Mi hermanito 1 - Mi hermano Rubén
La llegada de mi hermano del internado provocará que entre ambos haya algo especial, un juego entre hermanos que dará lugar a acontecimientos que ninguno de los dos sabremos afrontar.
Mi hermanito - Capítulo 1 ''Mi hermano Rubén''
(Edición remasterizada) [2021]
Todo empezó hace un año, era Sábado y aun recuerdo lo feliz que estaba ese día, porque eso significaba que no tenia Instituto, lo odiaba, y no era porque no me gustase estudiar, simplemente no me agradaba estar cinco horas sentado escuchando a unos maestros dar explicaciones de tonterías que luego en realidad no sirven para nada, lo que más deseaba era ver llegar a mi hermanito, sí, mi hermanito pequeño.
El caso es que ese Sábado era especial, porque mi hermano llegaba del Internado, estaba en él por mal comportamiento, mis padres lo mandaron una larga temporada, no era un reformatorio de por sí, sino un internado para jóvenes, este fin de semana por fin sale, mis padres ya no sabían que hacer con él.
Que por cierto no me he presentado, me llamo Tomi, soy un chaval de complexión delgada, no soy para nada musculoso pero estoy bien, ojos marrones claros y pelo castaño oscuro, me considero guapo, tampoco soy un hermoso ángel, pero no me quejo.
Mi hermano es todo lo contrario a mi, es rubio, complexión delgada y de ojos azules, aunque él no lo supiera, mi hermano era el protagonista de mis largas noches de descanso en mi mente perturbada cuando me relajaba masturbándome, bueno, no quiero enrollarme, vayamos al punto de partida en lo que jamás pensé que ocurriría.
La alarma sonó y yo como siempre me levanté y me duché, bajé a desayunar mientras veía la tele, aunque a esas horas solo echaban programas para bebés y poco más.
Estaba en mis pensamientos cuando escuché la puerta de la entrada de casa, eran ellos, seguro, eran mis padres que habían recogido en el aeropuerto a mi hermanito.
-Ya estamos en casa. -anunció una voz femenina, la voz, era de mi madre.
-¡Mamá, al fin habéis llegado!. -mientras decía esto me fijé en mi hermanito, estaba bastante cambiado, se notaba que estos meses había crecido.
Terminé de saludar a mis padres y acompañé a mi hermanito a su cuarto, lo notaba un poco cambiado, no sólo físicamente, estaba distante, raro.
Al llagar a su cuarto, dejé su maleta encima de la cama.
-Bueno hermanito, ¿Cuánto tiempo no? Como ves tu cuarto está igual que cuando te fuiste.
-Sí..., por lo que veo mi cuarto sigue igual. -la voz de mi hermano era la misma, pero la notaba reservada.
-Bueno, con más polvo..., cuenta, ¿Te lo pasaste bien en las duchas del internado? -dije en tono burlón.
Mi hermano me miró con ojos desafiantes, no me esperaba esa reacción de él, ¿Le molestó la broma? ¿Quizás...?
-Tomi quiero estar solo, para acomodar mis cosas, ¿Te importa? -dijo de nuevo con un tono distante.
-No, claro, te entiendo Rubén..., bueno me alegra de que ya estés en casa de nuevo. -me giré sobre mí mismo y cerré la puerta, dejando a mi hermano en su cuarto.
El día paso muy rápido hasta llegar la noche, me pasé la tarde jugando a la consola y navegando por Internet, entonces alguien tocó mi puerta.
-Adelante. -dije mientras me levantaba y terminaba de apagar el ordenador y la consola-. Ya casi me voy a dormir. -dije a mi hermano, que me observaba desde el marco de la puerta.
-Espera..., antes..., ¿Puedo pasar? -su voz sonaba quebradiza, diferente al tono distante que sentí por la tarde.
-Claro hermanito, adelante. -me senté en la cama y él se sentó a mi lado.
-Bueno, perdona que antes haya sido tan antipático, es que esto de viajar en avión no me gusta nada.
-Tranquilo Rubén, lo he tenido en cuenta, además tu sabes que te quiero mucho como para que eso me afecte.
-Sí..., lo sé... -Rubén bajó la mirada algo triste, me ocultaba algo, sentía que quería decirme algo pero le costaba soltarse.
-¿Te pasa algo hermanito? -puse mi mano sobre la suya y él instintivamente la apartó con rapidez.
-No me digas así. -dijo cortante.
-Bueno, Rubén, ¿Vas a decirme lo que te pasa o no?
-Es que no se como empezar... -mi hermano estaba angustiado, sus manos sudaban y las movía sin parar, apretándolas.
-Rubén, tu sabes que puedes confiar en mi al cien por cien, ¿Verdad? -dije intentando calmarlo.
Rubén siempre confió en mi, siempre me contaba todo lo que le pasaba y le ayudaba cuando podía, así cuidaba de él, en verdad quería mucho a mi hermanito.
-Tengo miedo de que si te lo cuento pienses mal de mi y ya no me quieras... -su voz se tornaba cada vez más quebradiza.
-No seas ridículo, yo siempre te voy a querer, pase lo que pase, ¿Vale? -miré a mi hermano a los ojos, los tenía lagrimosos, brillaban, el azul de sus ojos brillaban con la luz tenue que la lamparita de mi cuarto nos daba.
Rubén intentó hablar pero no pudo, me acerqué un poco más a mi hermano pero éste salió del cuarto y se metió en el suyo.
Me quedé ahí sentado, sin saber qué debería hacer, al final me armé de valor y fui a ver como estaba, llamé a la puerta pero no contestó, insistí y siguió sin decir nada, no quería despertar a nuestros padres que dormían abajo, así que desistí y me fui a la cama.
Me costó coger el sueño pensando que podría pasarle a mi hermanito Rubén para estar así, en ese estado, al final el sueño me venció y me dormí.
A media noche sentí la respiración de alguien en mi nuca, pensé que era el viento, pero no, era una respiración entrecortada, cuando siento una mano en mi brazo que me sujeta, pegué un sobresalto y me giré.
-No grites, soy Rubén. -mi hermano estaba tumbado dentro de mi cama, al borde.
-¿Te volviste loco o es que me quieres matar de un infarto? -dije aún sobresaltado.
-Perdona, es que no podía dormir, pero mejor me voy y no te molesto. -Rubén salió de la cama y se fue a su cuarto.
Miré por mi ventana intentando poner en orden mi mente y sobreponerme al susto, me sentí mal por como se fue, así que me levanté de la cama con mi pijama de Superman y le seguí hacia su habitación, la puerta ahora estaba entreabierta.
En la penumbra pude verlo acostado en su cama boca abajo, su cara daba al cristal de la ventana de su cuarto, entré y cerré la puerta tras de mí.
-Rubén, no quise tratarse así, es que de verdad me asustaste. -dije excusándome.
Me acerqué a él y me senté a su lado, entonces me miró y le aparté el flequillo de su cabello doradito y vi sus ojos desprendiendo lagrimas que bajaban por sus mejillas, sus ojos azulitos brillaban en esa oscuridad con las lágrimas que desprendía.
-Rubén, ¿Qué te pasa? -miré a mi hermano con ternura.
-Tomi, me siento muy mal... -la voz de mi hermano parecía que estaba al borde del llanto.
Me sentí mal por no saber que le pasaba y verle llorar así, en verdad algo le hacia sufrir y a mi también verlo en ese estado, me acerqué a él y comencé a susurrarle al oído.
-Hermanito, cuéntame que te pasa por favor, te prometo que te ayudaré en lo que pueda. -susurré.
Mi hermano se incorporó sentándose sobre su cama, con las rodillas en su barbilla y las manos rodeando sus piernas. Se limpió las lágrimas y respiró profundamente, sus ojos aún brillaban en esa oscura habitación, la poca luz de la luna ayudaba a poder distinguir un azul ahora más oscuro en sus ojitos.
-Es que estando en el internado..., pasaron ciertas cosas... -dijo apenado.
-¿Qué cosas...? -pregunté con temor.
-Cosas. -dijo cortante-. El caso, es que esas cosas llevaron a que...
Hubo un breve silencio.
-¿A que qué? -pregunté ansioso.
-Pues..., que..., me enamoré..., de un..., de un chico...
Tras decir eso, el silencio inundó el cuarto, su mirada estaba perdida en la cama, no se atrevía a mirarme, lo notaba avergonzado, como si estuviese pecando.
Por mi parte, sentí mi corazón helarse, no me esperaba esa confesión, mi hermano acababa de confesarme que era gay, o al menos bisexual, y encima que estaba enamorado de un chico, no me gustó para nada esa confesión, en parte me daba rabia, no por ser gay, sino porque estaba enamorado de otro.
-No sé que decir..., no me lo esperaba... -dije a regañadientes.
-Me odias..., doy asco. -dijo con enojo.
-No, Rubén, tu no das asco... y NO te odio, es sólo que me ha pillado desprevenido, eso es todo.
-Pero..., soy raro... -su mirada se perdió hacia la ventana.
-No, no lo eres, y te sigo queriendo igual, ¿Llorabas por eso? -coloqué mi mano sobre su hombro intentando reconfortarle-. ¿O hay algo más? ¿Pasó algo más en ese internado?
-¿Eh? No, no pasó nada. -mintió mi hermanito-. Solo que ese chico jugó conmigo, me hizo daño.
-Déjale, ya se arrepentirá, ¿Te hizo daño físico? -pregunté con algo de preocupación y fijándome en su cuerpo, en su bonito cuerpo, llevaba un pijama de Bob esponja, ya le quedaba pequeño, sobre todo en la entrepierna, que se le notaba bastante apretada.
-No..., pero si me dañó mucho el que jugara conmigo, me sentí como una mierda. -dijo mi hermano Rubén con enojo y algo de dolor, se notaba que lo tenía reciente.
-Bueno..., ya ha pasado, ahora sólo debes pensar en el futuro, ¿Vale? Y no te preocupes, no le diré nada de esto a nadie. -dije apretando su hombro, él me correspondió apoyando su mano en la mía.
-Gracias Tomi, no se que haría sin ti. -dijo Rubén, y me abrazó.
Sentí que ayudé a mi hermano y me alivió bastante, además de que entendía sus sentimientos perfectamente, porque yo también descubrí mi homosexualidad no hace mucho, o al menos no hace mucho que terminé aceptándola, aunque nadie lo sabía.
-Bueno ahora duérmete y mañana hablamos, ¿Vale? Ahora es mejor que descanses, el viaje fue muy largo. -me levanté y entonces noté su mano sujetar mi brazo.
-Espera, no te vayas, duerme conmigo esta noche Tomi, como cuando éramos pequeños. -miré a mi hermanito y vi sus ojos suplicantes, asentí y me acerqué a su cama de nuevo.
-Esta bien Rubén, dormiré contigo esta noche. - me metí en la cama y abracé a mi hermanito con fuerza, no se cuanto tiempo tarde en dormirme, pero mientras lo hacía pensaba en lo que él habría sufrido en ese Internado.
Y en como sufrirá en el futuro, en cómo se sentiría y cómo se sentirá cuando lo rechacen y lo golpeen por ser diferente, no iba a permitir eso, mi hermanito era muy frágil y podía salir muy lastimado, yo me encargaría de cuidarlo y protegerlo.
Esa noche tuve un sueño muy bonito...
-Tomi... -una dulce voz me susurraba al oído.
Sus labios se posaron en los míos, uniéndose en un beso húmedo y largo, al principio me resistí pero me dejé llevar, al separarnos del beso distinguí que los labios que besaban los mío eran los de mi hermanito.
Me miró sonriendo y me quitó la camiseta, yo hice lo mismo y le quité la camiseta del pijama también, pude ver su linda y suave piel, me acerqué y le lamí los pezones, mi hermano estaba muy bueno, estaba riquísimo, le chupé y lamí todo lo que pude el cuello y fui bajando por todo su cuerpo, el cual saboreé entre sus gemidos.
-Tomi, hazme tuyo, quiero ser tuyo. -decía Rubén entre gemidos y caricias.
-Pero Rubén..., somos hermanos, esto no está bien. -intentaba resistirme, pero la tentación era muy grande y yo amaba a mi hermanito, quería estar con él, el resto me daba igual.
-Tomi, sólo será esta vez, te lo prometo, enséñame a amar, por favor. -suplicó mi hermano, que me miraba de una forma tan tierna y caliente que no pude negarme.
Me suplicaba que le besara, y lo hice, mis labios se posaron tiernamente en los suyos, sus labios carnosos de pre-adolescente, estaban tan suaves y tan tiernos que no pude negarme, me dejé llevar, ya no había vuelta atrás, mi hermano me tentó y yo caí en esa tentación, en esa rica y deliciosa tentación.
Fui bajando por su cuerpo entre besos y caricias, escuchaba los gemidos ahogados de mi hermano, ni si quiera pensamos en que nuestros padres, durmiendo abajo, pudiesen escucharnos, nos daba igual, llegué a su entrepierna y le bajé el pantalón con dificultad.
Podía ver por encima de sus bóxer que estaba duro, llevaba unos bóxer ajustados, de color azul marino. Los cuáles bajé y de dentro saltó su pene, era precioso, lo cogí entre mis manos y le empecé a bajar y subir la piel, sus gemidos me transportaban a otra dimensión, la del placer y la lujuria, la del pecado y el éxtasis, bajé la cabeza y me introduje en la boca ese manjar que siempre deseé, lo lamí y lo degusté, estaba delicioso, le masajeaba los huevos mientras le chupaba el pene a mi hermanito pequeño.
Mi hermanito Rubén gemía de placer por como se la comía, y con sus manos apretaba mi cabeza y sujetaba mi cabello, él marcaba el ritmo de la mamada, la cual yo hacía lo posible por darle todo el placer que podía a mi hermanito pequeño.
Tras un rato dándole placer, noté sus convulsiones, acontecía lo que iba a ocurrir, me sujetó más fuerte del cabello y con un forcejeo de caderas me la metió lo más dentro de mi boca que pudo, hasta que noté sus huevos en mis labios inferiores y como con cada convulsión mi boca se llenaba de un líquido espeso y delicioso, el cual tomé, degusté y me tragué, se vino bastante, una vez que dejó de eyacular, cayó rendido en la cama, en un sueño profundo.
Cogí una camiseta del cesto de la ropa sucia y lo limpié como pude, aunque apenas quedó nada, todo me lo había tragado yo, le subí los bóxer y después los pantalones, no le puse la camiseta, lo dejé así, no quería despertarlo, le observé unos instantes.
Podía ver como dormía plácidamente, su respiración era tranquila y mansa, mi hermanito descansaba plácidamente y me gustaba verlo así, me llenaba de paz.
Después de un rato decidí taparlo con las sábanas de la cama, me incliné y le besé en la frente, lo que pensé que en un principio era un sueño, terminó convirtiéndose en realidad.
-Buenas noches mi dulce hermanito. -le susurré mientras me alejaba sin dejar de mirarlo, ahora sentía culpa y temor, tras la excitación, volvían los sentimientos de culpa por lo que habíamos hecho.
Salí de su cuarto cerrando la puerta tras de mí y dirigiéndome hacia la mía para hacerme una paja recordando lo que acababa de pasar, pero entonces pisé con mis pies descalzos algo líquido, miré hacia abajo y vi que era blanco, era semen..., pero..., ¿Cómo?
Apenas pude dormir pensando como habían llegado esas marcas de semen a la puerta del cuarto de mi hermano, solo había una explicación de como llegaron ahí..., pero no me lo podía creer o no quería creerlo, era demasiado fuerte y algo en mí me decía que esa noche iban a cambiar muchas cosas en esa casa...
Mi hermanito y yo habíamos pecado, y nuestras acciones tendrían grandes y duras consecuencias.
(Continuará...)
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Creado, revisado y editado (2021) por @TomiXuak
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