Mi hermanito 26 - El hombre vendado
Mi hermano esconde algo, un secreto, algo que no quiere contarme, debo descubrir qué es, además, su relación conmigo se distancia cada vez más.
Mi hermanito - Capítulo 26 ''El hombre vendado''
Al parecer, no se puede evitar vivir lo mismo, solo puedes cambiar el final, es decir, la primera vez que vives tu muerte en realidad es una visión o un sueño premonitorio, más adelante volverás a vivirla, sin poder evitarlo, aunque puedes cambiar el final, de ello depende vivir o morir, al menos eso es lo que Miguel nos contó, esa tarde, todos nos contamos las vivencias que habíamos tenido.
Rubén y Jacob fueron secuestrados y abusados, Miguel y yo obligados a matarnos, parecía que lo que contábamos era fantasía, por otra parte, también comentamos las secuelas de las vivencias, los moratones de los golpes o puñaladas recibidas, secuelas que el cuerpo sí notaba, sin contar que todos los presentes habíamos sido forzados, pero ninguno habló de dicho tema, por vergüenza, aunque de eso no teníamos secuelas, como si nunca hubiese pasado.
-¿Y qué vamos a hacer? -la voz de Rubén rompió el silencio-. Quiero decir, si es cierto que se puede romper esa realidad, habrá que descubrir cómo evitarla o porqué esta produciéndose...
-Sí, ¿Pero cómo sabemos cuando es real y cuándo no? -la duda de Jacob inundó nuestros pensamientos.
-Bueno, en cuanto suceda algo fuera de lo normal, sabremos que no es la realidad. -expresé con cierto entusiasmo, tampoco sabía que más decir-. ¿No?
-Vale, ¿Pero entonces qué hacemos? Miguel y tú ya habéis muerto, si volvéis a morir, se acabó... -Rubén me miró preocupado.
-La cueva... -murmuré.
-¿Qué? -Rubén me miró expectante.
-Todo vino por la cueva que hay en el campamento de verano, si te das cuenta está conectado, todo esto, con esa cueva. -dije con seguridad.
-¿Pero cómo? -mi hermano seguía con dudas-. Veamos..., tú, yo, Akin y Lucas estuvimos en la cueva, pero Jacob y Miguel no...
-Yo sí... -murmuró Jacob.
-¿Cómo? -Rubén miró a su amigo con sorpresa.
-Bueno, una noche vi que no estabas en la cama, así que me levanté y entonces te vi con el chico ese entrar al bosque...
-Akin. -murmuré.
-Sí, ese..., así que os seguí hasta la cueva, entré y bueno... -Jacob se detuvo y miró a Miguel.
-¿Y qué? -preguntó Miguel.
-Nada, no me acuerdo. -mintió Jacob.
Mi hermano Rubén se giró nervioso y con la cara roja.
-''Vaya pillada, hermanito''... -pensé.
-Vale, entraste, está bien, pero, ¿Y tú, Miguel? -mi hermano señaló a Miguel, que estaba en silencio.
-No me acuerdo...
-¿Qué significa eso? -preguntó frunciendo el ceño.
Miguel se quedó callado.
-Bueno, ¿Y ahora qué? -pregunté.
-Debemos seguir con nuestras vidas, pero a la vez averiguar el porqué esta pasando esto, mañana temprano iré a la biblioteca, buscaré información sobre esa cueva, datos, lo que sea, cualquier cosa que explique algo... -Jacob se levantó, se acomodó sus gafas de pasta y abrió la puerta-. Ya se hizo tarde, debo volver a casa...
-Te acompaño. -Miguel se levantó y acompañó a Jacob a la salida-.
-Nos vemos mañana en clase. -dijo Jacob.
-Vale, tened cuidado. -Rubén sonó preocupado.
Intentamos cenar algo sin contarle nada a nuestra madre, total, no iba a creernos, nos fuimos a nuestro cuarto y nos tumbamos a dormir. Necesitaba descansar, a pesar de no haber muerto, una parte de mi se quedó en ese sitio, es como si el cuerpo físicamente sí viviese la sucedido, aún me dolía el abdomen y el cuello, donde recibí las puñaladas, me dolían mucho....
Cerré los ojos y conseguí dormirme.
De un empujón Peter puso contra el árbol a Luis.
-No quiero que vuelvas a contradecirme, nunca más, ¿Me oyes? -la voz susurrante de Peter sonaba amenazadora, Luis con temor asintió-. Bien, ahora hagamos nuestro trabajo, será rápido y sencillo.
-¿Qué hacemos si nos pillan? Además estamos sin Lucas. -Víctor, el tercero del grupo, preguntó con cierto temor.
-Nos pillarán si seguís actuando como niñas, y a Lucas le pueden dar por culo, ahora, al lío.
Los abusones del pueblo iban a entrar a la tienda de Nick, el padre de Jacob, a robar, dicha tienda se encontraba dentro del pequeño centro comercial del pueblo, querían robar sobre todo dinero, alcohol y tabaco, los tres avanzaron lentamente hasta la parte trasera.
Peter, un chico rubio de pelo rizado y un pendiente en la oreja procedió a cortar la cadena con una grandes tenazas. Abrió lentamente la puerta una vez las retiró, Víctor, el gordito del grupo se adentró primero, tras él, Luis.
-Bien, buscad con cuidado, nos vemos en cinco minutos fuera. -ordenó Peter.
Los tres chicos se adentraron dentro del pequeño centro comercial, estaba bastante oscuro, así que utilizaban sus móviles como linterna.
Se separaron, cada uno por un camino, Víctor fue por la zona derecha sin darse cuenta que se adentraba en el pasillo de los juguetes, en uno de los estantes había un muñeco de ventrílocuo sentado, apuntó con su linterna a su cara, sus ojos vidriosos parecían tener vida propia.
-¡Que horrible! -Víctor prosiguió su camino.
Luis fue el primero que encontró la tienda, entró usando la llave de Jacob, sí, se las habían quitado, otra vez..., buscó la zona del alcohol, cogió dos botellas de las más caras y las metió en la mochila que llevaba a la espalda.
Estaba en ello cuando escuchó una risas que parecían de niño, se dio media vuelta y observó a un chico mirándole a pocos metros, llevaba ropa rasgada y sucia, su cara apenas era distinguible por la oscuridad.
Soltó la mochila en el suelo y recogiendo el móvil apunto hacia donde estaba el chico para verlo mejor, pero ya no estaba, unas risas se escucharon a su espalda, se volvió a girar apuntando con la linterna.
-¿Quién eres? ¡Puto niño, si te pillo te reviento! -Luis susurro amenazante a la vez que asustado-. Sal, ¡Sal para que pueda verte!
Iba a echar mano de la mochila, pero ya no estaba, había desaparecido, se levantó enfadado y con el móvil apuntó a todos lados, pero no había nadie.
En ese momento a lo lejos vio la luz de uno de los móviles, sería alguno de los chicos, así que fue hacia allí, continuó siguiendo la luz, y cuando parecía haber alcanzado dicha luz, de repente, desapareció, estaba en un pasillo sin salida, a su alrededor solo había ropa.
Miró bien pero no había nadie, era imposible, estaba seguro de que había venido por aquí, estuvo casi a su lado.
Las risas se volvieron a escuchar, parecía las de un chico, sujetando su móvil con fuerza miro hacia la izquierda de donde parecía que venían las risas.
Apuntó hacia donde provenían las risas perversas y pudo distinguir a un chico la ropa rasgada, muy estropeada y sucia, además parecía tener manchas que parecían sangre.
-¿Quién eres? ¡Esto no tiene gracia!
El chico señaló hacia Luis, levanto su mano derecha apuntándole, aunque se dio cuenta que no apuntaba a él exactamente.
Entonces escuchó un crujido a su espalda.
Se giró, apuntó con la linterna y pudo ver a un muñeco de pie, parecía de ventrílocuo, iba vestido de negro, un traje negro bastante elegante, el muñeco parecía antiguo, su sonrisa macabra atemorizaba.
Sus ojos vidriosos de color avellana brillaban con el flash del móvil, entonces el muñeco sacó una navaja azulada, sonriendo se dirigió a Luis.
-Lo que estás haciendo está mal..., ¡¡Mereces morir!! -la voz del muñeco sonaba muy fina y aterradora.
El muñeco inmediatamente salió hacia Luis para intentar apuñalarlo, él salió corriendo buscando la salida, escuchaba como el muñeco le seguía detrás, era muy rápido, incluso para tener unas piernas tan pequeñas.
Corrió todo lo que pudo hasta que alcanzó la entrada, sí, por donde entraron, se veía un poco de la luz de la farola que estaba a un lado de la entrada, logró alcanzar la puerta y salió por la misma, miró hacia atrás enseguida, una vez se había alejado varios metros, pero no había nadie.
-¿Pero qué era eso? -su voz entrecortada y con la respiración alterada denotaba terror y miedo.
Mientras tanto...
Víctor chocó con uno de los juguetes y cayó de rodillas al suelo, el móvil se desplazó varios metros hasta los pies de un muñeco, el mismo muñeco de la estantería.
Estaba de pie, mirando a Víctor, el cual empezó a levantarse lentamente.
-¿Qué cojones? ¿Qué clase de broma es esta?
Un muñeco de ventrílocuo se inclinó cogiendo el móvil de Víctor, que asustado retrocedió varios pasos, era el muñeco que vio antes.
El muñeco sacó de nuevo la navaja.
-Lo que estás haciendo está mal..., ¡¡Mereces morir!!. -Víctor giró a toda prisa en cuanto el muñeco empezó a correr hacia él, pero al intentar huir se volvió a tropezar con el mismo juguete de antes cayendo al suelo, el muñeco se puso encima de él en pocos segundos, y sin darle tiempo a reaccionar, clavó su navaja en el pecho de Víctor.
El grito de Víctor se escuchó en todo el centro comercial, intentó apartarse del muñeco, pero no pudo.
El muñeco extrajo la navaja del pecho donde lo había clavado, y con varias puñaladas más destrozó la cara de Víctor, el cual con espasmos miraba horrorizado como era asesinado, su cara giró a la izquierda, el muñeco sonreía perversamente ante la atónita mirada del chico perturbado, que observaba la escena.
La cara de Víctor estaba deformada, no tenía parte de la misma, su dentadura estaba casi destrozada, pero aún respiraba, aún se movía entre espasmos.
Peter se detuvo y miró hacia dónde se escuchó el ruido.
-¿Qué coño ha sido eso? -la pregunta de Peter resonó con enfado, estaba claro que sabía que había sido Víctor.
-Maldito cobarde, solo logrará que nos descubran.
Peter se dirigió enfadado hacia donde escuchó el grito y asomándose con el móvil descubrió la aterradora escena.
Un chico observaba como un muñeco estaba posado encima de Víctor, dicho muñeco seguía apuñalando a su amigo, que yacía en el suelo, miraba con el ojo que le quedaba a Peter, Víctor extendió su mano en forma de auxilio.
Peter temblando retrocedió varios pasos, entonces el muñeco giró su cabeza posando su mirada en Peter.
-¡¡Buh!! -la voz del muñeco sacó un gemido de Peter, un gemido de estremecimiento, no lo pensó dos veces y salió disparado soltando las cosas en dirección contraria hasta la salida.
Al llegar se encontró con Luis.
-¿Qué haces tu aquí? -Peter lo miró sorprendido, aún con el miedo en el cuerpo.
-¿Yo? Nada, necesitaba respirar aire fresco, ¿Dónde está Víctor? -preguntó Luis.
-No lo sé, pero ya han pasado los cinco minutos, vámonos-. Peter cerró la puerta y puso las cadenas en la misma, aunque cortadas, de poco iba a servir.
-Tío, ¡No podemos dejarlo ahí! -Luis intentó impedir que pusiera las cadenas.
-¿Quieres entrar a por él?
-¿Qué? No... -murmuró Luis.
-Pues ya está... -dijo contundente Peter.
-¿Qué has visto? -Luis miró con duda a Peter, el cual, serio, se detuvo un instante, miró a su amigo y apartando la mirada prosiguió su camino.
-Me largo a casa, aquí nunca estuvimos.
-¿No has visto nada raro? -insistió Luis.
-No, no vi nada raro, me largo de aquí, si quieres quédate tú y le haces compañía al muñeco.
-¿Muñeco? Luis observó en la distancia como Peter desaparecía entre la oscuridad de la noche, una ligera lluvia comenzó a caer sobre el suelo, con las manos en los bolsillos se dirigió a su casa, por el camino se detuvo frente a la casa de Tomi y Rubén, apoyado en un árbol se quedó observando, también para resguardarse de la lluvia.
-¿Acechando? -una voz detrás de él lo alertó y se giró con brusquedad para mirarlo.
Luis pudo distinguir en la oscura noche con dificultad a Akin, que llevaba una mochila colgada al hombro, parecía de deporte.
-No acecho a nadie. -Luis caminó alejándose de allí.
-Eres un cobarde. -sentenció Akin.
-¿Cómo dices? -Luis se detuvo y observó con enfado a Akin.
-Que eres un puto cobarde, no tuviste suficiente con joderle la vida a Rubén en el internado, sino que vienes a por más, y pones a Peter, sabiendo que es muy chungo en su contra.
-Tú no sabes que pasó en el centro, así que cállate. -Luis apretó los dientes con enfado.
-No, tienes razón, no sé que pasó allí, pero sí sé que casi matan a Tomi, por tu puta culpa, aléjate de ellos.
-¿Y si no qué?
Ambos cruzaron sus miradas sin apartarlas, sostuvieron su ira por unos instantes.
-Déjalos, en paz. -sentenció Akin.
-Chss. -Luis bajó la mirada, se apartó del árbol y prosiguió su camino marchándose de allí ante la mirada de Akin.
-Víctor... -murmuró Luis-. ¿Estaría bien? Se quedó en el centro comercial sólo, con ese muñeco y el chico perturbador, pero no pienso volver, no, tampoco somos tan amigos como para entrar a ese sitio infernal.
Al día siguiente...
Aparté las sabanas que tapaban mi cuerpo, estaba sudado, me levanté de la cama y encendí la luz de la mesita, estaba en mi casa, intentaba descansar después de lo ocurrido esa tarde en el dentista, suspiré profundamente y levantándome me dirigí al baño, despacio para no despertar a nadie pude escuchar como alguien hablaba en voz baja, era la voz de mi hermano, estaba susurrando con alguien más.
Me acerqué silenciosamente a su cuarto y puse mi oído en la puerta.
-Tarde o temprano se darán cuenta de todo, así que propongo actuar ya, antes de que sea tarde. -la voz de mi hermano indicaba que hablaba con alguien más, puse atención a la voz que estaba con él.
-No podemos aún. -la voz de otro chico, incluso mas joven que él, sonaba en su cuarto-. Aún no está listo, por lo tanto el plan seguirá como hasta ahora.
-Es demasiado arriesgado, si nos descubren...
-No nos descubrirán...
-Pero han visto la habitación, saben donde se encuentra, ¡Incluso vieron tu cara! -Rubén subió el tono.
-¡Cálmate! Esos chicos no saben ni lo que han visto.
-Pero si no tenemos más cuidado descubrirán todo...
-No te preocupes, todo irá... -en ese momento la segunda voz se calló, quizás notaron mi presencia, será mejor volver a mi cuarto.
Me di la vuelta, aunque la oscuridad bañaba el pasillo podía distinguir que no estaba en mi casa, ese no era el pasillo que llevaba a mi cuarto, a lo lejos distinguí la silueta de un chico haciéndome señas para que me acercase a él, a su vez, unos pasos se acercaban por detrás, iban a abrir la puerta, debía hacer algo, pero no sabía el qué, ¡Mi tiempo se agotaba!
Miré de nuevo a la silueta y tembloroso me acerqué hasta ella, me sujetó de la muñeca y me escondió junto a él y me tapó la boca.
-¿Viste algo?
-No, habrá sido mi imaginación.
La puerta se volvió a cerrar y el chico me soltó lentamente, lo miré bien, aunque todavía en la oscuridad apenas podía distinguir su cara.
-¡Casi te pillan! -su voz no sonaba amenazadora, mas bien familiar.
-¿Quién eres? -intenté fijarme bien en su cara, pero era indistinguible.
-¿Pero qué te pasa? ¿Es que no quieres salir de aquí? ¡Vamos! ¡Tenemos que salvarlos!
Un crujido a mi espalda llamó mi atención, detrás, el hombre con vendas me había descubierto.
-¿Otra vez tú? ¿Qué no tuviste suficiente? -me sujetó del cuello y me arrastró por el pasillo.
El chico que me escondió salió en mi defensa intentando evitar que me llevara, pero era inútil, el hombre vendado me sujetó con fuerza y me estampó contra el suelo, caí medio mareado, pude ver como intentaba someter al otro chico, lo tiró contra el suelo y subido encima sacó un cuchillo, le clavó varias veces dicho cuchillo entre gritos, hasta que cesaron, aún así siguió apuñalando su cuerpo varias veces.
El hombre vendado se puso de pie.
-Esto no debió terminar así, ¡Pero vosotros os lo habéis buscado!
El hombre vendado me propinó una patada en la cara y perdí el conocimiento.
(Continuará...)
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Creado, revisado y editado (2021) por @TomiXuak
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