Mi hermanito 21 - Rubén, Akin y yo

Sentí como con sus manos en mi cintura me posicionó mejor y comenzó a penetrarme lentamente, el otro se arrodilló delante de mí y sujetando su polla dura la acercó a mi boca, tocando mis labios.

Mi hermanito - Capítulo 21 ''Rubén, Akin y yo''

Se comenzó a escuchar el crujido del mimbre que rodeaba el colchón, se acercaba a nosotros, el ruido de algo siendo arrastrado aceleró con mayor intensidad mi pulso.

Sin querer, al estar apoyados en el altar, éste perdió fuerza y se movió dando un fuerte crujido, entonces escuchamos los pasos de nuevo, que ahora con mayor rapidez caminaban hacia nosotros y entonces nos vio, pude ver sus ojos en la oscuridad.

Y nosotros, agachados e indefensos, nos quedamos petrificados por el miedo.

Una luz iluminó nuestras caras cegándonos temporalmente.

-¿Qué hacéis? -la voz provenía de la luz, y era una voz que reconocí.

-¿Lucas? -me levanté con mi mano intentando evitar la luz de lo que parecía una linterna.

Lucas apartó el haz de luz a un lado y pudimos verle, ahí de pie mirándonos.

-Repito, ¿Qué hacéis? -preguntó Lucas.

-¿Que qué hacemos? Huir, joder, pensábamos que... -dijo Akin.

-¿Que qué? -preguntó Lucas-. No deberías estar aquí, podrían echaros, está prohibido, venga, volved a vuestros bungalows.

Nos levantamos mas calmados y caminamos a su lado.

-¿Te vas a chivar? -preguntó Rubén.

-No, pero si nos largamos ya.

Los tres, acompañados de Akin comenzamos a salir de la cueva y observamos el colchón.

-¿Qué intentabais?, ¿Un trío?, Me hubieseis invitado. -dijo Lucas con un tono entre sarcástico y sincero guiñando un ojo.

-No, ese colchón ya estaba aquí. -dijo Rubén.

-Yo me apunto al trío. -dijo Akin.

-¿Qué hace un colchón aquí, Lucas? -pregunté ignorando a Akin.

-¿Te va la marcha? -preguntó Lucas a Akin.

-¿Lucas?, ¿Me escuchas? Responde. -dije seriamente.

-Pues no lo sé, supongo que de los monitores David y Luva, más de una vez los vi rondando el bosque, supongo que vienen aquí a follar.

Me quedé en silencio, tendría sentido, quizás cuando los pillé en el bosque decidieron tomar más precauciones y trajeron el colchón a la cueva, además se notaba estaba nuevo, como recién colocado.

Pero eso no me ayudaba a saber que me pasó, con lo ocurrido en la cueva aquel día, entonces fue un sueño, no quedaba de otra, miré mi muñeca, toqué la herida del corte.

Lucas me miró y sonrió, me di cuenta, me detuve justo cuando íbamos a salir de la cueva.

-¿Por qué te has reído? -pregunté.

-¿A qué te refieres? -preguntó.

-No te hagas, lo sabes, que sabes, lo vi en tus ojos, ¿Qué sabes de esta herida?

Lucas permaneció callado.

-Mejor en privado, hazme caso. -su gesto con las cejas me terminó convenciendo, como si no fuese buena idea hablarlo delante de mi hermano, al que dirigió su mirada.

-Vale, salgamos entonces de aquí. -dije.

Los cuatro, en silencio, volvimos al campamento, pero yo no me quitaba de la cabeza mi sueño, ¿Por qué soñé eso?

Los chicos se bañaban en el lago mientras los observaba desde el embarcadero de madera, vi como se acercaba Lucas y se sentó a mi lado, en silencio, ambos con nuestros pies dentro del agua los movíamos en silencio, un silencio solo roto por las voces de los demás chicos jugando a lo lejos, en medio del lago.

-¿Me vas a decir ya lo de mi herida?, llevas días evitándome. -dije enfadado.

-Prefería esperar al momento idóneo y en pensar como decírtelo.

-¿Qué quieres decir? -pregunté-. ¿Tú sabes que pasó en la cueva?

-¿Qué? No, jajaja.

-¿Entonces? -pregunté ya con un tono mas enojado.

-Mira, el día que te hiciste ese corte, era muy tarde, paseaba por los bungalows y pasé por el tuyo...

-Vamos, que espiabas. -le corté.

-Bueno, míralo como quieras, yo solo vigilo que todo esté bien, entonces, vi a tu compañero de cuarto, te estaba..., tocando.

-¿Tocando? -pregunté incrédulo-. ¿Daniel me tocaba?

-Sí, en otras palabras, te hizo una buena paja.

Me quedé en silencio.

-El caso, es que usó tu mano para pajearse él, ahí fue donde te rozó con su reloj de muñeca, se alertó y soltó tu mano, pero joder, si llego a saber que tienes el sueño tan profundo... -dijo con tono lujurioso.

No le hice caso, estaba pensando, ¿Enserio Daniel me hizo eso? En parte fue por mi culpa, le seguí el juego a ese chaval caliente.

-Bueno, que quede esto entre nosotros. -dije.

-Muy bien. -respondió Lucas, que observaba a mi hermano, jugando con Akin-. ¿Están de repente muy juntos, no crees?

Su mirada arqueando las cejas insinuando algo más me alertó y miré hacia ellos, efectivamente desde hacía unos días, mi hermanito y Akin se llevaban mejor.

-Bueno, se han hecho amigos... -dije sin convicción.

-Claro, claro..., pero...

-¿Pero qué Lucas? No me gustan estas cosas, dilo claro y ya. -me puse nervioso.

-Como quieras, que aburrido eres, el caso es que el otro día paseaba por el bosque y los vi juntos, cerca de la cueva, como intentando no ser vistos...

Mi corazón se detuvo, mi respiración también, ahí morí.

-No puede ser... -mascullé.

Tras esa revelación, estuve días observando a mi hermanito y a Akin, y efectivamente estaban más juntos de lo que pensé, de hecho, cuando yo estaba con ellos actuaban como si no fuesen amigos, pero por separado...

Sentí rabia y celos, ¿Pero qué podía hacer? ¿Seguirlos como un lunático por la noche?

Sí..., lo iba a hacer...

-¿No duermes? -Toshio me miró con curiosidad, estábamos tumbados en nuestras camas, ya era de noche y esperaba a que Toshio se durmiese para salir.

-No tengo sueño. -dije, y seguí leyendo el cómic sin mirarle.

-Bueno, yo voy a dormir ya, que mañana regresamos a casa, se me hizo muy corto el campamento, tú tienes más suerte, estuviste aquí casi un mes y medio...

-Sí, supongo... -dije desganado, duérmete ya niño pesado.

Toshio se recostó bien y esperé un rato, le miraba a veces hasta que comprobé que su respiración era relajada, ya estaba durmiendo.

Me levanté con cuidado, iba en pijama cortito, me acerqué y me puse las zapatillas de deporte, abrí con cuidado la puerta y justo vi como Rubén y Akin entraban en el bosque.

-Hijos de puta traidores... -mascullé.

Esperé un rato en la puerta y los comencé a seguir, me metí entre la maleza y caminé con la ayuda de la luz de la luna, ya me sabía el camino de memoria, mientras llegaba pensaba en mil formas de asesinarlos entre terribles sufrimientos, en que de verdad, vaya dos traidores...

Divisé la cueva y me detuve un momento a escuchar, pero no se oía nada, caminé despacio dentro y la oscuridad era mayor, me adentré con seguridad hasta que empecé a escuchar unos gemidos.

Entonces los vi, mi hermanito estaba a cuatro mientras Akin le follaba, podía verles por la linterna que había de pie para iluminar un poco esa zona, me costaba distinguir la piel oscura de Akin, pero podía verlo sujetando de la cintura a mi hermanito, que con su piel blanca contrastaba con la de Akin.

Apreté con fuerza mis puños de impotencia y retrocedí con la mala suerte de que pisé una rama haciendo que el crujido de ésta los alertase, ambos se giraron y me vieron.

-¿¡Tomi!? -preguntó Rubén con sorpresa.

Yo, negando con la cabeza y mordiéndome los labios me di la vuelta para salir de allí.

-Akin, ¡Haz algo! -dijo Rubén.

Corrí hacia la salida pero la mano negra oscura de Akin me sujetó del brazo.

-¡Espera! -dijo.

-¡Déjame!, ¡Traidores!

Akin con fuerza me puso contra la pared, mis ojos vidriosos observaban sus ojos oscuros, apenas podía distinguirle en esa oscura cueva.

Rubén se acercó a nosotros, ambos desnudos me miraron sin saber que hacer o decir, un silencio incómodo invadió la cueva.

-Escucha... -comenzaba a decir Rubén.

Entonces Akin besó mis labios, noté su lengua entrar en mi boca, su beso me tranquilizó y me dio paz, al separarnos le vi sonreír.

-Ven, vente con nosotros... -susurró, y sujetándome, me atrajo hacia el colchón, Rubén nos siguió en silencio.

Yo aún estaba sin saber que decir o hacer, sin reaccionar, Akin me sacó la camiseta del pijama y me bajó los pantalones del mismo quitándomelos también.

-Ven, juega con nosotros. -Akin me colocó a cuatro, la misma posición en la que hace unos momentos se encontraba mi hermanito-. Serás nuestro putito.

Sentí como con sus manos en mi cintura me posicionó mejor y comenzó a penetrarme lentamente, por su parte, mi hermano se arrodilló delante de mí y sujetando su polla dura la acercó a mi boca, tocando mis labios.

Miré hacia arriba y pude ver como se mordía el labio, sentí sus manos sujetar mi cabello e intentar meter su polla en mi boca, lo hice y comenzó a follar mi boca, Akin metió su polla hasta los huevos, los noté casi pegados a los míos, los dos me follaban al mismo tiempo.

El placer, el éxtasis, la sensación, era única, nunca había sentido nada igual, Akin me follaba el culo con fuerza, con su mano golpeaba mi cadera y parte de mi culito, mi hermanito gemía mientras me follaba la boca.

-Bésame. -dijo Akin

No podía verlos desde mi posición, pero noté como se acercaban más entre ellos y el sonido del beso, de varios besos, se escuchaba como la saliva y los labios de ambos se mezclaban.

Yo comencé a pajearme con furia, lo hacía muy rápido, me iba a correr, no aguantaría mucho, y efectivamente comencé a correrme, fue el mayor orgasmo de mi vida, Akin me sujetó con fuerza y me la clavó hasta la tripa.

Podía sentir la punta de su polla bañar mis entrañas de semen espeso, me llenaba con su leche caliente mi interior, por su parte, mi hermanito Rubén me sujetó de la nuca y hundió su polla en mi boca, provocándome arcadas, uno, dos, tres y hasta cuatro disparos noté casi en mi campanilla, su semen caliente y saladito bajó por mi garganta, y yo, sumiso, lo tragué todo.

Nos separamos y nos tumbamos como pudimos en el colchón, nuestras respiraciones se iban normalizando poco a poco, mirábamos el techo en silencio.

-Será mejor que volvamos. -dijo Akin.

Eso fue las únicas palabras que dijimos, los tres nos vestimos y salimos en silencio de la cueva, yo aún sentía ese sentimiento de morbosidad de lo que hicimos.

Nos fuimos a dormir, al día siguiente nos marchábamos y realmente sentía un gran sueño.

Escuché el ruido de una cremallera y abrí los ojos, distinguí a Toshio metiendo sus cosas en una bolsa deportiva, ya estaba preparando sus cosas para irse, y así era, hoy volvíamos a casa.

Me levanté y preparé lo mío, al rato escuché el sonido del motor del bus, nos subimos al autobús y volvimos al pueblo, se nos hacía raro volver a ver nuestra casa, al llegar ya estaban allí nuestros padres, preguntaron por cómo la pasamos y demás tonterías.

Entre mi hermano y yo la cosa cambió un poco, no hacíamos cosas entre nosotros, pero nos llevábamos bien, aunque no dijimos nunca nada del trío que hicimos la última noche del campamento.

Al parecer preferimos no comentar nada al respecto, pero me surgían muchas dudas, ¿Y ahora qué? ¿Qué pasará con Akin? ¿Y entre nosotros?

Quedaba poco para terminar el verano y la vuelta a clases, y aunque nuestros vínculos permanecían unidos, si que hubo cierta distancia entre Cristian y yo, no sé si pasaría lo mismo entre Rubén y Jacob, pero la cosa se enfrió, quizás por pena, por vergüenza, o quizás por lo ocurrido con Akin.

El caso es que lo que vivimos en el campamento lo olvidamos, o al menos intentamos pasar página, ahora más en frío, quizás el estar en el pueblo y ser descubiertos no ayudaba.

Y así, pasaron los días y llegó Septiembre, pronto volverían las clases, estábamos jugando en el campo de fútbol de la escuela, cuando empezó de repente a llover, una lluvia intensa, con fuerza, así que decidimos volver a casa.

Rubén prefirió quedarse, porque prefería acompañar a Cristian y Daniel a su casa, los dejé allí y me fui a la mía, la lluvia cada vez era mas fuerte, era una gran tormenta, el cielo estaba todo de un gris oscuro, así que aligeré el paso y me dirigí a mi casa.

Cuando doblando una esquina me encuentro con Peter, Luis y Víctor.

-¡Mira! ¡Cuánto tiempo! Pareciese que todo este verano nos evitaste...¿No? -Peter se puso en medio de mi camino.

-¿Eh? No, es sólo que... -los miré con temor y enfado, otra vez los malditos criajos del Internado, que pesados...

Peter de un empujón me pegó contra un árbol que había en la acera, al lado, había una tienda de electrodomésticos, que estaba cerrada, la lluvia y la tormenta impedían que se escuchasen a lo lejos lo que hablábamos, Luis y Víctor miraban sin intervenir.

-La última vez me quedé con ganas de más, ¿Qué te parece si abres esa boquita de putito que tienes?

Me quedé callado y no dije nada.

-Abre la boca. -ordenó Peter.

-No -le miré desafiante.

-¿Qué has dicho? -Peter se mordió el labio con furia.

Recordé que por su culpa casi pierdo a Rubén y no pude aguantar más, en ese momento le propiné una patada en sus partes, llevó su mano con dolor a éstas e intenté huir.

Pero se recompuso enseguida y con su otra mano me logró agarrar de la camiseta tirándome al suelo.

-¡Esto lo vas a pagar! -Peter se puso encima de mi, y ante la atenta mirada de Luis y Víctor sacño una navaja, sonrió y me la clavó en el costado izquierdo, sentí un gran pinchazo pinchazo y como el metal atravesaba mi piel, mis gritos no se hicieron de rogar.

-¡¿Eh tío?! ¡¡Qué coño haces!! -Luis le recriminó a Peter, éste, le apuntó con la navaja amenazante.

-¡¡Cállate!! -Peter volvió su mirada a mi, tocó mi herida con su mano derecha y llena de sangre la restregó por mi mejilla izquierda-. ¿Ves? ¡Si hubieses sido bueno ahora en lugar de sangre tendrías solo agua!

Alzó la navaja de nuevo para clavármela y en ese instante Akin apareció y lo tiró de un empujón al suelo, Peter se levantó corriendo buscando su navaja, la cual se cayó tras el empujón de Akin, Akin intentó pegarle pero Luis y Víctor fueron en su ayuda.

Permanecí en el suelo, podía ver como el agua de la calle se mezclaba con mi sangre, a lo lejos vi un chico mirarme fijamente, se acercó e inclinó sobre mí, me ofreció su mano, el chico, de pelo color oscuro, muy negro, ojos verdes y su piel de aspecto pálido, no apartaba su mirada de mi, su ropa, sucia y rasgada, era mojada por la lluvia, además parecía manchada de sangre, era muy parecido al chico que vi en el edificio abandonado y en la cueva, sujeté su mano e intentó levantarme, quise hacerlo pero el dolor en mi abdomen volvió y caí de nuevo al suelo.

-¡Tomi! ¡Despierta! -entreabrí los ojos y pude ver como Akin llamaba por el móvil mientras me sujetaba, fue lo último que vi antes de perder el conocimiento.

Cuando desperté, estaba en el hospital, estuve en estado crítico por perder mucha sangre, pero al final pude salvarme, estuve varios días allí hasta que me dieron el alta. Ya las clases habían comenzado, aunque yo tenía que reposar la herida en casa.

Por las tardes me visitaban mis amigos, Jacob, Daniel, Cristian...

Lo cierto es que lo pasábamos bien, formábamos un gran grupo de amigos, ese día lo pasamos genial jugando a la consola, pronto volvería a la escuela por fin, mi herida se iba curando.

Estaba acostado en la cama y vi como mi hermano entraba en mi cuarto.

-¿Puedo dormir esta noche contigo? -preguntó.

-Claro, ven. -dije.

Mi hermano se metió en mi cama y me abrazó.

-Aún pienso en ése día, creí que te perdía. -la voz de Rubén sonaba triste-. Menos mal que Akin te salvó...

-Ya... -dije cabizbajo.

-¿Por qué no te ha visitado después del hospital? -preguntó.

-No lo sé, quizás siente vergüenza...

-¿Por lo de la cueva? -preguntó Rubén directo.

-Sí, deberíamos hablar sobre lo que pasó... -dije.

-Lo sé, pero..., ahora no es el momento. -Rubén me abrazó con fuerza.

-Vale, hay tiempo...

La lluvia golpeaba mi ventana ligeramente, mi hermanito Rubén me abrazaba en forma de cuchara mientras yo observaba como las gotas de agua golpeaban el cristal, su sonido me relajaba, cerré los ojos e intenté coger el sueño.

-Te amo hermano, siempre estaremos juntos. -la voz de mi hermano sonaba tierna.

-Siempre, hermanito, siempre juntos. -dije.

Mientras el sonido de la lluvia me relajaba, no podía dejar de pensar en el chico que volví a ver, ya era la tercera vez, no era casualidad, algo me quería decir...

¿Qué sería? ¿Quién es? ¿Descubriré lo que quiere?...

(Continuará...)

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Creado, revisado y editado (2021) por @TomiXuak

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