Mi hermana vuelve

Después de una semana, mi hermana viene de nuevo a visitarme.

Mi Hermana Vuelve

Prefacio

Mi hermana y yo nos habíamos vuelto a encontrar después de muchos años sin vernos y sin querer queriendo, se había desarrollado una nueva relación entre los dos. Los detalles de este encuentro los narré en otro sitio y si quieren saberlos vayan a https://todorelatos.com/relato/161042/ .

Hoy voy a contarles de algunas cosas que sucedieron luego que nos despedimos ese día.

Gracias a Tu-flor-de-loto por las correcciones.

Capítulo 1

Una vez que Jenny se fue, me acosté de nuevo. Habíamos dormido poco y no lo lamentaba, porque habíamos pasado la noche en otras actividades más divertidas, pero igual ahora tenía mucho sueño.

Unas horas después, en la tarde, me desperté con hambre así que me preparé un sandwich y me fui con la computadora a la piscina. No con la idea de bañarme, sino de descansar más, ver la puesta del sol y… no hacer nada. No sabía porqué me había llevado la computadora, pero igual.

El espectáculo del sol y el cielo de todos colores fue increíble. Lástima que Jenny no hubiese estado para disfrutarlo juntos.

Por cierto - ¿Cómo le habrá ido en el viaje de regreso?- pensé. Apenas tenía 8 horas de haberse ido y ya la echaba de menos.

Luego de entrar en la casa me di cuenta de que el sandwich no había sido suficiente, así que revisé la nevera a ver qué había pero no tenía ganas de cocinar así que terminé pidiendo una pizza por internet. Las facilidades de la vida moderna.

Como a las 10, estaba ya francamente preocupado. Ya ella debería haber llegado. Entonces me di cuenta de que era un idiota. ¿Porqué tenía que esperar a que ella me escribiera? puedo hacerlo yo.

-“Hola no he sabido nada de tí. ¿Ya llegaste? ¿Estás bien?”-

Por una hora no recibí nada, lo que aumentó mi nivel de preocupación. Por supuesto que no había ningún anuncio de aviones caídos, ni ningún anuncio de guerra, jajaja. Pero igual.

Finalmente sonó el móvil:

-“Hey. Entrando en la casa. Perdona, pero se retrasó el vuelo, me quedé sin baterías… etc. Estoy muerta, hablamos mañana”-

-“Descansa. Me alegra saber que estás bien”- le respondí.

El lunes comencé realmente mi “nueva” vida de escritor en esta casa. Me levanté temprano y fui a correr un poco por los alrededores. Hice sólo una media hora, para comenzar a tomar el ritmo. Luego hice ejercicios, flexiones y esas cosas, con unos equipos viejos de papá que estaban en el sótano y por último nadé varias piscinas, aunque éstas eran un poco cortas para eso, pero igual.

Al final, final estaba cansado pero satisfecho por mi perfomance. Luego me di un buen baño y me desayuné abundantemente. A las 10 estaba sentado en mi computadora y las ideas fluían perfectamente.

Tuve un par de problemas por la ausencia de algunas notas que tenía en mi otra casa, pero de alguna forma lo resolví. Menos mal mi librería de consulta es toda electrónica y podía consultarla sin problemas.

Como a las dos hice pausa para comer y me preparé un bistek que había descongelado con un poco de arroz y unos espárragos de lata que había por ahí. Reposé un rato y seguí escribiendo afuera en la piscina, hasta la noche.

La cena la resolví con un sandwich y luego me puse a ver TV hasta la hora de dormir. No supe de Jenny en todo el día.

-“Hey. ¿Cómo pasaste el día”- sonó el mensaje de ella tarde en la noche.

-“Todo bien. Trabajé todo el día. Hoy escribí bastante”- le respondí.

-“¿No necesitaste de mi inspiración?”- preguntó ella refiriéndose a un pasaje que había escrito la semana pasada describiendo cómo ella y yo habíamos hecho el amor y que había incluido en la novela.

-“No quiero sonar kitchit, pero todo lo que escribo está inspirado por tí”- le escribí de vuelta.

-“Jajaja, eres un zalamero. Bueno, todavía estoy cansada y si te dejo me vas a alborotar toda y ahora necesito descansar. Te prometo que mañana… no, el miércoles conversamos largo”-

-“Perfecto hermanita. Nos hablamos el miércoles”-

El martes y el miércoles transcurrieron de forma similar al lunes. Los ejercicios fueron un poco más largos. Bueno, no realmente más largos, yo diría más bien que fueron más intensos, pero igual volví a empezar a trabajar a las 10 de la mañana y continué hasta la noche.

El miércoles tuve que hacer una interrupción para ir al pueblo para reponer cosas para cocinar y comprar algunas cosas frescas y frutas. Aproveché para comer afuera y cuando regresé a la casa, después de reposar un rato, hice mi sesión vespertina de trabajo afuera en la piscina.

Apenas terminé mi sandwich de cena sonó el teléfono, una video llamada de Jenny.

-¡Hola!- le respondí sonriendo. Ella estaba maquillada y peinada con aspecto de “trabajo”.

-¡Hey!- me dijo apenas me vio, sonriendo -¿Cómo estás?-

-Yo estoy muy bien- le dije sonriéndole al teléfono, sentado en el sofá -Ya cené y esperaba tu llamada-

-Y yo estoy llegando de la calle- dijo Jenny con la imagen moviéndose toda.

-¡Hey, no veo nada!- protesté.

-¡Ay perdona. Déjame poner el teléfono aquí!- sonó su voz para luego estabilizarse la imagen en su cara y la parte superior del cuerpo -Me estaba quitando la blusa-

-Ooohh… ya veo. ¡Jajaja!-

En la pequeña imagen del teléfono pude ver como se había quitado una elegante blusa blanca y quedaba solo con el brassiere. No veía nada más abajo.

-Jajaja. Aprovecha- dijo ella sonriendo.

Y mientras seguía hablando, la imagen entraba y salía de cámara. La veía un segundo y luego desaparecía.

-¡Hey!- protesté de nuevo -Otra vez no veo nada-

-Perdona. No estoy acostumbrada a desvestirme frente a un cámara-

-Jajaja. Menos mal-

-¿Qué, te molestaría que me metiera a Cam-girl?- dijo Jenny refiriéndose a esos sitios de internet donde las mujeres se desnudan y conversan frente una cámara y los usuarios pagan por verlas.

-Bueno. Sabes que no soy celoso, pero realmente preferiría que te desvistieras sólo para mi- le respondí.

-Ohhh… ¿Y cómo vamos a hacer cuando nos veamos con la chica del restaurant? ¿Le vamos a tapar los ojos?- dijo Jenny entrando en la cámara una vez más, sólo que ahora sólo se le veía la cara y un poco el cuello. se veía que había agarrado el teléfono con la mano. No veía si se había desnudado del todo.

-No, no me refería a eso…- le respondí.

-Si, yo sé, querido. Te estoy molestando- dijo ella y luego siguió hablándome: -Pero ahora voy a bañarme. ¿Podemos seguir hablando cuando salga?-

-Claro, claro, pero… ¿Porqué no me llevas al baño contigo?-

-¿Al baño? Oh, no, no hoy. Tengo que hacer algo… especial-

-¿Algo especial?- le pregunté.

-Pero que curioso eres- me dijo -Bueno. Te cuento, no he ido al baño desde el… sábado. Y después de todos estos días… ya sabes-

-No, no sé- le respondí, aunque por supuesto ya me lo imaginaba.

-Si, que eres tan tonto… Pues que probablemente haga un… submarino tamaño gigante-

-¿Un submarino?-

-¡Adiós!- dijo y colgó la llamada.

Pasaron unos 45 minutos y cuando sonó el teléfono de nuevo, apareció Jenny sentada en una mesa comiendo. Tenía puesto una bata algo descotada y se comía una… ¿ensalada? A un lado había una copa de vino.

-¡Hola!- le dije -¿Cómo te fue con la… evacuación?-

-¡Pero qué curioso eres!- respondió con voz de fastidio, pero los ojos le sonreían.

-Bueno, todo lo que te sucede me interesa ¡y si es por esos lados me interesa más!- le dije.

-Jajajaj. Bueno, muy bien, me haces reír y te has ganado la descripción del “evento”-

-Jajaja-

-Efectivamente, tenía un… submarino atracado allá abajo y me costó un poco de trabajo… ya sabes… hacer que partiera-

-¿Qué tan grande?-

-¡¡¡Pero bueno!!!… No sé… a ver… menos grande que tu… herramienta- dijo Jenny sonriendo ampliamente.

-¡Pero no deberías haber tenido problemas entonces!-

-Basta. Me niego a seguir compartiendo las intimidades de mis… cosas contigo. ¡Y por si acaso, tampoco quiero que me cuentes el tamaño de los tuyos!-

-Jajajaja- reímos los dos.

Por unos momentos nos quedamos viéndonos mutuamente sin hablar, mientras ella comía su ensalada.

-¿Está rica la ensalada?- le pregunté.

-Bah, ahí, ahí. He comido mejores. ¿Y tú, qué comiste hoy?-

-Ah, al mediodía me comí una milanesa deliciosa…- le respondí.

-¡Wow! ¿Te preparaste una milanesa?-

-Jajaja. No es que no sea capaz, pero no. Me la comí en el pueblo. Bajé al automercado y aproveché para almorzar allá-

Así estuvimos un rato hablando de cosas diarias y de su trabajo y el mío, hasta que de pronto, cambiando de tema le pregunté:

-¿Puedes mover la cámara un poco más a tu derecha?-

Ella tomó su celular, que estaba apoyado sobre la mesa en un vaso y lo movió hacia su derecha un poco.

-¿Así está bien?-

-Mmmm… ¿Puedes apuntarlo un poco más abajo?-

Ella, que veía a dónde apuntaba el celular, porque había un pequeño recuadro que le indicaba que estaba bien dirigido y parecía extrañada, aunque lo empezó a mover como yo le pedía.

-¿Está bien así?- preguntó.

-Si, así está mejor- le respondí.

Entonces ella se dio cuenta que lo que yo quería era que se viera mejor su escote y un poco el inicio de sus tetas.

-¡Aaaahhh…! Ya entiendo- dijo riendo -Esto es lo que tú quieres ver-

Entonces acercó el teléfono a su escote, lo mantuvo apuntando hacia ahí y luego lo colocó en la mesa otra vez, para luego decirme:

-O sea que lo que tú quieres ver son mis tetas y no mi cara-

-No, no, no- protesté -Claro que quiero ver tu cara, pero la cámara estaba apuntada hacia arriba y se veía demasiado el techo de la cocina y era… preferible, si la apuntábamos… bueno… a otra parte de ti-

-¡Ah! Muy bien. Vamos a apuntarlo a otra parte de mí- dijo entonces y lo movió de lado de forma que sólo veía su brazo y su codo derecho.

-Ooook- le dije -Si… esa parte de ti… tu brazo es… muy bonito, pero preferiría ver… otra-

-Muy bien. ¿Qué tal ésta?- dijo y apuntó el celular a su pierna, pero la parte de abajo. Sólo veía la parte de abajo del muslo, la pierna y el pié derecho.

-Si… buenooo…-

-Jajaja. Si, ya sé, ya sé- dijo finalmente Jenny y moviendo la cámara otra vez. Se la apuntó al escote y con la otra mano, levantó un poco el borde de la bata y pude ver su pezón izquierdo erguido.

-Aaahhhh… por fin- le dije contento.

Pero la alegría no me duró mucho pues ella volvió a poner el celular en la mesa apuntándolo a su cara y me dijo.

-Bueno. Ya lo viste. Y te puedo asegurar que la otra teta es idéntica…-

-¿Y tiene el pezón erguido también?-

-¡Vaya!, pero qué detallista. Si, también tiene el pezón erguido-

-Bueno, pero…- iba a seguir yo.

-Nada. No te voy a enseñar nada hasta que yo también vea algo. Pero por ahora voy a recoger esto- dijo Jenny señalando su plato y su copa -y luego podemos seguir… conversando en el cuarto-

-Ok- le respondí mientras la miraba levantarse de la mesa y desaparecer de la imagen.

-¿Tengo que hacer algo yo?- le pregunté. La llamada seguía en curso.

-Por supuesto, pero no todavía. Ahora lo que tienes que hacer es tomar tu computadora e irte al cuarto-

-¿La computadora?- le pregunté -¿Para qué la computadora?-

-¡Ay Dios, con éstos hombres!- suspiró Jenny -Hazme caso y llévate la computadora al cuarto-

-Ok- dije mientras buscaba mi portátil y me iba al cuarto.

Por la pantalla del celular veía a Jenny enjuagar rápidamente el plato y la copa y dirigirse a su cuarto con su portátil bajo el brazo.

-Bueno, ya estoy en el cuarto- le dije.

-Asegúrate de que todas las luces están encendidas y después te quitas la ropa y te acuestas. No, mejor dicho, te recuestas en la cama y enciendes la computadora.

Tal como me dijo, encendí la luz del techo del cuarto y las de las dos mesas de noche. No había demasiada luz, pero estaba ok. Me quité la camisa y los shorts y me senté en la cama. A esperar instrucciones.

Mirando al celular, pude ver que Jenny se movía de un lado a otro, pero no apuntaba a ningún lado con el celular y no sabía qué estaba haciendo.

-¡Listo!- me dijo finalmente a través del celular. Sólo le veía la cara.

-Yo también estoy listo-

-Ok. Entonces enciende la portátil-

-¿Y no te vas a desvestir?- le pregunté.

-¿Quién te dijo que no? De hecho, ya estoy desvestida-

-¡Pero no veo nada!-

-Ya te tocará tu momento, por lo pronto ocupémonos de los detalles técnicos- me dijo.

En ese momento sonó la alarma de una llamada entrando por la computadora. Al ver que era de ella, acepté la llamada. Ahora teníamos dos video conferencias, una por el celular y la otra por la portátil.

-Hola… hola- me llegó su voz desde los dos equipo, un poco desfasadas.

-Ups… creo que tenemos… nemos… que apagar… apagar uno… de…de… los audios…audios- era muy confuso.

En la pantalla de mi computadora veía a Jenny tocando algunos controles. Se le veía la cara y los hombros, hasta la parte de arriba de las tetas. No llegaba a ver los pezones, pero se veía que estaba desnuda.

-Ok, listo, puse mi computadora en silencio para que el audio no se repita. Puedes hacer lo mismo con la tuya-

-Ok. ¿Y después?-

-Aaahhh… después… vamos a ver, yo te enseñé antes una teta ¿qué me vas a enseñar tu?- me preguntó.

-Mmmm… déjame ver- respondí -¡Ah! ya sé. Yo también te puedo enseñar una teta-

Entonces moví el celular para que éste apuntara hacia mi pecho y traté de que se viera una tetilla lo más cerca posible. Al principio le costó al teléfono enfocar tan cerca, pero luego le alejé un poco, y finalmente mi pecho y la tetilla aparecieron claramente en la pantalla.

-Ah, muy bien- dijo Jenny -Muy interesante… no demasiado sexy, pero creo que le podemos sacar provecho. ¿Qué tal si te la pellizcas un poco?-

-¿Cómo?- le pregunté sorprendido. Nunca se me había ocurrido pellizcar mi propia tetilla.

-Eso- repitió Jenny -Ya sabes, agarra con el pulgar y el índice de tu mano derecha…-

-¡Yo sé cómo se pellizca!- le respondí casi riendo -Pero es que yo nunca me he… pellizcado ahí-

-Bueno, querido, me siento halagada que te puedo enseñar cosas nuevas. A ver… estoy esperando-

Con cuidado, sosteniendo el celular con la mano derecha, acerqué mi izquierda a mi tetilla y pellizqué suave. Demasiado suave y casi no sentí nada, por lo que volví a hacerlo con más fuerza. Esta vez sí sentí… no sabría cómo explicarlo.

-¡No vi nada!- sonó la voz de Jenny en el teléfono -Estás tapando todo-

-¡Ay! Perdona, no me di cuenta- le dije.

Entonces, fijándome cómo ponía la mano y el teléfono para que ella pusiese ver, volví a pellizcarme.

-Mmmm… ¡Muy bien! ¿Qué te pareció?-

-Bueno- le contesté -La primera vez lo hice muy leve por lo que casi no sentí nada, pero cuando lo hice más duro sentí… no sé… fue agradable-

-¿Placer?- preguntó Jenny.

Yo le miré la cara en el celular y estaba ansiosa mirándome.

-Si…, podría decir que fue una sensación placentera-

-Enséñame otra vez- me pidió.

Volví a apuntar la cámara y volví a pellizcarme.

-¡Ves!- dijo Jenny encantada -¡Hasta se puede ver que la tetilla se irguió un poco!-

Efectivamente pude ver que mi tetilla sobresalía un poquito. Nada que ver con un pezón femenino, pero definitivamente había reaccionado.

-Bueno, ahora me toca a mí otra vez- le dije.

-Ok- respondió ella -Te lo ganaste-

Entonces Jenny hizo más o menos lo mismo que yo. Pero primero me dio un panorama de sus tetas. Apuntó la cámara y las recorrió despacio las dos. Luego se pellizcó los pezones con la mano libre. Nuevamente las dos tetas. Los pezones de ella sí que crecieron. Al final ella volvió a hacer un recorrido y los pezones estaban erguidos pidiendo más.

-¿Qué tal?- le pregunté.

-Muy rico- me contestó ella -Pero era de esperarse. Ya sabemos que las tetas son más sensibles a las caricias-

-¿Pero está demostrado?- le pregunté.

-¿Demostrado? No sé si científicamente, pero en cuántas películas has visto tu que le acaricien las tetillas a un hombre. De todas maneras, te prometo que la próxima vez que estemos juntos te voy a dar el tratamiento completo a ver cómo te va. Ya sé que por lo menos te gusta-

-Jajajaja- me reí mientras pensaba en esa próxima ocasión. Mmmm.

-Bueno-  dijo entonces Jenny -¿Qué me vas a enseñar ahora?-

-No sé- le respondí -¿Qué quieres ver?-

-No sé tampoco. Estás desnudo, vamos a ver qué se te ocurre-

Entonces tomé el celular y le di un recorrido por mi cuerpo desnudo, evitando cuidadosamente mi güevo que, por supuesto ya estaba casi totalmente duro.

-¡Hey no!- protestó Jenny -Estás haciendo trampa-

-Tu me dijiste que lo que se me ocurriera-

-Si claro y justo me enseñaste lo opuesto. Está claro que evitaste ciertas partes a propósito-

-¿Yo?-

-Jajajaj. Claro, te volviste bobo de repente. Bueno, vamos a ver, agarra la computadora y ponla en la cama entre tus piernas-

Ahora entendía para qué quería Jenny que trajera la computadora. Con cuidado la puse entre las piernas como ella me dijo y la apunté hacia mí de tal forma que se viera mi cara.

-Muy bien- dijo ella -Pero ahora apunta la cámara más abajo.

-¿Mas abajo?- le dije bajándola.

-Maaasss….-

Finalmente la cámara quedó apuntando mi entre pierna, mis bolas en primer plano y el güevo mas arriba. Claro, éste estaba acostado sobre mi vientre y visto desde abajo no se veía mucho.

-Muuuuy bien- dijo Jenny que hacía lo propio con su computadora. Mirando la imagen pude ver un primer plano de su vulva, abierta y mojada de excitación.

-Mmmmm…. - le dije -Ésta sí que es una escena de primera clase-

-Ahora no tenemos que hacer turnos. Ambos podemos vernos y actuar al mismo tiempo- me dijo Jenny mientras pasaba sus dedos ligeramente por su vulva.

-Si… - le respondí excitado tomándome el güevo en la mano y acariciándomelo.

-Enséñame la punta- me dijo Jenny con la voz un poco ronca.

Primero lo intenté con la cámara de la portátil pero no podía doblarme el güevo tan hacia abajo, así que recordando el celular, me lo acerqué a la cabeza mientras que con la mano halaba la piel para descubrir el glande completamente. Después, apretándomelo subí un poco la mano, haciendo que una gota de lubricación saliera por la punta.

-Mmmmm- gimió Jenny al verme, mientras que dos de sus dedos se introducían en su vagina para luego sacarlos y humedecer más la vulva y acariciarse el clítoris.

-Me gusta…- le dije mientras volvía a subir y bajar la mano por mi güevo.

-A mi taaan… bieeen…- respondió comenzando a arrastrar las palabras.

Por un rato nos estuvimos masturbando en silencio.

-Muéstrame tu cara- le pedí.

Entonces Jenny apuntó el celular a su cara, mientras que el portátil me mostraba cómo se masturbaba metiendo sus dos dedos en su vagina para luego acariciar el clítoris con movimientos circulares.

-Mmmm… me gusta… - le dije y luego continué -Mira tu cara… tienes cara de placer… se puede ver que estás disfrutando-

-Siii… - respondió ella -Cómo quisiera… que estuvieras… aquí conmigo… Que me… metieras… ese… hermoso…. güevo tuyooo… mmmm-

Yo estaba muy excitado y me di cuenta que si seguía a ese ritmo acabaría muy pronto, lo que no era para nada mi intención, así que dejé de masturbarme. Es decir, dejé de subir y bajar la mano por mi güevo, simplemente sosteniéndomelo más o menos suelto con la mano abierta. O soltándolo completamente y acariciándome las bolas.

-¿Porqué… no te… estás haciendooo… la paja?- preguntó Jenny.

-Estaba muy cerca de acabar- le respondí.

-Mmmm…. ¿Estabas… muy… excitado…?-

-Si… verte como te masturbas… me iba a hacer… acabar demasiado pronto-

Ambos teníamos la respiración muy acelerada, lo que nos hacía hablar cómo con pausas.

-Mmmm…me excita saber que te excito… mmm- dijo Jenny acelerando el movimiento de sus dedos y luego me preguntó.

-¿Quieres… mmm… ver cómo uso… mis juguetes?-

-Me encantaría- le respondí agarrándome el güevo duro para pajareame dos o tres veces y parar de nuevo.

Entonces Jenny puso el celular en la cama y se levantó. Por unos momentos no pude ver lo que hacía, pero enseguida regresó y luego de acomodarse con las piernas abiertas alrededor del portátil y de apuntar de nuevo éste hacia su vulva, me dijo:

-Tengo varios, te los voy a enseñar a ver qué opinas-

-Ok- le respondí más excitado todavía. No me atrevía a seguir tocándome para no echar a perder todo.

Entonces Jenny apuntó el celular a la cama. Allí había tres juguetes, uno que parecía una especie de coma, una cabeza como del tamaño de un huevo, con una cola; uno muy parecido a un güevo humano, con bolas y todos y una base para pegarlo a la pared y el tercero era como un cilindro con una pelota en la punta.

-Este es un “Magic Wand”- me dijo señalándome el cilindro -La cabeza vibra delicioso y sujetándolo por la parte cilíndrica te puedes masajear por todas partes.

-Si, claro, seguro que lo usas para darte masajes del cuello-

-Jajaja- se rió Jenny -Si ¡del cuello uterino!-

-Jajajaja- reímos los dos.

-En serio- volvió a decir ella -Se puede utilizar para darte masajes en cualquier parte porque es muy poderoso-

-Ok. Pero obviamente…-

-Si, obviamente lo uso para el clítoris-

-Este- siguió Jenny tomando el dildo -es obvio, jajaja-

-Si, con ese puedes darte masajes de pies también, jajaja-

-¡Claro! Jajaja-

-Por último está este último, que es el más moderno- dijo mostrándome “la coma”.

-¿Aja?-

-Este vibra también- me dijo mostrándome el botón que tenía en la punta gorda -Y se utiliza así-

Entonces los agarró y se lo metió despacio en la vagina. Digo despacio porque el diámetro de la parte gruesa era como dos centímetros.

-Mmmm- gimió cuando el bicho entró en su cuerpo, dejando la larga cola afuera.

-¿Te esta vibrando adentro?- le pregunté acariciándome el güevo otra vez.

-No, todavía no- me respondió -Pero vas a adorar esto-

-¿Qué cosa?-

Entonces me mostró en la pantalla de la computadora su celular. En la pantalla había un programa y ella deslizó el dedo hacia arriba.

-Uuhhhmmmm-

-¿Qué, qué?- pregunté.

-Mmmm… con el celular… mmm… controlo la… la… velocidad de… las vibraciones… mmm… uuuuhhh- dijo antes de volver a deslizar el dedo hacia abajo.

-ME ENCANTA…. ¡Tienes que pasarme ese programa YAAAA!- le dije casi gritando.

-Mmmm… si… pero ahora… ahora… quiero que… acabemos juntos…-

-Ok… - le dije volviendo otra vez a acariciarme el güevo moviendo mi mano arriba y abajo.

-Apúntalo… hacia la… computadora… para ver… cuando acabas…- dijo Jenny que dejando la coma dentro de su vagina, tomó el Magic Wand y aplicándose la cabeza vibrante al clítoris, empezó su ruta final.

-Mmmmm…. siii…. me encanta…..  mmmm… daleee….- me decía entre gemido y gemido.

Yo también estaba en la recta final y me sacudía el güevo rápidamente. Me había sentado en la cama para poder apuntarlo casi hacia la portátil y ella pudiera verme mejor. Al mismo tiempo mis ojos seguían pegados en la imagen de su vulva con el “huevo” vibrante metido en su vagina el “wand” vibrando también contra su clítoris.

-AAAAHHHHH- explotó Jenny de pronto, haciéndola levantar la cadera de la cama, lo que me hizo perder la imagen. Sólo oía su voz gritando y gimiendo.

-UUUUUHHHH…. siiiii… aaaaahhhh-

Entonces, yo también exploté. En el último instante tuve la presencia de ánimo de apuntar un poco a la derecha para evitar que los chorros de semen fuesen a caer en mi computadora.

-MMMMGGGGRRRRMMMM- gemí, mientras chorro tras chorro salía disparado de mi güevo hacia la sábana al lado de la portátil.

Después de recuperados nuestros respectivos alientos, apagamos las computadora y nos despedimos a través de los celulares.

-Bueno hermanito, espero que te haya gustado nuestro encuentro de esta noche- dijo Jenny.

-¿Qué quieres que te cuente? Estoy encantado. A falta de una reunión “en persona”, ¡este es la conversación telefónica más excitante que he tenido en mi vida!-

-¡Qué bueno! Yo también puedo decir lo mismo-

-Además que me enseñaste un juguete que… no puedo esperar a tener ese programa-

-Jajaja. Creo que me estoy metiendo en un problema terrible. Te puedo imaginar todo el día torturándome-

-Jajajaj ¡Y la noche!-

-Buenas noche-

-Buenas noches para ti también-

Capítulo 2

El viernes recibí un mensaje de Jenny avisándome que llegaría en la noche.

-“¿Quieres que te recoja en el aeropuerto”?- le escribí.

-“Si, quiero que me RE-cojas, pero no en el aeropuerto”- me respondió.

-“Jajajaja. Bueno, también puedo hacer eso. Seguro que hay un rincón tranquilo, pero con lo ruidosa que eres cuando acabas, seguro que se disparan las alarmas, jajaja”-

-“Entonces no nos arriesguemos. Y ahora en serio, con la compra del pasaje me dieron un descuento para el alquiler del carro, por lo que no se justifica que me esperes en el aeropuerto. Simplemente asegúrate de poner una botella de vino en la nevera y espérame a eso de las 8-9 pm. Un beso ansioso… Voy saliendo”-

La verdad era que me hubiese encantado recogerla en el aeropuerto, pero la entiendo y la verdad era que no valía la pena, así que intenté ponerme a trabajar, pero mi cabeza estaba en otro lado y no me salía nada, así que lo dejé y empecé a leer el libro de Pérez Reverte sobre el Cid.

A las 7 puse un par de botellas de Bardolino en la nevera, a ambos nos gustaba frío y revisé que lo que había comprado para comer, jamón serrano, lomo, salchichón, quesos varios, etc., estuvieran listos. También había comprado un par de bagettes que se habían ablandado un poco debido a la humedad. Quizás las pondría en el horno cuando llegara.

-¡Hola!- la oí decir desde afuera de la puerta.

-¡Voooy!- le dije olvidando que ella tenía llave.

Cuando llegué a la puerta, ya ella había entrado. Apenas me vio se lanzó sobre mi abrazándome.

-Ooohhh… tengo tantas ganas de…- pero no terminó pues enseguida pegó su boca a la mía ansiosa.

Ella se agarraba de mi cuello mientras que yo la sujetaba por la cintura mientras girábamos por la sala.

Finalmente nos despegamos cuando ya no teníamos aliento.

-Ven, siéntate- me dijo empujándome hacia el sofá, donde me hizo sentarme.

Luego se recogió la falda, se arrodilló en el sofá con sus piernas a los lados de las mías y volvió a besarme. Parecía que la semana de separación hubiese sido mucho, ¡ni siquiera eso, 5 días!.

Después de un par de minutos, se separó otra vez y mirándome a los ojos, se agarró la blusa por la cintura y se la sacó por la cabeza. Tenía uno de esos brassieres negros de encaje medio trasparentes y los pezones parecían que iban a romperlo de tan erguidos que estaban.

A continuación comenzó a ver cómo me quitaba los shorts que tenía puestos,

-Espera- le dije levantándome un poco y ayudándola a bajármelos junto con los interiores. Mi güevo erecto quedó libre.

-Mmmm…- dije Jenny entonces bajándose contra él.

Ella tenía todavía la tanga puesta, pero no perdió tiempo, simplemente la empujó de lado y con la otra mano apuntó mi güevo y se encajó sobre él.

-Siiiii…. mmmm….- dijo -Estaba tan excitada en el avión que estuve a punto de masturbarme-

-Mmmm…. ¡qué rico!- dije yo al sentir el calor de su cuerpo envolviendo mi güevo a medida que ella se bajaba.

-Si no hubiese sido por la señora mayor que estaba en el asiento de al lado… mmm-

-¿Tenías muchas ganas?- le pregunté, aunque era una pregunta retórica, era obvio que tenía muchas ganas-

-Siiii… desde… el miércoles… mmmm… me moría por… tenerte… dentro-

Y entonces comenzó a cabalgarme con fuerza. Subía un poco y luego se dejaba caer con todo el peso del cuerpo. Al principio la penetración no era muy profunda, pero luego nos fuimos acomodando. Yo abrí las piernas un poco más para que su culo bajara más y así llegar más hondo.

Mientras, logré quitarle el brassiere para jugar con sus tetas, que me quedaban cerca de la cara y así podía comérselas a placer. Mientras mordía una, la otra la apretaba con los dedos, para luego cambiar de lado.

También me quité mi camisa y luego traté de quitarle la falda, pero era imposible. Tampoco podía hacer nada con mis shorts que estaban enredados alrededor de mis pies.

Y ella seguía cogiéndome con fuerzas, subiendo y bajando. A veces se quedaba abajo, con el güevo muy adentro y hacía un giro con las caderas que le revolvía todo por dentro.

-Uuuuhhhmmmm… siiii…  aaaahhh-

Poco a poco sentí que estaba llegando al orgasmo. Yo estaba gozando, pero todavía me faltaba, así que dejé que ella siguiera “conduciendo”. Ya tendría tiempo yo.

-Siiii…. queeeee… ricooo… - seguía gimiendo con voz más y más alta.

-Daaamelooo…. durooo… siiii…-

-AAAAHHHHHHHH-

Entonces se encajó por última vez contra mí mientras sentía su cuerpo estremecerse por el orgasmo. Sus piernas temblaban y su vagina pulsaba rápidamente. Un chorro de fluidos le salió de vagina y bajó por mis bolas hacia el sofá.

Yo la abracé duro mientras el orgasmo la hacía estremecerse una y otra vez, cada vez con menos intensidad.

-No has acabado- me dijo voz queda.

-No te preocupes, ya me va a tocar a mi ¿tienes fuerza todavía?-

Entonces sentí como su vagina me apretaba.

-¿Qué crees?- dijo ella con una sonrisa traviesa.

-Ven entonces-

Traté de levantarnos los dos, sin sacárselo, pero el intento falló. Me enredé con el pantalón en mis pies, no pude mantener el equilibrio y nos caimos de lado sobre el sofá riendo. Por supuesto que mi güevo se salió.

-Jajajaja-

Entonces Jenny se paró completa y luego de quitarse la falda y las pantaletas, se arrodilló de nuevo en el sofá, pero dándome la espalda. Luego se agachó hacia adelante, con el culo parado y mirándome con la cabeza volteada, meneó el culo hacia los lados:

-¿Qué te parece?- dijo.

-Delicioso-

Entonces yo me arrodille detrás de ella y agarrándome el güevo con una mano y su cadera con la otra para apuntar mejor, le acerqué la cabeza a su vulva palpitante y húmeda.

-El mismo sitio ¿no?- le pregunté por si acaso ella estaba pensando en otra cosa.

-Por supuesto. Sabes que para el otro lado necesito una preparación especial-

Entonces empecé a deslizar la cabeza el güevo a lo largo de la vulva y en especial contra el clítoris.

-Mmmm…. muy rico… pero ¿puedes meterlo de una vez?… todavía estoy caliente…-

-Muy bien, no se diga más- le respondí poniéndolo en la entrada y metiéndoselo hasta el fondo en un sólo empujón.

-Uuuuhhhhhmmmm- gimió cuando el güevo le llegó al fondo.

Entonces empecé a cogérmela con calma, pero con largos y profundos movimientos. Sacándoselo casi completamente, inclusive un par de veces se me salió completamente y al metérselo de nuevo metí también un montón de aire.

En el fondo mis güevo le removía todo por lo profundo que llegaba eso ciertamente parecía gustarle. Mis bolas le golpeaban a veces las nalgas, haciendo su sonido de “plaf” divertido.

-Siii… sigue asiiii…. mmmm… - me decía ella, que había bajado la cabeza y la había apoyado en la almohada, concentrada en su placer.

-Mmmm…. queeee…. ricooo…-

-Sigueee….-

Yo no necesitaba que me animaran, pero realmente me excitaban las palabras de ella y así, poco a poco me fui acercando a mi orgasmo.

-Yaa… me estoy… acercaaandooo…- le dije -¿Te espeeerooo?-

-Nooo…. siiii… no see…- dijo ella con la voz cada vez más profunda.

Dada la confusa respuesta decidí que seguiría mi propio ritmo y cuando llegara mi turno, pues eso, se acabó.

Así que le agarré las caderas con las dos manos y empecé a acelerar y a metérselo más y más duro.

-Plaf, uhhh-

-Plaf, uhhhhh-

-PLAF, UHHH-

-MMMMM-

-PLAF, UHHHH-

Y finalmente no pude más y halándola con todas mis fuerzas exploté en lo más profundo de su cuerpo.

-MMMMGGGRRRFFFF- gruñí, mientras salía mi semen a borbotones.

Eso disparó un nuevo orgasmo en Jenny que hizo que su cuerpo empezara a temblar y sin poderse sostener, cayó hacia adelante en la cama.

Yo caí sobre ella y de alguna forma logré mantenerme dentro de su cuerpo, mientras seguía vaciándome y así, acostado sobre ella, pasamos los siguientes minutos, entre suspiro y suspiro.

Cuando terminamos de limpiarnos y acomodarnos ya era tarde, así que decidimos simplemente dormirnos y dejar cualquier conversación para la mañana siguiente. Nos acomodamos muy juntos y en minutos estábamos idos.

Capítulo 3

Me desperté temprano y mientras decidía cómo me iba coger a Jenny de nuevo, me fue pasando el tiempo. Finalmente, ya con el güevo duro y habiendo decidido que me la iba a comer primero hasta que acabara tres veces, abrí los ojos y me di cuenta que ella ya se había levantado y no estaba por ninguna parte.

-Mmmm- gruñí desilusionado, pero ya no había nada que hacer. Bueno, sí había, pero tendría que cambiar los planes, así que me fui al baño a orinar y cepillarme los dientes, para salir a buscarla.

-Hey dormilón- me dijo ella desde la sala, donde estaba sentada con una gran taza de café en la mano. Cómodamente sentada leyendo en su computadora y me dio toda la pinta de que mis planes de cogérmela no iban a ninguna parte por ahora, así que me busqué una taza de café para mí y me senté con ella.

-¿Cómo dormiste?- le pregunté sentándome a su lado en el sofá mientras levantaba sus piernas para apoyarlas en mi regazo.

-Dormí divino- me respondió -Gracias por el recibimiento de anoche. Pasé toda la semana “cargada”-

-¿Cargada?- le pregunté sin entender.

-Con ganas de tirar, ¡coño!. ¡Hornig! dirían los gringos-

-¡Ah!, cierto. Me dijiste anoche-

-Jajaja. Me estoy repitiendo- dijo entonces ella riendo.

-No importa. Que una mujer bella te diga que se pasó toda la semana queriendo coger contigo, es algo que puedo oír todo el tiempo-

-¿Y quién te dijo que era contigo?- preguntó Jenny con una sonrisa pícara en la cara.

-¿Ah no? ¿Y con quién si no?- le dije retándola.

-Mmmm….- dijo primero subiendo lentamente la mano por mi muslo, mientras mi güevo se hinchaba inmediatamente de nuevo -¿Con Ana la mesera del restorán?-

-¿AH?-

-Jajajajaja. Mentira querido. Pensaba en tí y… en éste- dijo entonces riendo.

Pero luego añadió:

-Pero ahora que lo pienso. Esta noche vamos a comer para allá. ¿No te parece?-

-Lo que tú quieras- le respondí -¿Quieres cogértela?-

-Mmmm… la verdad es que me provoca- me respondió -Pero sólo si participamos los dos. Un trío. Un sandwich de mesera, jajaja-

-Muy bien. Me parece interesante la idea-

-Ok. Entonces está decidido. Pero ahora me muero de hambre. Voy a preparar un revoltillo con huevos, tomate y cebollas. ¿Te anotas?- dijo Jenny soltándome el güevo y levantándose.

-¿No podemos esperar?-

-¿Esperar a qué?- dijo mirándome.

Yo me miré el güevo parado y luego levanté la mirada hacia ella.

-¡Ah! ¿Eso? Nada, tienes que esperar a la noche. Mira que vas a tener que complacer a dos hembras en celo. Jajaja- y dándome la espalda se fue caminado hacia la cocina, no sin menear las caderas provocadoramente.

Pasamos el día en la piscina tranquilamente, cada uno trabajando en su computadora. Yo con mi novela y ella en sus cosas de la oficina. Cada cierto tiempo nos tomábamos algo, con poco alcohol pues no queríamos estar cansados en la noche.

Tampoco comimos mucho, una ensalada César preparada deliciosamente por ella. No sabía que sabía cocinar tan rico. En algún momento dormimos también una siesta, siempre al lado de la piscina, pero en la sombra.

Como a las cinco recogimos todas las cosas y nos fuimos a bañar. Yo me bañé primero, ella no quiso hacerlo juntos porque sabía que no aguantaríamos la tentación. A todas éstas yo pensaba que a lo mejor era mejor para mí acabar una vez antes, para quitarme las ansias, pero Jenny quería tenerme “al filo”, así que la dejé que ella decidiera.

Cuando terminé de bañarme y salí vestido y arreglado del cuarto, Jenny me miró y dijo:

-¡Wow! Pero qué buen mozo. Si no fuera porque tenemos planes, te quitaría la ropa y te cogería ¡ya mismo!-

-Jajajaja-

Para reforzar sus palabras, se quitó la camisa extra-larga de algodón que había llevado todo el día y desnuda, se me restregó mordizqueándome la oreja.

-Llama por teléfono para reservar- me dijo finalmente y luego de agarrarme el güevo un instante, se metió al baño.

Después de un largo rato, Jenny salió del cuarto lista y compuesta. Tenía el pelo recogido sobre la cabeza, pero con algunos mechones sueltos aquí y allá. El vestido dejaba sus hombros al descubierto y estaba sujeto por dos tiras relativamente gruesas, unos 4 cm de ancho, que luego se cruzaban en la espalda. Espalda que estaba bastante al descubierto, lo que indicaba que no llevaba brassier. El vestido bajaba pegado por su cuerpo como hasta la mitad de las caderas y luego se abría en una falda que le llegaba un poco por encima de la rodilla. El color era algo así como vino tinto o ¿burgundia quizás? En general era un vestido menos sexy que el que había llevado la semana pasada, pero igual era “interesante”.

-¿Qué tal?- me dijo dándose una vuelta. La falda se levantó un poco, mostrando las piernas. Mmmm.

-Me encanta- le dije sinceramente.

-Gracias- me dijo sonriendo y luego continuó -Y esto te va a gustar más-

Entonces Jenny se levantó el vestido por delante mostrándome una tanga pequeñita. Pero lo más extraño era que del borde de la misma sobresalía una especie de guaya roja. Ella se bajó entonces el borde la tanga y se podía ver que la guaya salía de su vagina.

-¿Y eso?- le pregunté asombrado.

-¿No recuerdas mi juguete?-

-¡No puede ser! ¡Lo tienes puesto!- dije excitado.

-Jajajaja. Así es- respondió ella soltándose el vestido que cubría todo sin dejar adivinar todo lo que se ocultaba debajo.

Luego ella tomó su teléfono celular y me lo mostró.

-Esta es la aplicación que lo controla-

-¡Tienes que dármela!-

-Jajajaja. Ciertamente te la daré… pero con una condición-

-¿Cuál condición?, lo que tú quieras- le dije.

-Bueno. Dos condiciones. La primera es que voy a confiar en tu criterio. Nunca he acabado en público y no sé cómo voy a reaccionar, así que si ves que voy a gritar o algo así, lo apagues ¿ok?-

-Noooo…. si eso va a ser lo más divertido- protesté, aunque realmente no haría nada que la fuese a molestar.

-Por favor…-

-Claro, claro, no te preocupes. Seré, no seremos discretos-

-Ok. La segunda condición es que me dejes después hacerlo a mi-

-Pero no faltaba más, es tuyo, ya te vi usarlo…-

-No- dijo ella interrumpiéndome -Que tú te lo pongas y yo lo controle-

-Pero yo… ¿dónde me lo voy a poner?- dije confundido.

-Por favor…- dijo Jenny con una sonrisa.

-Ahhh… no…, de ninguna manera-

-Entonces no te doy el programa-

-Pero… ¡es que no es lo mismo!-

-¿Cómo que no es lo mismo? Los dos tenemos culo ¿no?-

-Si, pero yo…-

-Oh vamos, no seas bobo-

-Bueno… pero no en público-

-Ok. No lo usaremos en público… la primera vez-

-¿La primera vez? ¿Cómo es eso?-

-Bueno ¿Y si te gusta tanto que quieres usarlo todos los días? Jajaja-

-¡No lo creo!-

A todas estas ya habíamos llegado al restaurant. Nos bajamos y mientras nos acercábamos me dijo Jenny:

-Me encanta caminar con “eso” en mi vientre, mmm-

-Uhhh y a mi me pone a millón solamente de pensarlo- le respondí.

Luego, nos dirigimos al camarero que nos atendió:

-Buenas noches, tenemos reservada la mesa del fondo- le dije.

-Déjeme ver… sí, correcto, la Sra y el Sr. López-

-Así es-

-Muy bien, pasen por aquí- nos dijo tomando unos menús y dirigiéndonos hacia la misma mesa de la semana pasada. Un poco al fondo del restaurant y no se veía desde el área principal porque lo tapaba una pared.

Nos sentamos en esquina, como siempre lo hacíamos para poder agarrarnos las manos y tomamos los menús.

-En un momento viene la mesera a atenderlos-

-Muchas gracias-

-Pásame tu celular- me dijo entonces Jenny cuando el mesero nos dejó solo.

-¿Para qué?- le pregunté mientras se lo entregaba.

-Para instalarte el programa que controla el juguete-

-¿Cual…? ¡Ah!, claro-

Entonces desbloqueé el celular y Jenny empezó a buscar cosas mientras yo la veía.

-Buenas. ¿Ya decidieron que desean tomar?- dijo Ana sin reconocernos, pero inmediatamente se dio cuenta y un -¡Oh!- de sorpresa se le escapó de sus labios.

-Hola Ana ¿cómo estás?- le dije sonriéndole.

Ella se compuso inmediatamente y devolviéndome la sonrisa me respondió:

-Muy bien… Gracias, ¿y Ud?-

-Muy bien. Y mi nombre es Eduardo, me puedes llamar así-

-Muy bien Eduardo- respondió todavía un poco incómoda.

-Y ya sabes que mi nombre es Jenny- le dijo ésta dejando mi celular en la mesa.

-Hola… Jenny- le respondió Ana.

-Puedes traerme… mmm… déjame ver ¿un gin-tonic?-

-Muy bien y… tú… Eduardo?-

Se notaba que le costaba tutearnos, sobre todo a mí.

-Eso. Tráeme también un gin-tonic a mí-

-Muy bien, ya regreso con las bebidas- dijo alejándose.

-Jajaja. Pobre- le dije a Jenny -se puso nerviosa cuando nos reconoció-

-Se habrá acordado de la invitación que le hice. Jajaja. Probablemente no pensaba que era en serio. Vamos a ver qué dice cuando se la recuerde. Jajaja-

-Y ahora- siguió diciendo Jenny tomando el celular -Vamos a ver esto-

Ya había terminado de descargarse el programa y Jenny tecleaba cosas en el celular.

-Coño, voy a tener que quitarme el coso ese-

-¿Que te lo vas a tener que quitar? y ¿porqué?-

-Tengo que apretar el botón de encendido para que el bluetooth se conecte con tu celular-

-¡Ahhh! Entonces nos fregamos- le dije.

-¿Cómo que nos fregamos? Vas a ver-

Entonces Jenny dejó el celular en la mesa y metió sus dos manos bajo la mesa. Por los siguientes segundos estuvo moviéndose un poco y finalmente levantó las manos y puso el juguete de color rojo encima del plato.

-¡Voilá!- dijo triunfante.

Yo me le quedé mirando impresionado de su desfachatez, pero al mismo tiempo tremendamente excitado.

El juguete tenía una forma de coma, con la “cabeza” ovalada y de aproximadamente dos centímetros de diámetro y tres de largo. Uno de los extremos era redondeado y del otro extremo salía la “cola” de la coma, de unos 15 centímetros de largo. La cabeza estaba completamente mojada por lo jugos de Jenny.

Entonces ella buscó en la “cabeza” y localizando el botón de encendido, lo apretó unos segundos. El celular reacciono, haciendo un “bip” y la cabeza vibró sobre el plato por uno o dos segundos.

-Jajaja- se rió Jenny -ya se conectaron. ¿Viste como vibra?-

-Jajaja- me reí.

-Ahora mira- me dijo y me mostró la pantalla del celular, donde se veía una línea inmóvil. Luego puso un dedo en la pantalla y lo movió. Inmediatamente el juguete empezó a vibrar despacio, pero puesto sobre el plato de Jenny, sonaba:

-Brrrrrrr-

Entonces Jenny movió el dedo hacia arriba y las vibraciones se hicieron más fuertes:

-BRRRRRRR-

-Wow- le dije admirado -Las cosas de la tecnología.

En ese momento Ana regresó con nuestras bebidas e inmediatamente vio el juguete sobre el plato vibrando.

Con toda su calma, Jenny detuvo la vibración y mientras miraba a Ana a los ojos, tomó el juguete y metiendo las manos bajo la mesa volvió a colocarlo en su vagina.

-Listo- dijo finalmente y entregándome el celular, siguió: -Ya puedes controlarlo tu-

A la pobre Ana casi se le cae la bandeja de la sorpresa, mirando todo el tiempo a Jenny con los ojos muy abiertos. Finalmente y con manos temblorosas comenzó a poner los vasos de las bebidas encima de la mesa.

Entonces Jenny le dirigió la mirada y le dijo:

-¿Qué te pareció mi secreto? Si aceptas nuestra invitación, puedes manejarlo tú también-

-Oh, yo…- respondió Ana nerviosa.

-¿O quizás te gustaría probarlo tú también y dejamos que Eduardo maneje el control?-

-Yo… yo…- siguió tartamudeando Ana, que había dejado las bebidas en la mesa y se había alejado un poco con la bandeja cubriendo su vientre defensivamente.

-¿O a lo mejor prefieres que yo te lo haga con la lengua?- volvió al ataque Jenny.

Ana no respondió por unos segundos, su mirada fija en Jenny. Finalmente dijo:

-Ya regreso a tomarles el pedido-

-Muy bien Ana- le respondió Jenny con una gran sonrisa.

Luego que ella se fue, yo tomé el celular y viendo que el programa estaba todavía activo, puse mi dedo y lo moví hacia arriba. La línea en la pantalla mostró una onda sinusoidal.

-Oooohhhh- gimió Jenny bajando su mano derecha para apretarse el vientre -Me sorprendiste…-

-Mmmmm…. me gusta- le dije moviendo el dedo en la dirección contraria. La línea en la pantalla se puso plana, mostrándome que el juguete estaba apagado.

-Buenísimo ¿no?- dijo ella sonriendo.

Entonces empecé a jugar con el celular, subiendo y bajando las vibraciones.

-Mmmmm- gimió Jenny de nuevo, cerrando los ojos para concentrarse en las vibraciones en su vientre.

-¿Cómo te gusta más?- le pregunté -¿Así?- poniendo las vibraciones bajas o -¿Así?- poniéndolas al máximo.

-Mmmm…. no sé…. mmmm…. supongo que es como todo…. mmmm…. unas veces de…. una…. forma y otras…. mmmm… de otra-

Así, por los siguientes minutos estuve jugando con ella. Mientras ella, con los ojos cerrados, se concentraba en sentir las vibraciones gimiendo un poco cuando las ponía al máximo y “descansando” cuando las bajaba.

-¿Ya tomaron una decisión?… Ohhh, perdón- dijo Ana apareciendo de pronto. Sin embargo, al darse cuenta de lo que estábamos haciendo, comenzó a retirarse.

-Oh, no. No te vayas, Ana- le dije -Yo ya sé lo que voy a pedir-

Ana se acercó a mi lado, pero no le quitaba la vista a Jenny que seguía con los ojos cerrados, concentrada en lo que pasaba en su vientre.

-A ver, quiero un… paté de la casa y después… la trucha-

-Muy bien. ¿Con qué quieres la trucha?- preguntó Ana.

-Mmmm… arroz y vegetales-

-Perfecto-

-¿Y tú… Jenny?- dijo dirigiéndose a ésta.

-A ver… - dijo Jenny mirando el menú -Yo quiero…-

De pronto aceleré las vibraciones al máximo y ella no pudo seguir leyendo.

-Oooohhhh… mmmmm…- gimió cerrando los ojos.

Esperé un par de segundos y luego bajé el volumen de las vibraciones a cero.

-Mmmm…. Perdona, Ana, pero él no puede evitar jugar conmigo- dijo finalmente Jenny cuando se calmó lo suficiente.

Ana se había quedado mirando la cara de Jenny con.. no sabría cómo definir la expresión, no sé si envidia o deseo.

-Tráeme un ensalada capresa de primero y luego… creo que me voy a comer también la trucha-

-Muy bien. ¿Y con qué te la acompaño?-

Mientras Jenny pensaba subí poco a poco las vibraciones.

-Uhhh… mmmm….- dijo entonces ella cerrando los ojos… para terminar con: -No sé… lo que tú quieras… mmmm-

Eso último había sonado más una invitación a otra cosa que una petición de comida y tanto Ana como yo lo sentimos así.

-Ooo… ok- dijo Ana -Te la traeré con…. mmm, papas al vapor y mmm… vegetales-

-Muy bien, Ana. Muchas gracias…-

Entonces, cuando Ana se iba a retirar, Jenny le dijo:

-¿Y…? Ana…, ¿ya pensaste en nuestra invitación a comer?-

Yo bajé inmediatamente las vibraciones para que Jenny pudiera concentrarse mejor.

-Oh… yo… mmm… no sé…- respondió nerviosa.

-Te prometo que no te vas a arrepentir- siguió diciéndole Jenny -Voy a hacer que… disfrutes… mmm-

Ana, se sonrojó todavía más, mientras se movía de un pie a otro.

-Por Eduardo no te preocupes. Yo me encargo de él, aunque comprenderás que no lo vamos a dejar completamente por fuera, pobrecito. Pero te renuevo la promesa de que no haremos nada que tú no quieras hacer-

Ya cara de Ana estaba de color violeta y el rubor le bajaba por el cuello.

-Yo… tengo… que… pensarlo un poco más-

-Claro, claro, mmm- le dijo Jenny.

Por la siguiente hora no pasó mucho más. Yo mantuve a Jenny excitada encendiendo el juguete cada cierto tiempo, pero nunca mientras ella tuviese comida en la boca, no se fuera a atragantar, jajaja.

Las entradas, como la otra vez, estuvieron supremas, pero la trucha. ¡Wow, qué ricura!. Cuando llegó el momento del postre, ambos pasamos, no queríamos perder los sabores de la comida, además de no querer quedar muy llenos.

Finalmente vino el momento de irnos. Ana nos trajo la cuenta y mientras yo le daba la tarjeta de crédito, ella y Jenny se miraban a los ojos continuamente.

Finalmente nos levantamos para irnos y Ana seguía nerviosa allí con nosotros, hasta que finalmente se armó de valor y dirigiéndose a Jenny le dijo:

-Hoy trabajo hasta muy tarde, pero mañana salgo a las 5 de la tarde más o menos… ¿podríamos vernos mañana?-

-Claro querida- le respondió Jenny acercándose a ella -Mañana es perfecto-

Y entonces le dio un beso en la boca, corto, pero definitivamente un beso que no se le da a una persona que casi no conoces.

-Ya verás que la vamos a pasar muy bien- le dijo Jenny finalmente.

Yo me acerqué para despedirme también con un beso en la mejilla, pero para mi sorpresa ella levantó su cara y me dejó besarla en los labios a mi también.

-Mañana llevo unos dulces- nos dijo finalmente Ana.

-¡Ah! Necesito la dirección-

-Claro, claro- le respondí diciéndosela, era muy fácil, pero además le di una tarjeta con mi número de teléfono.

-Mmmm… Estoy excitada acerca de mañana- me dijo Jenny mientras se montaba en el carro mientras yo le sostenía la puerta.

Mientras le daba la vuelta al carro por detrás para que no me viera, saqué el celular y subí el volumen de juguete al máximo. Luego me monté por mi lado.

-Mmmmm…- gemía Jenny apretándose el vientre con las manos mientras el juguete vibraba a toda potencia en su vagina.

-Aaaahhhh… paaraaa… un poco… por favor…- dijo cuando me senté a su lado.

-Mmmm… no sé- le respondí -Me parece que estás disfrutando mucho, pero si tú quieres…-

Entonces saqué el celular y lo puse en la consola del carro, entre los dos, para que ambos pudiésemos acceder al control del juguete. Luego pasé el dedo y pasé el dedo por la pantalla y reduje la vibración a cero.

-Ufff…- dijo entonces Jenny -Si sigues así no voy a llegar a la casa-

-Jajaja. ¿Y cuál es el problema? No será la primera vez que tienes un orgasmo en público para luego tener varios más después- le respondí.

-Bueno… si no te importa andar con una mujer gimiendo y pegando gritos en el carro- dijo ella con la voz un poco más bajo control.

-Al contrario- le dije -Me encanta oír tus gemidos…-

Apenas salí del estacionamiento, empecé jugar con el control remoto, subiendo y bajando la intensidad de las vibraciones. Ella inmediatamente respondió comenzando a gemir intermitentemente. Pero además, se subió el vestido y se metió la mano bajo las pantaletas para acompañar las vibraciones con caricias en el clítoris y así, a los poco minutos, tuvo un orgasmo gigantesco.

-AAAAAHHHHHHH…. SSSSIIIIIII…. AAAAAHHHHHH-

Yo me compadecí de ella y apagué completamente el juguete, mientras los estremecimientos de su cuerpo iban disminuyendo poco a poco.

Cuando finalmente pudo hablar, me dijo:

-Wow, eso estuvo… muy rico… Me hubiese gustado arrancarme toda la ropa pero no lo hice por la incomodidad del carro-

-¿No por que te vieran?- le pregunté.

-Jajaja. Me da igual que me vieran, bastante veces me han visto desnuda en la playa. Pero quitarme la ropa aquí en el carro es complicado y se me va a arrugar toda-

Finalmente llegamos a la casa y apenas detuve el coche, ella se bajo apurada.

-Además me estoy haciendo pipí- me informó viéndola correr hacia el baño. No se había bajado la falda que seguía enrollada a su cintura. Se veía de lo más cómica.

Cuando entré al cuarto la oí todavía trasteando en el baño. Era temprano para acostarnos, pero yo también estaba excitado por todo el asunto y tenía ganas de echarle una buena cogida.

-¿Qué haces que no estas desnudo todavía?- me preguntó saliendo del baño.

-Jajaja. Ya voy, ya voy- le respondí -¿Qué quiere que haga?-

-Acuéstate boca arriba- respondió, mientras quitaba el cobertor de la cama.

En un instante, ya estaba acostado, desnudo y con el güevo duro y preparado en mi mano.

-¿Así está bien?-

-Exactamente- dijo Jenny con la voz un poco ronca.

Entonces se montó en la cama en sus rodillas y se fué acomodando hasta quedar sobre mi. Entonces noté que no se había quitado el juguete.

-¿No te lo vas a quitar?- le pregunté.

-No, voy a probar cómo se siente contigo dentro-

-¡Oh!-

-Jejeje… uno vibrando y el otro entrando y saliendo… suena como una buena receta-

-Vamos a ver…-

Entonces, Jenny me agarró el güevo y empezó a bajarse. Enseguida sentí el “rabo” del juguete, que salía de su vagina. Ella lo apartó un poco, pero no había mucho a donde ir. Pero igual, todo estaba tan mojado y lubricado que o molestaba. Según ella se fue bajando, sentí entonces el “cuerpo” del juguete, la bola principal y cómo el espacio se hacía más estrecho.

-Uhhmmm… -dijo entonces Jenny -Esto se está poniendo… mmmm… estrecho…-

Pero no paró, simplemente siguió bajando y el güevo entrando. La cabeza siguió de largo, hundiéndose más en su vagina, mientras el “cuerpo” quedaba entre la cara anterior de mi güevo y la pared anterior de la vagina de Jenny, presionando la zona donde debía hallarse su punto G.

Finalmente, Jenny quedó sentada sobre mis caderas. Entonces tomó su celular y encendió el juguete.

-Wow- dije al sentir la vibración en mi güevo. Todavía era relativamente ligera.

-Mmmm…- gimió ella -¿Tee… guuustaaa?-

-Mmmm… sí- respondí -Es un poco… raro, ¿no?-

-Bueno yo ya estoy… mmmm… acostumbrada… mmm… a las vibraciones… allá adentroooo…- me dijo.

Por un rato seguimos tirando así, pero la verdad era que la cosa esa me molestaba un poco así que sujeté a Jenny por las caderas y le dije:

-Para, para… no estoy cómodo con eso allá adentro-

-Ok… ok- dijo ella levantándose y sacándose el juguete. Entonces lo tiró en la cama sin preocuparse de apagarlo.

-No, no- le dije cuando se iba a montar sobre mi y empujándola suavemente hacia la cama, le dije:

-Acuéstate-

Ella se acostó boca arriba abriendo las piernas para mí. Su vulva estaba completamente abierta, los labios externos hinchados y los labios internos, salidos y todo muy mojado.

Entonces le agarré las piernas y me las puse en mis hombros de forma tal, que al acostarme sobre ella, quedó completamente doblada. En seguida ella me agarró el güevo y se lo puso en la entrada. Apenas sentí que estaba bien apuntado, empujé mi acosté sobre Jenny.

-Aaaahhhhhh….- gimió cuando el güevo le entró hasta el fondo ¡muy al fondo!-

Y entonces comencé a moverme. Otra vez mis bolas golpeaban su culo cada vez que llegaba adentro:

-¡Plaf!- sonaban mis bolas.

-Ahhh… uuuuhhh- gemía Jenny.

-Mmmmgggrrrppppfff- gemía yo.

-¡Plaf!-

-Ahhh… uuuuhhh-

-Mmmmgggrrrppppfff-

Sorprendentemente entré en una especie de ritmo estable. Si bien antes pensaba que iba a acabar en pocos segundos, ahora sentía como me envolvía el placer, pero que podía seguir cogiéndomela por largo rato y eso fue lo que hice.

-¡Plaf!-

-Ahhh… uuuuhhh-

-Mmmmgggrrrppppfff-

-¡Plaf!-

-Ahhh… uuuuhhh-

-Mmmmgggrrrppppfff-

Jenny acabó por lo menos tres veces más o quizás fue sólo una muy larga, pero su cuerpo empezaba a temblar cada cierto tiempo, pero como yo no cambiaba mi ritmo, ella se tranquilizaba por un rato hasta volver a estremecerse otra vez.

-¡Plaf!-

-Ahhh… uuuuhhh-

-Mmmmgggrrrppppfff-

-¡Plaf!-

-Ahhh… uuuuhhh-

-Mmmmgggrrrppppfff-

Finalmente sentí como ya no podía más y por alguna razón quise decírselo.

-Yaaa… nooo… puedooo…. maaaasss…-

-Siii…. mi amooor… veeenteee…-

-¡Plaf!-

-Ahhh… uuuuhhh-

-MMMMGGGGPPPPRRRFFFF-

Y con un gruñido más duro y prolongado que nunca me estiré metiéndoselo aún más adentro, si es posible y explotando. Un prolongado chorro de semen se vertió en su vientre…. y otro… y otro…

Ella comenzó a temblar y a estremecerse también, mientras gritaba a todo pulmón:

-AAAAAHHHHHHH-

Capítulo 4

Me desperté el domingo y parecía ser muy temprano, por lo que me levanté con cuidado, hice pipí y… decidí acostarme de nuevo. ¿Qué iba a hacer por ahí a esa hora?

Pero unos momentos después volví a despertarme con una sensación rara… ¿qué era eso?… Entonces me dí cuenta que Jenny estaba entre mis piernas ¡con mi güevo metido en su boca!

-Hey, buenos días preciosa, esto sí que es un despertar de campeones-

Ella mi miró con ojos divertidos, pero obviamente no podía hablar con la boca llena. No es buena educación ¿no?.

Así que siguió lamiéndome y chupándome con toda la habilidad de una experta. No tenía el güevo muy duro, pero con sus acciones y sus ojos mirándome fijamente, eso empezó a cambiar muy pronto.

Ella entonces me agarró las bolas y por un instante se sacó el güevo de la boca.

-Mmmm… por fín. Por un momento pensé que no te ibas a despertar nunca… y que éste no se pondría duro… mmm… con lo que me gusta…-

-Mmmm… y a mi también- le respondí.

-¿Te gusta tu güevo? Jajaja-

-Jajaja. Me gusta que me le acaricies- le respondí.

-Pues muy bien. Ahora cierra los ojos y disfruta-

-¿No quieres que yo…-

No me dejó terminar.

-No, déjame ahora complacerte a tí-

-Ok- le dije recostándome y cerrando los ojos.

Jenny volvió a meterse mi güevo en la boca, mientras seguía jugando con mis bolas con las manos.

Luego de pasárselo por los cachetes, empujándolo contra éstos y haciéndolos estirarse hacia afuera, se lo puso en el fondo de la garganta. Sin presionar primero, como acostumbrando la garganta a lo que vendría y allí lo dejó por un rato, mientras que la lengua giraba a todo alrededor.

Mientras, sentí sus dedos en mi trasero. Obviamente se había puesto algún tipo de aceite, porque se deslizaban fácilmente por todo el área. Me imaginé que también tendría algo de acción por ahí, pero no me importaba, era su momento de darme placer.

Entonces abrí los ojos a verla y pude ver que ella los tenía cerrados y que de pronto frunció la seña como concentrándose para algo. Enseguida sentí como empujaba con la cabeza hacia abajo y mi güevo presionaba contra su garganta. La primera vez no lo logró, pero luego de retirarse un poco, volvió a la carga y esta vez, después de empujar un momento en el fondo de la garganta, ésta se abrió y dió paso.

El güevo le penetró primero un par de centímetros. Luego hizo una pausa y volviendo a empujar, lo metió tres o cuatro centímetros más. Su nariz rozaba mis vellos púbicos.

Luego de una corta pausa, volvió a empujar y se lo metió completo, aplastando su nariz contra mi pubis. Allí se quedó unos instantes.

Para mi sorpresa, en ese mismo instante, su dedo medio empujó en mi ano y me lo introdujo hasta el fondo. Yo di un corto respingo con mis caderas, empujando su cara y haciendo que ella levantara la cabeza, sacando el güevo de su garganta.

Por unos instantes ella respiró fuerte, recuperando el aire, para luego preguntarme:

-¿Estás bien?-

-Si, si, perdona que te haya empujado, fue una… sorpresa- le respondí.

-Jajaja. Está bien- me respondió al tiempo que presionaba con su dedo contra mi próstata. Aunque extraña, no fue una sensación desagradable.

Entonces ella me sonrió con su cara más tierna y volvió a tomar mi güevo en su boca, esta vez sin metérselo en la garganta, sólo jugando con la lengua.

Mientras hacía eso, un segundo dedo empujaba por abrirse paso en mi cuerpo. Yo no dije nada, sino que traté de relajarme y enseguida ella logró su cometido. Ahora le era más fácil presionar contra mi próstata, al tiempo que movía los dedos dentro de mí.

Así pasamos un rato y poco a poco sentía como mi placer se iba incrementando. Si seguía así acabaría en poco tiempo.

De alguna forma, ella pareció leer mi mente, porque sacó los dedos de mi culo y se sacó el güevo de la boca, permitiendo que me relajara un poco. Yo volví a abrir los ojos y ella me miraba con intensidad, como midiendo mis reacciones. Mientras me agarraba el güevo con la mano, como “sintiendo” que tan avanzado estaba mi orgasmo.

Yo cerré los ojos de nuevo y traté de pensar en otra cosa, para alargar también el proceso y estaba lográndolo cuando sentí que ella se ponía en acción de nuevo.

Primero fue que se metió el güevo en la boca otra vez y lo segundo fue que algo que no eran sus dedos presionaba contra mi culo. No sabía qué era, pero igual relajé los músculos dejándola accionar, pero lo que fuese no pasaba.

Ella empujó más y más fuerte y de pronto mi ano cedió y una cosa grande entró. Inmediatamente el músculo anal regresó a su tamaño normal, pero lo que fuese estaba dentro. Entonces lo entendí ¡el juguete!

Claramente sentía cómo el “rabo” salía afuera, pero que la bola principal se acomodaba en mi recto. Por un momento me puse tenso, pero la voz de Jenny me tranquilizó:

-Shhhh…. shhhh… ya pasó la parte gorda. Ahora vamos a ver cómo sientes ésto-

Por un momento no sentí nada, pero luego, una extraña vibración empezó dentro de… ¡mi culo!

-Ohhh…- dije.

-¿Te gusta?- preguntó Jenny.

-Noo… se…- le respondí sinceramente, porque no estaba seguro. Eran muchas cosas nuevas al mismo tiempo.

-Dale… tranquilo… trata de disfrutarlo… - me dijo ella e inmediatamente procedió a meterse mi güevo en la boca directamente hasta la garganta.

-¡Wow!.. - dije.

Por unos momentos, la doble sensación de su garganta aprisionándome el güevo y el juguete vibrando en el culo, me tuvo muy… ¿enredado? Sin saber a qué prestarle atención.

Pero entonces ella debe haber aumentado las vibraciones, porque el juguete empezó a brincar con fuerza. Yo brinqué también, empujándole el güevo más adentro de su garganta, pero a diferencia de la otra vez, ella se quedó firme, además que con su mano me empujaba adentro y afuera el juguete.

-AAAAAAHHHHHHH….- acabé a los pocos segundos, derramando toda mi leche en su garganta.

Pero el juguete no paraba y de pronto la vibración se me hizo insoportable.

-Ya…. yaaaa…. sácaaalooo…- le pedí casi gritando.

Jenny entonces se compadeció de mí, sacándose el güevo de la boca, al mismo tiempo que, con la misma mano que antes me lo empujaba, me sacó el juguete del culo.

-Brrrrr- lo oía sonar mientras las palpitaciones y estremecimientos del orgasmo todavía me recorrían todo el cuerpo.

-¡Wow! Ese sí fue un orgasmo fuerte- dijo Jenny sonriendo de oreja a oreja.

Yo no le podía contestar, todavía con el cuerpo estresado por el esfuerzo.

-Tranquilo- me dijo -Relájate que yo te cuido-

Por lo siguientes momentos, Jenny me acarició muy levemente. Realmente sentía cada caricia suya como multiplicada por 100. Hasta que finalmente recuperé mi respiración y el control de mi cuerpo.

Jenny esperó pacientemente a que me recuperase. Cuando sintió que había llegado el momento preguntó:

-¿Qué tal? ¿Cómo fue tu primera experiencia con un vibrador en el culo?-

-No me gustó- respondí enfáticamente.

-¿Pero porqué? Tuviste un orgasmo fortísimo-

-Si, es verdad, pero la sensación fue… no sé cómo explicarlo. Extraña. Y después de acabar el coso ese seguía vibrando y no paraba… No, definitivamente no me gustó-

-Jajaja. Muy bien, no tiene porqué gustarte. A lo mejor fue demasiada estimulación en la próstata. A lo mejor habrá que buscar otra forma-

-Nada, ninguna otra forma. Las fórmulas naturales me gustan más- protesté.

-Muy bien, no tienes que preocuparte por ahora. Pero yo me divertí mucho y creo que otro día vamos a probar otra cosa-

-Ya veremos. Por ahora sólo quiero olvidarme de eso-

-Jajaja- volvió a reír Jenny levantándose con el juguete en la mano para ir al baño a lavarlo.

Capítulo 5

El resto del domingo pasó sin mucho que comentar, sin embargo, a lo largo del día, ambos empezamos a ponernos nerviosos por la pronta visita de Ana.

Yo no sé Jenny, pero yo nunca había participado en un trío. Además, Ana dijo que ella era gay, por lo que yo tendría que limitar mi participación a Jenny, lo que era como extraño. En fin, ya iríamos viendo.

De todas maneras, cuando se iba acercando la hora y después de almorzar ligero y bañarnos, le pregunté.

-Queridísima ¿ya tú has pensado cómo vamos a hacer cuando llegue Ana?-

-¿Qué tenemos que pensar?- me respondió ella. Yo estaba seguro de que ella había entendido perfectamente mi pregunta, pero quería divertirse conmigo.

-Bueno- le dije -Entiendo que ella dijo que era gay o lesbiana, no recuerdo si hay alguna diferencia. En cualquier caso, que ella tendría relaciones sólo contigo-

-Jajaja ¿Y eso te pone celoso?- me dijo Jenny riendo.

-No, no es celos. Son los problemas “técnicos” de cómo me tengo que comportar-

-No entiendo-

-Vamos, no te hagas la pandeja. Sabes a qué me refiero-

-Jajaja. Perdona, es que te ves tan lindo cuando te pones nervioso por eso-

-Si, pero sigues sin responder a mi pregunta-

-Bueno, vamos a ver. En realidad no tengo ningún plan. Es más, mi plan es no tener ningún plan y dejar que las cosas vayan pasando. Pero si eso te pone nervioso, podemos conversarlo-

-Por favor- le respondí aliviado.

-Bueno, yo creo que lo mejor que podemos hacer es empezar con especie de visita “normal”, tomarnos un café y comernos los dulces que ella dijo que iba a traer. De ahí en adelante… iremos viendo-

-Si, pero ¿y mi participación?-

-¿Comer dulces?-

-¿Qué?-

-Jajajaja. Perdona. Yo le dije a ella que yo quería que tú participaras. Cuando ella aceptó venir, entiendo que ella está aceptando esa participación. Lo que no está claro es cómo y que tanto. Eso lo tendremos que ir descubriendo poco a poco-

-Ok- respondí.

-En cualquier caso, se me ocurre que al comienzo me dejes a mi llevar la iniciativa. Según vayamos avanzando, yo te indicaré si puedes participar. De cualquier manera, yo sugeriría que participaras sólo conmigo-

-¿Sólo contigo?-

-Exacto. Que me beses y me acaricies sólo a mí. Ahí veríamos cómo reacciona ella contigo desnudo a pocos centímetros de su cuerpo. Tú mismo podrás juzgar si puedes acariciarla a ella o no. O quizás prefieras que yo te lo indique-

-No sé- respondí -Ahí vamos viendo-

-A mí me gustaría, desde luego, que no sólo me cogieras a mí, sino que la cogieras también a ella, pero esa decisión está en manos de ella-

-Por supuesto- le dije -Aunque quizás un “huracán” de caricias podría ponerla en un estado de… preparación lo suficientemente fuerte como para que acepte “probar”-

-Yo no me emocionaría mucho. Simplemente acepta que me vas a tener a mi todo lo que quieras y que vas a vernos a ella y a mi enrolladas, besándonos y probablemente comiéndonos mutuamente el coño. A lo mejor en ese momento puedes cogerme o cogértela a ella… o simplemente quedarte mirando. ¿O a lo mejor te miramos hacerte una paja?-

-Jajaja. Bueno, ya veremos- le dije, cuando en es momento le llegó un mensaje de Ana:

-“Voy saliendo. En unos momentos estoy allá”-

Finalmente, como a las 5:15 de la tarde sonó el timbre de la puerta.

-Yo voy- le dije a Jenny.

-No. Prepara tú el café. Déjame recibirla yo-

-Ok- respondí y entonces me fui a la cocina, desde donde podía ver la puerta de entrada.

-Hoolaaa- dijo Jenny abriendo la puerta.

-Hola…- respondió Ana visiblemente inquieta. En sus manos llevaba una caja, donde probablemente estaban los dulces.

-Pasa, pasa- le dijo Jenny tomando la caja de sus manos y cerrando la puerta tras ella.

Ana estaba vestida con una blusa blanca o crema muy claro, con las mangas largas y con poco escote. Abajo llevaba unos jeans desgastados, seguramente los había comprado así adrede, y unas botas negras. Realmente estaba elegantemente informal y la ropa seleccionada le quedaba perfecta. No era demasiado atrevida, pero tampoco, fea. Estoy seguro de que había pasado mucho tiempo decidiendo cómo vestirse.

Y ahora que lo pensaba, Jenny también estaba bien vestida para la reunión vespertina. A diferencia de nuestra indumentaria normal, una franela gigante, o simplemente desnuda, ahora tenía puesto un vestido veraniego con los hombros descubiertos y unos zapatos bajos, pero elegantes.

-Holaaa- la saludé desde la cocina.

-Eduardo está preparando el café- le informó Jenny a Ana, mientras la conducía hacia la sala. Allá se sentaron en el sofá medianamente cerca, una de la otra y empezaron a conversar. Hablaban tan bajo que yo no podía oírlas.

Cuando el café estuvo listo, preparé una bandeja con todo lo necesario: unas tazas, edulcorantes, servilletas, un poco de leche y, por supuesto, el café.

-Aquí está el café- anuncié entrando en la sala.

-¡Ah! Muy bien- dijo Jenny -Ponlo aquí en la mesa, al lado de los dulces-

La caja de dulces estaba abierta y dentro se hallaban seis dulces de diferentes tipos. Inmediatamente pude identificar un “mil hojas” y uno de fresas. Los otros cuatro se veían igual de apetitosos, aunque no estaba seguro de qué era.

-¿Será que busco unos platos y unas cucharas para comernos los dulces?- pregunté.

-No creo que sea necesario- dijo Jenny -¿Tú que opinas Ana?-

-Yo creo que tienes razón, nos los podemos comer con la mano-

Así pues, que me senté enfrente de ellas, un poco en diagonal y empecé a servirme café.

-¿Cómo lo quieres Ana?- le pregunté.

-Negro, por favor- respondió ella sonriendo

-Jajaja- rió Jenny, ahora nos toca a nosotros servirte a ti.

-Jajaja- reí yo pasándole el café a Ana -Es cierto. ¿Azucar? ¿Edulcorantes?-

-No, nada. Así está bien- respondió Ana.

-¿Y tú Jenny?-

-Con un poquito de leche y un sobre de edulcorante-

-Perfecto- le respondí luego de pasarle el café a Ana.

Luego de servirle el café a Jenny, miré la caja de dulces.

-¿Alguien quiere la mitad del “milhojas”?- pregunté, porque sólo había uno de ese tipo.

-Yo no- respondió Ana.

-Por mí está bien- dijo Jenny -Cómetelo tú todo-

-Muy bien- dije, procediendo a agarrarlo y a sentarme de nuevo a disfrutar del dulce.

Mientras, Jenny y Ana tomaban sus respectivos cafés mirándose a los ojos. Pude sentir que ambas estaban ya más “adelantadas” que yo.

Luego de tomarse su café, Jenny se acercó a la caja de dulces indecisa.

-¿Cuál me recomiendas?- le preguntó a Ana.

-¡Oh, todos son buenos!- dijo ésta.

-No sé por cual decidirme-

-A ver, si quieres comparte del mío y ahí vas probando-

-¡Qué buena idea!-

Entonces Ana dejó su taza en la mesa y se arrodilló en suelo al lado de Jenny, muy cerca de ésta.

-¿Qué te parece éste? ¿Te gusta el chocolate?-

-Me encanta- respondió Jenny.

Entonces Ana tomó un dulce de color justamente chocolate y se lo acercó a Jenny a los labios.

Jenny puso su mano sobre la de Ana y luego mordió el dulce sin deja de mirarla a los ojos.

-Mmmm- dijo entonces relamiéndose.

Ana tomó el resto del dulce y le dio también un mordisco, mirando a Jenny fijamente. Cuando tragó, le dijo a ésta:

-¿Verdad que es bueno?-

-Siii… delicioso- respondió Jenny con su voz más sensual.

-¿Quieres más?- preguntó Ana.

-Vamos a probar otro- le dijo Jenny tomando otro dulce y repitiendo la acción de Ana, lo llevó a la boca de ésta para que probara el primer mordisco.

Ana mordió el segundo dulce y empezó a masticar.

Entonces Jenny le dijo:

-Espera, te quedó un poquito en el labio- pero en vez de limpiarla con el dedo, acercó su boca y pasó su lengua por el labio de Ana

-Listo. Ya está- le dijo después de separase.

Ana se había puesto muy roja, pero no había apartado la cara. Simplemente se quedó paralizada unos segundos, pero después reaccionó y miró hacia mí. Yo me hice el desentendido, mientras terminaba mi “milhojas” que realmente estaba divino.

-Eso estuvo… muy rico. Creo que… me gustaría un poco más- le dijo a Jenny.

-Muy bien- respondió Jenny y le acercó de nuevo el dulce a la boca. Sin embargo, primero le rozó el cachete izquierdo con el dulcito. luego el borde del labio y finalmente se lo introdujo en la boca a Ana.

-¡Oh, pero qué torpe!- dijo Jenny -Ahora voy a tener que limpiarte-

Efectivamente, luego que Ana mordiera su pedazo del dulce, Jenny puso el resto de nuevo en la mesa y acercó su boca a la cara de Ana.

Despacio pasó la lengua por el cachete de ésta, allí donde había rozado con el dulce. Luego hizo lo mismo con el labio, deslizando su lengua por el labio de Ana.

-Muy bien- le dijo acariciándole la mejilla con la mano -Perdona que haya sido tan torpe-

-No te preocupes- le respondió Ana -Ahora déjame a mi darte a probar otro dulce-

Entonces fue Ana la que seleccionó otro dulce, creo que era de chocolate, y lo tomó con la mano. Luego pasó el dedo índice de su otra mano por el dulce, tomando un poco de chocolate y lo probó metiéndoselo en la boca:

-Déjame ver cómo está este… mmmm… está muy bueno. ¿Quieres?-

-Me encantaría- respondió Jenny.

Ana no le puso el dulce en la boca, sino que volvió a tomar algo de chocolate con el mismo dedo índice y se lo acercó a los labios de Jenny.

Jenny tomó con su propia mano la de Ana y la dirigió hacia su boca. Sensualmente tomó el dedo de Ana y lo chupó.

-Mmmmm… delicioso-

Por unos momentos, Jenny chupó el índice de Ana, metiéndoselo y sacándoselo de la boca como si fuese un pene.

Ana se puso un par de tonos más colorada, al tiempo que se le aceleraba la respiración.

Entonces tomó el dulce y se lo regó por los labios a Jenny, sin intentar que le entrara nada en la boca.

-¡Oh, que torpe! Déjame limpiarte-

Y Ana se inclinó hacia Jenny y empezó a comerle los labios llenos de chocolate. Pronto el chocolate había desaparecido, lo que no significaba mucho, porque las dos chicas seguían besándose en la boca.

Yo tomé otro dulcito de la caja y me recosté a disfrutar del espectáculo de las dos chicas besándose. Lo hacían con mucha dedicación y con los ojos cerrados. No se tocaban mucho, cada una tenía las manos en los hombros de la otra y cada cierto tiempo cambiaban el ángulo de sus cabezas. Claramente podía ver como las respectivas lenguas se entrelazaban y giraban en una u otra boca.

Yo estaba encantado, aunque me desesperaba la lentitud. Hacía rato que yo hubiese empezado a desvestirlas, pero ellas no parecían tener prisa.

Finalmente, fue Jenny la que tomó la iniciativa y empezó a desabotonar la blusa de Ana. Esta tenía un brassier muy bonito, de color blanco también, con muchos encajes. Cuando terminó de desabotonarle la camisa, tiró de ella para sacarla de su pantalón y por un momento se separaron para deshacerse de la camisa, que pusieron cuidadosamente doblada en el espacio del sofá detrás de Jenny.

Inmediatamente comenzaron a besarse de nuevo. Ahora pude ver que la mano izquierda de Ana subía por entre las piernas de Jenny, pero no podía ver más. Sólo puedo suponer que había comenzado a acariciarle la concha por la forma en que se movía el brazo.

-¿Quieres otro dulce?- le preguntó Jenny a Ana en la siguiente pausa de besos.

-¿Qué tal un beso dulce?- respondió ésta recostándose hacia el respaldar del sofá.

-Muy bien- dijo Jenny doblándose hacia Ana para seguir besándola. Su mano derecha comenzó a acariciarle el seno derecho, que ya mostraba un pezón duro que empujaba contra la tela del brassier.

Así siguieron un rato, hasta que Ana, paró un momento:

-Déjame quitarme esto-

Jenny dejó que se incorporara y así pudo Ana meter sus manos hacia atrás y abrir el cierre del brassier. Se lo quitó y lo puso junto con la camisa, detrás de Jenny.

Las tetas de Ana eran espectaculares, más grandes que las de Jenny, con grandes aureolas y sin embargo no se veían desproporcionadas. A lo mejor no eran tan grandes. Por supuesto que los pezones estaban a reventar y sobresalían bastante, lo que era una invitación a chuparlos y justamente eso fue lo que hizo Jenny a continuación.

Mientras Jenny lamía y acariciaba alternativamente cada una de las tetas de Ana, ésta le acariciaba la cabeza con la mano libre. La otra, ya dije antes permanecía escondida bajo la falda de Jenny.

Nuevamente pasaron así un buen rato, hasta que Jenny subió a los labios de Ana y siguió una nueva ronda de besos. Estos eran quizás más exagerados, ambas se comían mutuamente con la boca muy abierta, como tratando de devorarse mutuamente.

Jenny comenzó a desabotonar el bluejean de Ana, pero eso requería de mayor esfuerzo y finalmente tuvo que abandonar el intento hasta que ella se levantó y se abrió el cierre. Sentada, Jenny le haló el bluejean hacia abajo y lo mismo hizo con las pantaletas de Ana, con lo que ésta quedó desnuda. Estaba completamente afeitada y la vulva se veía increíblemente cerrada y apenas era una raya entre sus piernas.

Ana tomó entonces la mano de Jenny invitándola a levantarse y luego tomó el borde del vestido y empezó a levantárselo. Jenny pasó sus manos a la espalda para abrir un pequeño cierre que estaba allí y así Ana pudo sacarle el vestido. Resultó que Jenny no llevaba nada debajo. Con razón Ana había estado jugando tanto tiempo con su mano entre las piernas de Jenny, había tenido un accedo sencillo y directo.

Ninguna de las dos, ahora completamente desnudas, parecía fijarse en mí. De vez en cuando Jenny me echaba una mirada, pero la mayor parte del tiempo seguía concentrada en besar y acariciar a Ana y viceversa. Ana simplemente no había vuelto a mirarme desde que había empezado a hacer el amor con Jenny.

Y siguiendo en lo suyo, ambas se habían sentado de nuevo en el sofá y continuaban besándose ansiosamente. Sólo las respectivas manos recorrían los cuerpos de la otra.

Por mi parte, no podía dejar de pensar en lo lento que avanzaban. Yo ya hubiera avanzado más rápidamente. Ellas todavía estaban en los juegos previos. Era tremendamente erótico de mirar y tenía el güevo más que duro, pero sentía la necesidad de apurarlas, jajaja.

Finalmente parecieron hacerme caso, Jenny dejó de besar en la boca a Ana y comenzó a bajar por su cuerpo. Obviamente se detuvo un rato en cada teta, lamiéndolas, chupándoselas y en general todas las cosas ricas que se le hacen a unas tetas.

Luego bajó por su vientre, ahora si relativamente rápido y se bajó del sofá arrodillándose entre las piernas de Ana. Obviamente iba a comerle la concha y todos estábamos pendientes.

Ana la miraba y la dejaba hacer, poniendo una mano en su cabeza, como para “dirigirla”. Yo estaba seguro de que Jenny no tendría necesidad de que le dijeran qué tenía que hacer, pero me pareció tierno el gesto de Ana.

A los pocos segundos, Ana hizo un gesto de intenso placer y echó la cabeza hacia atrás. Yo no podía ver lo que hacía Jenny, pero por la posición de ambas, debe haberle chupado el clítoris.

-Aaaajjjjj…- dijo Ana.

Confirmada en su actuación, Jenny siguió comiéndosela por largo rato, lo que Ana acompañó con largos y continuos gemidos.

-Aaaajjj….-

-Siii….-

-Mmmm…

Pronto pude ver que Jenny incluía su mano izquierda en el juego y por el movimiento estaba claro que tenía los dedos dentro de Ana.

-MMMMGGGG-

-Uuuhhhhmmm-

Gemía Ana cada  vez más duro y cuando yo pensaba que iba ya a acabar, Jenny cambió de táctica y me enteré por la protesta de ella:

-Nooo, nooo… sigueee…-

La cabeza de Jenny estaba más abajo y se me ocurrió que había dejado de comerle el clítoris.

Las protestas de Ana se hicieron más explícitas.

-Poooor favor… sígueee como estabaaas… haciendo anteees-

Pero Jenny decidía su juego y cómo se iba a jugar.  Y siguió entonces torturando a Ana, cambiando la velocidad, el largo y la posición de las caricias.

-Nooo… puedooo… mass…- gemía Ana, pareciendo que iba ya a acabar, pero Jenny volvía a cambiar el juego. Por cierto, que en ese momento me di cuenta que su otra mano la tenía entre sus piernas, acariciándose ella misma.

Yo pensé entonces intervenir y acariciar yo a Jenny, pero mientras lo decidía, llegó finalmente la culminación de Ana.

-MMMMMMMMMM… OOOOOOOOHHHHHH- Gritó Ana duro, cerrando las piernas alrededor de la cabeza de Jenny.

Por los siguientes dos o tres minutos estuvieron las dos así. Ana temblando y estremeciéndose y Jenny con la cabeza atrapada entre sus piernas, pero creo que sin moverse.

Finalmente, Ana la soltó y Jenny se levantó y sentándose al lado de ella, la abrazó, buscando su boca.

Así comenzó una nueva sesión de besos de varios minutos, mientras Ana se tranquilizaba. Seguía con las piernas abiertas y ahora su vulva había cambiado. Lo que antes parecía una raya cerrada, ahora había florecio.. Su vulva estaba abierta y muy mojada. Claramente se veían los labios mayores y menores y en la parte superior el clítoris.

Yo estaba muy excitado sin saber exactamente qué hacer o cuándo intervenir, aparte de rozarme el güevo varias veces, sin ni siquiera sacarlo del pantalón, tal como me había pedido Jenny.

Mientras seguían besándose, las manos de Ana empezaron a recorrer el cuerpo de Jenny y pronto una de ellas estaba entre las piernas de ésta, que se habían separado para darle paso. La vulva de Jenny ya estaba mojada y abierta, lista para ser acariciada.

Por un rato, siguieron besándose o quizás sea más preciso decir comiéndose mutuamente, porque se besaban con las bocas muy abiertas y frecuentemente veía las lenguas de una y otra meterse y revolverse en la boca de la otra.

Ana le había metido dos dedos a Jenny en la vagina, mientras que parecía acariciarle el clítoris con el dedo gordo. Pero entonces Jenny separó su boca de la de Ana diciéndole:

-Mmm… me encantan tus dedos… pero… mmm… ¿porqué no nos vamos a la cama…?-

-Mmmmm…. siii… me parece… bien- respondió Ana jadeando un poco.

-Además… mi marido… está un poco solo… y debe estar… sufriendo-

Por primera vez desde hacía un rato, Ana volteó a verme, como si lo hiciera por primera vez. Obviamente se había olvidado de mi existencia.

-Ohhh…- dijo y por un momento pensé que se sintió un poco incómoda desnuda y abierta como estaba.

-Está bien- la tranquilizó Jenny -Yo me ocupo de él-

-Ok- dijo Ana mientras ambas se levantaban del sofá.

Jenny se me acercó y me dio un rico beso en la boca, para luego decirme en voz baja:

-Lo estás haciendo muy bien. No te preocupes que pronto vas a estar involucrado-

Luego se acercó de nuevo a Ana y tomándola de la mano se dirigieron al cuarto.

Obviamente yo las seguí un poco más atrás disfrutando del espectáculo de dos mujeres espectaculares, desnudas, caminado frente a mí.

Jenny era un poco más alta, pero más delgada. Ana tenía un cuerpo un poco más voluptuoso, con un poco más de curvas. Ambas tenían el pelo largo y les caía libre por la espalda.

Cuando llegaron al cuarto, Jenny le quitó el cobertor a la cama (obviamente la había arreglado antes, cosa que yo nunca hacía) e invitó a Ana a acostarse y luego ella hizo lo propio.

Ana estaba sobre su lado derecho y Jenny sobre su izquierdo, con los cuerpos muy pegados y las piernas entrelazadas. Por unos segundos se quedaron viéndose a los ojos sonriendo y acariciándose tiernamente, hasta que finalmente empezaron a besarse otra vez.

Yo las observé un rato, parado al lado de la cama, pero luego me quité la ropa y me acerqué a la cama por el lado que ocupaba Jenny. Allí esperé un rato más, hasta que Jenny me vio y me indicó que me acostara tras de ella.

Jenny volvió a seguir besándose con Ana. Parecía que no se cansarían nunca. Así que me acosté detrás de Jenny apoyando mi güevo entre sus nalgas y sin saber muy bien qué hacer con mis brazos. El izquierdo lo puse hacia arriba, pero el derecho estaba libre y no sabía si abrazar a Jenny nada más o, estando a mi alcance, incluir a Ana.

Finalmente me decidí no tocar a Ana, pero sí acariciar lo que tenía al alcance de Jenny. Así que empecé a deslizar mis dedos por el hombro derecho de ella, luego la espalda y hacia adelante rozando la parte de afuera de la teta derecha. El pezón estaba fuera de mi alcance, porque las tetas de ambas se encontraban cubiertas, una por la otra.

Luego bajé por las caderas y hasta el muslo, hasta donde me llegaba la mano. Desde allí volví a subir y esta vez aproveché para rozar varias veces la piel de Ana en aquellos lugares que estaban las dos juntas.

Ellas seguían ocupadas por la larga sesión de besos, pero finalmente, Jenny reconoció mi presencia y se separó de Ana, para acercar su cara a la mía tratando de besarme, pero era imposible, así que sólo pude besarla yo en la mejilla.

-Mmmm- gimió, reconociendo mi presencia.

Luego levantó en el aire su pierna derecha, que estaba sobre la pierna izquierda, de Ana y con su mano libre buscó mi güevo para meterlo entre sus piernas, encerrándomelo así entre ellas.

Ana no podía ver lo que había hecho, así que se lo informó:

-Mmmm… acabo de agarrar el güevo de mi marido entre mis piernas… mmmm… no te imaginas lo rico que se siente…- dijo y sin esperar ninguna respuesta de Ana, volvieron a besarse.

Luego su mano buscó la mía y tomándola la llevó a la cabeza de Ana, indicándome así que podía acariciarla. Yo levanté la cabeza un poco para ver la cara de Ana cuando comencé a acariciarle el pelo pues seguro que se daría cuenta que era mi mano y no la de Jenny.

Efectivamente, Ana abrió los ojos e inclinó la cabeza, sin dejar de besarse con Jenny, para mirarme. Por unos segundos, se cruzaron nuestras miradas. Yo seguía acariciándole la cabeza y ella me miró con dudas. Era evidente que no sabía si rechazarme o no, pero luego cerró los ojos para seguir concentrada en los besos de Jenny, lo que yo interpreté como un permiso para seguir acariciándola.

De esa forma, me sentí más libre en mis excursiones mi mano comenzó a recorrer el cuerpo de Ana. Primero la cabeza, donde estaba cuando ella me miró, luego bajé por el cuello, cerca de la oreja y hasta el hombro. Un estremecimiento de su piel me indicó que le parecía gustarle.

Luego bajé a su espalda. Tenía la piel muy suave. No podía llegar muy lejos, pero entonces moví la mano hacia la parte de adelante de su cuerpo tratando de acariciarle las tetas. Como dije antes, no tenía acceso a los pezones, pero pude acariciar una parte del resto de las tetas.

Luego bajé hacia sus caderas y hacia su culo, que sí que estaba absolutamente a mi alcance. Así, con la mayor dulzura acaricié todo lo que pude. A veces solamente con la yema de los dedos, otras veces con toda la mano y otras más, donde podía, apretando un poco con toda la mano.

Mientras, Jenny había empezado a mover sus caderas, empujando contra mí, para luego separarse.

Al mismo tiempo sus gemidos se iban haciendo más pronunciados.

-Mmmm….-

Antes Ana la había estado masturbado con los dedos y ella no había acabado todavía. Ahora sentía mi güevo muy cerca y se estaba empezando a desesperar.

Así pues que finalmente separó su boca de la de Ana y le dijo:

-Ay… ya no puedo… mas… necesito… algo…-

-¿Quieres que te acaricie con mis dedos?- le preguntó Ana.

-Si… no… necesito algo más… grande…- respondió Jenny incorporándose en la cama, al tiempo que me empujaba hacia atrás.

-Voy a cogerme a Alex ahora- continuó.

Luego se volvió hacia mí y me dijo:

-Ven, ponte boca arriba-

Yo la obedecí inmediatamente y me acomodé en la cama boca arriba. Mi güevo que ya estaba a punto de empezar a dolerme de tanto tiempo que tenía parado, estaba preparado sobre mi vientre.

-Mira que rico- le dijo a Ana agarrándomelo con la mano y subiéndola arriba y abajo.

Una gota de fluido apareció en la punta y Jenny se inclinó y la tomó con la punta de la lengua. Luego se volvió hacia Ana y le preguntó:

-¿Quieres probar?-

Ana negó con la cabeza, pero no dejaba de mirarme el güevo tampoco. Entonces Jenny se irguió completamente y pasando una pierna sobre mi se acomodó de rodillas sobre mis caderas.

-¿Quieres ver cómo me lo meto?- le preguntó a Ana.

-No sé…-

-Ven- le dijo Jenny, indicándole que se agachara un poco y eso hizo Ana.

Entonces Jenny bajó un poco el cuerpo, después me agarró el güevo con la mano y comenzó a deslizarlo por su vulva de atrás a adelante, una y otra vez.

-Mira… mmmm…. primero le estoy… mmm… lubricando la cabeza… mmm… con mis propios… fluidos-

La sensación de su vulva en la cabeza del güevo ya de por sí podía ser suficiente para hacerme acabar, pero hoy era una especie de show y no podía echarlo a perder.

-Por supuesto… - siguió contándole Jenny a Ana -Esto es, de por sí, un asunto muy placentero… mmm… especialmente cuando la cabeza se desliza por mi botoncito… mmm…-

Para refrendar el asunto, Jenny jugueteó con mi güevo en su clítoris por un rato.

-Mmmm… podría acabar así… mmm… pero ahora quiero… tenerlo… adentro…-

Entonces colocó mi güevo en la entrada de su vagina y se fue bajando poco a poco hasta que al cabo de unos segundos estaba sentada sobre mi y mi güevo firmemente encajado en el fondo de su cuerpo.

-MMMMMMM….- gimió con fuerza Jenny -Queee… ricooo…-

-¿No es muy grande?- le preguntó Ana mostrando un poco de temor.

-Nooo… bueno… es un poco grande, pero… te vas adaptando… la primera vez tienes que ir poco a poco… y pronto tu vagina y tus órganos internos se… mmm… acomodan…-

Y entonces Jenny empezó a moverse. Primero sin levantar las caderas, simplemente moviéndolas de adelante a atrás.

-Mmmm… cuando haces… así- le explicó a Ana -mi botoncito se… roza… con su güevo y… te manda señales… de placer… directas al cerebro…-

Ana la miraba a la cara de Jenny  y luego abajo a donde mi cuerpo y el de Jenny se unían, pero claro, ahí ya no podía ver nada.

Jenny siguió moviendo sus caderas, ahora añadía movimientos laterales y en círculo, mientras le explicaba a Ana.

-Y cuando te mueves… así sientes… como se te revuelve… todo… mmm… es… increíble… mmm-

Por un ratico Jenny siguió cogiéndome con inmenso placer para los dos, pero de pronto se sintió culpable de dejar a Ana por fuera.

-Ay amiga… mmm… ¿tú no quieres…. participar…?- le preguntó.

-¿Participar? ¿Cómo?- dijo Ana.

-Alex… puede… comerte… ¿verdad?- dijo dirigiendo la pregunta a mí.

Y yo moví mi cabeza afirmativamente.

-Siéntate sobre él- le dijo entonces Jenny a Ana.

Ana no estaba muy convencida, pero entonces, Jenny le dijo con la voz cada vez más distorsionada por el placer.

-Andaa… te juroo… que el sabe comeeeer… conchaass… muy bieeen-

Ana finalmente se animó y pasando su rodilla al otro lado de mi pecho quedó de frente a Jenny.

Yo ya no pude ver nada más, aparte de la vulva de Ana directamente sobre mi cara. Así que me preparé y esperé a que Ana se sentara sobre mí.

Pero al principio no pasó nada y era porque ellas se estaban besando olvidadas del mundo. Bueno Jenny seguía cogiéndome, pero Ana no terminaba de bajarse.

Así que levanté un poco la cabeza y puse mis labios sobre su clítoris y con la lengua empecé a jugar.

-Mmmm… gimió Ana y finalmente bajo su cuerpo para poner toda su vulva sobre mi boca.

Yo pasé mis brazos alrededor de us muslos para tener mejor control de los movimientos y empecé a comérmela.

Al principio el clítoris de Ana estaba cubierto por su protección, pero con los labios y la lengua logré destaparlos y empecé a lamerlo y a chuparlo, pero enseguida ella gimió y se levantó un poco, dándome entender que había sido demasiado directo.

Con los brazos la incité a bajarse de nuevo, pero ahora me dirigí a otros sitios de su vulva, acariciándola con la lengua tanto como podía. Eso le gustó más y me apretó más con el cuerpo.

Y así pasaron los siguientes minutos, en los que fui aprendiendo que era lo que más le gustaba. Inclusive descubrí que cada cierto tiempo ella misma movía su clítoris hacia mi boca para que se lo chupara por un momento, hasta que se apartaba de nuevo.

Mientras Jenny estaba ya perdiendo el control de su cuerpo y sus movimientos eran cada vez más descoordinados. Los gemidos eran apagados por lo que era obvio que ellas se besaban mientras hacíamos el amor, pero estaba seguro que Jenny acabaría pronto.

Eso me parecía muy bien, porque yo también estaba a punto de explotar. No lo había hecho ya porque estaba tratando de darle a Ana la mejor comida de concha de su vida y eso me distraía un poco. Pero yo tampoco podía aguantar mucho más.

Finalmente Jenny explotó primero y dejo de besar a Ana, porque sus gritos llenaron la habitación:

-AAAAAAAAHHHHHHHH…. SIIIIIIIII-

Y así, se dejó caer sobre mi cuerpo, mientras su vagina presionaba fuertemente mi güevo y un chorro de líquido le bajaba de adentro. Yo traté de aguantarme unos momentos más, pero era misión imposible y justamente esas contracciones periódicas de Jenny causaron mi orgasmo, haciéndome expulsar chorros y chorros de semen dentro de ella.

Para mi desconcierto, Ana no había acabado todavía, así que luché por mantener la concentración y los movimientos de mi lengua hasta que un par de minutos después ella también acabó:

-MMMMMMMMMM… OOOOOIIIIIIIIHHHHHH-

Lo que resultó también en unas cuantas gotas de sus fluidos derramándose en mi cara. Lo que no me importó nada, desde luego.

Después de asearnos todos, Jenny me dijo:

-Tengo un poco de hambre. ¿Qué te parece si traes algo para picar? Un poco de queso y pan-

-¡Qué buena idea!- le respondí -¿Tú qué opinas Ana?-

-Por mi estará bien lo que Uds. decidan-

-Muy bien. Quédense aquí que ya yo vengo- les dije y me dirigí a la cocina.

En la nevera me encontré una botella de prosecco que seguramente había traído Jenny, porque a mi nunca se me ocurrían esas cosas, pero igual me pareció una idea genial.

Además llené una bandeja de jamón, quesos de varios tipos, un salchichón, seguramente idea de Jenny también, jamón serrano y no sé cuántas cosas más. También tomé un pan y con todo eso balanceado precariamente en una bandeja, regresé al dormitorio.

Jenny y Ana habían arreglado un poco la cama y desnudas conversaban acomodadas en varias almohadas y cojines que habían colocado para estar cómodas, dejando en el medio un amplio espacio para las viandas.

Abrí la botella del prosecco sólo para darme cuenta que no había traído vasos, por lo que tuve que regresar a la cocina a buscarlos. Cuando regresé, ellas habían puesto todo listo para comer.

Luego de servir el espumante brindamos:

-Por una hermosa reunión- dije yo.

-¡Y muy sexy!- añadió Ana.

Por los siguientes minutos nos dedicamos a beber y a devorar lo que había traído. Después de tanto “ejercicio” estábamos sedientos, pero ya era la hora de cenar y yo, por lo menos, tenía mucha hambre. El dulce que me había comido hacía rato no era, por mucho, suficiente para mi y, por lo que podía ver, tampoco para ellas.

-A ver- le dijo al cabo de un rato Jenny a Ana -¿Qué te pareció la actuación de Alex-

-Wow, debo reconocer que sabe comer coños- respondió Ana.

-¡Qué bueno que te gustó- le dije sonriendo.

-¿Ves?- apuntó Jenny -Los hombres sirven para algunas cosas-

-Jajaja. Ciertamente, pero no vayas a creer que eso hizo algo por mi rechazo o quizás debiera decir mejor indiferencia hacia los hombres. Que Alex me haya comido rico fue sólo posible porque tú estabas ahí- aclaró Ana.

-¿Cómo es eso?- pregunté.

-Bueno- dijo Ana dirigiéndose a mi con una sonrisa -No te ofendas, pero fuiste una excelente… ¿cómo decirlo?… herramienta. Me diste un placer increíble, pero yo le estaba haciendo el amor a Jenny y tu estabas ahí… como un añadido-

-No estoy seguro de entender- dije.

-Ay, Alex, ¿cómo no entiendes eso?-

-Jajaja. Típico masculino- dijo Ana, continuando -Lo que quiero decir es que yo estaba con Ana y tu eras un… añadido. Como si fueras un dildo o algún juguete sexual ¿me explico? Y no quiero que te sientas ofendido-

-No, no te preocupes, no me ofendes. Es una sensación… un poco rara, pero está bien-

-¿Eso quiere decir que quizás estarías dispuesta a… algo más?- le preguntó entonces Jenny a Ana.

Ya nos habíamos bebido la botella de prosecco y eso aligeraba un poco los sentimientos.

-¿Un poco más?- dijo Ana -No estoy segura a qué te refieres-

-Que si estás dispuesta a recibir eso- dijo Jenny señalándole mi güevo en tu cuerpo.

-Bueno, la verdad es que no sé- respondió Ana dudando.

-Tu has jugado dildos y esas cosas ¿no?-

-Claro, claro, no soy “virgen” por ahí, pero nunca he tenido a un hombre… es más, ni siquiera tomo pastillas anticonceptivas-

-Bueno, Alex puede ponerse un preservativo…- dijo Jenny.

-No se… si…- estaba respondiendo Ana cuando Jenny empezó a besarla en la boca. La conversación la había empezado a excitar y no pudo evitar empezar con una nueva ronda de besos.

Mientras ellas se dedicaban a literalmente devorarse mutuamente, de nuevo, yo comencé a retirar los restos de comida de la cama y llevarlos a la cocina.

Cuando regresé al cuarto, Ana estaba boca arriba y Jenny estaba de lado, en forma perpendicular sobre su pecho, de forma tal que tenías las tetas de Ana a su disposición e inclinándose un poco hacia adelante, su boca.

En ese momento, Jenny estaba chupándole la teta izquierda a Ana y ésta, con los ojos cerrados, jugaba con la teta derecha de Jenny.

Mientras ellas disfrutaban, yo me fui al baño y busqué un preservativo. No estaba seguro de si finalmente lo iba a utilizar pero era mejor estar preparado.

Cuando regresé, pude ver cómo Jenny levantaba una pierna para darle acceso a la mano derecha de Ana que inmediatamente introdujo dos dedos en su vagina.

-Mmmm- gimió Jenny moviéndose hacia la boca de Ana y volviendo con la rutina de los besos interminables.

Yo me acerqué a la cama y separando un poco las piernas de Ana, me acomodé entre ellas. Ella se dejó hacer sin decir nada o por lo menos la boca de Jenny no la dejó.

Una vez cómodamente entre sus piernas miré su coño. Nuevamente su vulva se había cerrado un poco. No era la línea que había visto la primera vez, ni la flor expuesta que me había comido.

Los labios menores ni el clítoris no se veían y los labios mayores apenas estaban separados. Así que cuando puse mi lengua plana sobre ellos, no pude tocar nada del interior y así pasé la lengua de abajo hacia arriba, hasta los cuidados vellos de su pubis.

-Mmmm- oí que gimió Ana, aunque no sabía si por mis juegos o por algo que había hecho Jenny.

Nuevamente volví a recorrerla completa con la lengua plana y esta segunda vez sí que sentí los bordes de los labios menores al abrirse un poco la “flor”. Todavía el clítoris estaba fuera de mi alcance.

Torcí un poco la cabeza y empujándole un poco las piernas a Ana para darme espacio puse mi boca en la entrada de la vagina y le metí la lengua lo más que pude. No es mucho, pero son dos o tres centímetros y allí saboreé sus fluidos que empezaban a salir.

-Oooohhh- gimió Ana de nuevo. Esta vez estaba seguro de que eran mis administraciones.

Miré un momento hacia arriba, pero no podía ver nada sino la espalda de Jenny. A la izquierda sus caderas y su culo se movían seguramente al ritmo que le imponían los dedos de Ana, pero no podía saberlo a ciencia cierta, así que me dediqué a lo mío.

Pronto tenía a Ana gimiendo y moviéndose a mi placer. El clítoris brillaba mojado por mi saliva y por los jugos propios de ella. Mi lengua entraba y salía de su vagina a mi gusto, para luego regresar a chuparle delicadamente el clítoris haciendo que ella empujase las caderas hacia mí.

Entonces traje la artillería. Con cuidado metí los dedos índice y medio de mi mano derecha en su vagina, explorando la parte anterior de la pared, en la búsqueda del punto G.

Ana cada vez brincaba y gemía más por lo que estaba seguro de que pronto iba a acabar, pero no quería dejarla llegar todavía, así que dejé de comérmela con la boca y sólo a explorarla con los dedos.

Al comienzo no encontraba en punto G. Metía y sacaba los dedos desde el fondo a la entrada, pero nada. Sobre todo, que los movimientos de sus caderas y la cantidad de lubricación que salía de ella, me impedían una “exploración” más certera.

De pronto, “bingo”, allí estaba, una zona ligeramente más rugosa. Apenas apreté duro la pared vaginal, Ana brincó.

-OOOOOHHHHHMMMMMM….-

Esperé unos momentos, y luego apliqué mis labios al clítoris al tiempo que presionaba rítmicamente y…

-AAAAAHHHHHHHH…. SIIIIIIIII…. AAAAAAAHHHHH-

Con fuerza Ana empujó con sus caderas contra mi cara, al tiempo que su vagina empezó a contraerse apretando con fuerzas mis dedos.

Yo separé mi cara del clítoris, pero seguí presionando el punto G con los dedos, mientras ella caía de nuevo en la cama gimiendo.

-AAAAAAHHHHHH… AAAAAHHHHH-

Las pulsaciones rítmicas de los músculos vaginales empezaron a aflojar, mientras sus gemidos bajaban de volumen. No estaba seguro de lo que Jenny hacía, pero era imposible que se estuviesen besando en ese momento.

Y entonces me incorporé, todavía con los dos dedos dentro de ella y me agarré el güevo con la otra mano y una vez que estuve preparado, saqué los dedos y le metí la cabeza de güevo. Sólo un par de centímetros porque tenía la vagina realmente estrecha y aunque técnicamente estaba todavía en medio de un orgasmo, la cabeza no entraba fácilmente.

-Ooooooohhhh…- gimió al sentirme.

Y yo esperé un momento.

-Es… muy… grandeeee… - dijo Ana.

Jenny, que debe haber adivinado que pasaba, le preguntó:

-¿Estás bien? ¿Quieres que te lo saque?-

-Si… no… espera… - respondió Ana.

Y yo esperé. La presión de su vagina en la cabeza de mi güevo era grande, pero no había peligro de que me expulsara porque había metido lo suficiente.

-Uuuuhhhhmmmmmm- volvió a gemir.

Como no recibía instrucciones ni a favor ni en contra, empujé un poco más y le metí 3/4.

-AAAAAHHHHH…- gimió Ana.

Y entonces, sentí como la vagina empezaba a pulsar nuevamente.

-Oooootraaaa…. veeez… AAAAAHHHHHH….-

¡Estaba teniendo un nuevo orgasmo!

Y mientras su cuerpo temblaba, su vagina pulsaba y ella gemía, decidí metérselo hasta el fondo.

Primero retrocedí un poco y luego empujé. Luego otra vez. Y otra y mi pubis chocó contra el suyo.

-Aaaaahhhh….-

-Siiiii…..-

-Estoyyyy….taaan… llenaaa….- gemía Ana.

Yo no estaba seguro de si el segundo orgasmo había terminado o no, pero empecé a cogérmela despacio.

-Uuuuhhhhmmmm- gemía cuando llegaba adentro.

-Aaaaaaahhhhh- decía cuando estaba casi afuera.

Por un momento vi hacia arriba y pude ver la cabeza de Jenny moviéndose a la altura del pecho de Ana, por lo que supongo que le estaba comiendo las tetas. Sus caderas se movían, pero no estaba seguro de si eran por los dedos de Ana o por los propios.

Entonces, decidí tomar las piernas de Ana y levantarlas un poco hacia arriba, lo que me dió más libertad de movimientos y ahora sí, en mi próxima envestida, mis bolas chocaron contra sus nalgas y mi güevo le llegó… no sé, al fondo de su alma.

-AAAAAHHHHHH- volvió a gemir Ana y creo que comenzó un nuevo orgasmo o una continuación del anterior…

Yo no podía seguir mucho más. Estaba disfrutando muchísimo, pero mi propio orgasmo empezaba a llamar a mi puerta.

Traté de distraerme un poco y averiguar qué sucedía con Jenny, pero ésta empezó a gemir también presa de su propio orgasmo.

Eso terminó de complicar mi resolución de “aguantar” y no pude seguir sino unos minutos más cuando del fondo de mi vientre salió una bola de placer que explotó en mis bolas y en un último empujón, con el güevo en las entrañas de Ana, exploté también.

EPILOGO

Ana se quedó a dormir esa noche, pero se despertó en la madrugada nerviosa y dijo que tenía que llegar a su casa sin que nadie supiese que no había pasado la noche afuera.

Ni Jenny ni yo quisimos preguntarle a quién se refería por “nadie”, si eran sus padres, o una pareja, o quién. Simplemente nos despedimos de ella con besos y abrazos y todavía con el sol apenas apuntando en el horizonte, se fue.

Jenny y yo nos acostamos de nuevo, pero a las nueve de la mañana ella se levantó pues tenía vuelo de regreso al mediodía.

Nos despedimos con mucha tristeza, pero ella me aseguró que volvería el próximo fin de semana.

Fin

Julio 2020