Mi hermanito 20 - La cueva
La figura, parecía humana, me estremecí, igual no era buena ir a la cueva donde me violaron, en medio del bosque y en plena noche.
Mi hermanito - Capítulo 20 ''La cueva''
El sonido de los pájaros cantando y el ruido de un motor de lo que parecía un vehículo me despertó, me levanté y caminé fuera unos pasos, vi a los dos monitores hablando con varios chicos.
-Los chicos nuevos... -murmuré.
Me acerqué y vi entre ellos a Rubén, su mirada se posó en mí y pude ver que su cara tenía un tonto más blanco de lo normal, como de sorpresa, me acerqué hasta el grupo y David, que estaba hablando se detuvo.
-Y este es el otro compañero, Tomi. -dijo David señalándome.
Los chicos me miraron atentos y entre ellos lo pude ver, mirándome con una sonrisa que casi desencajaba su cara.
-No, no puede ser...
El sol acariciaba mi piel, dándome un bronceado bonito poco a poco, con los ojos cerrados flotaba en el agua, sin ruido, paz y tranquilidad, solo el leve sonido del agua del lago moverse por propia inercia.
Escuchaba como alguien se tiraba al agua y se acercaba con lentitud, sin abrir los ojos le dije que quería estar solo mientras notaba más cerca su presencia.
-Joer, que antipático -dijo Akin, entreabrí los ojos y pude ver que se ponía en la misma posición que yo.
Akin era uno de los cuatro chicos que iban a pasar las últimas dos semanas de campamento con nosotros.
-¿Qué? ¿Quieres ponerte moreno? -mi tono burlón le sacó una sonrisa.
-Ja..., ja..., ja!, muy gracioso, pues no, simplemente quiero estar con un amigo. -dijo Akin sonriendo de nuevo.
-¿Por qué siempre sonríes? -pregunté en parte molesto, todo se lo tomaba a broma.
-¿Y por qué no? La vida es bella. -en ese momento con su mano lanzó agua mojando mi cara.
-¡¡Ehh!!, ¡¡Para idiota!! -dije con enojo y le lancé también agua.
Ambos comenzamos a mojarnos las caras entre risas cuando una voz en el muelle nos detuvo.
-¿Interrumpo algo? -la voz de Rubén nos alertó, al ver como nos separamos se quitó la camiseta y se tiró al agua, acercándose a nosotros, sin dejar de quitarle la mirada a Akin-. ¿Qué haces tú aquí?
-¿Te molesto? -preguntó Akin burlonamente.
-Pues sí. -dijo Rubén ahora con algo de celos.
-Eso digo yo, Akin, ¿Qué edad tienes? Se supone que al campamento solo pueden venir menores, ¿Eres menor? -pregunté con incertidumbre.
Akin me miró con cara de sorpresa y asombro.
-Joer, tengo dieciséis, ¿Qué edad me echabas? -me miraba curioso.
-¿Solo tienes dos años más que yo? ¡Eso es imposible!, si eres muy alto y...
-¿Y qué? -preguntó cortándome.
-Y muy marcado. -sentencié mirando sus bíceps.
-Genética jajaja. -una carcajada se le escapó y con sus manos mojó la cara de Rubén.
-¡Para idiota! -Rubén también comenzó a echarle agua.
-¡Vale parad chicos! -me puse en medio porque de hacerlo en broma comenzaban a hacerlo con cierto enfado, sobre todo Rubén-. Chicos, enserio, ¿No podéis llevaros bien?
-No. -dijo Rubén.
-Él nos salvó, ¿Recuerdas? Si no llega a ser por él y por Kon estaríamos aún en ese edificio y quizás tu muerto. -le recriminé a mi hermanito su actitud con Akin.
-Y se lo agradezco, pero me cae mal. -Rubén miraba con enojo a Akin.
-¿Por qué? ¿Por qué me follé a tu hermano? Tu me follaste a mi a traición, ¡Empate! -dijo Akin con una sonrisa.
Rubén se acercó lentamente nadando hasta Akin y guio su mano hasta las partes de Akin, agarrándolas con fuerza debajo del agua, Akin se dejaba hacer sin oponer resistencia, yo ya me estaba poniendo nervioso, y mis nervios aumentaron cuando escuché como venían los otros chicos hacia el lago.
-¿Qué? ¿Acaso no es suficiente? ¿O quieres algo más de mí? -preguntó Akin con media sonrisa a Rubén, entonces Akin con su mano sujetó el brazo de mi hermanito y acercó más a Rubén hacia él.
Yo nadé hasta ellos intentando tapar la visión de los que venían y entonces vi como Akin besaba los labios de Rubén, pero éste lo apartó con rapidez, el beso fue fugaz y Akin, satisfecho, se hundió en el agua buceando, mi hermano llevó su mano a los labios intentando limpiarse la boca con gesto de asco.
-¿Qué haces? -pregunté a mi hermanito, que me miró con furia-. ¿A qué juegas Rubén? ¿Quieres que nos pillen? -pregunté a mi hermano mientras miraba como Akin se subía a la balsa a tomar el sol.
-Cállate. -dijo Rubén con enojo, nadó hasta el muelle y comenzó a salir del lago, los otros chicos comenzaron a tirarse al lago a nadar acompañado de David, que me miró un instante y nuestras miradas se cruzaron, entonces apartó la mirada y comenzó a decirle las reglas a los chicos.
Mi pie entonces sintió el roce de algo blando, con temor moví el mismo intentando ver que me rozó, pero no veía nada, los chicos comenzaban a jugar con el agua y sus gritos se detuvieron de repente, sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal.
Miré hacia donde estaba los chicos, pero no estaban, ni tampoco el monitor, mi cabeza giró con velocidad hacia la balsa, pero tampoco hallé a Akin.
Mi respiración comenzó a alterarse, pude notar como mi aliento cobraba forma, un frío se adueñaba del entorno y mi piel comenzaba a helarse, entonces sentí otro roce, sobresaltado por el mismo comencé a nadar con rapidez hacia el muelle y lo vi, el chico de camiseta azul con barquitos dibujados en ella me miraba, su cara parecía no tener vida, extendió su mano pidiendo que me acercase.
-No eres real, no eres real, no eres real... -mi voz cada vez sonaba más quebrada.
-No temas, todo irá bien. -dijo el chico, al que no pude evitar dejar de mirarle sus ojos, verdes, brillaban cada vez más, el sol había desaparecido y sólo estábamos él y yo.
Una mano se posó en mi hombro y me giré atemorizado, entonces vi a Akin, que me miró esta vez sin su típica sonrisa.
-¿Qué haces? -me preguntó mientras intentaba recobrar el aliento.
Miré a mi alrededor, estaba en medio del bosque, rodeado de árboles.
-¿Dónde estamos?, ¿Qué hacemos aquí? -pregunté aún respirando con dificultad.
-Saliste corriendo del lago y te metiste aquí dentro, vi que actuabas raro y te seguí, parecías desorientado... -Akin se acercó a mí y posó su manos en mis brazos-. Estás helado, volvamos al campamento.
Akin me guio de vuelta al campamento, una brisa de viento movió las ramas de los árboles y escuché un ligero susurro ''No temas, todo irá bien...''
De nuevo la voz de ese niño..., ¿Me estaba volviendo loco? Me llevé la mano a la cabeza, me dolía.
Me di la vuelta y me fijé bien en los árboles y las plantas que rodeaban la zona, en el fondo pude ver un camino que reconocí enseguida, fue el camino que recorrí el día de la cueva, estoy seguro, esa cueva...
-¿Sucede algo? -preguntaba Akin con preocupación.
-No, nada, esta todo bien, es solo que me desorienté un poco, quizás me dio mucho el sol. -mentí, pero no sabía que decirle.
-Pues sí, mira como tienes la espalda, te has quemado, venga, te acompaño a tu bungalow. -dijo preocupado.
Akin me llevó al bungalow, entramos y me tumbé en la cama de espaldas.
-Espera, voy a ponerte algo de crema para intentar que no se empeore tu espalda. -Akin salió del bungalow y en ese momento entró Toshio, el que iba a ser mi compañero durante dos semanas.
-¡Hala!, te has quemado. -dijo mientras miraba mi espalda.
-Sí, eso parece... -dije cabizbajo, estaba como desganado.
Toshio era un chico de mi edad y altura, también iba a mi Instituto pero nunca me había fijado en él, su cabello negro oscuro y sus ojos negros rasgados típico de los asiáticos le daban cierto encanto.
Akin entró y saludó a Toshio.
-Traigo la crema. -dijo Akin, que se echó en las manos y comenzó a masajear mi espalda ante la mirada de Toshio.
-Ahhh, me duele... -me quejé.
-Lo sé, perdona. -dijo Akin, que siguió con más cuidado.
-Uhh, mañana estarás peor, créeme. -intervino Toshio.
-Gracias Toshio, ahora me siento mejor. -mi tono sarcástico le indicó que no me gustó esa revelación.
Toshio sonrió y caminó hasta su maleta, comenzó a sacar sus cosas y colocarlas, Akin se mantenía en silencio mientras con sus manos tocaba mi piel, el tacto frío de la crema era compensado por el tacto caliente de su piel sobre la mía, cerré los ojos y me relajé.
-Siento lo que te hicimos yo y mi hermano aquel día. -confesé, sin recordar que estaba ahí Toshio.
-Bueno..., cof, cof. -Akin tosió a propósito para que abriese los ojos y entonces vi a Toshio colocar sus cosas de espalda a nosotros-. Olvida aquello, además, me lo merecí, yo tampoco me porté bien contigo, es el karma.
Noté como Toshio estaba atento a lo que decíamos y no quise seguir hablando, teníamos público y estas cosas eran mejor que quedasen en privado.
Sus manos fueron bajando por mi espalda hasta llegar cerca de mi culo, apretó con fuerza y comenzó a masajear con intensidad, no pude evitar soltar un leve quejido, seguí con los ojos cerrados y dejándome llevar, la verdad es que me gustaba y me sentía bien estar así.
Akin prosiguió su masaje, bajó sus manos más y las metió por dentro de mi bañador, tocando mi culo, lo masajeaba con fuerza y empecé a ponerme duro, una de sus manos se deslizó por mi ano y comenzó a meterme un dedo, todo esto teniendo la presencia de Toshio al otro lado de la habitación.
Su dedo comenzó a recorrer mi ano hasta el fondo y solté un leve quejido, Toshio se dio la vuelta y Akin sacó sus manos con rapidez.
-¿Estás bien? -preguntó extrañado Toshio.
-Sí... -mascullé con dificultad, estaba excitado y duro.
-Bueno, yo me voy, que pronto será la hora de comer. -dijo Akin, que se incorporó y se marchó.
Toshio se acercó y se sentó a mi lado, yo, por mi parte me incorporé, extrañado por su actitud solo le observé esperando su siguiente movimiento.
Pero en ese momento llegó mi hermano, que llamando a la puerta detuvo a Toshio, que iba a decirme algo.
-Ya está la comida. -dijo Rubén mirándome y haciéndome un gesto de que lo siguiese.
-Voy, ¿Ibas a decirme algo, Toshio? -pregunté al chico mirándole, pero negó con la cabeza y se levantó para proseguir con sus cosas.
Me acerqué al armario, saqué una camiseta y me la puse con cuidado, aún me dolía la espalda, caminé hasta mi hermano y salimos juntos.
-¿Qué pasa? -pregunté.
-Nada, solo quería que hablásemos... -dijo Rubén en un tono distante.
-Ok, vaaale, te pasa algo, ¿Qué es? -me detuve en seco y lo sujeté del brazo para quedar frente a frente.
-¿Qué me pasa? Pues que veo que te llevas muy bien con ese negro. -dijo Rubén en tono despectivo.
-¿Qué? Primero, ''ese negro'' tiene nombre, se llama Akin, y en segundo lugar, ¿De qué vas?
-¿Yo? -preguntó con sarcasmo.
-Sí, tú, me estás decepcionando, no creí que mi hermanito fuese racista. -dije decepcionado.
-No, perdona, no soy racista, solo me molesta que...
-¿Qué? -le corté con enfado-. Akin se portó mal, sí, pero nosotros también con él, está intentando redimirse, y yo ya le perdoné, si no quieres hacerlo tú, perfecto, pero no me vengas con escenas de celos, porque habíamos quedado en que solo seríamos hermanos ''normales'', ¿O no?
Rubén se mantuvo en silencio mientras veíamos al resto de chicos entrar en el comedor a comer, me miró y afirmó con la cabeza.
-Tienes razón, lo siento, es que..., me cuesta, me cuesta aceptar esto. -dijo impotente.
-Lo sé, a mi también, Rubén, pero es lo mejor, por favor, haz el esfuerzo. -dije cogiendo su mano con la mía.
Rubén apretó los labios y vi como sus ojos se pusieron vidriosos, estaba a punto de llorar, lo sujeté atrayéndole hacia mí y lo abracé, me daba igual si nos veían, ambos necesitábamos ese abrazo.
En ese momento apareció Toshio que iba hacia el comedor, nos separamos y nos saludó siguiendo su camino.
-Bueno, vamos al comedor, además, debo contarte algo importante. -le dije mientras le acompañé dentro.
Recogí mi bandeja con la comida y me acerqué a una de las mesas, eran rectangulares y de madera, me senté en el banco alargado que hacía de silla a esperar a mi hermano, en ese momento apareció Akin y se sentó a mi lado.
-¿Puedo? -preguntó Akin.
-Si ya te has sentado, pero sí. -dije.
Rubén se acercó y al ver a Akin a mi lado puso mala cara, aún así le vi suspirar y se sentó frente a mí, a escasos veinte centímetros.
Los demás chicos comenzaron a comer y el ruido en el comedor no se hizo esperar.
-Bueno, debo contaros algo importante. -dije ante la expectación de Akin y Rubén.
-Espera, ¿Con este delante? -preguntó mi hermano con cierto desagrado, no le hacía gracia la idea de que Akin estuviese con nosotros.
-Sí, prefiero que nos acompañe y no vayamos solos. -mis palabras los sorprendieron.
-¿Acompañar a dónde? -preguntó Akin.
Entonces comencé a contarles todo, el ''sueño'' que tuve de la cueva y las tres veces que vi al niño, tanto en el edificio, como en la cueva y el lago, noté como sus caras eran entre asombro y escepticismo.
-De acuerdo..., ¿Y cual es el plan? -preguntó Akin.
-Necesito saber si lo de la cueva fue real, o si fue un sueño. -dije.
-Bueno, yo no recuerdo haber estado en ninguna cueva, y dices que me viste allí sometido, ¿No? Me acordaría... -mi hermano me miraba con dudas, no se creía lo que le decía.
-Bien, esta noche, en la madrugada, quedaremos detrás de mi bungalow, que da directo al bosque del campamento, e iremos a esa cueva, debo hacerlo, necesito hacerlo. -mientras terminábamos de comer les seguí contando mi plan.
Y así, pasaron las horas y llegó la noche, nos fuimos a dormir a nuestro bungalows, estaba tumbado esperando a la hora acordada, la madrugada, las doce.
Toshio no paraba de moverse en la cama, me empezaba a poner nervioso, entonces vi una sombra en la ventana, tapaba la luz que la luna introducía en la misma.
La figura, parecía humana, iba a mirar pero vi como desapareció, es como si alguien se hubiese asomado un momento a mirar dentro de nuestro cuarto, me empecé a estremecer, igual no era buena ir a la cueva donde supuestamente me violaron, en medio del bosque y en plena noche.
Pero ya no había vuelta atrás, pensando y pensando pasó el tiempo y ya era la hora, Toshio ya se había dormido, no se movía, me levanté con cuidado de no despertarle, cogí mi móvil, que haría de linterna.
Caminé despacio y me puse las zapatillas, abrí la puerta y miré fuera, todo estaba en silencio, salí y cerré con sumo cuidado, caminé unos pasos y giré hacia la derecha de mi bugalow, allí ya estaban Rubén y Akin.
Akin, al ser tan negro, apenas era visible, las oscura noche hacía que nos costase distinguirlo, me acerqué y me miró sonriente, sus dientes blancos contrastaban con su oscura piel.
-¿Estáis seguro de esto? -preguntó Akin, que sacó una linterna de su bolsillo, para colmo iba con un pantalón oscuro y una camiseta sin mangas de color negra, parecía que quería camuflarse con la noche.
-Sí, venga, necesito ver lo que hay en esa cueva. -dije tajante.
Rubén, en silencio nos acompañó, los tres empezamos a caminar hacia dentro del frondoso bosque, el ruido de las ramas que pisábamos era el único que escuchábamos.
La luz de la luna iluminaba un poco nuestro alrededor, pero a la vez le daba un toque tenebroso y siniestro, no ayudaba precisamente a que estuviésemos tranquilos.
Una leve brisa comenzó a mover las plantas y ramas de los árboles, y un ligero temblor recorrió mi espalda al sentir el viento sobre mi piel, ya que iba en pijama corto, empezaba a sentir ganas de salir corriendo y meterme en la cama, pero ya era tarde para echarse atrás.
-¡Allí, la cueva! -dijo Rubén, señalando lo que parecía la entrada a una cueva, el agujero era muy grande y oscuro, estaba sobre una roca enrome, que parecía que colindaba con el monte.
-Vamos. -dijo Akin.
Los tres avanzamos dentro con lentitud y sumo cuidado, Akin con su linterna alumbraba a los alrededores, yo por mi parte usaba la linterna del móvil, la cueva era bastante honda, seguimos avanzando y vimos al fondo un colchón en el suelo, parecía en buen estado, como si hubiese sido puesto ahí hace poco.
El colchó estaba rodeado de ramas de mimbre, conforme nos acercábamos y pisábamos dichas ramas, crujían con fuerza.
-¿Qué significa esto?, ¿Qué hace aquí un colchón? -Rubén se acercó y se agachó inspeccionando el mismo.
-En mi sueño esto no estaba... -dije con voz entrecortada, algo no iba bien, sentía algo extraño.
-¡Mirad! -la voz de Akin nos alertó y nos acercamos a observar lo que miraba, había una especie de altar, de tamaño considerable, como si pudiese tumbarse ahí una persona, estaba hecho de piedra-. ¿Aquí sacrificaban humanos?
La pregunta de Akin me estremeció.
-No sé, pero está limpia, no ha sido usada en mucho tiempo, está muy desgastada. -dijo Rubén.
Eso es parte me alivió, pero no me quitaba la sensación de que algo no iba bien desde que entramos a la cueva, entonces lo noté, la brisa de aire ya no estaba, y el ruido ambiente había desaparecido.
-Vámonos. -dije con mal presentimiento-. Tenemos que irnos, ¡Ya!
Pero era tarde, unos pasos que se acercaban a la cueva nos alertó, nos miramos y nos escondimos corriendo detrás del altar apagando las linternas, los pasos se intensificaban, cada vez estaban más cerca.
Los latidos de mi corazón latían con mucha intensidad, entonces sentí una mano agarrar la mía, miré y vi a Rubén asustado, apreté su manó con fuerza intentando reconfortarle, Akin hizo lo mismo y con sus manos intentó que nos agachásemos más.
Los pasos se detuvieron, no se escuchaba nada, pero sabíamos que alguien, o algo, estaba ahí, con nosotros, su respiración lo delataba.
Se comenzó a escuchar el crujido del mimbre que rodeaba el colchón, se acercaba a nosotros, el ruido de algo siendo arrastrado aceleró con mayor intensidad mi pulso.
Sin querer, al estar apoyados en el altar, éste perdió fuerza y se movió dando un fuerte crujido, entonces escuchamos los pasos de nuevo, que ahora con mayor rapidez caminaban hacia nosotros y entonces nos vio, pude ver sus ojos en la oscuridad.
Y nosotros, agachados e indefensos, nos quedamos petrificados por el miedo.
(Continuará...)
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Creado (2020), revisado y editado (2021) por @TomiXuak
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