Mi hermana y yo... 1 de 7
Remake libre y remasterizado de una historia entre hermanos que escribí hace más de un año. Puede que reconozcas pedazos de otras historias y pedazos de ti. A todos los que inspiraron, sólo queda agradecerles y ofrecerles mis respetos.
1.
Soy Jorge y tengo 22 años, soy el tipo más normal del planeta, ni tan alto ni tan bajo ni tan fuerte ni tan delgado, ni tan güero ni tan moreno. Como ya dije, normal. Nunca me ha interesado esculpir mi cuerpo y si hago ejercicio es básicamente en “cascaras” de futbol los sábados. Tengo una hermana mayor, Stephanie, ella tiene 23, ella es físicamente muy atractiva, aunque bajita, de la cara es bonita y tiene un cuerpo bastante aceptable, tiene una cintura muy pequeña, sus senos son medianos aunque muy redonditos y tiene un trasero bastante grande y firme debido al ejercicio, sus piernas son largas y delgadas... bueno, como verán es casi todo lo contrario a mí. Aunque eso nunca me ha afectado ni me interesa modificarlo (a mí, el ejercicio que se hace en el gimnasio me da una hueva tremenda).Tengo otro hermano mayor, de 26, también atlético y muy guapo (salió hasta con ojos verdes el cabrón).
Esta historia, que les voy a contar, me atormenta y me enloquece por ratos. A veces intento verla sólo como lo que es: dos personas que se gustan y se quieren y a veces la miro con los ojos de los demás y me parece más cercana a una historia digna de alarma. Pero hoy estoy con ímpetu contador. Creo que lo que intento es desahogarme (y presumir – lo tengo que aceptar…) contando la historia de cómo comenzó todo esto.
Todo comienza años atrás cuando mi hermana empieza a desarrollarse físicamente, comenzó a llamarme mucho la atención, pero jamás intenté nada, yo era un chavo como todos, interesado en el sexo y con las hormonas al tope. A pesar de que intentaba espiarla desnuda muchas veces (la mayoría sin éxito) y que mil veces que me masturbé pensando en ella, (también lo hice pensando en mi maestra de computación, que era horrorosa pero siempre con grandes escotes), nunca pensé en tener relaciones con mi propia hermana, pues eso no está bien, no es normal, bueno al menos así pensaba...hasta hace un par de meses.
Ella trabaja en una tienda departamental, por lo que lleva un uniforme que me gusta mucho, traje sastre, saco, blusa de botones y falda arriba de las rodillas, así que cada vez que la veía, algo despertaba en mí, pero nunca se lo decía ni se lo hacía saber.
Hace cuatro meses...mi mamá se fue a Monterrey con mi papá y con mi hermano mayor (que trabajan allá)... “por tiempo indefinido”, así dijo mi madre, aunque sabíamos que se iría mínimo dos semanas y máximo dos meses, porque así habíamos estado viviendo desde que mi papá y mi hermano se fueron a poner una sucursal del negocio familiar dos años atrás. Así que nos quedamos los dos hermanos solos. Yo llevaba ya varios meses sin novia y por supuesto sin sexo, así que andaba como leña ardiendo, me hacía chaquetas todas las mañanas, a veces en la tarde y casi cada noche. Esta vez me dio mucho gusto la partida de mi madre porque tendría más tiempo y privacidad para mis chaquetas, podría invitar amigos a la casa y, quien sabe, tal vez alguna nena que me quisiera comer… y, ya de perdida, también me excitaba saber que tendría casi completa libertad para espiar a mi hermana mientras se cambiaba de ropa, se bañaba y cosas por el estilo...
Durante las noches cuando ella regresaba del trabajo o de con sus amigas... yo me hacía el dormido y cuando subía a su recamara a cambiarse, ella se confiaba que no la vería (porque estaba dormido) y dejaba la puerta entre abierta y por ahí me quedaba yo mirando hasta que se pusiera su ropa para dormir. Eso me súper excitaba y por supuesto siempre terminaba chaqueteándome pensando en ella...
Una de esas noches, llegó más temprano de lo normal y nos pusimos a beber unas copas y a platicar recordando los viejos tiempos (de cuando éramos súper confidentes). Ella llevaba el traje sastre de costumbre y estábamos sentados en el viejo sillón del cuarto de la TV... de pronto, pasado un rato, se le desabrochó un botón de la blusa sin querer… obviamente me quede mirándole, podía ver su brasier blanco y una parte del seno, más blanco que el resto de su piel. Le dije, burlándome, que estaba enseñándome todo... y ella solo dijo – “Pero... ¿No te molesta verdad?...” – tímidamente le conteste – “No... la verdad es una vista privilegiada...” – ella se sonrojó y contestó – “¿Te gustan?...” – Yo asentí, aunque estaba súper apenado porque nunca había hablado con mi hermana de los senos de nadie...¡¡¡y mucho menos de los suyos!!!!...Estaba por primera vez aceptando frente a ella que me atraía y que me gustaban sus atributos... Estaba mirándole el escote formado por la blusa y me sorprendió diciéndome que lo sabía, porque se había dado cuenta que la espiaba por las noches... Me dio un ataque de pánico al saberme descubierto en mi más grande secreto y muerto de pena iba a disculparme y me dijo – “No te preocupes… es mas...” – se quitó el saco y desabrochó los demás botones de su blusa y la dejó ahí colgando semi abierta... yo estaba embobado con el espectáculo...estaba viéndola con su consentimiento en brasier... ¡¡¡Por primera vez con su consentimiento!!! Era maravilloso, veía estupefacto sus pechos, quería tocarlos, besarlos chuparlos...quería ver y sentir sus pezones... Tuve una erección súper notoria y no pude evitar acercar mi mano para tocar su pecho como hipnotizado… pero en cuanto rocé uno de ellos, se volteó para zafarse y rápidamente agarró las orillas de su blusa, se tapó y me dijo – “No chiquito, puedes ver pero no tocar ok?” – Intentó abotonarse de nuevo pero las manos le temblaban (y ciertamente ya estábamos medio ebrios) y me pidió, con una risa nerviosa, que le ayudara a abotonarse. Muy nervioso, pero idiotizado, lo hice tratando de tocarlas disimuladamente, pero al menor roce de mis (súper torpes) manos a sus senos ella hacia muecas para que me calmara... Al final, me dio una palmadita regañona en la mano y sin decir más se fue a la cocina para preparar algo.
Yo estaba en otra dimensión por lo que acababa de pasar... nunca me imagine que ella se iba a medio desnudar para que yo la admirara. Mi cabeza repetía incesantemente ¡¡¡Con su permiso!!!... Pero entonces pensé que debía estar molesta por notar mi erección y mis intenciones de tocarla... así que fui a la cocina y me paré tras ella y se lo pregunté, ella contestó sin voltearme a ver – “Para nada... al contrario, me halagas… noté que estabas excitado...” – me acerqué más a ella, tal vez por el valor que me daba el alcohol, rocé sus nalgas con mi pene y suavemente la tome de la cintura… le dije – “Perdón… no sé que me pasa” – luego, al ver que no se movía ni se zafaba, las fui bajando hasta sus caderas... las apreté contra mí. Ella no oponía resistencia, incluso creí distinguir una leve sonrisa maliciosa sobre su hombro... pero de repente, como despertando me dijo – “Y veo...más bien siento, que sigues excitado ¿Verdad???” – evidentemente ella sintió mi bulto durísimo sobre sus nalgas. Entonces se volteó, y rápidamente se soltó de mis manos diciendo – “Así que mejor ya nos vamos a dormir ¿ok?” – En dos segundos estaba en las escaleras y en tres en su cuarto. Esta vez sí cerró la puerta completamente...
Yo sabía que estaba molesta pero también sabía que lo sucedido le había agradado… aunque sea un poco...
Esa noche me masturbé sólo pensando en ella, en sus curvas, su forma de mujer... en su manera de provocarme…