaba herido, creo que eso precipitaba sus movimientos.

-¡Vamos levanta pequeño hijo de puta! -dijo Luis.

Rubén con un grito se abalanzó de nuevo con la barra contra Luis, pero fue inútil, la detuvo con la mano y le pegó un puñetazo a mi hermano que lo estampó contra la pared cayendo sin conocimiento.

-¿Y ya está? -Luis se acercó a mi hermano y sujetando la barra con fuerza me miró sonriendo-. Voy a disfrutar esto.

Con ella golpeó con una fuerza inmensa la cabeza de mi hermano de la que empezó a salir sangre, en un último momento de ira logré levantarme y arremetí con un cabezazo en su costado tirándolo al suelo.

-No, no vuelvas a ponerle un dedo encima...cabrón... -mi voz entre cortada y casi sin fuerzas no le gustó nada a Luis, que se levantó y se abalanzó contra mi, poniéndome contra el suelo, se subió encima y con la barra comenzó a golpearme en la cabeza, en ese momento Akin lo empujó contra el suelo propinándole una patada en la mandíbula, alejándolo de mí.

-¡Te dije que no los tocaras! -Akin sujetó la barra, que yacía ahora en el suelo y se puso delante de mí protegiendome.

-Akin..., mi hermano... -mascullé con dificultad.

Akin miró a Rubén, que estaba en el suelo sin moverse, sangre salía de su cabeza.

-Puto negro de mierda... -dijo Luis limpiándose la sangre que salía de su boca.

-Además de violador y cabrón, eres racista, lo tienes todo. -dijo Akin.

Jacob cada vez mas nervioso intentaba soltarse pero no podía, sus ojos inundados de lágrimas me miraban, sabía que la cosa se ponía peor, yo quería ayudar, pero no tenía fuerzas, me sentía muy mareado, no podía más, quería tumbarme y descansar, mi boca sabía a sangre, un sabor metálico y amargo, escupí varias veces en el suelo la sangre que tenía en mi boca.

Luis se acercó a Rubén sonriendo, sujetando con firmeza un bisturí en la mano, puso a mi hermano boca abajo y se puso encima de él mientras nos miraba con su lengua fuera, burlándose, sintiéndose superior.

-Moveros y lo mato. -amenazó.

De repente, pude ver a Juny a mi lado, me miraba con tristeza, Luis también vio a Juny, el chico del diario, lo miraba fijamente.

-¿Pero que cojones? -dijo Luis.

Aproveché ese momento y lo tiré al suelo sujetándolo del cuello, pero Luis consiguió someterme, sacó de nuevo la navaja y la clavó en mi costado, intentó clavármela de nuevo pero Akin con la barra lo tiró al suelo, caí a un lado casi sin poder moverme.

Luis y Akin forcejearon pero Luis logró clavar parte del bisturí en el costado de Akin, que gritó de dolor y se apartó, momento que aprovechó Luis para sujetarle del cuelo y comenzar a asfixiarle.

-Esto no debió terminar así, ¡Pero vosotros os lo habéis buscado! -dijo Luis.

Akin notaba como su vida se escapaba, me miró intentando pedir ayuda, pero yo no podía moverme, en ese momento pensé en el chico que me esperaba en el baño de la escuela.

Con mi último aliento, pensé en mi promesa, la que le hice a Cristian, no..., esto no podía acabar así, recordé el bisturí que tenía yo, metí mi mano en el bolsillo y sacándolo como pude se lo clavé en el lateral izquierdo del cuello.

Luis soltó a Akin, retrocedió varios pasos levantándose y mirándome.

-¡¿Qué has hecho...?! -dijo poniéndose de rodillas, se quitó el bisturí y un chorro de sangré le salió del cuello, sus ojos mirándome se pusieron en blanco y su cuerpo de un golpe cayó al suelo.

Como pude me puse de pie, me acerqué a Akin, que yacía inconsciente en el suelo, pero respiraba, Jacob se movía retorciéndose, me acerqué a su lado como pude y le quité la mordaza.

-Las llaves, ¡Rápido! -dijo Jacob.

Me levanté como pude, recogí las llaves del suelo, volví donde Jacob y abrí los candados.

-¿Estás bien? -Jacob intentaba ayudarme.

-Si, solo desata a los demás, debemos irnos... -dije con dificultad.

Me senté en el colchón y esperé a que Jacob desatase a los otros dos chicos, luego caminó hasta Akin, que lo levantó como pudo, Akin se sostuvo como pude en pie, se acercó a mi al ver mi estado.

-¿Estás bien? -preguntó preocupado.

-Sí, sacad a mi hermano de aquí, por favor. -dije.

Akin y Jacob sujetaron a mi hermano, sin conciencia y lo empezaron a sacar, los dos chicos desconocidos intentaron ayudarme, pero no podía levantarme.

-No, parad, escuchad, marcharos, pedid ayuda, yo no puedo retrasaros, de verdad, por favor, hacedlo.

Dudaron pero sabían que no podían hacer otra cosa.

-Enseguida vuelvo, aguanta. -dijo Akin, los cinco chicos salieron de ahí y me dejaron solo, escuché como se alejaban.

De mi bolsillo saqué la nota arrugada que Cristian me dio, en la que Juny le escribió el mensaje, la extendí con mi mano derecha para verla.

En ese momento apareció Juny frente a mi, se acercó lentamente e inclinándose me ofreció su mano, yo, aún con dudas la sujeté con firmeza, me levantó con una fuerza fuera de lo normal y avancé hacia él.

Con una sonrisa me miró a los ojos, aún sujetándome de las manos me guio hacia la salida, ya no sentía la herida, es como si gracias a tocarlo se fuese el dolor, avanzamos hasta la salida de la escuela, donde varios coches patrullas estaban en la entrada junto a una ambulancia.

Varios agentes tenían detenidos al director y al segundo hombre, el entrenador, por eso me sonaba su voz, el entrenador era cómplice..., los dos estaban oponiendo resistencia, al fondo vi como también detenían a una mujer alta con el pelo negro, era la profesora de ciencias, no pudieron evitar ser detenidos, mi hermano estaba siendo atendido en la ambulancia y los demás chicos hablando con la policía, entonces vi a Cristian.

Se acercó corriendo hacia mí, él llamó a la policía, se acercó corriendo y me traspasó.

Miré detrás y vi como entraba en la escuela, miré mi cuerpo, era semi-transparente, miré a Juny asustado.

-No temas, todo irá bien. -era la primera vez que escuchaba su voz, era idéntica a la de Miguel-. Lo siento, lo hice para ayudar a los chicos y que no les pasase lo que me pasó a mí.

-No, no entiendo nada...

-Cuando intenté escapar y descubrí la lo de la droga, me llevaron a la morgue, allí me mataron. Tú me preguntaste porque salimos vivos de allí, yo te contesté que tú saliste vivo, yo no podía, porque así fue como morí en 1935...

Juny me sujetó de la mano y me miró, sus ojos verdes brillantes me llamaban mucho la atención, eran preciosos.

-Cuando nos conocimos, te dije que dos de mis amigos murieron, no mentí, los mataron, en 1930 y 1933, yo quedé atrapado aquí, no tengo respuesta para eso, solo se que estoy aquí.

Mi cuerpo está enterrado bajo el edificio abandonado, allí sentí una conexión contigo, como si me dieses energía, hasta ese momento nunca nadie conectó conmigo de tal forma, entonces supe que eras especial, y que debías ayudarme, mi intención no era que murieses, lo siento.

-¿Como te hiciste humano? -pregunté sin entender.

-Gracias a ti, tu conexión conmigo era tan grande que pude recuperar mi cuerpo durante unas horas, pero no podía decir la verdad, os habría asustado..., lo siento de verdad.

-¿Estoy muerto? -pregunté con terror.

Juny bajó la mirada al suelo.

Lo miré con miedo, lo solté y fui corriendo detrás de Cristian, lo encontré a mi lado.

-¿Tomi? -Cristian sacudía despacio mi cuerpo, inerte, sin vida, yo, a su lado, miraba la escena.

-No, por favor, no me dejes sólo, me prometiste que no lo harías, ¡Lo prometiste! -Cristian gritaba moviendo mi cuerpo inútilmente.

Cristian se tumbó llorando a mi lado, que sin poder evitarlo lloraba también viendo la escena.

Juny observaba con sus ojos verdes como Cristian paraba de llorar para mirarme, acercase a mi y besarme.

-Dijiste que nunca me dejarías solo, y me has dejado solo...

Cristian me abrazó y no me soltó hasta la llegada de varios agentes y personal médico, lo apartaron entre sollozos e intentaron que yo no muriese.

En ese momento apareció Akin, le vi llorando también, con su mano tapaba su boca y lloraba de impotencia.

Juny sacó su diario y lo abrió, me miró con una sonrisa cariñosa y empezó a escribir en voz alta con su dedo, emitía una luz y su diario brillaba.

-Los médicos ayudaron a Tomi, entonces recobró la consciencia, despertando, aún no había llegado su hora, no era su momento, le quedaba mucha vida por delante.

Juny cerró el diario y empezó a desaparecer, sus piernas comenzaban a volverse invisible y subía hacia arriba.

-¿Por qué lo has hecho? -lo miré con tristeza y sorpresa.

-Yo ya he vivido suficiente, y sólo estaba aquí para evitar que chicos como yo sufriesen, lo he logrado, ahora es tu turno de proteger el pueblo, ah..., por favor, te pido un último favor, entierra mi cuerpo en el cementerio, junto al de mi hermano, cuento contigo, Tomi...

Y de repente sentí como si mi corazón fuese apretado por un puño, abrí los ojos y vi a un médico dándome descargas.

-¡Está vivo! ¡Rápido! -el médico me subió a una camilla y me sacaron.

Pude ver en la distancia a Juny sonreír hasta desaparecer y perdí de nuevo el conocimiento...

Un frío invadía mi cuerpo, estaba con el pijama, recostado en la cama de mi cuarto, miré por la ventana, los rayos de luz empezaban a entrar por ella.

Mi madre entró por la puerta y dejó un vaso de agua en el escritorio.

-Tomi despierta, ¡Tienes que ir al dentista! Tu hermano ya se fue a clases.

Un temblor recorrió mi espalda, no puede ser, ¿Por qué estoy aquí otra vez?

Me levante sobresaltado, aún me dolía la herida, ¿Por qué estoy viviendo esto de nuevo? ¿Es una maldición? ¿Un bucle eterno?

En ese momento sonó el móvil, estaba en mi cama, me acerqué a cogerlo, en las notificaciones apareció una llamada perdida, el número, desconocido.

-¡Esto no puede estar pasando! ¡Espera! Algo hicimos mal...

Desbloquee el móvil, pulsé en el número desconocido y le di a llamar. Empezó a sonar hasta que alguien lo cogió.

No dije nada, simplemente esperé, se escuchaba una respiración, era lenta y profunda.

-¿Tomi? -era la voz de Akin.

-¿Akin? -pregunté aún confundido.

-Si, ¿Estás mejor?, ¿Puedo acompañarte al dentista?

-¿Eh? Si, claro...

Colgué y puse el móvil en la mesa, me senté e intenté recordar, que pasó, que pasó después.

-Sí, lo recuerdo, lo voy recordando...

Desperté en el hospital, a mi lado, mi madre, Rubén, Cristian, Jacob, Akin, todos, estaban todos, la herida me tuvo en estado crítico, pero logré salvarme.

Estuve varias semanas ingresado hasta que me dieron el alta y luego con reposo en casa, la semana que viene volveré a la escuela. En los periódicos salió la noticia que dio la vuelta al país. Una red de venta de menores, regentada por el director del colegio, el cual llevaba al mando desde que lo heredó de su padre, y el entrenador, que formaba parte de ello, Luis era el que escogía a los chicos desde el Internado, fue el que usó cloroformo para secuestrarlos en la casa, así nos dejó solos a mi y a Rubén aquella noche, él era la clave de todo, él mató a Víctor para inculpar a Peter, al que soltaron tras el escándalo y descubrir que era inocente.

Ya todo tenía sentido, Juny, el chico del diario sólo quiso ayudarnos, pero no podía contactar con nosotros de manera directa, por eso nos hacía ver esas especie de visiones, lógicamente eso no se lo contamos a las autoridades, aunque Peter nunca se recuperó del todo, lo tomaron por loco, él decía que fue un muñeco el que asesinó a su amigo.

Pasaron las semanas y mi herida mejoro bastante, todos los días escribía un mensaje de agradecimiento en el diario de Juny, el cual me quedé yo, gracias a él evitamos que muchos chicos sufrieran, gracias a él yo estoy vivo. Era injusto que ese chico hubiese sufrido tanto.

El tiempo fue pasando y con el final de Enero llegó la nieve, los chicos y yo seguíamos quedando de manera normal, Rubén me confesó que estaba con Jacob, que eran novios, yo le dije que ya lo imaginé y lo respetaba.

-¿Puedo pasar? -Rubén se acercó a mi cama y se sentó.

Yo miraba por la ventana en silencio.

-¿Estás bien?

-Sí, ¿Por qué? pregunté.

-Bueno, no hemos hablado de lo mío con Jacob...

-Ya..., pronto me voy al dentista, he quedado con Akin. -dije cortante.

-Tomi, tú una vez me dijiste que era mejor estar como hermanos normales.

-Lo sé, y lo mantengo, pero..., me cuesta, aún te amo, Rubén. -mi voz sonaba quebradiza.

Rubén se quedó callado.

Mi hermanito se acostó a mi lado y me abrazó por detrás.

-Hermano, yo no soy tan perfecto como crees, ¿Sabes?

-¿A que te refieres? -pregunté con duda.

-Creo..., creo que va siendo hora de que te cuente lo que pasó realmente en el Internado...

Mientras mi hermano comenzó a contarme lo que le pasó en el Internado no pude evitar fijarme en mi reflejo en la ventana, nos veía a mí y a mi hermano abrazados, pero, al fijarme bien pude ver algo distinto en mis ojos, uno lo tenía como siempre, color avellana, pero el otro ahora era verde...

(Continuará...)

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Creado, revisado y editado (2021) por @TomiXuak

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