Mi hermana y mi sobrina (2)

Segunda parte de las relaciones de una madre, su hija y su hermana.

MI HERMANA Y MI SOBRINA (II)

Como recordareis, en la primera parte de esta historia real, mi hermana Sonia y yo quedamos en que yo iba a tratar de conectarme a un chat al que se conectaba mi sobrina y tratar de saber cuales eran sus pensamientos con respecto a las mujeres y, sobre todo, sobre a nosotras.

Para mí, no era ningún problema hacer esto. Soy informática y se perfectamente manejarme por Internet y los chats. Un día que no estaba mi sobrina abrí su ordenador y vi que tenía un icono de Eyeball Chat, que es un software de video chat. Lo abrí y su usuario era Afrodita13. Bueno, ya tenía el dato que me hacía falta, así que un día que pactamos mi hermana y yo, nos quedamos en mi casa y Sonia le dijo a Rocio que nos íbamos de compras y luego a cenar con unas amigas, por lo que llegaríamos tarde. Queríamos que estuviera sola en casa el mayor tiempo posible y tuviera total libertad.

Con gran impaciencia, a eso de la siete de la tarde nos conectamos a Eyeball Chat. Hay varios “rooms”, pero supusimos que ella se podría conectar a dos de ellos, bien al “Teen” o a “Lesbian”.

Alternativamente nos conectamos a esos “rooms” para ver si veíamos a su usuario en la lista de conectados. Pero no, no aparecía. Únicamente nos daban la lata muchos tíos disimulando ser chicas, ya que el “nick” que habíamos elegido era 2LesforGirls. Si es verdad que alguna llamada era de alguna adolescente que quería sexo. Nos gustó mucho alguna que enseguida quería una sesión de cibersexo, pero estábamos tan deseosas de ver a Rocio que desechábamos esas oportunidades, que por otra parte parecían divertidas. Nos comentamos que habría que entrar allí y disfrutar de alguna de aquellas crías y no tan crías.

Después de casi dos horas de desesperación y sin ninguna señal de Rocio, y a punto de tirar la toalla, vimos en el salón “Teens” que aparecía nuestro “usuario” soñado; Afrodita13. Rápidamente intentamos contactar y nuestra frustración fue grande al ver que no aceptaba nuestras llamadas y que estaba ocupada por otras.

Pasó mas de media hora en la que estábamos casi histéricas hasta que por fin recibimos una llamada. ¡Era ella! ¡Gracias, Dios mío! Contestamos rápidamente. En la cámara salíamos las dos y yo había dispuesto la habitación de forma que no pudiera reconocerla. Obviamente solamente aparecíamos de cuello para abajo. Ella, sin embargo, mostraba la cara sin ningún problema. Al verla, nos dio a ambas un vuelco al corazón y nos cogimos de la mano. La cámara no era muy buena pero se la veía preciosa, como siempre. Vestía un camisón bastante transparente que yo conocía tan bien, aunque solamente se le veían los tirantes. A través de texto le dijimos que no teníamos micrófono y que deberíamos hablar por mensajes de texto.

Voy a tratar de ser más fiel de transcribir la conversación que tuvimos en aquella sesión. Yo creo que os haréis una prefecta idea de lo que pasó.

“Hola”

“Hola”

“Quien sois”

“Dos amigas de España”

“Yo vivo también en España”

“Nosotras en Madrid”

“Yo también”

“¿Cuantos años tienes?”

“13. ¿Y vosotras?”

“29 y 30” (mentimos)

“¿Y que hacéis en Teens?”

“Nos gustan jovencitas ¿Cómo te llamas?”

“Rocio. ¿Y vosotras?”

“Carmen y María” (mentimos otra vez)

“¿Os conozco?”

“No, ¿Por qué?” (¿Sospechaba algo? ¿Nos habría reconocido? No era probable. Nos entró miedo).

“No se. Me resultáis conocidas”

“Es la primera vez que nos conectamos” (era verdad)

Pasó un buen rato y por un momento creímos que nos había conocido. No hacía nada ni nos hablaba. Estábamos considerando abandonar aquello cuando nos llegó nuevo mensaje.

“¿Sois lesbianas?”

“Somos bi, aunque nos gustan más las chicas”

“A mi igual” (nos dimos un apretón a la mano que nos teníamos cogida. Se confirmaba)

“Eres preciosa”

“Vosotras no se. ¿Podéis enseñarme la cara?”

“No. No queremos enseñar la cara”

“Ah”

“¿Estás caliente?” (Fuimos al grano. Nosotras si.)

“Yo siempre” (A las dos nos subieron las mariposas por el estómago)

“¿Quieres jugar un rato?”

“Claro”

Nos quitamos las camisetas y nos quedamos con las tetas al aire.

“Guau. Estáis muy buenas”

“Enséñanos tu” (ella se quitó el camisón y nos enseñó unas tetitas preciosas que enseguida empezó a acariciase)

“Así, bonita, así. Tienes unas tetas preciosas”

“Son muy pequeñas”

“Nos gustan así”

“A mi las vuestras. Me estoy poniendo a cien” (“Y yo”, le dije a mi hermana y nos reimos)

“Enséñanos el cochito. Vamos a pajearnos juntas”

Ella no lo dudó y bajo la cámara hacia su precioso coñito. Allí estaba el objeto de todos nuestros deseos. Unos poquitos pelitos le crecían justo en el monte de Venus y se le veía muy rosadito. Tanto mi hermana como yo suspiramos al verlo y nos apresuramos a bajar la cámara y enseñarle los nuestros, ya que estábamos sin bragas.

“Me encantan los vuestros”

“Y a nosotras esa precioso chochito que tienes”

“Pajearos una a otra”

“Claro cariño” (Eso fue lo que hicimos. Nos empezamos a acariciar el clítoris una a la otra mientras ella hacía lo mismo sola)

La situación era superexcitante y estábamos cachondísimas. No queríamos decirle quienes éramos aunque ganas no nos faltaban. Pero el momento clave era las preguntas que íbamos a hacerle a continuación.

“Sigue así, preciosa, sigue que nos estás poniendo a cien”

“Y vosotras a mi”

“Nos gustaría chupártelo”

“Y yo a vosotras. No os iba a dejar nada por chupar” (Que bien, que descarada era y que caliente).

Llegó el momento.

“Rocio, ¿no te importa que seamos tan mayores para ti?”

“No, me gustais”

“Pero podíamos ser tu madre por la edad”

“Ojala” (las dos dímos un gritito. Ojala, decía.Había que preguntar más claramente)

“¿Ojala? ¿Te gusta tu madre?”

“Me encanta” (Dios mío. Era verdad. Se nos llenó el cuerpo de una extraña felicidad como si nos hubieran dado la mejor noticia de nuestra vida. Yo sentí un poco celosa, pero pensé que si veía a su madre con ojos sexuales, mucho más lo haría con su tía).

“¿Follas con ella?” (Fuimos muy directas)

“No…no me atrevo”

“¿Por qué? No seas tonta. Díselo. Seguro que a ella le gustas también.” (Tratábamos de allanarle el camino)

“Me encantaría follar con ella”

Nosotras estábamos ya a cien. Mi hermana, tomando todas las precauciones posibles para que no se le viera la cara se había agachado y me estaba haciendo una mamada estupenda.

“Cómetela toda…Yo me voy a correr”

A partir de ahí, todas teníamos las manos muy ocupadas y no hablamos nada. Solamente nos veíamos. Rocio estaba totalmente “despatarrada” y se estaba haciendo una paja monumental. Mi hermana también mientras me comía el coño.

Yo vi perfectamente como mi sobrina se corría y yo lo hice a continuación. Mi hermana lo notó, levantó la cabeza y vio a su hija convulsionándose como una loba. Se corrió salvajemente mientras gritaba:

“¡Si…..! ¡Si…..! ¡Mi niñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Folla a tu mamiiiiiiiiiiiiiiiiiii………………………! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh…………………………………………!

Nos quedamos las tres paradas casi al mismo tiempo. Mi hermana y yo estábamos en la gloria. Había sido una sesión “rara” de sexo con su hija, pero había sido muy excitante. Además, ya sabíamos lo que queríamos; a Rocio le gustaba su madre. A partir de ahí todo sería muy fácil.

“Nos ha gustado mucho, Rocio”

“A mi también”

“Esperamos poder repetir”

“Y yo. Mejor al natural”

“Quien sabe”

“Eso”

“Bueno, Rocio, adios y gracias”

“Adios. Gracias mamá, gracias tía”. (y desconectó).

¡NOS QUEDAMOS DE PIEDRA! ¡Nos había reconocido y no había dicho nada! No solo eso, había tenido una sesión de cibersexo con su madre y su tía. Después de los primeros momentos de estupor, nos entró un ataque de risa nerviosa que nos duró un buen rato.

Rápidamente decidimos que había que ir a casa de mi hermana y terminar lo que habíamos comenzado.

Como podéis comprender a partir de aquella noche, las tres vivimos muchas noches (y días) de intenso sexo. Nos queremos más que nunca y disfrutamos de nuestros cuerpos siempre que podemos. Rocio ha resultado ser la más calentorra de las tres y siempre está dispuesta a hacerlo con su madre, conmigo o las tres juntas.

Espero que os haya excitado esta parte de mi vida y animo a todas las personas que tengan experiencias similares a que las publiquen.

Un beso a todos.