MI HERMANA Y YO - Parte 7

Mi hermana ideó un plan y terminó siendo ella sometida primero y yo después de ella

MI HERMANA Y YO – Parte 7

Y ahí me callé la boca, porque me pareció suficiente y no quise seguir más con este teatro que estaba haciendo, así que enmudecido como estaba, me fui acomodando la ropa y el cura me acompañó hasta la puerta y me llevó en la camioneta de la parroquia hasta mi casa, por supuesto que me fue hablando, me decía que tenía que volver para seguir tratando este tema a solas con él, me hizo jurarle que de esto no se enteraría nadie y con esta promesa mía, se tranquilizó un poco y me dejó entrar a mi casa.

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- Todo bien Fede? – preguntó mi hermana ni bien traspuse la puerta del departamento.

- Si Marita, creo que todo transcurrió según tú lo planeaste – le contesté.

- Quiere decir que el cura te hizo la cola y tu actuaste tal como te dije, es así?

- Ni más, ni menos, hermanita, tienes que ver la preocupación con la que se quedó, no podía ni hablar, además me pidió y me hizo jurarle que no te contaría nada a ti.

- Bien Fede, así se hace.

El padre Marcos me llamó al otro día por teléfono para preguntarme como estaba y para decirme que le avisara cuando quisiera volver para visitarlo, me dijo también que no había podido dormir pensando en mí, porque se quedó muy impresionado por mi reacción la noche anterior.

- Es que no esperaba que Usted me hiciese lo que me hizo, padre – le contesté.

- Bueno por teléfono no quiero charlar estas cosas, sería bueno, si todavía estás molesto que te vinieras a conversar un poco conmigo – me respondió volviéndose a preocupar, por el tono que tenía su voz.

- No me parece buena idea que vuelva a visitarlo, padre, me da miedo, disculpe lo que le digo, pero es la verdad.

Al decirle esto último, si antes lo había notado preocupado ahora el cura se puso muy nervioso, por lo que insistió con que lo visitara lo antes posible o si no se vendría él hasta mi casa para aclarar la situación lo antes posible.

Cuando cortó el teléfono, Marita que estaba a mi lado escuchando y guiando esa charla, se puso muy contenta, porque se estaba logrando lo que ella quería, que era ponerlo nervioso e inseguro al cura.

- Está asustado, tiene miedo que lo puedas denunciar, ojo, el tiempo juega a su favor, porque si quisieras denunciarlo, deberías hacerlo de inmediato, para que un médico revise el estado de tu cuerpo y constate que fuiste violado o al menos, abusado u obligado a dejarte coger por él.

- Ah, ahora entiendo, pero como tenemos que seguir esto? – le pregunté a mi hermana.

- Es sencillo, hoy mismo lo iremos a visitar, te acompañaré yo y podremos aclarar la situación. Ahora llámalo y dile que esta noche, irás a visitarlo a la misma hora que fuiste ayer.

- Ok Marita, ya lo llamo.

Lo llamé por teléfono, no fue más escuchar mi voz y ponerse nervioso nuevamente.

- No esperaba tu llamado Fede, dime, te has decidido a venir a hablar conmigo? – me preguntó algo inquieto.

- Si padre, si Usted puede, quisiera ir hoy mismo, a la misma hora que ayer, es posible?

- Te dije que estaba dictando unos cursos, pero bueno, para mi eres muy importante, ya mismo cancelo todo y me dedico a ti, exclusivamente – me respondió con algo de nerviosismo en su voz.

- Padre, algo más quiero decirle, no voy a ir solo, mi hermana me quiere acompañar, porque ella quiere hablar con Usted, no se molesta por eso verdad?

- Pero como que tu hermana quiere hablar conmigo? De que quiere hablar esa muchacha conmigo? Acaso tu le has contado algo de lo que hicimos ayer?

La voz le temblaba bastante, estaba enojado conmigo, se puso peor cuando yo hice un silencio prolongado, porque luego de escuchar lo que el cura me decía, quería interpretar lo que Marita pretendía que le contestara, eso provocó que me increpara.

- Pero Fede, responde, que te has quedado mudo, responde por favor – ya casi me gritaba, lo que hacía más evidente el enojo que tenía.

- Es que Usted me está gritando padre, lo noto enojado, yo hablé con mi hermana, porque ella me notó muy triste y me descubrió llorando en mi habitación y me obligó a que le dijera que era lo que me pasaba – le conté además que no había querido traicionarlo, que todo sucedió sin que pudiera evitarlo y que por favor no se enojara porque en ese estado no iba a querer ir a visitarlo.

- Como quieres que no me enoje, si es que te pido que guardes un secreto y al minuto se lo cuentas a tu hermana. Que puede estar pensando ella de mi? Que soy un degenerado, quien sabe que cosas le has dicho. Está bien, vengan los dos si es así como quieren. Hoy le encontremos una solución a todo esto.

Y luego de decir todo lo que me dijo, cortó el teléfono, el cura estaba sacado, fuera de si. A Marita la reacción del cura le pareció espectacular para sus planes y a mi me volvió el alma al cuerpo, porque quedé pálido cuando me cortó la comunicación y recobré los colores cuando observé la expresión de mi hermana de felicidad.

- Esto va a tener un final feliz, hermanito, tu deja que yo maneje esto y ya verás como salimos bien parados y el padre Marcos pidiendo perdón en varios idiomas.

- Está bien, yo confío en ti, pero me puedes adelantar como sigue este rollo, la verdad que me encuentro perdido, no se para donde apuntas.

- Para donde apunto? Apunto a hacerle entender a este hijo de puta que es un abusador y que lo he descubierto. Ahora si quiere salir indemne de esta situación, mejor que me de una ayuda para poder pagar el alquiler, porque yo volver a la casa de los viejos no quiero, entiendes ahora?

- Tu le vas a decir que te pague el alquiler?

- Si lo quiere pagar, que lo haga, no se lo voy a impedir, lo que quiero es que me consiga un trabajito sencillo o algo por el estilo, para poder mantenernos en donde estamos, con un poco más de comodidad.

- Entiendo, pero debemos tener cuidado, porque este hombre te manipula con mucha facilidad, ya vas a verlo.

A la noche nos fuimos con mi hermana a visitar al padre Marcos, no fue necesario tocar el timbre, nos abrió ni bien nos detuvimos frente a su puerta, era evidente que estaba muy ansioso. Después supimos que estaba pendiente de nuestra llegada, porque en sus pensamientos estaba la posibilidad que fuéramos acompañados de alguien más, por ejemplo un abogado o una persona de la familia, lo que haría que las cosas llegaran mucho más lejos aún.

Sin embargo pecamos en aquella oportunidad de incautos o al menos de inexpertos en el arte de la extorsión. El cura nos esperaba nervioso, si, pero también con toda la carga de experiencia que le daban los años en esas lides. Seguramente no fui yo el primer chico en caer bajo sus redes, también supongo habrán caído chicas, mujeres y quien sabe que más. El cura por lo que pudimos apreciar, nos dejó totalmente apabullados a mi hermana y a mí.

- Hola buenas noches chicos, pasen los estaba esperando – así nos recibió con una sonrisa en el rostro, me dio la impresión que nosotros éramos dos corderitos que iban a visitar al lobo en su madriguera.

- Buenas noches padre – le dije yo y ni bien pasé, me dio un beso en la mejilla y de costado, sin que mi hermana se diera cuenta, me pellizcó el cuerpo a la altura de la cintura.

- Buenas noches padre – dijo mi hermana y acto seguido la besó a ella también, aunque no se animó a pellizcarla o a manosearla.

- Tomen asiento por acá – nos dijo y nos llevó al sillón que tiene en la sacristía, haciéndonos sentar a mi en una punta, a mi hermana al medio y él finalmente se sentó en la otra punta, mirando a mi hermana que sería la que llevaría la voz contante – bueno chicos si no he entendido mal, por lo que tu dijiste Fede, Marita es la que quiere hablar conmigo, te escucho pequeña.

El cura estaba muy tranquilo, le había cedido la palabra a mi hermana y se había recostado a ver lo que ella decía. Marita se paró, como buscando las palabras para iniciar su charla, mientras daba vueltas alrededor de la mesa que teníamos enfrente, hasta que comenzó a hablar.

- Padre nosotros estamos acá o mejor dicho, yo vine a acompañar a mi hermano, porque él me dijo que Usted anoche hizo algo, en fin, me entiende verdad lo que quiero decirle?

- No, no te entiendo Marita, por favor si es posible habla con más claridad y dime lo que quieras decirme sin dar tantas vueltas, me entiendes?

- Padre, mi hermano estuvo anoche con Usted acá, en este mismo lugar y me contó cuando regresó a casa, que Usted . . .

- Que yo que? Puedes terminar la frase, porque no tengo mucha paciencia que digamos.

- Que Usted le hizo a mi hermano . . . mire padre, yo se que me entiende perfectamente, no quiero utilizar términos que . . .

- Ven acá, Marita, siéntate y dime que estás tratando de decirme y no te animas o para ahorrar tiempo, por que no me dices que te está haciendo falta y terminamos con todo esto.

- Acá estoy bien – le contestó mi hermana, que permanecía parada del otro lado de la mesa, mirando al cura, ella estaba nerviosa ahora y el que estaba tranquilo era la persona que yo casualmente tenía sentado a mi lado, el padre Marcos.

- Mira mocosa, si te digo que vengas y te sientes a mi lado, lo haces y calladita la boca, ven acá y te sientas o se van los dos ahora mismo y me dejan de molestar – el tono enérgico del padre Marcos me sorprendió y a mi hermana también, a punto tal que en un santiamén estuvo sentada al lado del cura, que ahora se situó en la parte central del sillón, con mi hermana a su izquierda y yo a su derecha.

Marita se sentó calladita la boca, tal como el cura le había pedido, acomodó su vestidito por lo cortito de su falda, alisando la tela sobre sus piernas, tratando de estirarla para que cubrieran al máximo sus muslos bien torneados. El cura ahora tenía toda su atención centrada en mi hermana, yo ya no existía más, él se había girado para hablarle a ella y su espalda daba directamente a mi cuerpo.

- Bueno veo que te has calmado, pero aún no me has dicho a que has venido, me gustaría saberlo y si no tienes nada que decir, pues entonces escucha lo que voy a decir yo.

- Está bien, hable Usted – le dijo mi hermana, quien para mi sorpresa se encontraba abatida, no le salían las palabras, supongo que su plan había tenido alguna falla importante.

- Quiero que me escuches con atención, tu hermano ayer me ha visitado y junto a mí, ha pasado una estupenda velada, hemos charlado y estado de lo más distendidos y tanto él como yo, sabemos que fue una linda noche. Por eso no entiendo tu presencia acá esta noche, no alcanzo a comprender que es lo que quisiste decirme.

- Yo padre, en realidad lo que quise decirle es que ayer cuando Fede lo visitó a Usted, bueno, él volvió a casa y . . .

- Porque no terminas la frase Marita, es que me quieres decir algo y no alcanzo a comprenderte, porque te quedas muda – cuando mi hermana empezaba a hablar lo hacía con ímpetu, pero luego bajaba el tono de su voz y terminaba por quedarse cortada. Todo esto lo capitalizó el padre Marcos en su propio beneficio, la interrumpía cuando notaba que ya no le saldrían las palabras y cada vez tomaba más autoridad su voz y la de mi hermana se sumergía en las tinieblas.

Mi hermana se acomodaba en el sillón, el padre Marcos cada vez se le acercaba más, lo que hacía que hablar le fuera más difícil, además el cuerpo del cura lo tenía prácticamente sobre si y en volumen la doblaba. Todo se conjugaba para que su actuación de mi hermana fuese un fracaso, a punto tal que ya no quiso seguir con la conversación y le dijo al cura que volveríamos en otro momento para charlar esta cuestión con él, porque ahora se sentía muy nerviosa y no sabía la causa, ni tenía la explicación a su conducta.

El nerviosismo que ella tenía, se debía según la interpretación que le hizo el cura, a que en sus intenciones había algo que podía estar sucio, le dio a entender que no estaba ella en condiciones de seguir ninguna conversación, ni en ese momento, ni más adelante. Después siguió:

- Tu lo mejor que puedes hacer, es llamarte a silencio. No tienes nada que decirme, has venido hasta aquí quien sabe con que intenciones, que ni tu misma puedes manifestar.

Marita se empezó a poner cada vez peor, estaba totalmente arrinconada por el cura en el sillón, yo no existía, estaba triste y desilusionada. Yo también me puse triste porque no la veía bien a mi hermana y desilusionado, porque me había creído todo el discurso de Marita, que se mostró a la hora de los hechos, totalmente inconsistente.

Todo esto le venía de perillas al padre Marcos, lo primero que hizo fue mandarme a mi a que lo esperara en el cuarto de al lado o sea en el mismo sitio donde el día anterior me había sometido. Yo quise oponerme a ir a ese sitio, pero cuando fui a abrir la boca, el cura poniendo el dedo índice sobre sus labios, cruzándolos en señal de silencio, me obligó a callar y obedecer su pedido, sin más que más.

Me levanté y al encaminarme hacía la habitación de al lado, giré mi rostro para mirar a mi hermana, pero el cura se puso de pié y me señaló la puerta que tenía que atravesar para dejar la sala en donde estaba. Alcancé a ver a mi hermana que tenía la vista baja y la vi perdida y tan sometida como lo estuve yo el día anterior y como volvía a estarlo en ese mismo momento.

El padre Marcos tenía el control de la situación nos había separados a nosotros dos, los hermanitos, que el día anterior habíamos sido capaces de inquietarlo tanto y ahora nos tenía a su merced. Supongo que habrá pensado en eso de que la venganza es el placer de los dioses o algo similar.

Lo que ocurrió después, según me contó mi hermanita querida, fue que el cura, se le fue arrimando, abrazándola y llevando su cuerpo junto al suyo. Le dijo que sabía perfectamente a que había ido a acompañarme, supuso el cura y no se equivocó, que había ido en plan de pedir algún resarcimiento por lo que ocurrió conmigo el día anterior y estaba en lo cierto.

- Es que tu has venido hasta acá para querer exponerme algo, que no has podido hacer, para hacerme algún planteo respecto de la visita de tu hermano el día anterior o tal vez con algún fin que no te atreves a confesar.

Mi hermana vio descubierto su plan y se largó a llorar, lo que hizo más fácil la situación del cura, al que ya no le costaba ningún trabajo manejarla a ella.

- No llores, te has pasado de la raya y esto lo vamos a resolver como dos personas civilizadas – el cura la apretaba cada vez más y Marita no ofrecía la mínima resistencia – me entiendes lo que te quiero decir?

Marita seguía sin emitir vocablo o sonido alguno, yo a esas horas estaba en el cuarto de al lado, imaginándome lo que podía estar pasando entre el cura y mi hermana y no me equivocaba en nada.

- Pequeña, escucha bien lo que te voy a decir, tu no eres ninguna santita, yo tengo gente que te conoce y sabe en que cosas andas, como te mantienes sin trabajar, etc, no voy a entrar a detallarte nada, porque los dos somos grandes y sabemos lo que tenemos que hacer para terminar lo mejor posible esta situación desagradable que tu iniciaste. Yo no te fui a buscar, tu viniste solita a querer pedirme o sacarme quien sabe que, me equivoco?

- No padre.

- Entonces no hagamos esto más largo, Fede me está esperando en el cuarto de al lado, haz algo como para que me olvide del asunto y luego hacemos como que aquí no ha pasado nada.

- Que me está pidiendo padre? – le contestó mi hermana recobrando algo de su aliento.

- Que me hagas algún mimo o si prefieres te lo hago yo a ti? – el cura se separó un poco de mi hermana para meter la mano bajo su sotana en busca de su verga, que ya tenía totalmente endurecida y en su mejor expresión. Puso la mano de mi hermana para que la fuera conociendo y Marita, empezó a pajearlo, sabedora de cómo manejarse en esas circunstancias. Pero el cura quería más, no se iba a conformar con una mísera paja, se echó hacia atrás, levantó su sotana poniendo su verga al descubierto y empujó la cabeza de mi hermana para que le chupara la pija hasta hacerlo acabar.

- Vamos chupa puta, que para eso eres buena y yo se muy bien a quien se la chupas y porque. Mmm vamos, así, así, eres bien putita, ahhh mmmm así mmm.

- Está bien, glup glup glup mmm ahhh glup glup glup splash.

- Eres una putita interesante, como a mi me gustan, ahhh sigue puta y te termino enseguida, ahh ahhh mmm ahí va, pedazo de puta, toma y traga, ahh mmm ahhh que puta que eres, ahhh mmm.

- Ajjj ayy que me hace mal padre, mmm – el cura le había apretado la cabeza de una forma que la hizo atragantar, pero esa situación para mi hermana era algo corriente, no era la primera vez que le pasaba y supongo que no sería la última.

- Me encantó como me la chupaste, esto que acá ha pasado es como le dije ayer a tu hermano, entre tu y yo, ahora si ustedes se cuentan todo, serán entre nosotros tres. Además quiero que sepas, que vas a seguir visitándome todas las veces que yo te llame y a cambio voy a darte lo que habías venido a pedirme y no te animaste a decir. Pero antes que nada, limpia bien mi verga pedazo de puta, que no me quiero ir con tu hermano con la pija chorreando, vamos límpiala ya.

- Está bien, padre, ya se la limpio, pero como sabe lo que vine a pedirle – interpuso mi hermana, asombrada por las palabras que acababa de escuchar.

- Porque soy más grande que ti y cuando tú vas, yo ya fui y volví, me entiendes.

- Y que es lo que se supone que vine a pedirle – volvió a insistir mi hermana, mientras se agachaba para limpiar con su boca la verga del cura.

- Tú seguramente necesitas ayuda o mejor dicho, ambos necesitan ayuda para mantenerse fuera de la casa de sus padres. Bueno yo los voy a ayudar, pero Ustedes a cambio, tendrán que venir a visitarme más seguido, de acuerdo?

- Fede le dijo algo a Usted, padre? – mi hermana estaba tan sorprendida, que hasta desconfiaba de mi.

- No niña, tu hermano no me ha dicho nada, pero bueno, así están las cosas y ahora que me nombras a tu hermanito, me haces acordar que lo tengo esperando en la otra habitación, así que si me disculpas, lo voy a atender a él, salvo que quieras acompañarnos.

- Como que lo va a atender a él, después de lo que hizo conmigo? – mi hermana se sorprendió, pero el cura le aclaró como era él y se quedó dura.

- Que te crees tú? Que con esta mamada me tienen tranquilo? Espera un rato y me tendrás en paz, ahora me voy con tu hermanito, que me encanta la cola que tiene y todavía tiene que darme mucho él a mi.

- No lo puedo creer – decía mi hermana, cuando el cura abría la puerta para venir a donde estaba yo esperándolo.

Antes de cerrar la puerta, la miró a mi hermana y le hizo el clásico gesto con el dedo índice de que la siguiera y ella lo hizo. Una vez que se paró para seguirlo, el cura se le arrimó y le dijo que se mantuviera en el pasillo y desde ahí espiara lo que iba a hacer conmigo.

- Cuando ya estemos en lo mejor, si quieres integrarte a nosotros, lo puedes hacer, si quieres ver como la pasa tu hermano conmigo, yo no me opongo a que lo hagas. Esas cosas me gustan mucho, me dan morbo – le agregó el cura que llevaba agarrada con su mano derecha la verga afuera del pantalón y de la sotana, sin ningún tipo de vergüenza, ni pudor alguno.

Abrió la puerta de la habitación, antes que nada apagó la luz y dejó encendida la del pasillo, tal como lo había hecho la noche anterior. Luego ingresó y se fue hasta la cama adonde estaba yo sentado y se ubicó a mi lado, abrazándome y dándome besos en el cuello. Me empujó sin decir palabra alguna para que me acostara y me colocara boca abajo, me pidió que me bajara los pantalones, mientras él buscaba la crema lubricante para ponerme en la cola, en esa habitación con tan poca iluminación. Lo hizo, se lubricó su pija y se tiró sobre mi cuerpo, entre mis piernas, que separó antes de echarse y guiándola con la mano, la pasó por la raya de arriba abajo, ida y vuelta, pujando suavemente cada vez que pasaba sobre mi orto, hasta que en una de esas pasadas la sentí penetrar un poquito, después un poco más y así me metió la cabeza entera.

- Ay despacito padre, que me duele, mmm, despacito por favor, mmm ahhh me duele mmm.

- Ssshhh calla y relájate que ya te metí la cabeza, ahora despacito te la voy a meter toda, si? – el padre disfrutaba ahora mucho el cogerme, contando con el consentimiento de mi hermana.

- Me duele, la tiene más dura que ayer, padre, mmm.

- Tu calla putito, que se que te gusta y mucho o para que viniste aquí, eh?

- Si, tiene razón, me gusta, pero me duele también, mmm ahhh.

El cura me la puso hasta los huevos, los sentí golpear mi culito y después intensificó el mete y saca y me dio verga hasta que acabó y lo hizo como un descosido.

- Ah, pero que buen polvo que te he echado, Fede, ahhh que bueno, lo gocé muchísimo, muy buena acabada, mmm.

- Ah, mi hermanito, me impresionas como te gusta esto eh? – me dijo Marita que estaba a mi lado, sobresaltándome no solo yo, sino que el cura también.

- La próxima te voy a agarrar a ti, pequeña, no te me vas a escapar, hoy me tienes muy cansado, pero ya vendrás a darme una alegría, verdad?

- Si padre, Usted cumpla sus promesas y yo cumpliré las mías y tú también, verdad Fede – dijo mi hermana sellando el pacto que estábamos haciendo.

- Por supuesto, voy a cumplir con lo que sea – respondí yo.

- A ti poner el culito para arriba, no te cuesta mucho verdad Fede, jajaja – me gastó el cura haciéndose el vivo.

Pero esto no terminó ahí, lo más lindo para nosotros fue cuando el cura nos llevaba para nuestro departamento y nos dio la noticia que el alquiler por un año lo iba a absorber él mismo, ya que disponía de un dinero que le permitía tomar esa clase de compromisos.

Por supuesto que todo esto nos hizo de alguna manera cambiar el ritmo de vida, ya que el dinero que yo ganaba en la librería ahora nos rendiría mucho más y luego con las entradas extras que tenía mi hermana, las empezaríamos a ahorrar por aquello de que el que guarda tiene.

Marcela   ( marce459@live.com.ar )