Mi hermanazo Marcos (Jugando con fuego)

La historia se acerca al final y cada vez es más dificil guardar las apariencias... Lamneto que esta parte quizás sea un poco más floja y más corta pero prefería recortarla respecto a lo que tenía pensado y no retrasar más su publicación... Mientras Enrique intenta aguantar la tentación...

Enrique estaba, como cada sábado por la mañana, desayunando tranquilamente en el salón mientras leía la prensa del día, que había salido a comprar un rato antes. Acostumbraba a poner la radio a un volumen bajo, para no despertar a nadie en la casa, ya que eran poco más de las nueve de la mañana.

A pesar de que mantenía la rutina de toda su vida, sabía perfectamente que, en los últimos días, ésta había cambiado. Las imágenes de Silvia, la amiga de su hija, apoyada en la mesa mientras él se la follaba estaban marcadas en su cabeza a fuego. Y a eso se añadía el descubrimiento de la profesión de su hijo, que se ganaba la vida usando su polla. ¡Y menuda polla!.

Pero, quizás, lo que más le bullía en la cabeza era todo lo que su hija Sandra estaba empezando a despertar en él. Puede que fuera enfermizo. Enrique se preguntaba en que momento, su hija pasó de ser una cría a ser esa mujer a la que espió mientras le se comía el coño con su amiga Silvia.

Silvia. Menuda chiquilla. Sin lugar a dudas, era la más desvergonzada, provocadora y zorra de todas las mujeres que había conocido en su vida. Sabe muy bien que fue un títere en manos de una chica de la edad de su hija que, lo llevó a su casa, lo estuvo calentando como y cuanto quiso, y después se lo folló. Porque ella se lo folló; fue ella la que le hizo perder los estribos, hasta acabar consiguiendo que un hombre, más bien centrado, perdiera la compostura para follar como una bestia.

Ahora apuraba los últimos sorbos del café, ya templado, mientras analizaba todas estas cuestiones. Su mujer se había ido temprano a pasar uno de sus fines de semana con su grupo de meditación de yoga y tai-chi, al que pertenece, una actividad que la tenía entretenida desde hace un año. El padre de familia sonreía al disfrutar por un momento del silencio de la casa, cosa impensable si su esposa estuviera en casa.

  • Papá…- escuchó la voz de su hijo Marcos que lo sacaba de sus pensamientos- ¿Puedo coger tu coche para ir al gym?

-  Sí, cógelo.- asintió Enrique mirándolo de arriba abajo.

Aún tenía una conversación pendiente con su hijo sobre sus trabajitos en Estados Unidos. Pero estaba demasiado ocupado en reordenar su vida como para darle lecciones de moralidad a su hijo mayor.

  • Papá, después nos tomamos esa cerveza que te debo por dejarme el coche.- le dijo poniéndole la mano en el hombro antes de salir.

Enrique lo vio marchar; tarde o temprano tendría que hablar con él. Pero bueno, podría dejarlo para más tarde. Se le acababa de venir a la cabeza que estaba solo con Sandra, que estaba durmiendo en la planta de arriba. Era perturbador, no sabía lo que le empujaba a dejar el periódico sobre la mesa y subir las escaleras para ver como su hija dormía en su habitación. Como si fuera un espía de una cutre película de serie B, subió tratando de no hacer ruido con los pies descalzos, aunque sabía perfectamente del pesado sueño de su hija, por el trabajo que les costaba despertarla para ir a clase cualquier día.

Al llegar al dormitorio pudo mirar dentro al estar la puerta casi completamente abierta. El cuerpo de su hija Sandra estaba boca abajo tan solo tapado por un minúsculo tanga y una camiseta que no tapaba más debajo de su ombligo. Tuvo que aguantar la respiración al ver ese culo tan apetitoso que le causó una brutal erección de inmediato. Como un autómata su mano se dirigió a su pantalón del pijama y, sacándose su durísima polla, comenzó a meneársela como un adolescente con la visión de aquel tanga metiéndose entre los labios vaginales de su hija.

Por su cabeza pasaban las palabras de Silvia mientras se la follaba por el culo; hizo que se acercara a su oído para decirle que ella le ayudaría a que consiguiera lo que tanto ansiaba: follarse a su hija. Lo que creía que era una aberración hizo que la follara más fuerte y se corriera en el culo de aquella chiquilla mientras gritaba el nombre de su hija. Pensando en esto estaba cuando su hija, inmersa aún en su sueño se giró para seguir durmiendo boca arriba. Los pezones se marcaban en su camiseta, dejando claro que no llevaba sujetador; el temor inicial a ser descubierto fue sustituido por un mayor morbo que hizo que acelerará los movimientos de su mano hasta llegar al punto de no poder dar marcha atrás y comenzar a correrse como un animal sobre el parquet del dormitorio de su hija.

Asustado, se quitó la camiseta y comenzó a limpiar aquel estropicio antes de que su hija despertara. Se retiró de la habitación avergonzado por su pueril actitud pero deseando que Silvia cumpliera su promesa.

Sandra abrió los ojos cuando su padre se fue de la habitación; se había despertado hace un rato pero prefirió hacerse la dormida, cuando escuchó aquellos repetitivos ruidos en la puerta de su habitación. Entronó los ojos, esperando ver a su hermano Marcos preparando alguna de sus sorpresas matinales, cuando pudo ver la figura de su padre. Creía que se moría allí mismo del morbo. Ver aquella polla agitándose en las manos de su papá y ver como se corría mordiéndose la mano para no gritar y lanzando unos chorrazos de lefa en el suelo de la habitación para luego limpiarlos torpemente con la camiseta.

Cuando su padre se marchó, no tardó ni un minuto en meter su mano en su encharcado coño para masturbarse alcanzando un orgasmo brutal que silenció mordiendo la almohada. Tenía ganas de levantarse e ir a su encuentro, pero prefirió seguir las pautas de su amiga Silvia: había que provocarlo al máximo para que olvidara cualquier atisbo de escrúpulos.

*

Marcos

No podía quitarme de la cabeza la conversación que aquella noche había tenido con mi hermana en la que me contó que nuestro padre se había follado a Silvia… Me dejó a cuadros saber que la familia no era para nada lo que aparentaba y que cada vez el vicio estaba más instalado en ella. Por un momento me paré a pensar en mi madre: cristiana, fiel pero un poco insoportable, la verdad… Pero no justificaba el hecho de que mi padre se hubiera follado a la amiga de mi hermana. Bueno, tampoco estaba yo en disposición de dar clases de moralidad cuando llevaba más de un mes follándome casi a diario a mi hermanita pequeña.

También tengo que decir en su defensa que Silvia es una tía difícil de rechazar; según me contó Sandra, llevó a nuestro padre al huerto con una facilidad pasmosa hasta hacerle perder los papeles. Y a parte yo me estaba follando a su madre así se puede decir que estábamos en un virtual empate técnico, ¿no?

De hecho, en ese momento iba conduciendo camino de casa de Silvia para recoger a su madre. Laura sí que era una mujer de armas tomar; a sus más de cuarenta años era una autentica loba y, de vez en cuando, me gustaba quedar con ella, porque tenía mucha más facilidad para follar esporádicamente que con mi hermana y su hija. Me daba morbo que yo no fuera su único amante, aunque el hecho de que fuera el más joven me había convertido en su favorito. Era la clásica mujer que no me dejaba llevar completamente las riendas y eso me ponía muchísimo.

Paré el coche una calle antes de llegar a su casa; allí se subió ella que prefería que la recogiera allí para evitar las miradas de los vecinos. Iba con una mochila y vestida como si fuera al gym, igual que yo.

  • Hola guapo… Ya era hora de que me hicieras un hueco- me dijo agarrándome la cara y dándome un beso en la boca.

  • Bueno, no es fácil escabullirse tanto, con mi padre y mi madre pendientes de mí- me excusé para no decirle que entre su hija y mi hermana me tenían los huevos secos de tanto follar.

  • Vale, me conformó con una vez a la semana… Además hoy te tengo algo preparado muy especial. El otro día no me saludaste en el centro comercial.

  • Es que iba con mi madre y ya sabes que parece que no tienes muy buen cartel entre las mujeres del barrio.

  • No sabía que Marga era tu madre… Menuda sorpresa me llevé. Pero bueno ella no sabe nada de lo nuestro, ¿no?- me preguntó divertida con su mano masajeando mi polla sobre el pantalón mientras yo conducía.

  • ¿Qué dices? Le daría un infarto…

  • Pues es una pena que no sepa el semental que tiene el casa… No tendría que buscar fuera nada de lo que ya tiene a unos metros suyos… Gira hacia la autovía, vamos a una cabaña que he alquilado.

Su última frase, antes de la indicación, me había descolocado, porque nunca había pensado en mi madre como un ser necesitado de sexo; ya sabéis lo que todos pensamos en la infancia: nuestras madres no follan, no comen pollas ni nada de eso. Pero la cosa es que esa frase me hizo sonreír al pensar que, en el fondo, si mi madre era en la cama como aparentaba ser en su vida matrimonial con mi padre, tendrías unos gustos cercanos al sadomasoquismo. La imagen de mi madre con un traje de cuero me hizo reír.

Estaba inmerso en mis pensamientos cuando, siguiendo las indicaciones de Laura, llegamos a un pequeño conjunto de cabañas de madera en mitad de una carretera secundaria. Me sorprendió que hubiera algunos coches estacionados en un improvisado aparcamiento antes de llegar a las casitas de madera. Si Laura buscaba un sitio fuera del alcance de miradas indiscretas, parecía aquel lugar una elección muy acertada.

Aparqué el coche donde ella me indicó y nos fuimos hacía una de las cabañas, donde un hombre de unos cincuenta años nos esperaba en la puerta.

  • Hola Anais . No sabía que vendrías acompañada hoy.- dijo el extraño a Laura mirándome con una sonrisa en los labios.

  • Si, pero no te preocupes. Yo respondo por él… Sabe de qué va todo.- dijo la madre de Silvia, cogiendo las llaves de la cabaña de las manos del extraño y dándole un beso en la mejilla.

Yo, por supuesto, no sabía de que iba nada de esto; cada vez estaba más desconcertado… En los primeros casting que hice para mis películas había vivido situaciones surrealistas pero ninguna se comparaba con ésta.

Entramos en la cabaña dejando al extraño fuera y, durante unos minutos, un incomodo silencio se apoderó de la estancia. Laura, parecía no percatarse de mi estado de estupefacción y colocó la mochila en un lado de la cama y comenzó a desnudarse, dándome la espalda.

  • Oye, Laura, yo…- traté de decir buscando las palabras correctas.

  • Tranquilo, mi niño… No somos una secta ni nada así- sonrió mirando mi nerviosismo mientras se quitaba el top deportivo, dejando a la vista aquellas tremendas tetas un poco caídas con pezones gordos y rosados.

  • Pe…Pero, ¿dónde me has traido?- pregunté esperando escuchar cualquier cosa por respuesta.

  • Sólo somos un grupo de personas que nos reunimos mediante contactos por Internet… Parejas para intercambio, voyeurs , orgías… Lo que nos apetezca.- decía totalmente desnuda y desafiante con los brazos en jarras.

  • Per, si tú eres la primera que buscas ante todo una total discreción en tus relaciones… No me puedo creer que participes en estos juegos.

  • Bueno para eso, usamos esto…- me dijo abriendo su mochila y sacando una mascara más propia del carnaval veneciano que de otra cosa.

Las imágenes de la película de Eyes Wides Shut de Stanley Kubrick asaltaban mi cabeza y el morbo empezaba a apoderarse de mí.

  • Creí que eras un chico atrevido…- me dijo Laura mientras se acercaba a mí y comenzaba a desabrocharse el cordón del pantalón deportivo para llegar a mi polla que ya estaba durísima.- Vamos animate… Te doy la oportunidad de ver lo más parecido a una película porno en vivo de lo nunca has imaginado

Si tú supieras lo más parecido que he visto yo a una porno en vivo pensé para mí, riendo por dentro ante la perspectiva de que Laura no sabía nada de mi profesión en EE. UU.

Se puso de rodillas ante mí y comenzó a darle besos a mi polla mirándome hacía arriba con ojos de zorra… Se metió mi capullo en su boca y empezó a mamar muy despacio, disfrutando de cada instante, humedeciendo mi polla con su saliva.

  • Uffff, Laura…- dejé escapar mientras cerraba los ojos.

  • Primera lección, cariño… Aquí soy Anais . Nadie sabe nuestros nombres reales, ni nadie ha visto nuestros rostros para evitar complicaciones.- me dijo masturbándome para volver a mamar cada vez más rápido al terminar de hablar.

  • ¿Y el tío de la puerta? Ese te ha visto la cara… Jooder, como la chupas…

  • ¿Pablo? Ummm… Él es el organizador de todo esto… Shurpp… Es el único que conoce nuestros nombres y nuestras caras por motivos de seguridad. Ummm- me explicaba alternado sus palabras con sonoras chupas de mi polla que estaba punto de reventar.

  • Joder, Laura, creo que me voy a correr…

  • Tranquilo, nene… Sólo te estaba calentando- dijo dejando de chupar. Levantándose y dejándome con la polla como un mástil- No queremos que termines tan rápido, ¿verdad?

Me dio un beso en la boca con mucha lengua y, alejándose de mí, volvió a meter la mano en su mochila y, sacando una mascara que parecía la de un verdugo dela EdadMedia, regresó a mi lado.

  • Toma… Este es tu único traje para la fiesta de esta noche…

(Sé que es ser un poquito cabroncete pero… Continuará)