Mi hermanita Hayde
Un joven loco de deseo y pasión por su hermana menor recurre a un somnifero para poderla poseer a su antojo y saciar sus deseos.
Han pasado ya mas de diez años desde que sucedieron estos acontecimientos por primera vez. Yo tenía 18 años y empezaré por describir a mi familia en ese entonces: mi padre tenía cerca de 50 años y era gerente de una empresa dedicada a la venta de combustibles, mi madre tenía 41 y era un ama de casa dedicada al hogar y a sus hijos, aunque con 41 se veía como de 35, debido a su gran belleza y a su carácter agradable, pero en otra ocasión tocaré el tema de mi madre. Finalmente Haydecita, mi querida hermanita que para ese entonces contaba con 18 años recién cumplidos y como es ella quien fue la protagonista de los acontecimientos que relataré ahondaré en mi descripción de ella. Heredó la belleza de mi madre y la estatura de mi padre, ya a sus 18 estaba bastante alta y bien desarrollada. Tenia un rostro hermoso, del cual destacaban unos perfectos labios rojos, los ojos eran verdes, algo almendrados, todo esto contrastaba con la blancura de su piel; el cabello, era sencillamente hermoso: lacio, de un color caoba oscuro profundo era abundante y formaba en su cabeza una melena simplemente impresionante que le llegaba casi a la cintura y le daba un aire realmente sensual. De su cuerpo, diré que era una diosa. Largas y bien torneadas piernas, cintura estrecha, nalgas anormalmente grandes, seguro heredadas de mis tías paternas y para completar la obra divina que era Haydecita, unos senos pequeños pero turgentes, duros, como dos pequeños cerros siempre apuntando al cielo. Desde chicos fuimos muy unidos ella y yo, era mi hermanita menor y siempre la vi de esa manera, pero había algo en ella, algo que no era normal. Ella era muy hermosa y desde chica despertó deseos enfermizos en casi todos los hombres que la conocían. Por ejemplo: casi fue violada por un vagabundo, ese mismo año un profesor fue expulsado por querer tocarla. Tenia locos a todos mis primos. Ella no sabía lo que provocaba y creo le disgustaba sentirse deseada. Con todo lo que he dicho obviamente a mí tampoco me era indiferente. Pero yo me controlaba mucho y nunca le dejé ver que también a mí me provocaba, eso seria terrible para ella, ya que me veía como su hermano mayor y yo sabía que me tenía mucho respeto. Ya la situación estaba insoportable. No sabía cuanto más aguantaría. A veces la observaba con sus ropas de deporte o saliendo de la ducha con sólo una toalla y me ponía a millón, otras veces la veía cepillando su hermosa melena y me excitaba aun más. Muchas veces me llamaba para que la ayudara a cepillarse el cabello, ella sabía que a mí me fascinaba su pelo, y lo hacía y lo disfrutaba mucho, tanto que después de eso me iba al baño a masturbar pensando en ella. A menudo la rozaba "accidentalmente" y sentía sus pequeños pero formados senos, otras la palmeaba "cariñosamente" en las soberbias nalgas que tenía y podía sentir su dureza y redondez. Una noche no me contuve, y me decidí a ir a su alcoba. No sé qué pensaba, pero esa noche estaba demasiado excitado, así que sigilosamente me dirigí a su recamara que quedaba casi frente a la mía. Era tarde y como sabía que Haydecita tenia el sueño pesado y que la recámara de mis padres estaba en el otro piso, eso me daba libertad de acción. Abrí muy despacio la puerta del cuarto y penetré la habitación. Lo que allí vi fue algo realmente sublime: allí estaba Haydecita, acostada , vestida nada mas con una pijama transparente, que dejaba ver la voluptuosidad de su cuerpo en toda su extensión. Dormía plácidamente, y el reflejo de la noche de verano la alumbraba tímidamente. Podría habérmela quedado viendo toda la noche. Estaba hermosa: acurrucada de espaldas hacia la puerta, su trasero sobresalía y podía ver el calzón que tenía, llevaba el cabello suelto, desparramado hacia atrás, y sólo se oía su somnolienta respiración. El corazón me latía furiosamente, mi respiración era pesada - debido a los nervios, a la ansiedad y por supuesto a mi excitación - me moví rápido y silenciosamente. Me acerqué. Lentamente estire la mano, y la posé sobre sus nalgas. Éstas estaban cubiertas por la delgada seda de la pijama y se podía percibir la tibieza del cuerpo de mi hermana. Eran unas nalgas realmente grandes y redondas. Me di gusto acariciándolas, pasé mi mano una y otra vez, muy suavemente, cuidando de no hacer movimientos bruscos que pudieran delatarme, luego subí a la espalda, toqué esa piel tan suave y tersa que siempre había deseado, después mi mano siguió subiendo, y me interné en el más suave y sedoso cabello que jamás había tocado, lo acaricié por un rato, lo olí, su aroma era divino ; realmente Haydecita con 18 años ya era una mujer, y olía a mujer . Esa noche sólo me dediqué a acariciar su cabellera y a tocar sus nalgas. Me sentí culpable y por un momento creí estar enfermo, imagínense : morbosear a mi propia hermanita es ya bastante pero de allí a tocarla. Prometí no volver a hacerlo. A la mañana siguiente en el desayuno me saludó como siempre lo hacía, a mí me daba una vergüenza terrible y la evitaba. Ese día no pude dejar de pensar en lo que había hecho, pero con el quehacer diario se me olvidó. Esa noche al acostarnos me dio las buenas noches con un beso, yo traté de borrar cualquier pensamiento morboso de mi mente y creo que lo conseguí. No fue sino como hasta bien entrada la noche que desperté con una erección bastante fuerte y unas inmensas ganas de sentir la piel de Haydecita. Me levanté, sin tanto sigilo como la noche anterior - ya estaba perdiendo el miedo - y me dirigí a la recamara de mi hermana. Abrí la puerta despacio, y allí estaba Haydecita, como la mas bella de las muñecas, durmiendo su hermoso sueno, sin imaginar las cosas que tenía en mente para ella. Ya con más decisión me acerqué - tenía que explorar mejor el terreno - una delgada sábana la cobijaba, esta vez dormía del lado de la puerta así que veía su rostro y la parte delantera de su bello cuerpo. No lo pensé dos veces y muy sutilmente retiré la sábana que la cubría, sabía que casi no lo sentiría ya que estábamos en verano, hecho ésto me acerqué para verla mejor: estaba con su pijama de seda transparente pero para mi sorpresa no llevaba sujetador, me apresuré a retirar mas la sabana para ver si podía ver la parte inferior de su cuerpo, en este punto confesaré que realmente me asusté, ya que al tratar de retirar la sabana Haydecita cambio de posición y para mi conveniencia quedó acostada boca arriba. Ahora que tenía más fácil la tarea de retirar la sábana me apresuré a hacerlo. Pude apreciar que mi hermana no llevaba ropa íntima. Se veía una sombra negra entre sus piernas, realmente era una hermosa vagina, cubierta por un negrísimo vello púbico, algo largo para mi gusto, pero no importaba, lo que realmente quería era tocar esa vagina. Pero en el momento reaccioné, y pensé: " Si lo hago ahora se puede despertar, y se echaría todo a perder, incluso puedo meterme en problemas mayores si lo hago. Debo idear una manera de hacerlo otro día y en otra ocasión". Mientras pensaba miraba a mi hermanita y comprendí que lo que provocaba en los hombres era algo obvio. Decidí irme a dormir, pero no me iría sin tocar algo, así que como la tenía acostada en perfecta posición de frente, le tocaría un seno y me iría rápidamente. Me arrodillé ante su cama, me incliné hacia ella, acerqué mi cara a la suya, podía sentir su respiración sobre mi rostro, me moría por tocarle el cabello pero me dio miedo que se despertara, acto seguido alargué mi mano hacia su pecho. La dureza y suavidad de su seno hizo que casi eyaculara allí, hasta ese momento solo tenía la palma de mi mano haciendo la forma de su pezón. El corazón me latía furiosamente, y respiraba cada vez más rápido. Hasta que tomé su seno por completo en mi mano y lo palpé dos o tres veces. Fue una sensación que no podría describir. Pero sólo para ilustrar diré que era el seno más terso y duro que había tocado hasta ese momento. En ese instante salí rápida pero silenciosamente, me fui a mi recamara directo a masturbarme. Al otro día en el desayuno, mi padre le dijo a mi madre que el sábado se irían de viaje y que no volverían sino hasta el domingo, nos preguntaron a Haydecita y a mí si queríamos venir, como ambos sabíamos lo aburridos que eran sus viajes, dijimos que no. Esa sería mi oportunidad de poder hacer algo más arriesgado. El sábado como lo decidieron papá y mama se fueron de viaje. Me apresure a poner en marcha mi plan. Fui al cuarto de mis padres y saque dos de las pastillas para dormir que a veces usa mi madre, cabe destacar que son bastante potentes. Baje y estuve en lo mío hasta la hora de almuerzo, allí , en el comedor le pregunte a Haydecita que iba a hacer por la tarde y me dijo que iba a ver televisión que si quería podíamos alquilar una película, yo le respondí que saldría a jugar basquet. Mientras ella hacia el almuerzo yo prepare un jugo de naranja y puse en el vaso de Haydecita las dos pastillas molidas. Almorzamos como siempre y luego me senté a escuchar música y como cazador que espera por su presa dejé correr el tiempo. Después de lavar los platos Haydecita me dijo que de repente le había entrado sueño y que se iría a dormir la siesta. Las ansias me estaban matando pero decidí esperar veinte minutos antes de subir para cerciorarme de que esté en un profundo sueno. Al termino de casi media hora y después de pensarlo mucho decidí que iría y haría lo que tuviera que hacer. Me dirigí por tercera vez al cuarto de mi hermanita, pero esta vez era de tarde y además me había asegurado de que las cosas fuesen bien. Abrí la puerta y la pobre Haydecita se había quedado dormida con el TV prendido, lo apagué, cerré el cortinero y me dispuse a hacer lo mío. Lo primero que debo decir es que Haydecita estaba sobre la cama aún vestida, tenía puestos unas bermudas y una camiseta, llevaba el pelo en un mono y estaba de lado. Me aseguré que estaba realmente anestesiada, traté de despertarla samaqueando su brazo, pero no respondió, por un momento pensé que a lo mejor se me pasó la mano con los somníferos pero respiraba y el corazón le latía normal. La acomodé mejor, la acosté boca arriba, le solté el mono que sujetaba su hermosa melena y poco a poco la fui despojando de lo que llevaba puesto. Lo primero que aflojé fue la bermuda, la saqué y Haydecita quedo solo en calzones brindándome una hermosa vista de su anatomía inferior. Después le quité la camiseta, esto fue algo difícil, porque tuve que sacársela como a una muñeca y temí que despertara pero no lo hizo. Ahora sí estaba lista. En sostenes y calzón, toda para mí. Realmente yo estaba excitadísimo aunque hubiera preferido hacer esto con ella consciente pero ni modo. Le quité lentamente los sostenes y ahora con luz pude observar los senos de Haydecita en toda su dimensión. Eran pequeños, con los pezones puntiagudos, y su dureza era algo que me asombraba, parecían unos limones grandes. Acerqué mis dos manos para tocarlos mejor, los acaricié hasta que me cansé, luego me incliné y empecé a chuparlos, a mordisquearlos y para mi sorpresa Haydecita parecía responder a las caricias, claro , inconscientemente, pero veía como sus pezones se incorporaban. Luego me dispuse a explorar sus partes intimas. Saqué los calzones de entre esos dos monumentos que eran sus piernas y por fin vi lo que tanto deseaba: un pubis cubierto por un negrísimo vello, el vello estaba largo, se veía que nunca lo había afeitado. Separé las dos piernas y me dispuse a realizar una exploración manual, aunque debería de tener cuidado con su himen, ya que pensé que Haydecita a sus 18 anitos sería aún virgen. Con delicadeza me fui internando por esa selva espesa que era su vello púbico, realmente tenía un vello frondoso mi hermanita, mis dos dedos sintieron la separación de los labios y palpé ese hermoso regalo que era Haydecita. Forcé los dedos a abrir los labios, para esto unté algo de mi saliva a los dedos y para mi sorpresa, los dedos se fueron adentro como si nada. Ahora estaba dentro de Haydecita y mis dos dedos largos le cabían completamente, podía sentir sus paredes vaginales y no había el tan preciado himen, lo cual indicaba que Haydecita a sus 18 años no era virgen. ¡Ajá! Pensé, la muy pícara ya ha tenido de lo suyo. Subí mis dedos y fui buscando su clítoris. ¡Lo encontré!. Al hacer esto separé más sus piernas y acerqué mi rostro para ver ese clítoris. Era de tamaño mediano bastante rosadito y estaba como ella, dormido. Voy a despertarlo, pensé. Acerqué mi rostro mientras con mi mano habría los labios vaginales de Haydecita y con mi lengua fui acariciando ese clítoris divino de mi hermanita. Con sorpresa vi que el clítoris poco a poco se levantaba, mientras mi lengua no solo jugaba con su clítoris sino recorría todo lo que alcanzaba. Sentí la respiración de Haydecita más pesada, y mientras mi lengua se paseaba por toda su área vaginal pude sentir el calor propio del sexo y los primeros fluidos fueron apareciendo en ella. Lamí todo lo que pude de ese manjar divino que brotaba de ella, olía a la gloria hecha mujer. Realmente quien se comió esto por primera vez debe haberse dado un banquete, pensé. Ahora le tocaría el turno al otro lado, es decir al "culotte" de Haydecita. Muy suavemente la volteé hasta tenerla boca abajo, acomodé su cabeza y tomé su cabellera para que su rostro no quedara abajo sino mirando de costado. Ciertamente que esa vista que me proporcionaba mi hermana Hayde era algo digno de apreciar. La espalda blanquísima cubierta por esa larga melena caoba que llegaba casi hasta la cintura que era bastante estrecha para dar paso a un hermoso y redondo trasero, grande y abundante, que sugería ser una fuente infinita de placer. Lo acaricie. Lo primero que hice fue acariciarlo y sentirlo. Luego, nuevamente separé las piernas, para empezar una mas profunda exploración de su cavidad anal. Lubricado con una de las cremas que había en la alcoba, unté mis dos dedos antes de penetrar en la deliciosa cueva que pedía a gritos que entrara. Al comienzo fue algo difícil, estaba bien cerrada, pero poco a poco ayudados por la crema que tenían, mis dedos fueron adentrándose . Pude palpar bien sus esfínteres, esas paredes que trataban de tragarse a mis dedos. También pude observar que mi hermana se estremecía cada vez que avanzaba dentro de ella. En una de esas metí la otra mano para disfrutar de su vagina y me sorprendió nuevamente la humedad que mostraba. Estaba totalmente lubricada, subí y palpé el clítoris y lo tenia completamente erecto. Sin temor a equivocarme pensé que Haydecita tampoco era virgen por detrás y lo mejor de todo era que estaba disfrutando el momento. Ya había pasado el tiempo y pude explorar cada una de las partes de mi querida hermana Hayde, la tenia para mí y no quería desaprovechar el momento. Ahora deseaba con todas mis fuerzas sentir mi pene dentro de su boca. Me dispuse a acomodarla mejor para hacer esto. Tengo que recordar que la excitación que tenía era muchísima y solo pensaba en saciar mis más bajos deseos con Haydecita. La acosté de lado, de modo que su cabeza diera al borde de la cama, acomodé su cabello y le fui abriendo la boca con ambas manos. No fue difícil ya que estaba totalmente relajada. Una vez con la boca de mi hermana abierta introduje mi pene en ella. La humedad de aquella boca y la vista de aquel hermoso rostro de niña-mujer comiéndose mi pene fue increíble. Empecé a moverme, y pude sentir su lengua, su saliva.
Decidí hacer algo que siempre había querido hacer con Haydecita: masturbarme en su cabello. Tampoco fue difícil hacer esto ya que su cabellera es abundante y larga. Lo sedoso de su cabello y el momento hicieron que acabara bastante rápido. No me contuve y le acabé en el pelo. Pensé que dado que tenía el cabello tan largo no se daría cuenta al despertar. La limpié rápidamente y aunque tenía bastante tiempo antes de que despertara me dispuse a vestirla y dejarla como estaba. Así que rápidamente junté su ropa y la traté de acomodar para empezar. En ese instante un deseo mas terrible aún se apoderó de mí y la acosté boca arriba, me desnudé y me posicioné sobre ella. Con mis dos piernas abrí las de ellas y de la manera más sorprendente penetré a mi hermanita Hayde. Debo decir que fue emocionante penetrar esa vagina.
El hecho de que Haydecita no fuera virgen me libró un poco más de los sentimientos de culpa que tenía. Empecé a moverme como loco, sabía que acabaría rápido debido a las ganas que le tenía, aunque la masturbación en su cabello me daría un poco mas de tiempo. Decidí que la cogería por detrás. Así que nuevamente la puse boca abajo y puse un par de almohadas en su pecho. Acomodé su cabeza, la puse casi en cuatro patas, unté en mi pene y en su ano abundante crema, me puse tras de ella , separé sus piernas y ayudado de mis manos fui abriendo el camino. Gentilmente fui introduciendo mi verga dentro de su ano, era bastante estrecho, pero terminó cediendo. Al entrar por completo, Hayde dio como un brinco y gruñó algo, pero volvió a quedar dormida. Una vez pegado a ella por detrás la tomé de los cabellos y empecé a moverme, me moví hasta que me corrí dentro de su culo. Al salir, una mezcla de semen sanguinolento y heces adornaban mi pieza. Caí a su costado y le murmuré al oído: "Hermanita, no sabes como he disfrutado la tarde contigo". Acto seguido la vestí y limpié y trate de dejar todo tal cual. Me fui a la calle y llegué en la noche. Lo que pasó después será motivo de otra entrega.